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Colesterol: los medicamentos que alargan la enfermedad.

Estimado lector:

Los médicos y farmacéuticos quieren convencernos de que el colesterol es una de


las principales causas de infartos y accidentes cerebrovasculares (infartos
cerebrales), algo que es completamente falso.

¿Por qué lo dicen? Para vender más estatinas, los fármacos utilizados para
combatir el colesterol.

En España, según el último Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular


(ENRICA), la mitad de la población tiene el colesterol elevado. Y, por otra parte, un
23,7% de las personas con el colesterol alto toma estatinas para reducir los
niveles de colesterol.

Pero el colesterol no es ningún veneno, y las personas que están tomando


estatinas ponen en peligro su salud, porque estos medicamentos vienen
acompañados de una interminable lista de efectos secundarios: desde
insuficiencia cardiaca hasta dolores musculares, pasando por pérdidas de
memoria y lesiones en el hígado.

Por otro lado, un estudio publicado por el American Heart Journal (enero 2009) en
el que se analizó a 137.000 pacientes ingresados en hospitales de Estados Unidos
por crisis cardiacas demostró que alrededor del 75% de estos pacientes tenía
unos niveles de colesterol “normales”.

Objetivo: que estemos permanentemente enfermos.


¿Por qué ni los médicos, ni los cirujanos, ni los hospitales ni las empresas
farmacéuticas, ni tantos profesionales de la medicina, nos dicen la verdad
acerca de las estatinas?

¿Por qué no quieren que sepamos que los medicamentos que disminuyen la
tasa de colesterol provocan tantos efectos secundarios, sin proteger contra
las enfermedades cardiovasculares?

Existen varios motivos: Por una parte están los miles de grandes cardiólogos y
catedráticos de Medicina que deberían reconocer públicamente que llevan treinta
años equivocados y –créame- eso no es fácil... Hoy en día, a las personas que se
muestran críticas o en desacuerdo con esta tendencia se las tacha de herejes,
ignorantes y se las deja en ridículo. El extraordinario libro del cardiólogo francés
Michel de Lorgeril sobre la prevención de infartos por medios naturales,
publicado este mismo año, ha sido completamente ignorado por la prensa. Sólo
porque denuncia, basándose en argumentos científicos, una verdad que molesta
demasiado al sector médico. 
Sin embargo, Michel de Lorgeril es un reputado investigador del Centro Nacional
de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS) y ha escrito cientos de artículos
en las más prestigiosas revistas científicas. Su libro contiene la información más
actual sobre este estudio, así como numerosos consejos vitales y tranquilizadores
para aquellas personas que temen por su corazón y sus arterias. En vista de lo
importantes que son estas conclusiones para millones de enfermos en todo el
mundo, el silencio de los medios de comunicación es inexplicable.

Por otro lado, la medicina se ha convertido desgraciadamente en un negocio.


Y si no se toman medicamentos, si se aboga por la prevención o si los enfermos
se curan ellos mismos por medios naturales… nadie gana un céntimo.

El nutriente que nos quieren esconder.


Entre los efectos no deseados de las estatinas, uno de los más perjudiciales para
la salud es que el organismo se queda prácticamente sin reservas de la coenzima
Q10 (CoQ10). La CoQ10 trabaja en las mitocondrias, que son como
pequeñas “centrales térmicas” que aportan a los músculos la energía
necesaria para poder contraerse.

Ahora bien, ¿cuál es el músculo más importante del organismo? ¿El más
necesario? El corazón, por supuesto.

La CoQ10 resulta fundamental para que nuestros músculos funcionen, y el


corazón es el músculo vital por excelencia. Intentar curar el corazón vaciando las
reservas de CoQ10 puede compararse con que un mecánico estafador nos truque
el motor del coche prometiéndonos un rendimiento mejor y, al darnos la vuelta,
nos vacíe el depósito.

Si se toman medicamentos que reducen el nivel de CoQ10, como es el caso de


los que se toman contra el colesterol, debemos compensarlo obligatoriamente
tomando suplementos de CoQ10 por vía oral. En la actualidad muy pocos médicos
informan de ello a los pacientes. Algo inaceptable.

El colesterol es bueno para la salud


La comunidad científica y médica suele tratar con desprecio al colesterol, pero lo
cierto es que es un componente básico del cuerpo humano. De hecho, una tasa
de colesterol demasiado baja está directamente relacionada con sufrir problemas
de salud, en particular hemorragias cerebrales (infartos), es decir, una arteria que
estalla en el cerebro provocando una hemorragia que a su vez provoca una
parálisis instantánea (o ceguera, pérdida de memoria, etc.). También se ha
relacionado tener unos niveles de colesterol muy bajos con un mayor riesgo de
padecer cáncer.

Tantos estudios científicos han relacionado el riesgo de sufrir cáncer con el


colesterol, que no tiene sentido y además es peligroso, alegrarse de tener unos
niveles bajos, o más aún intentar alcanzarlos mediante una alimentación pobre en
grasas o -peor aún- con medicamentos.
Algunos científicos han intentado demostrar que esta relación entre colesterol bajo
y un riesgo mayor de mortalidad es fruto de una “causalidad inversa”. Dicho de
otra manera, las enfermedades crónicas como el cáncer provocarían la
bajada de los niveles de colesterol, y no a la inversa (hipótesis de Iribarren).
Pero esta hipótesis se ha desechado después de varios estudios epidemiológicos
llevados a cabo durante largos períodos de tiempo (19 y 20 años) con personas
con una tasa de colesterol muy reducida.

El colesterol es necesario para tener un nivel óptimo de vitamina D


Que el colesterol sea el ingrediente básico de la vitamina D podría explicar el
vínculo entre una tasa baja de colesterol y el cáncer; de hecho, la vitamina D es
colesterol que ha sufrido una alteración química en la piel bajo los efectos de la
exposición al sol. La vitamina D desempeña un papel crucial en la regulación de la
reproducción celular. La carencia crónica de vitamina D puede favorecer un
desarrollo anárquico de las células y, por consiguiente, tumores cancerígenos.

Durante cuatro años se llevó a cabo una investigación para analizar la posible
interrelación entre el consumo de dos medicamentos contra el colesterol (la
Simvatastina y el Ezetimibe) con un riesgo mayor de cáncer. Las conclusiones
fueron tajantes: al comprobar los resultados en los que se había tomado
Simvastatina y Ezetimibe de forma conjunta, el riesgo de muerte por cáncer se
había incrementado en un 45%. Pero los científicos hicieron caso omiso de estos
resultados, atribuyéndolos sorprendentemente al “azar”.

Cuando menos extraño, ¿no?

¡A su salud!

Jean M. Dupuis

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FUENTES

 Alawi A, et al. Statins, Low-Density Lipoprotein Cholesterol, and Risk of


Cancer. Journal of the American College of Cardiologists 2008;52(14):1141-7
 Peto R, et al. Analyses of cancer data from three ezetimibe trials. N Engl J
Med. 2008;359(13):1357-66
 Rossebo AB, et al. Intensive lipid lowering with simvastatin and ezetimibe in
aortic stenosis. N Engl J Med. 2008;359(13):1343-56
 Schatzkin A, et al. Serum cholesterol and cancer in the NHANES I
epidemiologic followup study. National Health and Nutrition Examination
Survey. Lancet 1987;2:298-301
 Yang X, et al. Independent associations between low-density lipoprotein
cholesterol and cancer among patients with type 2 diabetes mellitus.
Canadian Medical Association Journal 2008;179(5):427-437
 Michel de Lorgeril (avec Patricia Salen), Prévenir l'infarctus et l'AVC –
Thierry Souccar Editions (2012)
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