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COLEGIO JOSÉ MARIA LANDÁZURI

Res. 06867 de agosto 19/03 y 15306 de Noviembre 23 de 2005, Diurno y


12632 de diciembre 19/01 Nocturno……. NIT 890206679-5 TELEFAX 6242036
CÓDIGO DANE No. 168385001051
PEMEL
PROYECTO EDUCATIVO MODALIDAD EN GESTIÓN EMPRESARIAL

TRABAJO EN CASA
Área Ética y Valores Grado 11-B
Periodo Segundo Correo Santosestefania77@gamil.com
Docente Dayana Estefanía Santos Caballero Celular 3223656989
Fecha Inicio Junio 8 de 2020 Fecha entrega Junio 19 de 2020
Lee la información y resuelve la actividad en tu cuaderno.

LOS DEBERES MORALES DEL HOMBRE (URBANIDAD DE CARREÑO).


Ante el panorama del impetuoso devenir que quiere tomarnos por sorpresa; afortunadamente el
hombre a medida que hace y reconoce su historia, lícitamente retoma valores que identifica su
tradición social, su gentileza, su nobleza, su grandeza individual y reubica, adopta e integra legados,
los cuales reconocen la pluralidad de expresiones culturales y fundamentan la riqueza solidaria de
los pueblos.

En síntesis, la obra valora al ser humano y lo dota de los elementos necesarios para buscar y lograr
la paz duradera consigo mismo y con los demás; es decir, enaltece al individuo sin dejar de
recordarle los compromisos y deberes que tiene para con sus semejantes.

Es el remanso que tanto anhelamos en estos momentos, para ayudar a construir lo que la historia
nos plantea; un hombre nuevo, capaz, solidario, respetuosos de los compromisos, honesto, atento,
digno, honrado y sincero.

Por lo tanto, los deberes morales del hombre deben ser:

1.- Los deberes para con Dios.


Basta dirigir una mirada al firmamento, o a cualquiera de las maravillas de la creación y contemplar
un instante los infinitos bienes y comodidades que nos ofrece la tierra, para concebir, desde luego, la
sabiduría y grandeza de dios y que todo se lo debemos a su amor, a su bondad y misericordia.

El penetra en lo más íntimo de nuestros corazones, él es la fuente de todo bien, de todo consuelo, de
toda felicidad y con ello movemos su misericordia, y aplacamos la severidad de su divina justicia,
irritada por nuestras ofensas, porque él es dios de bondad y su bondad tampoco tiene límites.

2.- Deberes con nuestros padres.

Los autores de nuestros días, quienes enjuagaron nuestras primeras lágrimas, los que consagraron
todos sus desvelos a la difícil tarea de nuestra educación y a labrar nuestra felicidad, son para
nosotros los seres más privilegiados y venerables que existen en la tierra.

Los cuidados tutelares de un padre y una madre son de un orden tan elevado y tan sublime, son tan
cordiales, tan desinteresados, tan constantes, que en nada se asemeja a los demás actos amor y
benevolencia que nos ofrece el corazón del hombre.

Cuando pensamos en el amor de una madre, en vano buscamos las palabras con que pudiera
pintarse dignamente ese afecto incomprensible, de extensión infinita, de intensidad inexplicable y de
inspiración divina.

 3.- Deberes para con la patria.


Nuestra patria, generalmente hablando, es toda aquella extensión de territorio gobernada por las
mismas leyes que rigen el lugar en que hemos nacido, donde formamos con nuestros
conciudadanos, una gran sociedad de intereses y sentimientos nacionales.

Cuánto hay de grande y cuánto hay de sublime, se encuentra comprendido en el dulce nombre
de “PATRIA”.

Refleja toda la historia de nuestros pueblos, nuestros antepasados, brillando sus recuerdos, y
estímulos de virtud al heroísmo y a la gloria.

4.- Los deberes con nuestros semejantes.

No podríamos llenar cumplidamente el supremo deber de amar a Dios, sin amar también a los
demás hombres, que son como nosotros, creaturas suyas, descendientes de unos mismos padres y
redimidos todos en una misma cruz.

La providencia, que en sus altas miras ha querido estrechar a los hombres sobre la tierra, con fuertes
vínculos que establezcan y fomenten la armonía que debe reinar en la familia humana, no ha
permitido que sean felices en el aislamiento, ni que encuentre en él los medios de satisfacer sus más
urgentes necesidades.

Las condiciones indispensables de la existencia los reúne en todas partes, so pena de perecer a
manos de las fieras, de la inclemencia o de las enfermedades; y donde quiera que se ve una reunión
de seres humanos, desde las más suntuosas poblaciones, hasta las humildes cabañas de las tribus
salvajes., hay un espíritu de mutua benevolencia, de mutua consideración, de mutuo auxilio, más o
menos desarrollado y perfecto, según es la influencia que en ella han podido ejercer los sanos y
civilizadores principios de la religión y la verdad filosófica.

5.- Los deberes para con nosotros mismos.

Si hemos nacido para amar y adorar a Dios, y para aspirar a más altos destinos que nos ofrece esta
vida precaria y calamitosa; si obedeciendo a los impulsos que recibimos de aquel Ser infinitamente
sabio, origen primitivo de todos los grandes sentimientos, nos debemos también a nuestros
semejantes y en especial a nuestros padres, a nuestra familia y a nuestra patria; y si tan graves e
impredecibles son las funciones que nuestro corazón y nuestro espíritu tiene que ejercer para
corresponder dignamente a la mirada del Creador, es una consecuencia necesaria y evidente que
nos encontramos constituidos en el deber de instruirnos, conservarnos y demorar nuestras pasiones.

La importancia de estos deberes esta implícitamente reconocida en el simple reconocimiento de los


demás deberes.

ACTIVIDAD
1. Realiza un decálogo (conjunto de 10 reglas que se consideran básicas para una actividad) por
cada uno de los cinco grupos de deberes.
2. Elabora un crucigrama teniendo en cuenta los decálogos anteriores.

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