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INDÍGENAS TRANSGÉNERO: UNA PROPUESTA DE POLÍTICA PÚBLICA


ENTRE EL RECONOCIMIENTO Y LA IMPLEMENTACIÓN DE ACCIONES
AFIRMATIVAS*

«El hombre está siempre dispuesto a negar


aquello que no comprende» (Araya, 2004, pág.
9).

Por: LUIS FRANCISCO CRISTANCHO CELY**

RESUMEN

En la presente investigación se buscan determinar los aspectos principales a los


cuales debe atender una política pública dirigida a la población indígena
transgénero en Colombia. La misma se divide en tres acápites: el primero, busca
determinar cuál es el origen de la problemática planteada desde una perspectiva
científica y social; el segundo, despliega la necesidad de construir la política
pública a partir del desarrollo del derecho indígena y, finalmente, el tercero,
desestima el modelo asistencialista frente al contexto económico real en el cual se
debe desarrollar la política. Al respecto, se plantea la necesidad de un sistema que
se fundamente en el reconocimiento del indígena transexual y, principalmente, su
incorporación en el trabajo para la capitalización y sostenibilidad del mismo, para
lo cual se recurre a la propuesta de acciones afirmativas afines.

PALABRAS CLAVES: Transgénero, indígena, política pública, reconocimiento,


acciones afirmativas, Colombia.

ABSTRACT

The present investigation seeks to determine the main aspects to which a public
policy aimed at the transgender indigenous population in Colombia must address.

*
Artículo de reflexión presentado para optar por el título de abogado que otorga la Universidad
Católica de Colombia. Dirigido por el profesor Ricardo Arturo Ariza López.
**
Egresado del programa de derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de
Colombia. Correo electrónico: pachito.1978@hotmail.com. Código: 2103736. Cédula: 79.748.525.
2

It is divided into three sections: the first, seeks to determine what is the origin of the
problem raised from a scientific and social perspective; the second, analyzes the
welfare public policy models (based on the distribution of wealth) and recognition
(based on the identification and distinction of the subjects), choosing the latter as
the appropriate to address the dilemma and, subsequently, contributing affirmative
action proposals; and, finally, the third one, dismisses the welfare model in the face
of the real economic context in which the policy should be developed. In this
regard, the need arises for a system that is based on the recognition of the
transsexual indigenous and, mainly, its incorporation into work for the capitalization
and sustainability of it, for which recourse is made to the proposal of affirmative
related actions.

KEYWORDS: Transgender, indigenous, public policy, recognition, affirmative


actions, incorporation into work, Colombia.

SUMARIO: INTRODUCCIÓN. 1. EL ORIGEN DEL TRANSGENERISMO EN


POBLACIONES INDIGENAS. 2. UNA POLÍTICA PÚBLICA A PARTIR DEL
DESARROLLO DEL DERECHO INDÍGENA. 3. LAS ACCIONES AFIRMATIVAS
COMO VEHÍCULO DEL RECONOCIMIENTO. CONCLUSIÓN. BIBLIOGRAFÍA.
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INTRODUCCIÓN

En la sociedad colombiana se observa la interiorización de la


heteronormatividad; esta condición, consiste en la asunción moral de la existencia
de dos sexos biológicos (XX-XY) que se deben relacionar armónicamente con dos
géneros (XX=masculino/XY=femenino) a los cuales se debe pertenecer de manera
excluyente (Lasso, 2014). Ello se evidencia, en la negativa de ciertos sectores
políticos -de cohorte conservador rígido- a la puesta en práctica de un modelo
programático consiente del fenómeno la identidad de género y de la posibilidad de
que ésta no siempre concuerde con el sexo biológico (Revista Semana, 2016),
frente a lo cual existen multitudinarios casos reales de transgenerismo.

Lo anterior, ha generado que cualquier persona con una forma de identidad


sexual diferente a la arraigada en el imaginario colectivo sea susceptible de la
marginación, la exclusión y el rechazo social; a su vez, esta transfobia –como
también se le puede llamar a la heteronomativida- conduce a la persona
transgénero al ensimismamiento de su identidad (autoexclusión), lo cual le lleva a
tener una baja autoestima -depresión- y conductas autodestructivas -
pensamientos suicidas-.

Al respecto, el sociólogo Javier Rubio (2009) expone que «[la] transfobia


como hecho social, no puede ser entendida desde una lógica causal y
unidireccional, sino desde el encuentro de factores socioculturales en los que
convergen de manera determinante: la ideología, la educación y la religión» (pág.
10). En este sentido, las situaciones de discriminación se retroalimentan de forma
circular entre las creencias religiosas, sociales y culturales, el rechazo familiar, la
5

pérdida de amistades, la pérdida de relaciones emocionales y afectivas, la pérdida


de derechos civiles, el rechazo de su individualización jurídica (originada en la
discordancia de su documento de identidad y su género) actitudes de desprecio y
descalificativas, exclusión y discriminación social, marginación, discriminación
laboral, ausencia de proyectos de vida y la exposición a situaciones insalubres
(ejercicio de la prostitución).

Ahora bien, en escenarios sociales mucho más arraigados a los


pensamientos heteronormativos, especialmente, en las poblaciones indígenas, la
transfobia es mucho más densa. Está documentado que en las comunidades
Emberá-Chami1 y Emberá-Katío2 de Risaralda y Chocó las transgénero son
expulsadas, siendo sujetas a desplazamientos; actualmente, treinta (30) jóvenes
de la condición sexual anotada se encuentran residenciadas en el municipio de
Santuario (Antioquía) y, acotando a la autodeterminación de las poblaciones
indígenas, no existe una política pública para que sean reincorporadas a sus
resguardos, ni tampoco para que sean aceptadas en las comunidades a las que
son desplazadas (CM& La Noticia, 2018). Al respecto, Juliana Siagama, indígena,
relata lo siguiente: «Somos […] como cuatrocientos indígenas que son así, que
trabajan, nosotros trabajamos, no robamos, solamente compartimos bien, cómo
amigas, como hermanos, trabajamos» (CM& La Noticia, 2018, pág. min. 0:28).

Sobre el particular, es propio destacar que como resultado del Primer


Encuentro Nacional LGBTI realizado en el año 2010 se habló de la necesidad de
crear una política pública LGBTI integral para indígenas con la participación activa
del sector, rigor técnico, metodológico y financiero. A partir de ese momento, el

1
Grupo étnico indígena colombiano. Chamí quiere decir cordillera y embera significa gente; son,
entonces, la Gente de la Cordillera. Representan el 16% de la población indígena a nivel nacional
(Tapasco, 2008).
2
Grupo étnico indígena que habitan en el alto Sinú, el alto Río San Jorge (departamento de
Córdoba) y Urabá (Echeverry & Díaz, 2016).
6

Ministerio del Interior de Colombia incluyó dentro de sus funciones el diseño de


dicha política en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 y -tras realizar varios
encuentros regionales con miembros de la comunidad LGBTI- desarrolló una ruta
de navegación del proceso de política pública nacional LGBTI (Corte
Constitucional. Sentencia T-099/2018. M.P: Ortiz, G. Consideración 1). Sin
embargo, luego de adjudicar un contrato a una entidad y manifestar que se
propondría un proyecto de ley para regular la materia, a la fecha dicha gestión no
se ha realizado.

Ante esta situación, es inminente la necesidad de que el Estado social de


derecho adopte una política pública que le haga frente, pues el reconocimiento
constitucional de la dignidad humana (Constitución Política de Colombia, art. 1),
infiere la consideración de la persona como un fin en sí mismo y no como un
medio, o como ha sido interpretado por la doctrina, su procura existencial (Nuria,
2010). Es decir, la satisfacción de las necesidades que el individuo no está en la
capacidad de atender por sí solo, requiriendo por ello la asistencia del Estado. Sin
embargo, esta política deberá atender al entendimiento de que el derecho es «[…]
una variable que se debe considerar y medir en relación con otras variables que
influyen en la acción humana» (Ferrari, 2004, pág. 18), es decir, considerando que
debe contener instrumentos precisos para cambiar los factores que originan la
desigualdad, esto es, desde la sociología jurídica, pues se observa la ineficiencia
del sistema de pensamiento actual (Tirado, 2010). De acuerdo con lo anterior, este
trabajo pretende dar respuesta al siguiente interrogante ¿Cuáles son los
principales aspectos a los cuales debe responder una política pública para la
garantía de los derechos de las transgénero indígenas?

Para suministrar respuesta a este interrogante se recurre al método teórico-


reflexivo, el cual consiste en la exposición de los argumentos doctrinales en torno
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a los modelos de políticas públicas y el asistencialismo estatal analizado desde la


problemática en concreto de las transgénero indígenas, quienes –como se dijo en
las anteriores líneas- son susceptibles de discriminación tanto por su condición de
transgénero como de indígena.

Se parte de la hipótesis de que los principales aspectos a los cuales debe


atender la política pública son cinco, a saber; i) el dialogo para la conciliación de
las creencias religiosas, sociales y culturales con el fenómeno del transgenerismo,
lo cual implica el reconocimiento de dichas creencias pero observadas a partir del
respeto a la identidad de género del sujeto; ii) el trabajo social para el
fortalecimiento de las relaciones familiares, de amistad y erótico-afectivas; iii) la
adecuación de la identidad civil con la identidad de género del sujeto para la
habilitación para el ejercicio de los derechos civiles; iv) la formación e
incorporación laboral para evitar el ejercicio de actividades insalubres
(prostitución), lo cual debe atender al proyecto de vida de la persona y no a la
imposición de un estereotipo; v) la cobertura y asistencia médica integral de la
persona transgénero para el acompañamiento clínico y psicológico en el tránsito
de género. Estos aspectos, coinciden con los fundamentos o notas esenciales
para una política de pública dirigida a las indígenas transgénero colombianas.

Problemática: perspectivas Pilares de la política Naturaleza de la


heteronormativas pública para atender a la problemática
problemática

Creencias religiosas, sociales Dialogo interdisciplinar con Exógeno


y culturales que rechazan el las comunidades
transgenerismo.

Perdida de relaciones Trabajo social con las Mixto


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familiares, de amistad y familias, amigos y parejas


erótico-afectivas de las transgénero.

Falta de concordancia entre Programas de cedulación Exógeno


el documento de identidad y
el genero

Falta de oportunidades de Programas de formación Mixto


empleo y ejercicio causado para el trabajo
de actividades insalubres

Tránsito de genero Programas de Endógeno


acompañamiento médico y
psicológico

Grafico Núm. 1 Problemáticas, propuestas y naturaleza de ambas. Autoría


propia.

En relación con lo anterior, se considera que el Estado social de derecho


debe intervenir en la problemática analizada, sin que ello constituya un
desconocimiento del respeto a la autodeterminación indígena. La manera de
hacerlo es a partir de la sensibilización y capacitación de las autoridades locales
para que sean garantes de los derechos de estas personas mientras se
encuentren en sus jurisdicciones administrativas; ello significa, que a los jefes
indígenas se les limite en sus atribuciones respecto al tratamiento de sus
connaturales a partir del reconocimiento de las autoridades administrativas locales
(alcaldes, secretarios de gobierno, inspectores de policía, procuradores, etc.) y en
virtud de la comprensión de que la condición de transgénero se originó en el
contacto de la persona con la cultura occidental. De manera que, mientras la
transgénero indígena se encuentre en la jurisdicción de un municipio, le
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corresponde a este atender sus necesidades básicas, especialmente, capacitarle


para su incorporación laboral, y, a su vez, resguardarla de los maltratamientos a
los que pueden ser sometidas por sus comunidades.

1. EL ORIGEN DEL TRANSGENERISMO EN POBLACIONES INDÍGENAS

El primer presupuesto al que debe atender la política pública es la causa o


el origen de la problemática que pretende subsumir, naturalmente, en principio,
debe batallar en contra de las situaciones que la generan. Así las cosas, la
primera pregunta por contestar es ¿cuál es el origen del transgenerismo3 en
poblaciones indígenas? Esta pregunta puede tornarse pretenciosa pues para
responder a la situación concreta de los indígenas debe atenderse primero a la
cuestión del origen del transgenerismo, sin embargo, se intentara responder desde
una perspectiva científica conforme a los últimos estudios en la materia.

Inicialmente se recurre a la medicina para ofrecer respuesta la cuestión


planteada. Actualmente esta ciencia estudia el transgenerismo y lo entiende como
un «malestar» que aqueja a la persona y por lo tanto puede entrar en contacto con
los servicios de salud (Arango, 2008). En efecto, la Organización Mundial de la
Salud incorpora la transexualidad en su Clasificación Internacional de

3
«El término transgénero constituye una denominación genérica con el que se ha designado a
aquellas personas cuya identidad de género y/o sexual es diferente a las expectativas
convencionales basadas en las características físicas sexuales o el sexo que les fue asignado al
nacer. El término es genérico toda vez que es empleado para describir una pluralidad de
expresiones, experiencias e identidades, e incluye, entre muchas otras, a personas transexuales,
transgénero, travestidos, intergénero, transformistas, drag queens y drag kings. Así mismo, adoptó
la noción de persona trans como la relativa a aquella “(…) que transita del género asignado
socialmente a otro género. En ocasiones, el papel de género asignado por la sociedad no coincide
con la perspectiva de la persona, de modo que a veces un sujeto de sexo masculino, se identifica
psicológicamente con lo femenino. En este caso, a lo largo de su ciclo vital, estas personas
rechazan el rol masculino asignado por la sociedad, asumen su identidad femenina y transitan
hacia un rol social femenino”» Corte Constitucional, Sentencia T-771/2013, MP: Calle, M.,
consideración 3.1.
10

Enfermedades –tema que es objeto de debate ante la negativa de dicha


corporación de retirarla en su actualización de 2018 y por confrontarse con
diversas legislaciones a nivel mundial (Borraz, 2017)- incluyéndose en el numeral
17 «condiciones relacionadas a la salud sexual» en el capítulo dedicado a
«trastornos de la personalidad y el comportamiento» en el subcapítulo «trastornos
de la identidad de género» nominándose «incongruencia de género» y sub
clasificándose en «incongruencia de género en la adolescencia o la edad adulta»
(HA60) y en «incongruencia de género en la infancia» (HA61) (Organización
Mundial de la Salud, 2018). La transexualidad en la adolescencia o en la edad
adulta se define en los siguientes términos:

Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado


del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de
transición para vivir y ser aceptado como una persona del género
experimentado a través del tratamiento hormonal, la cirugía u otras
prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como se desee y en
la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no
puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las
preferencias de género por sí solas no son una base para asignar el
diagnóstico (Organización Mundial de la Salud, 2018, pág. HA60).

De la anterior definición se extraen los siguientes elementos: i) el


transgenerismo es una incongruencia entre el género experimentado en el
individuo y su sexo biológico; ii) esta condición a menudo lleva al deseo de
transición, y; iii) su diagnóstico está proscrito antes de la pubertad. Conforme con
lo anteriores elementos conviene preguntarse si ¿se trata de una enfermedad?

Al respecto, Lasso (2014) precisa que el punto de contacto entre el


transgenerismo y los servicios médicos está en el deseo de transición que
experimentan algunas personas –no todas-, es decir, en el segundo de los
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elementos anotados. En relación con ello, el transgenerismo no es una


enfermedad, aun cuando el tercero de los elementos mencionados habla de que
requiere diagnóstico. Se trata de una condición de la persona que entra en
contacto con los servicios sanitarios pues requiere de ellos para que el individuo
pueda adecuar su género con su sexo biológico, de manera que no se busca una
cura, sino que se pretende apoyar al individuo para que físicamente adecue su
cuerpo para sentirse psicológicamente conforme. Así las cosas, lo primero a lo
que debe atender una política pública es a que las autoridades locales no
pueden tratar la situación como si en sí mismo constituyera un problema
sanitario, por lo tanto, deben desarrollarse e implementarse servicios
clínicos eficientes para brindar orientación psicológica a las personas que
experimentan esta discordancia y asesoría médica para que la persona se
realice los tratamientos hormonales que resulten adecuados a su salud y las
cirugías que desee de manera segura.

Este primer pilar de la política pública transgénero-indígena aumenta la


autoestima del sujeto, lo cual le contribuye a afrontar las actitudes de rechazo por
parte de la sociedad, disminuye los pensamientos autodestructivos, evita la
exposición a tratamientos hormonales y de cirugía plástica inadecuados o que
pueden afectar la salud de la persona y es la vía de acceso para responder a otras
problemáticas como la incorporación laboral.

La experiencia de otras comunidades en materia de políticas públicas,


muestra que el desconocimiento del transgenerismo como una condición que
requiere de los servicios sanitarios, sin que se considere una enfermedad, puede
llevar a que se generen problemas de mayor envergadura y que si constituyen
afectaciones a la salud pública. Al respecto, puede verse el siguiente extracto de
la investigación realizada por Lasso (2014):
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Según la Alcaldía Mayor de Bogotá, en su Línea de base de la Política


Pública para la garantía plena de derechos de sectores LGBT –
Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas– (2011), el 54% de las
personas transgeneristas han percibido que su derecho a la salud ha
sido vulnerado y al 43.84% de ellos se les ha negado la atención médica
cuando la requerían. Estas cifras presentan un panorama sobre la
situación de vulneración sistemática y aguda del derecho a la salud que
viven las personas trans en Bogotá.

Un estudio del año 2011 realizado por el Ministerio de Salud y


Protección Social de Colombia y el Fondo de Población de las Naciones
Unidas –UNFPA– (2011), puso de manifiesto las múltiples violencias que
reciben las mujeres trans al intentar acceder a los servicios de salud:
son discriminadas por el personal que trabaja en los hospitales, desde el
vigilante en adelante, y en grados que van desde llamarlas y tratarlas
como hombres, hasta negarles la atención médica o prestarles una
atención irrespetuosa.

Adicionalmente, se encuentran estigmatizadas por el VIH/Sida: al


acceder a servicios de salud por razones distintas a este virus son
automáticamente asociadas al VIH/Sida; lo que les ofende, las lleva
muchas veces a alejarse de las instituciones médicas y eclipsa otros
motivos de consulta como el cáncer, problemas de próstata, entre otros
(Ministerio de Salud y Protección Social & UNFPA, 2011) (pág. 3).

Como se evidencia, una adecuada atención médica no busca que la


persona reprima su identidad de género sino apoyarla de manera informada en la
transición que requiere para afrontar la confrontación que está experimentando.
Esta comprensión requiere la sensibilización del personal médico y, en general, de
todos aquellos que intervienen en la prestación del servicio de salud. Un
tratamiento conforme a la dignidad humana implica que no se les estigmatice,
ridiculice o reprima, pues ello genera un alejamiento de la persona de los servicios
sanitarios que puede desembocar en la afectación de la salud de la persona en la
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medida en que se busquen tratamientos hormonales alternativos sugeridos por


personas con desconocimiento científico, cirugías plásticas por personas sin la
capacitación médica y la contracción de enfermedades de trasmisión sexual (ETS)
ante el desconocimiento de sus formas de contagio y la forma adecuada de
protegerse.

En gracia de discusión, la Corte Constitucional ha reconocido que la


realización de cirugías para la transición de las personas transgénero no pueden
considerarse como estéticas –en el sentido natural y obvio de la palabra- a fin de
negar su provisión y por lo tanto deben suministrarse por las empresas
prestadoras del servicio de salud (T-771/2013, M.P: Calle, M.). Al respecto,
expuso lo siguiente:

En el caso de algunas mujeres trans, como la accionante, la


construcción identitaria respecto del género incluye transformaciones
corporales que buscan expresar el sentir personal del sujeto respecto a
su propio ser. En estos casos, las modificaciones físicas no tienen un
significado netamente estético, pues hacen parte esencial de una
identidad de género, que recibe protección constitucional bajo los
derechos fundamentales a la salud, la dignidad humana, al libre
desarrollo de la personalidad y a la sexualidad (Consideración 6.4.).

Ahora bien, volviendo sobre los elementos de la definición médica, conviene


precisar ¿qué es el género? pues este concepto hace parte fundamental de la
definición científica en la medida en que el sexo biológico o asignado no es lo que
genera el malestar de la persona sino es su discordancia con el género que
experimenta.
14

El concepto de género hace referencia al «conjunto de atribuciones que la


sociedad o la cultural les otorga tanto a las mujeres como a los hombres y que
define sus roles o funciones, su posición y expectativas a partir del hecho biológico
de nacer con uno u otro sexo» (García, 2004), desde esta perspectiva es una
construcción social mientras que el sexo es un hecho biológico. En este sentido, el
género tiene que ver con la consideración de factores relacionales que establecen
diferencias valóricas con respecto a varones y mujeres; estos factores, como se
destaca, no se refieren al hecho biológico de nacer de una u otro sexo, sino que
alude a diferencias socioculturales, esto es, al conjunto de rasgos que una
población determinada (incluso la indígena) le asigna de manera diferenciada a los
varones y las mujeres en el proceso de socialización: responsabilidades, pautas
de comportamiento, gustos, temores, actividades y expectativas.

Los papeles e identidades asignados en cada cuerpo social a cada sexo


son complementarios e interdependientes en relación a los atribuidos al otro sexo:
son espacios sociales diferenciados. Así las cosas, cuando se alude a la
existencia de un sistema de género en las poblaciones, se hace referencia a las
prácticas, las representaciones, las normas y los valores que las sociedades
elaboran (construcción social) originadas en la diferencia sexual anatómica-
fisiológica entre mujeres y hombres. Al respecto, «como construcción social que
es, el sistema de género, puede modificar –y de hecho se modifica- con el tiempo,
y varía de acuerdo a la cultura y la organización social de que se trate» (García,
2004, pág. 11). En definitiva, el género es una condición independiente del sexo
biológico, de manera pues, que su discordancia no puede considerarse una
enfermedad.

En relación con lo expuesto, la elección de un género requiere del


desarrollo intelectual suficiente, lo cual no quiere decir que una persona con poca
15

madurez no pueda sentir discordancia entre su sexo biológico y el género al cual


pertenece, por ello, la implementación de un tratamiento hormonal o de cualquier
naturaleza para reasignar la identidad sexual no puede ser tomada por una
persona que no ha desarrollado sus facultades volitivas. Se entiende entonces el
motivo por el cual se habla de que el diagnóstico esta proscrito en una persona
menor de la edad de habilitación legal (impúber).

Ahora bien, en los pueblos indígenas existe un propio acopio del


género, es decir, unas determinadas cualidades que se le atribuyen a los
hombres y a las mujeres, de manera pues, que cuando una persona siente la
discordancia entre su sexo biológico y se generó, este último se construye a
partir de las prácticas, las representaciones, las normas y los valores que las
sociedad elaboró para un hombre o para una mujer. Este es un punto clave en
el desarrollo de una política pública pues el transgénero busca adoptar
comportamientos adecuados a lo que entiende por el género con el cual se siente
identificado.

A modo de ejemplo, en la entrevista de Juliana Siagama (CM& La Noticia,


2018), anteriormente referida, se menciona que de los treinta (30) jóvenes que se
asentaron en la población de Santuario (Antioquia) «algunos visten ropa juvenil y
otros conservan sus tradicionales trajes» (CM& La Noticia, 2018). Esta
observación permite dilucidar que algunos de los transgénero han adoptado
comportamientos acordes a los de las mujeres no indígenas, un signo de que sin
lugar a duda el contacto de estos pueblos con la cultura occidental influye en la
transición de la persona, mientras que otros conservan sus costumbres como
mujeres indígenas.
16

Atendiendo a lo anterior, especialmente frente a las transgénero que


conservan las tradiciones de sus pueblos indígenas, la política pública debe
valorar que existe una pertenencia de la persona a su población y, por ello,
no debe desarraigarla de sus costumbres y de convivir con sus
connaturales. Por el contrario, se debe iniciar el dialogo con los pueblos
indígenas con el fin de compartirles la experiencia del mundo occidental frente al
tratamiento del fenómeno, aclarándoles que los miembros de la cultura occidental
son responsables de la situación pues posiblemente el contacto entre los pueblos
originó esta situación y consecuentemente debe participar de las medidas que se
tomen.

Corolario de lo expuesto, el transgenerismo se origina en la idiosincrasia de


la comunidad indígena que les atribuye determinadas calidades a las mujeres y
determinadas calidades a los hombres, con las cuales una persona se siente
identificada. Aunque no esté bien delimitado el motivo por el cual una persona se
siente a gusto con uno u otro género, es claro que se trata de una elección del
individuo que hace parte precisamente de sus preferencias y por lo tanto no tiene
un origen patológico y las políticas estatales deben dirigirse, de manera general, a
acompañamiento en la transición que experimenta la persona, no se corrige, no se
cura y por el contrario requiere asesoría médica y psicológica. Así mismo, debe
tener en cuenta que existe un arraigo de las transgénero con sus poblaciones, por
este motivo, no se les puede desvincular o aplicar una pena de destierro.

En este punto, es necesaria la sensibilización tanto del personal médico que


atiende el proceso de transición de la transgénero indígena, como el dialogo con
los líderes indígenas, partiendo de la idea de que tanto la comunidad como el
mundo occidental son responsables de la problemática y por lo tanto la solución
debe ser mancomunada, de manera que las soluciones propuestas por las
17

comunidades deben entrar en dialogo como la noción occidental de la


problemática y, más aún, deben ser respetuosas de los valores y principios
reconocidos en la Constitución Política, especialmente, el principio de la dignidad
humana.

2. UNA POLÍTICA PÚBLICA A PARTIR DEL DESARROLLO DEL DERECHO


INDÍGENA

La adopción de medidas para la asistencia de la población transgénero


indígena resulta problemática. Al respecto, se parte de idea de que la Constitución
Política de 1991 posee un carácter abierto, es decir, vinculante del pluralismo
democrático a través de «la intervención de las comunidades indígenas en la
construcción de la […] Constitución» (Ramírez & Noguera, 2017, pág. 30) y, a
partir de ello, «se observa la construcción de la autonomía de las comunidades
indígenas al solicitar su reconocimiento y no la constitucionalización de sus
derechos» (Ramírez & Noguera, 2017, pág. 30), es decir, a los miembros de estas
poblaciones se les reconocen sus derechos, pero los mismos no se parametrizan
con un modelo constitucional occidental, sino que son sus comunidades las que
les otorgan contenido.

En otras palabras, la jurisdicción indígena goza de autonomía frente a la


interpretación de los derechos naturales de sus miembros, por lo tanto, la
jurisdicción ordinaria en principio no puede inmiscuirse en las medidas que tomen
estas comunidades frente a los transgénero aduciendo al reconocimiento de la
dignidad humana o el libre desarrollo de la personalidad.
18

Ahora bien, pretender introducir elementos jurídicos interpretativos en el


imaginario indígena para amortizar o cambiar las medidas que estos pueblos
toman en contra de sus miembros transgénero -entre ellas, los castigos físicos, la
expulsión de las comunidades o, por el contrario, la permanencia forzosa en ellas-
resulta no solo inconstitucional -por la autonomía atrás mencionada- sino también
inútil, pues el derecho indígena se construye a partir de elementos rituales y
artísticos los cuales son desconocidos por la jurisprudencia occidental (Otálora &
Hernández, 2018) y, consecuentemente, las ideas o conceptos que se trasmitan
carecerían de coercibilidad y eficacia.

Lo anterior permite inferir que las políticas públicas que se adopten no


deben ser invasivas, es decir, no deben inmiscuirse en el desarrollo del
derecho indígena, sin embargo, ello no se traduce en el principio liberal de «dejar
hacer y dejar pasar» pues el constitucionalismo colombiano no solo se construye a
partir del respeto a la autonomía indígena sino también del reconocimiento de la
dignidad humana y la asistencia social a las personas que por su situación en
concreto son vulnerables de discriminación, entre ellos, los transgénero (Pulido,
Sanabria, Burgos, & Ramírez, 2012). Pese a que estos postulados puedan resultar
contradictorios, desde el punto de vista práctico, es claro que no puede ni debe
permitirse la discriminación de los indígenas al interior de sus comunidades por las
consecuencias que ello trae para su psicología, en efecto, la condición
transgénero en un entorno heteronormativo trae como complicaciones serias para
la autoestima e incluso puede generar depresión, pensamientos destructivos y
conductas insalubres (Londoño & González, 2016).

Es posible inferir a partir de lo expuesto que en sí misma la construcción de


una política pública dirigida a comunidades indígenas, en un tema tan sensible
como el transgenerismo, es un contexto complejo para trabajar. Al respecto, para
19

tratar contextos como el analizado, John Kingdom desarrolló un enfoque


denominado “corrientes multiples” (multiple stream) (Figueroa, 2016). El
mencionado método se comeneta con aportes derivados del diseño político y
construcción social provisto por Ingram y Schneider (Figueroa, 2016), que
incorpora aspectos racionales o instrumentales atribuidos a la etapa de
formulación de la política junto con factores valorativos que, si bien forman parte
de la decisión política, no son explicitados por los actores.

En relación con el enfoque mencionado, se afirma que el surgimiento de la


política pública es el resultado de una correlación de tres procesos que originan
ventanas de oportunidad que permiten a los llamados emprendedores de política
la inclusión en la agenda gubernamental de los valores o intereses que defienden,
a saber: i) reconocimiento del problema (problem stream); ii) alternativas de
solución (policy stream); y, iii) ambiente político favorable (politic stream).

En este ámbito -v. gr. políticas públicas-, se discute dónde poner el énfasis,
pues mientras para algunos debe ser en la redistribución económica para apelar a
la injusticia que se materializa en las diferencias de clases sociales, para otros, a
este factor de desigualdad se agrega la complejidad de los mecanismos de
dominación existentes, dentro de los cuales se encuentra la discriminación en sus
diversas dimensiones (Gainza, 2014). Esta discusión, como lo aseveran Fraser y
Honneth (2006), es el dilema de la redistribución y el reconocimiento. Frente a ella,
el caso de Cuba, Venezuela y República Dominica, en donde las políticas públicas
han propendido por la redistribución equitativa de los recursos -que
supuestamente les garantiza la inexistencia de injusticias materiales-, muestra que
no es posible a través de este programa eliminación de la discriminación
(Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2017). Es decir, no es sistema
eficiente para aliviar la problemática estudiada.
20

Para posicionar a una población como la transgénero en lugar desde donde


pueda ejercer efectivamente sus derechos y además exigirlos, es indispensable,
en primer orden, reconocerla. En este sentido, afirma la doctrina que:

Ciertas poblaciones expulsadas de las estructuras sociales, con altos


grados de desafiliación, no van a incorporarse al sistema
inmediatamente sólo porque el Estado cambie su dinámica, o lo haga
discursivamente. Es necesario generar señales que vayan en ese
sentido, que reconozcan el rezago histórico y los problemas surgidos del
mismo para luego proponer como forma de redistribución del poder
social, es decir medidas concretas que garanticen a largo plazo la
llegada de las medidas a la población objetivo (Gainza, 2014, pág. 181).

Así las cosas, el reconocimiento por sí solo no surte efectos, sino que, para
interferir en el imaginario colectivo, mutándolo en uno más acorde para la garantía
de la dignidad humana, requiere tomar medidas especiales de discriminación
positiva o inversa, las cuales actualmente se acuñan bajo el concepto de acciones
afirmativas (Juárez, 2011). Estas se orientan a combatir los factores de
discriminación y persistencia de inequidades, dicho de otro modo, son acciones
transversales de las iniciativas estatales que buscan el ejercicio del poder de
manera redirigida, pretendiendo corregir la exclusión y la desigualdad acumulada
históricamente.

Ahora bien, en el caso específico de las personas transgénero, las políticas


públicas deben atender a los factores que originan su discriminación -las cuales se
esbozaron en líneas anteriores, v. gr. creencias religiosas, sociales y culturales,
rechazo familiar, perdida de amistades, etc.-. Sobre el particular, el
reconocimiento requiere; i) la adecuación de la identidad civil con la
identidad de género del sujeto para la habilitación para el ejercicio de los
21

derechos civiles y; ii) la formación e incorporación laboral para evitar el


ejercicio de actividades insalubres (prostitución), lo cual debe atender al
proyecto de vida de la persona y no a la imposición de un estereotipo.

En el plano internacional, específicamente en Uruguay, se haya una


desarrollada política pública dirigida mediante acciones afirmativas al
posicionamiento de las personas transgénero en un estado propicio para que no
sean víctimas de discriminación, con las consecuencias que ello trae. En efecto,
en el país vecino se creó la Tarjeta Uruguay Social (TUS) la cual pretende servir
de instrumento para ofrecer un acceso especial a alimentación, artículos de
higiene y servicios de salud (Gainza, 2014). No obstante, en concepto propio, esta
propuesta es insuficiente pues la política pública no debe tener una carga
asistencialista al modo clásico del Estado de bienestar, es decir, no debe ser un
suministro de bienes y servicios, ello por cuanto resulta costoso para el Estado y
genera un paternalismo que convierte a las personas en ciudadanos conformes
con el statu quo que le ofrece la organización política, lo cual no permite el
desarrollo económico y el mejoramiento de las condiciones de vida.

En su lugar, se propone que la política pública haga frente a los problemas


de educación e incorporación laboral, pues la principal circunstancia que enfrentan
los miembros de esta población, es la marginación en el trabajo, originada en su
falta de capacitación académica (desprendida de la discriminación a la que son
sometidas en las escuelas, lo cual las hace desertar de los estudios), generando
problemas de salubridad, pues encuentran en la prostitución su principal medio de
subsistencia.

Partiendo de las anteriores consideraciones, se propone la implementación


de las siguientes acciones afirmativas; i) la realización por parte de la
22

Registraduría Nacional del Estado Civil de campañas para la cedulación de las


transgénero indígenas y para la adecuación del género con el sexo plasmado en
los documentos de identidad de las que ya poseen cédula. En este punto, es
menester tener en cuenta que la Registraduría viene adelantando desde el año
2008 campañas para que los indígenas sean registrados y se les suministre un
documento de identidad en el que aparezcan sus nombres originales indígenas.
Sin lugar a duda, el reconocimiento inicia porque el Estado cense y tenga presente
cuantas personas indígenas son transgénero, les entregué sus documentos de
identidad y con ello puedan acceder a los servicios de salud anteriormente
anotados para apoyarlas médica y psicológicamente en su transición.

Ahora bien, ii) el Estado debe implementar programas para la incorporación


laboral de las indígenas transexuales, para ello debe suministrárseles la formación
técnica y profesional necesaria y se deben fijar legalmente beneficios para las
empresas que las vinculen; así como para las entidades bancarias que les
suministren créditos para el desarrollo de sus emprendimientos. En este sentido,
los colegios y las universidades públicas deben tener fijados unos cupos mínimos
que se deben reservar para indígenas transgénero. Adicionalmente, los municipios
deben propender por la participación de esta población en los programas de
formación para el trabajo y el sector financiero debe tener políticas claras, con
beneficios, para el otorgamiento de créditos de emprendimiento a este grupo
poblacional.

Como se infiere, el modelo planteado busca su sostenibilidad, pues la


incorporación al trabajo garantiza la capitalización para la prestación de los
servicios de salud y adicionalmente genera flujo en la economía. No se propende
por un modelo estático en el que el Estado suministra beneficios
indiscriminadamente sino de uno sostenible en el cual tanto el Estado como los
23

beneficiarios de las políticas tengas responsabilidades y generen capital para la


consecución de los cometidos sociales de la organización política. Esta
perspectiva pone de antesala la necesidad de reflexionar sobre el porqué de
asumir un modelo basado en el reconocimiento –lo cual implica que la población
también adquiere obligaciones frente al Estado- y no un modelo asistencialista.

3. LAS ACCIONES AFIRMATIVAS COMO VEHÍCULO DEL


RECONOCIMIENTO

La implementación de acciones afirmativas basadas en el reconocimiento de


las personas transgénero como aptas para trabajar y, de esa manera, garantizar
sus necesidades básicas, puede no resultar atractiva principalmente para los
promotores del Estado social de derecho concebido de manera clásica, es decir,
como un Estado que suministra todas la necesidades de las personas,
entendiéndolas como mínimos, o como lo diría la Corte Constitucional de
Colombia, «como derechos y no como caridad» (Sentencia T-406/1992, MP:
Angarita, C.), esto por cuanto teórica y jurisprudencialmente, se creado toda una
corriente en cuanto a al suministro de los servicios de salud, educación,
recreación, etc., como la garantía de los derechos y esencia del Estado social. Sin
embargo, como se evidencia en los modelos asumidos en Cuba, Venezuela y
República Dominicana (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2017), la
redistribución de la riqueza mediante el suministro de bienes y servicios no
contribuye a la garantía de la no discriminación. Por ello, se debe emplear una
política que reconozca a las personas y les dé un lugar en la sociedad en el que
por sí mismas puedan generar mejores condiciones de vida.

No obstante, conviene dar claridad a la propuesta. No se trata de que el


Estado deje de suministrar los servicios básicos de salud, educación, seguridad
24

social, ect., sino de que no se realicen acciones afirmativas en este sentido para
las poblaciones transgénero, sino que sean iguales a las del resto de la
comunidad, priorizando o dirigiendo las políticas públicas a su incorporación al
trabajo para construir un modelo de capitalización con el cual se puedan ofrecer
altos estándares en estas materias. Así, más que una propuesta, es una
necesidad de la sociedad colombiana y ello se evidencia en la incorporación del
criterio de la sostenibilidad fiscal al ordenamiento constitucional (Constitución
Política, art. 334), como medida para controlar los fallos de los jueces en los que
se garanticen derechos asistenciales, para evitar que el nivel de egresos del
Estado sea superior al de ingresos.

Visto lo anterior, el reconocimiento genera beneficios para el Estado. El


primero de ellos es que el modelo de políticas públicas es sostenible, pues la
prestación de los servicios de salud y formación para el trabajo se ven retribuidos
en ciudadanos que pagan impuestos y que capitalizan el sistema de seguridad
social. El segundo es que más que poner en marcha acciones para equipararlos
económicamente con el estándar poblacional se busca suministrarles las bases
para una vida de consumo en la cual se genera el flojo de capital.

Sobre el tema en particular, pueden verse en el plano internacional la


implementación de las siguientes acciones afirmativas:

PAÍS AUTORIDAD ACCIÓN AFIRMATIVA (CASO)


(CONTINENTE) (FUENTE)
25

Kenia (África) Corte Suprema de Reconoció a la transgénero una suma


Justicia de dinero con por los perjuicios
causados.
Admitió que la permanencia de una
mujer transgénero en una prisión
masculina era inconsitucional. Al
respecto, se le
Corte Suprema de Caso: Una transgénero no pudo
Kenia. X v. Attorney someterse a una cirugía de
General and others. reasignación de género; ello le generó
Sentencia del 2 de barreras para el acceso a la salud y
diciembre de 2010. educación de calidad, lo cual, a decir
de la autoridad, produjo que tuviera
problemas legales.

Nepal (Asía) Corte Suprema de Ordenó la creación de un tercer sexo


Nepal en los registros civiles.
Reconoció que existía una violación
sistemática a los derechos de la
personas trasngénero.
Corte Suprema de Caso: Un colectivo de mujeres
Nepal. Sunil Babu transgénero solicitó que se ordena la
Pant et. al. v. Nepal creación de un tercer género en los
Government, Office of registros civiles.
the Prime Minister
and Council of
Ministers, Legislature-
Parliament. Sentencia
del 21 de diciembre
de 2007.
Malasia (Asía) Tribunal Superior de Ordenó el cambio de sexo en un
Kuala Lumpur documento de identidad
Reconoció que la identidad de género
provenía de la voluntad del sujeto.
Tribunal Superior de Caso: Una mujer con cirugía de
Kuala Lumpur. Re reasignación de sexo solicitó a las
26

JG, JG v Pengarah autoridades que cambiaran su sexo en


Jabatan Pendaftaran el documento de identidad, sin
Negara. Sentencia embargo, las mismas se negaron. Lo
del 25 de mayo de anterior, le ocasionó problemas de
2005. inserción laboral.
España Tribunal Supremo de Revocó un fallo que negaba el cambio
(Europa) España de sexo en un documento de identidad.
Reconoció que existe un derecho
constitucional a que no permanecer en
un género que se repudia.

Tribunal Supremo de
España. Sentencia
Caso: Un hombre transgénero solicitó
STS
ante un juez el cambio de su sexo en
4665/1987. Sentencia
su documento de identidad. Primera
del 2 de julio de
instancia concedió, la segunda negó.
1987.

Grafico Núm. 2. Acciones afirmativas en el plano internacional. Autoría


propia.

En el caso Colombiano, pueden verse los siguientes pronunciamientos:

ÓRGANO INSTRUMENTO CASO ACCIÓN


AFIRMATIVA

Corte Sentencia T- A una mujer transgenero se Instituyó que la


Constitucional 099/2015. le exigió el pago de una mujer transgénero
suma de dinero por la se encuentra
emisión de su libreta militar. exceptuada del
La misma manifestaba no deber de tener una
contar con los recursos para libreta militar.
pagarla y por lo tanto tener
Reconoció que es
problemas para su inserción
violatorio de
27

al trabajo. derecho al libre


desarrollo de la
personalidad y la
dignidad huma
exigir documentos
que no concuerdan
con el género.

Corte Sentencia T- Una mujer transgénero Ordenó a una


Constitucional 099/2016. cambió su nombre durante Notaría inaplicar las
su transición. Luego de normas que
terminado dicho ciclo decidió establecen que el
cambiarlo nuevamente pues nombre se puede
le hacía sujeto de burlas el cambiar por una
nombre que se asignó. sola vez.
Reconoció que el
proceso de
transición requiere
un acompañamiento
psicológico.

Corte Sentencia T- Un hombre trasgénero Ordenó a la entidad


Constitucional 363/2016 solicitó a una entidad de pública prestadora
educación pública se le del servicio de
permitiera usar el uniforme educación que se
masculino. Para la fecha de abstenga de
la tutela no se había emitido intervenir en el libre
respuesta. desarrollo de la
personalidad de los
estudiantes
Ordenó que la
institución creara
una política para el
manejo de
situaciones
análogas
Reconoció que la
forma de vestir es
una elección
personal
28

Grafico Núm. 3. Acciones afirmativas en el plano nacional. Autoría propia.

Ahora bien, finalmente, el reconocimiento del que se ha hablado es externo,


sin embargo, al interior de las familias se deben desarrollar en implementar
programas de asistencia social con el fin de sensibilizar a los parientes
sobre la condición de su connatural y fortalecer los lazos de apoyo afectivo
y económico, mitigando el ejercicio de actividades insalubres como la
prostitución y fortificando la autoestima del sujeto para prevenirle de
relaciones erótico-afectivas en las que se les cosifique y maltrate.

CONCLUSIÓN

Como se evidenció, la población transgénero se enfrenta a problemas de


discriminación que atentan contra su dignidad en cuanto personas, las mismas se
originan en diversos factores, entre ellos, la ausencia de capacitación para su
incorporación al trabajo, la cual, a su vez, conduce a que tengan complicaciones
serias de autoestima, conductas autodestructivas y riesgos de salubridad pues,
ante los anteriores contextos, se ven en la necesidad de ejercer la prostitución.
Por ello, el Estado debe tomar medidas que hagan frente y propendan por la
desaparición de los factores que originan la discriminación. Aunque estos son de
múltiples órdenes, a saber; ideológicos, religiosos y de educación, la acción del
Estado solo puede interferir en aquellos que son externos, tales como la
educación, pues a partir de gestos exteriores se construirá en el imaginario social
una visión incluyente de las personas cuyo género no se identifica con su sexo
biológico.
29

En relación con lo anterior, la hipótesis planteada al principio de este trabajo


se ha cotejado argumentativamente. Se puede observar que las políticas públicas
propuestas principalmente se orientan a la atención de la problemática desde una
perspectiva externa, sin embargo, existe también la atención desde el interior de la
persona. En efecto, el dialogo con los pueblos indígenas, la incorporación al
trabajo, la cobertura clínica y la cedulación o adecuación del género en los
documentos de identidad buscan fortalecer aspectos externos de la transición en
la cual se inmergen las transgénero, sin embargo, el acompañamiento psicológico,
el apoyo clínico para la adecuación del cuerpo al género experimentado y el
reconocimiento al interior de las familias fortalece el interior de la persona,
haciéndola menos susceptible de conductas autodestructivas, de depresiones, de
comportamientos insalubres y de relaciones en las que se cosifiquen o maltraten.

Sin perjuicio de lo anterior, en Colombia no existe una política pública en la


que se implementen acciones afirmativas para la población transgénero indígena,
por ello, es pretensioso pensar que se adopte una política fundamentada en los
presupuestos expuestos para la población indígena transgénero. Sin embargo, en
esta investigación se optó por adelantarse a la política general de la población
transgénero y se propusieron los fundamentos, líneas, derroteros o aspectos
diferenciados a los que debe responder la política para la población indígena
transgénero.

Como se infiere de lo expuesto a lo largo del presente trabajo, las acciones


afirmativas van acompañadas del reconocimiento de la población y de los
problemas que enfrenta. En esa medida, se resalta que el énfasis de la política
pública no debe estar en el suministró de bienes y servicios sino en el
reconocimiento de la población y la adopción de tratamientos diferenciales
justificados que permitan la realización de su igualdad material.
30

Si bien no es posible interferir en las decisiones de los pueblos indígenas,


resulta claro que se requiere un dialogo ameno con las comunidades a fin de que
la política pública se construya desde su propia cosmovisión.

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Grafico Núm. 2. Acciones afirmativas en el plano internacional. Autoría propia.

Grafico Núm. 3. Acciones afirmativas en el plano nacional. Autoría propia.

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