Está en la página 1de 4

Evolución del Estado (1800 hasta la actualidad)

1800
La Revolución Francesa, fue la detonante de la ruptura política, jurídica e histórica del
Antiguo Régimen, cuestión a la que contribuyeron en gran medida la Ilustración y el
Enciclopedismo. El concepto de libertad política se asienta en el rechazo a una sociedad
dividida, la lucha por la separación de poderes bajo la idea de una soberanía nacional
representada por la voluntad de la nación y no en el Rey al considerar que este ya no es
el “rey de los franceses” se haría realidad el 3 de septiembre de 1791, al proclamar la
Asamblea Nacional Constituyente la primera Constitución escrita que es aceptada por
Luis XVI, con el lema oficial “Liberté, Égalité, Fraternité”.
1917
El Estado Socialista apareció en 1917 en la Rusia de ideología marxista que luchaba por
la desaparición de la propiedad y de las clases sociales, configurándose en base al
principio del federalismo socialista. En cuanto al Totalitarismo Fascista tendría como
principal representante a Benito Mussolini, al mando del Partido Nacional Fascista, que
perduró desde 1922 hasta 1943.
Sin embargo, la inmensa Rusia carecía de Parlamento, y la quiebra del Estado imperial a
resultas de la Gran Guerra, pues “el poder estaba tirado en las calles” (Wallerstein,
2004), orientó a los bolcheviques a la toma del poder por la vía insurreccional, dando
lugar a la Revolución de 1917.
1918
Finalmente decir que en la primera mitad del siglo XX asistimos a la creación de un
considerable número de nuevos Estados, como resultado del fin de la Primera Guerra
Mundial, de la quiebra subsiguiente de los imperios austro-húngaro y otomano (aparte
del ruso, ya comentado), y de la aplicación del Tratado de Versalles. Por un lado, en la
Europa central y del Este (en los Balcanes) se promueven nuevos Estados formalmente
soberanos, pero con gran debilidad institucional y débil arraigo y legitimación social,
aparte de que se plantean sobre realidades socio-culturales y étnicas muy complejas. Y
por otro, en Oriente Próximo y Medio se establecen nuevos Estados también, pero bajo
la supervisión directa (Protectorados) de las grandes potencias coloniales europeas
(Gran Bretaña y Francia), de acuerdo con lo establecido en Versalles y en el marco de la
Sociedad de Naciones, con delimitaciones arbitrarias y con el reparto del petróleo de la
región como telón de fondo.
1940
El Estado antes de la Segunda Guerra Mundial en los países centrales El Estado-nación
se fraguó lentamente como representante legítimo de la “nación”, sustentado en la
ficción del “pueblo” soberano, una vez que las estructuras de poder dejaban de
legitimarse desde el Cielo, y tenían que buscar su legitimidad aquí en la Tierra,
especialmente desde la Revolución Francesa. Pero como nos dice Wallerstein (2004)
“en casi todos los sitios el Estado ha precedido a la nación, y no a la inversa, a pesar del
mito contrario
1946 - 1975
El Estado Social no se consolidaría definitivamente en los Estados centrales hasta el fin
de la conflagración mundial. Hizo falta una crisis mayúscula mundial, una quiebra
prácticamente total de las estructuras de los Estados de Europa occidental, un auge sin
precedentes de la movilización social (incluida las fuerzas armadas populares de la
resistencia contra el dominio nazi y fascista), y un avance de la proyección de la URSS
hasta la mitad de Europa, para que las fuerzas de la derecha y el capital se avinieran a
negociar con las de la izquierda parlamentaria un nuevo modelo de Estado
Los gobiernos socialistas prácticamente coparon el panorama político europeo
occidental durante treinta años, y en donde no fue así las fuerzas cristianodemócratas
aplicaron políticas parecidas. El Estado, más que nunca, se convirtió en el campo de
cristalización institucional (o estatización) del conflicto social (Holloway, 2002). Se
abrió pues un nuevo pacto entre el capital y el trabajo, que afectó a todo el edificio
institucional estatal, pues era el Estado el que lo iba a garantizar. Pero, además, para
hacer posible este nuevo pacto, la “muchedumbre”, a través de su representación
institucional, fue admitida en el corazón de la creación del dinero, y los bancos centrales
pasaron a nacionalizarse, o estatizarse, en muchos de los países centrales; o bien el
Estado ganó una mayor influencia sobre ellos, aparte de que se crearon muchos bancos
estatales. Lo que junto con el fuerte incremento de la fiscalidad sobre los sectores más
favorecidos permitió una ampliación muy sustancial del gasto público social.
1990
Por otra parte, a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, se desarrollan
estructuras organizativas fuertemente burocráticas, no sólo dentro del propio Estado,
sino asimismo en las grandes empresas de este periodo de progresivo predominio del
capitalismo monopolista y de la lucha inter-imperialista por el control de los espacios
coloniales.
Eran, como nos dice Weber, verdaderas “Jaulas de Hierro”, sumamente estratificadas y
jerarquizadas, aunque también pudieran llegar a ser un hogar psicológico, que confería
una cierta estabilidad y perspectiva profesional de medio plazo a los trabajadores. La
pirámide weberiana se convirtió en la realidad que dominó vastas organizaciones hasta
el último tercio del siglo XX, necesaria para procesar actividades complejas que
requerían el manejo de cantidades crecientes de información. Incluso el Estado del
Bienestar también adoptaría, más tarde, la forma de una pirámide burocrática.
2000
Pero las democracias parlamentarias a principios del siglo XX podían contarse con los
dedos de las manos. Apenas 15 países tenían sistemas formalmente democráticos (a
comienzos del siglo XIX eran tan sólo 3: EEUU, Francia y Suiza). Y después de la
Primera Guerra Mundial los Estados democráticos saltan a 25, Alemania entre ellos
(Taylor, 2008). En general los países más ricos de Europa Occidental, aparte de EEUU.
La democracia parlamentaria era una forma de aminorar la fuerte confrontación social y
la falta de legitimidad de las estructuras de poder político, muy clara desde la segunda
mitad del XIX (tras las revoluciones de 1848), pues el voto desactivó las ideas más
radicales sobre la participación colectiva en la toma de decisiones (Wallerstein, 2004).
De esta forma se afianza en el seno de la Segunda Internacional la vía reformista para la
toma del poder del Estado de forma parlamentaria.
En definitiva, a lo largo del siglo XX el Estado-nación hijo de la Revolución Francesa, y
una expresión más del Estado moderno, terminó de viajar por el mundo entero. Pero el
nuevo Estado-nación que la población había saludado como una institución para
protegerle de sus antiguos amos, se acabó convirtiendo en la gran mayoría de los casos
en una amenaza permanente para “los muchos”, salvo por supuesto para las elites y para
unas limitadas “clases medias”, allí donde los procesos de industrialización propios
habían llegado a tener un mayor recorrido, antes de la llegada de la “globalización” de
las dos o tres últimas décadas del siglo XX. Eran en todo caso estas poblaciones las que
pudieron sentirse más identificadas con el Estado como tal, porque les pudieran alcanzar
unos mínimos beneficios de ciudadanía. El resto de la población, en general, no, sobre
todo en los Estados de menor trayectoria histórica, y muy en especial en África
subsahariana. De esta forma, a esta nueva oleada de Estados-nación de muy complejos
orígenes les fue muy difícil ganar en legitimidad y empezaron a entrar en crisis ya antes
del despliegue del nuevo capitalismo global de las últimas décadas. Si bien algunos de
ellos, pocos y en general los más grandes, lograrían solventar en parte esa crisis y
resurgirían con fuerza posteriormente como nuevos Estados “Emergentes” en el nuevo
marco de la “globalización”.
2001
Más allá de los formalismos constitucionales, una vez conquistada la independencia y
concluidas las luchas internas entre conservadores y liberales que generalmente dieron
como resultado el establecimiento de Estados liberales, América Latina, no ya desde el
punto de vista jurídico constitucional, sino desde el punto de vista socio-histórico ha
pasado por cuatro formas de Estado.
En otros términos, desde la independencia, salvo algunos intentos de constituir
monarquías imperiales (el caso de Maximiliano de Austria en México, por ejemplo),
han existido cuatro tipos de Estados enmarcados en concepciones políticas y jurídicos-
constitucionales diferentes:
 El Estado liberal-oligárquico, cuyas raíces están en la doctrina positivista de
Comte y Spencer, que sirvió de inspiración a los distintos despotismos
ilustrados, quienes acogieron las ideas de progreso y asumieron el slogan “orden
y progreso” propuesto por el fundador de la doctrina;
 El Estado nacional-popular o populista, el cual va a surgir profundamente
vinculado a los grupos avanzados del Cono Sur, y su máximo representante es
Juan Domingo Perón;
 El Estado autoritario-burocrático, representado fuertemente por dictadores como
Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia y
posteriormente, José Leónidas Trujillo en República Dominicana, la dinastía de
los Somoza en Nicaragua; y
 El Estado neoliberal, representado por la mezcla de Augusto Pinochet en Chile y
los gobiernos democráticos posteriores.
2002-2010
En la primera década del siglo XXI, América Latina se encuentra en evolución,
revolución, resistencia o rebelión, según sea la óptica del observador (Álvarez, 2008).
En este sentido, América Latina se ha convertido en un foco de resistencia al
imperialismo y al neoliberalismo a partir de los levantamientos en Venezuela (1999),
Brasil (2003), Argentina (2003), Uruguay (2004), Bolivia (2006), Ecuador (2007),
Nicaragua (2007), Paraguay (2008), El Salvador (2009), Perú (2011). Estos ciclos de
gobiernos post-neoliberales han reclamado la anulación de las privatizaciones,
nacionalización de recursos naturales y democratización de la vida política.

Desde 2008, el capitalismo se arrastra en una crisis. Nuevas generaciones perciben


que este sistema solo les depara un futuro cada vez más oscuro. Clarificar los objetivos
de nuestra lucha se vuelve primordial para ofrecer una perspectiva socialista y
revolucionaria a quienes salen a las calles cada vez más frecuentemente a enfrentar las
consecuencias de este sistema de explotación y opresión.

Bibliografía

Castillo, C. (04 de Noviembre de 2019). Ideas de Izquierda. Obtenido de La actualidad


de El Estado y la revolución de Lenin: https://www.laizquierdadiario.com/La-
actualidad-de-El-Estado-y-la-revolucion-de-Lenin
Der Ursprung der Familie, des Privatigenthums und des Staats. (1884). En F. Engels, El
origen de la familia, la propiedad privada y el estado (pág. 124). Hottingen-
Zürich: Jaime Onemix.
Durán, R. F. (2009). EL ESTADO EN EL MUNDO DURANTE EL SIGLO XX.
Ecologistas en acción, 43.
Míguez, P. (2009). EL NACIMIENTO DEL ESTADO MODERNO Y LOS
ORÍGENES DE LA ECONOMÍA. Nómadas, 22.
Quintero Niño, E. (2018). EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ESTADO Y LA
CONSOLIDACIÓN DEL CONSTITUCIONALISMO LIBERAL ESPAÑOL.
Auctorictas, 25.
Rincón Castillo, E. (2012). Evolución histórica del Estado-Nación en América Latina:
del liberalismo al posneoliberalismo. Cuestiones Políticas, 26.

También podría gustarte