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Universidad Nacional de Colombia.

Comunicación Oral y Escrita.

Grupo 2.

Maria Paula Dávila Velásquez

Origen del machismo en Latinoamérica, un proyecto de colonización.

Introducción

El pensamiento de muchos sobre la definición de hombre, es la siguiente: Es, por


naturaleza, superior a la mujer, de este se resalta su imponente heterosexualidad, su carácter
agresivo y fuerte que le permiten conquistar y poseer a la mujer (las mujeres, para los
machos de verdad); hace uso de su potencia sexual y por nada del mundo posee
características que ellos mismos llaman afeminadas. De sus atributos se ve obligado a
alardear ante los demás hombres, con el fin de reafirmar su naturaleza de macho [1].

Bajo la definición machista de un hombre, desde hace muchos años se sustenta un


fenómeno de violencia de género hacia el sujeto que no es hombre, aquel que no encaja en
la definición anteriormente propuesta; y recordemos que no solo se habla del no hombre
para referirnos a las mujeres (con diferencias evidentemente existentes en términos
biológicos), sino que también se excluyen a los hombres “afeminados”, al débil, al que es
luego oprimido y relegado.

En el mundo habita el monstruo del machismo, que como cualquier ser vivo, nace, crece y
se desarrolla, pero a diferencia de nosotros los mortales no muere, o por lo menos aún no lo
ha hecho, así lo indican las cifras; según BBC en un reporte presentado en noviembre del
2018, cada día en el mundo 137 mujeres mueren a manos de su pareja o de algún familiar y,
en América (el segundo continente donde las mujeres corren mayor riesgo), por cada
100.000 habitantes, 1,6 mujeres en promedio son asesinadas a diario [2]. En Latinoamérica
durante época de pandemia, la violencia de género ha aumentado exponencialmente, por
ejemplo en Colombia, tras dos semanas de aislamiento, la línea 155 recibió un 91% más de
llamadas que el año pasado, por parte de mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia
machista [3].

Se intenta entonces rastrear el origen del pensamiento machista para darle fin. Si lo
intentamos en América Latina, basados en la historia de este continente, notamos que las
poblaciones indígenas que lo habitaban, antes de la llegada de los europeos, vivían y se
organizaban sin distinción de género, sin exclusión por supuesta superioridad natural y en
constante adoración por la figura de la mujer; sin embargo, en el tiempo poscolonial (y en
la actualidad) se evidencia la presencia de este fenómeno. La línea que separa el antes y el
después de América Latina sin machismo y con machismo, respectivamente, es entonces la
época de la colonia: el machismo ha sido implantado por la colonización de los europeos
(aquellos que se caracterizaban por vivir en sociedades machistas desde el siglo XXXIV
a.C[4]).

Desarrollo.

Se podría pensar que el machismo en América es producto de una evidente carencia de


habilidades físicas en la mujer que hace que sea relegada a trabajos fáciles y sin relevancia
alguna, o que la organización de la mayoría de las poblaciones indígenas del continente
eran establecidas bajo el mando de un hombre, ya que es el fuerte y el único apto para
encargarse de aquella labor y, que por tanto, antes de la llegada del europeo ya existía el
machismo en el continente. Sin embargo veremos que no es así por 3 básicas razones que
brindo a continuación:

En los relatos de Crónicas de Indias hay un asombro del europeo conquistador por la
marcada diferencia de la visión de mujer en Latinoamérica a la visión en Europa; esta es
una evidencia de que el concepto de feminidad distaba de un continente a otro, y como
sucedió con las demás diferencias que existían entre indígena-europeo, el segundo llega a
implantar su visión cultural y su construcción de sociedad, entre estos aspectos llega a
definir a la mujer como lo hacía en su continente, situándola en una posición de inferioridad
sustentada por un discurso teológico, jurídico y científico, claramente instruido por el
hombre con el fin de sustentar su “superioridad”[5].
En segundo lugar, la existencia de una organización jerárquica patriarcal en los indígenas
era una relación de poder y no una relación de dominación, como sí lo era en Europa; hay
evidencias científicas que muestran que los indígenas en Latinoamérica trabajaban bajo
principios de complementariedad y dualidad, en los que la mujer tenía papeles relevantes en
ámbitos sociales, religiosos, económicos y políticos[6], evidenciados en sus tumbas
representativas de poder, según los estudios arqueológicos realizados en las últimas
décadas. La labor de la mujer indígena distaba mucho de la labor de la mujer europea, la
primera no tenía un actuar cohibido ni restringido al hogar, sus aportaciones eran tan
importantes como la de los hombres.

Para finalizar, posiblemente lo que ocurrió en Latinoamérica sea lo mismo que ocurrió en la
vieja Europa con los Kurganes, machistas e invasores. En Europa, al igual que el propósito
del presente ensayo, se intentó reconstruir los inicios de la oleada de machismo en el
continente, con lo que se toparon fue con la tercera oleada de humanos que llegaron a la
vieja Europa hace más de 10.000 años[7], provenientes de las estepas del sur de Rusia. Eran
pastores que llegaron buscando tierra fértil, invadieron las poblaciones pacíficas
agricultoras, seguidores de la Madre Tierra, y extendieron su idea de sociedad: jerarquía
dominada por hombres agresivos con principal ocupación de guerra y con adoración hacia a
un dios masculino, vengativo y prepotente (idea que se cree que se ha mantenido en las
religiones, Zeus para los griegos, el Jehová judío, Dios Padre cristiano o el Alá musulmán).

Conclusión.

Si comparamos las historias no están una muy distante de la otra, los Kurganes son a la
vieja Europa como la Europa de la conquista es a Latinoamérica del siglo XV. Hay una
evidencia histórica, arqueológica, cultural y científica que sustenta el hecho de que en la
América Latina pre-colonial, tanto hombres como mujeres, vivían en una armonía
complementaria de los unos con los otros, donde la mujer no era relegada a un plano de
menor importancia ni tampoco era atacada por considerarse inferior (igual a como vivían en
la vieja Europa); sin embargo, la Europa conquistadora tenía otro concepto de feminidad
(tal vez infundado por los Kurganes) donde la mujer como ser pecaminoso, no intelectual y
sencillamente, un no hombre, queda excluida de la sociedad y maltratada por la misma. El
machismo en Latinoamérica es entonces, un proyecto de colonización.
Anexos bibliográficos.

[1]. Giraldo, O. El machismo como fenómeno psicocultural. Revista Latinoamericana de


Psicología, vol. 4, núm. 3, 1972, pp. 295-297.

[2]. BBC News Mundo. (2018). Las mujeres asesinadas cada día en todo el mundo (y
dónde son más vulnerables). Recuperado el 30 de Mayo de 2020 del sitio web:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46342533

[3]. Romero, M. (2020). ONU: violencia machista durante el confinamiento ha tenido un


repunte "horroroso". Recuperado el 30 de Mayo de 2020 del sitio web:
https://www.france24.com/es/20200406-repunte-violencia-machista-cuarentena-
coronavirus-mujeres-victimas

[4]. Pániker, A. (2005). Tres grandes hipótesis. En: Índika. Una descolonización intelectual.
Reflexiones sobre la historia, la etnología, la política y la religión en el sur de Asia. España:
Kákus.

[5]. Alvarado, A. (2016). La imagen de la mujer de élite en la costa norte del Perú a través
de las crónicas de Indias. pp. 383-387. [6] pp. 388-390.

[7]. Costas, E., López, V. (2017). La violencia machista en Europa está vinculada a los
genes kurganes. Recuperado el 30 de Mayo de 2020 del sitio web:
https://www.tendencias21.net/La-violencia-machista-en-Europa-esta-vinculada-a-los-
genes-kurganes_a44242.html

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