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San Juan de la Cruz va hablando en Noche oscura de estas imperfecciones espirituales que tienen

los principiantes. Hablaremos hoy de la soberbia espiritual, dice así San Juan:

1. Como estos principiantes se sienten tan fervorosos y diligentes en las cosas espirituales y
ejercicios devotos, de esta propiedad (aunque es verdad que las cosas santas de suyo humillan)
por su imperfección les nace muchas veces cierto ramo de soberbia oculta, de donde vienen a
tener alguna satisfacción de sus obras y de sí mismos. Y de aquí también les nace cierta gana algo
vana, y a veces muy vana, de hablar cosas espirituales delante de otros, y aun a veces de
enseñarlas más que de aprenderlas, y condenan en su corazón a otros cuando no los ven con la
manera de devoción que ellos querrían, y aun a veces lo dicen de palabra, pareciéndose en esto al
fariseo, que se jactaba alabando a Dios sobre las obras que hacía, y despreciando al publicano (Lc.
18, 11-12).

2. A estos muchas veces los acrecienta el demonio el fervor y gana de hacer más estas y otras
obras porque les vaya creciendo la soberbia y presunción. Porque sabe muy bien el demonio que
todas estas obras y virtudes que obran, no solamente no les valen nada, mas antes se les vuelven
en vicio. Y a tanto mal suelen llegar algunos de éstos, que no querrían que pareciese bueno otro
sino ellos; y así, con la obra y palabra, cuando se ofrece, les condenan y detraen, mirando la
motica en el ojo de su hermano, y no considerando la viga que está en el suyo (Mt.7,37); cuelan el
mosquito ajeno y tráganse su camello (Mt. 23, 24).

3. A veces también, cuando sus maestros espirituales, como son confesores y prelados, no les
aprueban su espíritu y modo de proceder (porque tienen gana que estimen y alaben sus cosas),
juzgan que no los entienden el espíritu, o que ellos no son espirituales, pues no aprueban aquello
y condescienden con ello. Y así, luego desean y procuran tratar con otro que cuadre con su gusto;
porque ordinariamente desean tratar su espíritu con aquellos que entienden que han de alabar y
estimar sus cosas, y huyen, como de la muerte, de aquellos que se los deshacen para ponerlos en
camino seguro, y aun a veces toman ojeriza con ellos. Presumiendo, suelen proponer mucho y
hacen muy poco. Tienen algunas veces gana de que los otros entiendan su espíritu y su devoción, y
para esto a veces hacen muestras exteriores de movimientos, suspiros y otras ceremonias; y, a
veces, algunos arrobamientos, en público más que en secreto, a los cuales les ayuda el demonio, y
tienen complacencia en que les entiendan aquello, y muchas veces codicia.

4. Muchos quieren preceder y privar con los confesores, y de aquí les nacen mil envidias y
desquietudes. Tienen empacho de decir sus pecados desnudos porque no los tengan sus
confesores en menos, y vanlos coloreando porque no parezcan tan malos, lo cual más es irse a
excusar que a acusar. Y a veces buscan otro confesor para decir lo malo porque el otro no piense
que tienen nada malo, sino bueno; y así, siempre gustan de decirle lo bueno, y a veces por
términos que parezca antes más de lo que es que menos, con gana de que le parezca bueno, como
quiera que fuera más humildad, como lo diremos, deshacerlo y tener gana que ni él ni nadie lo
tuviesen en algo.

5. También algunos de éstos tienen en poco sus faltas, y otras veces se entristecen demasiado de
verse caer en ellas, pensando que ya habían de ser santos, y se enojan contra sí mismos con
impaciencia, lo cual es otra imperfección. Tienen muchas veces grandes ansias con Dios porque les
quite sus imperfecciones y faltas, más por verse sin la molestia de ellas en paz que por Dios; no
mirando que, si se las quitase, por ventura se harían más soberbios y presuntuosos. Son enemigos
de alabar a otros y amigos que los alaben, y a veces lo pretenden; en lo cual son semejantes a las
vírgenes locas, que, teniendo sus lámparas muertas, buscaban óleo por de fuera (Mt. 25, 8).

6. De estas imperfecciones algunos llegan a tener muchas muy intensamente, y a mucho mal en
ellas; pero algunos tienen menos, algunos más, y algunos solos primeros movimientos o poco más;
y apenas hay algunos de estos principiantes que al tiempo de estos fervores no caigan en algo de
esto.

Santa Margarita Alacoque

Sus amigas, las almas del Purgatorio.

Trataba a las Almas del Purgatorio como sus queridas amigas. Su Divino Dueño les había hecho
donación de su sierva durante el año 1683. Debía hacerlo y sufrirlo todo por su rescate. Santa
Margarita participaba de los sufrimientos de aquellas almas, se Compadecía amargamente, Oraba
y practicaba duras penitencias para conseguir su liberación. Un día, sentada ante Jesús
Sacramentado, de repente se le presenta una persona rodeada de llamas por todas partes. Es el
Alma de un Religioso Benedictino que la había confesado una vez en Paray. Le suplica que aplique
por espacio de tres meses los méritos de todas sus Obras y Oraciones por su entrada al Cielo. Le
explicó: "Sufro tan terriblemente por el demasiado apego que tuve a mi reputación, mi poca
Caridad, algunas veces con mis hermanos y alguna torcida intención en mis prácticas de
Devoción y en mis relaciones con las criaturas. Margarita promete su Cooperación. Durante estos
tres meses permanece aquella Alma cerca de su víctima voluntaria y la hace participar de los
efectos del fuego purificador.

El dolor intensísimo lo hace llorar casi continuamente. Al cabo de los tres meses convenidos, se le
aparece de nuevo a Margarita, Resplandeciente de gloria y ella le ve subir al Cielo. El le da las
gracias y promete ser su protector delante de Dios.

 Promesa de Santa Margarita Alacoque:

"Yo vil y miserable criatura, prometo a mi Dios someterme y sacrificarme a todo lo que Pida de mi;
inmolando mi corazón al cumplimiento de todo lo que sea de su Agrado, sin reserva de otro
interés más que de su mayor Gloria y Puro Amor, al cual Consagro y entrego todo mi ser y todos
mis momentos.

Consejo a Santa Margarita Alacoque:


Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te Guían, a fin de que, Contando con la Autoridad
de la Obediencia, él (demonio) no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los
Obedientes."

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