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Vv PERSPECTIVISMO LINGUISTICO EN EL QUIJOTE En este ensayo, el procedissiento consist’ en armonia con fos pprincipios explicados en el primer articulo de este libro en tomar como punto de partida un aspecto partiuilar de la novela de Cer- vantes, que seguramente lamaré Ia atencidn 2 cualquier lector, es a saber, In inestabilidad y variedad de Jos mombees dados a algunos personajes (y la vatiedad de explicaciones etimolégicas de esos mis- mos nombres), para descubrit tras esa polionomasia (y polietimologta) 1 posible motive psicolégico de Cervantes. A mi entender, teitase de una deliberada renuncia por parte del autor 2 hacer una eleccién: definitiva de us nombre (0 etimologia): en otros términos, de un deseo de destacar los diferentes aspectos bajo los que puede aparecer a los demés el petsonaje en cuestién. Si ello es asi, entonces esta actitud relativista de Cervantes coloraré, sin duda, otros detalles lin- iisticos de la novela, Bfectivamente, esa actitud es la que segurie mente se oculta en los frecuentes debates (entre Don Quijote y San- cho, principalmente), que nunca Megan a una conclusién definitiva sobre 1a relativa superioridad de una u otra palabra o frase. Parece como si Cervantes mirase el lenguaje desde el Sngulo del perspec dvismo. Esto bien sentado, no seri dificil ver (como efectivamente hha reconocido A. Castro) que el perspectivismo informa la estructura de Ja novela en su conjunto, Lo encontramos en Ja maneta de Cervan- 336 Lingitistica ¢ Historia Literaria tes de tratar ta trama, en los temas ideoldgicos, en su actitud de distanciaimento frente al lector. Y, sin embargé, més alli de este perspectivismo podemos sentir Ia presencia de algo que no esti sujeto a Ia fluetuacién: el principio permanente e inmutable de lo divino, que quizd hasta cierto punto se reficja en el mismo artifice terrestre, el artista, quien asume un ppoder casi divino en su dominio de a materia, en su propia actitud inconmovible ante los fendmenos de su mundo, y hasta en su distane clamiento frente al lector. En esta glorificacién det artista es donde hemes de ver la mayor significacién histérica de la obra cumbre de Ja literatura espatiola, Mucho se ha escrito, aunque no demasiado, sobre la novela maes- ‘tra de Cervantes, Sin embargo, todavia estamos lejos de comprenderia en su plan general y en sus detalles, igual que, por ejemplo, la Divina Comedia, de Dante, 0 ef Fausto, de Goethe; y estamos rela- tivamente mas lejos de comprender el conjunto que los detalles. En Jos ‘ltimos afios, los estudios eciticos més importantes, que repre= setan un esfuerzo gigantesco por llegar 2 fa comprensién del conjunto de Ja novela, son, a mi juicio, El pensamiento de Cervantes, de Amé- rico Castro (Madrid, 1925), en que expone ef tema de la poesia de Jas ideas de Cervantes, y et atticulo de Joaquin Casakduero en fa Revista de Filologia Hispdnica, H, 323, La composicién de “El Inge trioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, en que se sefala la arquie tectura de la novela como basada en los temas reconocidos por Castro. En cuanto al estilo de Je novela, Helmit Hatzfeld, en el libro Don Quijote als Wortkunstwerk (Leipzig, 1927}; hizo ua intento por dise tinguir diferentes “estilos” determinados por anteriores tradiciones lite- ratias (el estilo pastoril, el estilo caballeresco, al estilo de Boccaccio, etcétera}, sin lograr, sin embargo, aquella que yo Iamaria integracién. de los estilos histéricos en un estilo cervantino, en el que se revelaria, Ja personalidad del escritor. En vez de hacer saltar fa unidad de una Perspectivismo lingiiistico en el Quijote 7 ‘obra de arte en unidades histéricas que, ea todo caso, son extrafias a Cervantes, quizé sea preferible proceder conforme 2 un método que trata de avanzar desde la periferia hasta ef centro de la esfera artistica, permaneciendo asi dentro de la obra de arte. Cualquier as- Pecto periférico, si seguimos su pista atentamente hasta el centro, nos permitiré echar sna mirada al interior del conjunto artistico, cuya unidad, de este modo, habrd sido respetada. La eleccién del fenémeno particular aparecers en este caso de importancia secundaria: conforme a mi teorla, eualquiera de ellos dari resultados definitivos. ‘De acuerdo con esto, escogeré algunos fendmenos lingiifsticos (de ‘escasa importancia, a primera vista, para el mundo attistico de Cer- -vantes), los cuales intentaré primero reducit a un comiin denominador y relacionar después con la Weltanschawung 0 pensamiento de Cer- antes. Gualquier lector del Quijote queda sorprendido por Te inestabilidad de los nombres de los principales” personajes de la novela, En el capitulo-primero nos dice Cervantes que el protagonista era llamado ppor “los autores desta tan verdadera historia” alternativamente Qui- jada, Quesada © Quijana (indo esta dltima, a juicio de Cervantes, la “conjetura” mis vetosimil), De esta coleccién eligié el “ingenioso hidalgo”, antes de dar principio‘a su profesién de caballeco andante, el nombre que habfa de Ievar a lo largo de todo el libro: Quijote. Cuando al final queda curado de su ficbre de quijotisme y abomina de Amadis de Gaula, asi como de las demas novelas de caballerias, ecobta su antiguo nombre prossico y sin peetensiones (Il, 74): “ya no soy don Quixote de, la Mancha, sino Alonso Quixano, a quien ‘mis buenas costumbres me dieron renombre de Bueno", Y Ia excena final de su muerte y resignacién cristianas parece enmarcada en una atmésfera de rebautismo, al volver el “loco” a ser “cuerdo" (tres ‘veces, en el capitulo final, se menciona el cambio de nombre, como si quisiera el autor metetnos bien en la cabeza que el viejo Adin habia muerto). En su testamento, Ulama a su sobrina Antonia con el sobrenombre de Quijama, como para poner de relieve que ahora es tun “bourgeois rangé”, ya que tiene una familia que leva su nombre 338 Lingitistica e Historia Literaria cotidiano, También aparece empleado el nombre citado en primer ugar, Quijada, en el reconocimiento del lado razonable de la natu raleza de Don Quijote: asi, en I, 5, un amigo del protegonista, que Te conocia de los dias anteriores su locura, se dirige a él como “Sefior Quixada”. Parejamente, como Quesidz, Quijada o Quijana se convirtié en Quijote, cuando se figured ser un caballero andante, asf también, cuando sus suefios caballerescos parecieron esfumarse para dar paso a tos suefios de una vida pastoril, se imagina ya que se Tlama “el pastor Quijétiz” {y su compafiero Sancho Panza, “el pastor Pancino”)4, En otro episodio, Dorotea, que desempefia el papel de Ja princesa Micomicona (, 30), finge que su presunto liberador se ama “[si mal no me acuerdo] don Azote, o don Jigote”. Y la Condesa Teifaldi fe hace graciosa donacién del supetlativo, por que parece tener especial predileccién, “Quijotisimo”. En cuanto 2 su epiteto “de a Mancha”, esté forjado (I, 2) a imitacién de Amadis de Gaula, Mis tarde se le conocer con el epiteto, que fue Sancho el primero en ponerle, de “el Caballeco de Ia Triste Figura; y toda- via mis tarde, con el de “el Caballero de los Leones” (en Tl, 27-29 se hace especial hincapié en este cambio de nombres y Sancho re- prende vivamente a un personaje por no haber hecho caso de esta distincién) 1 ¥en este mismo juego pastoril (I, 69) Sansén Carrasco se lsmaria “el Pastor Sansonino” 0 “el pastor Carsascén” (jdos nombrest), y el barbero “*Nicolis Miculoso” (a imitacién de Nemoroto, como expliea el mismo Don Quijote), y el cusm “el pastor Curiambeo” (gremiaisceacia del gigante Caracur iambro?); en cuanto al nombre de Ia mujer de Sancho, por el comtrario, tl escudero, atento siempre 2 1a conveniencia de nombres y objetas, no acepta como nombre pastor de eu gorda esposa més que el de “Teresoma”, Y se nos dice a razén por la que no puede aceptar ef nombre de “Teresaina” este nombre, propuesto por Sansén Carrasco, es tan evocador dela misc etéez de la dulgsixa, que Don Quijote no puede menos de reir ante ‘ia aplicaciéa del nombre. 2 Una réplica de Don Quijote, ef caballero que cree on un orden inreal de virtud, es Cardenio, el enamorado que no puede rufrir que la injusticia ‘triunfe tan frecuenteniente en Ia realidad del amor. Por ello no debe admicaenos Perspectivieno lingiistico en el Quijote 139. Es evidentemente requisito indispensable del decoro caballeresco que todo aquél, hombre o mujer, que entra en la esfera del caballero Don Quijote debe tambiéa cambiar de nombre, Asi, Aldonza Lorenzo se convierte en Dulcinea ("nombre a su parecer misico y peregrino ¥ significative”), y Tolosa en Dofia Tolosa, la Molinera en Dofia Moli- nera ([. 3): y el ancnimo rocin recibe el nombre de Rocinante (“nom- bre, a su parecer, alto, sonoro y significative": nétese la expresién parilela que aparece en la justificacién de los nombres puestos‘a Dul- cinea y al rocin). Obsérvese de paso que al rucio, de que Sancho ‘es inseparable, no se le juzga digno de un cambio de nombre, que indicaria un cambio de posicién y calidad. Si bien Sancho Pancha, el ebrador metido a escudero, no sufte cambio de nombre patecido al de sx amo?, y estd tesuelto a permanecer siempre (gobemador 0 no Al hecho de que fa noema ononidstice, tan cara a las novelas cabalierescas, ro+ ‘peesentada por ef Caballero de la Triste Figura, se aplique también a Cardenio. Aparece, en efecto, llamado sleemativamence (per los pastorts que cventen sus andanzas) “Roto de la Mala Figura", "Caballero de la Sierra", “Caballero del Bosque", hasta el momento en que tiene €1 mismo ocasin de decit su sencilla nombre reat: “Mi nombre ex Cardenio" ‘La importancia del nombre en Ia Fad Medis se nos revela aqut con toda dlaridad. Cualquiee exballero de Iz novela caballeescat Amadis, Perceval © Yvain, aparece suiriendo una evolucién interior, ctyas manigestaciones externas cconstireyen las diferentes “aventoras” que jalonan au carrera. ¥ es en virtud de tales aventuras por lo que el caballero adquiece diferentes nombies, cada uno de fos cuales revela la etapa alesnzads, De esta suerte, 1a evolucién interior queda claramente indicada para ef lector, Ywain cdquiece un nueva dignidad, por asi decislo, cuando Hega a ser ol “Caballero del Leon"; “Orlando enamo- ado” es un petsonsie diferente de “Oclando furios”. Por ells, un error en los nombres no es un error liviano; constituye un pecado contra la ley de evo- lueién interior que preside for sucesos de una vida heroics. Ee signifcativa el que Don Quijote habla (L, 18) de “la ventura aguella de Amadis [de Grecia] ‘cuando s@ laamaba el Caballero de la Avdiente Espada, que fue una de las me- Jores espadas que tuvo caballera en el mundo”. Precisamente en razén de esta ‘peda extraordinaris, que sefisle objetivamente ura de lee fases ejemplares de | evolucisn del caballero, es por lo que el nombre con que aparece tiene una validez objetiva, definible en el tiempo. 2 En Il, 2, Sancho eefiere con orguilo que, micntris Don Quijoce ¥ su 349. Lingitstica © Historia Literaria gobemnador}, Sancho a secas, sin Iz adicién del don (II, 4), existe también cierta incertidumbre respecto 2 su nombre, puesto que en al texto de Cide Heméte Benengeli, el eronista rabe cuyo manus- ito finge Cervantes haber encontrado en el preciso momento en que faltaban las otras fuentes (1, 9), hay una pintura del rechoncho Sancho con “Ia barriga grande, el talle corto y las zancas largas” y al pie Ja siguiente inscripcién: “Sancho Zancas"™. Pero donde seins mayor confusién es en el nombre de Ja mujer de Sancho. Sancho fa llama primeramente “Juana Gutiérrez, mi ofslo"” (7): poces renglones més abajo, se pregunta dudoso si una earona asentaria bien “sobre la cabeza de Mari Gutiérrez”. Los comentatistas ands inteligentes, queriendo brar a Cervantes de cualquier posible reparo de contradiccidn, explican satisfactoriamente este cambio por ‘el hecho de que Mari habia venido a representar simplemente un nombre de mujer, genérice ¢ intercambiable, Pero en If, 5, la mujer de Sancho se llama a si misma Teresa Caseajo; desde aquel punto aparece ya como Teresa Panza, ya como Teresa Sancho, “la mujer de Sancho Panza", De su nombre Teresa dice ella misma (il, 5): “Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto...' Evidentemente nos hallamos ante una mujer Mamada Juana Teresa Gutiétret, que se convierte en Juana Panza, cuando se la designa par el sobrenombre de su marido, 0... Cascajo, cuando se la nombra pot el apellido de su padre. Ocasionalmente, sin embargo, y a tenor de las circunstancias, puede lamarse ‘*Teresaina” (II, 73) 0 “Teresona” (I, 672 esto dime por su “gordura”)§. daa son celebrados por el eronista Cide Hamete Berengens [sic] bajo su ‘nombre fantéstico (“El ingenioso hidalgo” y “Dulcinea del Toboso'), sx nom- ‘bre no ha experimentado tal tratamiento “que me miencan... com mi mesmo nombre de Sancho Panza”, 4 Tenemos aqui una nueva evidencia de Ia importancia de la nomencla+ tora un cambio de subjo, por af solo puede equivaler = un cambio de pers pectiva Hngiistica. 5 En otro incidente (1, 22}, de uno de Jos episodios secundarios, se nos dice que, al hablar el guarda del galeote, Ginés de Paramonte, como “el fae ‘moso Ging de Pasamonte, que por otro nombre Slman Ginesillo de Parse Pesspectivismo Kingiiistico en el Quijote 140 Hay otros casos, ligeramente diferentes de los enumerados haste aqui, en los que Ia ignorancia © flaca memoria de Sancho parece crear una “polionomasia" : en estos casos, dificilmente podemos pea- sar en nombres de distintas tradiciones oftecidas por Jos cronistas {eomo en el caso de los nombres de Don Quijote) 0 de vatiacién popular {como en el caso de los nombres de la mujer de Sancho): ‘Sancho multiplicard fos nombres simplemente porque todas las formas de nombres que retiene son sélo apronimaciones del nombre teal: ivarian porque no es capaz Sancho de retenerlos fijamente. Sancho 's¢ deja llevar de lo que los fingiistas Uaman “etimologias populares”; ‘es decir, altera ios nombres segtin las asociaciones que mis convienen ‘a.su horizonte intelectual. A veces nos ofréce miltiples variaciones: pero incluso cuando sélo entra en juego una variante, todavia sigue ‘en pie el efecto de la elionomasia por ef hecho de que el nombre real esti también presente en la mente del lector, Mambrino (I, 9-23). de cuyo yelmo esté hablando, se transforma en tibios de Sancho ex “Mlalandrine” (un “‘mar0"), 0 “Malino” (= el enemigo maid) 0 “Mar tino” (un nombre propio cortiente); Fierabrés se convierte en “feo Blas” (1, 15), Cide Hamete Benengeli en “...Berenjena”” (Sancho lo justifica en I, 2, con la observaciéa de que los moros son amigos de berenjenas; Sefiora Rodriguez de Grijalva en “Sefiora Gonzilez” ‘Magalona en la “seiiora Magallanes o Magalona”. Parecida alteracién de nombres practica el ama, la cual (en I, 7) pretende que les libros que sabemos fueron pasto del fuego de un “auto de fe” (1, 6) habfan sido arrebatados por el sabio encantador Mufiatén, a Io que contesta Don Quijote corrigiendo Mufatén por “Frestén”. “No sé si se lla pilla", aquél replica? “Sefior Comisario.... no andemos ahora 2 deslindar nom Tbres y sobrenombres. Ginés me llamo, y no Ginesillo; y Pasamonte es mi aleumia, y no Peraplla, como veacé dice... alga dia sabrd alguno i me llamo Ginesilo de Parspilla o no... Yo haré que us me lo Tlamen.” ¥ tambiém aqui, ‘como cuando replica ofsndide Sancho 4 une que habia alterado el nombre de Don Quijate, aprovecha Cervantes la ocasién de destacar Ia rater indignacién caussda por In violicién de 1a pecspectiva que ba elegido el portador “det nombre y bajo la cual tiene derecho a aparecer. aa Lingiiitica ¢ Historia Literaria maba —replica el ama— Frestén 0 Friténs silo sé que acabé en ton su nombre.” Formas de palabras que son inalterables para el culto Don Quijote, estén sujetas en boca del ama inculta a un completo cambio, Los nombres de la Condesa Trifaldi forman de por si un grepo aparte, ya que, ademds de la inestabilidad de nombres propia de una mascarada, intervienen también las alteraciones a que es tan aficionado Sancho; en este caso existen af mismo tiempo polionontasias de primero y segundo grado. Apatece primeramente la Condesa (en la presentacién que de ella nos hace su escudero Trifaldin, el de la Barba Blanca) como la “Condesa Trifaldi, por otro nombre llamada Ja Duefia Dolerida’, De estos dos nombres, uno es el suyo auténtico, el otro su “nombre en el mundo de la novela” (exactamente igual que Don Quijote es también “el Caballero de la Triste Figura”), Al apa- recer (Il, 38) en el desfle del carro triunfal, se nos da de su nombre “Trifaldi" Ja siguiente explieacién: “a cola, o falda, 0 coma amavis quisieren, era de tres colas”, La figura matemitica (geométtica) de su falda con tres volantes (0 geolas?) es tan Wamativa que cualquier espectador interpretar{ su nombre como “la Condesa de las Tres Faldas”. Pero el escrupuloso cronista Benengeli, quien, al igual que Cervantes, parece poner especial cuidado en los menores detalles de Ia fieciém dentro de la ficcién, afirma, nos dice Cervantes, que este petsonaje se Iamaba ta Condesa Lobuna, funclincose para ello en fa presencia de lobos en sus dominios (y afiadiendo “que si como eran lobos fuera zortas, la Hamarian la Condesa Zorruns, por ser costum- bre en aquellas partes tomar los seffores la denomioaciéa de sus nom- bres de la cosa o cosas en que més sus estadas abundan”), pero que Ihabia desechado este nombre “por favorecer fa novedad de su falda", Pues bien; esta etimologia del nombre “*Trifaldi” atestiguada por el cronista (y evidente a la mirada del espectador que ve 'a cola del disfraz) habfa sido ya en cierta manera anticipada por la etimologia popular de Sancho en Il, 37: “esta Condesa Tres Faldas o Tres Colas (que en mi tierra faldas y colas, colas y faldas todo es uno)". As{ se mas ofrece toda una retahila de (posibles} nombres det mismo Perspectivismo lingiiistico on el Quijote 343 petsonaje: “Ia Condesa Trifaldi, de Tres Faldas, de Tres Colas (esta ‘ltima desigaacién seria debida a lo que en su jerga llama el lin sta moderno “derivacién sinonimica)”, Lobuna {Zorruna seria tame bién una derivacién sinonimies) , “Duefia Dolorida”...: una lista tan impresionante come Ia de fos nombres de Don Quijote. ‘Ahora bien: aquellos eomentaristas que en general siguen la nor- ma de poner de relieve Ia intecién satirica de Cervantes, seflarin que Ja variedad de nombres atribuides al protagonista por Cervantes es simplemente una parodia de las tendencias pseudohistéticas de los autores de novelas de caballerias, quienes, con el fin de mostrar su puntualidad y exactitad como historiadores. pretenden haber utilizado diferentes fuentes 7. En el caso de los nombres de la mujer de Sancho, § Sancho nos oftece otro ejemplo de “derivacién sinenfmica” popular: ha fenteiido rata (‘prorateo"} como raia (“mamifero rondor"), que ast Te Teva a Ia gate, A dect verdad, este prccedimieme no es, en el fondo, distnto del siguiente, en victud del cual se incorporan a su argor las desarrollo: populae seit dauphin “deltin” que en el argot popular francés se interprexé come dos fin con el significado de “eufidn” con lo que pudo crearse dos vert “‘rufién". Un lingtista modemo dir que Sancho canstraye el sujeto ideal pasa un ine vestigaler como Gilierén, quien se vfanaba de capiar en ef acto el funcons- amiento de (a imaginacién popular. Frente al problema del lengusje, Sancho po es indelente 7 pasivoy como Io es en gesetal (y en este incesante cltica Y actividad Linguistica, af tado de su pezeza en otros campos de Ja vida, ex Apicamente espafol): se pregunta a af mismo por qué cl grito de guerre ee allot es jSowtingo y ciera Espaiial: "zEstd por ventura Espafa abieta, © ai ceremonia es és?” Erréncamente tata de interpretat, senin regis contem porineas, un modo de hablar oscuecide por la evelucisn histtica. Aunawe no sabe tants gramétiea histrica como Rodeiguez Marin, comentariea aiodemo el Quijotes ce muestean de eater al tanio del problema fundameatal de Ta Tingitstiea: Ia opacidad de atganes formas de hablar 7 Consiguiontemente, esta variedad de noribees estar en et mismo plano que las interpretaciones pseudohistéricas de Ia narracién, como vernos en I, 25 cuando Cervantes finge dudar sabre Iz aventura de sir protazonista, por Ia que ha de comensar la narraciéo? parece que hay algunes avlores (‘escrito ses" y “autoridades") segin las cules Ia aventura de Puerto Lipice fue 12 primers: pretenden oures fo mismo sobre la de lor molinos de viento; si 144 Longilistica ¢ Historia Literaria algunos comentaristas, como hemos visto, sefilan que Ja polionomasia se debe a los hibitos onomésticos de la época+ en Ia alteracién del nombre de “Mambrine” ven generalmente una sitira contra Ia igno- rancia de Sancho: en cuanto al nombre de ta Condesa Teifaldi, no he visto ninguna explicacién (fa edicién de Rodriguez Marin sefala Tas posibles fuentes “histéticas” del vestido de tres colas o faldas). Mas es evidente que tiene que haber, tras todos estos casos, una pauta comiin de pensamiento, la cual explicaré: 12, la importancia concedida al nombre o cambio de nombres 2% ef interés por la etimologia de los nombres: 3, Ia polionomasia en si. Pues bien sucede que estos tres aspectos los conoce bien el mee dieyalista (menos, quizi, el estudioso de la literatura senacentista) : ‘eq tltimo término, derivan de los estudios biblicos y de la filologia antigua, No hace falta sino recordar el comentario de San Jexénimo sobre la Epistola a los Hebreos 0 las Etimologias de San Isidorn y Ja mania etimologizadora de todos los grandes poetas medievales. Log nombres en la Biblia se tratan con toda seriedad: en el Antiguo Testainento, el nombre, © mejor, los nombres de Dios son importan- tisimos (Erode, VE 2-3: “Yo soy Yahve, y me he mostrado a Abraham, a Isaac y a Jacob como El Schaddai; bajo el nombre de Yahve no fui conocido por ellos”; cf. ibid, II, 14)s la vatiedad de Jos nomina sacra o nombres sagrados revelaba la variedad de aspectos Bajo los que podia hacerse sentir el poder divino (cf. PMLA, LVI, 33 sig). No decrece la importancia de los nombres con la divinidad del Nuevo Testamento (Cristo es lamado Emmanuel), Y en el Nuevo TTestamento aparece una tendencia que ejerceré gran influjo en la caballeria medieval: el cambio de nombre subsiguiente al bautismo seri imitado en el cambio de nombre que sufre el caballeto novel. En todos estos nombres © cambios de nombres sagrados (0 sacramen- tras, por su parte, Cervantes sabe seguro por Jos anales de la Mancha queue etettera, ‘Sin embargo, hemos de ver mfs tarde que este recurto pseudchistérico tiene implicaciones mucho ms importantes que la simple parodia de las exénieas, Perspectivismo lingilistico en EL Quijote 143 tales}, Ia etimologia desempefia un papel primordialisimo, por fa razén de que el significads verdaderc: (originatio) puede revelat vetdades ‘eternas latentes en Jas palabras; de hecho, era posible que para una misma palabra se propusieran ‘arin. etimologias, ya que Dios pudo haber depositado diferentes sigaificides en un solo término: polio- nomasia y polietimologia, Hstas dos tGenicas se aplican generalmente ‘en mayor grado a los nombres propios que a los comunes, porque Jos primeros, siendo como son por asturaleza “inttaducibles”, pati- cipan més del aspécto misterioso del lenguaje humane: estén menos motivades. En. fos nombres propios podia !2 mentalidad medieval vet reflejada mejor Ja moltivalencia del mundo Meno de atcanos. Rasgo caracteristico de Ja Bdad Media era su admiracién tanto por Ja co- rrespondencia entre palabra y realidad como por el mistetio que hace inestable aquella cortespondencia, No pretendo con todo esto negar que Cervantes siguié los moldes. sefidlades por sus comentaristas; lo que quiero decir es que, al obrar asi, seguia también ciertos moldes recibidos del Medievo (que, sin embargo, sometié a una nueva interpretacién, la de su inteligencia critica). Bs posible, par ejemplo, en el caso del nombre de fa Condesa “‘Trifaldi”, ver superficialmente una imaginacién medieval en obra: se da del nombre una interpretacida (Trifalds = para nuestro mederno punto de vista lingiiistico o dente falsa, pero que hubiera hecho las delicias de una mentalidad medieval, dispuesta siempre a aceptar cualquier interpretacién que le ofreciera un esclarecimiento del misterio de las palabras ®, Las etimo- logias antiguas y medievales muy contadas veces son las que podria ‘ofrecer un lingitsta modemo, inclinado come esté a respetat los pro- cesos de formacién corrientes en el Jenguaje particular. La mira de 5 Signiende Ia manera medieval, explica Cervantes, en cl episodio de [a ‘Trifaldi (Hl, 39) el nombre del caballo Clsviejio el Aligero, de la maneca sic seieote® "cvyo nombre conviene con el ear de evo y con la chavija que trae fen la frente y con a ligereza que camina.” Comvenir, sonveniensia son las expresiones medievales (de origen cjceroniane) gaa “‘azmonta"s igual que “cone cordancia gramatical", @ armonia entre palabra y pensamiento, et Lingiistica. — 10 46 ¢ Historia Literavia aquellas etimologiss era establecer una conexién entre una palabra dada y otras existentes ya, como un homenaje 2 Dios, cuya sabiduria pudo ordenar aquellas relaciones. Las conexiones etimolégicas que ve tl etimélogo medieval som relaciones directas establecidas entre pala- bras vagamente asociadas por su sonido homenimico, no las relaciones testablecidas por Ia gramética histérica o las que se logran’ por la des- ‘composicién de una palabra en sus elementos morfolégicos®, En otros términos, se nos oftecen ejemplares posibilidades ideates, no dater- minadas realidades historicas: asi, San Isidoro relacionard sol y solus por la belleza idealégica de tal relacién, no sol y fio: (= sel), como hhace la gramatica comparada de hoy. Pero si fa ecuacién Trifaldi — Tres faldas representa una etimo- Jogla medieval, no tomé Cervantes muy en serio propia explica- ign etimolégica, Debié de estar perfectamente af corriente de la explicacin histéricamente verdadera, la que le movié a forjar ia palabra. Trfaldi es evidentemente una forma regresiva de Trifaldin, nombre que, a su vez, es el burlesco Truffaldino italiano, “nombre de personaje ridicule y bajo de comedia” (Tomm.Bellini. Es muy intencionada en nuestra historia la alusién a truffore, “engafar", en tun episodio proyectado para engafiar a Don Quijote y Sancho. Ast, el nombre del escudero Trifaldin no es (histéricamente) un diminutive de Trifeldi, como pudiera parecer, sino que, por ef contrario, pre existia en la mente de Cervantes al nombre de la duefia. La etime- Togla de “tres Laldas” es, hintéricamente hablando, enteramente des- caminada, Tropezamos aqui con la misma vena paraetimolégica en. 9 Una carscterisiea de los procedinientos etimoligicos antiguos y medic’ vales consistia en explicie por descomposicién lo que el lingtista moderna cexplicaria por decivaciSn. As, el inglés dismal “aciago, triste", se explicaba como “ies mali” (dla aciage). ea lugar de desivarlo de dome “dieemo” (cf. MLN, LVI, 602). A esta misma inspiraciéa obedece en nuestra novela Sa descomporiciéa del derivado Truffalifine] en dos elementos, ti + fold Compérese también la descompoticiba que hace Sancho (I, 3) de gremitica fen guama (hierba) + tics (¢ significado de la thima palabra todavia no Jo hhan encontrado Jos comentaristss) Perspectivismo linglistico en El. Quijote 147 que Rabelais (parodiando graciosamente la‘costumbre medieval y dan- do ejemplo al mismo tiempo de la alegre libertad con que el escritor renacentista podfa jugar con las palabras) explicaba el nombre Gare gantéa por “que grand tu as [sc, le gosier]”, “jqué tragaderas las tuyas!", y el nombte Beauce por “[je trouve] beau ce [sc. pays]"s “yo encuentro belle este pais", En nuestra historia, el juego para- etimolégico con nombres sirve pata subrayar 1a duplicidad de la evie dencia externa: lo que para Don Quijote y Sancho son sucesos ma tavillosos, no son en realidad més que “burlas" en un mundo barroco de teatro y doblez ®, De este doble procedimiento de ofrecer tales etimologiss "‘medie- vales" como se les ocurtirfan a sus personajes (pues ef simplén de 0 FL engato proyertaco se descubre cuando, en mitad de la burla,el’ma yordoms, que desempetia el papel de fa condess, se corige a sf mismos “a ‘este su criado, digo, a esta su criada:” Be de notar que estos efectos tarrocns se acrecentan cada ver mis en It segunda parte del Quijote, donde abundan lor engatios, burlas y enredos (4. “Las bodas de Camacho y Quieria"). En Ja primera parte vemos al acor meiedor Don Quijote y su acompafiante Sancho Panza, refusfufsn, pero Gel, desafar al mundo extemno, topando en sus aventurse con un fsjo de humse nidad en usa serie de encuentros casuaes sobre el fondo cambiante de ventas ¥ veredas, En cambio, en la segunda parte, vers a esta pareja desnfada por eb mundo mis bien que desafiindole; y este mundo, el mundo de la gran ciudad, el mundo de Lt aristocracia, e¢ ahora ais eemible y aparece mis sdlidamente constituide, La resistencia del primer ambiente no era euficiente para evar a término fa necesaria curs éel eaballero. Don Quijote tiene que ser levade a cenfrentarse con ta crftica de. las sles esferas de [a sociedad, donde ex victima ste amaiiadas tarles, Los atiswcratas hacen teatro ante Don Quijote y Sancho (de una manera que recverda a Sly de Shakespeare: y Ia “gobemnadutia" de Sancho se aseieje a la temporal vida palaciega de Sly). Ahora bien: el teats ‘como el sucio, esd abocado a terminar con un despertar de ta ilusiéo, Es éxe an tema barrow. ‘Si Stephen Giiman esti en fo cierto al sefislar un estilo barroco en Ja continvaciSn del Quijote por Avellaneda, seria oportuno atiadit que ef mismo Cervantes, siguiese 0 no ef ejemplo de su competider (yo personalmente creo sma bien que no} siguis el ‘mismo camino de “barroquizacién” en ls conti- ruavién de su propia novela, (Cf. S, Gilman. RFH, V, 148.) x8 Lingiistica ¢ Historia Literaria Sancho y lo mismo el eulto drabe Benengeli son primitives medievales) ‘nos da también Cervantes otro ejemplo en el caso del jamelgo Roci- nante, euyo nombre interpreta Don Quijote # al estilo de San Isidore: el caballo es un “rocin antes”: expresidn que tanto puede significar “un rocin antetiormente, previamente a lo que ahora era” como “roein antes y primero que todos los rocines del mundo”. Se nos dan aqui des explicaciones de una misma palabra, segiin In préctica general del Medievo #, y no la sinica significaciin histéricamente ver- dadera, segith la forma en que habia sido creada Ia palabra: 5, a saber, rocin ids el sufijo noble y “literatio” vate, Cervantes estaba perfectamente enterado de la verdadera etimologia de Ia palabra, pero dejS a su medieval Don Quijote ofrecemnos una més “‘significativa’, ‘También conocia 1a explicacién del nombre Quijote (de quij- mas el sufijo cémico -ote, derivado de jigote, etc), at paso que el protagonista, lo creia modelado sobre Lanzarote 1 EL mismo Don Quijote da otras explicaciones conforme aun eaquema isidoriano. Asi, por ejemplo, cuando toma a su cargo Ia explicaciin de Ix par Iabra albogues (lly 67h comienea por definis 1a cosa designada por Ia palabra (Calbogues son unas chapas..") y continia con st etimoiogia: es dice, de ‘origen arabe, como indica el prefijo al Pero Don Quijote no puede detenerse aqui, sino que. danco rienda suelia a su imaginaciin asocativa, pata a eDUe smerar otras voees espafiales de tigen sambicn Sribe, cecacterizadas jgualmente por el pref al para concuir incluyendo algunas préstamos terminades ani 17 Este mismo doble modelo se sigue on Jn etimologia de te isla (legen aria, medieval) de lz que Sincho va 2 ser gobemador (lf, 45): “Ia insula Barataria, o ya porque el lugar oe lamaba Barataria, o ya por el barato con ‘que se le habla dado el gobiceno": agui Ia primera etimologia es la formal 0 tnutclégicn que muy maflosimente propone Cervantes (pata mantenerse Sel a Ja dico:omia} como alternativa de la segunda, que es It etimologin “real” hise Aricamente, 13 La razén en que me fundo para creer que el hidalgo pensabs en Lave ‘avote cuando cambié de nombre. se halla en el episodio de Iy 2, donde Don Quijote adapta ef texto del antiguo romance 2 su propia situacén, sustitue yyerdo su propio nombre al del protagonistas “Nunca fuera cabuilero | De amas tan bien seevido { Como fuera Don Quijote | Coando de su aldea Perspectivismo lingiiistico en Ek Quijote 149 ‘Asi debemos concluir que, mientras para el mundo medieval los “procedimientos de pélionomasia-y polietimologia importaban para el. conocimiento de la obra de Dios en el mundo, Cervantes empleaba {os mismex-procedimientos con a finalidad de sevelar la multivalencia de que estin dotadas las palabras para las distintas mentes humanas. BL, que forjé los nombres, puso en ellos significados muy distintos de los que se. habian formado les mismes personajes: Trifaldin, que para Cervantes significa truffatore, “engafiador, estafador, petardista”,- significa para Don Quijote y Sancho servidor de la Condesa Trifaldi, ‘que leva una cola de tres faldas. ‘Acaso este procedimiento es sintomitico de algo fundamental en Ja contextura de la novela; quizd un andlisis lingiiistico de los nombres pueda levarnos camino adelante en diceccién al centro y nos permita echar una ojeada a la actitud general del ereador de la novela mo- derna hacia sus personajes. Este creador tiene que ver que el mundo, tal como se ofrece al hombre, es susceptible de varias interpretaciones, exactamente igual que los nombres son susceptibles de varias etimo- vino.” El suffja cate (como en monigote, machacote) encierra un dejo cfimico para el lector, peco no, evidentemente, para el creador del nombre, Tenemos una ambivalencis en cierto mode semejante en el nombre de Rocinante, aunque en este caso, no hace falta decielo, ol efecto eémico coere 2 cargo del radical, no del suiijo. La noble connotscién de -ante, terminacién partcipial desaparecida de las antiguas lengeas romances, se encuentra con un suatiz de distincién en nomores épicos tales como Baligant, Tervagant y en nombres comunes como aumivant (espafil, abmirente) y espaiol emperan! (que e# encuentra junto con ensperador en el Libro de buen amor). At ruestro culto caballero, con su “imaginacién épica”, adopts fécilmente y muy am gusto este tipo de nomendatura, En cuanto a la etimologia positiva de la palabra quijote (< francks cuisit, musleray escercela"), ésta quedé establecida por Maltiel en Language, XXI, 156. Pero Matkicl confunde Ta lingifetica histériea con el estudio de una obra anistica cuando escribe: “The etymology of this word naturally aroused the curiosity of Cervantes.” En realidad Cervantes no se mostré inceresado en la etimologia de Ia vor quijote, sino en la del nombre propio Quijotes y Gste no derivabs para Cervantes de cxissot, sino de Lanzarote y el grupo Quijade, Quine (cualquiera que sea el origen de estos sltimgs). 150 Lingitistica © Historia Litevaria ogfas. Los individuos pueden ser engafiados por las perspectivas bajo Jas que ven el mundo igual que por las etimotogias que extablecen. De consiguiente, podemos aceptar que el perspectivismo lingiiistico de Cervantes se halla reflejado en su concepcién de fa trama y de los personajes; y de la misma manerx que, por medio de la polionomasia ¥ Ja polietimologla, hace Cervantes aparecer distinto el mundo de hs palabras a sus distintos personajes, mientras él personalmente puede tenee su propio punto de vista, como creador, sobre Jos nombres, ast también contempls 1a historia que nos va natrando desde su propia ¥y personal posicién panorimica. La manera que tienen los personajes de concebir Ja situacién en que estén envueltor puede no coincidir en nada con Ja manera de verlos Cervantes, aunque esta iiltima no siempre esté clara para el lector. Hin otras palabras, el perspectivismo: de Cervantes, sea lingiifstico, sea de cualquier otra clase ¥, le permitié ea cuanto artista estar por encima y a veces alejado de las falsas concepeiones de sus personajes, Mis tarde tendremos algo que afiadir sobre lo que se esconde tras esta actitud de Cervantes: béstenos, por ahora, que se hos ha ptesentado la primera oportunidad de echar una ojeada dentro de Ja obra de ta imaginacién (lingiistica) del novelista, dejac sefialada sumatiamente ta relacién entre sus ambivalencias line gilisticas y su perspectivismo general 4 is, Como un ejemplo no lingiitico de este perspestivisme, puso sefalar 1 passje que ha hecho cilebre Hume: dos compadres de Sancho, lamados para die su opiniin sobre usa pipa de vino, to encontraron excelente bajo todos conceptos, clo que con sn gusto especial que no ler acababa de convencer. Uno insste en que tiene wn saborcilo a euero, el otto 2 hier. Cuando finalmente, agctada La pina, se descubre, su fondo, encuentran una flave de hietzo enmohecido atada a una corres de’cordobso. ais Nada tiene de extrafio el que Dastolevsky, aquel gran absolutista ‘gus gozaba mosteando Ja relatividad de las cases humanss, haya imitado la ypolionomasia cervantiaa, En Crimen 9 castigo el monomaniaco Raskolnikov (uso nombre, relacionado con rasholnik “hereje”, sugiere una_moromants) tiene gn amigo de nombre Razunsichin (relacionado con ragum “razén") que es el defensor Sexible, optimista, ingenioso y elocuente de Ia razén. Su fexi- bilidad mental se eeBeja en las sicerciones 2 que esté sujeto su nombre por Perapectivismo Hingilistico en El Quijote ast Si ahora por un momento volvemos a las viciosas maneras de Sancho de pronunciar los nombres, que, como ya vimos, era uno de fos factores que contribufan a fa polionomasia de Ia novela, com- ptobamos una aplicacién particular del perspectivismo de Cervantes fen obra: para la mentalidad inculta de Sancho, “Mambrino! apare- ceri, bien como "Malina", bien como “Martino”, etc. No hay en ‘esto por parte de Cervantes prurito de presuntuosa afectacién como pudiera set el caso en excritores intelectuales modemos que pudieran ‘burlarse de las abusos lingiifsticos de fos personajes ignorantes; Cex- ‘antes presenta “Whlino”, “Martino”, etc. simplemente como las “apatiencias lingiisticas” de o que para Don Quijote, por ejemplo, ‘no puede ser evidentemente més que Mambrino '. Esta ausencia de parte de otros pettonajes de [x novela: Vragumichin (celacionado cam ‘ora ‘zumlyett “explicar") y Rascudkin (felacionado con rassudak “juicio"). 18 Sancho, que tan frecuentemente aparece como representante de aquel por sino eatslico que toma c mundo tal cual es, como dado por Dios, sin Contar con ta postbilidad de un orden mis ideal, express sus dudas lingifetcas, acerea de lee nombres misteriosos, significativos y musicales, obra de Don Quijote, exactamente igual que corrientemente (unque no siempre) sospecha fon areanes del mundo de encantamiento que pera su amo son visibles: en T, 18, “.. no eran fantasmas ni hombres encartados, como vuestra merced dice, sing hombres de carne y de hues como nesotros, y todos, sexta tos of pombrar, ..ienian aus nombres: que el uno se lamaba Pedro Marines y el ‘oto Tenotio Hernindez, y el ventero of que st llamaba Juan Palomeque el Zurdo:" Cuando excucha de Isbios de Don Quijote los nombres fantisticos de seres de un mundo en cuya existencia Sancho no cree, trata de truer estos ombres a la tierra, para asf adaptatlos a su ambiente enotidiano, Y en Ty 2 cevando te explican que la princesa Micomicona se ama ast por su reino de ‘MicomicSn en Guinea, Sancho oe siente seguro y satisfecho sélo cuando puede hallarle un patalelo en Jos nombres corrientes de gentes que conoce, como Pedro de Aleald, Juan de Dbeda, Diego de Valliiolis, que se laman ast por el nombre del lugar de nacimiento, Evidentements los nombres del mundo de Deu Quijote deben ser, en oper sicién a los nombres corrientes del mundo de Sancho, tanto mix grandilo- ccoentes cuanto fenot realidad encierren; son del género grotesco, es decir, de ‘un terror eGnico, que distiagoe ambicn los nombres de los sigantes de Paci yy Rabeliis, Encontramos (L. 1) Carseuliambro de Malindranias (1. 18) el gran 352 Lingilistica ¢ Historia Literaria critica por parte del autor en presencia de tanta relatividad lingtifstica tiende a hacer vacilar la confianza del lector en el uso establecido de la palabra, Por supuesto, podemos fiarnos del recto uso de nombres ¥ palabras por parte de Don Quijotes pero equién sabe si el caballeto, ‘que tantas veces s¢ ha equivocado en sus intentos de definie Ia rea- lidad (como sucsdiS precisamente en su identificaciin del yeimo de Mambrino) ha acertado esta vez con el nombre verdadero o si este nombre no es igualmente un suefio como lo son las fantésticas aven- ‘turas que imagina (recordamos ef tema barroco por excelencia, “..que Jos suefios suefios son”)? ¢Por qué razéa entonces habia de ser “Mlambrino” y no “Nialino” o “Nlartino” el nombre que representase Ja realidad? La misma insistendia en ob “correcis” empleo de las palabras aplicadas a lo inexistente nos sale al paso en la escena en que Don Quijote escucha de labios del ama la absurda historia del robo de los libros por el sahio “encantador Mufiatén” y en todo ello nada halla que corregir més que el nombre; no “Mufiatéa", sino emperncor Allianfarén, sefor de la grisde ida Traprobana: Pentsetin dth Acremangsdo Brazo; Espareaiindo del Boegue, duque de Nestias (hy 39) Pandaflando de Ja Fosea Vista —nombre este que tramsforma Suncto (de acuerdo con Ia conciencia que ha adguiride de 11 comespondensia lingbistia eneee el modo de hablar de a1 sedor y el suyo propio: {> h, vendo > -edo) fen Pasdabiledo. De igual miners, ol nombre poético Fili se trinelorma en ‘boca de Sancho en filo (23) Lt eapacidad de tanspéricién de Sancho es el equivalent TingUistico de's0 capacidad para sdoplar los esquemas, fantisicos e Don Quijoce. Otro axpecto de la actitnd postivista de Sancho se revela fens cxeenca'de aguel sentimiento simbélies tan caractetitico des amo. Sancho evalia ke ccioues simbslcas segin su velo “positive” © prgmie tico para fa vida actual, Ast, cuindo para simbolzar la democrcin cristiana entee los hombres Je invita Don Quijote a centarse en su mess ¥ comer en compatia de €l y de Jos pastors, Sancho declna fa inviracgn por ef engorro ye le supene tanae que observar modales dios a la mesa de at: amo. Y, sin embargo (pues Cevantes tiene siempre ua “sin embargo"), ena actitud posi tivista de Sancho es capac de produzie batos resultados: durante el tiempo de su abiemo, puesle Sancho descubrie Ia trapsceria del que ocultaba ef dinero en an bastéa, precisamente porgue desconffa del valor simbslico del bécclo. Perspectivismo lingitistico en El Quijote 153 “Frestén", Frestén y Mambrino son nombres cotrectos en la irreaidad {en Ios libros), que nada representan ea Ja realidad, Bs evidente que en Don Quijote se nos oftece una caricatura del humanista © muy ‘versado en libros y nombres librescos, pero indiferente en cuanto a su justa relacién con la realidad (de él se mofa ef ficenciado 2 quien Don Quijote cuenta Ja fantdstiea historia de su hajada a ‘a cueva de Montesines” y al que de manera implicita ealifiea Cervantes de “humantista") 1, Tenemos en estos das episodios Ia sugerencia de un tema que informa toda la novela: el problema de [a realidad de [a literatura. Yo estoy con aquellos criticos que toman en serio las palabras con que Cervantes decara su propésito de “‘dervibar la miquina mal fundada de Jos libros de caballerias”. Esta afirmacién, en la que se formula una acusacién contra un género literatio particular, constituye de Thecho un recenocimiente del peligro potencial de ‘el libro”. Y en 18 Aplicar este t(talo al caballero que pretende revivie un mundo caballeresco medieval en medio de su mando eontemporineo de grandes ejércicos dotados de armas de fuego, puede sorprender al Jeetoc, Peso ei mundo humanistico fer una continusciin del mundo medievals y lo que Don Quijoce quiere revivie ¥ revalidar con suefios humanistices de anticcarios. E} humanista viende a rex vivir, con toda Ia fuerza de su imaginacién, un pasado mis bello, sia pararse 4 considerar eSmo encaja en ef presente. En esto reside 1a fuerza ideal y la debilidad de todo humanista, cuyos dos aspectas describe Cervantes. 17 No se ba recalcado suficientemente que Cervantes» con harta frecuencia {por ejemplo, en a caso de Jos dipticos Marcela Don Quijote, Contenio-Don Quijote, ef Cautivorl Oidor o en ef discurso de Don Quijce sobre las "semas y letras”) empiea el procedimicnto de oftecer un evadro con su réplica, evaro la visién de Don Quijote en Jz cueva de Montesinos ofone el diseurse del icenciade sobre Jos libros humanisticas que abriga el propssito de escribir. Ambos mizan al pastdo: uno pretende revivido en el presente, of otto exhur marlo y teansmitirlo por medio de los libeass y ambas pretensiones, indice de ‘ura sais norma de pensamiento, son igualmente files. Et informe de Don Quijote sobre lo que vio en la cueva de Montesinos, es bien recibide por el Ticenciado como una nvieva “fuente” para su complicada y fantéstica eeudiciin, siendo ast que estas mismas visioues estén inspiradas en es misma cluse de erudiciSn 334 Lingilistica e Historia Literaria este sentido amplio, el Quijote es uma denuncia contra el lado libresco del Humanismo, doctrina en Ia que Rabelais, setenta afios antes, hhabfa creido tan firmemente, y una denuncia del mundo de la palabra en ef que el Renacimiento se habia gorado sin escriipulos. Mientras que los esctitores del Renacimiento podian construir sus mundos de palabras de lujuriante exuberancia, libres para jugar con el lenguaje gracias a su confianza fundamental en la vida, con el attista batroco, en cambio se le permite a la Desilusién colorar todas fas cosas del mundo, incinidos los libros y sus palabras, que poseen solamenté la realidad de un suefio. No son ya las palabras, como lo habfan sido para la Edad Media, receptéculos de verdades, ni tampoco como en el Renacimiento, expansién de la vide: son, al igual que los libros donde estin encerradas, fuentes de duda, de error, de decepcién... “suefios”. E] mismo perspectivismo lingiistico encontramos en la manera de Cervantes de tratar los nombres comunes, En la mayor parte de los ‘casos, tenemos que habémoslas con }a confunsién o 1a critica que engendra el choque de dos tipes lingtisticos detetminados principal- mente por la posicién social del hablante. También aqui, en este 1 EI propio Cervantes debis de ser vulnerable al “virus libresco™ homanis- fico, Nos dice de sf mismo que acostumbriba x leer cuslquer tzoz0 de papel impreso:_y no sogutamnente, como San Francisco, porque pudiera contener a+ feanis palabens angradss, ino pars vivie a sravés de In pulaben impress na -existencia vicaria, a la manera de Don Quijote, es decir, como un “lector de. novels", Tambiéa Cervantes, come tedo Imanists, debi6 sin dude de encontrar sus delicias en el descicmiento de antiguos docamentor. Aa{ nos habla de Insber hecho. descifar La historia deabe de Benengsli pare utiliza; en lk Fistoria del Cautivo, se interpreta la carta de Zoraila, redactada en arabe; y fen Th 39, slude en estos términot 2 un texto sicaco! “eseritan en lenge sie face unas letras, que hsbiéndote decatado en la candayesca y ahora ea a caselans encerran esta sentenca". El polglciamo eoustige un placer de méltiples perspectivas- 19 De casi todos Ios personajes del Quijote podria decitse que cada uno aparece localizado en su correspondiente plano lingistico, en wn pasts a lo fargo de una exclajerérguien, La Duquess, por ejemplo, que tiene plena con Perspectivismo lingiiistico en Et Quijote 15S ‘continuo toma y daca entre interlocutores‘cultos ¢ incultos, hay una sugetencia de relativismo lingtifstico, quetida por Cervantes. La opo+ sicién entre Jas distintas maneras de hablar adopta formas diferentes, Puede suceder que Don Quijote intertumpa a Sancho para corregitle = asi, por ejemplo, en I, 32 le corrige (hereje 0) flemético por cismé- ‘cos en Il, 7 relucido por reducido; en Ul, 8 sorbiese por asolvieses iencia de su superioridad lingifstica y socal sobre Sancho, y que tiene buen euidido de separar su lenguaje del de €l (U, 325 “la flor.de las ecremonizs 0 c+ Fimonis, come vas deste", ha de seconocer su inferioridad, al menos en me terias lingdisticas, frente a Don Quijote, Bn ocasién en que este sltimo habla de ta “retécica ciceroniana y demostina”, [a Duawesa pregunta el significado de Ja ltima pulabra, aiadiendo “que es vorablo que no he ofdo en todos los dias de mi vida"? y se gaua con-ello una reprimenda de su marido: “habéis ‘andago deslumbeada en tal pregunta,” De esta suerte, wa mismo perionaje tiene [a posbilidad de mmstearse superior o inferior lingisticamente, igual que bajo eualqcier orto aspecto. ‘Sin embargo, cabe ditigirnos a nosoures mismos esta pregunta: eno ser ‘ave Cervantes, ef superhumanista, sonsfe malicioso al lector a cuenta del pete souaje humanistico Don Quijots? Porque Ia formacién del adjetivo demostina (ona ‘evidente haplologla popular por demostenino, de Deméstenss) es incor eecta, gNo seed que Cervantes, al hacer cometer a Doa Quijote ecrores tant felomentales, lo que quiere es reivindicar para si mismo una posiién poe en ima desu protagonista? TIncluso evando los personajes inciden en una lengua extranjera, hay una Aiferencia conforme 2 su. posicién socal. En tiempo de Cervantes Ia “fengua celeginte” era el italiane, Don Quijote, como humanista espatel, debe conocer 1 italiane: expresamente confies (ll, 62) que abe “ilgin tanto” de toscano Ys precia de poder cantar algunas estancias de, Aristo: examina tambin af mpresor en punto a conccimiento del vocabulario italiano (Yesabe que al ita- Jiano pignatia corresponde el espafiol ol”); y en ocasiones también inseria formas italianas en. sus conversationes festivas; atf, en Ily 242 “Notable es pilorcherla, como -dice cl italiana”: y en Ml, 252 “Digame’ vuestra merced, ‘setior adivino: 2gué peje pilamo?” Aqut nos hallamos més bien ante idiotis- das tafdos por los cabeles, gracias « los que el humanista Don Quijote de 2 conocer lo a tanto, que esté de Jos matices que se expresan mejor en italiano ‘que en espatiol ‘También tropezamos en nuestra novela con itilianismos empleados en Ia cconversacén de Tos estratos mis bajos de Ta sociedad, donde pareoen sugerie 156 Lingitistica ¢ Historia Literaria en Il, 9 cananeas por hacaneas; en Ul, 19 frisedl por fiscal ®, Revisten particular interés aquellos casos en que los términos empleados per Sancho y las correcciones de Don Quijote guardan relaciéa de do- bletes etimoldgicos (desarrotlos popular y culto de una misma raiz); asi, en I, 12 crit-eclipse; estilestéril (jcudn admirablemente se anticips Cervantes a los descubrimientos del sigl x1x!). Tritase otras veces de Ja rerccién de Sancho ante el fenguaje del caballero que el escu- dero o malentiende (en 1, 8 Sancho traspone [a palabra usada po Don Quijote “homicidios” en el doblete més familiar, semipopular, “omecillos") 0 no entiende en absoluto (en II, 29 Don Quijote tiene que explicarle Is significacién de longinctias [pot longineuos camines} que “traduce” por apartados). En general, Don Quijote demuestra sg tolerancia hacia fa ignorancia linglifstica (respecto al longincuos, que atabo de citar, Don Quijote excusa a Sancho con estas palabras: ¥y no es maravilla que no Jo entiendas, que no estis t6 obligado 2 saber Jatin"), de 1a que muestran sus incultes compaiieros (quienes apatecen mis intetesados por las cosas que por las palabras) hacia Ja pedanteria Jinglifstica: frecuentemente censuran al caballero su “jeringoza” (L, 11), st “griego” (Ly 16}. ¥ cuando Don Quijote des- aprucha en Sancho su empleo de abernuncio en lugar de abrenuincio, replica el eseudero: “Déjeme vuestra grandeza, que no estoy para el lenguaje de la jovisidsd. El ventero dice de Maese Pedro (, 25)¢ “es home ‘bee galante (coma dicen en Teas) ¥ ben compaiio"; en la,escena en que bebett Sancho, su exconvecino Ricote y fos demés pseudoperegrines, acuden a una “‘ingua frnea”, imitcciéa del italiano, en el momento culmizante de su jabilo 1, 54): “Espatioli y Tudesqui twzo unot bon compafo.” Y Sancho zeplica: "bon compatie, jura Di.” Clemencin y Rodefguez Marin no estin en lo cierto al poner objeciones al caro patron mio de Sancho; no se trata agut del italiano Ihumanistco, sino del lenguaje del yulgo én se momentos de deshordada alee aria, ‘Asi, tenemos canforme a los estratos sociales, dos tipos ce eepofol ite- Tionizado. 2 Para oures malas pronunceciones de Sancho, compérese srosloditas > tortie; bérbaros > barberos; entropédfagos >> extrapsjos; seitas > perrtas 4 quien dicen cite Gia. Perspectiviome ingiistico en Et Quijote 157 mirar en sotilezas ni en letras mis 0 menos”; de manera semejante en If, 3, cuando el bachiller Sansén Carrasco le corrige presonajes por ‘personajes, respndele Sancho: “Otro reprochador de voquibles tene- ‘mos. Pues dndense a eso y no acabaremos en toda 12 vida.” Sancho adopta la actitud de Mathurin Régnier, en su oporicién a tos “éplu- ccheurs des mots”, es decir, los zaheridores o reprochadores de vocablos, Puede suceder que el mismo Sancho, abogado de [a naturalidad en ‘el Ienguaje, se vuelva purista en ocasiones! para instruccién de sa mujer y le cortija revuelto por resuelto (ll, 5); pero entonces tiene que oit de sus Inbios, joh selatividad de fas cosas humanas!,. el mismo teproche que solfa él dirigie 2 su amo: “No os pongiis a dis» ‘putar, marido, conmigo, Yo hablo como Dios es servido y no me meto en mis dibujos” (aquf apela al Jenguaje de Dios, el cual es, como el mismo Sancho ha proclamado antes, el gran “Entendedor” de toda clase de Ienguaje). Otro ejemplo de la intoleranciz in- 21 Hea de esperar que cuando Sancha leg a gobernador quisiera establecer ‘un nivel Hingiistico propio, por encima del de sus sibditos. Y, efectivamente, fen una ocavion setiriea Ja manera de hablar de un ganadero, al incitir irs nicamente en una folta gramatical cometida por este dltimo. La escena aludide tno puede analizarte mejor de lo que ha hecho Morel-Fatio en estas palabras: AcE. Rom, XVI, 476): “Locaque Je paysan vient conter son cas au gouverneur de Barscaris if cherche dans sa mémoite le mot juridique qui exprime décem- ment Tacte qu'il a commis (es decir, yucer, “dormir con”, “cohabitar") et au lieu de, “hizo que yoguiésemos", impzrfait du subjonctif done il nfavait conservé qu'un Vague éouvenis, il dit jogésemos.... comme si l'infiniif ait ‘vogar, Sancho, qui, depuis eu'il est gouverneur, s’étudie 2 parler corcectement, avec joie Foccasion de souligner une grosse faure grammaticale chez un dn ses semblables: ‘Faites en sorte, mon brave homme, de ne plus yoger avee personne’, ditil avec un sourite protecteur et appuyant sur le mot. IL ¥ 4B une finesse quiost da sentir ta plupart des lecteurs du Don Quichotie.” Sancho, que tantos pecados cometié contra Ia gramitica, no és intensible a os que cometen sus sitios; su personalidad Lngltstica varia al compés de la de sus ioterlocutoress 22 Esta idea, que es una idea medieval, estd claramente expresada por Sancho, cttando su mujer slega que, deste que Al se ha convertido en miembro de Ia andante cabsllera, ella no es ya capaz de entenderle (I, 5): “Basta que me entienda Dios, mujer, que es ef entendedor de todas cosas.” La misma 158 Linglistica ¢ Historia Literaria sillstica de Ia gente del gueblo es ta respueste del cabrero a qitien Don Quijote habia corregide mds aos que sama por... que Sarrar “iano vive Ta sama —seplica el cabrero— y si es, seffor, que me hhabéis de andar zaheriendo [= “éplucher"] a cada paso los vocablos, ‘no acabaremos en un afi." En esta ocasién, Don Quijote presenta sus ‘excusts y admite que tiene tanto sentido unta exptesign como la otra fen otras palabres, Lege a reconocer a sabidurla de fa “etimologia popular”), De hecho, Doa Quijote, el humanista, esti hecho a apren- der nuevas palabras, grificas expresiones populares desconocidas para 41, tales como las alusivas a fas necesidades naturales, que el fino caba- lero estaba acostumbrado a evitar en st conversacién (en 1, 48+ Ihacer aguas = ofinar: Sancho exclama triunfante: “gs posible que no eatienda vuestra merced hacer aguas mayores © menoses?"), 0 expresiones de Ia germania ({, 22: gurapas, canario del lenguaje de {os galeotes). Y, ef colmo de [a vergiienza en un humanisca, puede datse el caso de que tenga que instruide Sancho en latinisinos (que aparecen, por supuesto, en forma estragadisima) como cuando no logra comprender la observacién de su escudero: “quien infierso ha aula es retencio" (I, 25). Bs significativo que Sancho, el catdlico positivista, esté mis familiarizada con los términos del latin eclesiéstica que sa amo, el humanista idealista, Ast se nos ssuestra Don Quijote no sélo como maestro, sino también como estudiante del lenguaje+ ei empleo que hace del lenguaje de ningiin modo se acepta como ideal. Y ef confianza en Dios aparece en Il, 7, enando Sanche, exya obseevacién “yo soy tan Gel" (féai sepresenta, evidentemente, una combinacida de décil + fée) 10 es comprendida por don Quijote, explicas “soy tan asi") y coma tampoco ‘con esio consigue hecerse entender, exciama: “Pues sino me pusde entender, no sé cémo lo digst no sé mis, y Dios sea conmigo.” La ercatin de fécil, Aunque inexistente en of lenguaje comin, recubre la realidad det ser interior de Sancho, gue apstece defnido por “ser tan ast” y que Dios, segin &l confia, Puede conocer. GL mismo Don Quijte tiene que admit (I, 20) que Sancho, a pesse de sus stisicos términos", daria un excelente predicador; a lo que responde Sancho muy ufino ensertando iomedistamente un solecimmot “Bien prodica uien bien vive, y m0 sé otras tologias") Perspectivismo lingiiistico en El Quijote 359 lector puede suponer que parz Cervantes mismo no estaba exento de reproche ef Ienguaje del caballero, Cuando en sus solemnes desafios (© declaraciones amorosas se deja evar de formas arvaicas, ya sean fonésicas (f- en vex de h-), ya morfolégicas {formas vetbales no contractas), esto no es tan diferente del Dios prazea de Sancho 0 del woecé de uno de los galeotes. ‘A mi entender, lo que Cervantes pretende es presentamos el pro- bblema de un Buen Lenguaje en todas sus posibilidades, sin Megara establecer conclusiones definitivas. De.tna parte se le permite a San- cho afirmar st ideal de una tolerancia lingifstica : (U, 19) “Pues sabe que no me he tiado en la Corte ni he estudiado en Salamance, para saber si afiado © quito alguna letra a mis vorablos, Si, que | vélgame, Dios!, no hay para qué obligar al sayagiiés a que habte coms el tole- dano, y toledanos puede haber que no las corten en et aire en esto de hablar polido.” De otra, Don Quijote puede mantener su ideal de un “lenguaje ilustrado” (en el sentido de Du Bellay): cuando no alcanta Sancho a entender el Iatinismo erutar (II. 43}, observa Den Quijote: “Erutar, Sancho, quiere decir “regoldar” y éte es uno de fos mis torpes veeablos de Ja lengua castellana, aunque es muy significative. Y asi la gente curiosa se ha arogido al latin, y at regoldar dice erutar y a los regiieldos erutacionesi y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el nso los ick intro- duciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendans y esto es cenriquecer la lengua, sabre quien tiene poder ef vulgo y ef uso.” Ast Don Quijote querria crear un lenguaje wssal més refinado, bien que al mismo tiempo seffalara que la tltima decisidn en lo tocante al enriquecimiento de la lengua estaba en el pueblo. Y no niega, por ‘otra parte, la fuerza grifica de las expresiones populares. HI principio de Sancho de Ia expresividad lingiiistica, que corre parejas con st defensa de la naturalidad en el lenguaje, inaata en cada hombre, ha de ser considerado conjuntamente con el principio de Don Quijote sobre el refinamiento lingiiistico, principio que es un teflejo de su infatigable defensa del ideal: al proponer Cervantes los dos puntos de vista, recibe un desarrollo dialéctico el problema debatide. Es 160 Lingiistica @ Historia Literaria claro que en ef passje sobre erutar nos hallamos con un alegate en favor del lenguaje refinado, aunque se exige su ratificaciéa por ef pueblo comin, Pero ello no quiere decir que el propio Cervantes abogue aqui pot un refinamiento en el lenguaje: mis bien, creo yo ‘que- no adopta una posicién delinitiva, sino que io que verdadera- mente le interesa es el juego disléctico de poner de manifiesto les riltiples espéctos del problema debatide, La manera de Sancho de zanjar los problemas es fajantes Don Quijote esti mis al tanto de sus complejidades; Gervantes se sitia por encima de uno y otro. Para él, ambas expresiones regoldar y erutar constituyen un medio de revelat las miltiples perspectivas del lenguaje®, La actitud de Cervantes frente a los dialectes y jergas encaja tam- hbiéa en el entramado de sw perspectivismo lingistico. Mientras para Dante aparecien como realizaciones inferiores (bien que inferiores en diversos grados) de un dechado ideal de lenguaje platénico-cristiano, encarsade en el vulgare illustre, Cervantes los consideraba mados de expresidn que existen como realidades individuales y que en sf ‘mismos tienen su justficacién. Su concepeiéa fundamental del pers- pectivismo no permitié a Cervantes hacerse cargo del ideal platdnico © cristiano cet Lenguaje, Para el creador del Quijote, los dialectos son simplemente distintos reflejos de lz realidad, son “estilos” (como dria con igual tolerancia el lingilista modetno), de los que ninguno puede-alzarse con la primacia sobre los otros. Borgese, en “Il senso dellz lerteratura italiana” (Quademni di domani, Buenas Aires, 1933) ‘expresa un juicio definitivo sobre la concepcién de Dante acerca def vulgare illustve: “Véase en eo} De ealgari eloguentia cémo Dante se consiruye ca Tengu italiana con caracieres de perfeccién divina, que 7 La setiud de Cervantes frente a les refeanes populares no es distinca sie la que adopts frente a las polsbras populares. Sancho aparece amostonando 2 tochs y moche este material Kxico exteresipsdo; Deo Quite, que gusta de citar adagios, admira la espontzneidad y desparpajo de Sancho a este ssa ecto, asf como la sabidura natural y. primitive gue encerran, si bieo aboge por que se haga de ellos un empleo mis moderade: Cervantes no se decide Di por un camina al por ete. Perspectivismo lingilistico en EL Quijote 161 se2, pot decirlo asi, una lengua celestial y de angeles, de religién y de razén; tanto, que esta lengza culta, venerable, refinada, cortesana, no se encuentra por naturaleza en lugar alguno y el habla nativa de este 0 aquel sitio, el dialecto de esta o aquella ciudad es tanto més © menos noble segiin se acetque més o menos a aquel ideal, asf como un color es mide o menos claro, miso menos faminoso sega 32 asemeje al blanco o lo conteasie. Lo blanco, lo pura, lo humineso, Jo abstracto... es cousiderado por Dante... como tipo supremo de belleza.” Cervantes, por el contratio, gusta de las diferentes sombras, de las gradaciones y matices particulates, de la gama de colores entre ‘el blanco y ef negro, de las transiciones entre lo abstracto y lo con ereto. Esto nos permite explicar las frecuentes excusiones de Cer- antes a Jo que Hamariamos hoy “geogratia dialectal”: ast, en Ih 2, “un pescado que en Castilla Haman abdejo y en Andalucla Bacallag Y en otras partes curadillo y en otras truchueld” (es el caso que un tmodemo lingtista catalén, Montoliu, ha podide basar su estudio de les singnimos de “truchuela” en este pasaje): en I, gt. “Tagarinos Haman en Berberia a los moras de Atagéa, y a les de Gransda muce Aéjares, y en el reino de Fez Maman a los mudéjares elches” *, En ‘estas variantes lexicoldgicas, Cervantes debié de ver no un esfucrzo Por aproximarse al ideal, sino solamente Ja abigartada fantasmagoria Ge os conaos de los hembies por acecane 2 la realidad; cade una de fas varientes tiene su jusifieacién propia, pero todas ellas igual refjan nada més que “suefios". Don Quijote se permite oe poner la insuficencia de tales designaciones easuales como aparecen en cada uno de los dislectos, jugando del vocablo “teuchuela”s “eorao haya muchas truchuelas, podrén servir de una trucha”, donde interpreta (0 finge interpretar) iruchuela como “trucha pequeiia”. Lo 2 En cl entremés Las habladoves aparece un personaje con la: exclusiva finalidad de acumular sinénimos en diferentes lenguas: “Una eriads se llama fen Valencia fadrina, en Italia onasera, en Francis gaspiria, en Alemania Blomiaeie el cate sient, en Vicaya moicorty ents piers dala” enemes aqui la materia prima (copia verbons) que vutilizard Cervantes cere Dg a Lingiistcas man x62 Lingiistica ¢ Historia Literaria que en definitiva se nos ofrece aqui es una ctitica de la arbitrariedad de algunas expresiones fjas del lenguaje humano (que llaman los alemanes “‘Sprachkeitik", 0- sea, critica del lenguaje), critica latente fen 1a implicta pregunta: “gCémo una truchuela se lamarfa trucha pequefia?” Igualmente, cuando oye Don Quijote la expresién cantor referida a les galeotes, pregunta cindidamente (I, 22) “¢Por mtisicos y cantores van también a galeras?” Ast, Ia interpretacién literal de Ja expresign sirve para poner de relieve el color macabro e irsnigo de su empleo thetaférico (cantar ~ cantar en el ansia, confesar en ef torment). Asistimos agui al azoramiento de Don- Quijote empefiado ‘en entender las palabras en su sentido estricto. Podemos, acaso, ver fnsinuada una censure contra Don Quijote por su manera excesiva- mente literal de entender el lenguaje; pero ello contribuiria también a la critica de Ja ambigtiedad del lenguaje humano, Cervantes, por su parte, se contenta con sélo sugerir el problema lingiiistico, sim desacrollarlo dislécticamente. ‘Una muestra mapisteal del perspectivismo lingifstico nos la ofrece Sancho en Ia transposicién del altisonante estilo amoroso de la carta de Don Quijote a Dulcinea, de Ja que ef escudero recuerda el con- tenido general, ya que no las palabras exactas. Como todas las per~ sonas ptimitivas, tiene Sancho excelente memoria aciisticay “toma. de memoria" y “tiene en su memoria” (de acuerdo con la prictica medieval, no “aprende de memoria”, cf. mi articulo sobre decorar RHF, VI, 176. 283), pero, al pretender rivalizar con el florido len- guaje de Don Quijote, se ve obligado a “transponer”, acordindose de To que €l cree que ha dicho Don Quijote. De esta manera, “soberana y alta sefiora” se convierte en “alta y sobajada seffora” que corrige el batbero en... “sobechumana o soberana’?: de esta sola expresién del encabezamiento nos encontzames con tres versiones, resultando una polionomasia como en el caso de los nombres propios. De fa misma manera, “de punto de ausencia y el lagade de las telas del corazén” pasa a “el llego y falto de sueiio y el ferido” (es como si Sancho, al par que se deja llevar de las etimologias a estilo de San Isidoro, diagnosticase sutilmente ef mal de su amo). Tenemos en tales true- Perspectivismo lingiistico en Et Quijote 163 ‘ques lingiisticas un paralelo de los numerosos dislogos entre caba- Meco y escudero, que, como es bien sabido, se insertan en la novela con el fin de poner de manifiesto las distintas perspectivas bajo las que. unes mismos acontecimientos aparecen a dos personajes de fondo tan distinto, Esto quiere decir que en la novela de Cervantes las cosas se representan no por lo que. ellas son en si, sino slo en cuanto objeto de nuestro lenguaje 0 de nuestro pensamiento; y ello implica en el narrador romper la representacién en dos puntos de vista. Es imposible la certeza respecto a la realidad “no rota” u objetiva de Jos acontecimientos: Ja-tinica verdad ‘indubitable a la que debe ate- tenesse el lector es Ja voluntad del novelista que opté por romper Ja vunidad multivalente en diferentes perspectivas. En otras palabras+ el perspectivisme sugiere un principio de Arquimedes extrinseco a la trama y el propio Cervantes es aqui Arquimedes. En el segundo capitulo, el apodo “los del rebuzno” esté cargads de un doble sentido: tas variantes espafiolas de lo-que se lamarfa en alemin Schildbiirger sacan su altaneto grito de guerea del proble- mitica arte del rebuzno; en su estandarte Hevan por divisa Jos dos verses “no rebuznaron en balde el uno y e! otro alcalde’ (los “regi- dores” han ascendido “alcaldes” ‘en ef curso de la historia y tame bién evidentemente... por necesidad de la rima), Hn este pasaje, Cer- ‘vantes confié a Don Quijote la misién de confundir y desbaratas esa vanidad de patriotisme de campanario: el caballero humanista, en Jun discurso magistral en el que enumera una serie de apodos étnicos espafictes (exya explicacién lleva al modero filolégo Rodriguez Matin més de cuatro nutrides piginas), “los de Ja reloja, los cazoleros, bberenjeneros, -ballenatos, jaboneros", mavestra Ja desmedida vanidad nacida de Ja carne, no. del espititu; del demonio, no de la ver- dadera fe catélica— que se esconde en Ja actitud de Ja gente, de sentirse agraviados. por los apodos, es decir, de revestir esas fiitiles ‘expresiones del Ieuguaje con un valor simbélico desproporcionado, Don Quijote, quien en otras ocationés no sabe sino introducir sim- kbolismo y principios generales en ta vida cotidiana, denuncia aqui, inspirado por Cervantes, Ja vanidad de un simbolismo y de una gene- 164 Lingiiistica ¢ Historia Literaria talizacidn impertinentes. Asi, el apodo “os del sebuano” estd hecho para brillar con Ja doble tux de la estupidez, que quiere ser tomada fen serio, y de una peculiaridad local, que pretende itoportancia “ina ional”, El lector queda en libertad de pasar adelante y extender esta critica a otros “slogans” nacionales, Que Cervantes respalda aqui a Don Quijote parece fuera de duda, ya que, al introducir el novelista este episodio, habla por cuenta propia y atribuye Ja adopcién de la divisa “los del rebuane” al “diablo que nunca duerme” y que levanta Mquimeras de'no nada"; algo asf como un diablo barroco, que se eomplace en engafiar al hombre. El aspecto quimérico y ciege de la vanidad bumana dificilmente podtia encontrar ilustracién més con- vincente que esta historia, donde el arte del rebueno se infla primero ¥ después se desinfla ante nuestros ojos, apareciendo como un “len- Jguaje especial de Ja vanidad humana”, Y podemos ver en la ma- nera cesvantina de tratar fos apodas otro ejemplo, esta vez respecte al lenguaje, de su actitud barrora {qué es verdad y qué es suefio?). No es el lenguaje humano vanidad de vanidades: no es, 2 veces ¥ hasta cietto punto, una. especie de “rebuzno”? Cervantes no lo dice expresamente, El doble punto de vista desde el que Cervantes acastumnbra a dese tvozat la realidad que describe, puede también aparecer enlazado con una paabra-clave; que se repite 2 Jo largo de un episodio dado, 7 sobre Ia que derrama Cervantes dos diferentes juegos de luz. Tenemos ‘un. magnifico ejemplo de esto en nuestros dos capitulos a5 y 27, en os que nuestra. interés esti centrado en el motivo “rebuznar como 25 La cantera de la que extrao Cervantes ef primer episodio es, seguin Rodsiguer Marin, un evento popular (yo afadiela que de fa variedad de cuenton ‘Populares sobre tonto). Pero Ia introducciéa en él del elemento barroso cose firuye evidentemente sn togue cervantino, Y estl también en consonancia con este elemento el que ta qsiearica expedicién de los del pueblo “del rebuzno", gue estin dispuestos a conguiszr toda Ta comarca, venga a quedar reducida a la paliza propinada a Soncho...: una vittoria que, de haber ellos tenido conocimiento de la antigua usanza grieg2, coments Cervantes, babrian ‘exlebrado con la execcibn de un “trofea". Perspectivisme lingitistico en EL Quijote 165 tun asne”. El edabén que une estos dos capitulos es evidentemente Ia “vanidad"": la vanidad es Ta que impulsa a los dos regidores de ta Mancha de Aragén a tratar de vencerse umo a otto en el rebuzno, evando silen a la busea del animal perdido que desean encontrar y cuyo rebuzno en respuesta al suyo cada uno cree oir... para venir a enteratse a las postre que e] sebumo era el del otro corregidor {pues el asno habia muerto ya). ¥ cs igualmente Ja vanidad la que induce a los habitantes del puchlo —a quienes, a maiz de esta aven- tura, los moradores de los pueblos comarcanos apodaban “Jos del reburno"~ a salir al eampo a presentar batalla a sus burladores. Y ale vanidad se debe asimismo el que Sancho, aun menosprecianda junto con Don Quijote el don de imitar a un asno, no pueda, sin embargo, abstenerse de ofrecer una prueba de su pesicia a este res- pecto, en presencia’ de “Jos del rebuzno”, quienes inmediatamente artemeten furiosos contra él y le apalean, La vanidad de “‘rebuznar* comparte con todas las demis clases de vanidades 1a comin caracteristica de que un zago baled! queda investido de un valor simbdlico que no puede merecer a la luz de Ja marin. Asi, ta dualidad (valor real frente a valor falso) se oftece por si misma a Ja explotacién del artista. En el primero de los ‘apftulos citados presenta Cervantes a lor dos regidores dirigiéndose mutuamente dudosos cumplidos: “de vos a un asno, compadre, no hhay alguna diferencia en cuanto toca al rebuznar” 0 “‘[pues vos soit] el mis perito rebuznador de mundo”. En Ja palabra “rebumnador” hay como una resonancia del noble sonido de campeador, emperadora.. pero queda ahogadz por ia vor spera y bronea del innoble animal una ambivalencia que descubte lo vano de Ia pretensién, Es este un caso en que el perspectiviame de Cervantes ha cristae izado en una formacién, lingiistica bifocal: en Ja observacién de Den Quijote “eso que a ti te parece bacia de barbero me parece a mi el yelmo de Mambrino y a otro le pareceri otra cosa” (I, 25) est 36 Ja misona regla aparece en otros pasajeas Io que es para Don Quijote a cueva de Montesinos, es pata Sancho “puerta del infiemo”. “gInfiemo lt ‘Damdis?”, replicd Don Quijote, 166 Lingiiistica ¢ Historia Literaria encerrada una Weltanschauung que Améticd Castio, de manera ma- istral, ha seftalado como eritica Slosdfica (tipica del Renacimiento) de los sentidos (“el engafio alos jas"); ¥ esta halla su ex- ‘presign lingitstica, sumamente atrevida en tiempo de Cervantes, en Ia nueva palabra “baciyelmo” con que:el tolerante Santhe conluye el debate sobre 1a identidad del brillante objeto, como si razonara asi: “si una cosa me parece a mf como @ y a ti como b puede ser que en realidad no sea ni @ ni b, sino 4 + 6” (la misma tolerancia demuestra Don Quijote wa poco mas adelante en el misino episodio, cuando observa, en. su fazonamiento sobre la nafuraleza hipotética del hipotético Mambrino: “Ast que, Sancho, deja ese cabsllo, 0 asno, 0 lo que tii quisieras que sea”; slo que Don Quijote no llega a forjar un *caballiasno), Pues bient es evidente para cualquier Tingiiita que al crear Cervantes baciyelma debié tener en la mente una formacién existente del mismo tipor y este modelo tuvo que set el que proporcionaban denominaciones de animales hibridos, es decic, de una desviacién fantéstica de Ja matutaleza, de forma que esta cualidad de Jo fantistico y lo grotesco se transfiere automética- mente al neologismo baciyelmo. Pero esta forma no garantiza la cexistencia “actual” de una entidad 4 +b. Bn Ia mayor parte de los -casos, Cervantes acata el Ienguaje, aunque duda de él: a una bacia no puede llamarla mis que “bacia"; a un yelmo sélo puede datle el nombre ““yelmo"s pero con Ia creacién de baciyelmo se libera de Jas limitaciones del lenguaje”, Yo quisiera destacar aqui, coma en ‘cualquiera otta parte, mis de lo que hace Castco (cuya tarea consisti6: 7 Desde el punto de via lixgiiico, buriycimo perenece al grupe de fur formaciones dvandvs, que designan ibridos en espafcl: marimacho, zerpihombre (Géngor): un objete, al igual gue un ser animade, prece pre- estar un aspecte hibsdo y ser representado por el mismo tipo: arguibanco, ceatricofee ty becieimo). Como demostss 1a seirita Hatcher, en su libro Enghsh word formation and Nedlatn, este tipo renacentista de formacién de palabeat en espadol deriva, en hime véemino, del ariego dbdyorivms, ‘tprigiagas, em forma latina, mascalofemenina, hiveocerous y Heniopalium. Aes, Cervantes express. visién perspectivista en wn. tipo eenacentisea de formacia de palabras reservado a los hibridos. Perspectivismo lingilistico en El Quijote 167 fan mostrarnos Ja conformidad con el pensamiento renacentista de lo que, Cervantes mismo Tamé su “spirits Jego”, la libertad artistica conquistada por Cervantes, En la afirmacién contenida en “...0 to que quisieras que sea” ha ‘proclamado el artista su propia libre vo+ funtad. ‘Ahora bien: por lo que he dicho ‘pudiera parecer que el artista Cervantes echa mano del perspecrivismo linglistice solamente para afirmar su propia libertad cteadora; pero este perspectivismo, como ya hhe dado a entender, en s6lo una faceta del espiritu general de relati- vvismo que han reconocido la mayoria de los eriticas como caracte- fistico de nuestea. novela, Tal perspectivismo, sin embargo, tenia 28 a relaciin con el perspectivismo lingiistico de Cervantes, tienen interés los numesotas juegos de palabra que apsrecen en el Quijore? (1, 2) Don Quijote lama at venteso caztellavo, porque Ix venta se le representa un casilo en ef que quiere ser acsiada cabsliero, pero el ventero cree que se le ha Ilamado castellano “por haberle parecido de los sanos de Casilla”. En I, 3: “No se ccxr6 [hizo caso") ef harriero destas sazotes (y fuera mejor gue se cure Porque fuera curarse {'sanae'] en salud)” En Il, 26+ “Dinelos (dos reales) no ‘para romar el mone sino la mona.” Ea Il, 65. cuando ef heayo dice » Sancho "ta amo debe de ser un loco”, responde el escudero: “gCémo debe? No debe nada 2 nadie: ur tedo le gage. y mis cuando fa moneda ex locura.” ‘Los juegos de palabra son un mode bifeeal de expresida que aminoca y telativisa fa firmeza con que el lenguaje aparece af hombre que lo emplea. "A veces, el “mundo de la palabra” a la manera renacentista, desborda la realidad externa. La vor “donas” en Js expresisn ni dones wi donas, cons- ‘ihoye na formacién osteratente fantisca, sin singuna realidad subyacente (ya due el femenino de don es daeha o dag): kay que explicarlo como una extraccién de don(es) y sdlo en uniéa de esta palabra es posible el empleo de aquélla, igual que iwstlos se emplea sclamente en ta locuciéa mi Smsulas ‘ni inaules, Betis formaciones ee usan con el fin de excluir de la consideracién, ccealquier posible vasiedad de lz especie indicada por el radical, cendencia Gata que oe de también en otras lenguss: por ejemplo, en tures, en Is ‘expresién sapiia yok mapa yok “[no tengo} xi porta si nada” donde el téemino mapa esti formade sabre el modelo sapha, sin que coreesponda a aninguza realidad). Pero en la misma creacién de un nombre para fo que existe solamente en el momento de see negado, la entidad inexistente queda ‘con ello datada de una cierta realidad (fantéstica). 168, Lingilistica e Historia Literana ‘que reconocer, en tiempo de Cérvantes, un dominio de To absolute, gue ea, en nuestro caso, of del caiolicismo espafiol. Cervantes, aun ufanindose de su papel de artista que puede mantenetse lejos de los Mengafios a los ojes”, lejos de los “wuefios” de este mundo, de artista ‘que crea su propio mundo, siempre se ve a si misme como sombreado por fuerzas superiores; el attista Cervantes nunca niega 2 Dios ni sus. instituciones, el Rey y el Estado. Por tants, Dios no puede quedar dentro de su perspectivismo de artista: més bien el Dios de Cervantes esti situado por encima de las perspectivas del lenguaje, y de £1 s¢ dice, como hemos visto, que es ef gran “Tntendedor” del lenguaje ‘que ha creado, igual que desde su pesicién privilegiada inferior pre- tende ser Cervantes. Acaso podames aceptar con Cervantes ‘a antigua creencia neoplaténica ea un Hacedor artistico entronizade sobre las miiltiples facetas y perspectivas del mundo. La historia del Cavtivo (I, 37 sig.) una de las muchas novelas cortas intercaladas en el cuerpo de lz obra, ejesmplifica el perspecti- vvismo lingiifstico puesto al servicio de to divine, La deucella prome- tida del ex-cautivo, que entra en escena cubierto el rostro y vestida a fa morisca, y que sin pronunciar palabra saluda a los presentes con una zalema a usanza mora, desde el principio nos causa la impresién “que debia de ser mora y que no sabia hablar ctistiane” (nétese la expresién hablar cristiano [en lugar de hablar castellano] que al iden- tificar “espaol” y “cristiano” anticipa el motivo religioso, funda- mental en este episodio). Es Dorotea, la que hace la pregunta capital esta sefiora ges mora o cristiana?”, A Io que el Cattivo responde que es mora ea el traje y en el cuerpo, pero que en el alma es muy grande crstiana, aunque no esti todavia bautizada; pero que “Dios serd servido que presto se bautice” (podemes igualmente ver en esta menciéa de Dios, no una férmula convencional, sino una sugerencia del gran problema, que es la obra de la divina gracia). El Cautivo, en Iengua drabe, tuega a su prometida que se quite el embozo para dejar al descubierto su encantadora bellezat preguntido cémo se lama ella, da su nombre en lengua drabe: Lela Zoraida; y es ahora cuando Ia joven mora habla por ver primera para decir: “No, no Perspectiviemo lingitistica en El Quijote 169 Zoraidas Maria, Maria", repitiendo dos veces esta afirmacién (la segunda vez, mitad on drabe, mitad en espafcl: “si, si, Mariaz Zoraida macenge [= de ningin modo”). E] cambio del nombre que reivindica —evidentemente uaa anticipacién del cambio del nombre que acompafiard su bautismo—- entrafia profunda significacién: es tutta profesin de fe, de conversién, Mis tarde veremos que recibird el nombre de Maria, porque; desde su mis tierna infancia, fa ha tomade Ja Viegen bajo ss manto. Después de esta primera apasicida de “Zoraida-Mar‘a", cuyos dos nombres no son otra cosa mds que ef refleo lingilistico de su doble aturaleza, el episcdio se interrumpe por el discurso de Don Quijote sobre Jas armas y las letras. Asi, después de una brevisima introduc ida, tenemos que perder de vista unos momentos a **Zoraida-Maria” queda flotando on el aire el enigma de su doble nombre y de st personalidad de doble cara como Jano. La interrupcisn es sigaifcativa. ‘Cetvantes, en los breves episodios intercalados, sigue por regla general tna técnica opussta a la de Ja accién principal. En esta dltima se nos nuestra siompre ea primer lugar la realidad objetiva de los acoatecimientos, de suerte que, cuando mis tarde, después de haber pasido por el alambique de la mente de Don Quijote (Sanche, en general, petmanece mas fiel a Ia realidad que ha vivido), aparecent tergiversados y desfigurades, nosotros estamos ya en guardia contra Ja locura del caballezo. En las novelas cortas, por el contratio, Ces~ vantes emplea la técnica de sometemos al suplicio de Téntalo. per nitiéndonos echar ripidas miradas a lo que parece una situacién in- creible, digna de la inisma imaginacién de Don Quijote (en el caso que nos ocupa, aparece de repente ante el grupo de los amigos de Don Quijote, reunidos en una venta, una mujer de aspecto exético, ataviada con atuendo extranjero y con um acompafiante que habla ppor ella) y que tiene todas las caracteristicas de Io irreal; y el autor tiene buen cuidado de prolongar lo més posible nuestra suspensién antes de damas Ia solucién del enigma inicial. Ast, estas breves na- traciones episédicas, interealadas, cuya reatidad es, por lo menos, tan fantéstica como los suefios més atrevides del loco caballero, nos ofre- 370 Lingiistica ¢ Historia Literaria ‘cen otra revelacién det perspectivismo de Cervantes: tenemos que habémostas no sélo con ta oposicién entre Ix realidad prosaica y los suefios fantisticos: Ja misma realidad puede ser, al mismo tiempo, prosaica y fantéstica, Si, a lo largo de la trama principal, Cervantes ha eumplido sa promesa de “decribar Ia miquina mal fundada" de lo fantistico, ha tenido buen cuidado de reconstruir esa méquina en fas novelas cortas intercaladas dentro de Ia accidn principal. Y la novela del Cautivo constituye una magnifica compcobacién de esta zegla. Cuando, después del discurso de Den Quijote, el Cautive cuenta su historia desde el principio, y nos explica cémo vino a realizarse el hecho sobrecogedor de “Zoraida-Maria", podemes lanzar una mi- ada al interior de la realidad histévica de aquel mundo hibrido de Mahometanos y Cristianos, que en tiempo de Cervantes era el equi- valente del medio fronterizo de Ios romances, sélo que una variante ‘mis compliceda 2 causa de los dos geupos representatives de Ja fe seahomerana enfrentados a los espafioles en aquel entonces: los tut- 0s ¥ los drabes, mis crucles aquélles, éstes (a los que pertenecen Lela Marién y su padre) mis ficiles de atraer a la forma de vida cristiana. De hecho, tes mismos drabes parecen seutirse més afines a Ia cvilizacién cristiana que a ta de los turcos (el padre de la joven Tama canes a log turcos; y extrafia su ironfa el hecho de que més tarde, y ante los grandes agravios de que le hacen objeto los crise tianos, tenga que Hamar a éstes perros). Cuando el Cautivo cuenta Ia historia de los trdgicos sucesos que desarrollaron en el fondo del belicoso imperio turco, adoma st narra- cin (en lengua espafiola) con palabras turcas y &cabes, ofreciendo un mosaics lingiistico que contribuye a dar color local a la historia. Si moderne entregado s la explicacisn sociolégica ee Ia historia. 7 Quing deblera eehaler acuf que el perspectivismo es inherente al mismo ppensamiento ctistiano. La pareja Don Quijote-Sancho Panza no ex, después e todo, sino Ta réplica cervantina de los personajes medievales Sstomén y ‘Macolfo, en quienes aparecen contrastadas la subidarla del sabio y Ia del hombre vulgar y corriente (pudiéadose, por tanto, ver ea los reftanes de Sancho uoa versiin tardia de los froverbes au. vila), Este ejemnalar con- araste detiva de la verdad evangélica de que el hombre vulgar y corriente eve acceso 2 la sabidurfa igual que el hombre etrados de gue cuzleviera pucde comprender el espitits, si no Ja lena, de Ia ley. Tenemos aq ejemplo det gradualismo medieval", segin el que no som decisives en tiltima instancia el nivel social o el nivel intelectual de fos sequidores de Cristo. Y en esto esti bh rarén de que, en Jor misterios etcénices medievales, puedan alternar elevadas escenas sobre la vide de Cristo con ots bufonescas en que se permite a pastores y payasos expresar su “punto de vista” sobre os augustes sucesog en cvestién, en su lengraje sistico y grosero. En este cciterio gradualista esti isiplicto el perspectivismer y 3 este perspectivismo, Perspectivismo Hingilistico en El Quijote 187 ninguna de aquellas roménsicas protestas del artista contra la Sociedad, ‘Mas, por otra parte, el artista Cervantes ha ensanchado, y ello gracias solamente af arte de su pluma como novelists, Ia independencia demirgica, casi césmica del artista, Su ironia con variados matices, perspectivas y disfraces —de selativizscién y dialéctica— da testimo- rio de su alta posicién dominadora del mundo. Su jconia es la Hbertad de las alturas, no la inexorable diselucién dionisiaca del individuo ‘en la nada y la muerte como en Schopenhauer y Wagner, sino una Tibertad bajo la cGpula de aquella religién que afiema la libertad del albedrio. Hay aqut, en el mundo que ha ereado, un aite vivificante con el que podemos llenar nuestros pulmones y con el que se afianzan nues+ ‘ros sentides y nuestro juicio individuales, y hay Ja transparencia ristalina de un creador,artistico en sus miltiples refejos y vatiadas refracciones. que encontes Cervanses' en Ia tradicidn medieval, le atadi6 A la tejatia y istanciamienta srifsticos del pensador renacentista,

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