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Durante la década del 60, en la Argentina existió una gran cantidad de Cajas de Crédito,
organizadas bajo la forma de cooperativas. Habían surgido desde el ámbito local a partir del
agrupamiento del pequeño comerciante o industrial y del propio consumidor. Eran organizaciones
barriales o de pequeñas ciudades y su radio de acción era lo suficientemente pequeño como para
que haya un conocimiento personal entre los asociados. Llegaron a existir cerca de 1.000 Cajas de
Crédito en todo el país, que no estaban sujetas al control de las entidades financieras por parte del
Banco Central. En el año 1976, durante la dictadura militar se dispone que las Cajas de Crédito,
para que puedan seguir operando con las cuentas corrientes, es decir para que puedan recibir
depósitos deberían transformarse en bancos cooperativos. Se inicia entonces un proceso de fusión
para que, entre varias Cajas de Crédito, logren juntar el capital mínimo necesario para formar un
Banco cooperativo. Con la creación de estos bancos cooperativos, de manera forzada, es decir, sin
el convencimiento de quienes conducían las Cajas de Crédito, se produce un fenómeno que no
tendría un final feliz. Surgieron muchos bancos cooperativos que llegaron a ser más de 70 y hoy, se
puede decir que solamente existe UN BANCO COOPERATIVO que si bien tiene muchas sucursales,
más de 200, la cantidad de depósitos que capta es, al menos, 5 veces inferior a los depósitos que
tenían las Cajas de Crédito Cooperativas (más los pocos bancos cooperativos que existían antes de
1976).
¿Quienes conducen a las cooperativas de crédito o bancos cooperativos?: Los asociados. En
Argentina los asociados a las instituciones de crédito cooperativo son las personas o entidades
jurídicas que operan con la cooperativa. Es decir, quienes usan los servicios, como si fuesen
“clientes”, son los asociados. Cada asociado tiene un voto independientemente de las operatorias
que hayan realizado durante el ejercicio económico. En las entidades financieras cooperativas que
tienen muchas sucursales y más de 5.000 asociados, la forma de elección de las autoridades del
Consejo de Administración se hace, de acuerdo a la ley de cooperativas, por distritos electorales.
Normalmente sería que, en cada Sucursal, exista un distrito electoral de forma que quienes operan
con esa sucursal eligen a su (o sus) representantes al cuerpo de Delegados. Luego, ese cuerpo de
Delegados eligen a los integrantes del Consejo de Administración y éstos al presidente de la
entidad, así como al resto de los cargos.
En Argentina es tradición que los que trabajan en el Banco cooperativo sean empleados del mismo
y están sujetos a la ley de contrato de trabajo que la cooperativa debe cumplir. Existen otros
ejemplos, como el Caso de la Caja Laboral Popular (del complejo cooperativo de Mondragón en el
País Vasco – España), en que hay dos cooperativas que conducen dicha Caja. Por un lado la
cooperativa compuesta por quienes utilizan el servicio y por otro lado la cooperativa de trabajo
que agrupa a quienes trabajan en la Caja. Ambas cooperativas tienen representación en el Consejo
de Administración de la Caja Laboral Popular.
Por otra parte, en esta clase también se analizará el desarrollo del microcrédito.
Como venimos viendo, el crédito es un elemento central para poder desarrollar cualquier
emprendimiento productivo y comercial, como así también para poder mejorar la calidad de
vida.
En los sectores más empobrecidos de la sociedad, el acceso al crédito tradicional, que otorga el
sistema bancario, es prácticamente imposible, ya que existe un “riesgo” de prestar el dinero y que
no sea devuelto, debido, en primer lugar, por no contar con un flujo de ingresos que garantice su
devolución y, en segundo lugar, por carecer de bienes que sirvan como garantía, ante una
eventualidad que impida el pago de ese préstamo.
Además, los sectores marginales, solicitan montos que no despiertan el interés de los bancos
privados lucrativos, al ser de magnitudes muy pequeñas, que no llegan a cubrir sus costos
administrativos y operativos.
En consecuencia, con el objetivo de abarcar este espacio socio - económico, aparecen las
entidades microfinancieras, que podemos subdividirlas en dos tipos: Aquellas que cobran una
elevada tasa de interés, a través de la cual se contempla el elevado riesgo de prestar dinero sin
contar con las garantías suficientes y las que cobran una tasa de interés más baja que la del
mercado de préstamos tradicionales, absorbiendo el riesgo, mediante subsidios y donaciones.
Ésta última, comprende lo que será el objeto de estudio de esta segunda parte de la clase: los
Microcréditos.
1. Funcionamiento del Sistema Financiero
1.1. Nociones Básicas
1.2 Tasa de Interés
1.3 Funcionamiento Práctico de las entidades financieras: Diferencia entre las entidades lucrativas
y las entidades cooperativas.
2. El Crédito en la Argentina
2.1 Primera Parte: Antes de la creación del BCRA
2.2 Segunda Parte: Post Creaci ón del BCRA
3. El Cooperativismo de Crédito en la Argentina
3.1 Etapas Históricas y Actualidad
3.2 Experiencia del Banco Credicoop
3.3 Ley de Entidades Financieras
4. Conclusiones.
1. Funcionamiento del Sistema Financiero
1.1 Nociones Básicas
Desde la antigüedad que las finanzas se manifestaron en las conductas sociales de algunas
civilizaciones, lo cual se daba a partir de que una persona poseía un determinado objeto y procedía
a prestárselo a otra. Estos préstamos fueron evolucionando y tomando forma en función de los
contextos sociales a los cuales fueron sometidos. Los créditos además de llevarse a cabo en
especies, tras la consolidación de los sistemas monetarios, comenzaron a llevarse a cabo
principalmente en dinero. De esta manera, quien precisaba de una determinada cantidad de
dinero recurría a quien tenía excedentes para solicitarle un “crédito”(1). Ahora bien, el hecho de
prestarse dinero entre dos personas, generaba una serie de inconvenientes: en primer lugar,
aquella persona que precisaba del dinero, debía encontrar a la persona que estuviera dispuesta a
prestarlo; en segundo lugar, una vez que estos se hubiesen encontrado, no necesariamente el
prestamista tendría la cantidad de dinero suficiente que el tomador estaría necesitando; en tercer
lugar, quien prestaba el dinero no poseía necesariamente las herramientas técnicas para conocer si
el solicitante contaba con la capacidad de pago de este dinero.(2) En base a esta serie de
dificultades, es que fueron apareciendo los intermediadores financieros. Las principales
entidades que tuvieron lugar en la intermediación financiera, fueron los bancos, los seguros y las
mutuales, agregándose así también las Cajas de Ahorro y Crédito, las Microfinancieras, las
Entidades de Aportes Previsionales y la Bolsa de Comercio. Cabe destacar, que las finanzas no
solo se realizan mediante el préstamo de dinero, sino que también existen otras herramientas
financiación como los fideicomisos, los títulos públicos, la financiación de capital mediante las
acciones o bien la financiación de objetos mediante el leasing. (1) La palabra Crédito proviene
del latín credititus (sustantivación del verbo credere: creer). Por lo tanto el crédito significa creer
en la otra persona, tener confianza sobre ella. (2) Más allá de las conductas morales del solicitante,
en donde éste puede estar dispuesto y tener plena voluntad de devolver el dinero, pueden existir
incapacidades de pago en función de sus ingresos o de su mala previsión económica a futuro.
1.2 Tasa de Interés
Si bien el dinero puede prestarse de manera gratuita, basándonos en las relaciones de
intercambio modernas, en las que los bienes y servicios son llevados al mercado, el dinero no
deja de ser una mercancía más y por lo tanto su precio es lo que conocemos como la tasa de
interés. Sus principales factores determinantes son: En primer lugar, la “Oferta Monetaria”, es
decir la cantidad de dinero que está disponible en la economía: Cuanto mayor sea la cantidad de
dinero disponible, menor costo va a tener el dinero, es decir, menor será la tasa de interés y
viceversa. El segundo factor determinante es la demanda de dinero, es decir la preferencia por la
liquidez que tienen los agentes económicos: cuanto mayor sea la cantidad de personas que
quieran tener dinero líquido, mayor será su tasa de interés y en el caso de que la preferencia sea
menor, su tasa bajará. Macroeconómicoamente, la tasa de interés afecta principalmente a la
inversión, ya que ésta determina las decisiones de los inversores. En el caso de que la tasa de
interés sea elevada, los inversores decidirán dejar el dinero a plazo en vez de invertirlo. Sin
embargo, al disminuir las tasas, los inversores preferirán orientarlo a sus proyectos de inversión.
Por otra parte, la tasa de interés afectará el acceso al crédito para llevar a cabo posibles
inversiones. En cuanto al consumo, la determinación de la tasa de interés es discutida por
diferentes corrientes de la economía, algunos creen que afecta a las decisiones de los
consumidores, ya que una tasa de interés alta implicará que los agentes consuman menos bienes y
servicios, ya podrán poner el dinero a plazo y consumir más de ellos en el futuro. Sin embargo,
esto puede ser criticado desde el aspecto empírico, donde las personas no llevan a cabo su
consumo tomando en cuenta la tasa de interés, sino que lo hacen en función de criterios de
necesidades personales. Ahora bien, la tasa de interés puede llegar a afectar el consumo, siempre
y cuando se realicen compras a crédito, si la tasa es baja el acceso al crédito va a ser mayor y por lo
tanto se consumirá más. La tasa de interés se desdobla en una tasa de interés activa y una pasiva.
La primera es la que pagan los tomadores de los créditos y, la segunda, la que se le paga a los que
depositan el dinero en las entidades financieras. La diferencia entre estas dos tasas es lo que se
conoce como “SPREAD”, es decir, el excedente que reciben las entidades de intermediación
financiera. Tasa de Interés Activa – Tasa de Interés Pasiva = Spread
Aparece un punto de conflicto en las entidades financieras cooperativas, ya que las mismas
cuentan entre sus asociados a los ahorristas (oferentes) y a los tomadores de crédito
(demandantes). Es decir, los tomadores de préstamos querrán pagar la tasa de interés más baja
posible, lo cual puede implicar pagar la menor tasa de interés a los ahorristas. Y los ahorristas
querrán obtener una tasa interés más alta por sus ahorros, que se traslada en una tasa mayor para
los tomadores de créditos.
Es importante destacar que si bien existe esta contradicción dialéctica entre ambas partes
(oferentes y ofertantes), no hace a la filosofía cooperativa el hecho de sacar provecho del otro, por
lo cual se buscaría fortalecer el compromiso con los otros asociados de manera solidaria. También
podría darse una situación en la que ambas partes de la cooperativa (oferentes y demandantes)
propongan una disminución de la estructura de costos, que les permita una en conjunto. Sin
embargo, esta disminución de costos debe estar más relacionada con la eficiencia de la entidad,
que con la disminución de salarios o de personal, lo cual si bien podría realizarse desde los
aspectos prácticos, no va a coincidir con la filosofía y los principios cooperativos.
En cuanto al compromiso social y tal como lo hemos mencionado en la descripción de la tasa de
interés, mantener una tasa pasiva baja permitiría hacer que los inversores se orienten a
proyectos productivos más que a dejar el dinero a plazo, como así también una tasa activa baja,
permitirá facilitar el acceso al crédito a potenciales productores.
2. El Crédito en la Argentina
2.1 Primera Parte: Antes de la creación del BCRA
Si nos remontamos a la época de la colonia, podemos observar que hasta 1810 no se han instalado
bancos ni cajas de depósitos en todo el Virreinato del Río de La Plata. La circulación del dinero
estaba basada en la onza de oro y la onza de plata, siendo estas bastante escasas y con frecuentes
fraudes y falsificaciones. A partir de 1811 se propone la primer iniciativa de instalar un banco
patrio, lo cual fracasa por desconfianza hacia los posibles capitalistas, pero recién en 1818 se creó
la Caja Nacional de Fondos de Sudamérica, que se encargaba de recibir depósitos y emitir
certificados endosables: papel billete, papel moneda (primer papel moneda nacional). Recién en
1826 se creó el primer Banco Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que funcionaba
como una sociedad mixta entre el Estado y capitales privados, obteniendo allí el primer préstamo
de la Casa Baring Brothers, significando esto el primer antecedente de deuda externa. Este Banco,
estaba facultado para abrir cajas subalternas (sucursales) en el interior del país. A su vez, tenía la
capacidad de emitir moneda garantizada por el Estado, que no podía ser convertida a oro o plata.
Entre los años 1840 y 1852, existió una anarquía monetaria, en la cual varias provincias emiten y/o
acuñan monedas propias. Recién en 1853, la Confederación crea un Banco Nacional con funciones
mixtas, incluyendo las de tesorería y contaduría estatal. Hacia 1891, como consecuencia de la crisis
de Baring, se produjo la interrupción de la operatoria de todos los bancos, excepto el Banco de
Londres. La Nación se hizo cargo de los billetes emitidos y de la deuda externa de las provincias, a
cambio de los títulos de deuda interna que garantizaban las emisiones. En 1904 mediante la
creación de la Ley Nº 4507, se establece una nueva estructura del Banco de la Nación, que lo
transforma en un banco oficial y elimina la participación privada. La Nación garantiza los depósitos
captados por el Banco, desarrollando una gran red de sucursales y apoyando la actividad de
amplios sectores. A su vez este mismo año se terminó de pagar el préstamo de Baring Brothers
2.3 Segunda Parte: Post Creación del BCRA
Tras la crisis internacional de 1930, la política monetaria mundial comenzó a proponer la creación
de los Bancos Centrales con una serie de objetivos diversos, entre los cuáles se encuentran la
emisión de la moneda, la regulación y habilitación de las entidades financieras, el establecimiento
de las tasas de encaje, el ser prestamista de última instancia (redescuento), la regulación del tipo
de cambio y, principalmente, garantizar la promoción del crecimiento y desarrollo económico. Fue
así que en 1935 se promulgó la Ley Nº 12.155 de creación del Banco Central de la República
Argentina como entidad mixta, sin una esencial presencia del Gobierno Nacional. Su actividad, en
un origen, consistía en concentrar las funciones hasta entonces dispersas de la Caja de Conversión
(emisión), el Banco de la Nación (redescuentos y cámaras compensadoras) y el Ministerio de
Hacienda (control de cambios). Fue recién en el año 1946 con el decreto Nº 8503/46 que se llevó a
cabo la Nacionalización del Banco Central, en donde a su vez se nacionalizaron los depósitos
bancarios y se propuso una garantía integral de estos por parte del BCRA. Con el gobierno
dictatorial de Aramburu, en el año 1957 se suprimió la nacionalización de los depósitos,
retornando a la banca clásica y se impuso a la sociedad anónima como forma exclusiva para la
constitución de bancos. En 1973 se llevó a cabo la segunda nacionalización de los depósitos con
una readecuación de la Carta Orgánica del Banco Central. Esta situación siguió hasta 1977, cuando
se deshicieron todas la modificaciones implementadas en 1973, modificando nuevamente la carta
orgánica del Banco Central, descentralizando los depósitos y creando la Ley Nº 21.526 de
Entidades Financieras, proponiendo a la banca como negocio por sobre el interés general del
servicio financiero. En el año 2001 y como consecuencia del modelo económico de valorización
financiera que comenzó a partir de la última dictadura militar, tuvo lugar una crisis económica y
social en la cual se estableció la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos
fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro; mejor conocida como “corralito”. En el año 2012, se
llevó a cabo la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, en donde se propone
garantizar no sólo la estabilidad monetaria y del sistema financiero sino que también procura el
pleno empleo de los recursos y el desarrollo de la economía con equidad social.
3. El Cooperativismo de Crédito en la Argentina y en la región
A partir de la década de 1880, el cooperativismo de crédito comenzó a dar sus primeros pasos en
la Argentina, promovido esencialmente por inmigrantes europeos que traían esta cultura
organizativa de sus países de origen. La primera experiencia relacionada a este tipo de entidades
surgió en el año 1887 con la creación del Banco Popular Argentino, basado en los modelos de
Bancos Populares promovidos por Luiggi Luzzatti(4) en Italia. Este banco tuvo un desarrollo muy
importante, llegando a tener más de 3.200 asociados en 1924, pero transformándose en sociedad
anónima para el año 1927. De acuerdo a los registros, entre 1887 y 1912 se han creado 9
entidades bancarias de tipo cooperativa(5). Por otra parte, el segundo tipo de experiencia
cooperativa que surgió a partir de 1909 fueron las Cajas Rurales, propiciadas por la Liga Social
Argentina, en donde su objetivo principal se encontraba en promover los ideales social-
cristianos(6), emulando a las cooperativas creadas en Alemania con fines solidarios y basados en
la ayuda mutua. Este tipo de organización estaba bastante vinculada con el crecimiento del
sector agropecuario, en el marco del modelo agro exportador, de manera que la crisis de 1930
terminó liquidando a la mayoría de ellas. La inmigración judía del este de Europa (ashkenazí), dio
nacimiento a las Cajas de Crédito Cooperativas, en las cuales se nucleaban las personas de
acuerdo a su actividad económica o su lugar de origen, pudiendo acceder a través de ellas a los
recursos necesarios para poder generar sus propios emprendimientos o poder instalarse en el país.
La primera experiencia de este tipo, se llevó a cabo en la actual localidad de Ing. Sajaroff, provincia
de Entre Ríos, con la creación de la Cooperativa de Crédito La Capilla. La segunda experiencia de
este tipo tuvo lugar en el barrio porteño de Villa Crespo, con la creación de la Primera Caja
Mercantil en el año 1918. La evolución del Cooperativismo de Crédito estuvo fuertemente
vinculada con la historia económica de la Argentina. En este análisis podemos citar a Daniel
Plotinsky, quien plantea 4 momentos históricos centrales del cooperativismo en la Argentina(7):
Etapa del crecimiento vegetativo (1913- 1957) Etapa del desarrollo (1958-1966) Restricciones y
recuperación parcial (1966-1976)
Intento de destrucción total y transformación en Bancos (1976-1979).
La Etapa de Crecimiento Vegetativo, puede subdividirse en dos partes: la primera, que se dio entre
1913 y 1945, en donde el cooperativismo de crédito se caracterizaba por tener un lento
crecimiento, cubriendo las necesidades de la actividad artesanal, comercial y rural. El
funcionamiento era con capital propio y a su vez financiaban actividades sociales como bibliotecas
populares, clubes, etc. La segunda etapa, tuvo lugar hasta 1957 y contó con un mayor impulso,
consecuencia del crecimiento industrial, en donde algunas cooperativas comenzaron a desarrollar
la operatoria de Cuentas a la Vista con Órdenes de Pago como forma de girar sobre sus saldos. En
esa etapa, en el año 1950 se creó la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito, de la mano
catorce entidades, con el objetivo de coordinar la representación gremial y garantizar el
asesoramiento jurídico y contable. La etapa del desarrollo se dio en el contexto del modelo
desarrollista de país, en donde las Cajas de Crédito Cooperativas crecieron exponencialmente,
pasando de un total de 200 concentradas en la Capital Federal a casi 1000 distribuidas en todo el
país. Por su parte, en 1958 se creó el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), con
dos objetivos principales: Impulsar las ideas solidarias y contribuir a la creación de nuevas
cooperativas de crédito en cada barrio y localidad del país. El IMFC tuvo un papel fundamental en
la consolidación de las Cajas de Créditos, ejerciendo el rol de “banco central” de estas entidades y
favoreciendo así a difundir las órdenes de pago. A partir del golpe de Estado de Onganía en 1966
se estableció un permanente ataque al cooperativismo de crédito, poniéndose en vigencia una
normativa que restringía la operatoria financiera de las cooperativas al prohibir el endoso y la
compensación de las Letras de Cambio, cuestión que dificultaba su aceptación generalizada y
obstaculizaba la captación de depósitos. Esto generó que de las 1.000 cooperativas de crédito,
solo queden 400 para 1973. Estas restricciones fueron eliminadas tras el regreso a la democracia
en el año 1973. El gobierno militar de 1976 significó un intento de destrucción total del
cooperativismo de crédito. En primer lugar, el contexto macroeconómico de crisis puso en jaque la
industrialización sustitutiva, lo cual perjudico fuertemente a los asociados de las cajas de crédito.
En segundo lugar, en el año 1977 se creó la Ley de Entidades Financieras que entre otras cosas,
vedaba a las Cajas de Crédito la posibilidad de operar en Cuentas a la Vista, significando esto un
golpe mortal. En consecuencia, el IMFC llevó a cabo una movilización político-social, que
consiguió modificar parcialmente la ley y se comenzó a otorgar la posibilidad de que se
transformen en Bancos Comerciales conservando su forma jurídica cooperativa. Como resultado
de esta situación, 273 de las 375 Cajas de Crédito existentes optaron por transformarse en
Bancos Cooperativos. De ellas, 41 Cajas lo hicieron en forma individual y 232 lo hacen
fusionándose con otras, dando origen -entre 1978 y 1979- a un total de 77 nuevos Bancos
Cooperativos. De estos bancos, hoy sólo sobrevive uno: el Banco Credicoop Coop. Ltdo. (4)
Luzzatti, un político que luchó por la unidad italiana y llegó a ejercer el cargo de Primer Ministro,
desarrolló sus ideas sobre el cooperativismo de crédito en su obra Sulla diffusione del crédito e
le banche populari, publicado en 1962. Planteó en ella que las entidades cooperativas debían
apartarse de la caridad y la filantropía y basarse en una combinación de acciones económicas y
sociales. «La cooperación debe ser filantrópica en los fines sociales que se propone alcanzar, pero
financiera en cuanto a los medios técnicos con que ha de valerse, es decir, los principios
económicos que la rigen no han de ser diferentes de aquellos que son alma y garantía de toda
sociedad comercial bien organizada».
Fuente: Historia del Cooperativismo – Daniel Plotinsky (5) Banco Escolar Argentino (1904), Banco
Previsor de Ahorro (1905) Banco Familiar (1907), Banco Económico Argentino (1910) y Banco
Policial Argentino (1912) en la ciudad de Buenos Aires; Banco Caja Económica (1903) en San
Nicolás (Buenos Aires); Banco Popular de La Plata (1904), Banco Escolar Argentino del Rosario
(1906) y Banco Comercial Agrícola (1907) en Pergamino (Buenos Aires) Fuente: Banco de la Nación
Argentina (1941). (6) «Sustentar la organización cristiana de la sociedad, combatir todo error y
tendencia subversiva en el terreno social e instruir al pueblo sobre los problemas y cuestiones que
surgen del desarrollo moderno, a fin de cooperar en forma práctica a levantar intelectual y
económicamente a todas las profesiones y clases sociales» Fuente: Banco de la Nación Argentina
(1941). (7) El Cooperativismo de Crédito en la Argentina. Breve Historia – Daniel Plotinsky
http://www.archicoop.com.ar/documentos/cooperativismo_de_credito_en_argentina.pdf
3.2 Experiencia del Banco credicoop
Con la fusión de 44 cajas de crédito cooperativas, el 19 de marzo de 1979 fue creado el Banco
Credicoop, lo cual, tal como fue mencionado por su histórico dirigente Floreal Gorini: “No era fruto
de una libre elección, sino el resultado de una puja desigual entre la dictadura militar y el
movimiento cooperativo de crédito”, ya que su creación fue la consecuencia de la aplicación de la
Ley de Entidades Financieras 21.526, en donde las cajas de crédito estaban condenadas a
desaparecer al no poder recibir depósitos a la vista. Desde su fundación, la misión y los objetivos
del Banco estuvieron basados en prestar servicios financieros eficientes y de calidad a sus
asociados, orientados principalmente a las pequeñas y medianas empresas, cooperativas,
empresas de la economía social en general y a las personas particulares. Rechazando su
vinculación con las grandes empresas y las multinacionales, lo cual puede contemplarse en su
marco de contribuir al progreso económico nacional y a la construcción de una sociedad solidaria
con equidad distributiva. Los dirigentes del Banco Credicoop tuvieron clara noción de las tensiones
existentes entre las ventajas de centralizar la operatoria para lograr homogeneidad y agilidad
operativa y la necesaria descentralización que requieren la gestión democrática y la adaptación a
las condiciones locales. En el Estatuto del banco se intento alcanzar un equilibrio entre ambos
aspectos mediante los siguientes mecanismos: a) cada filial constituye un distrito electoral que
elige delegados a las asambleas en las que se elige el Consejo de Administración, órgano directivo
máximo equivalente al Directorio de una sociedad anónima. b) los integrantes del Consejo de
Administración, además de las responsabilidades que les cabe en la dirección global del banco,
cumplen funciones específicas de gestión en su filial. c) en cada filial existe una Comisión de
Asociados constituida por miembros de la cooperativa que colaboran en la gestión de su filial en
tareas vinculadas con la asistencia crediticia, la auditoria, la educación cooperativa y temas
edilicios. d) la captación de depósitos y el otorgamiento de préstamos se realiza exclusivamente a
través de las filiales. La casa central realiza exclusivamente operatorias que por su naturaleza
requieren centralización, tales como comercio exterior, préstamos interbancarios, clearing de
valores y corresponsalías. e) las filiales tienen prioridad en la utilización de la capacidad prestable
proveniente de los depósitos que capta, destinándose los excedentes a otras filiales a través de la
casa central. Los mecanismos a), b) y c) procuran preservar la democracia institucional, mientras
que los dos últimos d) y e) procuran democratizar la gestión de los recursos financieros. La
dirección del banco es ejercida por el Consejo de Administración formado por 44 consejeros
correspondientes a 22 zonas en las que se dividen las sucursales con el propósito de atender las
particularidades regionales. Tal como fue mencionado, en cada filial del banco funciona una
Comisión de Asociados, las cuales constituyen el canal natural de participación de los miembros y
un instrumento para vincular al banco con la comunidad.
En la actualidad el Banco Credicoop cuenta con más de 255 filiales distribuidas en 180 ciudades de
18 provincias de la Argentina. El 35% de estas filiales se encuentran en la Capital Federal, por lo
cual la gran mayoría abarca el interior del país, zonas frecuentemente poco atractivas por la banca
privada lucrativa en función de su baja rentabilidad. Desde el punto de vista comercial, no persigue
la maximización de beneficios, sino que busca el rendimiento mínimo necesario que garantice su
funcionamiento. Por otra parte, tiene el interés de priorizar su atención a las PYMES, la Economía
Social y el Sector Público. La cantidad total de usuarios del banco alcanza el 1.400.000, de los
cuales 830.000 (70%) son asociados al Banco. De estos asociados, solo 3.400 participan de las
Comisiones de Asociados. Por último, tienen 4.850 empleados y atienden a 6.700 entidades de la
Economía Social.