El impuesto a la riqueza o impuesto de solidaridad, a decir del Premier
Vicente Zeballos, es una propuesta que nace desde el Congreso de la
República y es grabar con tributos a quienes más perciben.
En América Latina hay tres países que utilizan un impuesto a la riqueza:
Colombia, Uruguay y Argentina. Algunos expertos que prefieren hablar de impuesto al patrimonio, porque desde el punto de vista técnico se trata de un gravamen a los activos menos las deudas.
Y en el caso de Argentina el nombre del tributo es "impuesto a los bienes
personales".1
Personalmente creo que es una medida acertada, y que no debería ser
temporal como han manifestado algunos miembros del Gabinete Zeballos, incluido el presidente Vizcarra, sino permanente, porque de esa forma se genera un balance entre los que más tienen y la población que está en la pobreza total.
El Ejecutivo podría usar los ingresos producto de este impuesto de
solidaridad, para construir obras para los más necesitados.