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Gabriel Manrique: Coplas a la muerte del amor.

Recordemos que el amor ha existido,


desde que la razón así lo quiere
escuchando
al que llora dormido,
así como al que ama y se muere
continuando
miremos como fenece el amor;
incluso después de cultivarlo
este dolor te causa;
añorando cualquier tiempo anterior
que es permitido soñarlo
y hasta la respiración pausa.

Miremos en la falsa historia,


pues esto se repite,
y el que diga lo contrario
ha tenido solo amores escoria
información que su alma omite
propio de un ser sin gloria.
Entonces el amor ha muerto,
quizás nació sin vida
o peor aún, siendo porquería
aquellas endorfinas a manera de huerto
que convirtieron a un espíritu lleno de vida
en algo que este no quería.

Entonces de ejemplo apareció,


el primer hombre Adán,
conquistando a Eva
la gran pregunta fue, a qué precio
pues quedó como un charlatán,
y la mujer con una verdad nueva.
Él le dijo que del paraíso era dueño,
ella se dio cuenta que esto era mentira
y llena de furia se vengó con aquella fruta.
Junto con el paraíso y el amor, termino el sueño
y en la soledad del destierro, llenos de ira
cuenta se dieron que la soledad era voluta.

Para ellos en ese instante murió su amor,


dando inicio casi por inercia
a aquella manera humana de resolver
con mucho sin sabor
pero demasiada conciencia;
naciendo la relación por costumbre, casi como un atardecer.
Qué triste fue esta agonía,
pues pensar que un muerto como el amor
te ilusione hasta este punto;
parece un relato sin energía
de un hombre en estupor,
dándose cuenta de la muerte del amor, quedándose solo en el mundo.

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