Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Panama y Peru10 PDF
Panama y Peru10 PDF
El Taqui Oncoy
JUAN DE MATIENZO
TÚPAC AMARU I
como Sayre Túpac para vivir con los españoles, perdían los In-
cas la esperanza de recobrar algún día el predominio de la dinas-
tía vencida. Vilcabamba tenía fama de inaccesible, y mientras
allí lograra mantenerse el Inca, serviría de baluarte y de centro
de reconcentración a cualquier movimiento contra los blancos.
Conservarla en su integridad indígena y que no se hiciese ciu-
dad española, tal era el propósito. El Virrey sentía peligrosa esa
vecindad y se proponía remover a los Incas a otras regiones de
Indias donde no amenazaran el equilibrio del Estado". Don
Francisco de Toledo. Supremo Organizador del Perú. Espasa
Calpe. Buenos Aires. XXIX.
Pero esta espontánea actitud de adhesión a sus pro-
pios líderes incas no representaba una conspiración con-
tra la corona; en el proceso por completo amañado por el
virrey no se aportaron pruebas objetivas del complot. Tal
fue el criterio de los magistrados de la Audiencia de Lima,
que se opusieron a que Toledo ordenara el destierro de los
nobles cusqueños. A unos caciques, entre ellos don Carlos,
se les privó de sus bienes y se ordenó que cumplieran su
pena más allá de los linderos de Huamanga, por sentencia
del doctor Loarte, asesor de Toledo. Luego el virrey dictó
provisión para que fueran embarcados a México Don Car-
los, Felipe Sayre, Alfonso Tito Atauche, y Felipe Quispe
Tito, hijo de Titu Cusi, de dieciocho años, apresado en Vil-
cabamba. Don Cayo y Don Agustín purgarían ostracismo
en las provincias de Cajamarca y Huamachuco. Los pro-
curadores Francisco López y Miguel Ruiz interpusieron
recursos de apelación a la Audiencia de Lima, antes que
los Incas arribaran a la capital. Los oidores Alvaro Ponce
de León, Monzón y Altamirano no aceptaron teóricamente
la apelación de los abogados de los Incas, pero ordenaron,
al mismo tiempo, que dejara la causa en el estado en que
se encontraba. En otras palabras, congelaron la ejecución
del destierro, sin pronunciarse sobre la apelación, dispo-
niendo que, si los Incas habían salido del Cusco, siguie-
ran viaje a Lima para que se les proveyera justicia. Toledo