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Paul Cézanne con los amigos que más estimaba, Mo grandeza de su pintura. Se forn1ó sin
El asno y los ladrones net, Pissarro y Renoir. Y ni siquiera a maestros, tratando de averiguar, dibu
ellos les pern1itía interferir en su t r a jando y pintando el núcleo expresivo,
La casa del ahoraulo en Auvers bajo; trabajaba infatigablemente, con la estructura profunda de los pintores
Jugadores de cartas método, consciente de la enorn1e i m del pasado, sobre todo italianos (Tin
La montaña Sainte-Victoire portancia de lo que hacia y sintiéndo roretto, Carav�io) y españoles («el
se siempre insatisfecho. Si en ocasio Greco», Rivera, Zurbarán}, así como de
nes deseaba el éxito que le era negado, los modernos (Delacroix, Cou rbet,
no ponía el menor C01peño en obte Daumier). Y tal vez de este últin10 más
La biografia de CÉZANNE, carente de nerlo. No aspiraba a crear obras n,o que de los demás: y no por sus cont�
grandes acontecimientos, ayuda a com numentales, obras maestras, y s u e s nidos politicos y sociaJes, sino por su
prender su pintura, que concluye la pa• fuerzo cotidiano estaba compensado forma de construir la imagen mode
rábola del ln1presionismo y será el ele por el descubrimiento de pequeñas lándola duramente en la materia p i c
mento del que nace:ran las grandes verdades que demostraban lo acertado tórica. En las distintas ten1poradas que
corrientes de la primera mitad del s i de su búsqueda. Concibió la pintura pasó en París a partir de 1861, frecuen
glo XX. Cézannc renuncia a tener una con10 una investigación pura y desin tó a los pintores que luego se llama
vida propia para poder hacer su obra teresada, similar a la del cientifico o a rían impresionistas; expuso con e Uos
o, aún más, convierte su obra en su la del filósofo, aunque distinta en el en la primera exposición, la de 1874,
propia vida. Siendo lo suíicientemen método: como la búsqueda de una ver y en la tercera, la de 1877, pero sus
te rico con10 para poder vivir de sus dad que no puede ser alcanuda sj no obras de aquel periodo no 1nucstran
rentas, se aisló en su casa de Provenza: es con esa meditación factual en pos excesivo interés por el programa reno
muy pronto renunció también a sus de lo cierto que, para él, era pintar. Es vador de los impresionistas. Probable
esporádicos viajes a Paris, y no n1antu taba ya cerca de la muerte cuando el n1en1e también debido a la influencia
vo más que contactos excepcionales mundo se dio cuenta de la inigualable de Zola, de quien era amigo desde la
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104 Capítulo segundo La reahdad y la concie11cia
podía llevarse a cabo de otro modo; dásico-, de ciertas cualidades de inme meras obras impresionistas de Cézan•
así justifica su aislamiento en una c a r diatez y soltura colorísúcas propias de ne, después de sus inicios barroco
ta d e 1889: «Decidí trabajar en silen la pintura francesa del siglo XVIli, y románticos , y basta compararla con las
cio hasta d día en que fuera capaz de cómo creó la base de una cultura Ggu Regatas de Monct de ese misn10 año
sostener tdnit:ammtt mis intentos ,. . Por .raóva europea, casi tendiendo un para constatar cómo, después de sus
tanto, la teoría había de venir después, puente entre el psicologismo francés y primeras resistencias, Cézanne había
se debía deducir de la obra: y si se pien e.l idealismo alemán. Naruralmente, ya pasado decididamente a la vanguar
sa que la filosofia moderna no es y no ello no significa que se deba ver a Cé dia. En el cuadro de Monet, todo es
quiere ser más que una meditación so zanne como el artista que superó y ex distendido, ligero, brillante, transpa
bre la experiencia en su n1anera de pr� con1ulgó la supuesta superficialidad de rente. En el cuadro de Cézanne, la
<lucirse o incluso su manera de produ un arte completamente basado en la composición es apretada; las n1a.sas, pe
cirse a la luz de la conciencia, es difi habilidad y la inconsistc_ncia de la sen· sadas; el color, opaco. No lo hace para
cil no ver que la pintura de Cézanne sación visual. Tocio lo contrario: lle l ograr un mayor detalle descriptivo: la
(y así lo ha reconocido un filósofo, vando la sensación visual hasta el n i sensación no deja de ser sensación, no
Merleau-Ponty) contribuyó a definir la vel de l a conciencia, Cézanne ampiió se concreta en forma de noción. Pero
dimensión ontológica dd pensamien• extraordinari.unente el horizonte de la lo que all\ se daba como superficie,
to moderno. Así se explica cómo su primera búsqueda de los in11presionis aquí se da como masa: la lejana llanu
peró el carácter típicamente.fra,,ás del tas y llevó a cabo lo que podriamos Ua ra entra a presión entre la casa y la c�
Impresionismo, en cuanto recupera ma.r un impresionismo integral. lina, ni siquiera el cielo va hacia el fon
ción -más allá del racionalismo nec:r la CIWl del ahorcado es una de las pri- do, sino que se une con las cumbres
•.
-(
I.Jl
•
de esas colinas. Hay una evidente pro te, pintará con veladuras transparentes, naturales hayan de ser reducidas a for
fundidad en el serpentear de los cami y en su última época llegará a utilizar mas geométricas, no habla de un resul
nos, en los oscuros profundos que fun• frecuentemente el medio más diáfano; tado, sino de un proceso («tratar•).
den las masas; pero la profundidad no es decir, la acuarela. Descomponiendo las
•
formas geométricas, •
que • desde
crea distancia, y nada se esfun1a o se la forma en muchos cuadradiitos de co siempre expresan espacio, son 1nstru·
disipa, todo se acerca y se hace más lor, estudjando la amplitud y la fre mentos mentales con los que se expe
denso. Sorprenden el espesor de la cos cuencia de las pinceladas de forma que rimtnta lo real: si la naranja de un cua
tra de color, árido y brumoso como a cada nota de color corresponda una dro se aprox:in1a a la esfera o la pera
una capa de yeso; empastada con co definición formal concreta, precisa al cono, ello no significa que la naran
lor, la luz se hace materia, no tiene con extrema claridad la razón estruc ja sea esferica y la pera cónica, sino que
transparencia ni esplendor, sino sólo tural de cada petite se11sation, su función el artista ha llegado a estiblecer la re
una pesada vibración, como u n zum• específica en un contexto de relaciones lación que existe entre esos dos obje
bido en el oído. Absorbida por las ma en d espacio. Pero el espacio ya no es tOs individuales y el conjunto de la rea
una concepc1on . . a pnon,
. , perspecttca . . es
sas, deja n1uy pocas huellas superficia
les de si misma: un imprevisto aclara una resultante del mismo: y no es un
.
lidad; es decir, a conseguir que- esa na-
rao¡a y esa pera sean una naran1a y una
miento del tejido coloristico, algunas esqueleto constante bajo apariencias pera y, al mismo tiempo, una esfera y
veladuras uansparentes sobre la costra cambiantes, sino que es el ritrno pro un cono: formas expresivas de la tota
endurecida, unos copos como de esto fundo y cada vez distinto de ese cam lidad del espacio. Dado que las formas
pa en las secas ramas. Por tanto, la pro bio de apariencias o, ntás concretamen geométricas no son el espacio, sino
fundidad no está en el vacío que hay te, de su continua y diversa combina modos con los que el hombre ha pen
alrededor de las cosas, sino dtnlro de ción y accrca1niento, como sistema de sado cl espacio, no son ideas innatas,
la materia del color; y no es sólo den relaciones en acto, a la conciencia. sino formas históricas; sobre la base de
sidad, sino 1an1bién estructura casi En una carta de 1904, escribe que es su experiencia histórica, la conciencia
cristalina de las masas de color. Por preciso «tratar a la naturaleza desde el se ciñe a la experiencia del presente
ejemplo, de la casa no vemos más que punto de vista dd cilindro, ,de la esfe real. Por ello Cézanne dice que su as
una pared sobre la que se recoge y hace ra, del cono, todo ello pu esto en pers piración es rehacer a Poussin desde lo
costra la luz; pero sólo con la cuña de pectiva», y esa frase ha sido considera• real; es decir, reencontrar la historia de
sombra que la separa de la vecina cons- da como una anticipación teórica del la naturaleza, la experiencia meditada
1rucción se siente su volumen, como Cubisrno: un movimiento que induda del pasado en la flagrancia de la sen•
ocurre con un cubo del que sólo se ve blernente desciende de su pi11tura, pero sación. En eso consiste el clasicismo
una cara. la interpreta en sentido racionalista. (aunque sería más adecuado hablar de
Más tarde, Cézanne aligerará el empas- Cézanne no dice que las semblanzas clasicidad) de Cézanne.
Las obras Céza1111e 107
holandés: con distintos acentos, realis esta situación, aunque la posición y los en que las ma..� de color se desarro
tas o mornljstas, subrayando lo que ni gestos de las figuras sean perrfectamen llan en el espacio y reaccionan a la luz.
siquiera a él se le escapa; es decir, la te simétricos y en los rostros no apa Él las conecta entre sí y las reduce a la
compostura y la seriedad de los dos rezca la mínima búsqueda de expre unidad, envolviendo, como la atmós
campesinos que apljcan al juego el sión psicológica. La fijeza del jugador fera en un paisaje envudve por igu al
mismo empeño o la misma moralidad que espera está definida por la forma a los árboles próx:imos y a los montes
que aplican a su trabajo. Afrontando cillndrica de su sombrero, que tam lejanos, esa int�_nsa progresión de to
un tema en él inhabitual, ciertamente bién se repite en su manga; por la rec nos oscuros, rOJIZOS y negro-turquesas,
quiso hacer un homenaje a Courbet, titud del respaldo de la silla, por las en el fondo y en la mesa. El eje dd cua
al que siempre consideró un maestro: notas blancas de su pipa y de su cue dro es el reflejo blanco sobre la bote
su impresionismo integral, en cuanto llo: hasta el tapete rojizo de la mesa lla, y no cae en el centro exacto, por
a su asunción total de la realidad en cae a plomo por una parte y se levan lo que la composición es ligeramente
la conciencia, era también realisn10 i n ta en angulo -por la otra. La atención, asimétrica: la gran masa cilíndrica dd
tegral. la movilidad psicológica del otro, vie jugador con la pipa aparece entera, y
No seria justo prescindir de la situa ne expresada por los colores más cla detrás tiene un vacío, mientras que la
ción que el pintor expresa en la rela ros y sensibles a la luz de la chaqueta, masa más suelta y luminosa del otro
ción psicológica entre los dos jugado del sombrero, del rostro y del ritmo jugador queda cortada por el borde del
res: uno de ellos se preocupa de esco menos rígido, más ondulado, de sus cuadro. El color ya no es tinta local re
ger la carta a jugar; el otro, espera. Pero rasgos. La caracterización psicológica lacionada con las cosas, sino la sustan
hay que obsctvar cémo está definida no es distinta, pero sí lo es, la forma cia dd espacio pictórico: el cuadro es
las obras Cáa1111e 109
nar una sensación más fresca, inmedia en el trabajo o señores paseando por
ta, y, al mismo tiempo, definitiva: has el Bois de Boulog11t.
ta el punto de que los azules. y los gri Y ni siquiera añorando los buenos
ses del cielo invaden el monte y la lla tiempos pasados, con vagas evasiones
nura, así como el verde de los árboles sin1bolistas o fugas al trópico. A fines
colorea las nubes. Y, sin embargo, o� de siglo, cuando se instaura el mito del
sérvese cómo el ritmo y la frecuencia Progreso, el problema se convierte en
de las pinceladas anchas y transparen dilema: o la existencia del artista tiene
tes hace un mosaico de todo el cuadro un sentido o no lo tiene. No es posi
y descompone la imagen en un conti ble c.l compromiso. Está la solución
nuo sucederse de prismas refringentes; negativa de Van Gogh: el artista es re
y cómo la luz, que, aun no alcanzan chazado por la sociedad y él la recha
do tonos altos, adquiere una increíble za; se encuentra sólo frente a la real i
intensidad de movimiento, hace sensi dad, cuyo choque no resiste. Después
ble el dinamismo universal del espacio de un vuelo , fulminante y vertical,
o, niás concretamente, el dinamismo con10 el de !caro, se precipita, desapa
de la conciencia que en el acto mismo rece, ,nuere. Van Gogh es la última ex
de recibir la realidad y de identificarse presión de lo •sublime,. romántico:
con ella hace espacio. Ésta c:s, induda desde un inicio significativamente si
blemente, una de las obras más "espe milar al inicio romántico de Cézanne,
culativas• u «ontológicas ,. de Cézanne, llega a la conclusión absolutamente
el punto de llegada de su búsqueda en contraria. la solución positiva es la de
pos de una comprensión global del ser Cézannc, y Jo es porque en la apertu
y de su estructura vital: pero ¿se puede ra impre.�ionista, en la que Van Gogh
negar que esta pura «filosofia• es tam ve el punto extremo del Romanticis
bién pura pintura?: y ¿qui�n puede re mo, Cé:zanne ve la perspectiva de un
prochar a este artista implicado en este nuevo Clasicisn10, la premisa de una
problema total, dedicado a demostrar nueva dimensión de la conciencia y de
que si el contacto directo con el mun la existencia, de una nueva relación del
do es pensamiento, tarnbié!li el pensa hombre con el mundo, no contradic
miento es contacto directo con el toria, no angustiada. Preguntarse cuál
mundo, no haber ton1ado e11 conside es el alcance social de la nueva estruc•
ración este o aquel problema particu tura del espacio que Cézanne definió
lar de su tiempo, ya sea guerra franco es lo mismo que preguntarse la dimen
prusiana o la Comuna? sión social del nuevo estructura.Lismo
De todos modos, Cézanne abordó i m arquitectónico con el que los técnicos
plícitamente el problema social, como del hierro y del cemento definen el
problema central de su tiempo, cuan proceso mediante el cual la sociedad
do definió no sólo la función, sino el moderna construye su propio espac:io,
deber dd artista en el mw1do y en ese la dimensión de su propia existencia;
tipo de mundo. El •problema del cua y, una vez más, hemos de insistir e.n
dro», de su representación de la natu el paralelismo, si no es analogía, entre
raleza, o de la sociedad, o de la vida in los dos fenómenos.
terior y secreta del artista, es el proble Después de Cézanne y después de Van
ma central de la pintura del siglo XIX; Gogh, las soluciones indecisas, oscilan
y no es otro que el problema -que el ces, de compromiso, pasarán a ser aca
triunfo del pragmatismo industrial y dén1icas e inútiles. En la cultura arós
capitalista hacen más urgente--, de la tica europea de la primera mitad del si
razón de ser y de la posibilidad de ac glo todo gravitará sobre los dos térmi
ción del artista en ese tipo de sociedad. nos opuestos del dilema y sobre su
Ese problema no se resolvía con reac cada vez más tensa relación dialéctica:
ciones psicológicas, sentimentales, Cézanne o Van Gogh, clásico o ro
prácticas, ni tomando partido por éste mántico,
. Impresionismo o Expresio-
o por el otro, nj pintando campesinos n1smo.