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El Sistema financiero, el Cooperativismo y los Microcréditos

Durante la década del 60, en la Argentina existió una gran cantidad de Cajas de Crédito,
organizadas bajo la forma de cooperativas. Habían surgido desde el ámbito local a partir del
agrupamiento del pequeño comerciante o industrial y del propio consumidor. Eran organizaciones
barriales o de pequeñas ciudades y su radio de acción era lo suficientemente pequeño como para
que haya un conocimiento personal entre los asociados. Llegaron a existir cerca de 1.000 Cajas de
Crédito en todo el país, que no estaban sujetas al control de las entidades financieras por parte del
Banco Central. En el año 1976, durante la dictadura militar se dispone que las Cajas de Crédito,
para que puedan seguir operando con las cuentas corrientes, es decir para que puedan recibir
depósitos deberían transformarse en bancos cooperativos. Se inicia entonces un proceso de fusión
para que, entre varias Cajas de Crédito, logren juntar el capital mínimo necesario para formar un
Banco cooperativo. Con la creación de estos bancos cooperativos, de manera forzada, es decir, sin
el convencimiento de quienes conducían las Cajas de Crédito, se produce un fenómeno que no
tendría un final feliz. Surgieron muchos bancos cooperativos que llegaron a ser más de 70 y hoy, se
puede decir que solamente existe UN BANCO COOPERATIVO que si bien tiene muchas sucursales,
más de 200, la cantidad de depósitos que capta es, al menos, 5 veces inferior a los depósitos que
tenían las Cajas de Crédito Cooperativas (más los pocos bancos cooperativos que existían antes de
1976).
¿Quienes conducen a las cooperativas de crédito o bancos cooperativos?: Los asociados. En
Argentina los asociados a las instituciones de crédito cooperativo son las personas o entidades
jurídicas que operan con la cooperativa. Es decir, quienes usan los servicios, como si fuesen
“clientes”, son los asociados. Cada asociado tiene un voto independientemente de las operatorias
que hayan realizado durante el ejercicio económico. En las entidades financieras cooperativas que
tienen muchas sucursales y más de 5.000 asociados, la forma de elección de las autoridades del
Consejo de Administración se hace, de acuerdo a la ley de cooperativas, por distritos electorales.
Normalmente sería que, en cada Sucursal, exista un distrito electoral de forma que quienes operan
con esa sucursal eligen a su (o sus) representantes al cuerpo de Delegados. Luego, ese cuerpo de
Delegados eligen a los integrantes del Consejo de Administración y éstos al presidente de la
entidad, así como al resto de los cargos.
En Argentina es tradición que los que trabajan en el Banco cooperativo sean empleados del mismo
y están sujetos a la ley de contrato de trabajo que la cooperativa debe cumplir. Existen otros
ejemplos, como el Caso de la Caja Laboral Popular (del complejo cooperativo de Mondragón en el
País Vasco – España), en que hay dos cooperativas que conducen dicha Caja. Por un lado la
cooperativa compuesta por quienes utilizan el servicio y por otro lado la cooperativa de trabajo
que agrupa a quienes trabajan en la Caja. Ambas cooperativas tienen representación en el Consejo
de Administración de la Caja Laboral Popular.
Por otra parte, en esta clase también se analizará el desarrollo del microcrédito.
Como venimos viendo, el crédito es un elemento central para poder desarrollar cualquier
emprendimiento productivo y comercial, como así también para poder mejorar la calidad de
vida.
En los sectores más empobrecidos de la sociedad, el acceso al crédito tradicional, que otorga el
sistema bancario, es prácticamente imposible, ya que existe un “riesgo” de prestar el dinero y que
no sea devuelto, debido, en primer lugar, por no contar con un flujo de ingresos que garantice su
devolución y, en segundo lugar, por carecer de bienes que sirvan como garantía, ante una
eventualidad que impida el pago de ese préstamo.
Además, los sectores marginales, solicitan montos que no despiertan el interés de los bancos
privados lucrativos, al ser de magnitudes muy pequeñas, que no llegan a cubrir sus costos
administrativos y operativos.
En consecuencia, con el objetivo de abarcar este espacio socio - económico,  aparecen las
entidades microfinancieras, que podemos subdividirlas en dos tipos: Aquellas que cobran una
elevada tasa de interés, a través de la cual se contempla el elevado riesgo de prestar dinero sin
contar con las garantías suficientes y las que cobran una tasa de interés más baja que la del
mercado de préstamos tradicionales, absorbiendo el riesgo, mediante subsidios y donaciones.
Ésta última, comprende lo que será el objeto de estudio de esta segunda parte de la clase: los
Microcréditos.
1. Funcionamiento del Sistema Financiero
1.1. Nociones Básicas
1.2 Tasa de Interés
1.3 Funcionamiento Práctico de las entidades financieras: Diferencia entre las entidades lucrativas
y las entidades cooperativas.
2. El Crédito en la Argentina
2.1 Primera Parte: Antes de la creación del BCRA
2.2 Segunda Parte: Post Creaci ón del BCRA
3. El Cooperativismo de Crédito en la Argentina
3.1 Etapas Históricas y Actualidad
3.2 Experiencia del Banco Credicoop
3.3 Ley de Entidades Financieras
4. Conclusiones.
1. Funcionamiento del Sistema Financiero
1.1 Nociones Básicas
Desde la antigüedad que las finanzas se manifestaron en las conductas sociales de algunas
civilizaciones, lo cual se daba a partir de que una persona poseía un determinado objeto y procedía
a prestárselo a otra. Estos préstamos fueron evolucionando y tomando forma en función de los
contextos sociales a los cuales fueron sometidos. Los créditos además de llevarse a cabo en
especies, tras la consolidación de los sistemas monetarios, comenzaron a llevarse a cabo
principalmente en dinero. De esta manera, quien precisaba de una determinada cantidad de
dinero recurría a quien tenía excedentes para solicitarle un “crédito”(1). Ahora bien, el hecho de
prestarse dinero entre dos personas, generaba una serie de inconvenientes: en primer lugar,
aquella persona que precisaba del dinero, debía encontrar a la persona que estuviera dispuesta a
prestarlo; en segundo lugar, una vez que estos se hubiesen encontrado, no necesariamente el
prestamista tendría la cantidad de dinero suficiente que el tomador estaría necesitando; en tercer
lugar, quien prestaba el dinero no poseía necesariamente las herramientas técnicas para conocer si
el solicitante contaba con la capacidad de pago de este dinero.(2) En base a esta serie de
dificultades, es que fueron apareciendo los intermediadores financieros. Las principales
entidades que tuvieron lugar en la intermediación financiera, fueron los bancos, los seguros y las
mutuales, agregándose así también las Cajas de Ahorro y Crédito, las Microfinancieras, las
Entidades de Aportes Previsionales y la Bolsa de Comercio. Cabe destacar, que las finanzas no
solo se realizan mediante el préstamo de dinero, sino que también existen otras herramientas
financiación como los fideicomisos, los títulos públicos, la financiación de capital mediante las
acciones o bien la financiación de objetos mediante el leasing. (1) La palabra Crédito proviene
del latín credititus (sustantivación del verbo credere: creer). Por lo tanto el crédito significa creer
en la otra persona, tener confianza sobre ella. (2) Más allá de las conductas morales del solicitante,
en donde éste puede estar dispuesto y tener plena voluntad de devolver el dinero, pueden existir
incapacidades de pago en función de sus ingresos o de su mala previsión económica a futuro.
1.2 Tasa de Interés
Si bien el dinero puede prestarse de manera gratuita, basándonos en las relaciones de
intercambio modernas, en las que los bienes y servicios son llevados al mercado, el dinero no
deja de ser una mercancía más y por lo tanto su precio es lo que conocemos como la tasa de
interés. Sus principales factores determinantes son: En primer lugar, la “Oferta Monetaria”, es
decir la cantidad de dinero que está disponible en la economía: Cuanto mayor sea la cantidad de
dinero disponible, menor costo va a tener el dinero, es decir, menor será la tasa de interés y
viceversa. El segundo factor determinante es la demanda de dinero, es decir la preferencia por la
liquidez que tienen los agentes económicos: cuanto mayor sea la cantidad de personas que
quieran tener dinero líquido, mayor será su tasa de interés y en el caso de que la preferencia sea
menor, su tasa bajará. Macroeconómicoamente, la tasa de interés afecta principalmente a la
inversión, ya que ésta determina las decisiones de los inversores. En el caso de que la tasa de
interés sea elevada, los inversores decidirán dejar el dinero a plazo en vez de invertirlo. Sin
embargo, al disminuir las tasas, los inversores preferirán orientarlo a sus proyectos de inversión.
Por otra parte, la tasa de interés afectará el acceso al crédito para llevar a cabo posibles
inversiones. En cuanto al consumo, la determinación de la tasa de interés es discutida por
diferentes corrientes de la economía, algunos creen que afecta a las decisiones de los
consumidores, ya que una tasa de interés alta implicará que los agentes consuman menos bienes y
servicios, ya podrán poner el dinero a plazo y consumir más de ellos en el futuro. Sin embargo,
esto puede ser criticado desde el aspecto empírico, donde las personas no llevan a cabo su
consumo tomando en cuenta la tasa de interés, sino que lo hacen en función de criterios de
necesidades personales. Ahora bien, la tasa de interés puede llegar a afectar el consumo, siempre
y cuando se realicen compras a crédito, si la tasa es baja el acceso al crédito va a ser mayor y por lo
tanto se consumirá más. La tasa de interés se desdobla en una tasa de interés activa y una pasiva.
La primera es la que pagan los tomadores de los créditos y, la segunda, la que se le paga a los que
depositan el dinero en las entidades financieras. La diferencia entre estas dos tasas es lo que se
conoce como “SPREAD”, es decir, el excedente que reciben las entidades de intermediación
financiera. Tasa de Interés Activa – Tasa de Interés Pasiva = Spread
Aparece un punto de conflicto en las entidades financieras cooperativas, ya que las mismas
cuentan entre sus asociados a los ahorristas (oferentes) y a los tomadores de crédito
(demandantes). Es decir, los tomadores de préstamos querrán pagar la tasa de interés más baja
posible, lo cual puede implicar pagar la menor tasa de interés a los ahorristas. Y los ahorristas
querrán obtener una tasa interés más alta por sus ahorros, que se traslada en una tasa mayor para
los tomadores de créditos.
Es importante destacar que si bien existe esta contradicción dialéctica entre ambas partes
(oferentes y ofertantes), no hace a la filosofía cooperativa el hecho de sacar provecho del otro, por
lo cual se buscaría fortalecer el compromiso con los otros asociados de manera solidaria. También
podría darse una situación en la que ambas partes de la cooperativa (oferentes y demandantes)
propongan una disminución de la estructura de costos, que les permita una en conjunto. Sin
embargo, esta disminución de costos debe estar más relacionada con la eficiencia de la entidad,
que con la disminución de salarios o de personal, lo cual si bien podría realizarse desde los
aspectos prácticos, no va a coincidir con la filosofía y los principios cooperativos.
En cuanto al compromiso social y tal como lo hemos mencionado en la descripción de la tasa de
interés, mantener una tasa pasiva baja permitiría hacer que los inversores se orienten a
proyectos productivos más que a dejar el dinero a plazo, como así también una tasa activa baja,
permitirá facilitar el acceso al crédito a potenciales productores.
2. El Crédito en la Argentina
2.1 Primera Parte: Antes de la creación del BCRA
Si nos remontamos a la época de la colonia, podemos observar que hasta 1810 no se han instalado
bancos ni cajas de depósitos en todo el Virreinato del Río de La Plata. La circulación del dinero
estaba basada en la onza de oro y la onza de plata, siendo estas bastante escasas y con frecuentes
fraudes y falsificaciones. A partir de 1811 se propone la primer iniciativa de instalar un banco
patrio, lo cual fracasa por desconfianza hacia los posibles capitalistas, pero recién en 1818 se creó
la Caja Nacional de Fondos de Sudamérica, que se encargaba de recibir depósitos y emitir
certificados endosables: papel billete, papel moneda (primer papel moneda nacional). Recién en
1826 se creó el primer Banco Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que funcionaba
como una sociedad mixta entre el Estado y capitales privados, obteniendo allí el primer préstamo
de la Casa Baring Brothers, significando esto el primer antecedente de deuda externa. Este Banco,
estaba facultado para abrir cajas subalternas (sucursales) en el interior del país. A su vez, tenía la
capacidad de emitir moneda garantizada por el Estado, que no podía ser convertida a oro o plata.
Entre los años 1840 y 1852, existió una anarquía monetaria, en la cual varias provincias emiten y/o
acuñan monedas propias. Recién en 1853, la Confederación crea un Banco Nacional con funciones
mixtas, incluyendo las de tesorería y contaduría estatal. Hacia 1891, como consecuencia de la crisis
de Baring, se produjo la interrupción de la operatoria de todos los bancos, excepto el Banco de
Londres. La Nación se hizo cargo de los billetes emitidos y de la deuda externa de las provincias, a
cambio de los títulos de deuda interna que garantizaban las emisiones. En 1904 mediante la
creación de la Ley Nº 4507, se establece una nueva estructura del Banco de la Nación, que lo
transforma en un banco oficial y elimina la participación privada. La Nación garantiza los depósitos
captados por el Banco, desarrollando una gran red de sucursales y apoyando la actividad de
amplios sectores. A su vez este mismo año se terminó de pagar el préstamo de Baring Brothers
2.3 Segunda Parte: Post Creación del BCRA
Tras la crisis internacional de 1930, la política monetaria mundial comenzó a proponer la creación
de los Bancos Centrales con una serie de objetivos diversos, entre los cuáles se encuentran la
emisión de la moneda, la regulación y habilitación de las entidades financieras, el establecimiento
de las tasas de encaje, el ser prestamista de última instancia (redescuento), la regulación del tipo
de cambio y, principalmente, garantizar la promoción del crecimiento y desarrollo económico. Fue
así que en 1935 se promulgó la Ley Nº 12.155 de creación del Banco Central de la República
Argentina como entidad mixta, sin una esencial presencia del Gobierno Nacional. Su actividad, en
un origen, consistía en concentrar las funciones hasta entonces dispersas de la Caja de Conversión
(emisión), el Banco de la Nación (redescuentos y cámaras compensadoras) y el Ministerio de
Hacienda (control de cambios). Fue recién en el año 1946 con el decreto Nº 8503/46 que se llevó a
cabo la Nacionalización del Banco Central, en donde a su vez se nacionalizaron los depósitos
bancarios y se propuso una garantía integral de estos por parte del BCRA. Con el gobierno
dictatorial de Aramburu, en el año 1957 se suprimió la nacionalización de los depósitos,
retornando a la banca clásica y se impuso a la sociedad anónima como forma exclusiva para la
constitución de bancos. En 1973 se llevó a cabo la segunda nacionalización de los depósitos con
una readecuación de la Carta Orgánica del Banco Central. Esta situación siguió hasta 1977, cuando
se deshicieron todas la modificaciones implementadas en 1973, modificando nuevamente la carta
orgánica del Banco Central, descentralizando los depósitos y creando la Ley Nº 21.526 de
Entidades Financieras, proponiendo a la banca como negocio por sobre el interés general del
servicio financiero. En el año 2001 y como consecuencia del modelo económico de valorización
financiera que comenzó a partir de la última dictadura militar, tuvo lugar una crisis económica y
social en la cual se estableció la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos
fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro; mejor conocida como “corralito”. En el año 2012, se
llevó a cabo la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, en donde se propone
garantizar no sólo la estabilidad monetaria y del sistema financiero sino que también procura el
pleno empleo de los recursos y el desarrollo de la economía con equidad social.
3. El Cooperativismo de Crédito en la Argentina y en la región
A partir de la década de 1880, el cooperativismo de crédito comenzó a dar sus primeros pasos en
la Argentina, promovido esencialmente por inmigrantes europeos que traían esta cultura
organizativa de sus países de origen. La primera experiencia relacionada a este tipo de entidades
surgió en el año 1887 con la creación del Banco Popular Argentino, basado en los modelos de
Bancos Populares promovidos por Luiggi Luzzatti(4) en Italia. Este banco tuvo un desarrollo muy
importante, llegando a tener más de 3.200 asociados en 1924, pero transformándose en sociedad
anónima para el año 1927. De acuerdo a los registros, entre 1887 y 1912 se han creado 9
entidades bancarias de tipo cooperativa(5). Por otra parte, el segundo tipo de experiencia
cooperativa que surgió a partir de 1909 fueron las Cajas Rurales, propiciadas por la Liga Social
Argentina, en donde su objetivo principal se encontraba en promover los ideales social-
cristianos(6), emulando a las cooperativas creadas en Alemania con fines solidarios y basados en
la ayuda mutua. Este tipo de organización estaba bastante vinculada con el crecimiento del
sector agropecuario, en el marco del modelo agro exportador, de manera que la crisis de 1930
terminó liquidando a la mayoría de ellas. La inmigración judía del este de Europa (ashkenazí), dio
nacimiento a las Cajas de Crédito Cooperativas, en las cuales se nucleaban las personas de
acuerdo a su actividad económica o su lugar de origen, pudiendo acceder a través de ellas a los
recursos necesarios para poder generar sus propios emprendimientos o poder instalarse en el país.
La primera experiencia de este tipo, se llevó a cabo en la actual localidad de Ing. Sajaroff, provincia
de Entre Ríos, con la creación de la Cooperativa de Crédito La Capilla. La segunda experiencia de
este tipo tuvo lugar en el barrio porteño de Villa Crespo, con la creación de la Primera Caja
Mercantil en el año 1918. La evolución del Cooperativismo de Crédito estuvo fuertemente
vinculada con la historia económica de la Argentina. En este análisis podemos citar a Daniel
Plotinsky, quien plantea 4 momentos históricos centrales del cooperativismo en la Argentina(7):
Etapa del crecimiento vegetativo (1913- 1957) Etapa del desarrollo (1958-1966) Restricciones y
recuperación parcial (1966-1976)
Intento de destrucción total y transformación en Bancos (1976-1979).
La Etapa de Crecimiento Vegetativo, puede subdividirse en dos partes: la primera, que se dio entre
1913 y 1945, en donde el cooperativismo de crédito se caracterizaba por tener un lento
crecimiento, cubriendo las necesidades de la actividad artesanal, comercial y rural. El
funcionamiento era con capital propio y a su vez financiaban actividades sociales como bibliotecas
populares, clubes, etc. La segunda etapa, tuvo lugar hasta 1957 y contó con un mayor impulso,
consecuencia del crecimiento industrial, en donde algunas cooperativas comenzaron a desarrollar
la operatoria de Cuentas a la Vista con Órdenes de Pago como forma de girar sobre sus saldos. En
esa etapa, en el año 1950 se creó la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito, de la mano
catorce entidades, con el objetivo de coordinar la representación gremial y garantizar el
asesoramiento jurídico y contable. La etapa del desarrollo se dio en el contexto del modelo
desarrollista de país, en donde las Cajas de Crédito Cooperativas crecieron exponencialmente,
pasando de un total de 200 concentradas en la Capital Federal a casi 1000 distribuidas en todo el
país. Por su parte, en 1958 se creó el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), con
dos objetivos principales: Impulsar las ideas solidarias y contribuir a la creación de nuevas
cooperativas de crédito en cada barrio y localidad del país. El IMFC tuvo un papel fundamental en
la consolidación de las Cajas de Créditos, ejerciendo el rol de “banco central” de estas entidades y
favoreciendo así a difundir las órdenes de pago. A partir del golpe de Estado de Onganía en 1966
se estableció un permanente ataque al cooperativismo de crédito, poniéndose en vigencia una
normativa que restringía la operatoria financiera de las cooperativas al prohibir el endoso y la
compensación de las Letras de Cambio, cuestión que dificultaba su aceptación generalizada y
obstaculizaba la captación de depósitos. Esto generó que de las 1.000 cooperativas de crédito,
solo queden 400 para 1973. Estas restricciones fueron eliminadas tras el regreso a la democracia
en el año 1973. El gobierno militar de 1976 significó un intento de destrucción total del
cooperativismo de crédito. En primer lugar, el contexto macroeconómico de crisis puso en jaque la
industrialización sustitutiva, lo cual perjudico fuertemente a los asociados de las cajas de crédito.
En segundo lugar, en el año 1977 se creó la Ley de Entidades Financieras que entre otras cosas,
vedaba a las Cajas de Crédito la posibilidad de operar en Cuentas a la Vista, significando esto un
golpe mortal. En consecuencia, el IMFC llevó a cabo una movilización político-social, que
consiguió modificar parcialmente la ley y se comenzó a otorgar la posibilidad de que se
transformen en Bancos Comerciales conservando su forma jurídica cooperativa. Como resultado
de esta situación, 273 de las 375 Cajas de Crédito existentes optaron por transformarse en
Bancos Cooperativos. De ellas, 41 Cajas lo hicieron en forma individual y 232 lo hacen
fusionándose con otras, dando origen -entre 1978 y 1979- a un total de 77 nuevos Bancos
Cooperativos. De estos bancos, hoy sólo sobrevive uno: el Banco Credicoop Coop. Ltdo. (4)
Luzzatti, un político que luchó por la unidad italiana y llegó a ejercer el cargo de Primer Ministro,
desarrolló sus ideas sobre el cooperativismo de crédito en su obra Sulla diffusione del crédito e
le banche populari, publicado en 1962. Planteó en ella que las entidades cooperativas debían
apartarse de la caridad y la filantropía y basarse en una combinación de acciones económicas y
sociales. «La cooperación debe ser filantrópica en los fines sociales que se propone alcanzar, pero
financiera en cuanto a los medios técnicos con que ha de valerse, es decir, los principios
económicos que la rigen no han de ser diferentes de aquellos que son alma y garantía de toda
sociedad comercial bien organizada».
Fuente: Historia del Cooperativismo – Daniel Plotinsky (5) Banco Escolar Argentino (1904), Banco
Previsor de Ahorro (1905) Banco Familiar (1907), Banco Económico Argentino (1910) y Banco
Policial Argentino (1912) en la ciudad de Buenos Aires; Banco Caja Económica (1903) en San
Nicolás (Buenos Aires); Banco Popular de La Plata (1904), Banco Escolar Argentino del Rosario
(1906) y Banco Comercial Agrícola (1907) en Pergamino (Buenos Aires) Fuente: Banco de la Nación
Argentina (1941). (6) «Sustentar la organización cristiana de la sociedad, combatir todo error y
tendencia subversiva en el terreno social e instruir al pueblo sobre los problemas y cuestiones que
surgen del desarrollo moderno, a fin de cooperar en forma práctica a levantar intelectual y
económicamente a todas las profesiones y clases sociales» Fuente: Banco de la Nación Argentina
(1941). (7) El Cooperativismo de Crédito en la Argentina. Breve Historia – Daniel Plotinsky
http://www.archicoop.com.ar/documentos/cooperativismo_de_credito_en_argentina.pdf
3.2 Experiencia del Banco credicoop
Con la fusión de 44 cajas de crédito cooperativas, el 19 de marzo de 1979 fue creado el Banco
Credicoop, lo cual, tal como fue mencionado por su histórico dirigente Floreal Gorini: “No era fruto
de una libre elección, sino el resultado de una puja desigual entre la dictadura militar y el
movimiento cooperativo de crédito”, ya que su creación fue la consecuencia de la aplicación de la
Ley de Entidades Financieras 21.526, en donde las cajas de crédito estaban condenadas a
desaparecer al no poder recibir depósitos a la vista. Desde su fundación, la misión y los objetivos
del Banco estuvieron basados en prestar servicios financieros eficientes y de calidad a sus
asociados, orientados principalmente a las pequeñas y medianas empresas, cooperativas,
empresas de la economía social en general y a las personas particulares. Rechazando su
vinculación con las grandes empresas y las multinacionales, lo cual puede contemplarse en su
marco de contribuir al progreso económico nacional y a la construcción de una sociedad solidaria
con equidad distributiva. Los dirigentes del Banco Credicoop tuvieron clara noción de las tensiones
existentes entre las ventajas de centralizar la operatoria para lograr homogeneidad y agilidad
operativa y la necesaria descentralización que requieren la gestión democrática y la adaptación a
las condiciones locales. En el Estatuto del banco se intento alcanzar un equilibrio entre ambos
aspectos mediante los siguientes mecanismos: a) cada filial constituye un distrito electoral que
elige delegados a las asambleas en las que se elige el Consejo de Administración, órgano directivo
máximo equivalente al Directorio de una sociedad anónima. b) los integrantes del Consejo de
Administración, además de las responsabilidades que les cabe en la dirección global del banco,
cumplen funciones específicas de gestión en su filial. c) en cada filial existe una Comisión de
Asociados constituida por miembros de la cooperativa que colaboran en la gestión de su filial en
tareas vinculadas con la asistencia crediticia, la auditoria, la educación cooperativa y temas
edilicios. d) la captación de depósitos y el otorgamiento de préstamos se realiza exclusivamente a
través de las filiales. La casa central realiza exclusivamente operatorias que por su naturaleza
requieren centralización, tales como comercio exterior, préstamos interbancarios, clearing de
valores y corresponsalías. e) las filiales tienen prioridad en la utilización de la capacidad prestable
proveniente de los depósitos que capta, destinándose los excedentes a otras filiales a través de la
casa central. Los mecanismos a), b) y c) procuran preservar la democracia institucional, mientras
que los dos últimos d) y e) procuran democratizar la gestión de los recursos financieros. La
dirección del banco es ejercida por el Consejo de Administración formado por 44 consejeros
correspondientes a 22 zonas en las que se dividen las sucursales con el propósito de atender las
particularidades regionales. Tal como fue mencionado, en cada filial del banco funciona una
Comisión de Asociados, las cuales constituyen el canal natural de participación de los miembros y
un instrumento para vincular al banco con la comunidad.

En la actualidad el Banco Credicoop cuenta con más de 255 filiales distribuidas en 180 ciudades de
18 provincias de la Argentina. El 35% de estas filiales se encuentran en la Capital Federal, por lo
cual la gran mayoría abarca el interior del país, zonas frecuentemente poco atractivas por la banca
privada lucrativa en función de su baja rentabilidad. Desde el punto de vista comercial, no persigue
la maximización de beneficios, sino que busca el rendimiento mínimo necesario que garantice su
funcionamiento. Por otra parte, tiene el interés de priorizar su atención a las PYMES, la Economía
Social y el Sector Público. La cantidad total de usuarios del banco alcanza el 1.400.000, de los
cuales 830.000 (70%) son asociados al Banco. De estos asociados, solo 3.400 participan de las
Comisiones de Asociados. Por último, tienen 4.850 empleados y atienden a 6.700 entidades de la
Economía Social.

3.3 Ley de Entidades Financieras


En el año 1977 y en el contexto del gobierno dictatorial y como forma de consolidar el modelo
económico neoliberal de valorización financiera, se creó la Ley de Entidades Financieras 21.526, la
cual tenía el objetivo de preservar los intereses de las propias entidades financieras por sobre los
intereses de los usuarios, habiendo pocas restricciones y regulaciones hacia la banca privada,
principalmente la banca extranjera. Tampoco se prioriza garantizar bajas tasas de interés. Desde el
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, se han propuesto diferentes modificaciones a esta
ley, incluso habiendo presentado en diferentes ocasiones hasta la actualidad los proyectos de ley
modificatorios ante el Congreso de la Nación. Las principales reformas, están basadas en proponer
a la actividad financiera como un Servicio Público, es decir, que esté orientada a satisfacer las
necesidades transaccionales, de ahorro y crédito de todos los habitantes y contribuir a su
desarrollo económico y social. Y la de concebir las necesidades de los usuarios y no la de las
entidades financieras, orientando el crédito a las micro, pequeñas y medianas empresas,
regulando las tasas de interés activas, estableciendo “Servicios Esenciales” dirigidos hacia los
sectores de menos ingresos de la población con un nivel acotado de comisiones (en algunos casos
sin comisiones) e incluso creando una Defensoría del Usuario de Servicios Financieros en el Ámbito
del Banco Central. Específicamente, los objetivos de la propuesta de Ley de Servicios Financieros
son los siguientes: Promover el acceso universal a los servicios financieros. Proveer medios de
pago y transaccionales eficientes para facilitar la actividad económica y las necesidades de los
usuarios. Fortalecer el ahorro nacional mediante productos financieros acordes a las necesidades
de los usuarios. Proteger los ahorros colocados en las entidades financieras, en particular los
correspondientes a los pequeños y medianos ahorristas. Impulsar el financiamiento productivo
general, en particular de las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales. Promover el
crédito destinado a satisfacer las necesidades de vivienda y consumo de las personas y grupos
familiares. Alentar una distribución regional equitativa de la actividad financiera. Preservar la
estabilidad del sistema financiero. Proteger los derechos de los usuarios de servicios financieros.
3.4 Algunas experiencias en los países de la región
A diferencia de la Argentina, donde el cooperativismo de crédito se encuentra concentrado en una
sola entidad bajo la figura de Banco, tal como lo hemos mencionado como consecuencia de la Ley
de Entidades Financieras; en los países de la región la figura cooperativa de crédito está basada en
la forma jurídica de las Cajas de Ahorro y Crédito Cooperativas. Estas se encuentran
desconcentradas en pequeñas entidades, que se centralizan a través de federaciones locales,
regionales y, en muy pocos casos, nacionales. De acuerdo a un estudio realizado por la
Confederación Alemana de Cooperativas(8), para el año 2009 los países latinoamericanos
contaban con casi 55.000 cajas de ahorro y crédito cooperativas, concentrándose el 55% de ellas
en Brasil, pero representando apenas el 1,48% del sistema financiero total. En Paraguay, por su
parte, si bien existen apenas 2.500 cajas de ahorro y crédito cooperativas, éstas representan el
22% de las entidades bancarias del país. Sin embargo, solo el 7% de los activos financieros
comprenden al sistema cooperativa, de manera que existen muchas entidades que manejan pocos
activos financieros cada una. Uno de los casos más relevantes y significativos es el de Ecuador, en
donde el sector cooperativo de Ahorro y Crédito posee un control superior al 10%(9) del volumen
total de los préstamos mayor al activo de la totalidad de Bancos que allí funcionan, siendo estas en
su conjunto la principal herramienta financiera del país, resultado que se dio tras la crisis
económica ocurrida en el año 1999, en la cual los Bancos perdieron confianza por parte de sus
usuarios tras los congelamientos de los depósitos (situación similar al “corralito” argentino). (8)
Datos y ranking de Cooperativas de Ahorro y Crédito en América Latina y el Caribe – Confederación
Alemana de Cooperativas – Agosto de 2010 (9) Datos y ranking de Cooperativas de Ahorro y
Crédito en América Latina y el Caribe
4. Conclusiones
El cooperativismo, como movimiento social busca la construcción de una sociedad más justa y
solidaria que esté orientada a una distribución más equitativa de los ingresos, eliminando la
exclusión en todos los aspectos. Desde esta óptica, a pesar de las posibles contradicciones que
puedan suscitarse, las finanzas también pueden y deben ser encaradas por el cooperativismo y es
así como lo fue demostrando la historia. En primer lugar, al proponer a las finanzas como un
“servicio público”, es decir que tienen que orientarse a la satisfacción de una necesidad social,
que está ligado a su capacidad dinamizadora de la demanda agregada, principalmente a través
de la inversión. Es por ello que no deben ser concebidas como un comercio a través del cual se
beneficien las entidades financieras, ni tampoco como una estructura especulativa, sino que solo
debe ser un apéndice indispensable de la economía real, orientada a favorecer a los que
requieren de este servicio, esencialmente las pequeñas y medianas empresas, empresas de la
economía social y trabajadores, que generalmente se encuentran excluidos de la matriz
crediticia orientada a los intereses de las grandes empresas. Por otra parte, existe una concepción
instalada en el sentido común de la sociedad, en la cual se propone a la economía social como una
arista «micro» de la economía total. Sin embargo, la economía social debe ser ambiciosa y tal
como se ha demostrado en las experiencias mencionadas, las finanzas pueden ser administradas
sin ningún inconveniente bajo una gestión democrática y sin fines de lucro, pudiendo aspirar a
ser predominantes en el mercado, estableciendo reglas de juego basadas en la ética, la
solidaridad y con serias perspectivas de crecimiento y desarrollo de una sociedad.
Microcréditos y Economía Social
1. Introducción
2. ¿Qué son las Microfinanzas?
3. Microcréditos
3.1 Surgimiento 3.2 Objetivos 3.3 Funcionamiento 3.3.1 Captación del Dinero 3.3.2 Auto-
Sustentabilidad del Microcrédito 3.3.3 Receptores de los préstamos
4. Impacto Económico del Microcrédito
5. Microcrédito y Economía Social
6. El microcrédito en la Argentina
1. Introducción
Si nos remontamos al comienzo del intercambio, podemos afirmar que éste se realizaba a través
del trueque. De esta manera, si teníamos por ejemplo, a un productor de manzanas y éste quería
consumir naranjas, debía recurrir al productor de naranjas y ofrecerle una determinada cantidad
de manzanas a cambio. En el caso de que el productor de manzanas haya tenido una mala
cosecha, como podría ser por la consecuencia de una sequía, iba a seguir queriendo consumir
naranjas e incluso podría llegar a querer una mayor cantidad de las que consumía habitualmente,
ya que no iba a tener sus propias manzanas para poder consumir y debía sustituirlas por otro bien.
Ante esta situación, debía acercarse al productor de naranjas y solicitarle que le entregue su
mercancía, a cambio de una “promesa de pago”, por lo que estaría solicitándole de una forma muy
básica, un crédito, ya que el productor de naranjas le estaría entregando su producción, bajo la
promesa de recibir manzanas en un futuro, tomando el riesgo de que éste no se las entregue.
Como bien sabemos, el intercambio, hoy en día, no se lleva a cabo mediante el trueque, sino que
se utiliza un medio de cambio, que conocemos como el dinero, por lo que podemos ejemplificar a
través de la siguiente situación: Un productor tiene la capacidad de generar un excedente, ya que
sus ingresos son mayores que sus egresos. Si a su vez, ese excedente supera el consumo total que
este productor piensa realizar en ese período, tendría como consecuencia una determinada
cantidad de dinero ocioso. Otro productor tiene un proyecto de inversión, a través del cual
obtendrá ingresos futuros que superaran a sus egresos y por lo tanto podrá obtener un excedente,
pero sin embargo, en el día de hoy no cuenta con los medios propios para llevar a cabo la
inversión. Tomando en cuenta esta situación, podríamos decir que el productor que cuenta con
dinero ocioso puede prestárselo al que está precisando de dinero para hacer una inversión y
devolvérselo en el futuro, cuando éste comience a generar ingresos, pudiéndole abonar también
un precio por este servicio, denominado: interés. Sin embargo, qué es lo que sucede en la realidad.
Es muy difícil que aquella persona que está necesitando el dinero, encuentre a la que tiene un
excedente y que a su vez, esta persona tenga deseos de prestarle el dinero. Así también, en el caso
de que ambos se encuentren y exista voluntad de prestar el dinero, puede suceder que la persona
que solicita el préstamo, este precisando mucha más cantidad de dinero de la que se ofrece. Por
otra parte, deben ponerse de acuerdo en las formas de devolución, los plazos y se debe proponer
un marco legal que lo garantice.
A consecuencia de la situación ejemplificada, es que fueron surgiendo las instituciones financieras,
quienes intervienen en la economía, al nuclear al que precisa de dinero, con el que tiene dinero
ocioso y lo quiere prestar, cobrando tasas de interés diferentes para ambos. Una tasa activa para el
que toma el dinero y una tasa pasiva para el que lo deposita. La tasa activa, es mayor que la tasa
pasiva y la diferencia entre ambas, conocida bajo el término inglés de “spread”, sirve para pagar los
costos administrativos y de gestión de este servicio, y en el caso de tratarse de entidades
lucrativas, se contemplaría también en ella, su margen de ganancia. Los bancos, son las
instituciones financieras que más se han desarrollado a nivel mundial, otorgándose a través de
ellos los préstamos “tradicionales” o “convencionales”. Para poder acceder a este tipo de
préstamos, se requiere de una gran cantidad de requisitos y garantías, que tienen como objetivo,
evitar el “riesgo” que representa prestarle dinero a alguien, estableciendo la recolección de
información de los solicitantes y garantizando, a través de diversas herramientas su devolución, de
manera que disminuya el “riesgo moral” de que no sea devuelto. Estos requisitos y garantías,
tienen la finalidad de preservar los intereses de las entidades financieras, pero excluyendo así, a
gran parte de la población que no puede cumplir con ellos, ya que cuenta con muy bajos niveles de
ingresos o su condición informal de trabajo les impide presentar recibos de sueldos o balances (en
el caso de tratarse de micro emprendimientos). Así también, muchas personas no cuentan con
bienes personales que puedan serviles de garantía, como por ejemplo: inmuebles, bienes de uso
de gran valor, etc. Por otra parte, los sectores de más bajos recursos, tienden a solicitar préstamos
con montos que resultan poco atractivos para las entidades financieras, ya que no llegan a cubrir
sus costos de funcionamiento y las expectativas de rentabilidad. A partir de esta situación,
podemos observar que existe una gran necesidad de acceder al crédito por parte de estos
sectores, para poder producir, comercializar o consumir un determinado producto, quienes no
tienen el dinero disponible “hoy”, para poder llevarlo a cabo. Como consecuencia, surgen las
microfinanzas.
2. ¿Qué son las microfinanzas? Si bien el concepto de las microfinanzas no tiene un consenso
general, tomaremos en cuenta la definición de Legerwood: “Las microfinanzas se refieren a la
prestación de servicios financieros a personas de bajos ingresos”(1), las cuales, como bien
mencionamos, se encuentran excluidas del sistema financiero formal. En este sentido, aparecen
diversas instituciones que se encargan de promover las finanzas en este sector. Generalmente,
desde la perspectiva lucrativa, se suelen realizar préstamos que contienen implícitos una tasa de
interés superior a la de los préstamos tradicionales, ya que contienen en ella el riesgo (mayor) de
prestarle dinero a personas que no cumplen con las condiciones para acceder al préstamo a través
de una entidad bancaria. Estas tasas, pueden incluso llegar a ser cinco veces mayor que las tasas
de préstamos personales que utilizan los bancos. Pero por otra parte y orientado al crecimiento de
estos sectores, sin la intención de obtener una ventaja diferencial sobre la tasa de interés y
evitando la usura y el abuso, aparecen, dentro del campo de las micro finanzas, los microcréditos.
1. Manual de Microfinanzas. Una Perspectiva Institucional y Financiera. Banco Mundial.
Washington, 2000.

3. Microcréditos 3.1 Surgimiento El punto simbólico, que da lugar al nacimiento de los


microcréditos, tiene lugar en Bangladesh, cuando en el año 1974, un profesor universitario,
llamado Muhammad Yunus, originario de este país, comenzó a observar las situaciones de extrema
de pobreza e indigencia que se vivían en su tierra, reflejándose en gigantes hambrunas que
comprendía a millones de personas, siendo la consecuencia de la mayor frivolidad sufrida por la
economía de mercado. El primer caso anecdótico que se menciona y que refleja claramente la
situación de pobreza, es el de 42 aldeanos quienes precisaban 27 dólares para poder efectuar la
compra de bambú, que les servía como materia prima para elaborar unas pequeñas canastas, que
luego eran colocadas en los mercados informales. Esto les permitía subsistir con sus familias.
Claramente, estas personas se encontraban excluidas de los mercados formales de préstamo y
debían recurrir solamente a los usureros de la zona, quienes les cobraban tasas de interés
superiores al 100% diario. A partir de esta experiencias, en 1976 Yunus fundó el Banco Grameen,
conocido como el “Banco de los Pobres”, que comenzó otorgando préstamos a las personas más
necesitadas de Bangladesh y que 30 años después de su creación, es un emporio económico-
financiero que distribuye al año más de 500 millones de dólares en pequeños créditos a más de 3,5
millones de personas, con una tasa de devolución de los préstamos del 98%, empleando a su vez, a
más de 13 mil personas. El Banco Grameen, ha generado que más de 11 mil instituciones
financieras siguieran su ejemplo, logrando que el microcrédito llegue a manos de más de 100
millones de personas en todo el mundo. Además, se articuló un movimiento mundial: la Campaña
sobre la Cumbre de Microcrédito. Su punto de partida fue la reunión de Washington de 1997,
donde cerca de 3 mil personas (agentes de microcrédito, instituciones educativas, organismos
donantes, organizaciones de la sociedad civil) lanzaron una campaña cuyo objetivo era lograr que
100 millones de las familias más pobres del mundo ingresen en proyectos de microcréditos. La
comunidad internacional -a través de la Asamblea General y del Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas (ECOSOC)- ha reconocido que los programas de microcrédito ayudan a salir de la
pobreza a personas y familias en todo el mundo, beneficiando especialmente a las mujeres y
potenciando su papel, profundizando a través de ello, los procesos de desarrollo socio- económico
y humano de las sociedades, sin importar sus tradiciones y prácticas culturales. Es importante
destacar, que las Naciones Unidas han declarado el Año Internacional del Microcrédito 2005 (AIM
2005) con el objetivo de:
1) promover los programas de microcrédito y microfinanciación en todo el mundo; 2) destacar la
contribución de la microfinanciación a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, 2000); 3)
aumentar la concienciación del público respecto de la microfinanciación como parte vital del
desarrollo; 4) alentar la innovación y la creación de nuevas alianzas que permitan consolidar
sistemas financieros inclusivos. Cabe señalar también que, en el año 2006, Mohammad Yunus, en
nombre de su institución, recibe el Premio Nobel de la Paz, "por sus esfuerzos para incentivar el
desarrollo social y económico desde abajo". 3.2 Objetivos El objetivo general de los microcréditos,
se enmarca en la reducción de la pobreza, teniendo implícito dentro de ello una gran variedad de
enfoques y cosmovisiones. Principalmente, las diferencias se encuentran al momento de sostener
si los microcréditos se basan en una solución paliativa del sistema socio económico o si se plantean
como un modelo de integración social diferente, que intenta transformar los elementos
económicos tradicionales. Muhammad Yunus, entiende que el microcrédito es la forma de salir de
la pobreza, idea que se sostiene en el argumento que el problema de la pobreza es la falta de
crédito, porque las personas de bajos recursos no califican para acceder a un préstamo bancario
tradicional y por lo tanto, en contraposición se crean los “bancos de los pobres”. De todas
maneras, podemos afirmar que la pobreza no es solamente el resultado de la falta de crédito, ya
que existen otros elementos que nos permiten explicar las imposibilidades de salir de esa
situación, donde podemos entrelazar conceptos no solo económicos, sino también sociales y
culturales. El hecho de acceder a un crédito, permite a una persona o a un colectivo de personas, y
a su entorno, desarrollarse, siempre y cuando tengan la capacidad de poder emprender un
proyecto, sin que esto garantice a su vez, que el proyecto sea exitoso y que le permita entonces,
poder vivir de él, como así tampoco se le garantiza mediante un préstamo, que su proyecto sea
sustentable en el tiempo. Desde una perspectiva cultural y social, también podemos observar que
esta persona probablemente carezca de las herramientas educativas y de formación, como así
también de cierta cultura del trabajo, por lo cual tendrá dificultades al momento de querer
participar en la transformación de valores de uso, teniendo que readaptarse a nuevas relaciones
sociales. Es así que dentro de las diversas cosmovisiones de los programas de microcrédito algunas
lo proponen como una herramienta individual, a través de la cual se puede eliminar la pobreza y
otros la comprenden como un elemento integral de un conjunto de herramientas que favorecen a
la disminución de la pobreza, pero que no puede ser la única herramienta a utilizarse para ello, ya
que la pobreza seria la consecuencia de un sistema completo y complejo, el cual se debe
transformar para que entonces puedan solucionarse sus consecuencias negativas. 3.3
Funcionamiento 3.3.1 Captación del Dinero El dinero que va a ser prestado bajo la forma de
microcrédito, no puede cobrarse a tasas superiores de las que proponen el otro micro financieras,
como así tampoco a las tasas que cobra la banca tradicional. Es de esta manera, que el dinero no
puede obtenerse fácilmente, ya que el rédito que se recibirá por él será muy bajo o incluso nulo.
Los principales aportes para desarrollar los microcréditos, provienen de los ámbitos público y
privado, bajo la forma de subsidios y programas financiados, en el primero y, a través de
donaciones, en el segundo. Desde la lógica del sector privado, los aportes para los microcréditos,
aparecen como una forma de llevar a cabo la lógica de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE),
en donde se promueve el compromiso hacia la sociedad por parte de las empresas lucrativas. Es
así que visualizan al microcrédito como una forma de colaborar en las mejoras económicas y
sociales de las personas más necesitadas, ayudando de este modo, a disminuir la pobreza y
otorgando la posibilidad de contribuir al crecimiento individual. Existen desde ya, una gama de
críticas hacia la postura de la responsabilidad social empresaria, que la consideran como una forma
de querer mostrarle un rostro humano a las empresas lucrativas, pero manteniendo sus
estructuras de explotación en su esencia. A su vez, se critica que no procuran transformar de raíz la
realidad económica y social de los sectores marginales, sino que solamente utilizan éstas
herramientas como un mero paliativo. Con respecto al aporte público, su lógica dependerá del tipo
de Estado que se encuentre vigente, es decir, los subsidios y programas de financiación serán más
fuertes en un Estado con una presencia y un rol activo y más débiles en un Estado ausente y
pasivo. La promoción de los microcréditos por parte del Estado, se encuentra vinculada con su
intencionalidad de hacer crecer y desarrollar a los sectores excluidos de la sociedad, pudiendo
brindarles la oportunidad de crear sus propias fuentes de ingresos y de esta manera disminuir las
tasas de desocupación y subempleo, generando a su vez un crecimiento en los niveles globales de
ingresos. 3.3.2 Auto-Sustentabilidad del Microcrédito La mayoría de las instituciones que
promueven los microcréditos, tienen también una lógica de sustentabilidad, lo que facilita que el
dinero colocado a préstamo, sea devuelto eficientemente, en tiempo y forma, pudiendo así,
prestarlo nuevamente, sin la necesidad de tener que recurrir, permanentemente, a la captación de
nuevos recursos externos. De esta Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF Virtual |
Economía Social y Dirección de Entidades Sin Fines de Lucro 7/15 manera, el dinero inicial que fue
aportado mediante donaciones y/o subsidios, es reutilizado para nuevos financiamientos, siempre
y cuando sea devuelto en las condiciones previstas. En muchas entidades, una vez consolidadas, es
decir, teniendo un caudal de dinero suficiente que le permita ponerlo a disposición de los
solicitantes, los recursos externos serán utilizados solamente, para poder cubrir los gastos
administrativos y operativos, como son sus instalaciones, profesionales, empleados, etc. En otros
casos, la sustentabilidad del microcrédito es completa, ya que se utiliza el dinero obtenido con el
cobro de las tasas de interés, para poder cubrir los gastos. No obstante, vale la pena señalar, que
en la mayoría de las experiencias, la demanda de microcréditos sigue siendo muy superior a la
oferta, por lo que resulta sumamente necesaria la obtención de recursos externos de forma
permanente. Con respecto a los emprendimientos financiados, también se sostiene la idea de
mantener el concepto de sustentabilidad, esencialmente, porque el objetivo del microcrédito es el
de ayudar a las personas, para que puedan desarrollarse, crecer económicamente y mejorar su
calidad de vida, saliendo de la pobreza. Es por ello, que no es suficiente prestar dinero, sino que a
su vez, se proponen los siguientes mecanismos, para garantizar su sustentabilidad: En primer lugar,
se desarrollan planes de negocio, que contemplen todos los gastos e ingresos posibles, teniendo
en cuentas la existencia de contingencias e imprevistos. Esto no solo permite que el emprendedor
pueda devolver el préstamo solicitado, sino que a su vez lo ayuda a garantizar su crecimiento.
Algunas entidades, también realizan estudios de mercado, en función del producto que se irá a
producir o comercializar, analizando a través de ello, si existe la demanda para este producto y si a
su vez, no se encuentra sobre ofertado por otros emprendedores. En segundo lugar, se promueve
la capacitación, formación y asistencia técnica de los emprendedores, de manera que puedan
tener mayor conocimiento del rubro que desarrollarán, pudiendo así, utilizar todas las
herramientas posibles para alcanzar una mayor eficiencia y calidad de sus servicios. También se
realizan capacitaciones a las personas de su entorno familiar, esencialmente a los hijos de los
emprendedores, para que puedan acceder a los conocimientos que les garanticen una mayor
formación para el futuro, pudiendo continuar con el emprendimiento de sus padres o bien para
tener las herramientas necesarias para poder acceder al mercado laboral o formarse como
profesional. 3.3.3 Receptores de los préstamos Como hemos mencionado, los microcréditos están
destinados a las personas de más bajos recursos, que no tienen acceso al crédito, lo cual lleva a
preguntarnos quiénes entrarían dentro de ese sector poblacional, es decir, quienes son
considerados pobres y quienes no, o quienes tendrían mayor prioridad a la hora de obtener un
préstamo. Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF Virtual | Economía Social y Dirección
de Entidades Sin Fines de Lucro 8/15 Cada organización que implementa los microcréditos, tiene
su propio criterio, considerando en sus clasificaciones, los ingresos familiares y la calidad de vida
del solicitante. En cuanto al tipo de crédito, en mayor medida (más del 90% del total), están
orientados a las actividades relacionadas con el ámbito productivo y comercial, siguiéndoles los
préstamos para poder mejorar o construir una vivienda. En muy pocas oportunidades, se otorgan
microcréditos para que las personas puedan acceder a bienes de consumo personales o saldar
deudas. Como podemos observar, el factor del riesgo, también aparece en los microcréditos, ya
que existe la posibilidad de que no se devuelva el dinero otorgado, o bien que sea devuelto, pero
no en el tiempo, ni en la cantidad acordada. De esta manera, tiene que afrontarse esa
“información asimétrica” que aparece al momento en que la entidad micro crediticia, debe saber y
definir si la persona que toma el préstamo va a cumplir o no con lo acordado. De esta manera, se
intenta recolectar la mayor cantidad de información posible, procurando, dentro de lo posible, que
ello no sea un impedimento para el acceso al crédito. En las entidades tradicionales, los riesgos se
disminuyen solicitando una serie de garantías y corroborando que la relación entre los ingresos y el
préstamo, le permitan al solicitante afrontar el pago de la cuota. Pero precisamente, son estos
requisitos los que excluyen a los sectores populares. Por ello, las entidades micro crediticias,
elaboran diversos mecanismos alternativos para poder recopilar información de sus posibles
tomadores de préstamos, sin que ello les pueda afectar su solicitud y a su vez solicitan garantías,
que puedan por un lado facilitar su acceso y que por otra parte, les permita asumir el compromiso.
En la recopilación de información, se utilizan las siguientes herramientas y metodologías: Se
realizan visitas a los domicilios, se entrevistan a vecinos y a personas que conocen al solicitante.
Algunas entidades conforman comités de micro créditos integrados por personas del mismo
ámbito geográfico que ya han participado anteriormente de este sistema y que acuden a su propio
conocimiento sobre el solicitante También se recurren a mecanismos de control oficial, como el
Banco Central, ya que ésta persona pudo haber accedido a un crédito tradicional previamente y no
haberlo devuelto. En cuanto a las garantías, para avalar el pago se utilizan dos tipos de
modalidades: Garantías Solidarias: Se establecen grupos(2) de varias personas que solicitan el
préstamo. En el caso de que una ellas no realice el pago o lo haga de forma inadecuada, se
establecerán mecanismos de sanción para todos los integrantes de ese grupo. Si por ejemplo, una
persona del grupo atrasa el pago de su cuota social, el resto del grupo también será considerado
como moroso. De esta manera, se crea una responsabilidad colectiva y solidaria, donde cada
integrante del grupo, va a ser solidario con el otro para no perjudicarlo, ya que el incumplimiento
individual va a Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF Virtual | Economía Social y
Dirección de Entidades Sin Fines de Lucro 9/15 significar un incumplimiento colectivo. Garantías
Tangibles: Se toman como garantía elementos de valor para los que acceden al préstamo, como
pueden ser bienes de consumo durables, tales como televisores, equipos de música, etc., lo cual
permite al tomador del préstamo esforzarse para devolverlo. Algunas instituciones toman el bien
para sí y lo entregan al momento de la devolución del préstamo. Otras acuden a la confianza y
hacen firmar un contrato, en donde se compromete al tomador, entregar estos bienes en el caso
de no abonar el préstamo. 2. Generalmente, estos grupos se suelen conformar con personas de
diferentes actividades y rubros, de manera que pueda diversificarse el riesgo, ya que si un sector
económico está atravesando por un inconveniente exógeno, el resto de los sectores que integran el
grupo no sean afectados económicamente y puedan devolver el préstamo.

4. Impacto Económico del Microcrédito Mediante el crédito, podemos efectuar en el presente, el


consumo y la inversión que teníamos pospuesta para el futuro. Tomando el caso de la inversión, se
podría entonces, a través de crédito, obtener réditos anticipados, con lo cual se puede pagar la
cuota de ese préstamo. Como hemos visto a lo largo de la clase, aquellas personas que piden
montos muy pequeños y no cuentan con el respaldo suficiente, no pueden acceder al crédito
tradicional. Si lo vemos desde la óptica ortodoxa de la economía, se podría plantear que existe en
este punto una “falla de mercado”: hay personas que se encuentran excluidas de poder demandar
(dinero) ya que no pueden pagar el precio (tasas) que éste tiene o bien no son aceptadas para
ingresar al mercado debido a su riesgo. Es decir que, hay personas que quieren demandar algo,
pero el mercado no está preparado para ofrecerlo. Desde otra perspectiva, podemos afirmar que
los sectores marginales tienen un gran potencial de producción y de consumo, pudiendo así
dinamizar exponencialmente al crecimiento económico. El hecho de que estas personas puedan
acceder al crédito, desde el punto de vista productivo, les permite transformar nuevos valores de
uso, es decir, le provee a la sociedad de más elementos para poder consumir. A su vez, desde el
punto de vista del consumo, estas personas estarían accediendo a una gran variedad de bienes y
servicios que antes no podían, lo cual no solo mejora su propia calidad de vida, sino que también
mejora los ingresos de los productores de esos bienes y servicios. Así, podemos afirmar que los
microcréditos generan un impacto, una externalidad, positiva hacia la sociedad en general, lo cual
es el resultado de sus efectos directos e indirectos. Al desarrollarse un micro emprendimiento, se
incrementar la demanda de sus respectivos insumos, herramientas, etc., lo cual sucesivamente,
incrementa la producción de sus proveedores, quienes deben recurrir a contratar una mayor
cantidad de personal, favoreciendo la disminución del desempleo. Por su parte, los proveedores,
tienen que acceder a la compra de nuevos insumos, lo cual genera un círculo de crecimiento
virtuoso, que se puede visualizar a través del efecto multiplicador de la inversión, tal como lo
plantea John Maynard Keynes. A su vez, en el caso de que los micro emprendimientos obtengan
excedentes, a diferencia de las grandes empresas, este dinero no será acumulado de forma ociosa
o especulativa, sino que será reinvertido o consumido; o incluso puesto a disposición de las
entidades micro crediticias, para que pueda ser prestado a nuevos emprendimientos, de manera
que otras personas se desarrollen de la misma manera que lo hicieron ellos, fomentando así la
solidaridad y la ayuda mutua
5. Microcrédito y Economía Social Las mayorías de las instituciones prestadoras de microcréditos,
pertenecen al sector público o al tercer sector. Es decir que, el sector privado, se encuentra
representado por aquellas instituciones que no tienen fines de lucro. El motivo de ello, es la poca o
nula rentabilidad que obtendrían las empresas lucrativas otorgando microcréditos, como así
también su desinterés por el desarrollo social. Dentro del tercer sector, son las fundaciones y las
asociaciones civiles, las que mayor desarrollo tuvieron en la promoción del microcrédito. Si bien la
mayoría de los microcréditos son destinados a emprendimientos unipersonales, existen también
líneas de microcréditos orientados a emprendimientos de la economía social, generalmente
relacionados con las cooperativas de trabajo, que tienen la fuerza de trabajo disponible para poder
producir, pero que requieren de un monto de dinero para poder efectuar la compra de los insumos
y las herramientas que les permita comenzar con la producción. Por otra parte, algunas
cooperativas de trabajo acceden a los microcréditos para poder ampliar su escala y de esta manera
poder crecer en el mercado, mejorando significativamente los ingresos de sus trabajadores
asociados. Las otras entidades de la economía social, como el resto de las cooperativas (de
Consumo, Servicios Públicos, etc.), las mutuales, o las asociaciones civiles, difícilmente actúen
como tomadoras de microcréditos, esencialmente, por tener un mayor acceso a la banca
tradicional y a su vez porque los montos requeridos suelen superar a los que ofrecen los
microcréditos.
6. El microcrédito en la Argentina En la Argentina, el sistema de microcréditos comenzó a tomar
fuerza luego de la crisis de 2001, como forma de contrarrestar la pobreza y la pérdida de tantos
puestos de trabajo. Sin embargo, no formaron parte de la agenda del Estado Nacional, hasta el año
2006, cuando entra en vigencia la Ley Nº 26.117 de promoción del microcrédito para el desarrollo
de la economía social. Dentro de esta Ley, es que se crea la Comisión Nacional de Microcrédito
(CONAMI), cuyas acciones se estructuraron a partir del “Programa de Promoción del Microcrédito
Padre Carlos Cajade”, para poder implementar el Programa Nacional de Microcrédito para la
Economía Social. Entre sus principales objetivos, se encuentran: el apoyo y acompañamiento a
emprendedores; la organización popular y la construcción de lazos de confianza y solidaridad entre
los trabajadores y las organizaciones sociales. Estos microcréditos, fueron utilizados
mayoritariamente por las cooperativas de trabajo que comprenden el programa de Argentina
Trabaja, las cuales al devolver los microcréditos, permiten que el programa continúe y que las
organizaciones sociales puedan seguir apoyando el trabajo de otras personas que lo necesitan.
Sobre este marco, en el año 2009, el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social),
comenzó a desarrollar tareas conjuntas con la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI),
realizando el trabajo con redes de microcrédito, conformadas por federaciones, con el fin de
administrar los fondos, y por cooperativas/mutuales responsables de la ejecución de los créditos a
los emprendedores. Así también, podemos afirmar que desde el comienzo de la Ley de promoción
del microcrédito para el desarrollo de la economía social, se contó con la participación de las
organizaciones que se denominaron como “pioneras”, que fueron aquellas con trayectoria de
trabajo con microcréditos, de forma sostenible. Este modelo es una nueva forma de relación de
cooperación entre el sector público y el privado. En la práctica, se pudo observar que el modelo no
refiere a un mero formalismo de transferencia de fondos que deriva en una tercerización de
funciones del Estado sino que hay un desafío en la generación de trabajo articulado. Este proceso
favorece que las políticas públicas sean asumidas y ejecutadas por varios actores sociales; es decir,
las asociaciones discuten y deciden junto al Estado como otorgar estos microcréditos en los
espacios denominados Consorcios. Las modalidades existentes en el programa son: Consorcios de
Gestión Asociada: son espacios donde se encuentran organizaciones de la sociedad civil y
representantes del Estado, que pueden ser del nivel municipal o provincial. Los directorios de estos
consorcios están compuestos por integrantes de todos los espacios que lo componen. Así, de
manera conjunta, planifican procesos organizativos territoriales, como también discuten la política
crediticia local y administran en forma conjunta el fondo de microcrédito. Redes de Gestión
Asociada: son grupos de entidades afines, que a la vez, son ejecutoras de microcrédito en su lugar
de procedencia. En general son organizaciones con una tradición anterior en microcréditos. Bancos
Populares de La Buena Fe: Los “banquitos” surgen desde una línea de trabajo del Plan “Manos a la
Obra” del Ministerio de Desarrollo Social. Tienen como beneficiarios a personas individuales o
familias que desarrollen proyectos socioproductivos vinculados a la producción de bienes y
servicios. Todos los proyectos tienen que ser presentados por medio de una ONG y se otorgan
microcréditos de hasta 500 pesos a devolver en seis meses como máximo. Los microcréditos se
otorgan con metodología participativa (trabajan en forma conjunta y participativa organizaciones
comunitarias y el Estado) y garantía solidaria. Según datos de dicho Ministerio, actualmente
existen más de 90 Bancos conformados, que funcionan como comunidades organizadas en medio
de los barrios más vulnerables de las diversas provincias en donde se lleva a cabo esta experiencia.
Cada una de estas modalidades cuenta con varias organizaciones de microcrédito asociadas.
Incluso los Banquitos que son anteriores a los consorcios participan en muchos de ellos. Estas
modalidades y formas de llevar adelante el programa, permitieron una rápida expansión del
microcrédito llegando al día de hoy a más de 1400 organizaciones ejecutoras.

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