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Articulación I. Parte 1 (PROPIO)
Articulación I. Parte 1 (PROPIO)
En la época moderna se parte de que el hombre tiene autonomía, que es un sujeto capaz de
posicionarse frente al mundo y de actuar libremente, un ser con personalidad propia, dotado
de singularidad en el cosmos.
Estos tres plantean una visión donde el hombre se convierte en un ser esencialmente
problemático, un enigma para sí mismo que ya no tiene referentes sólidos para definirse ni
para marcar su singularidad en el mundo.
También demuestran en sus diferentes campos que no hay un sujeto fundador, sino que es
el resultado de fuerzas o inercias que lo sobrepasan. Entonces el hombre deja de ser el amo
del mundo, la moral, la historia o la racionalidad para convertirse en una expresión de la
historia o del inconsciente. La conciencia pierde su condición de ideal regulador al perder su
soberanía sobre el mundo y sobre sí mismo.
Siguiendo con este autor, la sospecha teológica y la reducción a Dios como una
construcción humana están relacionadas con él. Ha estado removiendo los fundamentos de
la civilización occidental.
• La expresión también puede referirse a otros pensadores de los siglos XIX y XX. Una
gran variedad han cuestionado los fundamentos tradicionales del mundo; se podrían
incluir a autores como Seren Kierkegaard, Max Stirner, Franz Kafka, Michel Foucault
y E.M Cioran.
• Para Max Scheler las visiones tradicionales sobre las cuales se construía el hombre
han sido puestas en cuestión. El hombre culto occidental tiene dificultades para
encajar los tres ámbitos de influencia de su cultura: la esfera griega, la esfera
judeocristiana y la visión moderna del hombre.
• David García Bacca dice que el hombre ha pasado de ser un tema a un problema en
el siglo XX, como resultado de una crítica radical a los antiguos planteamientos.
• La sospecha no cae en el terreno vacío de las ideas, sino que nos afecta totalmente;
adquiere un tono trágico y sobrepasa la esfera intelectual, abre nuevos campos de
explotación que no siempre nos atrevemos a visitar.
Capítulo II: La filosofía, práctica de la sospecha.
Cuando se impone la sospecha, se inicia un viaje que no sabe cuándo ni cómo acabará.
José Ortega y Gassat decían que la filosofía no era una ciencia, sino una indecencia la cual
procuraba desnudar la realidad, mostrándola tal y como es; siendo esto posible tan solo
poniendo en duda los esquemas y preconcepciones habituales.
Al cuestionar sobre lo que nunca se ha cuestionado, el espíritu asciende, se hace más
sabio, más humilde, más tolerante.
•
• Aristóteles dice que ha un solo Dios que este es la causa primera, el primer motor
inmóvil y la vida plena.
• Era propio de los filósofos griegos sospechar del politeísmo y de las creencias y
supersticiones de sus coétanos.
• Jenofonte afirma que los hombres caracterizamos a los dioses según nuestros
atributos humanos. Reduce la teología a pura antropología.
Descartes desmantela el realismo ingenuo,la creencia de que las cosas son tal como las
percibimos. Introduce la sospecha sobre los sentidos y las verdades aprendidas en las
instituciones educativas.
• Charles Darwin pone bajo sospecha la visión tradicional del hombre y del origen de la
especie humana al considerar que el ser humano es el resultado evolutivo y que
procede de especies inferiores a él.
La vida se va abriendo paso desde formas simples hasta más complejas. El ser humano es
parte de este proceso y no es diferente del resto de seres vivos, sin embargo, ha
desarrollado ciertas facultades siendo particularmente singular en el universo.
La visión de Darwin entrará en conflicto con la interpretación literal del Génesis, ya que
según San Agustín, las entidades existen como tal porque Dios las creó al inicio de los
tiempos.
La sospecha darwinista exigirá a los teólogos un proceso de reinterpretación y reelaboración
sobre el concepto del hombre.
• Edmund Husserl elabora un método que existe como paso necesario la épokhé, la
puesta entre paréntesis de todas las preconcepciones o visiones preestablecidas del
fenómeno que se pretende investigar. Exige prejuicios y preconcepciones para vaciar
la mente de todas las ideas y nociones adquiridas para acercarse con pureza a la
verdad de las cosas.
Una forma es practicar la indiferencia, evadiendo las interrogantes que éstos plantean,
renunciar a sus voces. Esta forma de menosprecio es un acto de cobardía. La evasión no
implica tan siquiera la recepción de la obra. Es una forma de dejadez y complacencia en la
realidad que se vive.
• Lluís Font dice que se debe señalar en qué aspectos los maestros de la sospecha
tienen razón y de qué manera sus consideraciones pueden solucionar cuestiones que
se han planteado y replanteado durante siglos. Hay que desmitificar a los
desmitificados e identificar los aspectos históricos que poseen falta de coherencia, o
directamente sin ilógicos.
Capítulo IV: Las sospechas de Karl Marx.
• Esta visión del autor se la ha denominado como materialismo filosófico; tradición que
empieza en la época griega, hasta la actualidad; implica que es el resultado de un
conjunto de combinaciones que al azar, han hecho posible un ser autoconsciente, con
capacidad de autonomía y de convertirse en el señor de la historia.
• La comprensión del ser humano como pura organización material (entidad compuesta de
materia y movimiento) choca con la visión antropológica platónica y cristiana.
• Para Platón el ser humano es un ser espiritual dotado de un alma que ha quedado
encerrada en un cuerpo. Mientras que Marx se ubica en la perspectiva monista
materialista, en la cual el humano se explica únicamente por un principio y no hace falta
referirse a dos para comprender su realidad.
• El dualismo plantea dos principios para explicar la realidad humana: el cuerpo (soma) y
el alma (psique); donde lo más específico del ser humano es precisamente lo que no se
percibe por los sentidos: el alma. Esta visión plantea que el cuerpo es caduco, efímero y
mortal, mientras que el alma es eterna.
• Desde el cristianismo el ser humano se explica como una realidad única, creada como
un ser singular por Dios y constituida por diferentes dimensiones: el cuerpo (basar), el
alma (nefesh) y el espíritu (ruah).
También parte del hecho de que hay un mundo material, objetivo, más allá del sujeto y que
además, lo podemos conocer. Entiende que las cosas están fuera de la mente y qu son
materiales, hechos positivos. (Según Agustín Comte).
Según Marx, ser sensible es ser real, es ser objeto del sentido. Acceder a al realidad pasa
por los sentidos externos. Ser sensible significa ser pasivo (ileidend), estar dispuesto a
sufrir. La realidad queda configurada por una pluralidad de seres objetivos que actúan los
unos sobre los otros.
Entonces podríamos decir que el hombre es un ser fruto de su acción, resultado de ver a
través de sí mismo y del rechazo de toda dependencia.
Plantea a su vez que el hombre llegará a ser totalmente independiente, amo de sí mismo, y
podrá dominar la naturaleza, sometiéndola a su control.
Critica que el producto del trabajo NO pertenece al trabajador: cuanto más entrega el
hombre al trabajo, más pobre este se vuelve, quedando alienado en su producto. Entonces,
el trabajo alienado es autoalineación.
El hombre hace de su actividad real, de su esencia, el motivo de su existencia. Los amos
son los propietarios de los instrumentos de producción y por consecuencia de los productos
del trabajo y de los trabajadores mismos, mientras que los esclavos son los que trabajan
para el provecho de este poder extraño y bajo su dominio.
• Marx define a la historia como una lucha permanente de grupos humanos opuestos,
entre señores y esclavos. Desde su punto de vista es necesario que la clase
explotada tome conciencia de su situación injusta y se rebele contra la clase
dominante para instaurar un régimen justo e igualitario. Esta toma de conciencia,
junto al sentido de pertenencia a una clase y la confianza en el colectivo, podrá
cambiar la situación y lograr un futuro mejor.
• Excluye la posibilidad de pensar las clases desde el punto de vista externo. Es decir,
el burgués mira el mundo con ojos de burgués y no puede hacerlo de otra forma.
• También dice que el ser humano es un ser histórico y social definido por su
pertenencia a un mundo determinado de producción; la identidad personal se
disuelve en la clase, y la conciencia individual no es individual, sino el fruto de una
pertenencia.
Emmanuel Mounier determina a la verdadera liberación del hombre como “revolución del
corazón”, en la cual se exige una transformación del hombre y no solo de sus condiciones
de vida.
• La filosofía de Marx sigue latente en varias partes del mundo; sin embargo no esta es
muy esclava de contextos y situaciones.
• Hegel, y luego Marx, dicen que los pueblos son y configuran su Estado tal como
imaginan a su Dios. De esta manera la religión es según Hegel, el concepto que el
pueblo tiene de sí mismo; donde un pueblo que tiene a la naturaleza como Dios no
puede ser un pueblo libre. Solo cuando Dios es concebido como un espíritu superior
a la naturaleza, como una persona, se convierte él mismo en espíritu y llega a ser
libre.
Sin embargo, para Marx, la religión constituye la base sobre la cual se eleva la
superestructura dependiente y condicionada por esa infraestructura. Según él, con el
cristianismo, por primera vez han sido posibles los Estados libres, porque solo en aquel se
reconoce el derecho infinito de la personalidad.
En una de sus obras plantea que el conocimiento de Dios es el conocimiento del hombre
mismo, y que la religión es la relación del hombre consigo mismo. Entonces Dios es una
alteridad imaginada, creada por el mismo hombre.
Según Feuerbach el ser divino no es más que el ser humano separado de sus fronteras de
individualidad, considerado y venerado como si fuese otro ser, en el que proyecta perfección
inimaginable.
• Para Marx se podría decir que hay dos fuentes de representaciones religiosas, pero
que ambas al conocer la finitud de la existencia humana y dolor que esto trae,
mantienen la fe en Dios. Estas representaciones son:
• Por otra parte el autor reduce el hombre a la historia. Estudia las determinaciones
sociales, económicas y políticas que llevan al hombre a imaginar tal divinidad llamada
Dios. Siguiendo su planteamiento, el Estado y la sociedad, imperfectos, injustos e
inhumanos, crean una conciencia falsa del hombre respecto a sí mismo: la
conciencia religiosa. Esta, a su vez, es necesaria para consolar a los hombres por
vivir en este mundo cruel e injusto; tener fe les da más justificación y consuelo. Sin
religión el mundo no podría mantenerse en pie.
Considera la maldad en el mundo como causa de la religión, y lo que hay que combatir
entonces, es el mundo que causa la religión y no a la misma.
También afirma que querer demostrar la existencia de Dios es una debilidad de la razón.
Dios existe solamente para el hombre que considera el mundo como irracional. La “no
razón” es la existencia de Dios.
Afirmar su existencia es alejarse de la razón (la considera atea). La trascendencia es una
ofensa a la libertad y por tanto, a la dignidad humana. Dios es un obstáculo para la
libertad humana. Considera que su existencia imposibilita la autonomía del hombre,
entonces prefiere negar su existencia antes que negar la autonomía humana.
• Marx dice que ser radical es tener conciencia de las propias raíces. La raíz del
hombre es el hombre mismo; éste es la esencia más alta para el hombre.
Por otra parte también es criticada como opio, como narcótico y sedativo: genera efectos
estupefacientes en el hecho de que refiere a una felicidad trascendente que enseña a
aceptar la desdicha de la tierra. La religión podría satisfacer al espíritu, la conciencia, la
imaginación, pero no de una manera real y universal. Se convierte en una medicina que no
contribuye a curar la enfermedad sino que palía sus efectos. Entonces, privar al hombre de
esto podría considerarse inhumano.
• LA TESIS XI DE MARX:
Esta política de interpretación es una lucha por el sentido que busca violentar los
imaginarios colectivos para redefinir el proceso de producción simbólica, mediante el cual
una sociedad y una época se explican a sí mismas el funcionamiento del Poder.
La cultura puede ser ininteligible (incomprendida) a menos que se pueda pensar como
inscripta (objeto de, atravesada por) un campo de fuerzas en pugna (enfrentamiento), un
campo de poder en el cual se resuelve la constitución de identidades colectivas. Estas
identidades producidas por el conjunto de representaciones de sí mismos con el que los
sujetos interpretan su práctica social, suelen llamarse “imaginarios” o “ideologías”.
Lutero por otra parte dice que no se necesita de una tradición para comprender los escritos
de la Biblia, sino que basta con una simple lectura para extraerle la verdad; sin embargo
esta lectura debe ser con una hermenéutica la cual es la traducción de la lengua vernácula
(propio del país/región que trata la persona).
Lo que se llama como “Modernidad” es pródiga en tales catástrofes. Esta puede ser definida
como estado de catástrofe permanente la cual instaura el conflicto de las interpretaciones
y la lucha por el sentido como su régimen de existencia mismo, en el cual combaten las
estrategias productoras de nuevos acontecimientos del Logos.
> Pensar en la interpretación como una intervención en la cadena simbólica que produce un
efecto disruptivo, y o un simple desplazamiento, es poner en evidencia su carácter
ideológico, y someter a crítica la relación del sujeto con ese “relato”.
Al modificar el sentido podemos cambiar nuestra realidad. Faukner decía que interpretar el
mundo era, para él, poner el mundo que antes no existía. Las artes en general crean un
“mundo”, donde a veces resulta que esos mundos son verdaderos.
NIETZSCHE, FREUD Y MARX. Por M. Foucault. Posterior discurso incluido.
Ellos han cambiado la naturaleza del signo y modificado la manera en cómo el signo en
general podría ser interpretado. A partir del siglo XIX por estos tres, los signos se han
sobrepuesto en un espacio mucho más diferenciado, según una dimensión que se podría
llamar de profundidad, pero a condición de no entender por ella la interioridad sino, la
exterioridad.
Con esto decir que la interpretación ha llegado a ser una tarea infinita; los signos se
encadenan en una red inagotable porque hay una apertura irreductible.
Este trío inició la sospecha de que el lenguaje no dice exactamente lo que dice. En el
sentido de que, lo que manifiesta, puede no ser la realidad, que la protege y encierra a esta,
transmitiendo otro sentido. Este a su vez, es el sentido más fuerte y el sentido “de debajo”.
Los griegos lo llamaban la allego ría y la hiponïa.
Por otra parte, el lenguaje desborda de forma verbal, y que hay muchas otras cosas en
el mundo que hablan y no son lenguaje. Un ejemplo de esto: lenguaje corporal, de
símbolos, los cuales pueden decir mucho más que palabras. La naturaleza, el mar, los
animales, puede llegar a manifestar lenguaje no verbal. Para los griegos era semaïnon.
• El siglo XIX fundó su propio sistema de interpretación, el cual lo que daba lugar a la
interpretación era la semejanza. Donde las cosas se parecían, donde eso se parecía,
alguna cosa quería expresarse y podía ser descifrada.
La teoría del signo y las técnicas de interpretación en aquella época eran una definición
perfectamente clara de todos los tipos posibles de semejanza y fundamentaban dos tipos de
conocimientos perfectamente distintos: cognitio que era el paso en cierta forma lateral, de
una semejanza a otra; y divinatio que era el conocimiento en profundidad, yendo de una
semejanza superficial a una semejanza más profunda.
En este siglo los signos disponían de una manera homogénea en un espacio que era
también homogéneo y esto en todas las direcciones.
• Freud dice que hay tres grandes heridas narcisistas en la cultura occidental: la herida
causada por Copérnico; la que provocó Darwin cuando descubrió que el hombre
descendía del mono, y la herida hecha por Freud cuando él mismo descubrió que la
conciencia reposaba sobre la inconsciencia.
La muerte de la interpretación consiste en creer que hay signos que existen como señales
coherentes, pertinentes y sistemáticas. Al contrario, la vida de la interpretación, es creer que
no haya sino interpretaciones.
La hermenéutica y la semiología son dos enemigos.
• Otra forma de interpretación en psicología que dota del siglo XVI: Junt opone el
símbolo al signo, siendo el signo el que debe ser traducido en su contenido latente,
mientras que el símbolo habla por sí mismo.
• La importancia del signo se produjo a finales del siglo XVIII o a comienzos del siglo
XIX; hubieron factores muy importantes, sin embargo el descubrimiento de las
lenguas indioeuropeas fue algo muy influyente (sospecha de las lenguas).
La reflexión en torno a los imaginarios sociales es uno de los caminos más prometedores
que se abren para una emancipación de los pueblos con tal de impedir una nueva forma de
esclavitud.
Estos hechos históricos apresurados sitúan un interés por lo imaginario más allá de una
moda. Lo manifiesta como objeto de reflexión y estudio. Ciertamente lo había hecho el
romanticismo también pero de una forma intuitiva y con conceptos discutibles y poco
afortunados, sin embargo se crearon teorías que hoy nos resultan más próximas.
Esta es considerada como el caso más difícil posible por los estudios sociales de la ciencia,
pues tiene muy poco que ver con un lenguaje puro y universal que sobrevuela las
diferencias culturales y los avatares de la historia.
Utilizando los imaginarios se podía pensar sin recurrir (e incluso negando) a nuestros
sacrosantos propios de identidad, no contradicción y tercio excluso, sustituyendo el
incuestionable principio de causalidad por un principio de sincronicidad, que vincula los
fenómenos en el espacio en lugar de encadenarlos en ese tiempo lineal al que nosotros
llamamos “el tiempo”. Se podía pensar por analogía y no por abstracción, sin pretender
arrancar un lenguaje ideal (como el de matemática) de su origen imaginario.
• PRIMER ENSEÑANZA:
En cierto sentido, el imaginario está antes que las imágenes, haciendo posibles unas e
imposibles otras. El imaginario educa la mirada en la forma que mira las cosas a través
de las configuraciones imaginarias en las que el ojo se alimenta.
Cada imaginario marca un cerdo, SU cerco, pero también abre todo un abanico de
posibilidades, SUS posibilidades. A su vez, es lo que cada uno habitamos, entonces nos
obstruye así ciertas percepciones, apartándonos de ciertos caminos, pero también pone
gratuitamente a nuestra disposición toda su potencia, todos los modos de poder de los que
él dota.
• SEGUNDA ENSEÑANZA:
El viaje hacia los supuestos orígenes (estos, como observaba Foucault siempre son su-
puestos) faculta para captar lo que tienen de participio los “hechos”: permite verlos como
resultado de un hacerse, y de un hacerse al que van moldeando los distintos avatares
imaginarios que acaban consolidando tal hacerse en un hecho puro y duro. Estos estudios
no nos hacen aventurar fuera de los supuestos y creencias compartidos por ambos
imaginarios: el de origen y el originado.
Por otra parte, las reiteradas cruzadas racionalistas contra el imaginario se han llevado a
cabo en nombre de imágenes, en nombre de esas imágenes abstractas y depuradas de
connotaciones sensibles que son las “ideas”.
Lo imaginario construye identidades pero no parece tener nada que decir de la destrucción
de esas mismas identidades ni sobre los conflictos y modos de dominio que atraviesan y
dualizan las sociedades con Estado.
En los demás casos, el espejo deforma los hechos, invirtiéndolos como se invierte la imagen
en la “cámara oculta”.
Nietzsche decía que la realidad está constituida por ilusiones que se ha olvidado que lo son,
por metáforas que, con el uso reiterado y compartido, se han reificado y han venido a
tenerse por “las cosas al y como son” .
Lo imaginario alimenta esa tensión entre la capacidad instituyente que tiene toda
colectividad y la precipitación de esa capacidad con sus formas instituidas, congeladas.
Esta doble dimensión asegura respectivamente la capacidad autoorganizativa del común
como su posibilidad de permanencia, tanto su aptitud para crear nuevas formas como su
disposición para recrearse en sí misma y afirmarse en lo que es.
3) El imaginario echa dos tensiones opuestas: por un lado, el anhelo de cambio, por otro, el
conjunto de creencias consolidadas sin lo que no es posible forma alguna de vida común.
RESUMEN:
La noción del campo desempeñó un papel central en los proyectos científicos de ambos; le
asignaron funciones epistemológicas similares, a la cual podemos llamar racionalismo
aplicado. Ambos enfatizaban la inseparabilidad de investigación empírica y teorización;
veían necesaria la construcción teórica para romper con las categorías del sentido común, y
prevenían al peligro de un formalismo vacío que intentaron convocar mediante un método
de aproximación gradual.
Ambos autores con tal de cumplir sus objetivos crearon diferentes conceptos dinámicos,
entre los que destaca el de “noción del campo”, el cual aportó al desarrollo de la física a
comienzos del siglo XX, como lo puso de relieve Ernest Cassirer, el cual creó trabajos
epistemológicos que fueron muy apreciados por los autores.
• Lewin:
“Cualquier conducta o cualquier otro cambio en un campo psicológico depende solamente
del campo psicológico en ese momento”.
La teoría del campo encuentra útil caracterizar la situación en su totalidad. Pero para derivar
la conducta de la situación en un momento se necesita un método: considera que los test
resultan más apropiados porque evitan la “incertidumbre” de las conclusiones históricas, sin
que supongan eliminar enteramente la dimensión temporal, a la que reconoce como una
gran relevancia teórica y metodológica para la psicología.
Esta dimensión tiene especial complejidad por tener que incluir los conceptos del
individuo acerca de su futuro y su pasado.
Dice que el campo ejerce un poder, efecto o consecuencia (influjo) sobre cualquier “objeto”
que halla en él, este influjo se puede sentir tanto en la conducta individual como en la
dinámica grupal.
En la primera lo define así: “la conducta (C) es una función (F) de la persona (P) y de su
ambiente (A). C = F (P,A)”; mientras que en la segunda sostiene que el análisis del campo
es una herramienta básica para determinar sus componentes, la estructura del grupo y su
situación en el entorno.
• Bourdieu:
También pretendía construir un instrumento de “objetivación de todas las objetivaciones
espontáneas” con el cual pudiese romper con las aproximaciones parciales a los hechos
sociales, construir el “espacio de los puntos de vista” y “situarse en el luar geométrico de las
diferentes perspectivas”.
El autor también colocó el tiempo en el centro del análisis sociológico (inspirado por un
análisis fenomenológico de Merleau Ponty y Martin Heidgeger): la relacón entre el habitus y
el campo se conciben como dos modos de existencia de la historia, en sustitución de la
relación entre agente y estructura. Esto le sirvió para fundamentar una teoría de la
temporalidad.
El análisis de campo que realiza es un método que se ve como resultado de una relación
inteligible entre las posiciones y las tomas de posición (elecciones que los agentes
sociales llevan a cabo en los ámbitos más diferentes de la práctica. Por ej: cocina o deporte,
música o política), la cual percibe tres momentos necesarios e interrelacionados:
1. Análisis de la relación del campo objeto de investigación con el poder:
Los diferentes campos mantienen una autonomía relativa respecto al campo del poder,
resultado de una conquista histórica que no considera definitiva, ni siquiera en el campo
científico.
2. Análisis de la estructura de las relaciones objetivas entre las posiciones dentro del
campo objeto de investigación.
Aquí desarrolló su teoría de los diferentes tipos de capital.
3. Construcción del habitus y la trayectoria de los grupos o agentes que ocupan
diferentes posiciones en el campo.
Ambos hicieron un esfuerzo por integrar ambas dimensiones: objetiva y subjetiva: la física
social y la fenomenología social. Sin embargo, Bourdieu fue quien logró sistematizar ambas
dimensiones en un modo más consistente mediante dos conceptos inseparables y
simétricos: campo y habitus.
• Lewin:
Para él, la investigación en términos de campo se basa en que el campo psicológico se
organiza en conformidad con leyes universales que permiten formular teoremas
acerca de los cambios que se producen, de sus causas y efectos. Pero estas leyes son
enunciados acerca de las relaciones empíricas entre elementos construidos (por ejempl:
“posición psicológica”).
Aún queda mucho camino para el desarrollo de una psicología científica, en la cual aún no
había llegado a la etapa donde las relaciones sistemáticas entre los conceptos construidos
pudiesen expresarse en ecuaciones cuantitativas. Consideraba que la mayor dificultad era
“la incapacidad de formular inteligente y adecuadamente preguntas experimentales y
teóricas”.
• Bourdieu:
Desarrolló en un inicio el concepto de campo para demostrar la fecundidad del análisis
sociológico en un ámbito tan difícil de objetivar, el de la creación cultural. Quería aplicar el
modo de pensamiento “relacional” característico de la ciencia moderna a todos los
fenómenos sociales.
La mejor teoría de los campos se halla en su obra de “Las reglas del arte”. Louis Pinto decía
que “la sociología de la literatura implica una apuesta: la cuestión de los límites de la ciencia
social”. Había elaborado su concepto de campo para establecer los fundamentos de
una “ciencia de las obras” que permitiese pensar el universo de la producción
simbólica como parcialmente autónomo y funcionario según sus propias reglas.
El uso de campo que definió fue más allá de su objetivo inicial, pues explica una de las
cuestiones clásicas de la ciencia social (a partir de Weber y Durkheim): la del proceso
histórico de diferenciación del mundo social, con la aparición progresiva de esferas
especializadas relativamente autónomas. Gracias a esto pudo desarrollar su método
comparativo.
Su teoría de los campos contiene varios conceptos provenientes de la economía, algo que
causó gran debate entre los individuos. Sin embargo, Lebaron ofrece una visión que
considera la dimensión simbólica de las realidades sociales, como el vector integrados de
los factores económicos y sociales. Ésto es a lo que más pretende Bourdieu al elaborar la
teoría general de las prácticas: donde las prácticas económicas no son más que un caso
particular.
Con tal de ver los caminos posibles y las determinaciones que pueden producirse utilizó el
concepto de fuerza, la cual se define en tres propiedades: 1) dirección, 2) intensidad, 3)
punto de aplicación. La primera y segunda las representa mediante un “vector”. Además de
ser un espacio de fuerzas, también es un espacio de luchas o conflictos. El cual lo define
como: “la oposición de campos de fuerza que poseen aproximadamente la misma
intensidad”.
• Bourdieu
Intentó superar la oposición entre estructura e historia con sus múltiples investigaciones,
mostrando que el motor del campo reside dentro de la lucha interna que allí libran los
agentes más o menos previstos de capital específico y por tanto, mas o menos
llevadas a estrategias defensivas y conservadoras u ofensivas y revolucionarias. Es la
estructura lo que hace la historia y la historia lo que hace la estructura.
El espacio de las posiciones objetivas es inseparable del espacio de las tomas de posición,
del sistema estructurado de prácticas y expresiones de los agentes. El espacio de las
posiciones tiende a regir el espacio de las tomas de posición. Las presiones externas sobre
los agentes de un campo concreto nunca son directas. El campo constituye una mediación
entre las condiciones socioeconómicas y las prácticas de quienes forman parte de él.
Los agentes no pueden actuar sino a condición de tener el suficiente capital específico y de
controlar bastante bien las reglas de la lucha para no estar fuera de juego. Cada campo les
impone formas específicas de lucha.
Las revoluciones internas más susceptibles de ser coronadas con éxito suelen provenir de
heterodoxos que son capaces de asumir riesgos en nombre del juego.
En este autor está el intento de incorporar una síntesis creativa de las aportaciones de
Durkheim, Weber y Marx, especialmente las teorías del poder de los dos últimos.
Esto requiere claramente una investigación empírica. Para Bourdieu, todo campo como
producto histórico, constituye un espacio de juego potencialmente abierto y cuyos límites
son (unas) fronteras dinámicas, las cuales son objeto de lucha dentro del campo. Conidera
que no existe ninguna ley transhistórica de las relaciones entre los campos, aunque la
noción de este obliga a preguntarse cuáles son los límites de cada campo y cómo se
articulan entre sí en cada momento histórico.
Un campo dentro del universo social puede concebirse como un espacio donde se ejerce un
“efecto campo” sobre los objetos que atraviesan este espacio. Pero en el espacio social son
objeto de lucha continua, rara vez delimitadas jurídicamente, aunque siempre existen
barreras de ingreso, tácitas o institucionalizadas.
Ambos emplearon el término de campo para definir el rango más amplio posible de factores
que configuran la práctica de los agentes sociales más que para delimitar un área específica
de actividad, sugiriendo así a los investigadores sociales que superar los límites artificiales
entre las ciencias sociales. El fundamento de nomos de Bourdieu se toma como el criterio
más preciso para definir los límites.
También estaban de acuerdo en el rechazo hacia el dualismo que opone como antítesis los
métodos cuali y cuantitativos. Como había señalado Cassirer ambos enfoques no son
opuestos, sino complementarios.
• Lewin
Estaba convencido de que podría ganar la psicología con la aplicación de las matemáticas a
problemas no sólo cuantitativos, sino también cualitativos. Consideraba desarrollar un
lenguaje el cual veía como el primer prerrequisito para una representación científica del
campo psicológico, hallando una geometría adecuada para representar las relaciones
espaciales de los hechos psicológicos, y con esta intención desarrolló conceptos topológicos
y vectoriales que combinasen el poder del análisis, la precisión conceptual y la utilidad para
la derivación.
La “topología” la definió como una disciplina no cuantitativa que estudia los posibles tipos de
conexiones entre los “espacios” y sus partes. Adecuada para tratar problemas de estructura
y posición en el campo psicológico, sin embargo, la noción de “espacio topológico” le
parecía demasiado general para la representación de aquellos problemas psicológicos que
incluyen “dirección, fuerza o distancia”, considerando que podrían tratarse mejor con una
geometría más específica, a la cual denominó “espacio hodológico”, la cual permitía tratar
el carácter dinámico progresivo de muchos procesos psicológicos y la descripción de las
relaciones estructurales dentro de la persona tanto como su ambiente psicológico, así como
la estructura de los grupos y sus modificaciones.
• Bourdieu
Hizo un uso intenso de técnicas cuantitativas y cualitativas. Especialmente en un análisis
de correspondencia, la cual es una técnica relacional, más adecuada a la realidad del
mundo social y en consonancia con su noción de campo. Este le permitió situar a los
individuos, organizaciones e instituciones en términos de múltiples ejes de diferenciación.
• Lo que hizo este autor fue una apropiación creativa de las obras Lewin psicológicas
para aplicarlas a su sociología.
• En ambos casos la teoría de campo fue un instrumento al servicio de una concepción
rigurosa de las ciencias del hombre, así como una herramienta fecunda para la
construcción de objetos de investigación, para el desarrollo de una perspectiva
relacional y dinámica en l análisis de los fenómenos psicológicos o sociológicos, para
la integración de las dimensiones objetiva y subjetiva de la acción o para la
superación del dualismo que opone los análisis cuantitativos a los cualitativos.
3) Iñiguez: LA PSICOLOGÍA SOCIAL COMO CRÍTICA.
• Tomás Ibañez plantea que hay factores internos y externos que explican la
emergencia y la evolución de la psicología social:
Externos: facturas sociales de los '60 (Movimientos contestarios, crisis de valores, cambios
en la estructura productiva mundial), pero sobre todo el debate y la crítica a los modelos
dominantes en ciencias sociales.
• La práctica natural de la psicología social muestra una total fractura entre enfoques
distintos: empirista, profesional, transdisciplinar.
B) Las lógicas del trabajo cotidiano, la búsqueda de soluciones a los problemas sociales
más acuciantes (estimulantes, con fuerza) se alejan paulatinamente de la “producción
académica estándar” y producen un saber de carácter autónomo de extraordinario
interés, aunque no es el momento de detallarlo.
C) Suponen una supresión de fronteras las ciencias sociales, dado que son algo artificial,
que limita el conocimiento social al margen de las distinciones disciplinares.
El empeño por transformar la psicología social se entorna en un empeño por transformar
la producción de conocimiento social al margen de las distinciones disciplinares.
Si nos centramos en ésta, además del tipo de práctica representada en las revistas,
encontramos, sólo por citar algunas, la psicología social conocida por todos como
“sociología”, la psicología social discursiva, la psicología social crítica, la psicología
social radical. Es notorio el enorme impacto que sobre estas prácticas de esta rama han
tenido en la tradición metodológica cualitativa, la epistemología feminista, las posiciones
homosexuales, y sobre todo, la búsqueda de un encuentro con el resto de las disciplinas
humanas y sociales.
El quehacer de la psicología social es una práctica discursiva, es decir social, que con el
conjunto de prácticas sociales producidos en un momento dado, está contribuyendo a la
generación de estructuras sociales nuevas, y al mantenimiento de las ya existentes.
Hay un punto de inflexión en el desarrollo de esta a partir del cual surgían dos grandes
alternativas: por un lado, una psicología social como ciencia positiva y por otro, la
psicología social como crítica.
Existe un gran conjunto de prácticas caracterizados por una actitud crítica que incluye
distintos subconjuntos: la psicología social crítica y la radical. Esta última enfatiza la
transformación del orden social; es una psicología implicada en los procesos de
emancipación y de cambio social.
La radical puede ser crítica o no. Tiene que ver con cambio social, pero no sólo en el
sentido de la introducción de cambiar, sino como sentido de la propia transformación del
cambio social.
Por otra parte, la psicología social crítica es el resultado del continuo cuestionamiento de
las prácticas de producción de conocimientos.
Puede ser radical o no, en el sentido de que puede permanecer al margen de cualquier
pretención de emancipación social o sentirse plenamente implicado en ella,
El peligro de una psicología social crítica, como de cualquier otro tipo de concepción, puede
estar en un paulatinamente acomodamiento institucional y en una complaciente aceptación
de la obvia visibilidad académica.