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tratará de arrancar los electrones que ha perdido del dieléctrico para restablecer su equilibrio
electrónico, mientras que la placa cargada negativamente, los repelerá.
Debido a que el dieléctrico que separa las placas de un capacitor constituye un material aislante, ya
sea aire, mica, cerámica, papel o cualquier otro elemento que cumpla con esas características, los
electrones pertenecientes a sus átomos se encuentran fuertemente atraídos por sus propios núcleos,
por lo que resulta prácticamente imposible que el material empleado como dieléctrico pueda ceder sus
electrones a la placa positiva. Por ese motivo en cuanto se acciona el interruptor para cerrar el circuito
eléctrico, el capacitor comienza a cargarse de inmediato, pero en pocos segundos el flujo de corriente
se interrumpe al adquirir su carga completa. La circulación de corriente que surge a partir que el
capacitor comienza a adquirir carga eléctrica hasta el mismo momento en que está completamente
cargado, lo puede registrar la aguja de un miliamperímetro analógico conectado en el propio circuito.
Durante el proceso de carga de energía eléctrica del capacitor ningún electrón se añade o se pierde de
las placas. Lo único que ocurre es que una de estas cede sus electrones a la otra, como si de un
préstamo se tratara. En consecuencia se crea un desbalance en la cantidad de electrones existentes
en total, que será mayor en una y menor en la otra, pero sin dejar de existir en total la misma cantidad
distribuidos desigualmente en ambas placas, cuando el capacitor se encuentra completamente
cargado. Cuando éste se descarga, los electrones cedidos regresan a su placa original
restableciéndose de nuevo el equilibrio atómico perdido en cada una.
En resumen, en las ilustraciones anteriores se ha podido observar que un capacitor adquiere su carga
completa de energía eléctrica de forma casi instantánea cuando se conecta a una fuente
suministradora de fuerza electromotriz (F.E.M.), como una batería, para cargarlo. Una vez que el
capacitor comienza a adquirir carga eléctrica, el dieléctrico aislante situado entre las dos placas opone
una alta resistencia a la circulación de la corriente, impidiendo así que los electrones alcancen el otro
polo de la batería para completar el circuito.
A medida que el capacitor incrementa su carga eléctrica, se produce una “fuerza contraelectromotriz”,
denominada “reactancia capacitiva”, que al final del proceso ofrece también una alta resistencia al flujo
o circulación de la corriente eléctrica por el circuito. En el momento que esa reactancia o resistencia
alcanza su valor más alto, el capacitor se encontrará completamente cargado y la corriente dejará de
circular.
La reactancia capacitiva “Xc” de un capacitor se puede calcular por medio de la siguiente fórmula
matemática:
De donde: