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EL BURRO SALVAJE Y EL DOMÉSTICO

Desde muy pequeño, un burro se había criado libre en los montes. Un día por casualidad, llegó
hasta un establo donde se encontró con otro burro que tenía una cama de suave paja y, además,
muchos granos y alfalfa para comer cuando quisiera.
El salvaje no salía de su asombro al ver lo bien cuidado que estaba el otro jumento. Aquel
burro no tenía que buscarse la comida sino que la tenía en abundancia delante de él.
-¡Qué feliz debe ser este compañero! –pensaba para sí el burro salvaje.
En eso llegó el amo del burro y lo cargó con sacos muy pesados. Inmediatamente después,
con un látigo lo hizo trotar rápidamente camino hacia el pueblo.
Al observar esto, el burro salvaje así le decía:
-Ahora sí que ya no me pareces tan feliz, amigo. Si para gozar de tanta abundancia tienes
que soportar todo eso, yo prefiero seguir libre.

LA LIBERTAD ES UN BIEN PRECIADO QUE NO SE VENDE NI POR ORO NI POR PLATA.

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