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Reseñas

Badiou y otros denominaron “hipótesis co-


munista”. No hay consenso social posible ni
en lo inmediato –aspiración de las diversas
ramas del liberalismo democrático– ni en un
futuro más o menos utópico –según creerían
los que sostienen ideales comunistas–.
La democracia radical que defiende Mou-
ffe en su obra consiste en un “pluralismo ago-
nístico”. De acuerdo con este modelo, hay
actores políticos con intereses irreconcilia-
bles que luchan entre sí y ese conflicto cons-
tituye un factor ineludible, pero los distintos
actores pueden convivir democráticamente,
puesto que no son enemigos sino adversa-
rios. El orden agonístico, según Mouffe, se
contrapone al antagonístico, violento, en la
medida en que el primero implica un con-
senso conflictivo, opuesto a la armonización
Chantal Mouffe
pero no a la democracia. Al mismo tiempo,
Agonistics.
es preciso distanciarse de un discurso políti-
Thinking the World Politically 157
co, hoy predominante, que solo busca el cen-
Verso, Londres y Nueva York, 2013,
tro y habla en términos económicos o éticos,
149 págs.
su consecuencia es la pérdida de interés de
La visión de la política que postula Agonistics la población por lo público y la masiva des-
se funda en una dimensión profunda, una confianza hacia la política como vía de trans-
ontología a través de la cual se busca cap- formación. Un tipo de consenso deliberati-
turar la estructura final de la realidad. Esta vo à la Habermas tampoco resultaría ajeno
no se puede comprender, argumenta Chan- al ideal de una armonía final; en definitiva,
tal Mouffe, sino desde la perspectiva de una antipolítica. El espacio público no puede ser
“negatividad radical”. Dicha concepción tie- el ámbito de imaginarios acuerdos racional-
ne una larga historia dentro de la filosofía, y mente tramitados sino el campo de batalla
de la filosofía política en particular, que se re- por la hegemonía.
monta a los pensadores del Medioevo, si bien La teoría política sobre la que se fundan
estos antecedentes no son tema de su libro. estas reflexiones es deudora de la del polé-
La consecuencia central de la posición mico jurista alemán Carl Schmitt, según
ontológica de Mouffe, que la autora asimila a reconoce la propia autora, quien ensaya una
la definición de “lo político” o esencia de las interpretación libre de ese pensamiento con-
prácticas políticas y de la vida institucional, servador y nacionalista. Para Schmitt, crítico
es que cualquier forma de armonización final de la democracia liberal, las divisiones no
de la sociedad resulta insostenible. Este repro- se dan dentro de una nación sino entre na-
che abarca tanto a las perspectivas liberales y ciones que se consideran entre sí enemigos
neoliberales como también a aquello que, en justos (i.e., no criminales individuales). Las
los últimos tiempos, pensadores como Alain distintas naciones se hallan culturalmente

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reseñas

Reseñas

unificadas a su interior (no tienen, por tanto, rente teórico esencial: Antonio Gramsci. La
enemigos intestinos, sí criminales particula- democracia, según la autora, puede y debe
res). Sin embargo, en sus relaciones mutuas radicalizarse; con todo, la hegemonía resulta
aparecen intereses encontrados que pueden insuperable; un sector social la ejerce siem-
llevarlas a la guerra. pre. A las visiones autonomistas y posopera-
Mouffe aplica a sus reflexiones una visión rias de Hardt y Negri, así como a las poste-
muy personal de este modelo teórico, que no riores elaboraciones realizadas por el teórico
expone en detalle en su libro. Por una parte italiano Paolo Virno, la autora les reprocha
lo modera, ya que descarta la guerra entre na- una deriva antipolítica e ineficaz. En primer
ciones, y, por otra, lo radicaliza, puesto que lugar, porque caracterizan al Estado como un
su punto de partida son las divisiones inter- aparato de dominación simplemente mono-
nas en las distintas sociedades. Mouffe, al lítico y, en resumidas cuentas, también irre-
mismo tiempo que intenta rescatar la forma levante como espacio de disputa.
democrática, quiere desacoplar de ella al libe- Agonistics apuesta por un serio compro-
ralismo, en el cual, según el sentido común miso en la lucha por la hegemonía ‘también
de la ciencia política corriente, dicha forma dentro’ de las instituciones existentes (par-
encuentra su único fundamento doctrinario lamentos, sindicatos, etc.), orientada hacia
y operativo posible. Este reacomodamiento la construcción de una contrahegemonía
no encuentra un desarrollo explícito en este y una posterior rearticulación de formas y
libro, pero es quizá su núcleo esencial. Ello contenidos políticos contrarios a los hoy
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permite conjeturar que el objetivo del texto dominantes. El propósito es constituir un
es menos teórico que polémico, puesto que ‘nosotros’ o voluntad común efectiva para la
su adversario decisivo es el neoliberalismo ‘guerra de posiciones’ (un célebre concepto
y, subsidiariamente, aquellas posiciones de de Gramsci) del presente. Tal voluntad se
izquierda cuyas ontologías políticas no con- hallaría aún difuminada en los variados fren-
templan el antagonismo radical. tes sociales. Una pura estrategia de deserción
Entre estas últimas concepciones, la pre- institucional –estatal, partidaria y parlamen-
sentada por Toni Negri y Michael Hardt taria– como postulan Negri y Hardt, acaba
constituye el blanco teórico de Mouffe a lo siempre en la desmovilización. Ese fue el
largo de todo su trabajo, ya que estos autores, destino de movimientos como Occupy, sur-
a partir de libros en coautoría como Imperio gido en Estados Unidos y también el de los
o Multitud, adquirieron una vasta resonan- indignados españoles, argumenta Mouffe,
cia entre los movimientos sociales y políticos quien no concibe un proyecto emancipato-
internacionales de los últimos años. Negri rio que crea en la final eliminación del poder.
y Hardt creen que hay que abandonar las Su horizonte es un socialismo definido por la
instituciones y luchar fuera de ellas por una radicalización de la democracia, no el mito
democracia distinta, no representativa, abso- comunista –una sociedad transparente y re-
luta. El éxodo institucional y una concepción conciliada– definitivamente descartado por
directa de democracia configuran una alter- la historia tras la caída de la Unión Soviética.
nativa rival a la del conflicto hegemónico. A su diferencia ontológica con Hardt y
La noción de hegemonía, cardinal para la Negri sobre la dimensión antagónica de ‘lo
interpretación de la política según Mouffe, político’ y la centralidad que todavía conser-
proviene del pensador que constituye su refe- va el Estado, Mouffe suma otra sociológica,

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puesto que ellos fundan sus análisis y basan en opinión de la autora, inundan la política
su estrategia en una interpretación errada de actual. Por ese motivo, rechaza la noción, de
la recomposición del capitalismo en su etapa origen habermasiano (y kantiano), de una
global. Según estos autores, se impuso en el política cosmopolita. El uni-verso debe ser
mundo un posfordismo que transformó las más bien un pluri-verso, o sea un mundo
subjetividades e instauró un modo de pro- multipolar. La democracia liberal no debe
ducción que desplazó a la clase obrera como constituir una noción normativa superior,
base fundamental de la política revoluciona- lista para ser impuesta en todas partes, tal
ria. Mouffe coincide en esta visión posmar- como pretende Occidente.
xista; sin embargo, les recrimina sostener En un sentido general, Agonistics oscila
un relato demasiado unilateral, que exagera entre el debate teórico y la intervención po-
el rol beneficioso de la tecnología para una lítica. Se postula en el libro un núcleo que
perspectiva liberadora, al tiempo que mini- combina aspectos de la teología política de
mizan la influencia del capital en el nuevo Schmitt con una instrumentación populis-
contexto posfordista. Por otra parte, toma ta (en el sentido que Ernesto Laclau le atri-
distancia del clasismo residual que todavía buye a la palabra) de las ideas de Gramsci,
ve subyacente en la interpretación de Negri pero distanciada de la estrategia comunista
y Hardt y rehúsa considerar que la lucha de que animaba al italiano, porque ese sería
clases haya sido el impulso fundamental para un camino ya impracticable. Ha sido des-
la transformación del régimen del capital al cartado en la actualidad tanto por razones
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que se asistió desde finales de los años sesenta sociológicas (fin del predominio fordista y,
del siglo pasado. Antes bien, lo que se produ- consecuentemente, del sujeto revolucionario
jo fue una reacción por parte del capital que obrero) como políticas (la democracia es el
puede ser definida, en términos gramscianos, horizonte político de nuestro tiempo, si bien
como “revolución pasiva” o “neutralización debe ser radicalizada). La polémica con las
hegemónica”. Ello condujo a un nuevo y tendencias autonomistas de Negri y otros,
amplio triunfo del capital, no a su debilita- tan influyentes en nuestros días tanto en la
miento. El capital reconstruyó su hegemonía academia como entre los militantes sociales,
social metabolizando y cancelando el poten- constituye sin duda el tema más vibrante de
cial subversivo de las consignas con las cuales este libro. También es notable la habilidad de
los revolucionarios la habían desafiado en las la autora para aplicar sus conceptos al análisis
décadas de 1960 y 1970. de procesos nacionales e internacionales de
Agonistics aborda también asuntos de resistencia política en rápidas observaciones
actualidad internacional, como el destino y concisas miradas panorámicas.
de la Unión Europea, con un énfasis en los
movimientos de protesta que la crisis mun- José Fernández Vega
dial generó en los últimos años y busca dife- Profesor de la Universidad de Buenos Aires e
renciarse de las perspectivas moralistas que, investigador del CONICET, Argentina

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