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Pero la muerte, al igual que tantas otras cosas, como el matrimonio, el reconocimiento y también la
abominación pública, le llegó tarde.
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En rigor, aquella derrota militar no le pertenecía. Pétain había sido llamado a encabezar el gobierno
cuando su país ya estaba parcialmente ocupado por Alemania.
Pero lo que haría después con el poder, al frente del régimen de Vichy, el nombre con el que se
conoció para la posteridad al gobierno de aquellos años, marcaría para siempre su legado.
No participa en las campañas coloniales y sus ascensos llegan con lentitud, más para reconocer su
antigüedad que sus méritos.
De
rechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionPétain tenía 84 años cuando se instauró
el régimen de Vichy.
A lo largo de los años es asignado a distintas plazas en su propio país, incluyendo París, donde se
convierte en profesor de la Escuela Superior de Guerra.
Discreto en sus opiniones políticas, Pétain no se inhibe sin embargo de criticar como anticuadas las
tácticas militares preferidas por sus superiores, lo que se cree que pudo afectar al progreso de su
carrera profesional.
Así, a los 58 años de edad y con el rango de coronel, se está preparando para su
jubilación cuando en 1914 Francia entra en la I Guerra Mundial, lo que cambia para siempre su
vida.
Tras tener un buen desempeño inicial en el frente es ascendido a general y, para 1915, ya comanda el
Segundo Ejército de Francia.
Un año más tarde, en 1916, es enviado a cumplir una misión casi imposible en Verdún: detener el
avance de las tropas alemanas sobre la fortaleza de la ciudad.
Haciendo gala de una extraordinaria capacidad, reorganiza el frente y garantiza las vías de
abastecimiento. También pone en práctica sus teorías de combate que abogaban por un uso menos
masivo y más preciso de la artillería y que desprecia las cargas ciegas de infantería.
"No pasarán" es el lema con el que alienta a sus tropas, que se sienten inspiradas por un líder que las
cuida y que tiene cuidado de no ponerlas en riesgo innecesariamente.
La batalla de Verdún se convierte en una guerra de trincheras y deviene en una carnicería en
la que pierden la vida unos 300.000 hombres entre franceses y alemanes. Cada lado suma, además,
centenares de miles de heridos.
De
rechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLa batalla de Verdún se convirtió en
una guerra de trincheras en la que murieron unos 300.000 soldados.
No en vano, el escritor francés Paul Valéry llegó a decir que Verdún "había sido una guerra
completa en sí misma insertada en la Gran Guerra".
Los combates se extendieron desde febrero hasta diciembre, pero ya en marzo el nombre de Pétain
estaba en boca de todos.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl régimen de Vichy usó el triunfo
de Verdún para hacer propaganda a su favor.
"Sus hombres le adoran y esta es quizá la razón de su invencibilidad, dado que los soldados
franceses combaten como si estuvieran poseídos cuando están liderados por un hombre en quien
confían y de quien saben que no les pedirá hacer aquello que él mismo no se atrevería a hacer",
escribe en una crónica el corresponsal de The New York Times en París el 4 de marzo de 1916.
Esa sensibilidad hacia las tropas le ayudaría también a poner fin a los graves motines surgidos en el
seno del Ejército de Francia en 1917, cuando los soldados se negaban a ser empleados como carne
de cañón de las ofensivas del general Robert-Georges Nivelle.
Pétain es nombrado como nuevo comandante en jefe del Ejército de Francia en sustitución de
Nivelle y, apenas acaba la guerra en noviembre de 1918, recibe el título de "mariscal de Francia", la
más alta distinción militar otorgada por ese país.
De
rechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionPétain tiene buenas relaciones con el
gobierno de Franco en España, donde él había sido embajador.
El inicio de la II Guerra Mundial lo encuentra como embajador ante la España de Francisco Franco.
Ante la avanzada de las tropas nazis sobre Francia en mayo de 1940, Pétain es invitado a integrarse
al gobierno y, casi inmediatamente, es nombrado primer ministro.
Las opciones no eran buenas: reagrupar las fuerzas en las colonias francesas en el norte de África
para seguir luchando o firmar un armisticio con Alemania.
Entonces, Pétain optó por hacer las paces con Hitler y se erigió como mandatario del "Estado
Francés", nombre oficial con el que se conoció al régimen de Vichy.
El armisticio dejaba el norte del país en manos de Alemania pero permitía a Francia mantener el
control de dos quintas parte de su territorio, incluyendo Lyon y Marsella, dos de las principales
ciudades.
El nuevo Estado estableció su sede en la ciudad de Vichy, en el centro del país, conocida
internacionalmente por sus manantiales y por sus aguas termales.
Habiendo sido investido de poderes absolutos por un Parlamento que prácticamente se autodisolvió,
Pétain instauró un gobierno autoritario en el que los ideales de "Libertad, Igualdad y Fraternidad"
fueron sustituidos por el lema "Trabajo, Familia y Patria".
El nuevo gobierno adoptó medidas de tinte muy conservador, prohibiendo el divorcio y castigando
el aborto con la pena capital.
De
rechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEsta imagen de propaganda del
gobierno de Pétain muestra el uso intensivo que se hizo de la propaganda y al culto a la
personalidad.
La conformación del régimen de Vichy fue bien recibida inicialmente por una buena parte de la
población del país, como se constató en una gira que Pétain realizó en el verano de 1940 por varias
ciudades incluyendo Lyon, donde fue aclamado por una multitud desbordada.
"El entusiasmo de los lioneses es excepcional y superó las previsiones más optimistas. La ciudad
ofrecía una acogida triunfal a aquel que erige como un salvador", escribe el historiador Olivier
Georges.
Es allí cuando en su discurso de bienvenida el cardenal de la ciudad, Pierre Gerlier, pronunciará una
frase que quedó registrada para la posteridad: "Pétain es Francia y hoy Francia es Pétain".
En aquel momento, una parte importante del país parecía considerar que el mariscal les estaba
protegiendo de caer plenamente en las manos del Tercer Reich y salvando de la ocupación
militar una parte sustancial del territorio del país.
"Si hubiera habido un referendo público, los franceses, en un estado de confusión tras la derrota
militar, preocupados por sus intereses materiales y angustiados por la ocupación alemana del norte
del país, bien podrían haber dado su aprobación a Vichy", escribió el historiador Michael Curtis en
su libro "Verdict on Vichy: Power and Prejudice in the Vichy France Regime".
Contribuyendo al Holocausto
En medio de la II Guerra Mundial, el régimen de Vichy se pretendía neutral y gozaba del
reconocimiento de muchas naciones, incluyendo Estados Unidos, que mantuvo allí un embajador
hasta 1942.
Pero en realidad, mantenía una estrecha colaboración con los nazis, incluyendo las prácticas que
hicieron posible el Holocausto.
El gobierno de Vichy aprobó leyes que impedían a los judíos trabajar en la administración
pública, en la educación y en el periodismo, entre otras profesiones.
Luego comenzó a incautar sus bienes y empezó a detenerlos en brutales redadas a plena luz del día.
Además estableció campos de concentración bajo su propio control en los que retuvo a más de
40.000 refugiados judíos.