NEGOCIO

REDONDO
Incorporar la economía circular en las operaciones de las empresas es vital no
solo para el futuro de esas organizaciones, sino para la sostenibilidad del planeta.
Algunas compañías, que operan en el mercado local, ya han dado pasos firmes
hacia ese modelo.

H
Hugo Flores, Lima oy más que nunca
existe una fuerte
preocupación por la
sostenibilidad del planeta. Y no
es para menos. El año pasado,
un informe del Banco Mundial
estimó que a nivel global se
generarán casi 3.400 millones
de toneladas de basura en
2050, casi 70% más de lo que
se genera en la actualidad. Este
complicado contexto ha im-
pulsado la incorporación de un
nuevo modelo en las empresas
privadas: la economía circular.
Como explica Adriana
Zacarías, coordinadora regio-
nal de Eficiencia de Recursos
del Programa de Naciones
Unidas para el Medio Am-
biente (PNUMA), la economía
circular es uno de los actuales
modelos económicos sosteni-
bles en el que los productos y
los materiales están concebidos
de manera tal que puedan ser
reutilizados, reconstruidos,
reciclados o recuperados y, por
consiguiente, se mantienen
en la economía durante tanto
tiempo como sea posible. De
acuerdo con la experta, este
modelo también contempla
evitar o reducir al mínimo la
generación de desechos y gases
de efecto invernadero.

38 AMÉRICAECONOMÍA PERÚ
 Las empresas que lo
incorporan obtienen diversos
beneficios en el mediano y lar-
go plazo. El principal, sin duda,
es que reduce su demanda de
materias primas y su genera-
ción de desechos. En segundo
lugar, permite aprovechar todo
el valor que tiene un producto.
“Si lo reparamos para alar-
gar su duración, si tomamos
algunos de sus componentes
para incluirlos en otros bienes,
si lo convertimos en materia
prima para nuevos productos
a través del reciclaje, estamos
haciendo que esa inversión de
recursos nos siga dando nue-
vos y mayores rendimientos”,
dice José Luis Ruiz, director
académico de la Escuela de
Gestión Pública de la Universi-
dad del Pacífico.
Las ventajas de este mo-
delo para el futuro del planeta
son iguales o más relevantes.
“La economía circular tiene un
gran potencial. Las prácticas de
retención de valor de este mo-
delo, como la remanufactura,
la restauración, la reparación y
la reutilización, podrían redu-
cir los deshechos industriales
entre 80% y 99% en algunos
rubros”, dice Adriana Zacarías,
del PNUMA.
Mitos y rutas
Muchas veces, la economía
circular es confundida con
otras prácticas o acciones. Una
de ellas es la responsabilidad
social empresarial (RSE).
Según José Luis Ruiz, la RSE es
un compromiso de la empresa
con el logro de mejoras en
inclusión social y/o sostenibi-
lidad ambiental. Estas mejoras
generalmente se tratan de
lograr con iniciativas fuera de
las organizaciones. En cambio,
la economía circular implica
una transformación dentro de
la compañía.
“Si una empresa adopta
un modelo de negocio basado
en economía circular, entrará
en un proceso de repensar
su forma de trabajar desde el
diseño de sus productos hasta
la comercialización y la genera-
ción de una red que recupere
los residuos generados a partir
de sus productos”, dice el cate-
drático.
Otra confusión bastante
común es que la economía cir-
cular implic solo reciclar. “Este
es uno de los errores comunes.
La economía circular atraviesa
toda la cadena de valor. Empie-
za desde el ecodiseño. Es decir,
cómo diseñar un producto
que tenga materiales menos
tóxicos, que dure más, que sea
reparable o que [después de su
uso] pueda entrar a otra cade-
na de valor”, dice Zacarías.
Un tercer mito es que
la economía circular solo se
puede implementar en orga-
nizaciones que trabajan con
plástico. Según los especialis-
tas, este modelo es aplicable a
negocios vinculados con otros
productos, como los electróni-
cos (de hecho, según Zacarías,
los desechos electrónicos ya
son un gran problema global).
En este contexto, ¿cómo
define una compañía si está
siguiendo el camino hacia la
economía circular? Patrick
Venail, director de la carrera
Ingeniería Ambiental de la
Universidad de la Universidad
de Ingeniería y Tecnología
(UTEC), sostiene que “una
empresa puede no estar
“Las prácticas de
retención de valor
de este modelo [...]
podrían reducir
los deshechos
industriales entre
80% y 99% en
algunos rubros”,
dice Adriana
Zacarías,
del PNUMA.
funcionando bajo un modelo
estrictamente circular, pero
puede dar señales de estar
moviéndose en esa dirección
si se esfuerza en reducir su
demanda de materias primas,
genera menos desechos o utili-
za energías renovables”.
Para determinar en qué
estadio se encuentra una orga-
nización, según el académico,
es clave llevar a cabo una
medición de cuántas y qué
tipo de materias primas usa
la empresa, el tipo de energías
que utiliza en su producción,
por poner algunos ejemplos.
¿Y qué procesos operativos
son los que podría modificar
una empresa para acercarse a
la economía circular? Según
José Luis Ruiz, de la Escuela de
Gestión Pública de la Universi-
dad del Pacífico, son varios.
Para empezar –dice el
catedrático–, parte de la
reducción puede provenir de la
selección de nuevas formas o
lugares de aprovisionamiento
de los materiales (por ejemplo,
comprar en la localidad para
reducir el costo de transporte),
mejoras en el diseño de los
MARZO 2020 39
 productos o cambios en la tec-
nología de producción (como
un menor consumo de energía
o tratamiento y reúso de aguas
residuales). “También existen
oportunidades en el reapro-
vechamiento del material de
descarte surgido en el proceso
productivo”, señala. Zacarías
añade que es muy importante
considerar un aumento en la
extensión de la vida útil de los
productos.
Esfuerzo local
A nivel de América Latina,
según los especialistas, las
organizaciones están cada
vez más interesadas en este
modelo. “Es muy atractivo
para el sector privado y para
los ministerios de econo-
mía. [Estos actores] quieren
entender de qué se trata y qué
oportunidades genera”, dice
Adriana Zacarías. En el ámbito
peruano, varias organizaciones
ya están encaminadas hacia
la economía circular. Los
ejemplos más relevantes están
ligados al negocio de consumo
masivo y retail.
En enero de 2018, Co-
ca-Cola lanzó “Un Mundo sin
Residuos”, un proyecto que
tiene por objetivo recolectar y
reciclar el equivalente al 100%
de sus empaques para 2030.
“Para lograrlo, estamos traba-
jando en los siguientes pilares:
diseño, recolección y alianzas”,
dice Sandra Alencastre, di-
rectora de Asuntos Públicos y
Comunicaciones de Coca-Cola
Perú. Según la ejecutiva, a nivel
de diseño, todos los envases
40 AMÉRICAECONOMÍA PERÚ
de la firma global son 100%
reciclables y estén compuestos
con materiales reciclados.
“Actualmente, en el Perú,
todas las botellas de San Luis
de 625 ml están hechas 100%
de otras botellas y las demás
marcas de nuestro portafolio
tienen el 25% de materiales re-
ciclados”, señala Alencastre. La
empresa, en paralelo, capacita y
formaliza recicladores, actores
que los ayudan para el tema de
recolección de los empaques.
Otro importante jugador
global en el rubro de bebidas
que ya toma en cuenta la eco-
nomía circular en parte de sus
operaciones es AJE. Hoy, esta
compañía comercializa Cielo
Alcalina, una bebida cuyo
envase fabricado en un 100%
por botellas recicladas. “Este es
un modelo piloto para AJE y
nos está dando muy buenos re-
sultados. Unido a nuestra ini-
ciativa global de reducción de
nuestros gramajes en nuestros
envases, nos ha permitido re-
ducir el uso de PET, o plástico,
en casi 2.000 toneladas”, dice
Jorge López-Dóriga, director
ejecutivo de Comunicaciones y
Las botellas de San Luis de
650 ml están hechas al 100%
de otras botellas.
Sostenibilidad del Grupo AJE.
Nestlé ha dado también al-
gunos pasos similares. La com-
pañía tiene el compromiso de
que el 100% de sus empaques
sean reciclables o reutilizables
para 2025. “Un ejemplo visible
de ese cambio es el nuevo
empaque de Sin Parar pote, de
D’Onofrio, el cual es totalmen-
te reciclable y hecho con 40%
de material reciclado”, dice Ian
Nightingale, coordinador de
Creación de Valor Compartido
de Nestlé Perú y Bolivia.
De otro lado, Cencosud
Perú ha avanzado en la misma
línea en sus supermercados
A nivel de América
Latina, según los
especialistas, las
organizaciones
están cada vez más
interesadas en este
modelo.
 Wong y Metro. “Nuestros
empaques PET de carnes,
pollos, frutas, verduras, quesos
y fiambres están compuestos
por 30% de material reciclado,
y para el segundo semestre de
este año incluiremos el 50%
de material reciclado. Nuestra
meta es llegar a un 100% de
material reciclado”, dice Mari
Loli Camarero, gerenta de
Asuntos Corporativos de Cen-
cosud Perú.
Ahora o nunca
Más allá de las oportuni-
dades de negocios y la mayor
sostenibilidad que este modelo
inyecta en las empresas, apos-
tar por la economía circular es
fundamental para garantizar la
la calidad de vida de millones
de ciudadanos en el futuro.
“La actualidad ambiental es
muy preocupante. Atravesa-
mos diversas crisis ecológicas
como resultado de décadas de
actividades de producción y de
consumo no sostenibles. Tanto
los procesos de producción de
bienes y servicios (responsabi-
lidad del productor) como su
utilización (responsabilidad del
consumidor o cliente) no son
viables a largo plazo”, advierte
Patrick Venail de la UTEC.
Varias empresas locales
son conscientes de que sus pri-
meros esfuerzos son valiosos,
pero que se requiere de más
para lograr una migración
relevante hacia este modelo.
Sin embargo, existen retos más
amplios que deben superar las
organizaciones. Uno de ellos,
señala Adriana Zacarías del
42 AMÉRICAECONOMÍA PERÚ
PNUMA, es mejorar las regu-
laciones y legislaciones de los
países a fin de que contemplen
la economía circular en los
diversos procesos de las em-
presas y en los nuevos modelos
de negocios que surjan a partir
de ella. “Hay empresas que
por ley deben destruir ciertos
productos o residuos que toda-
vía se pueden usar o vender”,
indica Zacarías.
A nivel local, por lo pronto,
el Ministerio de la Producción
(Produce) y el Ministerio del
Ambiente han registrado avan-
ces no menores. Ambas car-
teras publicaron hace algunas
semanas la “Hoja de ruta hacia
una economía circular en el
sector industria”. Según explica
Nestlé tiene el
compromiso de
que el 100% de
sus empaques
sean reciclables o
reutilizables para
2025.
Vlademir Lozano, director ge-
neral de la Dirección General
de Asuntos Ambientales de
Industria del Ministerio de la
Producción, este es un plan
a cinco años (con objetivos
anuales, trianuales y quinque-
nales) e incluye promocionar y
difundir la economía circular
entre las firmas locales. De
acuerdo con el funcionario,
también contempla la capa-
citación y asistencia técnica a
las empresas para que puedan
incorporar este modelo en sus
negocios y productos.
“[Con esta hoja de ruta
también] queremos establecer
la brecha de circularidad del
Perú (es decir, cuánto de la ac-
tividad productiva es circular)”,
añade Lozano. Según el fun-
cionario, una vez definida esa
brecha, se podrá determinar
qué es lo que necesita el país y
sus empresas para migrar hacia
este modelo, lo que incluye
cambios en la regulación. Sin
duda, un tema que requiere
una preocupación constante
por parte del sector público y
privado.