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Lámpara de lava

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Este aviso fue puesto el 25 de julio de 2015.

Lámpara de lava típica.

Lámpara de lava Mathmos


La lámpara de lava es un diseño decorativo que Edward Craven-Walker, fundador de la
empresa especializada en iluminación Mathmos, inventó en 1963. El fluir apacible de
las gotas de cera formadas al azar sugiere una corriente de lava. No es
recomendable dejar encendida una lámpara de lava más de ocho o nueve horas ya que,
al estar hecha de material plástico, se puede fundir.

Índice
1 Historia
2 Funcionamiento
3 Peligros
4 Véase también
5 Enlaces externos
Historia
El inglés Edward Craven-Walker creó el primer modelo de lámpara de lava en el año
1963. En un principio fue apodada como «Astrolight» o «Astro Lámpara». Fue
presentada en una feria de muestras de Hamburgo, en 1965, donde el empresario
Adolph Wertheimer mostró su interés por el artilugio. Wertheimer y su socio Hy
Spector compraron los derechos para América y comenzaron a producirlo como la «Lava
Lite®» a través de una corporación llamada «Haggerty Enterprises» y negociando bajo
el nombre «Lava World International».

Tuvo una gran acogida por parte de la juventud de los años 60 y 70, especialmente
en la subculturas hippie y alternativa. Hoy en día se pueden encontrar en
mercadillos y tiendas de artículos de regalo.

Funcionamiento
La lámpara consiste en una bombilla de iluminación, una botella de cristal que
contiene agua (transparente o coloreada), cera translúcida, un rollo metálico de
cable y un pequeño cono de metal que se coloca en la parte superior. El cable y la
bombilla están ocultos en la base de metal, sobre la que la botella (la parte de
cristal) se coloca, y que actúan calentándola.

Para que la lámpara funcione, la cera tiene que ser ligeramente más densa que el
agua a temperatura ambiente, y ligeramente menos densa a mayor temperatura, pues la
cera se expande más que el agua cuando es calentada. Siendo la cera fundida y el
agua dos líquidos inmiscibles, ambos se mantienen separados.

La bombilla (fuente de calor) calienta la base del contenedor, pero no la parte


superior donde la cera caliente se enfría, se contrae, y como su densidad aumenta
vuelve a caer hacia el fondo del contenedor, donde se vuelve a calentar y ascender,
cerrando el ciclo. La diferencia de calor entre la parte superior e inferior es de
solo unos grados. La cera común es mucho menos densa que el agua, y flotaría encima
del agua a cualquier temperatura. Para conseguir una cera de densidad muy cercana a
la de agua, la cera se mezcla con tetracloroetileno, un líquido más denso que el
agua, inmiscible con agua pero miscible con cera fundida en cualquier proporción.

El tetracloroetileno es el líquido habitualmente usado en las tintorerías para la


limpieza en seco. Se pueden usar varias combinaciones de dos líquidos inmiscibles
de densidad muy similares, sin embargo el uso de líquidos como alcohol o aguarrás
conllevan un peligro importante de incendio en caso de ruptura de la lámpara, por
culpa de la bombilla caliente.

El rollo metálico inferior ayuda a disminuir el número de gotitas de cera


individuales, haciendo que las gotas que descienden se aglomeren en una sola masa
de cera fundida en el fondo. El ciclo de ascensión y caída de gotas de cera sigue
mientras la parte inferior del contenedor permanezca caliente y la parte superior
algo más fría. Las temperaturas de funcionamiento de las lámparas de lava son
diversas, pero normalmente oscilan alrededor de los 60 °C (140 °F). La temperatura
exterior influye en el tamaño y cantidad de las gotas de cera. Por ejemplo, en
verano se formarán muchas y pequeñas, mientras que en invierno tardarán más en
formarse y serán pocas y de mayor tamaño. Si se usa una bombilla con una potencia
excesiva o insuficiente, la «lava» no circula, quedando toda arriba o abajo. El
color de la cera y el aceite es variable y puede ser encontrado en muchas
combinaciones diferentes.

Peligros
En 2004, un hombre residente en Kent —estado de Washington, en Estados Unidos—,
murió al explotar la lámpara de lava que había dejado intencionadamente encima de
una estufa. El excesivo calor hizo aumentar la presión de la lámpara hasta que
explotó, con tan mala fortuna que le clavó un trozo de cristal cerca del corazón al
dueño mientras la estaba observando de cerca, causándole una herida mortal.

Las circunstancias de esta muerte fueron, posteriormente, reproducidas por la


conocida serie 1000 maneras de morir, demostrando que aunque la velocidad con que
los trozos de cristal son proyectados no es suficiente para causar heridas
mortales, las salpicaduras de este líquido caliente pueden causar importantes
quemaduras a cualquier persona que se encuentre cerca.

Véase también

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