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Alondra Garcia Cafferata

Producción científica en salud mental en Perú.

Reto en tiempos de reforma de salud

El Perú, se encuentra entre los países que menos

invierte en investigación con un 0.15%, estando

apenas por encima de Ecuador y Paraguay. Es

importante también mencionar que, en los países

en vías de desarrollo, es el sector público, el que

asume la mayor fuente de financiamiento.16 En

este punto, la OMS tiene un rol trascendental en

la promoción y ejecución de las investigaciones,

como principal organismo sanitario internacional,

colaborando con todas aquellas instituciones

gubernamentales o no, para investigar y alcanzar

beneficios sanitarios a un mayor número de

personas. Esto nos da la oportunidad de desarrollar

investigaciones que se traducirían en políticas y

prácticas sanitarias.1

Otra explicación podría centrarse en que “el Perú

presenta un déficit de investigadores a tiempo

completo, siendo estos, según el Ministerio de

Economía y Finanzas, de 0,24 investigadores a

tiempo completo por cada 1 000 participantes en

la población económicamente activa” ( Solis Luna. 2018 pg.22 ) mientras

que Chile presenta un ratio de 2 por cada 1 000.16

En 2004, habían solo 5 000 investigadores, 45 %

representaban al sector privado (empresas); 40 %, a educación superior; 13,9 %, al sector público y


0,1 %, a organizaciones privadas sin fines de lucro.17

Mientras se mantengan limitaciones para la

inversión en investigación, un sistema pobre

en redes de intervención investigativa y leyes

que restringen o no permitan el desarrollo de la

investigación, seguiremos con bajos indicadores

de producción científica, y temas de salud mental

casi inexistentes, a pesar de nuestro despegue

económico.

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