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Podríamos decir que el problema inicia a la hora de enseñar a leer a los alumnos, pues muchos de
ellos desarrollan la habilidad requerida para descifrar el código del texto, pero su habilidad lectora
sólo llega a ese último paso; el alumno es capaz de decodificar lo que está escrito en la obra
literaria, pero no es capaz de llegar a la siguiente tarea: la interpretación. Si el alumno no es capaz
de interpretar lo leído en el texto, para él sólo serían palabras vacías 2, carentes de emoción y
trascendencia, justo igual a las encontradas en un manual de algún electrodoméstico.
Por tal motivo los alumnos se interesan por las ramas del conocimiento con mejor remuneración
económica; ya ni siquiera se toma en cuenta la vocación, el llamado se ha olvidado. No estamos
aseverando que lo anterior sea malo, pues todos necesitamos ganarnos el pan. Lo que se tratará
de explicar es la preferencia de algunas materias como la matemática o la ciencia sobre las artes;
el alumno necesita una formación integral para poder desarrollar conocimientos, curriculares,
artísticos y estéticos. De lo contrario, estaríamos formando técnicos hábiles sólo para una sola
tarea, pero inútiles a las demás: ingenieros con la sensibilidad de un refrigerador o doctores con la
misma humanidad que la temperatura del bisturí.
En este trabajo exploraremos algunas estrategias que pueden ayudar al docente a recuperar la
curiosidad de los alumnos, en aras de desarrollar sus habilidades interpretativas y lingüísticas,
aunado con la posibilidad de enriquecer la recepción de la obra literaria con el fin de que él pueda
llegar a experimentar una trasgresión sensorial y estética.
La estrategia
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Es por la pésima educación lectora que las tareas de escritura resultan casi imposibles de realizar para el
educando, en las creaciones como ensayo o comentario ellos acaban narrando la misma anécdota de la
obra.
teórica de estrategia, en ella podemos encontrar algo mágico: en algunas escuelas brindan el plan
de estudios con los objetivos generales, temas y objetivos de la unidad de aprendizaje… pero el
profesor debe hallar los medios para enseñar los conocimientos que demandan el tema y los
objetivos del módulo.
Para esta tarea el docente debe usar su ingenio e imaginación, además de tomar en cuenta a sus
alumnos, los estilos de aprendizaje que ellos poseen, para adaptar sus estrategias a las
necesidades de su grupo. Sin embargo, la tarea no termina ahí, él deberá repensar sus estrategias
constantemente, debido a que esta tarea es ardua y no se logra al primer intento, no obstante, se
requiere tal es fuerzo con el fin de lograr que sus receptores lleguen a el aprendizaje significativo.
Entendemos que la idea anterior cae en lo utópico, pero para logar acércanos un poco a lo
inalcanzable requerimos de docentes con la vocación 3 de serlo, profesionistas que atiendan al
llamado, sólo de esa manera podrán dedicarle tal esfuerzo a la planificación de su catedra, se
tomaran el tiempo para conocer las diferentes habilidades de sus alumnos y hallar la manera en
cómo hablarles para lograr acercar a ellos el conocimiento.
Por el contrario, si el profesor sólo ve a su trabajo como un medio para ganar dinero, sin sentir el
llamado o divertirse a la hora de dar clase y prepararla; terminará matando el interés del alumno
por la materia en curso. Casi todos tenemos un ejemplo similar en nuestra vida escolar, pasamos
de estar con el docente A el cual hacia su cual interactiva con juegos, películas e imágenes para
hacer su clase más entretenida; al docente B el cual se limitaba a leer en capítulos del libro de
texto en turno, para después elaborar resúmenes que eran calificados por su longitud sin tomar en
cuenta la calidad.
En el caso de la literatura se necesita prestar especial atención a las estrategias que usará el
docente, pue si recorreré al uso del historicismo, demasiada teoría o sólo la anécdota literaria