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Las relaciones entre el cuerpo y la mente han intrigado al hombre durante cientos de años.
Hace más de tres siglos, Descartes, el filósofo y científico francés, propició un notable cambio en el
panorama que suscitó numerosas controversias, pues separaba la sustancia física o materia de la
sustancia mental o pensamiento. Este dualismo entre mente y materia separó las ciencias físicas
de la psicología y la filosofía, por lo que el progreso en estos dos frentes del conocimiento humano
ha seguido caminos más paralelos que convergentes. En otras palabras, la separación entre mente
y cuerpo ha sido aceptada como si se tratara de entidades distintas, sin dependencias mutuas. Sin
embargo, es obvio, incluso en un examen superficial, que ambas instancias son interdependientes.
El cuerpo, especialmente cuando enferma, puede modificar la forma emocional de sentir y
el pensamiento racional; el caso de la fiebre elevada, es un claro ejemplo; otro son los fármacos,
sustancias físicas, que se utilizan para modificar los estados mentales. Un estado mental es lo que
determina que nos levantemos de una silla, acción que sin embargo, es corporal. ¿Qué ocurre en
los límites entre el cuerpo y la mente? ¿Llamamos “mentales” a fenómenos físicos muy complejos?
Esta es la posición de los filósofos materialistas. Dualistas y materialistas, pues, se plantean
mutuamente numerosos problemas filosóficos.
1. Cuando Descartes planteó sus ideas sobre las relaciones entre la mente y el cuerpo
A) fue aceptado sin discusión, gracias a su notable fama.
B) originó conmoción entre los intelectuales de su época.
C) logró convencer raudamente a los filósofos coetáneos.
D) no calculó las repercusiones de sus planteamientos.