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"JOINT DIPLOMA EN ECOLOGIA INTEGRAL,

A PARTIR DE LA LAUDATO SI"

RECUPERANDO EL PAPEL ECOLÓGICO DE LA TECNOLOGÍA

Pbro. LEWIS JOSÉ GÓMEZ MEDINA

Moderatore: PREM XALXO S.J.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ

2018-2019
INTRODUCCIÓN

El hombre, sin dejar de ser parte de la creación, también es responsable y corresponsable de


la misma, es una exigencia que le viene impuesta de su condición racional; de tal forma
que, solo haciendo uso adecuado y responsable de esta capacidad, logrará convertirse en “el
guardián del ser”, como lo llama Heidegger. Y para este cometido tiene en la filosofía un
aliado de gran importancia, que lo puede ayudar a encontrar razones y argumentos que lo
lleven a retomar y revalorar su lugar en el mundo, en el creado, evitando así los excesos,
pero al mismo tiempo, teniendo presente la singularidad de su naturaleza humana. Mi
atención se centrará en los puntos uno y dos del capítulo tercero de la Laudato Si’: Raíz
humana de la crisis ecológica (la tecnología: creatividad y poder - Globalización del
paradigma tecnocrático).

La definición clásica de persona ha sido dada por Boecio, a saber, la persona es “una
sustancia individual de naturaleza racional”. Con esta definición, que después es retomada
y enriquecida por la tradición cristiana, se quiere expresar la singularidad del ser humano,
que viene caracterizado por algo que le es esencial, esto es la racionalidad. No es una
característica entre otras, su ser racional pertenece a su composición hipostática, lo define
por naturaleza, no se puede concebir sin ella, por lo que no se reduce a una acción o algún
ejercicio determinado. A esta definición de Boecio también se puede anexar una muy
cercana, pero perteneciente a la edad moderna; me refiero a la definición que da el filósofo
francés Blas Pascal, “el hombre es una caña pensante: el hombre ha sido claramente hecho
para pensar. Allí radica su dignidad y su mérito; y toda su obligación es la de pensar con
corrección”. Y es precisamente por esta capacidad racional que ha logrado desarrollar a lo
largo de la historia herramientas y artefactos, si bien es cierto que esta característica no es
la que define al hombre, también es cierto que no se puede pensar a este sin pensar en la
técnica. Con estos presupuestos podemos enmarcar la grandeza de uno de los
descubrimientos que han catapultado la diferencia entre el hombre y el resto de la creación:
la tecnología.

La tecnología es un fenómeno marcado por su universalidad, pero también es universal su


impacto, por lo que su incidencia en las diferentes dimensiones de la vida humana
(culturales, científica, política, social) no parece ser una consecuencia accidental. En la
Laudato Sí el papa Francisco asegura que la humanidad ha entrado en una nueva era en la
que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada, ya que somos los herederos de
momentos históricos de profundas transformaciones que han tocado la concepción misma
de hombre y de naturaleza. Es innegable que “la tecnología ha sido la solución a
innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. Es inevitable agradecer y no
se puede dejar de valorar el progreso técnico, sobre todo en el campo de la medicina, las
comunicaciones…nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza
que vaya a utilizarlo bien”1, sobre todo si se considera el modo como lo ha hecho hasta
ahora y las consecuencias que, muchas veces por su mal uso, ha ocasionado.

1
Laudato Si’ (en adelante LS), #164.
1. ¿QUÉ ES LA TECNOLOGÍA?

La historia de la humanidad puede decirse que ha sido la historia del pensamiento, la


historia de cómo el hombre utiliza su saber para enfrentarse y modificar la realidad en la
cual se encuentra. Si bien es cierto que la forma de explicar el origen del pensamiento varía
dependiendo la cultura, también se podría decir que un factor común en todos los intentos
de explicar la historia del pensamiento humano está en el hecho que todos coinciden en lo
que no es saber, es decir, que éste se diferencia de la capacidad de hacer y de utilidad
misma. O mejor expresado, la utilidad no era saber, sino que era arte, que corresponde al
griego tecné, el cual solo se adquiría por la práctica y la experiencia.

El término tecnología, no aparece hasta los primeros años del siglo XVIII. “El documento
fundamental de este cambio fue la Encyclopedie, editada entre 1751 y 1772. La palabra
tecnología aparece como una combinación entre tecné (el misterio de un arte manual) con
logos (saber organizado, sistemático y con un fin determinado). Así entonces, podemos
definir la tecnología como el conjunto ordenado de todos los conocimientos usados en la
producción y uso de viene y servicios 2” (Ferraro 2007). Sin duda, la tecnología amplía
nuestras habilidades para cambiar la forma de acercarnos al mundo. Ella permite satisfacer
algunas necesidades o deseos humanos en una forma no solo detallable, también
reproducible. Por lo que se debe concluir que la tecnología no se refiere a artefactos sino al
conocimiento que ellos llevan incorporados y en la forma en que la sociedad puede usarlos.

EN EL MUNDO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.

Son llamadas nuevas porque aparecieron y se han difundido después de la segunda guerra
mundial. Su desarrollo se ha caracterizado por una fuerte aceleración, y sus consecuencias
son de una magnitud y trascendencia que no tenían antecedentes. “De todas las
manifestaciones tecnológicas que existen, se pueden sintetizar, a grandes rasgos, en tres
grupos: las biotecnologías, los nuevos materiales y las tecnologías de la información3”.

a) Las Biotecnologías. El término biotecnología describe el uso de células de plantas,


animales y microorganismos para la producción de sustancias que le sean útiles al hombre.
Esta clase de tecnología es definida como “el aplicar algunos principios científicos y de
2
FERRARO, Ricardo. ¿Qué es la tecnología? Ed. Granica. Buenos Aires-Argentina. 1997. P. 13.
3
Ibidem. P. 50.
ingeniería para el procesamiento, con agentes biológicos, y así producir bienes y servicios.
El desarrollo de las Biotecnologías requiere la articulación de algunas disciplinas científicas
como la biología celular, genética molecular, bilogía celular, etc” (Ferraro. 2007). Es aquí
donde existe uno de los riesgos antropológicos de grandes implicaciones éticas y morales
ya que en la aplicación de estos métodos, en lugar de convertirse en un aliado del hombre,
se ha querido utilizar para manipular la integridad de la vida humana. Pretendiendo armar
gen a gen los organismos (plantas y animales) que serán capaces de producir lo que
deseemos, se ha querido utilizar los mismos métodos con el ser humano, una evidente y
descarada eugenesis.

En otros campos hay ejemplo de también aplicación de biotecnologías, como por ejemplo
el maíz que se usa en Estados unidos es rediseñado, permitiendo que se mantenga erguido
hasta el otoño. Igualmente es normal encontrar vacunos y porcinos para que produzcan más
leche y que su carne sea más magra. En Estados Unidos y Brasil se usa etanol, alcohol
fabricado con maíz o con caña de azúcar. Aquí el riesgo es alterar de forma irresponsable
los ritmos de ríos, y la devastación de grandes cantidades de bosque, fundamentales para la
vida humana, para poder responder a la demanda. Así, lo que parecía un avance para el
beneficio y mejoramiento de las necesidades básicas se pueden convertir en un enemigo de
la humanidad.

b) Nuevos materiales. En la historia de la humanidad los materiales han marcado eras


(edad de piedra, bronce, hierro). “Actualmente los nuevos materiales ya definen las
características de nuevo productos en campos tan diferentes como los de vehículos (autos,
aviones, bicicletas), la moda, las estructuras (edificios, puentes) o las prótesis. Si bien es
cierto que un número significativo de especialistas rechaza la categoría de nuevos
materiales, si están convencidos de que casi todas las nuevas tecnologías dependen de
ellos”4. La expresión nuevos materiales se refiere a aquellos que son completamente
novedosos con respecto a los existentes. Un elemento común a los nuevos materiales es que
son preconcebidos para satisfacer alguna necesidad de la que se han determinado los
requerimientos. Precisadas las condiciones que el nuevo material debe cumplir, se lo
fabrica, a partir de los conocimientos científicos adquiridos durante los últimos años

4
Vicens J. y Canadell A. La tecnología desde la perspectiva intercultural. Ed. Documenta Universitaria.
Palma de Mallorca. España. 2006. Pag. 24
(Metales con memoria que recuperan la forma original al ser calentados, líquidos que se
convierten en sólidos al aplicarles algunos voltios, aceros superresistentes que se emplean
en vehículos de menor peso y mucho más económicos).

Así como se sabe armar los organismos para que sean capaces de producir lo que deseamos,
hoy se sabe cómo construir los materiales que necesitamos para cada caso en particular.
Pero detrás de este proceso de evolución hay problemas escondidos a los que muchas veces
se les da la espalda. Para poner un caso muy puntual tenemos el problema del Coltán, que
es un mineral compuesto por colombita y tantalita, de color negro o marrón muy oscuro,
que se utiliza en microelectrónica, telecomunicaciones y en la industria aeroespacial.
Debido a la gran demanda de este material, en los lugares donde se extrae, hay pérdidas
humanas en cifras alarmantes, debido a la explotación, especialmente de niños, dejando en
evidencia lo denunciado por El Papa Francisco quien recordaba que “el inmenso
crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en
responsabilidad, valores, conciencia”5.

c) Tecnologías de la información. Estas van desde la microelectrónica y el software hasta


las telecomunicaciones y la informática. Todas se basan en tecnologías electrónicas de
componente electrónicas y usan el mismo lenguaje: la señal digital. “Esta convergencia de
componentes electrónicos (computadores, telecomunicaciones, electrónica profesional y de
consumo) caracteriza a los que también se llama el sector de información, que abarca
actividades que implican la creación, el procesamiento o la transmisión de señales, es
decir, de información”6. La importancia de este sector radica en el hecho que ninguna
actividad puede desarrollarse sin algún intercambio de información, lo cual explica la
naturaleza extendida de las tecnologías de la información y porque se encuentran chips en
más lugares distintos. Al respecto la Laudato nos dice que “el hombre que posee la técnica
sabe que, en el fondo, esta no se dirige ni a la utilidad ni al bienestar, sino al dominio; el
dominio, en el sentido más extremo de la palabra”7

2. EL MITO INHERENTE A LA TECNOLOGÍA.


5
LS (105)
6
Ferraro, Ricardo. (2007). P. 19.
7
LS (108)
“Hoy el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir
de sus recursos, y más difícil todavía es utilizarlos sin ser dominados por su lógica. Se
volvió contracultural elegir un estilo de vida con objetivos que puedan ser al menos en
parte independientes de la técnica, de sus costos y de su poder globalizador y
masificador”8. No se puede negar que las tecnologías se han constituido el tejido lingüístico
de nuestra civilización siendo parte de nuestra manera de actuar y pensar. Pero al mismo
tiempo es innegable que la cultura tecnológica se ha convertido en el instrumento más
eficaz de las nuevas formas de colonización, bajo la que se amparan muchas decisiones
políticas.

Sin duda alguna, la relación entre los seres humanos y la naturaleza ha estado siempre
mediada por instrumentos de transformación del entorno, así la técnica se convierte en la
adaptación de la especie humana al medio, la respuesta creativa a los elementos naturales y
a su fuerza. “La intervención humana en la naturaleza siempre ha acontecido, pero
durante mucho tiempo tuvo la característica de acompañar, de plegarse a las posibilidades
que ofrecen las cosas mismas”9. De ahí que el presupuesto es un sano equilibrio entre la
dimensión humana y la naturaleza, una relación proporcional entre la que el hombre es
capaz de hacer por sí mismo y los materiales que su entorno le proporciona. “La técnica
está sincronizada con el ser humano, es un intercambio entre el propio cuerpo y el
simbolismo de los elementos”10.

El proceso que se inicia con la revolución científica y con la industrialización supuso un


cambio en la relación con la naturaleza, el mundo se convierte en objeto de
experimentación. Así la técnica deja de estar en función de las necesidades reales, de la
economía común para estar al servicio de nuevos intereses privados. También puede
añadirse que el racionalismo, al desplazar la experiencia como fuente de conocimiento, da
lugar a una fisura entre ética y conocimiento que constituye el punto de partida del progreso
científico y tecnológico y donde reside nuestra principal seña de identidad. “La
herramienta deja de ser un medio para convertirse en un fin es sí misma, esto es lo que
llamamos tecnología, la cual tiene como objetivo crear un nuevo medio independiente de

8
LS (108)
9
LS (106)
10
Vicens J. y Canadell A (2006). Pág, 48.
la naturaleza” (Vicens J. y Canadell A. 2006). Con la tecnología se rompe la relación
directa, más o menos equitativa, del hombre con la naturaleza. La tecnología se distingue
de la técnica por haberse independizado del hombre, pierde la medida humana. Por lo que,
en lugar de contribuir a la emancipación del hombre, manipula al hombre, haciéndole
perder su singularidad. Orientada al beneficio económico, la tecnología impone un tiempo
propio, ahora vemos al hombre actuando al ritmo de la herramienta. “Ahora lo que interesa
es extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a
ignorar u olvidar la realidad misma de lo que tiene delante. Por eso, el ser humano y las
cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados”11.
La mecanización del trabajo produce un nuevo estado mental, un cambio a la vez filosófico
y económico que se tradujo en la necesidad de ganar tiempo, reducir espacios, multiplicar
los bienes, prescindir de las leyes naturales o prolongar la duración de la vida. De ahí
emergieron los dogmas de la ciencia y la técnica, dogmas que se convirtieron en mitos al
caer en el suelo propicio. “Estos cambios produjeron un alejamiento que ha empobrecido a
la persona haciéndola enormemente dependiente del estilo de vida de las sociedades
industriales y de sus tecnologías”12.

Este cambio de mentalidad constituyó la base de que las personas aceptaran como un bien
la regularidad mecánica que el capitalismo exigía para implementarse. El surgimiento de
nuevas formas de energías modificó totalmente la relación con el tiempo y el espacio,
obligando a los trabajadores a adaptarse al ritmo de la producción. Hoy la dimensión del
sistema industrial está orientada al crecimiento indefinido y a la creación constante de
nuevas necesidades. La salud del medioambiente está hipotecada por la producción global,
sin embargo no se llega a cuestionar el modelo de crecimiento económico, ni a asumir los
cambios personales necesarios para mejorarla. “Se supone que limitar la innovación
tecnológica implica un paso atrás, un volver a incomodidades de la vida anterior a la
industrialización. No se explica que la opción por una sociedad tecnológica es una opción,
no una necesidad histórica” (Vicens J. y Canadell A. 2006).

LS (106)
11

12
RUSSO, Nicola . Filosofia ed ecologia. Genealogia della scienza ecologica ed etica della crisi ambientale.
Ed. Guida. Napoli, Italia. 2000. P. 37.
La visión tecnocientífica del mundo se ha institucionalizado, imponiéndose como forma de
percibir la tierra para su explotación y consumo. Esto constituye la tecnocracia, que vendría
a ser el poder ejercido y mantenido a través de la tecnología, cuyas huellas más claras
constituyen la globalización económica. Esto es confirmado por el para Francisco al
afirmar que “El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la
economía y la política”13. Si la tecnología ofrece libertad y emancipación de la naturaleza y
del tiempo, produce a la vez procesos de esclavitud del hombre y de destrucción del
planeta. La cuestión es aprender a discernir en qué lugar se rompe la relación equitativa
entre el ser humano y la tierra, entre el conocimiento y la acción. En este punto es
fundamental recordar lo dicho por Francisco “Una ciencia que pretenda ofrecer soluciones
a los grandes asuntos, necesariamente debería sumar todo lo que ha generado el
conocimiento en las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social”14.

La tecnología nos ha presentado, en forma de mito, que podemos escapar del tiempo y de la
tierra. Que es posible huir de nosotros mismos. Esta esperanza, expresada gráficamente en
la mitología como la voluntad titánica de conquistar el mundo, como el robo prometeico a
los dioses. Ambos expresan la perdida de la mesura, el exceso en el que se cae cuando se
olvida nuestra condición mortal. Todas estas opciones confluyeron en el proyecto de una
civilización científica y tecnológica. Es una experiencia del mundo donde el ser humano,
separado del cosmos, se vuelca hacia el progreso, hacia la innovación de un control
máximo sobre su destino. La tecnología se convierte en un discurso uniformador; en que
una esperanza de salvación colectiva, que oscurece el sentido y el valor real de las cosas. Es
sobre este reduccionismo y sobre este desequilibrio que creemos necesario actuar, ya que
“la especialización propia de la tecnología implica una gran dificultad para mirar el
conjunto. La fragmentación de los saberes cumple su función a la hora de lograr
aplicaciones concretas, pero suele llevar a perder el sentido de la totalidad, de las
relaciones que existen entre las cosas, del horizonte amplio, que se vuelve irrelevante”15.

La ciencia, que es solo un vehículo de la verdad, ha querido deslegitimar el valor de la


experiencia. La tecnología, como extensión de nuestros sentidos, ha pretendido reducir el

13
LS (109)
14
LS (110)
15
LS (110)
mundo de la percepción, interponiendo entre el cuerpo y la naturaleza un mundo de
superficies lisas virtuales. “La tecnología ha impuesto un punto de vista objetivo y lineal, y
ha ignorado la riqueza perceptiva de otras cosmovisiones. Impone un ritmo de
crecimiento, de producción y de consumo acelerados, del que no es posible prescindir si se
quiere conocer su lenguaje. Por ello la cultura tecnocientífica aparece incompatible con
la existencia de otras culturas, siendo un factor fundamental de colonización. En la
civilización tecnológica el mundo queda reducido a un objeto de cálculo y de dominio”
(Vicens J. y Canadell A. 2006) De esta manera, en el mundo de lo útil, el hombre es un
objeto más. Sin lugar para el enigma, sin poder nombrar lo invisible. La experiencia
cosmológica desaparece como característica de nuestra civilización.

El problema que se levanta ante nuestros ojos no es decir sí o no a las tecnologías, sino
determinar el grado de libertad que proporcionan, y en qué medida contribuyen al
desarrollo humano y a qué tipo de sociedad sirven. Ya que una tecnología que degrada al
medioambiente y que bloquea el desarrollo pleno de las capacidades humanas es contraria
al sentido común. Cuando la tecnología se convierte en tecnocracia, es decir, en un sistema
económico y político, que impone una forma de vivir, entonces hace desposeer al hombre
de su capacidad innata de sobrevivir, con la comunidad y genera una dependencia creciente
que no puede controlar. La tecnología ha de estar al servicio de un proyecto social
equitativo y justo, del bienestar de todos los seres vivos y de sus ecosistemas. En el
contexto de la globalización económica y de la crisis ecológica, es necesario hacer emerger
una cosmovisión propia, ecuánime con la tierra y con las culturas. “Una cosmovisión que
integrando aspectos de otras culturas y con el apoyo de los conocimientos que la ciencia
occidental ha desarrollado, sepa encontrar un nuevo equilibrio entre el respeto por la vida
y la pluralidad de formas en que esa vida se expresa”16.

3. LA NECESIDAD DE REDIMENSIONAR EL MUNDO.

Ya que hoy “no puede pensarse que sea posible sostener otro paradigma cultural y
servirse de la técnica como de un mero instrumento 17”. Emanciparse de la visión

16
RUSSO, Nicola. 2000. Pág. 57.
17
LS (108)
tecnocientífica significa no absolutizar la visión científica del mundo y, al mismo tiempo,
recuperar la dimensión humana de la tecnología como técnica, devolviéndole a la persona
el control sobre lo que utiliza, su capacidad de decidir cómo quiere vivir, “es posible volver
a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y
colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más
integral18”. Este cambio implica reconocer y respetar los ritmos y los contornos de los
paisajes, el orden natural que rige en los seres vivos, ya que “la liberación del paradigma
tecnocrático reinante se produce de hecho en algunas ocasiones. Por ejemplo, cuando
comunidades de pequeños productores optan por sistemas de producción menos
contaminantes, sosteniendo un modelo de vida, de gozo y de convivencia no consumista. O
cuando la técnica se orienta prioritariamente a resolver los problemas concretos de los
demás, con la pasión de ayudar a otros a vivir con más dignidad y menos sufrimiento19”.

La ciencia y la tecnología han sido instrumentos incuestionables de lo que se conoce como


progreso, por lo que cuestionar su valor de verdad hace aparecer el vacío cultural en el que
nos movemos. Debemos crear vínculos significativos para nosotros, y para esto el principio
de interdependencia aparece como una institución capaz de cohesionar distintos lenguajes.
Si nos situamos en una realidad multidimensional, viva y dinámica, en la que estamos
inmersos y con la que interactuamos. Si abandonamos la ilusión de control y dominio,
renunciando a escapar de nosotros mismos, tal vez podamos empezar a percibir el valor de
lo que realmente está a nuestro alcance.

El surgimiento de las energías renovables, la resonancia creciente de la noción de


sostenibilidad, son indicios significativos de un cambio importante. Pero aun siendo
mejoras indiscutibles, no se trata sólo de contaminar menos, sino en el hecho de situarnos
en el mundo de otro modo, de asumir nuestro lugar en el mundo, nuestra condición real de
seres limitados y contingentes. Desde esta perspectiva de interpendencia cada ser está
relacionado con todo lo demás, no solo con lo espacial, también con lo temporal. Esta
intuición de interdependencia aporta al pensamiento la comprensión de una realidad entera
y a la vez múltiple y diversa. Con esa conciencia se adquiere un saber sobre la complejidad
de lo real y un criterio sobre los límites de nuestra intervención en ella.

18
LS (112)
19
Ibid.
Reestructurar la sociedad desde esta perspectiva lleva consigo determinar los límites a
partir de los cuales una acción destruye el equilibrio en una parte del sistema. Inventar
formas y ritmos de producción que no coarten la libertad y la creatividad humanas y que al
mismo tiempo cuiden y perseveren las condiciones autorreguladoras de la tierra debe ser un
objetivo de la nueva cultura de la sostenibilidad. “El criterio fundamental para valorar una
técnica determinada es comprobar si con ella se gana más autonomía, libertad y
creatividad, si vincula a las personas que pertenecen a una comunidad en un objetivo
común, si contribuye a su realización personal, esto contiene el germen de un cambio
posible20”. Una sociedad convivencial sería aquella que, superando la ideología del
progreso y desarrollo, fuera capaz de priorizar la equidad y la justicia como objetivos de
toda organización cultural. Que comprendiera que si hay algún progreso necesario es el
progreso de la conciencia. Que es buscar aquel punto de equilibrio en el que una sociedad
no se invente más necesidades que aquellas a las que puede responder sin recurrir a una
clase dominante.

“Una adecuada relación con la tecnología implica no depender de la acumulación


innecesaria o del consumo, de la innovación en sí misma, de la experimentación como
único lenguaje científico. Así es posible cambiar nuestra relación con las tecnologías,
aprovechar sus ventajas, sin depender de ellas. Verlas como posibilidades de acción, no
como un camino de vía única. Una tecnología a escala humana hace posible el control sobre
su uso, así como garantizar que sirva para satisfacer las necesidades humanas reales” 21. Ese
es el punto crítico sobre el que se están encendiendo las alertas y que nos parece vital
percibir. A esto se hace referencia cuando se presenta la tecnología como mito, a este
aspecto incuestionable que ha divinizado el mundo de las maquinas convirtiéndolo en un
fin en sí mismo. Aceptarla sin titubeos nos ha hecho vulnerables a cualquier manipulación
política o económica que actúe en su nombre. Y ha creado un desajuste interno en las
personas que siguiendo los dictados de un estilo de vida supuestamente liberador, se alejan
de su natural sentido de lo límites.

Hay un instinto de precaución que poco a poco va desapareciendo de nuestras sociedades y


esto se da debido a la incapacidad de percibir las múltiples dimensiones de lo real, de

20
VICENS J. y Canadell A. (2006) Pág. 64.
21
RUSSO, Nicola . 2000. P. 83.
distinguir el lugar de cada cosa, así como el respeto por lo desconocido. Querer limitar el
crecimiento y a la tecnificación del mundo no es oponerse al avance. La realidad es siempre
cambiante y el conocimiento avanza con ella. Pero ese avance no supone una colonización
de la tierra ni una victoria sobre los demás seres. Más bien supone un despliegue conjunto
con la tierra, con sus habitantes. “Desde esta perspectiva la relación del ser humano con su
hacer adquiere otro tono. Ha reducido su pretensión de dominio, su voluntad titánica.
Podríamos decir que el deseo de crear un mundo a la medida del hombre es sustituido por
el deseo de inserirse en el tejido del mundo, siendo un lugar de conexión, de cohesión y de
aportación de la propia singularidad. Ese posicionamiento genera una relación distinta
con la tecnología”22.

Es imperante buscar técnicas que puedan facilitar el equilibrio con los ritmos de la
naturaleza, que supongan una ayuda real para une mejor calidad de vida y un mayor
desarrollo de las capacidades humanas. Técnicas dialogantes, no impositivas. Que no
necesiten imponerse, ni convertirse en monopolios para existir. Que faciliten el encuentro
con el otro. Todas estas condiciones implican un diseño. La emancipación de la tecnología
implica un ejercicio de descondicionamiento. Es necesario desilusionarse del sueño que la
tecnología va a convertir en realidad nuestros sueños de grandeza, y aprender a aceptar los
límites de nuestra condición humana. Esta visión positiva de naturaleza humana, limitada y
contingente, conlleva una actitud distinta con nuestros deseos y aspiraciones. La
perspectiva de pertenecer a un todo autosostenido, a una biosfera limitada, genera interior
el cuidado de su bienestar.

La autocontención en nuestras vidas privadas y nuestros estilos de vida públicos no serán


nunca resultado de una represión externa ni solamente racional, sino de un posicionamiento
interno distinto, de mover nuestras creencias íntimas, nuestra experiencia con el cosmos. Si
anteponemos esa perspectiva entera a nuestros impulsos inmediatos, podemos vislumbrar
nuevas formas de hacer, nuevas formas de relacionarnos con el medio y de transformarlo
tecnológicamente. Si un nuevo mito puede sustituir al mito de la máquina, es el de la
sostenibilidad, es decir, aprender a valorar los límites de nuestro mundo.

22
Ibid, p. 60.
El relacionarse de manera equitativa con la tierra y con las culturas implica un acto de
humildad intelectual. En esta transición, la ciencia y la tecnología, necesitan recuperar su
dimensión humana, contextual y precaria. Una tecnología que esté al servicio del desarrollo
humano no puede crecer a espaldas de la naturaleza, puesto que un verdadero desarrollo
humano no es posible si separamos al hombre de los demás seres vivos. Tampoco es
posible si prescindimos de sus capacidades sensitivas, porque es a través de los sentidos
que nos abrimos al mundo. La perspectiva ecológica nos enseña la compleja organización
de lo vivo, de lo cual nuestra especie forma parte. Es necesario pensar desde esa
complejidad y reorientar nuestro estilo de vida en función del equilibrio multidimensional.
CONCLUSIÓNES

El ser humano es el único ser en la tierra que “sabe que sabe”, y por esta razón es
responsable de su proceder. Es el único ser que ante una necesidad que le es impuesta por el
ambiente no huye ni emigra, sino que, por su inteligencia, tiene la capacidad de poner a su
servicio la realidad que parecer dominarlo y doblegarlo. Sin embargo, en este afán de poner
a su servicio todo su entorno, se ha excedido, teniendo como consecuencia el atentar de
forma directa e indirecta consigo mismo.

Al hombre no se le ha prohibido pensar, su capacidad por querer descubrir la realidad


parece no tener límites, está inquieto por explorar las leyes de la naturaleza, ya que cuando
lo hace está ejerciendo su singularidad racional. Pero es necesario recordarle que él también
es creatura y que está inmerso en un conjunto que debe respetar, que no puede atacar. Y
este ha sido el gran riesgo de la tecnología. Esta ha perdido su acento humano, se ha
convertido en un monstruo que devora todo lo que encuentra a su paso. Sin embargo, como
producto de la mente humana, tiene un grado de bondad innegable, los beneficios que ha
otorgado eran inimaginables, ha recortado distancias, ha salvado vidas. Pero también,
muchas veces, se ha convertido en un enemigo cuando ha perdido su horizonte humano y
humanizador.

En la encíclica Laudato sí el papa Francisco nos hace un llamado para que reconsideremos
el uso que le estamos dando a la tecnología, ya que al perder su horizonte se ha convertido,
muchas veces, en un instrumento de colonización y de dominio social y político. Al perder
su conexión con la naturaleza, al querer ocupar su lugar, el principal damnificado ha sido el
mismo hombre, que cada día pierde sentido de vida lo cual contrasta con los avaneces
tecnológicos nunca antes vistos.
BIBLIOGRAFÍA

1. Carta encíclica Laudato Si’, del santo padre francisco, sobre el cuidado de la casa común,
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papafrancesco_20150524_
enciclica-laudato-si.html.

2. FERRARO, Ricardo. ¿Qué es la tecnología? Ed. Granica. Buenos Aires-Argentina.


1997.

3. VICENS J. y Canadell A. La tecnología desde la perspectiva intercultural. Ed.


Documenta Universitaria. Palma de Mallorca. España. 2006.

4. RUSSO, Nicola . Filosofia ed ecologia. Genealogia della scienza ecologica ed etica della
crisi ambientale. Ed. Guida. Napoli, Italia. 2000.

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