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Recreación de parte del mito. Se observa cómo el prisionero sólo puede observar
proyecciones del mundo que son meras apariencias de las esencias.
Descripción
"Alegoría de la caverna" por Markus Maurer
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido
a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas
todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que
acontece a sus espaldas.
Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y
obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva
realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la
primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el
hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la
caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad
exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible)
fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a
ver directamente "el Sol y lo que le es propio",[5] metáfora que encarna la idea de Bien.
Interpretación esotérica
La interpretación de la Alegoría de la caverna hay que buscarla muy al final del libro VI
y en el libro VII de la República de Platón, una interpretación que es puramente
epistemológica, no en vano comienza la historia con estas palabras:
Nada más terminar la narración del mito nos cuenta Platón, por boca de Sócrates, qué
representa cada una de las imágenes que se exponen en él.[9] Corresponde a las sombras
y a los hombres que las producen en el mundo que percibimos por los sentidos o mundo
sensible; y la hoguera al Sol que todo lo ilumina y nos permite ver. La ascensión al
exterior de la cueva figura el ascenso al mundo inteligible, mundo en el que se
encuentra la idea de Bien[10] representada por el Sol.
Ambos mundos son reales, pero el inteligible posee más entidad siendo fundamento de
todo lo sensible. Pertenecen a este mundo las esencias o ideas y, de entre ellas, la idea
de Bien es fundamento de todas las demás ideas y por ende de lo sensible.
Pero, con todo, esta explicación que nos da Platón no es más que una nota al margen de
lo que esta alegoría pretende dar a entender. Eso sí, es necesaria para entender el camino
del alma hacia el mundo inteligible.[11]
Dado que la República es un tratado político, cabría esperar que tras la alegoría se
escondiera una mayor referencia a la teoría política de Platón que a la epistemología y a
la educación o paideia, pero no es así aunque algo de política tenga.
Pero, como alegoría que es, no tiene perfecta correspondencia con el pensamiento de
Platón. Por ejemplo, el personaje es continuamente obligado a ascender en los grados de
conocimiento porque, como dice el propio Platón al terminar de narrar la alegoría, el
saber es costoso y no suele hacerse de buena gana,[15] mientras que más adelante, ya
terminado el mito, Platón señala que no es deseable usar la fuerza para que los niños
aprendan.[16]
En la política platónica no hay tal obligación externa encaminada a que los hombres
asciendan en los grados de conocimiento, nadie ha de ser arrastrado tal y como narra la
alegoría. Si acaso, la única obligación de la que habla Platón en su política es de una
obligación moral de todos los ciudadanos para que asuman con responsabilidad el deber
de educarse lo mejor que puedan conforme a su capacidad por mor del mejor bien de la
polis. Un bien que consiste en ser dirigida rectamente, es decir, conforme a razón.
Los propios alumnos, guiados por maestros mediante el uso de la dialéctica, irán
alcanzando por sí solos los distintos grados de conocimiento hasta el límite que la
capacidad de cada uno de ellos determine.
Las connotaciones políticas que este mito tiene son secundarias o indirectas. De todas
las obligaciones a la que es sometido el prisionero de la alegoría, la única que realmente
se mantiene en la teoría política platónica es la de que tanto el personaje de ella como el
sabio han de ser obligados igualmente a abandonar la contemplación del mundo
inteligible (el Sol y la idea de Bien respectivamente) para dirigir a sus conciudadanos[17]
debido a que ese regreso para asumir el gobierno de la Polis aleja al sabio de la mayor
felicidad: el seguir contemplando la idea de Bien. Esta obligación es más interna que
externa, su fuerza reside en la responsabilidad que tiene el sabio de cara a la Polis para
que ésta alcance su bien,[10] esto es, para que todos los habitantes se guíen conforme a la
razón al ser dirigidos por el sabio.
Con todo Platón es consciente de que muy pocos son capaces de llegar al más alto grado
de conocimiento. Ello le llevará a proponer que también han de desempeñar la función
de gobernar, en un gobierno que es temporal y rotatorio, los que más hayan accedido al
mundo inteligible por medio del pensamiento.[18] El motivo de la rotación es limitar en
el tiempo la función de gobernar para no hacer más gravosa aún la obligación de
desatender el estudio y contemplación de las esencias al hacerla perdurar excesivamente
en el tiempo.
Interpretaciones exotéricas
Como a casi todo texto alegórico, a la Alegoría de la caverna no le faltan
interpretaciones que han sido dadas al margen de la que le dio su autor en la Academia.
El motivo principal que lo causa es el hecho de que casi toda la obra de Platón
conservada[19] es de carácter exotérico, es decir, destinada a los no miembros de la
Academia y por tanto accesible al gran público. Esto determinó que Platón dotara a su
obra de una extraordinaria belleza literaria por las imágenes propuestas, pero con poca
precisión conceptual en muchas de sus partes. El quedarse sólo en la lectura de la
alegoría sin atender a las explicaciones que de él nos dio su autor, ha dado lugar a todo
tipo de interpretaciones.[20]
Véase también
Solipsismo
Platón
Teoría de la reminiscencia
Idea de Bien
Referencias
1. ↑ Cfr. Caverna de Platón. Diccionario de filosofía. Dtor: Ferrater Mora
(1979)
2. ↑ Platón. Fedro. 254e y ss.
3. ↑ Cfr. Platón. República. 514a.
4. ↑ Op. Cit. 514a - 517a.
5. ↑ Platón. República 516b. Madrid: CEPC (1997). Traducción de José
Manuel Pabón y Manuel Fernández-Galiano.
6. ↑ Op. Cit. 517a.
7. ↑ Op. Cit 514a. Traducción de José Manuel Pabón y Manuel Fernández-
Galiano.
8. ↑ Esta palabra será creada unos años más tarde de la muerte de Platón,
pero, dado que nos estamos refiriendo al mismo tipo de saber al que Teofrasto
nombró por primera vez, es corriente este uso anacrónico.
9. ↑ Cfr. República 517a - c. También en Ibid 532a - b.
10. 1 2 La idea de Bien está completamente desprovista de todo sentido
ético, para el mundo griego el bien estaba referido a lo metafísico-teleológico, en
términos actuales sería equivalente a lo útil. Cfr. en GUTHRIE. Historia de la
Filosofía Griega. Madrid: Gredos (1990), Vol. IV, pág. 497 y ss.
11. ↑ Cfr. Jaeger. Paideia. Madrid: FCE (2004) pág. 693
12. ↑ En realidad no todo era mudable, Heráclito halló un principio que todo
lo regía, con lo que no se distanciaría tanto de la epistemología parmenidea.
13. ↑ Ninguno es falso, sino más o menos válidos.
14. ↑ Cfr. República 511d - e. También en 533a y ss.
15. ↑ Cfr. Ibid 517b.
16. ↑ Cfr. Ibid 537a.
17. ↑ Cfr. Ibid 540b.
18. ↑ Cfr. Jaeger. Paideia. Madrid: FCE (2004) pág. 665.
19. ↑ La excepción son sus cartas conservadas.
20. ↑ Véase supra el ejemplo dado en La política subyacente en la alegoría
Bibliografía
Enlaces externos
Texto español del mito de la caverna
Texto español en el sitio de la Biblioteca de Clásicos Grecolatinos.
o Textos griego y francés en el sitio de Philippe Remacle (1944 - 2011).
Vídeo reflexivo sobre el mito de la caverna en YouTube
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