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SOBRE EL OBJETO DE LA METAFISICA SEGUN AVICENA por Rafael Ramén Guerrero Universidad de Complutense de Madrid 1. INTRODUCCION « ' Este pasaje autobiogrifico de Avicena, sobre el que volveré mas adelante, es fiel reflejo del interés que la obra aristotélica ha despertado a lo largo de los tiempos, fascinando a los espiritus més cultos de todas las épocas *, Una fascinacién que ha dado lugar a un inmenso debate acerca del objeto del que se ocupa la ciencia conte- nida en los catorce libros de la obra del fildsofo griego. Un debate, por otra parte, suscitado por el propio Aristételes cuando, al utilizar diversos nombres para desig- nar la “ciencia que buscamos” *: Filosoffa primera, Ciencia primera, Ciencia divina, Teologia, Sabiduria y Filosofia, sugiere hasta cuatro objetos distintos para esta ciencia de multiples nombres: los principios y las eausas; la ciencia del ser en cuan- to ser; la teoria de la sustancia: y, en fin, 1a sustancia inmévil, eterna y separada: "Texto autobiogrifico de Avicena, Ed. en The Ue of thn Sina. & Critical Edition and Annotated ‘Translation by William E, Gohlman, Albany (N.Y.), State University of New York Press, 1974, pp. 30-34. 2G, VERBEKE: «La Métaphysique 4'Azistore selon ces études récentes», Revue de Philosophie Ancienne, | (1983) p. 5. Y ARISTOTELES: Metajisica, 1,2, 982 a 4. Cf. P. AUBENQUE: Le probleme de 1! étre chez Aris tote, Paris, Presses Universitaires de France, 4 ed., 1977, p 69. 0 [CUADERNOS DE PENSAMTENTD Dios. La metafisica serfa, pues, una arqueologis o etiologfa, una ontologia, una usio- logia y una teologia* Estas cuatro determinaciones pueden reducirse a dos: 1a ontolégica y la tealégica, segiin un esencial y radical texto aristotélico: «Si no hay ninguna otra substancia aparte de las constituidas por la naturaleza, 1a Fisica seri Ciencia primera; pero, si hay alguna substancia inmévil, ésta (Ja Teologia) seri anterior y Filosofia primera, y universal pre- cisamente por ser primera; y a ésta corresponderd Considerar el Ente en cuanto ente, st quididad y las cosas que le son inherentes en cuanto ente» *, Porque —Io ha puesto de manifiesto J, L. Fernandez ‘“— la determinacién etiolbgica y arqueolgica, cuando es enteramente radical, se recubre con la determinacién teolégica, al ser Dios la causa suprema, Y la determinaciGn usiol6gica no es mas que la delimitacién conereta de ta ontolégica, porque el estudio del ser en tanto que ser es, ante todo y para Aristételes, el estudio de Ia sustancia. La metafisica tendrfa, por consiguiente, una constitucién onto- teo-I6gica, segin la expresin empleada por Heidegger: investigacion de lo que hay de comtin en todo ser e investigacién de su fundamento, el ser supremo ” Pero no me interesa aqui considerar el estado de la cuestién ni mucho menos ter- ciar en la discusiGn sobre Ia concepcién aristotélica del objeto de la metafisica * Sabemos que desde Teofrasto ? las dificultades contenidas en la metafisica aristotélica han sido puestas de relieve y que parece haber sido él el primero en dar un sentido teolégico a la metafisica, con vistas 4 fundamentar una ontologia '®. Sabemos igual- mente que de Ia metafisica se ocuparon Alejandro de Afrodisia, en un comentario que no se conserva completo '!; Temistio, autor de una paréfrasis "; Siriano, del que se han “C1. G, REALE: I! eoncesto di filosofia prima e Vanita della metafisica de Aristorele, Milin, Vita @ Ponsiero, 2 ed., 1965, pp. 1-17. Cf. también: J.L. FERNANDEZ RODRIGUEZ: , en Etdes sur Avicenne, dirigées par J. JOLIVET et R, RASHED, Paris, Les Belles Let tues, 1984, pp. 43.75. a ‘CUADERNOS DE PERSAMIENTO « opinion, Ia te6rica es mis digna por ello. Las cosas que existen en si mismas con inde pendencia de nuestra voluntad y accién, segtin la primera divisién, son de dos clases: unas son las cosas que estén mezcladas con el movimiemto, y otras son las cosas que no estin mezcladas con el movimiento, como el intelecto y el creador (al-“agl wa-l-bari’), Las cosas que estén mezeladas con el movimiento son, a su yez, de dos clases: aquellas cuya existencia no se da sino en tanto que se concibe mezelada con el movimiento, como la humanidad, la cuadratura y otras semejantes, y aquellas cuya existencia se da sin esta condicién. Y los existentes cuya existencia no se da sino en tanto que se concibe mezclada con el movimiento, se dividen en dos: en cosas que para subsistir y ser concebidas no pueden ser independientes de una cierta materia, como la forma de It huma~ nidad 0 de Ia equinidad, y en cosas qze pueden serlo para ser concebidas, pero no para subsistir, como Ia cuadratura, que para ser concebida no es necesario atribuirle alguna especie de muteria ai considerarla en algin estado de movi- miento... Las clases de las ciencias te6ricas serdin o bien las que se aplican a considerar los existentes en tanto que se conciben y subsisten con el movimien- toy dependen de las materias propias; 0 bien las que se aplican a considerar los cexistentes en tanto gue se conciben separados del movimiento y de la materia, pero no existen separados de ellos: » bien las que se aplican a considerar los cexistentes en tanto que existen y son concebidos como separados de ellos. La primera parte de esta divisién de las ciencias es la Fisica: la segunda es la Mate- atica pura y la ciencia del mimero es la més conocida, pues el conocimiento de la naturaleza del niimero, en tanto que es nimero, no pertenece a esta cien- cia; la tercera es ta Ciencia divina, Como los seres son en [a naturaleza segiin esta triple divisi6n, las ciencias filos icas tedricas son igualmente tres» °. Segiin este texto, el criterio que opera en la determinacién del objeto de las cien- cias es doble. Por una parte, la relacidn de los seres hacia si mismos y hacia nosotros, es decir, la consideracién de la existencia de los seres en si mismos, y la considera- cin que nosotros hacemos de las seres, esto es, el existir de las cosas y el concebir- las. Por otra parte, la relaciGn de las cosas con el movimiento y con la materia. Asi, hay seres que existen sin movimiento y sin materia y se entienden sin movimiento y sin materia, como Dios y los intelectos, siende el objeto de la Metafisica; otros que AVICENA: Al-Sifi, A-Mantig. 1. Al-Madial, e6. |. MADKOUR, M. EL-KHODEIRI, G. ANA- WATI, F. EL-AHWANI, El Cairo, ‘mprimerie Nationale, 1952, pp. 12-14. Trad. lating en Avicenne e perhypatetici philosophi ae medicorum facile prani Opera, Venecia. 1508. tols. 1-2 SOBRE EL OMIETO DEA METAFISICA SEGLN AVICENA 6 no pueden existir sin movimiento ni materia, pero se conciben sin movimiento y sin materia, como la cuadratura, y son objeto de Jas Matemiiticas; y, finalmente, otros no pueden existir sin movimiento ni materia y no pueden ser entendidos sin movimiento, Constituyendo éstos el objeto de la Fisica. Aunque conserva el orden aristotélico del libro sexto, capitulo primero, de la Metafisica, Avicena se aparta de la linea aristotélica y se sitia en la tradicion de la escuela neoplatsnica de Ammonio, en la que la separaci6n de la materia es entendida como “inmaterialidad” y no como “subsistencia por sf” ®. La misma division se encuentra en otra obrita titulada Episiola sobre las divisio- nes de las ciencias intelectuales *', en la que leemos el siguiente pasaje: «Seccién sobre la esencia de la fitosofia. La filosofia es un arte te6rico por el que el hombre adquiere la percepcién de lo que es le totalidad del ser en sf mismo y de lo que su aceidn debe necesariamente obtener para que st alma se ennoblezea, se perfeccione, se haga mundo inteligible correspondiente al mundo existente y se prepare asi para la felicidad suprema y iitima, segiin la capacidad humana. Seccién sobre la primera divisin de la filosofia, La filoso- fia se divide en puramente (erica y prictica. La parte teérica es la que tiene como fin la adquisicién del conocimiento cierto del estado de los seres euya existencia no depende de a accién del hombre; a veces, ef objetivo que busca cs alcanzar solamente una opinidn, como sucede en la Ciencia de la Unicidad divina y en la astronoméa, La parte practica es aquella cuyo fin no es la adguisi- cién del conocimiento cierto de los seres, sino que més bien buscarfa a veces adquirir una opini6n verdadera acerca de algo que el hombre ha adquiride con cl fin de obtener de ello un bien; fo que se busca no es s6lo obtener una 0 nidn, sino obtener una opinién con vistas a una accién, EI fin de la filosof ces la verdad, mientras que el de la prdetica es el bien. Seccidn sobre la divi- sin de la filosofta tedrica, La filosofis te6rica se divide en tres partes. La ia inferior, que es la Hamada Fisica. La ciencia intermedia, Hamada Mate- ‘aticas. Y la ciencia superior, Ia llamada Ciencia Divina» Segiin Avicena, lo que diferencia a cada uma de estas tres ciencias tedricas en que se divide la Filosoffa es su objeto. Asf lo afirma al comienzo del capitulo séptimo del libro IT de su Kitdb al-burhan, la parte correspondiente a los Analiticos Posteriores de al-Sifa, donde nos dice: «La verdadera diversidad de las ciencias se produce por causa de sus objetos» *., Y, desde el punto de vista del objeto de las ciencias especula- tivas, hay que distinguir: Primero, la Fisica, que es la que se ocupa de aquellas cosas °) CI, H. HUGONNARD-ROCHE: Art. cit, p. 46, 2 Risdla ff aqsdm al-ulim al-“agliyya, ed. en IBN SINA: Tis: rasd’il ft I-hikona wa-t-tabi viva, Constantinopla, Matha ‘a al- Yawa'ib, 1298/1880, pp. 71-80. Fue traducida sl latin en el siglo XVI por ‘Andrea ALPAGO, con el titulo Tractatus Avicennae de Divisiombus Scientiarur, y editada en Avicen nae Philosophi praeclarissini ac medicorure principis... ab Andrea Alpago Bellunensi philosophe ae medico, idiomatisque arabici peritissimo, ex arabico in talinum versa, Venecia, spud luntas, 1546, folios 137v-146v. Existen traducciones francesas: G. ANAWATI: «Les divisions des sciences intellee- lwelles d Avicenne», MIDEO, 13 (1977) 322-335. R, MIMOUNE: «Epitre sur les parties des sciences intellectuelles ABS ‘Alf al-Husayn ibn Sina», en Enudes sur Aviconne, e6. cit. pp. 143-151. Y una ver= ppuccial por Jean MICHOT: «Les sciences physiques et métaphysiques selon la Riséla fi agséim alk “ulm d Avicenne. Essai de traduction evtiques, Bulletin de Philosophie Médiévale, 22 (1980) 62-73. "Bd, cit, pp. 71-72, Traduzeo por «Ciencia Divina» el termino drabe alam alil@hi, una de las denominaciones de la Metafisica: la Teologfa en su sentido atistotélico. 2 AVICENA: ALS, al-Mantig. 5, Al-Burhan, revised | MADKOUR, edited by A. B. AFIFI, El Cairo, Government Press, 1956, p. 162. ot [CUADERNOS DE PENSMENTO cuyas definiciones y cuya existencia dependen de la materia corpérea y del movimien- to, siendo, por tanto, substancias sometidas a la generacién y a la corrupeién, En segun- do lugar, las Matemyiticas, que tienen como objeto de inteleccisn aquellas cosas cuya existencia depende de la materia y del movimiento, pero cuyas definiciones no depen- den de ellos, porque son concebidas independientemente. Finalmente, la Metafisica 0 Ciencia Divina versa sobre las cosas cuya existencia y cuyas definiciones no tienen necesidad ni de la materia ni del movimiento; su objeto es, por tanto, lo inmaterial Tgualmente, la misma divisién de la filosoffa especulativa y los mismos objetos son afirmados por Avicena en la mas cl caracteristica y emblemética de sus ‘obras, la «Metafisica» (al-Iahiydt), otra de las partes de al-Sifa’, conocida en el mundo latino desde la segunda mitad del siglo XII por el titulo Liber de Philosophia prima sive Scientia divina, donde leemos: «La ciencia tesrica comprende tres partes: fisica, matemiticas y divina (al- ildhiyya). El objeto de la fisica son los cuerpos en tanto que estén en movimien- to y en reposo, investigando también los aceidentes que les afectan de por sen este aspecto, E] objeto de las matematicas © bien es la cantidad que esta despro- vista de materia por si misma, o bien es lo que esté dotado de cantidad:; lo que se busca en ella son los estados que afectan a la cantidad en tanto que es car dad; en sus definiciones no se toma una especie de materia ni una potencia de movimiento. La divina estudia las cosas que estin separadas de a materia segiin la subsistencia (al-giwan) y Ta definicién. Has aprendido también que la dlivina es aquella en la que se estudian las causas primeras de los seres fisicos y matemiiticos y Jo que de ellos depende; también estudia la causa de las casas ¥ el principio de los principios, que es Dios Altisimo» * ‘Todos estos textos nos indican que para Avicena la metafisica es la ciencia supe- rior entre todas las ciencias. Trataremos de precisar ahora cual es el objeto propio de ella, puesto que de la divisién que Avicena establece parece deducirse que su objeto abarca multiples contenidos, todos ellos incluidos dentro de la determinacién de “separados de la materia”, tanto en su relacién a si mismos, su propia existencia 0 “subsistencia” *, seg el término que emplea en este tiltimo texto, come en su rela- cidn a nuestro propio conocer. + ALSifa lahiyyé (La Métaphysigne), texte établi et edté par M. Y, MOUSSA, S, DUNYA et S ZAYED, revs ot précédé Cune introduction par I. MADKOUR, El Cairo, Organisation Générale des Imprimeries Gouvernementales, 1960, p. 4, lineas 7-17. AVICENNA LATINUS: Liber de Philasophia Prima sive Scientia Divina, éition crtigue de la traduction ltine medigvale par S. VAN RIET, intro- action doctinale par G. VERBEKE, 3 vols,. Louvain - Leiden, E. Peeters, E. 1. Bill 1977 ~ 1983, ol I, pp. 2-3 «Et diximus quod speculativac comprehenduntur in tes partes, in naturales scilicet et Coctrinaes et dvinas; ot quod sium subieetum naturaliur est corpora, Secundurn gud! moventar et {Guescunt, et quod de eis inquiritur est accidentala quae accidunt eis proprie secundum hune raodum; ft quod sau subiectam doctrinal est vel quod ext quanttas pure, vel od est habens quantiater, tt cispositioneseius quae inguirumtar in es sunt ea quae accidant quantizatiex hoc quod est quantita, in defintione quarum non inventur species materiae nee virlus morus; et quod divinae scientiae non inguirunt nis tes separatas a materia secundum existertiam st éefinitionor. lam etiam audisti quod scieniiadivina est n qua quaerunt de primis cass natralis esse et doctrinals esse et de €0 quod pen- dent ex his, et de causa cansarum et de principio principiorum, quod est Deus excels» = Cf M. ALONSO: «Tecnicismos ardbigos y st iraduccidn», Al-Andains, 19 (1954) 103-127; reimp. en Temas flosficos medievates,p. 363. Cl. también M. ALONSO: «AI-Qivin y al-Anniyya tn lis raducciones de Gundisalvo>, Al-Andalus, 22 (1957) 377-405 SDI FL OMIETO DE-LA METAHSICA SEGLN ANICENA, 65 3, EL omet0 bE La METAFISICA. En lidhiyydt Avicena dice, respecto a la Ciencia Divina 0 metafisica, lo siguiente: «iste es el suber buseado en esta disciplina. Fila es Filosofia Primera, por- ue es la ciencia de le primera de las cosas en la existencia: es la causa primera (at-‘illa al-éld) y la primera de las cosas en la universalidad (ff wm), pues es cl ser y la unidad. Es también sabiduria, que es la ciencia mds excelente por el mis excelente objeto de conocimiento: en verdad es la ciencia mas excelente, cs decir, la certeza, por el objeto cognoscible mas exceleme, ¢s decir, Dios Ali- simo y por las causas que estiin después de Fl. Bs tambign el conocimiento (ma “rifa) de las causas tiltimas del todo (al-kull). ¥ es también el conoeimiento de Dios y por ello se define la Ciencia Divina (al~itm al-ilahf) en tanto que es la ciencia de las cosas separadas de 1a materia tanto en 1a definicisn como en Ta existenciay ®, Segtin este texto y los que ya hemos visto, lo inmaterial serfa el objeto de la Meta- fisica. Y, atin més que lo inmaterial, el objeto seria Dios mismo, causa de las causas y principio de los principios, como nos dice en otra de sus obras: <«Puesto que Dios Altisimo —todas las opiniones estin de acuerdo en esto— no es principio de un ser causado y nto de otro ser causado, sino que es principio del ser causado de manera absoluta, ¢s indudable que la Ciencia Divi ha es esta misma ciencia [la metafisica]. ¥ esta cieneia se ocupa del ser absolu- to (al-maw9td al-mutlag)» {Es lo inmaterial el objeto primero de la Metafisica” {Puede ser Dios el objeto de esta ciencia? ,Acaso es Dios ese “ser absoluto” del que habla al final del texto? ‘Al comienzo he aludido a las distintas lecturas que ofrece la obra de Aristételes fespecto al objeto de Ia “ciencia buscada”. La consideracién de la Metafisica como un saber acerca de la divinidad ha tenido una larga historia en la tradicién aristotélica griega ®, También el mundo Srabe parece haber entendido, al menos en un primer momento, sélo como teologia el objeto supremo de la metafisica. Es lo que parece indicarnos Avicena en el pasaje de su autobiografia con que iniciaba este trabajo. Nos dice ahf que, después de haber leido cuarenta veces la Metafisica de Arist6teles y de sabérsela de memoria, no comprendia su objetivo (garad). S6lo cuando ley6 una obra de al-Farabi cays en la cuenta de cual era ese objetivo. En efecto, al-Farabi (+ 950) se habia ocupado ya del problema del objetivo de la 2 fldhiyvdr, p. 15°9-14, Trad. latina, pp. 15-16: «Et seientia horum queeritur in hoe magisterio. Et have est philosophia prima, quia ipsa est scientia de prima causa esse, et hace est prima causa, sed prima causa universitats est esse et unitas; et est etiam sapientia quae est nobilior seientia qua appre- hendlitur nobibius scitum, quia est Deus, et causae quae sunt post eum; et etiam cognitio causarum ulti rmarum omnis esse, et cognitio Dei, et propierea definitur scientia divina sic quod est scientia de rebus separatis a materia definitione et definitionibus», © Avieena: Kisdh al-Nayét, ed. M. PARI, Beirut, Dir al-Afig al-Yadida, 1305/1985, p. 235, Tra- duceién moderna: AVICENNAE Meraphysices Compendiwn, ex arabo latinum reddit et adnotationi- ‘mus adornavit Nematallah CARAME, Roma, Pont. Institutum Orientalium Studiorum, 1926, p. 2 21 Cf. K. KREMER: Der Metapliysikbegriffin den Arisoteles-Kommeniaren der Ammonins-Schit- le, Minster, Aschendorif, 1961, pp. 209-216. 66 CCUADERNOS DE PENS ABUENTOL obra aristételica y nos ilustra claramente sobre la concepcién que se tenia en su tiem- po acerca de ella, En su escrito Sobre los objetivos det Filésofo en cada uno de los tratados del libro que es conocido por las Letras *, nos habla del etror en que han cafdo muchos hombres al prejuzgar que la Metafisica de Aristoteles trata de Dios, del intelecto y del alma, esto es, de los objetos inmateriales, siendo asi que Estos s6lo constituyen el objetivo del libro Lambda, identificando, por consiguiente, metafisica y eologia. Para mostrar que esta identificacién no es correcta y para espe- cificar cudl es el verdadero objetivo de la obra aristotélica, al-Pirabi escribié esta maga: «Nuestra intencién en esta obra es indicar el objetivo (garual) que encierra cl libro de Ariststeles conocido por Metafisica, y las partes principales que con tiene, puesto que muchos hombres han prejuzgado que el contenido y el tenor de este libro es tratar del Creador Altisimo, del intelecto, del alma y de las res antes cosas referentes 2 ellos, y que le metafisica y la ciencia del Tawhid ® son tuna y la misma. Por eso encontramos que la mayorfa de los que la estudian se confunden y se equivocan, puesto que vernos que la mayor parte del diseurso que hay en ese libro carece de ese objetivo; al contrario, sélo encontramos en él IscUISO Concerniente a este objetive en el tratado undécimo, aquel sobre el el signo “L”.,, Queremos sefalar @ continuacién el objetivo que hay cen este libro y el que contiene cada uno de sus tratados> *! Tras hablar de que es necesario que exista una sola ciencia universal, que ha de estudiar lo que es comtin a todo los seres *, al-Farabi reconoce que sélo una de las partes de esta ciencia, a la que se le da el nombre de “teologia”, es la que versa sobre Jo inmaterial, sobre aquellos seres que tienen una existencia separada, no sometida al cambio: «La teologfa (al-“iim al-ilahi) debe estar incluida en esta ciencia, porque Dios €s principio del yer abyolutu (al-maw id al-mutlag), no de un ser con exclusién de oro, La parte [de esa ciencia] que incluya la donacién del prinei- pio del ser debe ser la teologia» *. » Magala fi agrdd al-hakim ft kull magdla min al-kidth al-mawsiin bi-i-hurif ed, en F, DIETE RICK: Affaraly’s philosophischen Abhandiungen, Leiden, J. Brill, 1890, pp. 34-38. Traduecién ale- mana F. DIETERICK Aifarabi's philosopkischen Abhanilungen aus den arabischen Dbersetz, Lei den, J. Brill, 1892, pp. 54-60. Tradueci6n espafiola R. RAMON GUERRERO: «AL-Farabi y la ‘Metafisica” de Aristoieles», La Ciudad de Dios 196 (1983) 211-240, la traduccidn en las pp. 23 240, Trad. francesa Th~A, DRUART.: «Le uaité dal-Ferabi sur les buts de la “Metaphysique’ d'A- ristoter, en Bullesin de Philosophie Médiévale, 24 (1982) 38-43. CI, D. GUTAS: Avicenna and the Aristotelian Tradition. Introduction to reading Avicenra's philosophical Works, Leiden, J, Brill, 1988, pp. 239-251 La ciencia que estudia la “unicidad” de Dios. 31 EiciOn cituda, p. 34:6-20; tra. esp. eit, p. 237. % AL-Farabi sigue muy de cerca aqui a Aristoteles, quien comenzaba el libro T manifestando lo siguiente: critica a Aristételes y a los comentadores cuando dice: Es absurdo Megar a la Verdad Primera por via del movimiento y por via de que sea el principio del movimiento; ellos, a partir de esto, pretenden establecerlo como principio de Tas esencias (dawét); gentes no hicieron més que presentarlo como un motor, no como principio del ser existente (maw'iid). Es imposible, pues, que el movimiento sea el camino para afirmar la Verdad, el Uno, el cual es principio de toda existencia (mawsiid). Y aflade (Avicena): Del hecho de que ellos establezean al principio primero como principio del movi- © Kitab al-burhan, ed. cit, p. 155: 4-10. - © CE A. HASNAQUI: «Aspects de la synthése avicenienne”, en Penser avec Aristote, Etudes réunies sous la direction de M. A. SINACEUR, Toulouse, Ed, Erés, 1991, pp. 226-244. ” [CUADIEANOS DE PENSAKUENTO. miento de Tas esferas no se sigue necesariamente que lo establezcan como prin- cipio de la sustancia de la esfera. Y atin agrega: Respecto a la opinién de ellos de que del movimiento de Ia esfera pueda decirse que es necesario y que no tiene comienzo ni fin —opinién sobre cuya exigencia no se requiere reflexio- nat—, decimos que ellos no muestran que Ta existencia del cuerpo de la esfera sea necesaria en sf misma, que si existe debe tenet movimiento, y que si no tiene movimiento su esencia (dat) desaparece. Antes al contrario, afirman que si la estera existe y si estd en movimiento, es necesario que para su movimiento no haya comienzo... De todo esto resulta claro que quien afirma el movimiento de la esfera segin este atgumento no puede afirmar al creador (mufid) de su esencia (dé) ni cémo de él procede su materia ni tampoco como procede su forma de éb> ©. La Fisica no puede establecer, pues, la existencia de Dios, porque, como ya nos ha dicho, ella se ocupa de los seres corpéreos y Dios, como causa primera, es incorpé- reo. Para Averroes, en cambio, como buen aristotélico, la demostracién de la existen- cia de Dios, por ser primer motor inmovil, se efectia en la Fisica: ‘La Fisica muestra la existencia de la substancia eterna, y esto al final del octavo de la Fisica, de a misma manera que se han mostrado los prin~ cipios de la substancia generable y corruptible en el primero de este tr tados + De ella debe ocuparse, entonces, la Metafisica, pera a titulo de “objetivo” (garad), no de “objeto” (mawddi'), porque Dios es principio y el principio, segiin la Igica aristotélica de la que Avicena se sirve para fundar su teorfa de la ciencia *, no puede ser estudiado en una ciencia como objeto de ella. «Se ha afirmado en la I6gica que a todo el que se ocupa de una cierta disciplina no le compete demostrar los primeros principios del objeto de esa disciplina», sostiene también Averroes * Del texto aviceniano de la Metafisica citado antes («Se sabe que cada cieneia tiene su objeto propio...») se deduce que el objeto de una ciencia debe ser algo cuya existencia se nos impoga de suyo: esto es, debe ser aquello que sea primeramente conocido, pero cuya esencia no tenga necesidad de ser conocida. En segundo lugar, el objeto de una ciencia debe ser comiin a todo aquello que esa ciencia abarca; esto es, debe ser universal. ¥, en tereer lugar, debe comprender a todos los existentes que ten- gan una esencia realizada y actualizada. Lo que reiine estas condiciones, segin Avi- cena, es el ser en tanto que ser: De todo esto resulta claro para ti que el ser (al-mawyiid) en tanto que es ser es algo comin (mustarak) a todo esto, y que es preciso establecerlo como objeto de esta disciplina, tal como hemos dicho. Porque no requiere que se * Sah kita harfal-Lam (Comentario al libro Lamipda), ed. A. BADAWI: Arist sind al-arab, El Cairo, alNahula, 1947, p. 23221-2439, * AVERROES: Tafsir ma ba'd al-tabta, ed. M. BOUYGES, Beirut, Imprimerie Catholique, 2 e¢,, 1973, vol. IIL p. 1422. “SCE J-L SARANYANA: «De la eologia ula mistica pasando por la filosofia, Sobre el itinerario intelectual de Avicena», Anuario Filoséfico, 21 (1988) 85-95, “Tafsir Met, od. cit, p. 1822 SOBRE E1 OMNETO DELLA METAPISICA SEGUN AVICENA n conozca su esencia (mdhiyya) ni que se establezca, de manera que necesitara {que una cieneia distinta garantizara la explicacién del modo que tiene. Es impo- sible establecer un objeto y veriticar st esencia en aquella ciencia de la que es objeto, sino que sélo hay que admitir su ser (amniyya) y su eseneia. BI objeto primero de esta ciencia es, por tanto, el ser en tanto que ser; lo buscado en ella {wwa-matitibu-hu) son las cosas que le siguen necesariamente en tanto que es ser sin condi Por estas razones, es decir, porque el sujeto de una ciencia tiene que ser comin a todos los objetos de esa ciencia; porque se ha de presuponer su existencia, es decir, porque debe ser previamente conocido, aunque desconozcamos su esencia; y porque en Dios no se dan estus condiciones o exigencias, ya que, si se dive que Dios es el ser que es, se esté individualizando el objeto y no seria entonces un ser comtin, Dios no puede ser sujeto de Ia metafisica, aunque si lo sea de una parte de ella, la que propia- mente se puede Hlamar "ciencia divina”. El ser en tanto que ser, el existente en tanto que existente, es el objeto de la Metafisica. En consecuencia, ésta seria ontologia. Avicena romperfa asi, siguiendo a al-Farabi, la tradicién que consideraba que Ia meta- fisica era fundamentalmente teologia, Y el ser en tanto que ser es el objeto de la metafisica, porque cumple los requisitos antes sefialados: es comtin, comprende bajo su concepto todos los existentes realiza- dos y es previamente conocido, Repetidamente vio Santo Tomas esto en su lectura de Avicena: que el ser es lo primero conocido, El mejor compendio de la filosofia del ser elaborado por Santo Tomés, segtin nos dice E. Forment #, fue su obra de juventud titulada De ente et essentia, donde comienza reconociendo, con Avicena, que lo primero que concibe el entendimiento es él ser: «Ens autem et essentia sunt quae primo intellectu concipiuntur, ut dicit Avicen- tha in primo libro suae Metaphysicae» ®. A lo largo de su vida, Santo Tomas repiti6 esta alirmacién, tanto en el Comentario a la Metafisica ®, como en la Suma de Teolo- gia *! y en la cuestion Sobre a Verdad *2. La metafisica tomista se inicia con la afir- macién de la primacta intelectual del ente. La fundamentacién de la metafisica, ha sefialado F. Canals, no puede hacerse desde una anterioridad de la teoria del conoc' miento, sino desde una afirmacién del ente: «La interpretacién ontolégica de la real dad radical, 0 si se quiere, la preeminencia de la pregunta ontolégica, no podria encontrar un fundamento anterior a li manifestatividad con que el ente se dice, en universalidad trascendental y analégica, El ente mismo constituye asi, en el requerirse de su afirmacién objetiva absoluta, el punto de partida y fundamento ontolégico Linico de la metafisica» © ahiyydt, p. 13:8-13; Trad, lat, pp. 12-13: «dgitur astensum est tibi ex his omnibus quod ens, Jnguanium est ens, est commune ompibus his et quod ipsum debet poni subiectum huius magisteri, et {quia non eget inguiti an sit et quid sit, quasi alia scientia hane debeat assignare dispositionem eius, ob hive quod inconveniens est subiectum, sed potius debet concedere tuntum quia est et quid est. Idco pri ‘mum suibiectura huius seientiae est ens, inquantum est ens; et ea quae inguirit sunt consequentia ens, inguantum est ens, sine condicione». 48 E, FORMENT: Filosofia del ser, Introduccin, comentario, texto y traduccién del «De ente et ‘esseitia» de Santo Tomés, Barcelona, PU, 1988, p. 75. © Ibidem, p. 146, fn duodecim libros Metaphysicorum Aristoretis expositio, I lectio Hl, 46. TV, lestio VI 8 Summa Theologiae, 1,5, 2.2. © Quaewio disputata de Veritare,q.1, a. 1 n CURDERNOS DE PENSAMIENTO El primer inteligible es el ser, el ente (ens), porque todo lo que conoce el intelecto Jo conoce como ente, como ser *, La necesidad de afirmar el ente es la necesidad misma del pensamiento. Por eso, el ser es lo primero que captamos de la realidad, Todo Io que aprehendemos se resuelve en el coneepto del set. De ahi que sea lo mas comiin, 1o més universal *, Pero esta comunidad, esta universalidad, por enya virtud el ser es lo primero conocido, ha de ser entendida no como una idea eterna preexis- tente, sino como lo conocido de manera confusa en las esencias de las cosas sensi- bles, como lo abstraido de las determinaciones que individualizan y particularizan a los singulares sensibles, determinaciones que son accidentales y extrinsecas a su esencia, En ottas palabras, el ser es 10 que primeramente percibimos en el conoci- miento sensible, es un objeto que se nos da en la experiencia sensible, como sefiala Tomids de Aquino en diversos textos ®, Santo Tomas determina con precisin y exac- titud cémo el ser s6lo puede ser conocido, al menos durante esta vida presente, a par- lirde la imagen sensible y del fantasma que elabora nuestra imaginacién, Comenta Gonzéilez Alvarez que, cuando la inteligencia se abre a la vida, se dirige a las cosas exteriores. No podemos conocernos antes de conocer otra cosa. No ¢s el yo lo primero que se conoce, sino las cualidades sensibles de las cosas exteriores en el dmbito de la sensibilidad, y el ser de tas cosas materiales en el Ambito del intelecto. El objeto propio de nuestro entendimiento, puesto en la quididad existente en la mate ria corporal es el supuesto necesario de la misma realidad de la metafisica. La esenc! de la cosa sensible, abstraida de toda materia, nos patentiza el ens commune, objeto propio de la metafisica Para Avicena, en cambio, no es la experiencia sensible la que nos proporciona el conocimiento inmediato del ser. Taxativamente lo afirma al comienzo del capitulo quinto de la Metafisica: «Los conceptos (ma‘éni) de set, de cosa y de necesario se imprimen en el alma con una impresién primaria, que no necesita ser adquirida por medio de cosas mas conocidlas que ellas> *, Hay, por consiguiente una importante diferencia inicial con respecto a Tomas de Aquino ®. ¥ creo que es aguf donde hay que explicarse el por qué para Avicena Ta ® F. CANALS VIDAL: Cuestiones de fundamentacién, Barcelona, Publicacions i Edicions Uni- versitat de Barcelona, 1981, pp. 84-85. Mas adelante, p. 97, el Profesor Canals escribe lo siguiente: «La afirmacién de Avicena, reiteradamente citada por Santo Tomas como punto de partida de la Meta- fisica, fundamento “ontolégico’ de la interpretacion entoldgica de Ia realidad radical, itera a distancia de muchos siglos fa afirmacivn objetiva absoluta acerca del ente heredada de Grecia por el pensamien- to fcabe y occidental», » CEE. FORMENT: Lecciones de Metafisica, pp. 224-230, CI. también C. FABRO: «ll nuovo. problema delVesvere ¢ la fondazione della metafisica», Rivista di Filosofia Neo-scolastica, 66 (1974) 475-510, especialmente pp. 482-489, © CLF. TORRALBA ROSELLO: «La relacién metafisica entre la esencia y Ia existencia, Avi- cena y Santo Tomas», Bulletin of the Faculty of Arts, Cairo University Press, 54 (1992), pp. 121- 142. © Summa Theologiae. Lg. 84, 2.7; 9. 89, 0. 5 ad 3 y 0.8, 8A, GONZALEZ ALVAREZ: Tratado de metafisiea. Ontologia, Madrid, Ed, Grodos, 2 ed, 1967, pp. 35-40. 8 Aidhiyvar, ed. cit, p. 29:5-6; trad, lat. pp. 31-32: «Dicemus igitur quod res et ens et necesse talia sunt quod Statim imprimuntur in anima prima impressione, quae non acquiritur ex aliis notiori- bus se». = SOBRE EL OMIETO DE LA NETAFISICA SEGLN AVICEN n nocién de ser incluye también a Dios. Siendo percibido como contenido puramente: inteligible, sin referencia a la realidad sensible, el ser abarca a todos los seres, creados © increados, finitos ¢ infinitos. Es una concepeion idealista la aviceniana, més plat6ni- ca que la de Toms de Aquino, Y hay otra diferencia entre ellos, no menos importan- te: mientras que Tomds tenfa que admitir la afirmacién del ser como objeto de la metafisica excluyendo a Dios, para mostrar asf la necesidad de la doctrina revelada, ‘Avicena no precisaba mostrar esta necesidad en razsn del carécter estrictamente natu- ral que para él tienen el hecho profético y 1a revelacidn, justificables totalmente desde el punto de vista racional. Los dos parecen, entonces, coincidir en su punto de partida en lo que se refiere al objeto de la metafisica: es el ser en tanto que set. Pero también Aristételes habia afir- mado que la “ciencia buscada” se ocupa del ser en tanto que ser. ;Sostienen, enton- ces, los tres pensadores lo mismo? No, Porque tengo para mf que la afirmacién avice- niana del ser en tanto que ser como objeto de la metafisica encierra también la idea de Dios, como acabo de decir y como he expresado en otro lugar **. El “ser en tanto que ser” (al-mawsitd bimd huwa maw$ad) aviceniano oftece una radical diferencia con el “Ser en tanto que ser” aristotélico, Esta diferencia tiene que ver con lo que se ha Ila- mado la “metafisica de la creacién’”, que implica que la existencia es algo distinto de la esencia® En el mundo griego el tema de la existencia no figuraba en la reflexién filoséfica Segiin nos dice E. Gilson ®, los fildsofos musulmanes tienen el mérito histérico de haber comprendido que el relato de la ereacién no podia recibir ninguna interpreta- ciGn filoséfica a menos que el hecho de la existencia fuese puesto de relieve y conce- bido aparte, plantedndose el problema de saber: qué es la existencia y qué lugar ocupa en la estructura metafisica del ser existente. Dé hecho, el término drabe utilizado por Avicena para aludir al ser en cuanto ser es mavfid, el “ser existemte”, en donde la “existencia”, aunque distinta de la esencia, no ha de ser entendida, ontolégicamente, como un accidente de la substancia, sino simplemente como lo que no pertenece necesariamente a su esencia, como Io que le es “dado”; denota, por tanto, la contin- xgencia de las cosas o de los propios seres causadas . Es lo que ha expuesto clara- mente Ch. Kahn: la existencia es un concepto central en Ia filosofia s6lo desde el momento en que la ontologia griega fue radicalmente revisada a la luz de una metati- sica de la creacién; esta metafisica adopté, en el mundo musulmin, la forma de una distincién radical entre existencia necesaria y contingente: entre la existencia de Dios, por una parte, y la del mundo creado, por otra. La antigua distineién plat6nica entre ser y devenir, entre lo eterno y lo perecedero, aparece formulada ahora de una ™ Ct, M. CRUZ HERNANDEZ: La metafisica de Avicena, Granada, Publicaciones de Ia Universi- dad, 1949. M. CRUZ HERNANDEZ: «La nocién de ‘set’ en Avicena», Pensamiento, 15 (1959) 83. 98 “© Cf. R. RAMON GUERRERO: «Metatisica y profects en Avicena», Anules del Seminario de Historia de la Filosofia, 8 (1990-1991) 87-112. © CL M, CRUZ HERNANDEZ: «La distincidn aviceniana de esencia y la existencia y su interpre- tacign en ta filosofia occidental», en Homenaje a Miilds Vatlicrosa, Barcelona, C.S.LC., 1954, vol. [, pp. 351-374. ‘© «La notion existence chez, Guillaume d’Auvergne>, Archives d'Histoire Doctrinale et Littérai re du Moyen Age, 15 (1946) pp. $5-56. © Cf. F, RAHMAN: «Essence and existence in Avicenna», Medieval and Renaissance Studies, ed. by R. HUNT, R. KLIBANSKY and L. LABOWSAY, Londres, The Warburg Institute, 1958, vol. IV. pp. I-16. ”“ CCUADERNOS DE PENSAMIENTO manera totalmente nueva: para el ser contingente del mundo creado, la propiedad de una existencia real aparece como un don otorgado por Dios a los seres posibles en el acto de la creacién. Lo que est presente aqui, seflala Kahn, es ta nocién de radical contingencia, la idea de que el mundo entero podria no haber sido creado, podria no haber existido en absoluto, no la idea aristotélica de que las cosas podrian ser de modo distinto a como son ™. La existencia es “algo que sucede, que afecta” a la esencia en los seres del mundo creado. Esta esencia no puede explicar el existir de las cosas, porque toda esencia es esencia de los seres posibles y, precisamente por ser tales, requieren de algo que les dé la existencia: «En cuanto a lo que es de existencia posible (al-mumkin al-wicitd, resulta clara su propiedad de esto: que forzosamente tiene necesidad de otra cose que le convierta en exisiente en acto» ®, Y esta cosa (Fay’) solo puede ser el Ser que no ha sido creado, el Ser Necesario, Dios, aguel cuya existencia se confunde —porque se identifica— con su esencia, siendo, por tanto, el Ser por excelencia: «El de existencia necesaria (wavib al-wusdd) no tiene esencia (mahiyya) sino e] hecho mismo de que es de existencia nevesaria; esto es su existencia (anniyya)y Y es este Ser el siltimo referente al que apunta el “ser existente en tanto que ser existente”, entendido como objeto de la Metafisica. Es el primer contenido en el con- cepto de “ser”. Precisamente porque es el tiltimo fundamento de la realidad de los demés seres, porque es la causa del ser en tanto que causado. La metafisica no se ocupa primaria y propiamente ni de Ia existencia de Dios ni de su esencia; éstas son “cuestiones”, son “problemas”, son “cosas buseadas”. Tampoco se ocupa de investi- gar directamente la causa tiltima de toda existencia, esto es, a Dios como Causa Pr mera del ser; esto también es “cuestién buscada después”. Lo repito: Avicena se ocupa del ser existente en cuanto que existe y de sus propiedades concomitantes; del “ser absoluto” como lo llama en el Libro de fa Ciencia, donde nos dice: «Ein cuanto a la ciencia superior, su objeto no es una cosa particular, sino el ser absoluto en tanto que absoluto» ® Pero se trata de un ser existente cuyo tiltimo fundamento y causa es Dios, el Ser ‘Ch. KAHN: «Why Existence Does Not Emerge a a Disiinet Concept in Greek Philosophy», en Philosophies of Existence, Ancient and Medieval, edited by P. MOREWEDGE, Nueva York, Fordham University Press, 1982, pp. 7-17; referencia citada en pp. 7-8 © Haluyyd, ed, cit, p. 47:10-11; tra. latina, p, 54: por el objeto porque la Filosofia Primera estudia los accidentes esenciales del ser y del uno y sus principios» ©. Dios, como principio del ser, no puede ser excluido del ambito abarcado por el objeto de la metafisica. Por ello, la metafisica aviceniana se articula y se desdobla, entonces, onto-teo-légicamente; ontologfa y teologia son dos aspectos de un mismo dmbito de estudio: el ser y sus propiedades. Ademds, el mismo uso que Avicena hace del término Iidhiyydt como titulo empleado para designar la obra, frente a otros ya consagrados en el mundo arabe —como Ff [-falsafa al-ila, empleado por al-Kindi, como Kitab al-lurif 0 como Mé ba'd al-tabi‘a—, avala esta interpretacién de la inclusién de Dios como objeto de la Metafisica. La metafisica no es sélo ontologia; es también teologia ™ El origen de esta doble consideracién del objeto de la metafisiea no podta sino ser, probablemente, una respuesta al Kalim musulmain, a la teologia elaborada por algu- nos pensadores iskimicos ”, Pero esto es algo que merece ser investigado mas deteni- damente. tubsolute being. and thus first philosophy is absolute», The

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