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CRIANZA EN PLENO SIGLO XXI

1. FRASE

2. CÓMO ENSEÑAR LA DISCIPLINA?

Clave Nº 1 Ser equitativos


El respeto es una de las principales enseñanzas que los niños deben
llevar en su lista de quehacer, por eso lo primordial para infundir y
pedir respeto es la igualdad. Tratar a los niños como iguales y no
como inferiores, permite que exista más disposición en ellos para
contribuir
Clave Nº 2 Ser prudente
Con la prudencia podemos evitar muchos males; por ejemplo incurrir
en castigos excesivos. Es importante, relacionar las razones por las
cuales se está disciplinando al niño, para que nuestras acciones no
sobrepasen el hecho.
Clave Nº 3 Permitir
Parte de la relación familiar es permitir que los individuos que
conforman el grupo tengan los mismos derechos y sean partícipes de
las actividades. Para eso es imprescindible dar la oportunidad a los
niños dar su opinión; esto alimenta la confianza en el grupo y les
permite comprender que son escuchados.
Clave Nº 4 Ceder espacio
Como fundamento de la disciplina se encuentra la libertad
individual; por eso cuando el niño reconoce que tiene su propio
espacio personal para actuar, sin saberlo acepta ser moderado por
este beneficio. Es propio para el establecimiento de reglas y límites.
Clave Nº 5 Establecer normas
Por ahí dicen que un problema bien formulado es un problema medio
resuelto; es decir, que si en una familia las normas están claras, no
deberían ser objeto de confusiones. Ser precisos en el
establecimiento de las normas de convivencia, es el primer paso para
que los niños aprendan a ser disciplinados
Clave Nº 6 Evita recompensas no anunciadas
Si queremos que nuestro hijo haga una tarea y vamos a darle un
premio por ello, es muy importante que el niño lo sepa de antemano.
En tal sentido, si el niño cumple con el objetivo se forja en disciplina
de dos maneras: una porque obedeció y la otra porque cumplió con
su propósito personal. Es decir, cumplió consigo mismo y con sus
padres.
Clave Nº 7 Escucha a tus hijos
Esta clave es la base de la enseñanza de disciplina, porque se enlaza
con otras claves como el respeto, la igualdad, la libertad y el
cumplimiento de normas.
Nunca está de más escuchar lo que nuestros hijos nos quieren decir,
porque nos permite conocer cómo piensan y así nos facilitan nuestro
accionar.

3. CUATRO ACTITUDES QUE HACEN SENTIR ESPECIAL A


TU HIJO

 1.Mantén contacto visual


• Puedes pensar que escuchar lo que tu hijo dice es suficiente para
entender lo que quiere expresar. La realidad es que una de las
actitudes que hacen sentir especial a tu hijo es detenerte un momento
y verlo a los ojos.
• Esto le hace sentir que es especial y que realmente le prestas
atención. Quizás él no lo analice de esta forma, pero emocionalmente
es muy importante. También puedes aprovechar para hacerle una o
dos preguntas sobre lo que te acaba de decir.
 2.Pasa un tiempo sin interrupciones con tu hijo
• Otra de las actitudes que hacen sentir especial a tu hijo es definir un
tiempo para estar con él sin interrupciones. No necesitas darle todo
un día o alejarte de todas tus ocupaciones. Para tu hijo bastará con
que determines un lapso de tiempo y que realmente te concentres en
él.
• Las opciones son diversas:
• Leerle un cuento antes de dormir.
• Sal a dar un paseo por el parque cada día después de comer.
• Juega 10 minutos con tu pequeño después de llegar del trabajo
 3.Pregunta a tus hijos por las cosas que le importan
• Como madre seguro que constantemente conversas con tus hijos y
les explicas las dudas que tienen. Pero una de las actitudes que hacen
sentir especial a tu hijo y que le hace sentir importante es
preguntarles sobre los que les preocupa, interesa y asusta.
No te límites a preguntar “¿cómo te fue en la escuela?” y quedarte
conforme con un “bien”. Ve más allá, pregunta si tiene dudas, si se
siente a gusto, si hay algo que le molesta. Esta es una excelente
forma de conocer a sus amigos y generar un lazo de confianza entre
ambos
 4.Demuestra amor por las cosas que ellos aman
• Ya sabemos que el osito con el que duermen cada noche no te genera
el mismo cariño que a él. Pero muéstrate interesada en ese osito. Esta
es la última de las actitudes que hacen sentir especial a tu hijo.
• Al demostrar que sientes amor o cariño por las mismas cosas que él,
sentirá que es importante para ti. Escucha con entusiasmo tanto si te
habla de su nuevo castillo de arena como de su nuevo libro para
colorear. Comparte algunas de sus pasiones y pasatiempos para
hacerlo sentir cómodo y apoyado.

4. MEDIANTE EL JUEGO
• Acentúa la atención del niño en los momentos agradables que lo
esperan tras haber terminado sus deberes. En lugar de recurrir a las
amenazas y a la coerción, haz hincapié en frases agradables y
prométele que le espera algo bueno.
• “Los vendedores de automóviles, a menudo, utilizan este esquema:
’Cuando regresemos de la prueba de conducción, usted podrá elegir
los colores del interior’. Ni siquiera te preguntan si quieres probar a
conducir este vehículo. Ya te llevan cautelosamente hacia la
compra”, señala Alicia Eaton, una hipnoterapeuta y lingüista.
• Cuando el niño vuelve a pedir que le compres algo en la tienda o
jugar “un poco más” con el teléfono (aunque se haya excedido en el
límite de tiempo), hay que decirle “no” una vez, y a todas las
reiteraciones, al lloriqueo y las quejas, contestar con una voz
tranquila y sosegada: “Me preguntaste, te contesté”. Así evitas las
discusiones y los llantos.
• Si constantemente recurres a esta frase en respuesta a las solicitudes
inapropiadas del niño, estará menos inclinado a quejarse, refunfuñar
e intentar manipularte. De esto, está convencida la coach de
relaciones familiares Lynn Lott.

• En lugar de regañar a un niño por llorar o quejarse, ayúdalo a


resolver el problema. Puedes decirle: “Vamos a pensar en lo que se
puede hacer
• Si el niño tiene una edad suficiente y quieres que aprenda solo a
hacer frente a las dificultades, en respuesta a sus quejas bien que vale
preguntar: “¿Me estás contando esto ahora para cambiar la
situación?”.
• Si el niño a menudo dice “¡No puedo!”, por ejemplo, “¡No puedo
entender las matemáticas!”, responde que “Simplemente, todavía no
has encontrado la forma correcta de hacer este ejercicio”. “La idea es
cambiar el enfoque de la conversación sobre lo que no puede hacer
tu niño. explica Alicia Eaton.

• Este “soborno” no le enseña al niño que a veces se debe ayudar a


mamá y a papá solo para complacer a sus padres y mantener el orden
en la casa. Es mejor decir: “¡Muchas gracias por ayudarme a
limpiar!”.
• “Cuando ofrecemos nuestra más sincera gratitud, los niños están
realmente motivados a ayudar”, asegura convencida Shelly Phillips.
Y si tu hijo no quiere ayudarte, recuérdale el momento en que lo
hizo: “¿Recuerdas que sacaste la basura la semana pasada? Me
ayudaste mucho. ¡Gracias!”. Luego, deja que tu hijo llegue a la
conclusión de que la ayuda es divertida y realmente útil.

• “Deja de correr”, “deja de portarte mal”, “deja de gritar”: los niños


no perciben bien estas pautas. El cerebro del pequeño está
programado para realizar lo que le dicen los adultos, no lo que no
tiene que hacer.
• Cuando dices “deja de correr”, el niño percibe solo “correr”. Es
mejor decir simplemente: “Camina tranquilamente” o “tus piernas
están cansadas y quieren caminar más despacio”. Entonces, solo le
das al niño a entender lo que tiene que hacer. “Además, tus
instrucciones sonarán más positivas”, subraya Katie Mertes,
pedagoga y maestra en educación temprana.

• A los niños pequeños se les enseña a disculparse mucho antes de que


realmente sean capaces de arrepentirse de sus acciones equivocadas.
La disculpa actúa como algo que calma a los adultos porque es
cortés. En cambio, es mucho más productivo enseñarle a un niño a
actuar para ayudar a una persona a la que ha ofendido. Si rompió el
castillo de arena de otro niño, que ayude a construir uno nuevo. Si
golpea a alguien, el paso siguiente será ir a buscar hielo. Cuando los
niños se dan cuenta de que sus acciones tienen consecuencias reales
y requieren de más que una simple y formal frase de disculpa, son
menos propensos a repetir sus errores, a la vez que aprenden a
empatizar. De esto, está convencida Katie Mertes.
• Alicia Eaton sugiere ponerse en el lugar de tu hijo con la frase “Yo,
como tú, entiendo que...” y “Tú, igual que yo, entiendes que...”.
Ejemplos: “Tú, igual que yo, entiendes que es más fácil hacer la
tarea en una mesa ordenada”; “Yo, al igual que tú, entiendo que el
helado es más delicioso que la sopa, pero tus dientes acaban
resintiéndose, como la otra vez”; “Yo, como tú, de pequeña, también
tardaba mucho en elegir qué vestido ponerme para la fiesta. Y es por
eso que a menudo llegaba tarde”.
• “La plantilla ’al igual que tú’, es útil para establecer un diálogo y
puede mejorar tanto la autoestima de tu hijo como establecer una
comprensión mutua”, explica Alicia Eaton.

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