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https://davidtopi.net/el-peso-del-alma/
En todos los casos medidos, el equipo del doctor MacDougall notaba que, en el
preciso momento en el que la persona agonizante exhalaba su último aliento, el
platillo que contenía las pesas descendía súbitamente, elevándose, por
consiguiente, el lecho con el cuerpo situado en el otro platillo, mostrando así que
algo invisible, pero ponderable y pesado, había dejado atrás el cuerpo. En
seguida, todos los diarios que se hicieron eco del experimento, anunciaron que el
doctor Mac Dougall había “pesado el alma”.
No era el alma
Todas las tradiciones y escuelas de misterios acogen de buen grado, el hecho de
que la ciencia moderna pueda ejecutar experimentos que la metafísica, o las
enseñanzas esotéricas, han venido diciendo desde hace milenios, ya que ayuda a
corroborar desde otros puntos de vista, y para otro tipo de personas con una
concepción menos abierta a este tipo de ideas y conocimientos, lo que sabios de
todos los tiempos siempre han conocido y transmitido en sus enseñanzas. Los
experimentos del doctor Mac Dougall mostraron concluyentemente lo que
clarividentes, chamanes y personas con percepción extrasensorial desarrollada
han visto suceder, y contado, a lo largo de los siglos, el abandono del “vehículo
físico”, de aquello que lo “ocupa”, cuando este es ya descartado y no necesitado.
Sin embargo, eso que registraron las balanzas del experimento no era el alma,
pues esta pertenece a planos y niveles superiores de vibración, de energía, que ni
el más sutil de nuestros aparatos sería jamás capaz de pesar. ¿Qué fue entonces lo
que registró la balanza del doctor Mac Dougall? Nada más que la salida del
cuerpo etérico, o cuerpo vital, como se llama también, y que es el primer cuerpo
no físico que, junto con el resto del complejo multidimensional que somos,
abandona al vehículo químico y orgánico cuando este fallece. El cuerpo vital, el
cuerpo etérico, si que tiene peso, por ser y pertenecer aun al plano físico, aun en
sus sub-niveles más elevados y superiores, compuesto por cuatro tipos de
“materia etérica” diferentes, pero lo suficientemente denso para que pueda ser
registrado por nuestros aparatos actuales de medida.