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Abstract
Building a strategic oversight model of organizational architecture entails conducting a
thorough conceptual review of control and its various historical classifications. This review
arrived at the conclusion that these classifications have been made with a focus on functio-
nal bases, always referring to environments where control is segmented by responsibilities,
opportunities, and specialties or coverage with an overall commitment to the Anglo-Saxon
paradigm. There is an absolute lack of conceptual definitions, and this poses a challenge
to embarking on the task of rebuilding or improving the concept based on a schema that
characterizes it as social control within an organizational environment. The process be-
gins by redefining the concept of organization, for which the author turns to a historical
reconstruction of the concept. Having redefined the concept of organization, the concept
of control is defined as establishing barriers to prevent unbridled exercise of power on the
part of corporate stakeholders in pursuit of their interests by using organizational actions
as a starting point.
Keywords
Organization, control, interest, power, teleological model, human needs, legitimacy, stake-
holders.
1 Este artículo se presenta en desarrollo del Proyecto de Investigación “Fiscalización estratégica de arquitectura
organizacional” en el grupo “Control y Aseguramiento”de la sede principal de la Universidad Libre de Colombia.
Resumen
La construcción de un modelo de fiscalización estratégica de arquitectura organizacional
implica una extensa revisión conceptual acerca del control y sus clasificaciones históricas.
Esta revisión conduce a la conclusión que tales clasificaciones se han realizado sobre bases
funcionales, siempre remitidas a entornos de un control segmentado por su responsabili-
dad, por su oportunidad y por su especialidad o cobertura y en general comprometidos
con el paradigma anglosajón.Hay total ausencia de definiciones conceptuales y ello desafía
a emprender la tarea de reconstrucción o mejor construcción del concepto a partir de una
delimitación que lo caracteriza como control social en el entorno de las organizaciones. Se
parte en el proceso de una redefinición del concepto de organización, para lo cual se accede
a una reconstrucción histórica del concepto.A partir de la redefinición del concepto de or-
ganización se define el concepto de control como el establecimiento de barreras al ejercicio
exorbitante de poder que los agentes sociales ejercen para la búsqueda de satisfacción de
sus intereses a partir de la acción organizacional.
Palabras clave
Organización, control, interés, poder, modelo teleológico, necesidades humanas, legitimi-
dad, stackeholders.
Introducción
La construcción de un modelo tecnológico de fiscalización se soporta sobre fundamentos
teóricos, derivados de la investigación y no de los usos y costumbres o de las prescripciones
regulativas, de lo contrario no tendrán la categoría de tecnológicos, podrían ser técnicas
derivadas de la experiencia o especulación pragmática. Esta premisa determina que la
construcción de un modelo de fiscalización estratégica de la arquitectura organizacional
debe ser precedida por unos productos de investigación relativos a la fiscalización y a la
teoría del control.
El artículo se centra en la construcción de un concepto de control, para ello delimita el
tema en el control de las organizaciones, aplica un enfoque de investigación histórica que
permite la representación sintética de la evolución del control, el cual no se ha fundamen-
tado en progresos teóricos, lo ha hecho por una acumulación empírica, ligada a tradiciones
especialmente anglosajonas, caracterizadas por una parcelación funcional de las prácticas
según la autonomía del actor frente a la administración, caracterizándolo como interno y
externo. Un segundo factor de clasificación lo determina la cobertura del control, solo en
casos extraños es de carácter integral, su cobertura es limitada dentro de un riguroso criterio
de especialidad y finalmente su oportunidad, el momento de realización se convierte en
un nuevo factor de clasificación.
Es claro que las clasificaciones y taxonomías establecidas no se originan en conceptos o
teorías, el control ha tenido un desarrollo empírico y requiere ser abordado teóricamente
para lograr la construcción de descripciones y explicaciones racionales que soporten desa-
rrollos tecnológicos, entendiéndolos como aplicaciones del conocimiento para la resolución
1. Reconstrucción estructural
En este artículo se van a desarrollar dos grandes secciones conceptuales sobre el con-
trol, la primera orientada a una reconstrucción estructural de sus desarrollos actuales
y la segunda para plantear los elementos de una teoría alternativa del control a partir
de un nuevo concepto de organización. La conclusión del periplo conceptual, histórico
y metodológico, realizado por los senderos de los fundamentales enfoques de control
organizacional, se describe en un modelo de síntesis, capaz de estructurar una descrip-
ción integral sobre la práctica de esta función social, determinante en la existencia de
las organizaciones.
La estructura tradicional del control se conforma por una clasificación, identificación de
objetos y determinación de instrumentos fundamentales para su ejecución.
Esta estructura unifica los intereses de la intervención del Estado, de los propietarios y
administradores del capital, en una simbiosis que permite un alto nivel de generalización
conceptual y técnica del control, dentro de un modelo ampliado de la teoría de la agencia.
El control sobre estos elementos se integra por normas, procedimientos, actuaciones y acti-
tudes que constituyen un plan coordinado para que todas las acciones de la administración
sean registradas e informadas de manera objetiva y oportuna, para lograr que los diferentes
sistemas informativos sean compatibles y comparables entre sí y produzcan comunicacio-
nes fidedignas, contribuyendo a la construcción de confianza. Para lograr esos objetivos
es necesario superar los escenarios simples de la verificación de afirmaciones, realizando
actividades controladoras sobre las transacciones y las valoraciones, incluyendo en los
procesos el marco jurídico, económico y social en que actúa la organización.
• Control de responsabilidad social. Un factor de viabilidad social de las organizaciones lo
determina su capacidad de retribuir los factores tomados de la sociedad para la realización
de sus objetivos, siendo estos relacionados con los recursos naturales, la economía, la cultura,
el ambiente sano en el plano interno y en sus efectos sobre el entorno.
Este control se constituye por normas, procedimientos, actuaciones y actitudes dirigidos
a coadyuvar para que todas las acciones de la organización beneficien o por lo menos no
perjudiquen a la comunidad en su conjunto, midiendo y evaluando en todo caso el logro de
los objetivos comunitarios organizacionales, con fundamento en criterios de equidad social,
para superar las simples decisiones voluntarias relacionadas con este aspecto.
Solo la actuación responsable de las organizaciones permite la legitimidad, el reconoci-
miento de éstas por parte de la comunidad y, en consecuencia, su factibilidad de acción
trascendente y cooperativa.
• Control de talento humano. Está referido al control de las personas vinculadas a la orga-
nización, tanto en el aspecto individual como en su integración, permisiva de la dinámica
organizacional.
• Control de recursos físicos. Control que actúa sobre el conjunto de bienes materiales
utilizados en la actividad organizacional, y de todos aquellos que se ven afectados por la
misma, independientemente de su propiedad.
• Control de recursos financieros. Control que actúa sobre los flujos simbólicos monetarios
que circulan en el proceso de la actividad organizacional.
• Control de recursos de información. Es un tipo de control que actúa tanto sobre los infor-
mes que describen la acción empresarial, como sobre el patrimonio simbólico, constituido
por el conocimiento que potencia la actividad organizacional.
Se podría abordar la temática a partir del control mismo, pero esta no parece una ruta metó-
dica aconsejable. Si se trata del control sobre organizaciones, es lógico abordar el concepto
de organización pues solo su comprensión permite la construcción de un discurso coherente
que fundamente la construcción de instrumentales tecnológicos.
• Claro que existen conceptos más académicos, “científicos” de la organización y ellos de-
ben ser objeto de su correspondiente análisis. En la teoría clásica de la administración, en
especial en los planteamientos de Taylor y sus seguidores “la organización podría definirse
como un arreglo rígido y estático de piezas, es decir como una máquina” (Galvis, 2000).
Esta definición es plenamente correspondiente con la de empresa surgida de los entornos
pragmáticos y en consecuencia desconoce la dimensión humana de la organización, no
alude a problemas como quién ordena las piezas y para qué, quién opera la “máquina”,
por qué y para quién, limitando la acción humana a la de recursos (piezas) que actúan mo-
tivados por la lubricación de la remuneración, u otro tipo de estímulo capaz de vincular la
voluntad a los objetivos gerenciales, a partir de la división del trabajo sobre la base de la
especialización, imbricados con los organizacionales que no son otros que los del capital,
estableciendo una frontera casi física entre la organización y su entorno, determinante de
un modo de onanismo, de concentración en sí misma.
• Un segundo concepto de organización es el anatómico u organicista, que a pesar de las
apariencias tiene aires de familia con el criterio maquinista, tanto que se funden en la histo-
ria de la administración dentro del criterio de administración científica. La organización se
asimila al cuerpo humano, el cual cumple sus actividades a través de órganos especializados
que se integran en un organismo dirigido por la gerencia (el cerebro) determinador de unas
jerarquías determinadas por la funcionalidad del organismo. Con base en esta analogía Henry
Fayol determina la estructura de la organización como una anatomía de órganos funcionales
especializados y describe el funcionamiento (fisiología) en su acción por el alcance de las
previsiones, término que sería precisado en el enfoque neoclásico como objetivos y que
caracteriza la organización como un deber ser formal, orientado por principios lógicos. Es
probable que Fayol identificara las dimensiones materiales y sociales de la organización
(Galvis, 2000) pero se presentan nuevas carencias conceptuales; la organización es un
elemento fronterizado con el entorno y su dinámica no es afectada por aquel, es decir pre-
valece un onanismo conceptual, desconociendo en el plano social la existencia de factores
que no tienen presencia física en el cuerpo organizacional, como el capital y generando la
ilusión de que los objetivos organizacionales le son propios y no se personifican en algún
* Este primer ítem no corresponde al estudio de Cruz Kronfly, es aporte del autor.
agente social, externo al cuerpo funcional como lo son los inversionistas y manteniendo el
concepto de organización en el espectro de la economía empresarial.
• Siguiendo a Chiavenato (1976), aparece una nueva propuesta conceptual que se en-
cuentra en las llamadas “teorías de transición” o de relaciones humanas, la cual se rebela
contra las tradiciones mecanicistas y organicistas, reconociendo en la organización una
dimensión humana, “una totalidad supra individual con objetivos e intereses propios en
relación con los cuales, los hombres que la conforman deben integrarse mediante la con-
ciliación y la adaptación más o menos racional” (Galvis, 2000). En esta misma tradición
se define la organización como un “sistema de actividades conscientemente coordinadas
de dos o más personas”, es decir se requiere de altas dosis de cooperación voluntaria que
puede ser proporcionada por la psicología, mecanismo requerido para alcanzar la armonía
necesaria para lograr los objetivos organizacionales, que quedan nuevamente en un limbo,
porque no se define si una abstracción puede tener objetivos propios o personificar los de
algún grupo social específico. El interés de esta tradición se centra en estímulos y reglas de
comportamiento, algo así como zanahoria y garrote para generalizar una escala de valores,
creencias y expectativas.
• La administración avanza al modelo burocrático, cuyo máximo exponente es el sociólogo
Max Weber y sus seguidores, entre quienes se destaca Amita Etzioni (Galvis, 2000), para
quien la organización es una unidad social (agrupación humana) intencionalmente cons-
truida para alcanzar fines específicos. Es un enfoque fundamentado en la descripción, antes
que en la definición que utiliza para tal efecto lo que Cruz denomina parejas binarias y que
pueden considerarse antinomias, tales como: organización formal/organización informal;
racionalidad/irracionalidad; objetivos organizacionales/objetivos individuales; relaciones
formales/relaciones informales; recompensa material/recompensa simbólica; burocracia/
trabajadores. El enfoque burocrático se centró en los problemas de legitimación de las rela-
ciones entre los grupos incorporados en la organización y por ello de esta escuela se deriva
la importancia de manuales y reglamentos, que describen y asignan responsabilidades
relativas a los procesos, la estructura y el desempeño a partir de la división del trabajo, las
estructuras de poder, y los tipos de dominación. Se construye un paso adelante en el con-
cepto de organización, las relaciones humanas no se reconcilian con terapias psicológicas,
se integran por el ejercicio del poder, lo cual solo puede realizarlo un agente social con
capacidad de decisión, seguramente el capital.
• El enfoque neoclásico, como todos los neologismos es una renovación de los criterios clásicos
y dentro de él se pueden encontrar tendencias con argumentaciones coincidentes como la
administración por objetivos, el behaviorismo y el desarrollo organizacional que incorporan
autores prestantes como Peter Drucker, Douglas Mc Gregor y Leland Bradford. Ellos definen
la organización de maneras similares; siendo considerada un medio antes que un fin lo que
lo coloca en un plano teleológico de acción con arreglo a fines como lo propuso Fayol y lo
sustentó Weber. Las organizaciones son algo cuya razón de existencia proviene de la necesidad
de producir resultados concretos, mediante la eficiencia del trabajo, es decir para alcanzar
unos objetivos, buscando equilibrarlos con los deseos y aspiraciones de los individuos que las
integran, mediante altos niveles de desempeño. No se plantea abiertamente la naturaleza de
los objetivos organizacionales, pero una cuidadosa lectura de la obra, permite identificarlos
con los propuestos por el padre del neoliberalismo, Milton Friedman, según el cual “en una
economía libre, solo hay una única responsabilidad social de los negocios: usar sus recur-
sos e involucrarse en actividades dirigidas a aumentar sus ganancias, siempre y cuando se
mantenga en una competencia abierta y libre, sin decepción ni fraude” (Friedman, 1962).
Drucker traduce a Friedman, determinando como fundamento de los objetivos el compro-
miso de la organización en obtener la máxima tasa de ganancia, lo cual tipifica su propuesta
de administración por objetivos en el plano de la ideología, entendida como el discurso que
reivindica los intereses del capital, para este caso.
Para el enfoque behaviorista la organización es un sistema de comportamientos sociales
interrelacionados, de aquellas personas que la integran o son miembros de ella (Galvis,
2000). La interrelación se determina por la existencia de una transacción permanente de
incentivos y retribuciones entre los individuos y la organización en la cual los primeros
deben ser suficientes para garantizar la permanencia y compromiso de los individuos y las
segundas, suficientes para permitir el mantenimiento o incremento de los incentivos, en
una espiral creciente de beneficios mutuos. No se requiere gran esfuerzo para entender la
presencia de un discurso ideológico en defensa del capital, a partir del ocultamiento del
objetivo trascendente de la creación de ganancia, en beneficio de un agente social que no
se incorpora en el análisis, pero es el beneficiario final de las transacciones de creación de
beneficio.
Según la teoría del desarrollo organizacional, las organizaciones son sistemas dinámicos
que requieren ajustes y adaptaciones a los permanentes cambios demandantes de respuestas
urgentes a partir de la consideración de que los objetivos individuales son completamente
compatibles con los de la organización y por tanto se les puede demandar compromiso con
ella. Los cambios mencionados pueden surgir en el interno o en el entorno y la organización
debe ser sensible a los cambios producidos y ajustarse a ellos (Galvis, 2000). También aquí
se predica la compatibilidad de los objetivos de la organización, con los de los individuos;
al establecer que las organizaciones reciben contribuciones mediante el trabajo y remuneran
con estímulos mediante el salario, reduciendo las relaciones sociales a las existentes entre
capital y trabajo, actuando armónicamente como un acto de voluntad, consolidándose como
ideología de manera análoga a la construida en la administración por objetivos y la teoría
del análisis organizacional.
• El último enfoque y el más reconocido conceptualmente es el de sistemas, según el cual la
organización es un sistema complejo en el que lo que ocurre no puede ser previsto de manera
inequívoca, sino por medio de la lógica de las probabilidades (Galvis, 2000). Según el autor
de la definición, el sistema se integra por partes, en una relación dinámica determinada en
función de una actividad y operando sobre insumos para producir salidas en el ciclo del
sistema, todos ellos en forma de datos-energía-materia. Es decir, el concepto de sistema se
describe en función de entradas, proceso, salida y queda expuesto a su tipificación por fuera
de los sistemas sociales, constituyéndose en neodescripciones de viejas teorías relativas al
maquinismo tayloriano o el organicismo de Fayol y con énfasis en aspectos instrumentales.
El enfoque sistémico ofrece elementos prometedores para la construcción del concepto de
organización, pero a condición de relacionar los elementos que la integran y no las analogías
que crean ilusiones de transparencia (Bachelard, 1981, p. 125-126).
movimientos de interacción que hacen difusa tal frontera, aun en los enfoques de sistemas
en sus consideraciones de lazo abierto, porque solo se reconocen tales para ser influidos
por los cambios y eventualmente influir, pero no para interactuar.
• Las definiciones no son tales, solo constituyen descripciones pero no explicaciones del
objeto, como consecuencia de su consideración empírica.
• En las descripciones, casi siempre generalistas y eventualmente pormenorizadas, no tiene
espacio la distinción, base del desarrollo del conocimiento.
medio, por cuanto requiere de él una serie de recursos, tales como materias primas, trabajo,
capital, conocimiento y mercados, comunicación y tecnología, entre otros). El análisis de las
relaciones de la organización con su entorno explica las relaciones de poder y dependen-
cia existentes. La provisión de recursos permite a los agentes sociales externos establecer
contraprestaciones orientadas a la satisfacción de sus propios intereses, tales como precios,
disponibilidad de inventarios, plazos, garantías estratégicas, capacidad de servicio de la
deuda y otros de cada interés - agente.
En esta teoría se desarrolla una metodología de análisis organizativo, orientada a la iden-
tificación de los recursos necesarios y los proveedores de los mismos, para establecer las
características y fricciones que pueden surgir con estos agentes, lo cual determina estrategias
de relación que en últimas constituyen relaciones de poder. La influencia de los agentes
externos, su capacidad de imponer condiciones de prevalencia en las relaciones de poder
dependen en gran medida de la escasez y criticidad de los recursos requeridos. Los recur-
sos son críticos cuando resultan indispensables para que una organización desarrolle sus
actividades, y escasos cuando existen limitaciones de provisión en términos de oferentes
y cantidades.
Para la teoría de la dependencia de los recursos la gestión estratégica en las organizacio-
nes se fundamenta en las relaciones con el entorno, en la perspectiva de alcanzar mayor
autonomía o reducción de la dependencia. Las estrategias recomendables se orientan a la
diversificación de proveedores y clientes, la integración vertical y horizontal, las estrategias
innovadoras de mercadeo o la influencia en la determinación de condiciones ambientales
en lo económico y lo jurídico. Es evidente el énfasis de esta teoría en considerar como factor
determinante de la eficacia la capacidad relacional con el entorno para establecer o buscar
condiciones de autonomía o disminuir los niveles de influencia externa por los mecanismos
abiertos o encubiertos de ejercicio de poder.
• La teoría de la ecología de las poblaciones, desarrollada inicialmente por Hannan y Free-
man (1977), comparte con la teoría de dependencia de los recursos la hipótesis de que las
organizaciones dependen de su entorno, dado que éste es el suministrador de los recursos
que necesitan para funcionar. A diferencia con la teoría de la dependencia de los recursos,
la cual realiza sus análisis desde adentro, la teoría ecológica lo hace desde afuera, desde el
entorno, para establecer patrones aplicables a grupos de organizaciones y grupos de recursos
en un medio en que las organizaciones compiten por recursos escasos.
En esa perspectiva se construyen nichos conformados por recursos demandados y organi-
zaciones demandantes, en un ambiente de competencia, haciendo que los últimos y sus
acciones y relaciones dentro del grupo afecten la supervivencia y éxito de los miembros
individuales del grupo en el proceso evolutivo de la población, incorporando por tanto
la aplicación de teorías evolucionistas de corte biológico, solo sobrevivirán los más fuer-
tes. El proceso evolutivo se analiza a partir de variables relativas a variación, selección
y retención.
La variación tiene lugar en nicho organizativo a través de la innovación emprendedora
(nuevas organizaciones) o la adaptación de organizaciones ya establecidas.Las nuevas
organizaciones, formadas por nacimiento o adaptación, constituyen el rango de elecciones
de que el entorno dispone en el proceso de selección. Dicha selección se realiza en función
Según Gray (1996, p. 48) en la teoría de los partícipes se introduce una segunda varian-
te en la que se toman en cuenta las necesidades y posibilidades de los stakeholders,
considerando la existencia de conflictos y disentimientos. La organización solo alcanza
reconocimiento social si su sistema de valores es coherente con el de la comunidad,
generando amenazas a la legitimidad de la organización, sí ésta no las considera en
forma idónea y oportuna.
La legitimación del sistema de valores de la sociedad en que la empresa se constituye
debe superar las tradiciones y expectativas que la sociedad tiene y adaptarse a su di-
namismo, requerimientos y preferencias para garantizar la atención inmediata de las
necesidades de cada uno de los participantes, e incluso excediendo las perspectivas
sociales a las que deberá anticiparse oportunamente con una actuación proactiva ade-
cuada. Si la organización no está en posibilidad de identificar situaciones críticas debe
aminorar o resolver problemas y sus debilidades y efectos consecuentes para reducir
los obstáculos a su normal desempeño. La organización debe manifestar su legitimación
a través de la emisión de resultados que puedan ser conocidos. Así, los informes de
responsabilidad social organizacional son esenciales para refrendar su actuación con
legitimidad. La contabilidad se ve influida por conceptos e ideas que imperan en el
contexto social, tratando de normalizar los comportamientos de individuos y procesos
que sean útiles para legitimar acciones de las firmas para que prevalezcan intereses
auténticos y naturales en la empresa.
• Otra teoría válida para establecer la importancia de la consideración del entorno en el
concepto de organización es la que trata de los partícipes o grupos de interés. La teoría de
los stakeholders que se desarrolla en el campo de la responsabilidad social organizacional
ha adquirido importancia capital (Ullmann, 1985; Gray, 1996 y 1997; Donaldson y Preston,
1995; Roberts, 1992).La definición más aceptada de stakeholders la proporciona Edward
R. Freeman (1984, P. 25) en la publicación de su estudio “Strategic management: A stake-
holder approach”, donde señala que los “partícipes son cualquier grupo o individuo que
influye o es afectado por la actividad o los objetivos de la compañía, los que pueden tener
un sinfín de formas y clasificaciones y que además, estarán determinados en buena parte
por las propias características y dimensiones de la empresa”.
Existen diversas perspectivas para determinar quiénes integran los grupos de interés,
una de ellas es la teoría de la agencia, la segunda teoría de la agencia según Matessich,
que los clasifica desde el financiamiento y la inversión. Los partícipes del financiamiento
corresponden a los aportantes de recursos, tales como socios, inversionistas, prestamistas
y proveedores, mientras los fundamentales de la inversión son la administración y los
trabajadores. Desde perspectivas más integrales de responsabilidad social se han incluido
los clientes, consumidores, aseguradores, competencia, Estado y comunidad en general.
Todos estos partícipes tienen intereses en las actividades de la organización y ejercen
poder en torno a su funcionamiento y por tanto las organizaciones deben actuar por el
interés común, superando la visión estrecha y cortoplacista de centrar su acción en los
intereses del capital.
valor económico de los recursos y esto define como objetivo de las organizaciones a la
sustentabilidad, entendida dentro de una concepción ecológica para permitir la existencia
vital de futuro y no como una armonía soportada en relaciones costo beneficio en el plano
de la riqueza (ver Tabla 5).
La dimensión social de la organización está integrada por agentes sociales que interactúan
en ella, estén o no presentes en el proceso administrativo porque como se ha anotado la
frontera interno-entorno es difusa. Una enunciación básica de los agentes sociales permite
identificar que algunos de ellos están de manera indiscutible dentro de la organización y
han sido el elemento considerado en los clásicos dentro de sus concepciones maquinistas
u organicistas, como es el caso de la Burocracia (administración) y el Trabajo, sobre los
cuales se sustentaron las teorías de división del trabajo por especialidad y la existencia
de contribuciones y recompensas. Pero existen otros agentes sociales capitales en la
organización, que interactúan, están dentro y fuera, en el interno y el entorno, no solo
influyen las decisiones sino que las toman mediante particulares mecanismos de ejercicio
de poder. Estos agentes sociales son los clientes, consumidores, inversionistas estratégi-
cos y rentistas, prestamistas, proveedores, otros acreedores, aseguradores, competencia,
Estado y sociedad o comunidad.
Cada uno de estos agentes tiene intereses en la organización, especialmente relacionados
con el plano económico, ejerce poder en el plano jurídico-político y posee valores en el
plano cultural, ninguno de los cuales puede superponerse a los derechos vitales de la
sociedad. El subsistema jurídico político no debe entenderse en los límites de la legiti-
midad del Estado sino en la legitimidad social, que determina la existencia de relaciones
jurídicas estatutarias y contractuales, es decir en el plano de la creación privada de derechos
y obligaciones.
En la dimensión patrimonial, emergen los patrimonios ecológicos que expresan el derecho a
un ambiente sano y la cultura organizacional como columna vertebral del capital simbólico,
que logra, por el establecimiento de sistemas de valores compartidos, no sobre la volun-
tad de algún agente en particular, sino sobre el concepto de interés público, que pretende
determinar las virtudes orientadoras de la acción organizacional. Derivados de ellos los
patrimonios económicos con sus elementos de capital fijo y variable, no necesariamente
en la perspectiva de generación de ganancia sino en el de la conservación del patrimonio.
Igualmente se incorporan los sistemas regulatorios interno y externo, porque constituyen
un elemento capital del control necesario para el funcionamiento del sistema, mediante la
debida delimitación del ejercicio de poder por parte de los agentes sociales.
La dimensión social y patrimonial de la organización se relaciona para dar dinámica a
la organización mediante el mantenimiento de la vida con base en ejercicio de derechos,
procesos de trabajo fundamentados en intereses concurrentes, desde luego sobre la base
del interés público. Los procesos son acciones de poder y conflicto que por su permanencia
establecen patrones de comportamiento o lo que es lo mismo, el proceso es un patrón de
comportamiento determinado por acciones de poder y conflicto. Los procesos se relacionan
con las instituciones para dar origen a las estructuras como mecanismos de distribución del
ejercicio del poder y el desempeño de los individuos, inspirado por valores.
Es claro que el concepto de interés público se hace capital en la conformación de la organi-
zación y su concepto en distintos tipos de organización social y política es capital para el
entendimiento de la historia y la conformación de los tipos de organizaciones. El interés
público cobra significados determinados por las relaciones sociales y la organización política
según existan agentes y sectores sociales hegemónicos.
Todo el sistema actúa con arreglo a fines, conformando una estructura teleológica. Esos
fines u objetivos adquieren diferentes significados determinados por las relaciones sociales
y políticas del sistema social.
A partir de la identificación, construcción o descubrimiento del objeto de conocimiento
de la administración se inicia el camino de la invención, la innovación y la explicación
histórica de sus características trascendentes, de los problemas sustanciales a resolver,
sus principios o leyes fundamentales, la descripción y explicación de sus elementos, la
solución de enigmas y el desarrollo de tecnologías para buscar solución de problemas
fácticos, abandonando la condición de servidumbre de otros campos como la economía,
el derecho, la psicología y la sociología para emerger como conocimiento autónomo.
Un concepto es una idea que permite el entendimiento de un objeto que puede generalizarse
a todos los de su especie. Las definiciones tradicionales han generado confusiones de diversa
índole y tal vez la más importante de todas es la existente entre control y evaluación, situada
en la sima de las dificultades, que pueden resumirse de la siguiente manera:
• Si el control permite la reorientación de conductas para ajustarlas a algún parámetro o
a un plan organizado, no cabe duda que la evaluación no es control y en tal circunstancia
actividades como la auditoría no se integran al concepto ya que son acciones posteriores y
no se puede pensar en gestión ni en control retroactivo, es imposible controlar el pasado.
Entonces, es claro que auditoría no es control, es tan solo evaluación, no permite reorientar
conductas y tan solo permite en su máxima expresión una justicia retributiva, nunca la
protección del interés público.
• Todas las definiciones propuestas son parciales, se limitan a funciones especiales del
control que se estructuraron como islas independientes como consecuencia de la aplicación
de principios propios de los clásicos en la llamada administración científica, como es el
caso de la división social del trabajo por la especialización, dando origen a una sumatoria
de modelos muchas veces inconexos en su práctica y divorciados en su significado. Desde
esta perspectiva no existe control, tienen presencia controles.
• Las definiciones propuestas se concentran en la empresa entendida como mecanismo de
reproducción del capital, es decir a solo un tipo de organización material, ontológica, y no
a la organización como objeto de conocimiento o campo específico de trabajo.
• Los diferentes controles así conformados se limitan a descripciones funcionales, que
evolucionan como analogías distractoras (maquinismo, organicismo) y su consecuente
caracterización como mantenimiento, reconstrucción, prevención o curación.
• Ha existido un divorcio entre controles naturales y antrópicos. Las definiciones de orga-
nización subordinadas a la economía, y la consideración de ésta como cosmos, ha ocultado
el factor determinante de la naturaleza y su marco relacional con la sociedad en el concepto
de control.
• Cuando la administración dio reconocimiento a la dimensión social sin estructurar los
elementos determinantes de su integración y creando ilusiones de transparencia, ocultó
las relaciones y variables que las organizaciones incorporan, el control absorbió las con-
secuencias, desconociendo la dimensión humana o considerándola unilateralmente para
establecer el objetivo de promover la adhesión de los trabajadores a las políticas gerenciales,
dándole una dimensión ideológica.
• Los conceptos de control se mantuvieron en el plano ideológico, entendido como discurso
protector de los intereses de un determinado sector social, generalmente hegemónico. Por
regla general se protegieron los intereses y objetivos del grupo social hegemónico como
propios de la organización.
• Como consecuencia del enfoque empírico, reconocedor de la organización como objeto
material, se estableció una frontera entre el control de la organización y su entorno, des-
conociendo los reales movimientos de interacción que hacen difusa tal frontera, aun en
los enfoques de sistemas en sus consideraciones de abiertos, porque solo se consideran
tales para ser influidos por los cambios y eventualmente influir, pero no para interactuar
(ver Cuadro 1).
Seguridad:
Conjunto de medidas destinadas a garantizar el normal desarrollo de los hechos, evitando
injerencias que obstaculicen el alcance de unos objetivos.
Plan de seguridad:
Ordenación sistemática de normas y actividades que evitan las desviaciones de hechos, en el
logro de objetivos.
Elementos del plan:
Sistemas de prevención, sistemas de vigilancia
Sistemas de reacción, sistemas de evaluación
Mecanismos de alarma
Control
Conjunto de sistemas que conforman el plan de seguridad, compuesto de normas, procedi-
mientos, actividades y actitudes conducentes al logro de un objetivo
Fuente: Construcción del autor
* Poder es la capacidad real o potencial para hacer que otros actúen de determinada forma, en beneficio del pode-
roso. Es decir, el poder es influencia sobre las actividades de los otros para satisfacer las propias necesidades.
ción) sobre la cual no sólo se sustentan, sino de la cual proceden todas y cada una de las
demás áreas o instancias. Estas son, en consecuencia, derivativas y determinadas desde
dicha base y constituyen una “superestructura”. El poder, desde ese punto de vista, está
referido al conjunto de la sociedad, pero reside ante todo en el control de los recursos y
de las relaciones de producción, ya que el control de las demás instancias es derivativo y
determinado. El poder es, allí, una cuestión básica de la sociedad porque el control de los
recursos y de las relaciones de producción, es decir, la base del poder en la sociedad, está
siempre en disputa, aunque los resultados de esas luchas están en relación, inclusive en
dependencia, con lo que ocurre en la “superestructura”” (Quijano, 2001).
Esta perspectiva del poder reconoce el conflicto, pero considera que éste es exclusivo del
sector hegemónico en las relaciones sociales de producción y constituye la fuente del
control sobre los recursos y la producción, determinando que los subordinados carecen
de la posibilidad de ejercerlo. El concepto incorpora varias limitantes, solo se refiere a la
esfera económica de la sociedad en los aspectos relativos a la reproducción de la riqueza
y éste no es el universo de las organizaciones y, lo más importante, termina conceptuando
que poder y control son sinónimos, o por lo menos están orgánicamente integrados en un
determinado agente social.
Desde la sociología, el estructural-funcionalismo admite la idea de sociedad al aceptar
el concepto de estructura social, nombrando las áreas de acción de los individuos a
partir de su determinación por el consenso, de manera similar a las tesis del liberalismo,
reconociendo el conflicto como una oposición de variantes dentro del consenso. “De
ese modo, las acciones individuales pueden ser distinguidas en cuanto áreas separadas:
sociedad, economía, cultura, cada una con sus propias estructuras, es decir patrones e
instituciones de acción social, y sus propias funciones o modos de operación o acción”
(Quijano, 2001).
La concepción de poder aquí expuesta tiene líneas divisorias con estas teorías, lo define
como dominio, acción que logra que otros actúen para la satisfacción de los propios
intereses, las propias necesidades y en tal circunstancia incorpora las categorías de
dependencia y conflicto. La dependencia es la subordinación al poder, la necesidad
de alguien o algo para poder actuar o ser, impulsada generalmente por la necesidad o
por sentimientos de impotencia. El conflicto es la oposición material de poderes por
la hegemonía.
El poder social descansa entonces sobre la dominación, la explotación y el conflicto. La
dominación subordina a los otros, los hace dependientes, en tanto que la explotación se
caracteriza como la obtención de los demás en beneficio propio, sin retribución justa o
compartición. Estos presupuestos son el origen del conflicto (Ver tabla 6).
solidaridad, humor,
adaptabilidad
Cuidado, adaptabilidad, Sistemas de seguros, Cooperar, prevenir, pla- Contorno vital,
autonomía, equilibrio, ahorro,seguridad nificar, cuidar, curar, contorno social,
solidaridad social, defender morada
Protección
sistemas de salud,
legislaciones,
derechos,
familia, trabajo
Autoestima, solidari- Amistades, parejas, Hacer el amor, acariciar, Privacidad, intimidad,
dad, respeto, tolerancia, familia, animales expresar, emociones, hogar,
generosidad, receptivi- domésticos, plantas, compartir, cuidar, culti- espacios de
Afecto
sensualidad
El poder se ejerce sobre las conductas de los individuos, sobre las estructuras determinadas
por los procesos y las instituciones. El poder es el determinante de los comportamientos
que por su permanencia originan los procesos y se ejerce en el plano interno por los agentes
sociales hegemónicos que actúan al interno de la organización o en el entorno de la misma,
sin olvidar que esta fronterización es artificial y se torna difusa.
De acuerdo con las características de la organización el poder es asimétrico, tiene dife-
rentes intensidades para los diversos agentes sociales que lo ejercen como interacción, lo
cual supone la existencia de consensos o como conflicto que implica competencia por el
dominio y eventualmente puede fundamentarse en la fuerza cuando de organizaciones
autoritarias se trata.
Finalmente el poder desarrolla estrategias de realización, entre las cuales se destacan la fuerza,
la riqueza y el conocimiento (Toffler, 1990). El poder fundamentado en la fuerza tiene pocas
probabilidades de éxito en la sociedad actual, dado que su mayor expresión es la violencia
física o simbólica, esta tiene amplio rechazo social y solo se aplica en organizaciones totali-
tarias, tiránicas. Lo corriente es que el poder se soporte en la riqueza, a través de sistemas de
recompensa por la sumisión, porque estas satisfacen determinadas necesidades y alimentan
sensaciones de crecimiento de la libertad. El poder también puede fundamentarse en el co-
nocimiento que genera subordinación a la experticia, pero en este campo no deben aceptarse
engaños, el conocimiento puede ejercer poder en los procesos de trabajo, pero normalmente
está subordinado a la riqueza.
La organización es un escenario de conflictos originados por el ejercicio de poder de los
diferentes agentes que pretenden que las decisiones se orienten a satisfacer sus intereses,
surgidos de necesidades humanas, unas veces más intensos, otras interactuantes según los
niveles de asimetría entre los agentes sociales.
En ese medio se define el control, no como manifestación del poder absoluto, lo hace
como establecimiento de barreras al ejercicio exorbitante del poder. El control actúa con
fundamento en el interés público, busca que las decisiones alcancen la máxima satisfac-
ción de necesidades humanas para todos y cada uno de los agentes sociales, neutraliza el
ejercicio exorbitante del poder mediante acciones de satisfacción de necesidades y con
la incorporación de satisfactores.
Los satisfactores son mecanismos de eliminación de tensiones, de solución de con-
flictos a consecuencia de satisfacer o por lo menos aliviar las necesidades humanas,
dado que logran saciar apetitos o pasiones, o al menos calmarlas o contenerlas, dar
solución a dificultades, pagar las obligaciones, premiar los méritos y cumplir condi-
ciones o exigencias.
El control es una institución de interés público, porque regula las relaciones entre agentes
sociales, Se ralentiza como una acción de vigilancia autónoma e independiente. Con base
en la definición de control se determina que éste constituye una institución que tiene
como función social ejecutar un plan de vigilancia integral a través de controles físicos,
jurídico-normativos, operacionales, administrativos, sociales y de información en las
organizaciones.
El sujeto de control es una organización que de acuerdo con el principio contable de siste-
micidad, puede ser representada en todos sus aspectos por un sistema de cuentas, lo cual
implica que la oportunidad y cobertura del control integral se materializa en este sistema
que describe a la organización controlada.
Las Técnicas de Interventoría de Cuentas que debe utilizar el control se refieren a la opor-
tunidad, cobertura y características del control.
Para efectos de este estudio se tomará el enfoque de gerencia estratégica, lo cual es solo exis-
tencial, encontrando allí las mismas tres etapas. El nivel de planeación se integra por Visión,
Misión (incluye Valores) y Objetivos (incluye la determinación de políticas y estrategias); la
etapa de ejecución la constituyen las actividades y los productos que de ellas se obtienen,
incorporando elementos como dirección y coordinación y la etapa de evaluación la inte-
gran la rendición de cuentas y los impactos de las actividades sobre naturaleza y sociedad.
Así se consolida el modelo de control, en relación con la oportunidad, al actuar sobre la
planeación (control a la estrategia), la ejecución (control a la gestión) y la evaluación (con-
trol a los resultados).
• Control a la estrategia. Es un control del futuro, en él se evalúan elementos de la orga-
nización y su cultura, las políticas y estrategias, los presupuestos y la asignación de recur-
sos. A través de la planeación, la organización diseña su futuro y logra que cuando este se
ralentice se esté asistiendo a un futuro revisitado (Gabiña, 1995). Es el escenario de control
de futuro que fundamenta el sentido de la oportunidad del control, este debe actuar antes
de que se causen siniestros sobre bienes sociales u objetivos y su propósito es coadyuvar a
la viabilidad de las organizaciones en todos los referentes del alcance del control.
• Control a la gestión. Es un control in sito, en tiempo real, sobre las actividades y productos,
desde luego no considerados como mercancías sino como logros y tiene como propósito
coadyuvar a la productividad. Permite detectar irregularidades y desarrollar mecanismos
de alarma y reacción inmediata.
• Control a los resultados. Es un control que actúa sobre informes e impactos y tiene el
doble propósito de evaluar la objetividad y transparencia de la información, así como los
impactos de la acción organizacional sobre las comunidades, los agentes sociales y el medio
natural en que se realizan las actividades.
El segundo componente de la cobertura del control es el alcance que este realiza sobre los
sistemas de la administración, los cuales no tienen una estructura o composición estándar,
dependen de cada organización y sus particulares formas administrativas.
Se refiere a la forma como se determinan los procesos y las actividades mediante las cuales
se realiza un determinado objeto social y puede abordarse desde la estructura que descri-
be la distribución del poder o desde las actividades que permiten obtener determinados
productos según sea la política gerencial. Lo descrito en la Tabla 7 constituye un ejemplo,
el encabezamiento de las filas de la matriz de cobertura varía de una organización a otra y
determina la imposibilidad de estandarizar los modelos de control, estos dependen de cada
organización en particular. Lo estandarizable son las metodologías de control.
Alcance Oportunidad
Estrategia Gestión Resultados
Ambientes naturales
Organización
Finanzas
Mercadeo
Producción
Talento humano
Recursos técnicos
Contratación
Recursos físicos
Tributación
Información
Fuente: Construcción realizada por el autor.
organización ilumina nuevos caminos y concepciones cuando nos permite establecer que
ésta tiene fronteras difusas entre lo interno y lo entorno.
Se definió el control como el establecimiento de barreras al ejercicio exorbitante de poder
por parte de cualquiera de los agentes sociales y muchos de ellos no tienen presencia física
en la actividad organizacional pero influyen o incluso determinan las decisiones tomadas
al interior de éstas. El control actúa con independencia frente a esos agentes sociales y por
tal afirmación se debe entender que no privilegia ni discrimina a ninguno de esos agentes,
luego actúa sobre todos y en cualquiera de ellos puede lograr reorientación de conductas en
la perspectiva del interés público (ver Tabla 8).
El ambiente entorno influye en las acciones del ambiente interno y este no puede ser contro-
lado sin la consideración del otro. En general, lo que la gerencia estratégica ha denominado
entorno es el origen de amenazas y oportunidades para la organización, es decir, los riesgos
pueden tener origen en el entorno y si este se desconoce la organización puede llegar a
situaciones de crisis, independientemente de los niveles de integridad, transparencia,
oportunidad y pertinencia en el manejo de los factores internos.
Resulta imposible, en términos de gestión y de control, negar las interrelaciones existentes
entre el patrimonio natural y la acción organizacional, no solo por los intercambios de as-
pectos tectónicos o contaminantes que desde lo endógeno y lo exógeno generan deterioro
ambiental y afectan los diferentes procesos organizacionales, sino porque esta variable origina
manifestaciones de poder de las comunidades y el estado, de clientes y proveedores en el
interno de las organizaciones y a través de tales poderes afecta los procesos de producción,
Conclusiones
Este trabajo ha permitido avanzar en un proceso de construcción teórica y tecnológica a
partir de la aplicación del método histórico y su complementación con una aplicación
sistémica. Efectivamente, se partió de una reconstrucción histórica del control antrópico
para reconocer sus características.
El proceso no ha sido sencillo, requirió la solución de enigmas teóricos de la mayor comple-
jidad y que eventualmente se separan de las pretensiones de la investigación. La redefinición
del concepto de control recabó similar desarrollo de la organización, una deuda pendiente
El sujeto de control es una organización que, de acuerdo con el principio contable de siste-
micidad, puede ser representada en todos sus aspectos por un sistema de cuentas, lo cual
implica que la oportunidad y cobertura del control integral se materializa en un sistema de
cuentas que describe a la organización controlada.
Bibliografía