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La Comunicación En La Familia

PARTE I

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”
(Proverbios 15:1)

La franqueza en la comunicación es esencial para el desarrollo de una vida


familiar aceptable. Todos los que componen la familia deben sentirse en la
posibilidad de hablar libre y abiertamente con la plena seguridad de ser oídos,
para que reine verdaderamente la armonía en el hogar.

La transparencia en la comunicación les permite a todos en la familia hablar la


verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad en cualquier situación en que
se encuentren. Los padres deben demostrar esta apertura en la forma en que se
comunican delante de sus hijos cuando estos están en pleno crecimiento. De
no ser así, la verdad parecerá estar siempre oculta y surgirá el engaño.

La capacidad de comunicarse es una cualidad básica del ser humano. Es


innata. No obstante, la forma de comunicarse debe ser aprendida a medida que
se desarrolla la personalidad. Este aprendizaje se realiza únicamente a través
del ejemplo, reforzado por la seguridad de que siempre hay la posibilidad de
una interrelación.

Pablo ofrece una buena formula para la comunicación correcta en la familia


cristiana: “Siguiendo la verdad en amor” (Efesios 4:15). Esto solo es posible
cuando cada miembro de la familia esta dispuesto a compartir con los demás
sus mas íntimos pensamientos y sentimientos con amor y esta seguro de que
se le escuchara sin criticas.

La comunicación en la Familia
PARTE II

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis
como debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6).

La comunicación empieza con la atención. Antes de hablar, para estar seguro


de que nos están escuchando, siempre queremos atraer la atención de la
persona a la cual nos dirigimos. Esta es la suposición de Salomón cuando
asegura que la blanda respuesta quita la ira. Si usted es la persona que recibe
el mensaje, debe prestar la atención debida, tanto a su contenido verbal como
al emocional, a fin de poder responder correcta y eficazmente.

Una de las tareas difíciles de los padres es cerciorarse de que su hijo los esta
atendiendo antes de tratar de decirle algo. Si el niño esta ocupado con sus
juguetes o sus amigos, es probable que no pueda oír la voz de sus padres, de
manera que, para que la comunicación sea buena, asegúrese de que sus hijos
lo están escuchando con toda atención. Para comunicar en la forma debida,
necesita hablar clara y distintivamente, con un mínimo de emoción en la voz.
Es mucho mas fácil responder a un mensaje claro y firme. Esto es verdad no
solo en los casos de comunicación entre padres e hijos, sino también entre
esposos.

¿Cómo podemos saber si contamos con toda la atención de la persona a quien


nos dirigimos? Cada vez que haya terminado de darle una instrucción o un
mensaje a su hijo, pídale que se lo repita, para estar seguro de que lo ha
entendido. Si lo puede repetir correctamente, hay una buena posibilidad de
que reaccione también correctamente. Si no le estaba poniendo atención,
tendrá que repetirle el mensaje. La obediencia requiere comprensión, y para
comprender es necesario oír. Por lo tanto, los padres tienen la responsabilidad
de cerciorarse de que los niños están atendiendo cuando intentan comunicarse
con ellos.

La comunicación en la familia
PARTE III

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”
(Proverbios 15:1).

Para poder responder a un mensaje se requiere que lo hayamos escuchado y


entendido. Salomón señala algunas maneras positivas de responder a un
mensaje en el proceso de comunicación. Sugiere que la mejor comunicación
ocurre cuando hay una “blanda respuesta”, es decir, una respuesta amable y
tierna, tanto en palabras como en contenido. Es poco lo que se puede lograr
cuando los temperamentos se alteran entre padres e hijos y se gritan unos a
otros al tratar de comunicarse.

Cuando un padre o un hijo optan por utilizar palabras ofensivas que hieren y
entristecen al que las recibe, su comunicación ha dejado de ser eficaz. La
sabiduría y el conocimiento necesario para un buen intercambio de ideas
deben cultivarse en el hogar, Las familias que no los cultivan, hacen mal.
Están privando a los niños y a los jóvenes de esa instrucción que necesitan
para tener éxito en la vida. Es mas, la palabra correcta, dicha en el momento
oportuno ¡que buena es! Así lo declara Salomón (Proverbios 15:23). El
escritor de los Proverbios también declara que como “manzana de oro con
figura de plata es la palabra dicha como conviene”, toda una obra maestra del
arte creador de Dios (Proverbios 25:11).

La comunicación en la familia

PARTE IV

Por que hay familias cuyos integrantes no pueden comunicarse con eficacia
entre si? He aquí algunas razones posibles:
Algunos tienen temor de ser rechazados. Temen que sus ideas y opiniones no
sean aceptadas por los demás, por lo que no quieren expresarlas.

Algunos no creen que hablar les sea de alguna utilidad. Quizá hayan intentado
en el pasado hacer oír sus pensamientos y sentimientos y los hayan rechazado
y criticado. Por este motivo, no tienen intención alguna de tratar de hacerlo
nuevamente, pues lo creen inútil.

Algunas personas tienen un bajo concepto de si mismas y piensan que no


tienen nada bueno que ofrecer. No creen que sus ideas valgan la pena, así que
mejor se las guardan para si mismas.

En otros casos lo que ocurre es que las personas están muy absortas con
numerosas preocupaciones y no tienen tiempo de comunicarse entre si. Su
vida es una rueda continua de actividades y afanes y les quedan muy pocas
energías y tiempo para desarrollar las relaciones interpersonales.

Algunas parejas comparten muy pocas cosas o intereses, así que tienen muy
pocos temas de los cuales hablar. Cada uno vive su propia vida y no le interesa
involucrarse ni siquiera en detenerse a saber lo que ocurre en la vida de los
otros miembros de la familia.

La comunicación en la familia

PARTE V

La participación de las cosas que cada uno posee, siente o piensa, es una
forma eficaz de iniciar la comunicación. Mientras mas abiertos y francos sean
los miembros de una familia y mas se comuniquen libremente las cosas, mejor
será la corriente de comunicación que habrá en el hogar.
Jesús dice que una persona habla del “tesoro” de su corazón. Esto significa
que todo lo que sale del corazón ha sido depositado allí a medida que han ido
teniendo lugar las experiencias de la vida. De manera que, en realidad, son las
palabras las que revelan lo que en esencia es una persona. Ya se trate de
mensajes claros y deliberados o bien los deslices de la lengua, estos son
indicadores de los verdaderos sentimientos (Proverbios 23:7; Lucas 6:45).
Pablo nos amonesta a que no permitamos que ninguna palabra o mensaje
corrupto salga de nuestra boca. Debemos procurar que nuestras palabras sean
edificantes y que sirvan para llevar gracia a los demás. Es mas, nos
recomienda también que nuestros dichos sean sazonados con sal: palabras
sazonadas con la disciplina y el razonamiento adecuado, sin necesidad de
maldecir ni de jurar (Mateo 5:37; Santiago 3: 1-12). En todas las
circunstancias, los padres deben tratar de buscar ejemplo en la vida de Cristo
para reforzar las palabras de corrección o de aliento que les dirijan a sus hijos.
Las palabras sazonadas con sal son vivas y coherentes entre si.

Esta actitud de comunicar abierta y francamente nuestros sentimientos es la


que nos abrirá canales perfectos de comunicación con nuestros hijos. De esta
forma se enriquecerá su vida, no solo para nuestra estancia en la tierra, sino
también para la eternidad. Esta misma actitud de franqueza y apertura es
esencial para que haya una excelente comunicación entre toda la familia.

La comunicación en la familia

PARTE VI
“El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo,
¡cuan buena es!” (Proverbios 15:23) “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de
acuerdo?” (Amos 3:3)

La meta final de la comunicación es llegar a un entendimiento; a un acuerdo.


Amos hace una sucinta pregunta cuya respuesta es obvia: “¿Andarán dos
juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Por supuesto, la respuesta es NO.

Los esfuerzos por vivir en armonía dentro de la familia son tarea de toda la
vida. Hay muchas maneras de ver y juzgar las cosas e interpretar los mensajes.
Ponga a cuatro personas en diferentes esquinas a observar el mismo
acontecimiento y tendrá versiones diferentes.

La forma en que piensan los hombres es distinta a la manera en que las


mujeres piensan. Se ha dicho frecuentemente que los hombres piensan
lógicamente, mientras las mujeres piensan más intuitivamente. Los hombres
reciben las situaciones de la vida de frente; las mujeres las reciben más
oblicuamente, menos directamente. Si esto es verdad o no, es incidental, pero
lo cierto es que existen diferentes puntos de vista en cualquier hogar. Es
necesario un esfuerzo constante para lograr la armonía en la comunicación
familiar.

Una de las mejores maneras de llegar a un acuerdo en las comunicaciones es


hablar por si mismo y decir con toda claridad lo que uno quiere dar a entender
realmente. Para hacer esto hay que ser específico y evitar las generalizaciones.
También se debe permitir que otros sepan lo que uno siente o lo que esta
experimentando al hablar.

Un consejo muy útil es usar el pronombre “yo” al dar nuestro mensaje, para
identificarnos con el. Eso nos hace responsables de lo que estamos diciendo y
sintiendo. Claro esta que para eso necesitamos la franqueza necesaria para
poder compartir con los demás lo que sentimos o pensamos realmente. La
comunicación en el hogar cristiano debe ser un modelo de sinceridad, claridad
y apertura entre los demás.

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