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Un Llamado A Los Niños
Un Llamado A Los Niños
ORACION
TEMA
MOISES: Cuando yo era un niño pequeñito, pero hermoso, mi madre me libró de las manos de un rey cruel. Ella
preparó una canasta especial y me puso a la orilla de un gran río. Allí estuve poco tiempo, pues me encontró una princesa,
la cual me tomó como su hijo. De las experiencias que recuerdo de mi niñez, ésta es la que más me gusta relatar.
DAVID: Fui un pastor de ovejas. Cierto día, mientras cuidaba las ovejas de mi padre, se acercó un león y trató de
matar una de las ovejas, pero yo lo maté. En otra oportunidad vino un oso terrible para comerse las ovejas; y también lo
maté. No me gustaba matar animales, pero tuve que hacerlo para salvar mis ovejas. Jesús me hizo fuerte y valiente. El
siempre me ayudaba a salvar y cuidar las ovejas.
También nos acompaña una niña que no conocemos su nombre, por lo menos la Biblia no menciona su nombre,
pero sí menciona el nombre de su padre. Nos hablará en estos momentos la hija de Jairo.
LA HIJA DE JAIRO: Me enfermé en forma tan grave que moría a las pocas horas. Mi padre sabía que Jesús podía
resucitarme, por lo tanto fue a buscarlo; lo encontró, y lo trajo a mi cuarto. Jesús entonces me tomó de una mano, y me
dijo con voz amable y enérgica. “Niña, a ti digo, levántate”. En ese momento recobré la vida y la salud. Siempre viví
agradecida a Dios por lo que hizo por mí.
SAMUEL: Siendo aún muy niño me tocó hacer una obra en el santuario. Yo limpiaba y pulía las lámparas y les
ponía aceite para que brillarán y alumbraran. Barría y sacaba el polvo de las habitaciones. Hice también muchos
mandados. Era para mí un gran privilegio servir en el templo y ayudar al sacerdote Elí, ya que él era ancianito. Me
gozaba al hacer la voluntad de Jesús.
MARIA: Soy hermana de un personaje famoso de la Biblia. Todavía recuerdo cuando siendo aún muy pequeña
tuve que cuidar a mi hermanito. Lo vigilé, pero no como lo hacen ustedes con sus hermanos. Mi hermanito se encontraba
en una canasta en las aguas de un río, y mi madre me encargó que lo vigilara. Los altos juncos que crecían en la orilla del
río ocultaban a mi hermanito, y a mí también. Pero yo me aparté de su lado hasta que quedó sano y salvo. Estoy segura
que Jesús quien ayudó a preservar la vida de mi hermanito Moisés. Amo mucho a Jesús.
DIVISION DE CLASES
CLAUSURA
Para terminar vamos a escuchar algunas experiencias que nos traen dos niños que nos acompañan en esta mañana.
Uno de ellos es José:
JOSE: Mi nombre es muy conocido. Todos los niños han oído hablar de mí. Un recuerdo que hace muy feliz fue
cuando mi padre me regaló la túnica de brillantes colores. Mi padre me amaba mucho y por eso me regaló esa túnica tan
hermosa. Mis hermanos se sintieron celosos y ofendidos y me aborrecían. Cierto día cuando estaba lejos del hogar me
tomaron y me vendieron como esclavo a unos comerciantes. Estos hombres me llevaron lejos de mi hogar y me
vendieron a un señor rico. Mis hermanos para encubrir su falta le llevaron a mi padre mi túnica ensangrentada y le dijeron
que los animales salvajes me habían devorado. Mi padre se sintió muy triste. Siempre lloraba por mí. Yo me sentía muy
solo y extrañaba mi hogar, pero sabía que Dios me cuidaba. Oraba mucho y mis oraciones fueron contestadas. Cuando fui
grande llegué a ser un gran dirigente. Después de muchos años me encontré de nuevo con mis hermanos. Ya eran
mejores. También vi a mi querido padre. Me puse muy feliz. Pasé por muchos sufrimientos, pero después entendí que
todo lo que me pasó, era porque Dios tenía un plan para mi vida.
JACOB: Como ustedes saben, soy hermano gemelo de un guerrero y cazador mayor que yo. Yo prefería cuidar
los rebaños de mi padre y permanecer en el hogar. Mi padre nos contaba bellas historias de nuestro abuelo Abrahán, de
cómo Dios lo había cuidado en ese largo viaje que hizo desde la casa de sus padres hasta la tierra extraña, pero prometida.
Cuando escuchaba esos relatos deseaba crecer y ser un hombre como mi abuelo Abrahán.
CONCLUSION:
Hemos hablado de niños que vivieron hace muchos años. Dios dio a cada uno de ellos un trabajo especial que
hacer. Él tiene para cada niño y niña de ahora una obra especial que deben cumplir. Si le pedimos con fe, Él nos
iluminará para que sepamos lo que tenemos que hacer para Él. Cuando sabemos cuál es su voluntad, debemos obrar
alegremente como José, como Moisés, como Samuel. El Señor nos bendecirá y seremos grandes delante de sus ojos.