Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
:'
re
ii
7rl'io A",,lr"lu
e hryos
r"
f*) ¡ ¡ÍIttum
/
ti frttrp ,>
7T
ffi
i.S.t
á
$,
. En los ejemplos siguientes propongo formas de aprgxim4rse a la e-¡p-g_11gngla #r
artístiü a trávéé de !o gUq-pq4q*gq,v,er,{!¡-qcta y espontáneamente, E"s-1-e- 1!p-gde #
'Íf,
oUierváCiOn nri pnióisa-ñinguna formación especial; pero sí. exige-p4-deggl-de :i'dl"
i::j!:
miiái'óon
mriar ¿étenimiento lo que
con detenlmlento qüe el
e[ artrsta plaimado. uuanco
artista ha plasmaco.. h atenclon
Cgg1ao la á1én9!ón ya esra
ééiá
f*tr
fú-*;f"bj"tl*, tát formas y los colores,'así como'lal-ñ1aóiijñés-dé"Umams y
distáncias, entregan graciosamente su significado
.
Cuando los ojos de los espeótadoies-Confían en la inmediatez de la visión, las
obras de cualquier estilo, medio o periodo abren las puertas de lo que al principio
parecia secteto. Los ejemplos que he seleccionado proceden del Museo de Artes
Plásticas de Boston, pero ilustraciones igu.almente adecuadas de una experiencia
artística fructífera pueden encontrarse en cualquier lugar dpnde el buen arte con-
verja con la mirada.
73
72
espacio real. ¿Ve Catalina realmente a su salvador? Sí, pero sólo puede unirse a
é1 si abandona la prosperidad mundana para acogerse a la vacuidad exaltada del
martirio.
langia_s,.Y el pintoq el santo patrón del gremio de los pintores y autoidel retrato rsl:r:
de la virgenjunlo al cual la leyenda cuénta que se oían las voóes de los ángeles
que cantaba.l "Al9fuya", esboza un nápido boiquejo arápiz del tema elegidó. Es
como si la liberación de la ceremonia medieval áespertasé un decreto tradñional a
favor de una espontaneidad nueva y casual.
1435'
Figura 7. Rogier van der weyden, san Lucas pintando el retrato de la virgen,h.
Museo de A¡tes Plásticas' Boston
75
74
m\
il
templando algo que es mucho más que un hacha o algo totalmente diferente. Lo
que se mantiéne ls una imagen, de tam¿ño reducido y forjada con el metal más
ftno putu expresar la gran dignidad del objeto representado'
En Cnoisos se encontraron asimismo hachas dobles más grandes, fabricadas
en bronce, pero también éstas servían de objetos rituales, que se exponían en salas
sagradas ó^ceremoniales. Esta información nos lleva a mirar de nuevo el objeto
puiu como un emblema, en una posición frontal como si de un rostro
Lrr*uno"ont"-plarlo
se datase. Los dos extremos de que consta ya no sepalan con violencia su
fimción práctica, anulándose mutuamente, antes bien actian como alas que man-
tienen la simetriá de h forma en un equilibrio lleno de vida. El mango se ha con-
vertido en la columna vertebral y apreóiamos la elegancia de las curv_as cimbrean-
t"r" i;; horizontales hacia afuerá yias verticales hacia adentro: una forma lo bas-
tante hermosa para servir como divisa de una civilización'
.i.¡!,
i;;. Nuestra forma interactua con el espacio que la rodea, avatrz& y retrocede, de
ri,
.li'il
modo que no tiene por qué peflnanecer aislada, sino que -admite gustosamente
a:., De hechoiencontramos filas enteras de hachas dobles en cuadros o cin-
i ";;p"ñj".
celaáas en los muros o en los pilares sagrados del palacio, que conviven
en aÍno-
con otros iímbolos,lntremezclándose con Sus vecinos como
nía o combinadas
r.tpé"i""r áe bailarines cogidos de la mano._La cultura minoica podía permitirse y no
,"i pu"ift"u. Protegida por Jl océano, la isla de Creta comerciaba con bienes
y sI el hacha doble era en verdad un afma, se utilizaba para agasa-
"on'*"ou"us,
jar a utgUoa díosa guerrera. Desde otro punto de vista, el hacha doble se
incorporó
";i;;l;i" de ensortijadoi ornamentos vegetales y criaturas marinas
"oÁuitrá"iott
ondulantes que nos máravillan en las vasijas cretenses'
Figura 9. David Smith, Cubi XWI, 1964, Museo de Artes Plásticas, Boston
'8 79
W
'iji
':! i
*ri.
],.]1!
J¡¡N SruÉoN Csar¡rN: Naturaleza muerta con tetera, uvas y pera (h. 1764)
;$.
un cuadro pequeño (figura 10), de unos treinta centímetros de alto, nos dis- r ,:i¡;
pensa nn recibimiento placentero y distinguido: la calidez de una tetera, unas uvas
apetitosas, unas castañas comestibles y una hermosa pera bien madura. Aparte de
una gratitud fugaz por su presencia ¿qué más le debemos a este cuadro?hesulta
1j.!:i
que nos habla sobre temas importantes. Esta joya francesa nos atrae de un modo , :ri;l)
más directo que las profusiones de comestibles y flores de la pintura flamenca del .t.7:t:\
siglo anterior. Inesperadamente, hay algo en Ia natutaleza muerta de chardin que ::irr.'"1
80 8l
advertencia contra las tentaciones pecaminosas de los alimentos fastuosos o como
vehí_culo de mensajes simbólicos. No obstante estos pretextos arrogantes, este tipo
de. objetos- se_representaban a menudo como parte dé h base sólidá que nos trans-
mite la vida doméstica. Reposaban encima de una mesa y estaban sujétos a la fuer-
za de la gravedad. Por paradójic o qtre parezca, esta trivialidad tranquilizadora está
casi completamente ausente de nuestro cuadro, que por lo demáj no podría ser
más banal. La base sustentadora ha quedado reducida a una iepisa estreóha y aun-
que podemos suponer que la corneta y la partitura estropeada están bien sujetos a
la puerta, nuestros ojos los contemplan como si flotasen ón el vacío.
La segundad que ofrece la base horizontal deja paso gradualmente a la liber-
tad del fondo vertical. En el extremo inferior izq-uierdo, Ia ja¡;a descansa con la
suficiente frmeza en el pedestal formado por los dos Húros y'ia blancura sustan-
cial confirma su poder como centro de referencia. sin embargo, muy cerca de ella,
la partitura rebelde oculta la base y el violín, etéreo como un6ailaríñ, gira sobre su
extremo redondeado.
Libres de la atracción coordinadora de la gravedad, estos objetos dependen
exclusivamente de su propia ley. La inclinación de uno es tan válida comó h del
siguiente, de modo_.que nos háflamos frente a un mundo con un orden espacial
curiosamente pluralista. cada objeto sigue su propia orientación con una fijiación
obstinada y aislada; sin embargo, se responden unos a ohos con una sensibilidad
suprema. se trata de una representación claramente modema que no logró plena
aceptación hasta veinte años después de su realización. El impaóto del cubismo, el
espectáculo de unidades separadas que forman una unidad nueva e innovadora,
queda anticipado en lapequeflez de un salón anticuado. Es de suponer, aunque se
percibiera. con poca claridad, que esta concepción anárquica dél mr¡ndo éstaba
muy por debajo de la conciencia de un artista iuyos contunporáneos se contenta-
ban con la virtuosidad de la simulación inocua y óon h celebiación del hogar.
tienen una carga simbólica. Thérése sujeta su rostro y con un ademán de la mano ,ri.i' Picasso en Guernica*
izquierda casi oculta toca el hombro de su marido, provocando un contacto tímido,
como si pidiese protección y apoyo, y aplacase al maestro propenso a la irritación. Medio siglo puede ser suficiente para que una obra de arte dé el paso decisivo
Todo esto interviene como respuesta a la falta de sensibilidad casi brutal de la entre el pt"settt" y el pasado. Algunas obras son cohetes espectaculares, propulsa-
dos a la'fama casi initantáneaménte, iluminan el paisaje durante unos segundos y
:::t::.
mano derecha dominadora del esposo. Esta posibilidad de reflejar la verdad cap-
tando el momento oporhrno surgió gracias al nuevo arte de la fotografia. Se desvanecen para siempre. Más interesante resulta el caso contrario, es decir el
de obras qo", ttut un perlodo de reconocimiento parcial, alcanzan gr-adualmente la
cumbre, impulsadas pbr su propia fuerza y ayudadas por el poder del tiempo.
El Guernica de Pablo Picasso ha llegado así a la cima y se conserya en una
sala en forma de santuario del Prado de Madrid**, pero no empezó su andadura en
el valle propiamente dicho. En 1937 , fiie seguramente obvio que había ocurrido un
acontecirniénto de importancia cuando uno de los artistas más reconocidos del
momento aportó, a través de un enorme mural público, un comentario.oficial sobre
la brutaüdád dictatorial de ese día. Y, sin embargo, tanto resonaban nuestros
oídos, durante esos años, con el ruido de la violencia fascista en España, en Ale-
r:,t::
.l;:i .
iátogrufiur del lienzo dÁfrnitivo tomadas en distintas fases del trabajo, el Guernica
- **bü*d" por primera vez bajo el títu10 "Forty-five Years After Guernica", Michigan Quarterly
Review22 (inviemo 1983), págs. l-8.
** Desde agosto de 1992 se'encuentra en el Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofia' [N' del T']
84 85