Está en la página 1de 4

Desde pequeño mis padres me decían que en la oscuridad de la noche pasaban cosas

inexplicables, provocadas por criaturas extrañas y fuera de la realidad conocida por


nuestros ojos pobres y sinceros.

Era completamente incrédulo a esas fantasías de la gente como nosotros, además yo sabía
defenderme solo ante cualquier enemigo. Siempre he manejado un pequeño punzón de
metal, escondido entre mis mangas, que he robé a un herido de guerra. Me acostumbré
perfectamente a defenderme con aquella pequeña pero mortal arma; no así con un
espada echa de plata que le robé al mismo tipo, ésta era demasiado pesada y poco
manejable para mí.

Me ganaba la vida como mensajero de la gente de grandes comodidades en el Bajo Egipto,


donde estaban las tierras más fértiles; no como en mi pueblo del Alto Egipto que era solo
desierto y más desierto. Yo llevaba grandes paquetes y a veces muy codiciados para
ladrones y buscadores de tesoro, muchas veces terminé luchando con varios de ellos
finalizando como vencedor invicto y pocas veces malherido.

Ya cuando tenía 19 años hubo algo que cambió todo mi "rebelde" pensamiento
incrédulo...

Llegando de ir a dejar una carta de paz entre dos familias del Bajo Egipto, se me había
hecho tarde y ya el Dios Amón-Ra no alumbraba con sus luminosas llamas. Caminando en
la oscuridad muy atento a mi alrededor, ya que se escuchaban sonidos constantes y se
sentía una presencia demasiado desconcertante. De un momento a otro una niebla de
arena aparece, dejándome prácticamente sin visión alguna. Ya entrando en
desesperación, y atento a atacar cualquier cosa que se pudiera mover cerca mío, vi una
luz de color amarillo poco verdoso, mi intriga a saber qué era eso fue más fuerte que mi
miedo a lo desconocido. Al acercarme a aquella luz la neblina de arena iba amainando, y vi
algo inimaginable para cualquier ser humano, o por lo menos para mí, era una persona
muy pálida, con unas ropas extrañas, con una larga y fina lengua de serpiente y unos ojos
grandes y brillantes, que miraban a algo mucho más increíble, una criatura con una piel
seca y arrugada pegada a los huesos, con un hocico grande y unos dientes que podrían
romper hasta las piedras. A la persona se le escuchaba que estaba susurrando algo
inentendible para mí, era muy parecido a los sonidos de una serpiente, la criatura
parecida a una momia estaba completamente inmóvil y fijada directamente en los ojos
brillantes de aquel individuo. En un movimiento casi imperceptible para mí, el tipo sacó
una espada curvada de un lado a otro e hizo desaparecer a aquella criatura. Antes de que
la neblina de arena desapareciera por completo la persona, si se le puede llamar así, me
miró con unos ojos llenos de sed y una sonrisa fría.
Desperté en mi habitación, algo completamente inexplicable, de ninguna manera yo
hubiera podido llegar ahí sin acordarme de nada. Al cambiarme de ropa noté algo en mi
brazo derecho, era una marca negra que dibujaba una serpiente, esto ya no podría ser un
sueño. Confundido por todo lo ocurrido me vestí y fui a entregar las cosas que me tocaban
hoy.

Después de ese suceso extraño empezaron a pasar cosas más extrañas. La gente en el
Bajo Egipto no me mandaba a entregar sus mensajes ni regalos, y es más, me echaban de
todas partes.

Después de meses de ese día al llegar a mi casa de noche encontré a esta rodeada por
soldados del rey del Bajo Egipto, corrí hacia ella al escuchar un grito desgarrador de mi
hermana, al llegar vi a toda mi familia muerta... Lleno de furia ataqué a las decenas de
soldados sin tener mucho éxito, ya que eran demasiados para una sola persona. Quede
inconsciente por la mortal paliza que me dieron.

Al despertar ya estaba en mi habitación, sin poder explicarme nada, me levanté con solo
un poco de dolor, esto no era posible después de todos los golpes ya recibidos, al verme el
torso y la espalda estaba lleno de esos dibujos de serpientes negras. Tenía mucha
curiosidad sobre aquellos dibujos, ya que a nadie que haya conocido le he visto algo
parecido. Me dio la impresión de que aquel tipo que vi hace meses atrás sabría algo, pero
la verdad eso era solo secundario, yo tenía que averiguar por qué atacaron a mi familia y
asesinaron tan cruelmente.

En el pueblo para buscar algo de información todos se alejaban de mí y evitaban cruzar


cualquier palabra conmigo, los guardias me perseguían, tuve que pelear y matar a varios
de ellos. Sin poder encontrar ninguna explicación fui a mi casa, en ella encontré unas
ropas extrañas, muy parecidas a las del tipo ojos de serpiente. Al probármelas me eran
perfectas para mí con ellas venía una nota que decía: "demuéstrame lo que eres capaz de
hacer". Todo esto era demasiado extraño, solo gracias a mi personalidad fría y calculadora
me hacía analizar la situación con calma, acontecimientos inexplicables, la muerte de toda
mi familia y paradojas de realidad o sueño. ¿Algo más? ¿Algo que quiera aparecer en mi
vida sin permiso?....Ya todo esto me estaba confundiendo desmesuradamente...

Al despertar me coloqué las ropas extrañas y mis armas, punzón afilado de metal y la
pesada espada de plata, y seguí mi primera idea... Venganza. El único según yo que podría
tener la culpa era el rey del Bajo Egipto, solo él puede mandar a sus soldados. En la noche
atacaría, sabía que el cambio de turno de los guardias era en la madrugada. ¿Podría ser
que mi gran habilidad física pudiera burlar las grandes defensas del aposento el rey?
En la madrugada traté de entrar fracasando en mi misión. Había gran cantidad de
guardias, pareciera que él supiera de mi existencia. Después de muchas noches de
intentos fallidos, encontré la forma de entrar, al asesinar a unos 7 guardias teniendo la
misma compasión que ellos tendrían conmigo. Al entrar y escabullirme fui pillado por
arqueros, al tratar de escapar de los 15 guardias que me perseguían, me introduje en un
callejón oscuro para esconderme...

Ahí apareció nuevamente esa neblina de arena, de un instante a otro estaba amarrado de
los pies y manos por una especie de colas de serpientes impidiéndome el movimiento.
Emergió una sombra que con un movimiento casi imperceptible ya estaba frente mío,
mirándome con unos ojos amarillos con una fina línea negra llenos de sed de sangre, lo
miré indiferentemente como se mira a un hambriento ratón que te quiere tratar de
comer.

*Mi nombres es Hanif.


Al verlo bien era el mismo tipo que vi aquella noche.
Con la misma mirada de indiferencia: "El mío Suty"
-Hanif: Tu eres el indicado, sé que en ti está la razón de nuestra venganza...
-Suty: pe... pero de que estás hablando yo solo so...
-Hanif: ¿Quieres vengarte de lo que te hicieron? ¿Quieres tener el poder necesario para
asesinar a las personas que quieras con tan solo disponerte a hacerlo? ¿Quieres tener ese
poder tan maravilloso de la inmortalidad? ¿Hacer lo que tú quieras?

Sonaban muy tentadoras aquellas palabras, pero ¿quién me aseguraría eso?, no conocía a
este individuo, pero ¿que tenía que perder?... sus palabras llenas de veracidad, o por lo
menos eso se notaba, me estaban convenciendo... "pero si..."

Hanif: ¿Temes a lo que podría pasar? ja! ja! ja! ja!... ¡¡Te demostraré todo lo que podrías
hacer hermano mío!!...

En ese instante llegaron los soldados que me perseguían traspasando aquella niebla de
arena. Aquella persona misteriosa que me ofrecía todo el poder del mundo, se acercaba a
ellos sin ningún temor al ser golpeado por los 15 guardias de presencia imponente. Le hizo
unas señas de que lo atacaran, estos guardias con sed de muerte atacaron con furia a este
personaje que se estaba burlando de ellos...

Nunca vi movimientos tan rápidos y naturales en algún sujeto como en él, su forma de
pelear con tan solo los puños terminó con todos esos hombres con armaduras y armas
imponentes.
Hanif: ¿Esto te explica todo lo que puedes hacer?

Impactado por aquella pelea de tan solo unos segundos lo miré ya confiado y con una
sonrisa y le dije: "¡Quiero venganza!".

En ese instante se abalanzó sobre mí y no supe más hasta la otra noche.

Desperté en un ritual, donde me marcaban con fuego, eran dolores casi insoportables, las
serpientes dibujadas en casi toda la parte superior de mi cuerpo se movían, pareciera que
tuvieran el mismo dolor que yo. En mi cuerpo empezaron a dibujarse letras en un idioma
inentendible para mí. Desmayé.

Al despertar estaba en una especie de caja dorada, era un sarcófago, ¿qué hacía ahí?. Salí
de él y Hanif me estaba esperando. Me explicó sobre los vástagos, lo que éramos ahora,
las debilidades de éste y las múltiples virtudes también. Al verme las serpientes de mi
cuerpo estas tenían escamas, ¡mi piel era escamas! Me dijo que eso era natural, solo tenía
que taparlas por lo notorio que podrían ser para los humanos.

Hanif: tu venganza tendrá que esperar un poco, deja enseñarte todo lo que sé.
Acompáñame -No vi otra salida más que esa, caminaba mientras lo iba escuchando-
Pertenecemos a una un secta, somos "Los Seguidores de Set" nosotros buscamos la
venganza sobre unos antiguos vástagos llamados la "3° Generación" que traicionaron a
nuestro dios Set y también liberar a "Apep" para que el sol, con él Amón-Ra, que es tan
nefasto para nosotros sea desaparecido y así... ¡Despertar a nuestro dios "Set"!, tu eres un
guerrero como yo, seremos invencibles con la ayuda de él... Para esto necesitamos más
gente, ¡MUCHA MAS GENTE!. Te explicaré todo eso cuando lleguemos al templo de Set.

Me informó de todo lo necesario para sobrevivir como vástago, como utilizar mis
habilidades sobrenaturales, todo sobre nuestros templos, creencias y objetivos, y todo lo
que puedo llegar hacer con la experiencia de los años.

Después de un año de arduo entrenamiento derroqué al rey del Bajo Egipto, mi venganza
estaba cumplida... ¿y ahora?, a cumplir la venganza de mi segunda vida, o no vida mejor
dicho, vengar a set...

También podría gustarte