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Asignatura:
Educación para la Paz
Temas:
Tarea 1
Participante(s):
Victor A. Medina Vasquez
M-13-4588
Profesor(a):
Fecha:
10 de marzo 2019
Bienvenidos a nuestra primera semana de trabajo la cual tiene como
título Educación para la paz, conceptualización y origen. Después de
consultar la bibliografía recomendada, se le recomienda realizar las
siguientes actividades:
I-Presente un informe con los siguientes tópicos:
Los estudios para la paz tienen sus orígenes después de la segunda guerra
mundial (siglo XX), iniciando entonces una preocupación en torno a estudiar
maneras distintas de generar paz desde distintos puntos estratégicos como
social, cultural, económico, político y educativo.
Entre los años 1934 y 1945 surge en los Estados Unidos las primeras (ONG
´s) organizaciones no gubernamentales
En los años 20, Wright y de Richardson, con sus análisis y Pitirim Sorokim,
con sus teorías que clarificaban los motivos de la guerra, se consideran los
primeros antecedentes o padres fundadores de Estudios para la paz en su
versión más genuina de paz negativa; sin embargo, es difícil afirmar que los
estudios para la paz no habrían empezado, como campo académico, hasta
después de los años cuarenta y cincuenta
Un educador que eduque para practicar y promulgar la paz debereunir las siguientes características:
• Debe ser una persona fraternal
• Debe transmitir armonía
• Debe ser una persona que viva, conviva y cree un mundo de paz, armonía, solidaridad y respeto ante el mismo y ante los demás.
Son profesionales que son capaces de integrar el contexto actual y la realidad a sus enseñanzas, de manera que los estudiantes se sientan
implicados y comprendan mejor los conceptos.
3. Observador
A pesar de que la clase esté formada por alumnos muy diversos y con diferentes capacidades, es capaz de detectar las necesidades de cada
uno, sus carencias y adaptar el ritmo de trabajo, a lo que necesitan sus alumnos para alcanzar el éxito.
4. Es mediador
Un docente, en la mayoría de ocasiones, también debe de ejercer de mediador y centrarse en mostrar a los alumnos, habilidades blandas y
comportamientos que les ayuden en la resolución de conflictos.
5. Es cooperativo
La cooperación es clave para trabajar efectivamente con administrativos, otros docentes y los padres de los alumnos.
El aprendizaje colaborativo y el trabajo en equipo debe ser la base para transmitir conocimientos y generar coloquios e ideas entre los propios
docentes y entre los alumnos.
6. Es inspirador
Un buen docente debe de ser un guía que incentive el conocimiento autodidacta y creativo de los alumnos.
Como profesional especializado en la transmisión de conocimientos, debe de compartir experiencias de aprendizaje que vayan más allá de la
explicación de conceptos y la tradicional clase magistral.
7. Es innovador
Un buen docente también se encuentra en plena formación y renovación de conocimientos, de manera que pueda integrar en las clases,
nuevas metodologías, herramientas o recursos.
Las aulas virtuales o el uso de las aplicaciones tecnológicas han marcado una nueva forma de enseñanza, con la que los docentes deben de
sentirte a gusto y preparados.
8. Es resolutivo
Encuentra los medios necesarios para lograr conectar con todos los estudiantes, sin importar el desafío que se plantee.
Debe estar dispuesto a trabajar con diferentes herramientas para asegurar que los estudiantes reciban la formación que necesitan.
9. Es empático
Un buen educador debe poder reconocer y empatizar con los problemas y las situaciones a las que se enfrentan los estudiantes.
Tiene que tratar de ponerse en el lugar de sus estudiantes, ver las cosas desde su perspectiva y ayudarles a desarrollar las habilidades y
aptitudes que les ayudará a madurar y superar con éxtio los desafíos.
10. Es carismático
La habilidad de atraer la atención en un aula llena de alumnos y ser capaz de mantenerla por tiempo prolongado es muy difícil, por lo que es
necesario que el docente diseñe clases interesantes, frescas y actuales, promoviendo la curiosidad y el aprendizaje fuera del aula.
La docencia se basa en una perfecta combinación de aptitudes y conocimientos y, sobre todo, que con su intervención generen la suficiente
curiosidad y motivación, para que sus oyentes continúen inviertiendo tiempo en su formación y desarrollo profesional.
Reflexiona acerca de los diferentes momentos en los que la familia utiliza modos violentos como: gritos, castigos y golpes y explica
cómo afecta este comportamiento en el hogar, escuela y la comunidad.
La violencia es un problema social que afecta diversas esferas de nuestra vida. De manera cada vez más evidente todos estamos
expuestos a la violencia y todos podemos generarla en distintas formas.
La violencia no toma en cuenta diferencias de etnia, religión, edad o género, ni tampoco nivel socioeconómico. Podemos
experimentarla o encontrarla en el trabajo, en la calle, en la comunidad y hasta en nuestra propia casa.
Hasta hace muy poco la sociedad empezó a dejar de ver la violencia familiar como algo natural, normal y sin remedio. Hoy
sabemos que la violencia se enseña, se aprende, se legitima y desafortunadamente se repite. También sabemos que se puede
prevenir y que es posible salir de un círculo de violencia.
La violencia se promueve de diferentes maneras. Un ejemplo de ello está en algunos mensajes que transmiten los medios masivos
de comunicación (televisión, radio, periódicos y revistas). En muchas ocasiones, éstos presentan la violencia como una forma
válida para relacionarse con los demás y para resolver problemas. Los gritos, las ofensas, las amenazas y las disputas pueden
tener distintos grados de violencia.
El problema de la violencia es más amplio de lo que creemos y no siempre es ajeno a nosotros. Por eso, es importante pensar si
en nuestra convivencia cotidiana existen situaciones de violencia que pueden manifestarse de diferentes formas, desde una mirada
y un silencio con intención de herir, hasta un golpe, porque de ser así aún es tiempo de cambiar.
Para tener una vida de familia agradable y que nuestros hijos se comporten de manera adecuada es fundamental que
establezcamos límites y reglas de comportamiento.
Para esto, debemos adoptar una actitud de maestro y entrenador de nuestros hijos, y transmitirles a través del amor y la disciplina
los parámetros de comportamiento deseados. Usted y su pareja son los principales educadores de los hijos y para esto, el primer
paso es ponerse de acuerdo en cuáles son los valores y creencias que quieren transmitir, y diferenciar entre lo que es aceptable o
no para la familia.
Para poder lograr una comunicación eficaz entre padres e hijos, debemos desarrollar un plan que nos permita estructurar
claramente cuáles son nuestras expectativas y cuáles son los límites que vamos a establecer. Al principio los niños tienden a
resistir el cambio pero una vez vean que usted como papá o mamá está siendo consecuente con lo que cree y dice, los niños se
dan rápidamente cuenta que esas son las reglas y se adaptan ágilmente. La clave es que como padres tengamos muy claro lo que
creemos y decimos, y mantenernos firmes con las consecuencias.
Para esto es importante seguir los siguientes pasos:
1. Desarrollar un Plan
La base de la disciplina con los hijos es una buena comunicación. Esta se logra a través de ser muy claro cuando les explicamos a
los niños nuestras expectativas de comportamiento en la casa y el colegio, teniendo en cuenta que ellos entendieron lo que
estamos diciendo. Para que esto suceda de forma exitosa, es primordial que la pareja y las personas involucradas en la educación
de los hijos se sienten con papel y lápiz, y escriban cuáles son las reglas de la casa, lo que esperan de los niños y cuáles son las
consecuencias por no cumplirlas. Es importante que los padres las escriban, porque generalmente cada uno de nosotros tiene
distintas expectativas y formas de disciplinar a los niños.
Tenga muy claro que el niño entiende y sabe cuáles son las conductas que no se aceptan en casa.
De forma clara y concisa explíquele al niño cuál es la consecuencia y los pasos a seguir si el mal comportamiento continúa.
Enséñele a su hijo cuál es el comportamiento adecuado que usted espera cuando se comporta de forma incorrecta. Y explíquele
el POR QUÉ de no comportarse así.
2. Manejo de las rabietas o pataletas
Si su hijo o hija le dan rabietas constantemente, es necesario que el pediatra lo revise para descartar cualquier razón médica de
este comportamiento. Si no hay ninguna explicación médica, debemos establecer cuál es la razón que motiva al niño a tener las
pataletas.
Las preguntas que debemos hacernos son las siguientes:
¿Está el niño tratando de llamar su atención positiva o negativa?
¿Le dan pataletas cuando quiere evadir alguna situación? Por ejemplo cuando no quiere quedarse sentado en la mesa con la
familia a la hora de la cena.
¿Llora para pedir comida, un objeto o algo especial?
¿Le dan más pataletas cuando está en casa o en el parque?
Una vez que hayamos determinado cuál es la razón detrás de la pataleta, es importante que su hijo NO OBTENGA LO QUE
QUIERE cuando hace una rabieta. No le dé su atención, ni el jugo, ni el juguete, ni lo que lo esté motivando para comportarse así.
Lo más difícil para los padres de hoy es tener que tomar medidas extremas durante una pataleta, pero es la única solución para
cambiar este comportamiento. Cuando su niño esté llorando y con una rabieta, debe dejarlo en un lugar seguro pero que usted lo
pueda ver y vigilar de lejos. Si se encuentra en un lugar público, llévelo al carro o a una esquina y déjelo llorar mientras usted lo
vigila, no se angustie por las miradas de otros. Todos hemos pasado por la misma situación. Luego debe ignorarlo hasta que se le
pase la rabieta. No lo mire, no le hable, no le ponga atención. Dejarlo en su cuarto cuando tiene una rabieta no es recomendable,
ya que empieza a asociar el lugar de juego y descanso con la rabieta. Esto tomará varios días, hasta que el niño se da cuenta que
no recibe su atención cuando le da una pataleta.
El siguiente paso es enseñarle al niño cuál es la manera correcta de pedir las cosas. Necesita aprender el comportamiento opuesto
a lo que está haciendo para poder cambiar, y para eso los padres deben enseñárselo. También es importante que los niños sepan
cómo decirnos que se encuentran frustrados y necesitan ayuda.
3. El castigo constructivo
La disciplina positiva y los límites les ensenan a los niños a pensar antes de tomar la decisión de portarse mal. De ahí, la
importancia de los padres cuando ponen limites y reglas a los hijos. El castigo consiste en quitarle al niño ciertos privilegios, no en
pegarle o maltratarlo física o emocionalmente.
Es importante que los padres decidan cuáles privilegios no recibirá el niño si comete una falta, para que así haya coherencia entre
ellos. También es necesario entender cuál es la razón por la que el niño no se está comportando. Por ejemplo, ¿qué motiva a su
hijo portarse así? ¿Será que necesita más atención? ¿Quiere un juguete? ¿Quiere solamente un abrazo? ¿Quiere estar solo? ¿No
quiere comer en ese momento? ¿Se quiere ir a dormir?
Los padres tienen que entender que el castigo funciona cuando se utiliza solamente de vez en cuando, y no todos los días, ya que
así pierde validez. También hay que enseñarle al niño al menos dos comportamientos deseables para reemplazar el que no nos
gusta. Cuando el niño se rehúsa a hacer algo, como por ejemplo vestirse, y tiene que hacerlo; el padre o madre puede ayudar a
vestir al niño con una caricia, manteniendo la calma. No debemos hablar, ni discutir, ni reganar, y menos entrar a debatir por qué
se tiene que vestir. El mensaje que se le está mandando al niño, es que él tiene que vestirse y no hay más opciones.
4. Establecer límites y reglas
La tarea más importante de los padres es aprender a poner límites, lo cual le enseña a los niños a tomar la decisión correcta
sabiendo que hay una consecuencia negativa o positiva de acuerdo a su comportamiento.Esto le enseña al niño a que su conducta
tiene una consecuencia y que el niño tiene el poder de obtenerla o no. Es necesario recordar los siguientes puntos cuando
establecemos límites con nuestros hijos:
El Amor: Toda la disciplina, los limites y las reglas deben establecerse con amor.
El Respeto: Debemos respetar a nuestros hijos y demostrárselo a través de nuestro comportamiento. Así ellos aprenden a respetar
a los padres y a sí mismos.
Un Modelo de Comportamiento Positivo: Parte de nuestra responsabilidad como padres es ser un modelo positivo de cómo se
hacen las cosas. Así les enseñamos a los niños cómo tratar a los demás con cortesía y respeto.
La enseñanza. Debemos enseñarle a nuestros hijos dos o tres comportamientos positivos que reemplacen un comportamiento
que no queremos que tengan. No se trata solamente de castigar la conducta no deseada, sino enseñarles cómo se deben hacer
las cosas y qué esperamos de ellos.
Ser Consistente. Cuando se establecen reglas en el hogar deben hacerse cumplir desde el primer día, y aplicar la consecuencia en
el instante. Los niños aprecian y necesitan estructura, reglas claras y consecuencias de sus actos. Esto debe hacerse en un
ambiente de amor y respeto. Cuando actuamos de esta manera, les transmitimos a los hijos seguridad y tranquilidad. La
consistencia de respaldar nuestras palabras con acciones (quitar o dar privilegios) tiene un efecto positivo para que nuestros hijos
se porten bien.
Recuerde que la educación y la disciplina requieren un aprendizaje constante por parte de padres e hijos y que toda disciplina
debe ser basada en el amor y el respeto para que obtengamos resultados positivos.
Si usted como padre ha puesto en práctica estas sugerencias y no ha obtenido resultados positivos, no dude en buscar ayuda
profesional y utilizar los recursos que existen en su comunidad.
Si queremos niños y adolescentes bien educados, creo que debemos empezar por ser autocríticos, y asumir nuestra
responsabilidad como educadores desde que son pequeños. Aunque no tengas niños o no trabajes con ellos, son parte de la
sociedad, y tienes una responsabilidad. La educación está en manos de todos.
Casi todos los niños viven con una familia y pasan por una escuela, así que es en los dos lugares, en el hogar y en el colegio,
donde se producirá el mayor impacto en su educación. Si uno de los dos flojea, creo que el otro debería tratar de dar a ese niño la
oportunidad de disfrutar de una buena educación. Si en casa no se educa, algo que por lamentable que parezca ocurre, quiero
creer que los niños están recibiendo una educación en las escuelas. AlKKKK menos la escuela debería ser un lugar en el que se
les diera a todos los niños, independientemente de su condición social, la oportunidad de recibir no solo conocimientos sino
también una buena educación. Para que cuando lleguen a la adolescencia, sean jóvenes bien educados. Y si no se consigue, no
creo que el fracaso sea solo del chaval y de sus padres.