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La ciudad griega presentaba una civilización mioico-micenica que floreció en el mar Egeo.
En estas ciudades, la vida doméstica parecía estar mucho más desarrollada, lo que indica
una civilización más elevada y más libre que la de Oriente.
Los reyes de estas ciudades-estados del mar Egeo no tenían el carácter divino de los
autócratas Orientales y gobernaban sobre comunidades en cierto modo libre.
Hippodamos impuso vigorosamente sus teorías y las desarrollo hasta el punto que
indudablemente no habido sido alcanzado. No se tienen noticias seguras de su
participación en reconstrucciones como en Mileto el trazado ortogonal se adapta bien al
contorno que penetra en el mar dividiendo en dos partes una cuadricula menor y otra
mayor. En otras ciudades como Prienne en ella se recogen las enseñanzas de hippodamo,
solemnizándose los trazados por medio de las calles con columnas y soberbias plazas.
En cambio la Ciudad Romana se convirtió en una civilización urbana que fue fomentada
por todos los emperadores del siglo I, principalmente por Augusto y Claudio. Los primeros
emperadores tuvieron dificultades para otorgar a nuevas gentes a la ciudad romana,
cuyos privilegios defendían los aristocracias italianas.
Cada ciudad tenía un gobierno autónomo, su vida política local. La burocracia imperial
sólo muy raras veces se mezclaba en los asuntos locales de las ciudades. Se ocupaba de la
recaudación de los impuestos, pero por intermedio de las mismas organizaciones
municipales.
A diferencia de las ciudades de origen militar era las más regulares, y entre esta la ciudad
de Timgad que formaban un perímetro rectangular, rodeado generalmente de murallas; el
recinto estaba cortaba interiormente por dos grandes ejes o calles principales. El resto de
las manzanas solían ser perfectamente regular, como consecuencia de la distribución de
las calles del antiguo campamento.
Los griegos buscaban la divinidad en la arquitectura, por eso crearon una forma de
calcular la posición exacta de sus columnas para estos tipos. El períptero, por ejemplo,
debía tener 6 de frente y 11 de fondo, la mayoría de templos de este tipo tenían más de
11 columnas de fondo; el número clásico en realidad era de 13.
Los griegos conocían principalmente dos órdenes: DORICO Y JONICO y hacia fines del
periodo clásico apareció el CORINTIO.
En la arquitectura, por ejemplo, los templos de orden dórico tenían sus plantas típicas,
distintas a las de los templos jónicos. Según Vitruvio el DORICO –el más severo de todos-
era para dioses o diosas de carácter fuerte y belicoso, el jónico a cambio era deidades
intermedias, quienes sin ser vírgenes tampoco eran un Marte o Hércules. Los elementos
de los distintos órdenes estos nunca fueron mayor éxito y siempre hubo sutiles diferencia
de interpretación y el uso de una nomenclatura especifica.
Con el paso de los años su uso de entendió a otras áreas de la producción arquitectónica.
Así en la época helenística tanto los edificios religiosos como civiles empleaban estas
formas, reduciéndola así poco a poco al plano decorativo.
Para los romanos, el sistema de columnas y entablamentos servía, ante todo, para fines
decorativos o emblemáticos.
En los templos primitivos los sacrificios y el culto se celebran en santuarios al aire libre o
en el palacio del rey-sacerdote. Dentro de los recintos sagrados, llamados TEMENOS ,
surgen las primeras capillas para imágenes.
Los primeros templos sirven, generalmente, para los antiguos cultos atónicos.
- Los templos de la época arcaica eran largos y estrechos, y con frecuencia tenían
hilera de columnas en el mismo centro del pasillo central, debajo de la cumbrera.
Al final de esta época los templos era bastante chato y tenía una techumbre
prominente.
- Los templos de la época clásica son de proporciones menos extremas y se acercan
a la ‘’sección aurea ‘’.
El templo romano no era un sitio de reunión, sino un lugar sagrado donde se hacían
augurios con respecto a alguna empresa que se quería llevar a cabo.
Los templos romanos adoptan el tipo de templo sobre podio con pronaos y escalinata. La
direccionalidad y frontalidad se acentúan menudo a su inserción en la plaza religiosa a
modo de foro. En Roma aumenta la influencia griega.
Las insulae regulares de los barrios residenciales se componen en parte de casas cuyos
grupos de habitación están ordenados alrededor de un patio central. El vestíbulo en el
lado de la calle y la habitación principal en la parte posterior están casi siempre situados
en el eje central.
A partir del siglo III A.C la población en roma aumenta las primeras de estas insulae
surgen mediante la transformación, elevación y agrupación de casa de atrio. A los grupos
de habitaciones bajas alrededor del atrio se le añade un piso accesible por escaleras
independientes y divididas en viviendas de alquiler (cenáculo Una parte de la planta baja
reserva para tiendas y talleres. El atrio se convierte en un patio de luces.
La casa romana, por ejemplo, era preferentemente simétrica y bastante abierta a la calle,
mientras que la casa griega era todo lo contrario. La casa romana de categoría también
era más cómoda y lujosa.
Algunos de los elementos usados por los romanos en la arquitectura como el arco y la
bóveda o de la cúpula se las conocía desde hace mucho tiempo, pero los romanos la
perfeccionaron a raíz de su invención del concreto en el siglo II a J.C y de su extraordinaria
comprensión de las propiedades estructurales de las masas inertes.
El objetivo del constructor romano era cerrar, techar e iluminar el máximo de espacio sin
el uso de soportes internos.
La bóveda simple utilizada por los romanos fue el cañón, una hilera consecutiva de arcos
que formaban un techo semi-cilindrico. Si la bóveda de cañón se unía en ángulo recto , se
obtenía una bóveda arista. Esta tiene una apariencia más liviana que la bóveda cañón y
por su forma permite una mejor iluminación a través de lunetos, ventanas semicirculares.
A partir del siglo II , la bóveda y la cúpula se difundieron a lo largo y ancho del imperio
que ante todo en edificios públicos con un gran flujo de personas, como las termas y
basílicas.
La mayor parte de las iglesias bizantinas fueron transformadas en mezquitas hace siglos, y
muchas están en ruinas.
Justiciano heredo el trono de su tío el cual invirtió inmensas sumas de dinero en obras
monumentales que mostrasen la grandeza y poderío del imperio y la iglesia. Son estas
iglesias de múltiples cúpulas que hoy nos parecen típicamente bizantinas.
La obra cumbre de la sublevación Nika fue la nueva Santa Sofía que estaba sostenida por
cuatro grandes pilares; las paredes son meros tabiques. Los pilares están arriostrados, en
una dirección, por cuatro enormes contrafuertes, y en la otra por dos medias cúpulas. A la
cúpula en la base circular se construyeron cuatro grandes pechinas. La pechina, una masa
de mampostería de forma triangular curvada que sirve de transición entre el cuadrado y el
circulo, es el aporte bizantino a la arquitectura universal; pero las innovaciones no
terminan aquí: en Santa Sofía también se utilizaron arbotantes , arcos que transmiten los
empujes desde la cúpula o bóveda a un contrafuerte.
Un ejemplo, la Basílica de San Pedro, que fue demolida en el siglo XVI para dar paso a la
actual iglesia renacentista, conmemora el sitio de sepultura de apóstol Pedro.
La obra cumbre de la ciudad después de la sublevación nika fue la nueva Santa Sofía,
destaca por su gran complejidad constructiva y espacial. Fue empezada en 532 y concluida
solo cinco años después. El elemento central del proyecto es la gran cúpula central, que es
casi tan grande como el Partenón, sostenida únicamente por cuatro grandes pilares, las
paredes son meros tabiques. Los pilares están arriostrados, por cuatro enormes
contrafuertes, y en la otra por dos medias cúpulas. Estos pilares describen un cuadrado,
en la cúpula de base circular se construyeron cuatro grandes pechinas. La pechina era una
masa de mampostería de forma triangular curvada que sirve de transición entre el
cuadrado y el círculo, es el gran aporte de Bizancio a la arquitectura universal.
R/ En una de las basílicas paleocristianas: se creó un nuevo tipo de sala en la cual los
elevados espacios centrales se cubrían con bóvedas de arista y los laterales con bóvedas
de cañón. Ambos frentes tenían grandes ventanas. Esta nueva tecnología influyo en el
diseño de basílicas y aquí destaca la Basílica nueva en Roma o basílica de majencio: en el
exterior no tenía mayor decoración o atractivo ya que el interés del arquitecto se volvió
hacia el interior, en la cual predominan las masas. Han desaparecido las apretadas
columnatas de las basílicas tradicionales, y la articulación espacial se reduce a muy pocos
elementos de gran tamaño: arcos, columnas exentas colosales, bóvedas de arista con
casetones.
En una de las iglesias bizantinas con cúpulas: su planta se deriva de un octágono inscrito
en un cuadro; este octágono “fluye” hacia el área circundante a través de las exedras
semicirculares entre los pilares. El espacio central esta coronado por una cúpula chata de
16 segmentos. Las comunas tienen impostas aunque se ha dado una fusión entre el
capitel, que se deriva del jónico, y la imposta en sí, que está decorada con una filigrana de
hojas de acanto. El edificio fue redecorado a la manera turca. En otra iglesia una especie
de cruce entre la basílica longitudinal con su ábside al final que es lo que se lee en la
planta y la iglesia centraliza, que es lo que sugiere las secuencias ascensional de bóvedas y
cúpulas que culminan en el mero centro. El edificio es casi cuadrado y originalmente tenía
un atrio.
11) Características de la arquitectura religiosa bizantina media y tardía.
Describa Ud. el quincuence.
Época tardía
Caída de Constantinopla.
Se da la controversia iconoclasta.
Plantas de las iglesias eran cuadradas dentro de otro cuadrado (Santa Sofía) .
Construcción de los templos con piedra se ven los frontones, cornisas y arcos, hiladas de
piedra y ladrillo.
Época media
Construcción de conventos
EL QUINCUENCE
El quincuence era reservado en las misas para el clero, la feligresía escuchaba al margen
en el nártex y hasta afuera
Los resultados prácticos del Renacimiento Carolingio no pueden ser comparados, ni con el
románico de Italia en los siglos XI-XIII, ni con el Renacimiento del siglo XV. Aun así,
Carlomagno y su círculo lograron darle la espalda a la arquitectura efímera de madera de
sus antepasados bárbaros y revistieron una arquitectura en piedra, pesada y grandiosa.
¿Cómo es la arquitectura carolingia? De ella solo quedan restos dispersos, pero aun así
resulta evidente que los arquitectos del siglo IX retomaron e imitaron lo que más
conocían: la arquitectura bizantina, en especial de Ravena, donde el mismo Carlomagno
había estado en su juventud. Reaparecieron, pues, la pared de albañilería pesada, la
bóveda, la columna, y el arco de medio punto. Llama la atención que este acercamiento a
la herencia de la Antigüedad no tomó gran interés en la arquitectura bizantina
contemporánea a Carlomagno, cuyo énfasis en la iglesia con planta de cruz griega y cúpula
se apartaba de los arquetipos paleocristianos.
La capilla (lo único del complejo que subsiste) es un octágono insertado en u polígono de
16 lados; sobre el ambulatorio hay una galería, y el conjunto está cubierto por una cúpula
y bóvedas, todas rematadas originalmente con una sencilla armadura de forma
puntiaguda. Su forma recuerda directamente a San Vital en Ravena, aunque por su
robustez, claridad estructural y desnudez de los paramentos, representa realmente un
enfoque distinto. Ciertos autores ven una mayor similitud con iglesias carolingias en
Francia y España que con Bizancio.
En Ingelheim, una ciudad a orillas del Rin, se han excavado algunos cimientos de uno de
estos complejos, que fue terminado por Luis, el hijo de Carlomagno. Los restos muestran
una planificación de gran coherencia, y se basa en un gran cuadrado, al cual se le anexó un
hemiciclo hacia el oriente. El lado norte del cuadrado tenía las áreas de vivienda, y hacia el
sur se erguían un aula regia (salón de recepción que tenía un ábside para el emperador,
tal como las aulas romanas) y una iglesia de tipo basilical.
A pesar de su sencillez, todos estos edificios eran extraordinarios dentro del contexto de
su época y eran expresiones de un arte cortesano que jamás puede ser visto como norma
general. La arquitectura "común“ se mantuvo rústica por varios siglos más, y aún en el
ámbito religioso, la albañilería pesada no se generalizó sino hasta el siglo XI.
Diferencias:
3. Las iglesias tenían una guía basada en las iglesias típicas latinas.
Los templos fueron inspirados en edificios religiosos griegos.
4. Se utilizaron las bóvedas tipo medio cañón.
Se cubrieron los espacios con bóvedas de cañón.
Similitudes:
Planta
La planta de las grandes iglesias góticas responde a dos tipos principales: De tradición
románica. En él se observan casi las mismas formas que en el estilo románico y más
comúnmente la de cruz latina, con girola o sin ella pero con los brazos poco salientes y con
los absidiolos o capillas absidiales frecuentemente poligonales. Las iglesias abaciales,
sobre todo, cistercienses, siguen este tipo con brazos muy salientes como en la época
románica. Y en las iglesias menores o populares se adopta como planta más común la de
cruz latina o la rectangular y con un solo ábside poligonal en la cabecera; De salón. La
planta carece de crucero de brazos salientes (aunque no deja de ostentarse más o menos
la simbólica cruz de en medio), el templo de salón presenta una disposición basilical y
posee, como mínimo, tres naves de igual altura y, por consiguiente, un sistema de
iluminación lateral. Los espacios interiores son amplios y desahogados, abarcables con
una sola mirada y tremendamente unitarios, de ahí que parezcan o tengan el aspecto de
un gran salón.
Arco ojival
Arco lobulado
El periodo primero se distingue por la sencillez de los arcos cruceros o diagonales que son
simples y llevan pocas molduras, en este mismo periodo se usó también la denominada
bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave
central, cuando ésos se hacían cuadrados, correspondiendo cada uno de ellos con dos de
las naves laterales. En el segundo, se aumenta la crucería con arcos o nervios secundarios
y los llamados terceletes para sostener los témpanos de plementería ya que las bóvedas
se hacen más amplias. A la vez, se molduran todos los arcos, mayormente los diagonales y
éstos y demás nervios reciben más perfiles y se ligan con nervios transversales. En el
tercer periodo se añaden nuevos terceletes y nervios secundarios con sus ligaduras aun
sin necesidad alguna y se generaliza la bóveda llamada estrellada (por la figura del
conjunto) y los nervios y arcos se perfilan con más delicadeza. En el primer periodo se usó
con alguna frecuencia la bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de
bóveda de la nave central cuando ésos se hacían cuadrados y correspondían cada uno de
ellos con dos de las naves laterales.
Desde finales del siglo XV, se adornaban las claves de las crucerías en muchos edificios con
florones de madera o de metal, dorados o policromados conocidos con el nombre de
arandelas. Pero ya desde los principios del estilo se decoran dichas claves con variados
relieves.
Los ábsides góticos se cubren también con diferentes bóvedas de crucería pero de tal
suerte que los arcos o nervios concurren todos a una clave central formando crucería
radiada y muy a menudo se da al cascarón una forma gallonada o dividida en
compartimentos de boveditas parciales más o menos salientes o profundas. Esta
disposición, al paso que refuerza y embellece el ábside, contribuye mucho a la sonoridad
de la iglesia sobre todo, para los cantos desde el presbiterio.
En el transcurso del gótico, la bóveda de crucería fue adquiriendo una mayor complejidad
estructural y decorativa, desde la simple o cuatripartita hasta llegar a las bóvedas de
abanico.
Contrafuertes y arbotantes
Para soportar el empuje del peso de las bóvedas, en vez de construir gruesos muros como
se realizaba en el románico, en el que los contrafuertes adoptaban la forma de pilares
adosados exteriormente al muro, con un ancho creciente en su base; los arquitectos
góticos idearon un sistema más eficiente: los contrafuertes con arbotantes. Los
contrafuertes se separan de la pared, recayendo el empuje sobre ellos por medio de un
arco de transmisión denominado arco arbotante. Todavía se puede alcanzar una mayor
resistencia colocando a continuación un segundo contrafuerte. Los arbotantes también
cumplen la misión de albergar los canales por donde descienden las aguas de los tejados y
evitar así que resbalen por las fachadas.
Alzado
El sistema constructivo gótico, eficiente y ligero en su conjunto, permitió ganar altura para
los edificios. El alzado de los templos góticos presenta diversas alternativas que se fueron
sucediendo en el tiempo:
2º piso: tribuna
3º piso: triforio
4º piso: claristorio
El alzado tripartito se estructura en tres niveles, se impone desde fines del siglo XII. En
este modelo se distinguen dos variantes, una primera que presenta el triforio ciego y una
segunda con el triforio calado. Los distintos niveles que forman el modo tripartito son: 5
2º piso: triforio
2º piso: claristorio
Columnas
Los soportes o columnas del arte gótico consisten en el pilar compuesto el cual, durante el
periodo de transición, es el mismo soporte románico aunque dispuesto para el enjarje de
arcos cruceros. Pero en el estilo gótico perfecto se presenta cilíndrico el núcleo del pilar,
rodeado de semicolumnillas (pilastras) y apoyado sobre un zócalo poligonal o sobre un
basamento moldurado, a diferencia del estilo románico en que tal zócalo era uniforme y
cilíndrico.
Estos basamentos se hallan más divididos y moldurados conforme avanza más la época
del estilo, distinguiéndose especialmente los de periodo flamígero por destacarse de ellos
pequeñas basas parciales de diferentes alturas correspondiendo éstas a las columnillas
que rodean el núcleo del pilar. Pero en el siglo XVI se vuelve con frecuencia al uso del
zócalo primitivo prismático o cilíndrico sin divisiones. Las columnillas adosadas alrededor
del núcleo se corresponden con los arcos y nervios de las bóvedas, cada una con el suyo,
según el principio seguido en el estilo románico de que debe corresponder a cada pieza
sostenida su propio sostén o soporte.
El capitel gótico va perdiendo su importancia según adelanta la época del estilo. Después
del periodo de transición en el que se sigue el capitel románico se presenta como un
tambor algo cónico abrazado con follaje cuyos motivos se toman de la flora del país
(aunque, a veces, sobre todo durante el siglo XIV admite figurillas e historias entre el
follaje siempre con más pulcritud que en el estilo románico) y se corona por un ábaco
circular o poligonal de varias molduras.
Posteriormente, el capitel se va haciendo más pequeño y delicado y por fin, llega hasta
suprimirse cuando en el siglo XV el haz de junquillos se ramifica directamente en los
nervios de la bóveda sin que medie solución de continuidad en muchos casos o se queda
en forma de simple anillo.
Cúpulas
Las cúpulas se forman de témpanos sostenidos por nervios radiantes que arrancando del
octógono formado por los arcos torales y por una especie de trompas muy artísticas
situadas en los ángulos determinados por ellos, se unen concurriendo a una clave superior
y céntrica.
Ventanas y vidrieras
La reducción de la estructura sustentante al mínimo imprescindible permitió abrir grandes
huecos en los muros de las fachadas. Los artistas de la época pudieron dar rienda suelta a
su imaginación creando un arte desconocido hasta la fecha.
Las ventanas del periodo de transición suelen ser como las románicas de arco apuntado.
Pero luego se ostenta el verdadero ventanal gótico amplio y decorado en su parte
superior con hermosos calados de piedra, los cuales se forman de rosetoncillos
combinados, siempre sostenidos por columnillas o parteluces. En el siglo XIV se complica
la tracería multiplicándose los rosetoncitos y adelantando ya el XV se combinan las líneas
formando curvas serpenteantes constituyendo el calado flamígero.
Una cosa parecida se observa en los grandes rosetones que se colocan en lo alto de las
fachadas: al principio, toman la forma radiante y sencilla aunque en iglesias suntuosas es
algo más complicada. Se multiplican los adornos de la rosa en el siglo XIV y en el XV llega a
ser la tracería un verdadero laberinto de curvas enlazadas. No faltan en todas las épocas
sin embargo ventanas menores de traza más sencilla y pequeños aljimeces. Ventanas y
rosetones suelen cerrarse con magníficas vidrieras polícromas e historiadas donde a su
modo se ejercita el arte pictórico monumental ya que apenas le dejan espacio para su
desarrollo los escasos lienzos de pared que median entre los referidos vanos en las iglesias
suntuosas.
Ventanas y vidrieras
Puertas
Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes
entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas)
flanqueando el ingreso el cual está dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una
estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.
Las iglesias del Cister y otras menores que se modela a imitación suya carecen de
imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con
simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica. La finura en la
ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y
molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la
época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del
siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la
arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.
Elementos secundarios
Entre los miembros secundarios de un edificio gótico son notables por lo característico de
su forma:
Ménsula con ángel músico, claustro de la iglesia de Santa María la Real, Sasamón,
provincia de Burgos, España.
apoyos, a modo de repisa, ya sola ya con una media columna encima de ella, adosados a
cierta altura de los muros, sostienen los arcos y los nervios que parten como arrancando
del muro, según se observa sobre todo en la arquitectura cisterciense
repisas y doseletes para estatuas que en los siglos XII y XIII suelen llevar figuras de
castillitos, en el siglo XIV semejan boveditas de crucería con pequeños gabletes y en el XV
se adornan con calados flamígeros y arquitos conopiales o se terminan por una elevada
torrecilla y altos gabletes
Ornamentación
La parte más novedosa en cuanto a la decoración viene de la flora y fauna local que se
interpreta en forma estilizada durante los siglos XII y primera mitad del XIII. La naturaleza
se interpreta con bastante realismo y en este último siglo se propende a las formas
retorcidas. El trébol, la hiedra retorcida, los brotes de vid, las hojas de roble o de encina se
encaraman por los arcos y las agujas de los edificios góticos, asociándose al nuevo estilo.
Posteriormente se abandonan para dar lugar a las frondas, cardinas (hojas de cardo),
grumos, trifolios, cuadrifolios, etc. En el arte clásico, solo dos o tres plantas, el acanto, la
hiedra y el laurel, habían tenido aceptación en el repertorio decorativo, pero el gótico se
vale de todas las especies del reino vegetal y reproduce también pájaros y hasta seres
fantásticos, monstruos que una veces están derechos como guardianes en los alto de
balaustradas y otras agazapados condenados a servir de gárgolas para arrojar el agua de
las lluvias recogidas en los tejados.