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Ciclo Contable
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Por norma general, la duración del ciclo contable suele coincidir con el año natural (del 1
de enero al 31 de diciembre). Cuando se crea la sociedad, la duración suele ser inferior ya
que se cuenta desde el inicio de su actividad hasta el cierre del ejercicio. Lo mismo ocurre
en la disolución de la sociedad ya que se contará desde el inicio del ejercicio económico
hasta el cierre.
La fecha de inicio y fin del ejercicio económico distinta al año natural, debe estar fijada en
los Estatutos Sociales. De lo contrario, el ejercicio comenzará el 1 de enero y terminará el
31 de diciembre. Lo establece la Ley de Sociedades de Capital en el artículo 26 del Real
Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio.
Es importante decidir el comienzo y el final de ejercicio, sobre todo en los casos en los que
la actividad económica sea estacional. También es relevante tener en cuenta las
obligaciones formales (formulación de cuentas y presentación en el Registro, auditorías…)
y las fiscales (presentación de Impuesto de Sociedades).
La información financiera que nos aporta conocer los resultados de nuestra empresa nos
capacita para poder tomar decisiones estratégicas. Los cambios constantes en el mercado,
la tecnología, la globalización y la competitividad actual hacen que tengamos que estar en
constante mejora.
La clave está en diseñar de forma rigurosa las estrategias más rentables y minimizar el
riesgo lo máximo posible.
Saber la estabilidad económica, solvencia de la organización, la tendencia de los gastos e
ingresos nos permite poder realizar estimaciones de los resultados que vamos a obtener en
el futuro. Podemos identificar y eliminar las actividades que no nos aportan
los beneficios suficientes y aprovechar aquellas que nos generen un valor añadido.
En la actualidad, debido a la automatización contable podemos obtener gráficos y
estadísticas que visualmente nos demuestren la evolución financiera.
En conclusión, debemos aplicar estrictamente los principios contables para que muestren
la imagen fiel de nuestra empresa. Si nuestras cuentas están falseadas, además de incurrir
en un delito, estamos condenados al fracaso.