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“La empresa y el empresario en el Derecho Mercantil.” José Araujo. C.I.

:
27.152.857. UVM – Escuela de Derecho: 4to “A”.

El Derecho Mercantil como ciencia, tiene por objeto de estudio el comercio


como acto, sus efectos jurídicos y los sujetos que intervienen en el. Como los actos
jurídicos son exclusivos de las personas, al ser integrantes de una sociedad en la
que ejercen su voluntad de manera libre y consciente, podemos entender que los
actos mercantiles, son realizados por personas cuya característica distintiva es
ejercer estos mismos de manera reiterada en el tiempo como fin de su naturaleza.

En ese sentido, entenderíamos por analogía a la persona natural y la persona


jurídica, que el Derecho Mercantil posee dos sujetos: El comerciante y la sociedad
mercantil. Sin embargo, el comercio como acto con fines lucrativos puede poseer
distintos medios para llegar a él, que incluso, no poseen esencialmente una
naturaleza económica pero si viabilidad económica, éste es el caso de la empresa
y el empresario. En términos generales, la empresa (del latín imprensa) es una
labor, una misión, un esfuerzo superior que realizan sujetos con un determinado fin,
y aquellos que ejercen la misma, se denominan empresarios.

No obstante, en lo que le concierne a nuestra materia, entendemos que dicha


empresa, no es más que una organización cuya finalidad es la producción de bienes
y servicios y su ulterior intercambio comercial, siendo entonces el empresario, aquel
sujeto encargado que dirigir, organizar y administrar aquella entidad que reposa bajo
su responsabilidad funcional y jurídica.

Si bien, el empresario y el comerciante guardan similitudes en sus


profesiones, el empresario posee una carga de responsabilidad (dirección de la
empresa) que en principio el comerciante no posee (ya que basta con que éste
ejerza de manera habitual el comercio), además de la finalidad de los medios que
emplean, tal como se mencionó ut supra, incluso en las tendencias contemporáneas
se desarrolla el concepto de emprendedor, que es aquel sujeto que decide llevar a
cabo una empresa desde su concepción como idea de negocio, en pocas palabras,
un empresario en la etapa inicial de su profesión.

Salvo especificación en contrario, todos los artículos referidos en el siguiente


material, son del Código de Comercio de Venezuela de 1955.
Ahora bien, toca precisar a la empresa en términos jurídicos, en sentido
simple, son todas aquellas personas jurídicas con fines de lucro, tales como las
sociedades y compañías anónimas descritas en los artículos 200 y subsiguientes
del Código de Comercio, sin embargo, su rasgo identitario es la capacidad de
producir bienes y servicios que por su destinación se comercializan en el mercado,
es decir, tienen naturaleza mercantil (porque son capaces de realizar actos de
comercio), pero no son esencialmente mercantiles, puesto que su principal función
es la producción o provisión de bienes y servicios, más allá del intercambio de
bienes y mercancías.

Como podemos notar, el concepto de empresa concibe a un ente abstracto,


pero, el uso común del lenguaje y las costumbres sociales suelen asociar dicho
término a lo que en conceptualización jurídica denominamos establecimiento, de
hecho tal percepción es muy propia de la era industrial, donde las empresas giraban
en torno a fábricas, galpones y plantas físicas en las que se desarrollaba la función
esencial. Queda entonces definir el establecimiento, como aquella planta física,
espacio, territorio, o propiedad en donde se asienta fundamentalmente la actividad
empresarial, en analogía al derecho civil, estos serían el domicilio, por cuanto
cumplen como lugar de asentamiento de la persona sujeto de la norma.

Esto evidentemente, marca clara distancia entre un simple comerciante, lo


cual no pretende restarle valor a su actividad, solo precisar que éste sujeto
simplemente se dedica a ejercer actos de comercio. Y un empresario, quien además
de poder comerciar, produce, administra y representa una institución, de la cual
puede valerse de un personal, factores y administradores para hacer más efectivo
el fin empresarial, razón cual no es obligatoria de ver en la vida del comerciante,
puesto que éste puede valerse de sí mismo para hacer lo que hacer, tal como afirma
el artículo 7 del Código definiendo ésta profesión, cuyo requisito administrativo para
el ejercicio individual del comercio no es más que la constitución de su firma
personal en el registro de comercio, previa certificación de su capacidad jurídica
como lo contempla el artículo 15, aunque la facultad de poder asociarse o agruparse
con más comerciantes.

Salvo especificación en contrario, todos los artículos referidos en el siguiente


material, son del Código de Comercio de Venezuela de 1955.
De todos modos, como toda norma tiene su excepción, nuestra legislación
contempla que los adolescentes pueden ejercer actos de comercio, previa
autorización y aprobación, de los custodios del adolescente (padre, madre, tutor o
curador si fuere el caso) y del Juez de Primera Instancia a quien le concierne la
materia, que en la legislación venezolana actualmente reposa sobre el Juez en
materia de niños, niñas y adolescentes de acuerdo a la LOPNNA. Esta disposición
contempla, derechos y obligaciones para el adolescente entre los artículos 11 y 14,
tales como capacidad de auto-representación, de obra y de goce de sus actos, en
detrimento a la capacidad en materia mercantil que estaba arrogada por los Padres
o el Tutor o Curador antes de la autorización. Sin embargo, como ésta no es una
capacidad plena, puesto de que en criterios técnico-jurídicos éste aún no posee la
mayoridad, y además de una serie de elementos psicológicos, biológicos y
conductuales que aseguran esta disposición, pudiera contemplarse la revocatoria
de autorización, si se demostrara en efecto, que el adolescente no posee aún la
capacidad suficiente para ejecutar y hacerse responsable de actos de comercio por
cuenta propia.

Lo que en principio pudiera parecer algo discriminatorio para el adolescente,


busca proteger un elemento fundamental de su naturaleza como persona humana
y sujeto de derecho, como lo es su interés superior, lo que justificaría en principio
una función tan potestativa, si bien es cierto, no es igual en el resto de los sujetos,
hay uno en especial que sufre una marcada discriminación (resaltada por la
doctrina) en materia mercantil, como lo es la mujer casada, quien para ejercer el
comercio en primera instancia solo puede realizarlo sobre sus bienes propios y los
que administre en la comunidad de bienes gananciales, para el resto de bienes,
requiere de la autorización del marido, como se verifica también en el numeral 2°
del artículo 19, un concepto tan arcaico que remite a los sujetos alieni iuris de la Lex
Romana, aunque también responde a las características de la sociedad venezolana
de los 50 y obviando las disposiciones equitativas en materia conyugal que asentó
el Código Civil en su reforma de 1982 aún vigente.

Salvo especificación en contrario, todos los artículos referidos en el siguiente


material, son del Código de Comercio de Venezuela de 1955.
Por último, así como hay discriminaciones, hay privilegios y prerrogativas,
como son las que tiene el Estado Venezolano (en todos los niveles de organización
política) para los actos de comercio, tal como expone el artículo 7, no son sujetos
comerciales pero si pueden ejercer actos de comercio, los cuales están bajo el
dominio de las leyes mercantiles.

Aun así, durante los últimos años hemos visto un cambio de paradigma, al
ver nuevas figuras jurídicas que cumplen funciones económicas y son parte del
Estado, de hecho, la razón de ser de las prerrogativas del artículo 7, es que el
Estado para su correcto funcionamiento, cumplimiento de las deberes expresos en
la ley y eficacia administrativa, requiere acudir a la provisión e intercambio de bienes
y servicios que el comercio dispone y facilita, asimismo, el Estado asume como
prioridad el desarrollo socioeconómico de la Nación (artículo 299 y siguientes de la
Constitución Nacional) y con ello un rol activo dentro de la economía, pudiendo crear
entidades especializadas para tal fin como lo son empresas estatales (como lo fija
el artículo 103 del Decreto de Ley Orgánica de la Administración Pública) y cuya
representación reposa sobre el titular del Poder Ejecutivo que las creare y
constituyera.

En resumidas cuentas, el Estado puede realizar actos de comercio a través


de diversas entidades que éste cree para tal fin (como las empresas estatales tales
como PDVSA), proveer bienes y servicios sin un fin lucrativo propio del intercambio
de tales bienes (Empresas no Mercantiles) y ejercer la representación de éstas en
lo concerniente para su desenvolvimiento. Concluyendo entonces, que en el
comercio intervienen diversos actores que van desde la libre iniciativa individual, la
asociación voluntaria, y el Estado, ejerciendo todos ellos en mayor o menor medida
actos propios de la legislación mercantil y en consecuencia de ésta proporción,
gozando y cumpliendo diferentes derechos y obligaciones expresas en esta, pero
con la disposición destacable que el sujeto por excelencia para ejecutar los actos
previstos por la ley, es el comerciante, aunque estos no fueren exclusivos y
excluyentes de él.

Salvo especificación en contrario, todos los artículos referidos en el siguiente


material, son del Código de Comercio de Venezuela de 1955.

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