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La magia de la palabra poética

Algo que ha intrigado a muchos intelectuales es la pregunta “¿qué es la poesía?”. La palabra


poética tiene una magia propia que transforma la realidad, de manera que palabras que están con
nosotros todos los días se organizan para expresar sentimientos o emociones de otra manera. Y eso
se debe a la musicalidad como elemento central, aunque también lo es la subjetividad que es una
parte fundamental de la composición. Si las palabras nos acompañan desde nuestro nacimiento
hasta la muerte, hay palabras que se convierte en material para un poema. Es decir, hay operaciones
que el poeta lleva a cabo para transformar la realidad y así convertirla en material literario.
La palabra “Poesía”, que viene del griego “Poiesis”, refiere al campo semántico del trabajo, es
por eso que cada poema es una pieza artesanal cuidadosamente “trabajada” por el poeta, que
permite alcanzar la libertad ya que se articula lo personal, lo dramático, lo personal y lo persuasivo.
En palabras de Ángel González, “la gran poesía está unida a la vida. Es la fusión de la vida y el arte.
Hablo de la vida no como algo abstracto sino como experiencia humana, como vivencia de un
tiempo concreto. Porque el ser humano poeta es parte de la historia”. De esta manera, en esta fusión
entre vida y arte, el poeta logra derribar muros para renovar la realidad y construye un conocimiento
nuevo que permite alcanzar una posible libertad.
El conocimiento poético elabora conjeturas acerca de lo inexplicable, y esto es algo que expresa
Liliana Bodoc, porque este lenguaje, a diferencia de otros, posibilita construir mundos, u otras
realidades, que (ya en el mismo origen del término se hace visible esto porque “poeisis” refiere al
accionar) refieren a la transformación del lector o a la mirada que este pueda tener sobre la
sociedad. Para lograr ese efecto son importantes los rasgos centrales de este género como es el caso
del ritmo. El vínculo con la música se da muchas veces a través de repeticiones, como por ejemplo,
si escribo:
“Este dolor se agota
Este silencio.
Este amor se detiene
Este rocío me amarga”
La reiteración de la palabra “este” en estos versos modernos busca “artificializar” y desautomatizar
la lengua. Esto significa que nos encontrarnos con las palabras de otra manera, y es posible
desarmar el vinculo que tenemos con ellas. Esos cortes y los silencios que se producen, como
cuando se expresa “Este silencio.”, marcan la “musicalidad” del poema. El punto acompaña a la
palabra “silencio” y remarca el sentimiento profundo de desamor.
En esta estrofa es fundamental tener en cuenta al yo lírico que aporta su perspectiva del mundo,
genera el efecto artificial de la lengua. Cuando expresa “Este rocío me amarga” es una metáfora. Se
sustituye un término real por otro imaginario, con el que comparte alguna relación de semejanza,
como es el caso del rocío que representa al llanto con el cual el yo lírico expresa su tristeza y el
desamor. La metáfora pertenece a un conjunto de diversos elementos técnicos que permiten al poeta
trabajar la palabra de manera artística con el fin de conmover o deleitar al lector. Existen muchas
otras, como alegoría, hipérbole, ironía, metonimia, sinécdoque y antonomassia.
En conclusión, estos recursos sirven para conmover o deleitar al lector, profundizan el mensaje
artístico del poema. La poesía es un lenguaje que no busca ser explícito porque muchas veces el
poeta restringe verbos o elimina verbos, adjetivos, o nombres, por ejemplo si escribe “el mar, en tus
ojos”. El poder que tiene la palabra es inalcanzable por otros géneros porque tienen otras
intenciones. Y esto se debe a que la poesía surge de las profundidades del ser para dar forma a todo
lo que somos y sentimos, y así logra traspasar los muros del papel. La poesía tiene la capacidad de
alcanzar al lector y de atraparlo en la magia de la ficción.

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