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Ángel Luis García Gómez

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Primera palabra de las “Relaciones de Felipe II”

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ÍNDICE:

PRESENTACIÓN. Pág. 6

1.- EL TÉRMINO MUNICIPAL. Pág. 8

2.- EL TERRITORIO DE ALCORCÓN. Pág. 12

3.- DE LOS ORIGINES DEL MUNICIPIO AL SIGLO XVI. Pág. 20

3.1.- Aparición y evolución de la alfarería. Pág. 32


3.2.- Las “Relaciones de Felipe II ”. Pág. 38

4.- LOS SIGLOS XVII AL XIX.

4.1.- De la alfarería femenina a la masculina. Pág. 50


4.2.- Alcorcón en la Literatura. Pág. 70

5.- EL SIGLO XX. Pág. 104

5.1.- La desaparición de la alfarería tradicional. Pág. 106


5.2.- De una población rural a una ciudad dormitorio. Pág. 114
5.2.1. -Los Castillos de Valderas. Pág.
5.2.2. -Vida cotidiana. Pág.
5.2.3. -El crecimiento urbanístico hasta 1980. Pág.
5.3.- Las corporaciones democráticas. Pág.

6.- PRESENTE Y FUTURO DE ALCORCÓN: EL SIGLO XXI. Pág.

6.1.- Una ciudad más sostenible. Pág.


6.1.1.-Plan de rehabilitación de viviendas. Pág.
6.1.2.-Plazas y parques públicos. Escultura urbana. Pág.
6.1.3.-Plan de aparcamientos. Pág.
6.1.4.-Movilidad urbana. Pág.
6.1.5.-Parque de las Presillas. Pág.
6.2.- La articulación del territorio municipal. Pág.
6.2.1.- Ensanche Sur. Cuatro Caminos. Pág.
6.2.2.- Fuentecisneros Pág.
6.2.3.- Campodón. Retamar de la Huerta. Pág.
6.2.4.- Distrino Norte. DNA Pág.
6.3.- Alcorcón innova. Pág.
6.4.- Cultura para todos. Los Centros Cívicos. Pág.
6.5.- El CREAA. Pág.
6.6.- Servicios a la ciudad. Pág.
6.7.- Defensor de ciudadano. Defensor del discapacitado. Pág.
6.8.- Promoción Económica. Pág.
6.9.- Alcorcón municipio abierto. Pág.

7.- RESULTADOS DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES DESDE 1979. Pág.

8.- FUENTES CONSULTADAS. Pág.

9.- AGRADECIMIENTOS. Pág.

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Necesitamos mirar hacia el futuro y trabajar
en beneficio mutuo
Dalai Lama

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1.- EL TÉRMINO MUNICIPAL

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El término municipal de la villa de Alcorcón se ubica en el suroeste de la
Comunidad Autónoma de Madrid. Posee una superficie de 3.327 hectáreas,
aproximadamente 34 Kilómetros cuadrados, (18 veces más pequeña que la capital).

Limita al norte con Boadilla del Monte y Pozuelo de Alarcón; al sur con
Fuenlabrada; al este con Leganés y Madrid, y al oeste con Móstoles y Villaviciosa de
Odón. Es la primera población que se encuentra en la autovía de Madrid a
Extremadura.

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Servicio Geográfico del Ejército. Serie 5V, Escala 1:25.000. Hojas de Alcorcón (37-44), Getafe (37-45) y
Villaviciosa de Odón (36-44).

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2.- EL TERRITORIO DE ALCORCÓN

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La que hoy es Comunidad Autónoma de Madrid posee dos comarcas
geográficas que son diferentes entre sí: el “Madrid de La Sierra”, que está al norte y el
“Madrid de La Mancha o la Sagra”, al sur. Las rocas que forman estas dos zonas son
diferentes, pero también lo son su vegetación, su clima, y el uso que han tenido por
parte del hombre.

Alcorcón está en una zona de transición entre las comarcas comentadas, y su


territorio tiene las características de ambas. Así, la parte norte del término que limita
con Villaviciosa de Odón, Pozuelo y Boadilla del Monte, tiene las características
forestales y geológicas propias de estos pueblos, y el sur, en contacto con Móstoles,
Leganés y Fuenlabrada tiene unos terrenos pobres en vegetación, con cultivos de
secano, cuando los hay.

El primitivo casco urbano del municipio está situado a unos 13 Km. de la capital
en dirección suroeste. Hay otros núcleos urbanos e industriales: Las urbanizaciones de
Fuentecisneros, Montepríncipe y Campodón, compartidas con otros municipios; el
Ventorro del Cano (que actualmente tiene un destino industrial) y las Granjas de
Villacisneros y Venta de la Rubia.

La inmensa mayoría de los habitantes de Alcorcón, se ubica en la margen


izquierda de la N-V desde ésta hasta el límite con Leganés.

Las zonas industriales que aparecieron en los años 70 del siglo XX, están
situadas cerca del casco urbano y casi siempre en las márgenes de las carreteras que
unen Alcorcón con sus pueblos limítrofes. Las principales son los polígonos de Urtinsa
y San José de Valderas. El resto de la industria se localiza en la carretera de San
Martín de Valdeiglesias,y en el Ventorro del Cano.

La Comunidad Autónoma de Madrid no tiene la misma composición geológica


en todo su territorio; hay zonas dentro de ella que poseen rocas y relieves diferentes.
Esto se debe a que en el transcurso de millones de años han ocurrido diferentes
transformaciones que han modelado el territorio hasta dejarlo como en la actualidad lo
conocemos.

Geología

Alcorcón está situado en una zona de arenas y arcillas. Las arenas que pisamos
en nuestro pueblo, llamadas arcosas, tienen venas de arcilla a diferentes profundida-
des, que posibilitaron la tradición alfarera. Sin embargo, también posee Alcorcón
lugares margo-yesos, debido a la proximidad de una zona de depósito de margas y
yesos. Estas zonas se hallan en el centro del término, a ambas márgenes próximas a
la carretera de San Martín de Valdeiglesias.

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Montes, ríos de Alcorcón y aguas subterráneas

Alcorcón no pasa de tener suaves colinas. Tal vez, su particularidad geográfica


más notable es que los terrenos de mayor altura pasan a través del término de Norte
a Sur, dividiéndola en dos vertientes, una hacia el este, cuyos arroyos van a parar al
río Manzanares, y otra hacia el oeste, cuyos arroyos fluyen hacia el río Guadarrama.

Esa loma divisoria posee una altitud media de 718 metros sobre el nivel del
mar, y en ella se asientan los núcleos urbanos de Alcorcón y el polígono industrial del
Ventorro del Cano. Este último, con 739 m. de altitud es la parte más alta del
municipio.

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Existen seis arroyos de cierta importancia en Alcorcón, de los cuales sólo uno
vierte sus aguas al río Manzanares, el de la Fuente del Sapo, que pasado el término de
Alcorcón viene a llamarse de Butarque. El resto vierte al río Guadarrama.

Vamos a describir brevemente cada uno de los arroyos.

- El arroyo de La Fuente del Sapo o de Butarque, es el afluente de la margen


derecha del Manzanares más largo y el de mayor recorrido real dentro del término
de Alcorcón. Nace sobre Venta de la Rubia.

- El arroyo del Soto está ya en buena parte canalizado, y a él vierten las aguas los
habitantes de Alcorcón desde la calle de Polvoranca hacia Móstoles. Este arroyo se
une con el de la Canaleja, tras la Autovía V.

- El arroyo de la Madre, pasa por la urbanización de Campodón. El de los Majuelos


apenas lleva agua; y el del Prado, cerca de Fuentecisneros, posee una chopera
abundante.

Alcorcón está situado en una franja de terreno compuesta sobre todo por arenas.
Éstas filtran muy bien el agua y, por ello, en toda esa franja se sitúan los acuíferos de
aguas subterráneas más importantes de toda la Comunidad de Madrid. Los pozos más
destacados son los de la Canaleja, situados cerca del arroyo de la Fuente del Sapo,
que abastecieron hasta 1970 a buena parte de la población de Alcorcón.

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El clima

El clima de la zona es continental. Alcorcón, como los municipios de sus


alrededores no posee unas buenas condiciones climáticas para el asentamiento
humano; por lo demás, los vientos dominantes son del suroeste con lo cual, el aire de
la montaña llega en contadas ocasiones.

Según el clima y el suelo de Alcorcón, antiguamente el término municipal


debería ser un alcornocal con romeros, jaras, esparragueras, lavanda, etc. Alcornocal
que poseería una fauna rica y variada de lechuzas, lirones, águilas, conejos, zorros,
comadrejas, etc. Sin embargo, son pocos los espacios que mantienen esta estructura;
la flora y la fauna, en la actualidad, son escasas.

El 90% del terreno que no está urbanizado es de uso agrario, y ese 10%, que
conserva una flora todavía hoy recuperable para el disfrute de los ciudadanos de
Alcorcón, está desatendido y sufre por momentos la actuación irresponsable del
hombre.

La conversión de Alcorcón en una ciudad dormitorio a partir de los años 60 del


siglo XX, ha provocado el abandono de las labores del campo en este municipio.

Parque periurbano: Las Presillas. Alcorcón. Alcornoques (Quercus suber)

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Las cañadas

Las cañadas son antiguos lugares de paso de ganado, y en Alcorcón hay ocho
cañadas, que suman más de 20 Km. de recorrido, a veces con hasta 40 metros de
ancho.

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3.-DE LOS ORÍGENES DEL MUNICIPIO AL SIGLO XVI

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En la antigüedad los seres humanos buscaban lugares próximos al agua para
establecerse ya que ésta es imprescindible para la supervivencia. También lo es para
los animales y, por lo tanto, el agua es la referencia y el lugar donde poder acecharlos y
cazarlos.

Se han encontrado pocos restos prehistóricos en Alcorcón. En torno al arroyo


Butarque se encontró un pequeño yacimiento paleolítico y en la fuente de la Canaleja,
arroyo en la prehistoria, se encontraron lascas de sílex.

Durante el periodo romano en Hispania el territorio de Alcorcón estaba


enclavado en la zona geográfica en la que vivían los Carpetanos que, como el
conjunto de pueblos celtíberos, se resistieron durante más de 100 años a la
dominación romana.

El emperador romano Cayo Julio César Augusto (63 a. C. - 14 d. C.) organizará


administrativamente la Península Ibérica, creando tres grandes provincias:
LUSITANIA, BÉTICA Y TARRACONENSE.

Esta última fue la más extensa, y a la que pertenecía el centro peninsular. A su


vez, estas provincias estaban divididas en organismos administrativos llamados
conventos jurídicos; la delimitación de muchos de estos conventos ha llegado a
nuestros días de una forma muy imprecisa.

Creemos que el territorio de Alcorcón correspondía al Convento Jurídico de


Zaragoza, mientras que Toledo pertenecía al de Cartagena.

También a Augusto se le debe el primer plan de calzadas de la Península


Ibérica y las mansiones que las guarnecían; estas mansiones cumplían multitud de
funciones: mesones, albergues, casillas de peones camineros, etc.

La principal calzada que atravesaba la actual Comunidad de Madrid es la que


unía las ciudades de Mérida, Toledo y Zaragoza. Desde Toledo la calzada seguía un
camino muy cercano al río Tajo hasta llegar a Aranjuez y, desde esta población, se
dirigía hacía la actual Titulcia por los valles del Jarama y del Henares; pasaba por
Alcalá de Henares, la principal ciudad romana de la Comunidad de Madrid, y desde allí
buscaba el valle del río Jalón para terminar en Zaragoza.

La otra calzada documentada es la que venía desde Segovia, cruzando el


Sistema Central por el puerto de La Fuenfría, Cercedilla, Villalba, Torrelodones,
Carabanchel, Getafe, Pinto, Valdemoro, Ciempozuelos y Titulcia, donde se unía a la
que venía desde Mérida y llegaba hasta Zaragoza.

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Aunque Pérez de Barradas, gran conocedor de la prehistoria madrileña, nos
cuenta que una de las calzadas secundarias del mundo romano pasaba por el territorio
de Alcorcón (como alcornocal), posiblemente es la que en la Edad Media el Concejo de
Segovia utilizara para la trashumancia de su ganado.

Mapa de los restos prehistóricos de la Comunidad Autónoma de Madrid. Museo de los Orígenes. Casa
de San Isidro. Madrid.

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Las fuentes consultadas para estudiar la época visigoda y musulmana, al igual
que las romanas, no citan a Alcorcón, por lo que deducimos que el municipio no
existía.

El historiador Julio González nos cuenta que la Meseta, durante la Edad Media,
era una zona despoblada. La actual provincia de Madrid pertenecía a la marca de
Toledo, citando a Al-Razi: “El país situado al sur de los montes y de la sierra central se
llama España y la parte norte de la sierra toma el nombre de Castilla”. Ya durante los
últimos años de presencia de los visigodos en la península esta zona estaba muy
despoblada, y esta situación se agravó en el año de la entrada de los musulmanes.

Una vez ocupado el territorio por los musulmanes, éste fue repartido como
botín de guerra entre las tribus bereberes que acompañaban a los oficiales árabes.

Las revueltas bereberes del 740 d. C., junto a años de malas cosechas hicieron
que aunque hubiese habido población entre el 711 d. C. y el 740 d. C., esta zona
terminara despoblándose.

Al despoblamiento del sur del Sistema Central, en el que prácticamente no


había ningún núcleo rural hasta la cuenca el Tajo, se unió el abandono de los
habitantes de los pueblos del norte del Sistema Central, impuesto por los reyes
cristianos, con el fin de aumentar la población, tardando cerca de dos siglos (Zamora
se repobló en el 893 d. C.) en establecer una frontera en el río Duero.

Por lo tanto, podemos decir que el Sistema Central con sus más de 400
kilómetros de longitud y con altitudes que llegan a los 2.000 metros fue una barrera
efectiva entre los reinos cristianos y los reinos musulmanes durante más de 300 años,
y sus pasos naturales y antiguas calzadas, utilizados tanto por unos como por otros en
sus respectivos ataques.

Las rutas por las que circularon estas expediciones, según Julio González,
nunca pasaron por Alcorcón, aunque el topónimo aluda a un término árabe. El
nombre del municipio no proviene de atalaya, sino que hace referencia a un
alcornocal, opinión compartida además por:

GARCIA MOUTÓN, Pilar: habla de que el término Alcorcón es un mozarabismo derivado del
articulo árabe ál y el termino latino quercus, encina. Aunque en el momento de su fundación
éstas formaban un paisaje característico, en el siglo XVI ya no existían en el término.

ZOZOYA STABEL-HANSEN, J.: (...) Alcorcón, al sur oeste de Madrid es otro topónimo que nos
habla de la islamización, refiriéndose en este caso, como ha demostrado Oliver Quercus, en la
España musulmana del Al´Andalus, a la presencia de un alcornocal en la zona (...)

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Estas rutas estarían marcadas de norte a sur o viceversa, y nunca de este a
oeste; por lo tanto habría rutas desde Toledo hacia Ávila a través de Maqueda y desde
Toledo a Segovia pasando muy cerca de Móstoles -Calatalifa-.

Las líneas defensivas entre Maqueda, Calatalifa, Madrid, Alcalá y Guadalajara


no hacen referencia a ninguna atalaya defensiva ubicada en Alcorcón.

Alfonso VI (1072 d. C. -1109 d. C.), entró triunfante en la ciudad musulmana de


Toledo en el 1085 d. C. y toda la Marca Media musulmana pasó a poder del rey
cristiano. Entre las ciudades conquistadas por el monarca estaba Madrid.

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En las capitulaciones que se realizan entre los musulmanes y Alfonso VI, y en la
relación de las ciudades que se entregan al rey no figura ALCORCON, pero quedan
integradas en el reino de Toledo, propiedad del Monarca, las tierras entre los Montes
de Toledo y el Sistema Central.

Cuando se conquistó el territorio, no se le dio ningún privilegio real y, por lo


tanto, no hubo documento que fijara con exactitud los límites del Concejo de Madrid.
Será en el siglo XII, debido a la presión del Cabildo y del Concejo segoviano, cuando
se firman los primeros decretos de reparto de tierras y las delimitaciones de las
mismas.

El tema de la delimitación del territorio será el problema más importante en la


Edad Media para Madrid: “limita con el potente Concejo Segoviano y el territorio
señorial del Arzobispado de Toledo”

Alfonso VI entregará al Concejo de Madrid las bases jurídicas para su


funcionamiento dotándola de territorio, alfoz, que llegaba por el oeste hasta
Móstoles, -Calatalifa-.

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Territorio que después irán delimitando los sucesivos monarcas. Las referencias
documentales indican que la mayor parte de las aldeas madrileñas nacieron durante el
dominio cristiano.

Mapa de Francisco J. Paniagua Mena, reproducido del libro:

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CUBERO GARROTE, José (Coordinador): MADRID PUEBLO A PUEBLO. Barcelona. 2004
GARCÍA GÓMEZ, Ángel Luis: Introducción de Historia y Arte.

La primera repoblación del territorio conquistado por Alfonso VI sólo se hizo


donde ya había núcleo urbano, dejando por lo tanto grandes extensiones yermas. Es
de suponer que, una vez ocupado el terreno y repoblado con cristianos del norte, los
musulmanes se desplazaran a los arrabales y buscaran territorios sin ocupar donde
poder vivir sin mayores problemas. Durante la época de Juan II (1406-1454), se
promulgan decretos ordenando a los judíos y musulmanes que vivieran separados de
los cristianos.

La explicación que nos parece más acertada para el origen de Alcorcón es la de


un grupo de hispano-musulmanes que expulsados de sus hogares por los invasores
cristianos, buscaran un lugar tranquilo para poder vivir y trabajar.

Este lugar pudo ser nuestro municipio. Suficientemente lejos de la recién


conquistada almudaina de Madrid -más de tres leguas- y en una zona con buen barro,
aguas subterráneas y alcornocales para realizar sus trabajos de alfarería.

Durante toda la Edad Media, Madrid y Segovia (cuna de la repoblación del alfoz
madrileño), se disputaron el Real de Manzanares. Esta disputa persistirá durante
muchos años, y la abundante documentación por ver quién tenía la posesión de tal
lugar es la que nos va a servir para encontrar la primera referencia al municipio.

Transcribimos literalmente uno de estos documentos:

Diploma de Alfonso VIII, (1158- 1214), dado el 28 de julio, era de 1246 (año de
1208)

“Por el presente escrito sea notorio así a los presentes como a los venideros que yo Alfonso por la gracia
de Dios Rey de Castilla y de Toledo, juntamente con mi mujer Leonor, Reyna y con mis hijos Fernando y
Enrique, de mi buen grado y espontánea voluntad hago donación a vos los varones de Segovia y os
concedo todos aquellos términos que el amado Minaya, mi alcalde determinó entre vosotros y el Conejo
de Madrid por mi mando, y en los cuales fijó mojones, cuyos nombres abajo se distinguen para que
tengáis por derecho hereditario e irrevocable aquellos poblados o yermos como más os agrade y estos
mojones son, primero: como pasa la carrera en el que agua que se llama Sagriella al Sacedón, y desde allí
por el alto al lomo y queda Boadilla a la parte de Madrid, y de allí a la loma de la misma Cañada de
Alcorcón, y de allí a las aguas de Butareg; allí a las aguas de Meac como va sobre Pozolo y Pozolos
queda a la parte de Madrid, y de allí por la ladea de Zarzola y Zarzola queda a la parte de Madrid, y de allí
donde cae Cofra en Guadarrama y de allí a lo alto de aquellas labores de Foncarral y por lo alto de las
mismas labores de Alcobendas, y de allí como va a las Viñolas: los cuales sobredichos mojones y todo el
termino que está dentro de ellos os hago donación y os lo roboro y asi mismo confirmo.
Y si alguien presumiere quebrantar o disminuir esta Carta, incurra plenariamente en la ira de Dios todo
poderoso, y pague mil escudos de oro a la Real parte y restituya el daño doblado hecho sobre esto. Y yo
el Rey Alfonso que reino en Castilla y en Toledo roboro y confirmo esta Carta mandé se hiciese.
Alvaro Nuñez, Alférez del Rey; Pedro, Obispo de Avila; Juan, Obispo de Segovia; Rodrigo, Obispo de
Sigüenza; Juan, Obispo de Calahorra; Garcia, Obispo de Burgos; Gonzalo Rodriguez; Mayordomo de la

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Real Curia; Brito, Obispo de Plasencia; Tello, Obispo de Cuenca; Diego López de Haro; Rodrigo Díaz;
Rodrigo Domínguez, Notario del Rey, Abad en Valladolid. Siendo Canciller Diego González la hice
escribir”.

En este documento medieval, se hace referencia a la Cañada de Alcorcón como


camino de tránsito para el ganado lanar y referido al lugar donde está ubicada tal
cañada. Como el pleito no está solucionado con esta carta real, se harán otras nuevas
que confirmen los límites del Concejo de Madrid y en ellas siempre aparece el término
Cañada de Alcorcón.

Seis meses después, el 12 de diciembre de 1208, se confirma en otra carta la


propiedad de la Cañada de Alcorcón, de un millar de ancho hasta el valle del Moro
(Valdemoro), al Concejo de Segovia para que sus rebaños puedan desplazarse a la
propiedad del Concejo en zona de Valdemoro.

Mientras durase la propiedad del Concejo de Segovia del sexmo de Valdemoro,


tendría un paso o cañada secundaria de la denominada Cañada Leonesa para ir a los
pastos; de ahí que en 1208 aparezca el término “cañada de Alcorcón” y no municipio
de Alcorcón.
Cañada leonesa:
La cañada principal, bajaría desde San Lorenzo de El Escorial, a Valdemorillo,
Villanueva de la Cañada, Brunete y, desde ahí, hacia Navalcarnero.

Lo que dio lugar a la aparición del municipio allá por los siglos XII ó XIII,
es que en una zona de descanso de la cañada, venta o choza, se asentaron
los musulmanes expulsados de Madrid, donde continuaron con su tradición
alfafera.

En el fuero que concedió Alfonso VIII a Madrid no se recogían los límites


precisos del alfoz madrileño. Será en la época de Fernando III (1217-1252) cuando
los límites del mismo estén más claros, con tres sexmos o compartimentos rurales:
Aravaca, Vallecas y Villaverde. Alcorcón estaba incluido en el sexmo de Aravaca.

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Sabemos que Alfonso X (1252-1284) en 1.264 había instaurado a los Alcaldes
de los Concejos de las Aldeas, y por lo tanto, si ya existía el pueblo, contaría con su
propio alcalde.

En 1383 tenemos noticias de que la población fue entregada a D. Pedro de


Mendoza para, posteriormente, volver a posesión real. Este fugaz traspaso de la
propiedad real a manos de un noble, se debió al continuo enfrentamiento que hubo
entre la nobleza y los sucesivos reyes de la casa de Trastamara por ver quién cedía
privilegios y posesiones.

Dependiendo de la debilidad política del monarca, en este caso de Juan I


(1379-1390), los nobles recuperaban y/o acrecentaban sus privilegios y posesiones.
Esta situación de enfrentamiento entre la monarquía y los nobles acabó cuando los
Reyes Católicos llegaron al poder a través de una guerra civil, e impusieron las bases
de la monarquía absoluta en sus reinos castellanos. Una vez acabada la guerra civil se
dedicaron a la reorganización del reino y la racionalización de las administraciones
municipales.

Desde la aparición de los concejos aldeanos, las disputas entre éstos y los de la
villa por mantener y acrecentar privilegios fueron continuas. Así, en una disputa
documentada entre el concejo aldeano de Alcorcón y el de la Villa en 1.482, el
corregidor de la Villa obliga a realizar al Concejo de Alcorcón una derrama especial de
pan y vino.

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Será en 1485 durante el reinado de los Reyes Católicos, cuando se produzca la
división de los términos municipales de Alcorcón y Móstoles.

“E después desto, siete días del dicho mes de Hebrero del dicho año, parecieron ante el dicho Pesquisidor,
Juan Ortiz Jurado de la dicha ciudad en nombre de ella, e Martín Donato en nombre de la villa de
Móstoles, e presentaron por testigos a Juan de Berdejo e a Pedro Fernández e a Benito Sánchez e a Juan
Serrano, vecinos de Móstoles, e el dicho Gonzalo de la Fuente presentó por testigos por su parte a Gar cía
Martínez e a Benito Carcedo, vecinos de Alcorcón, e a Juan Pérez de Fregacedos, de los cuales e de cada
uno de ellos el dicho Pesquisidor recibó juramento en forma de derecho e lo que los sobredichos dijeron e
depusieron por donde iban los dichos mojones es lo siguiente:

Primeramente, que iba el primer mojón de entre la dicha ciudad de Toledo e villa de Madrid, dijeron todos
los dichos testigos de la una parte e de la otra que iban por la raia que va de la dicha ciudad de Toledo a
Móstoles e a la dicha villa de Madrid, que era la raia antiguamente de los dichos términos e quedó así
asentado a consentimiento de las dichas partes que quedase la dicha raia por el camino que va a Fregace -
dos a Arroyo de Molinos, e después vuelve la senda que viene de Fregacedos al ca mino de Arroyo de
Molinos e de ahí se hizo un mojón e desde allí hízose una vuelta por la misma senda hasta el prado del
Alcaide e al Caño de Arriba, donde se ficierori dos mojones por la linde del prado de Alcayalde e desde ahí
por el prado adelante se ficieron otros dos mojones en el camino que va de M6stoles a Fregacedos e
desde ahí fasta dar en el arroyo de Fregacedos, donde se renovaron los mojones, casi amojonó fasta en
par de Santo Domingo de Ribota a la Somada de Móstoles. Testigos los cria dos del Pesquisidor e otros de
Móstoles e Alcorcón.

E después otro día siguiente, salieron al campo los sobredichos Pesquisidor e las dichas partes de Toledo
e Móstoles e Madrid e todos los sobredichos testigos, e ficieron un mojón en el camino que va de Alcorcón
a Móstoles adelante de la dicha Santo Domingo a la Somada de Móstoles e dende por la raia de los dichos
lugares Móstoles e Alcorcón se ficieron sus mojones por la dicha raia de los dichos lugares hasta dar en la
Huerta de Asnos, que es cerca de Móstoles donde se fizo otro mojón en la dicha Huerta, e donde se fizo
otro mojón en el Valladar de la dicha Huerta, e dende otro mojón a la raia de la Canaleja, e dende otro
mojón al prado del Concejo de Móstoles e dende por la linde de Valde Pelaio, adonde se hizo otro mojón a
las Carreruelas en una esquina de dos que vienen a dar a un majuelo de Pedro de Villalobos de Mósto les,
e dende vuelve por la linde a dar al camino que va de Odón a Alcorcón e dende hay otro mojón en el
medio del camino que viene de Segovia a Móstoles, e así se acabaron los dichos mojones e las dichas
partes dijeron que consentían en ellos en concordia e el dicho Gonzalo de la Fuente, Procurador
susodicho, pidió a mi el dicho Escribano que se lo diese así por testimonio que fue acabado el dicho
amojonamiento e a ocho dias de Hebrero del dicho año. Testigos que fueron presentes los criados del
dicho Pesquisidor e otros de los dichos lugares”.

También en 1496 se establecieron las lindes entre las jurisdicciones de Madrid y


Toledo (Alcorcón había pertenecido y seguirá perteneciendo a Madrid, y Móstoles a
Toledo).

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3.1. Aparición y evolución de la alfarería.

Cuando Madrid es tomada por las tropas cristianas, surge una alfarería que
copia modelos árabes ya preexistentes y arraigados en la zona, sin llegar en ningún
momento a su grado tecnológico.

Esto se hace evidente en la ausencia del vidriado, técnica que implica una
química totalmente desconocida por los nuevos pobladores cristianos y que se
transmite de padres a hijos en el gremio de la alfarería.

Otro aspecto a destacar es la utilización de la misma tierra para un uso


diferente. La desaparición de alfareros árabes no se da en localidades relativamente
próximas de la provincia de Toledo, ni en el mismo Toledo.
Los modelos cerámicos que vamos a encontrar en Alcorcón se debían producir
en otros muchos alfares dentro del ámbito madrileño, y guardan técnicamente las
características de la alfarería femenina, que utiliza ruedas bajas. En este punto radica
la gran diferencia con Alcorcón, cuya alfarería es mayoritariamente manual, es decir,
no se utiliza torneta alguna.

La teoría más lógica que podemos apuntar sobre el origen de la alfarería de


este municipio, es el de un enclave en una zona de paso, en el alto de una loma por
donde pasaba una importante cañada, y donde las mujeres fabricaban cacharros para
abastecer una pequeña demanda, la de los pastores que usaban esa vía; estas
primeras alfareras no debían poseer medios técnicos, y fabricarían manualmente los
cacharros que ya conocían.

La calidad del barro y el posterior aumento de la población de Madrid


convirtieron a Alcorcón en uno de los mayores productores de toda la Península.

Puchero, Alcorcón. Siglo XVI. Emilita Rodríguez Montesinos.

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Cántaro, Alcorcón. Siglos XVI-XVIII. Hermandad de Santo Domingo y Santo Dominguín

El tipo de alfarería que se va a desarrollar en Alcorcón, tiene las características


de la artesanía de autoabastecimiento, como son la escasa variedad tipológica o la
ausencia de instalaciones propias de un alfar.

Las “Relaciones” de Felipe II aportarán una valiosa información sobre la


alfarería de Alcorcón. Anterior a este documento, tenemos algunos apuntes sobre su
comercio en Madrid, en la Plaza de San Salvador (actual Plaza de la Villa) :

“(...) Los fruteros e sardineros e otros, que tienen tendejones, los ponen en
medio de la plaza e cabo la picota, de manera que ocupan la plaza e paso e no
pueden pasar carretas; que ninguno de los susodichos no tenga los dichos tendejones
donde agora los tiene, salvo que se pasen con los dichos tendejones a la parte
donde se vende el barro de Alcorcón, so pena de cien maravedies por cada
vez(...)”. 1512

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Otros documentos del siglo XVI (1561-1562) nos hablan de municipio.

“Varios añaden que la mayor parte de los vecinos de alcorcon son tragineros de traer barro e
provision a Madrid e guadalaxara e alcala e desto se sustentan e esto es publico y notorio”.

Otras noticias, posteriores ya a las Relaciones de Felipe II, nos dejan entrever
el conflicto que desde muy antiguo y hasta el siglo XVIII, mantuvieron las
producciones alfareras de Alcorcón y Madrid.

En 1588 la Sala de Alcaldes confirió a Alcorcón el monopolio de la fabricación


de los cántaros utilizados por los aguadores de Madrid. Esta misma Sala ordena en
1610 y 1613 que sólo se fabricasen en Alcorcón cántaros de 5 azumbres (10 litros), y
marcados por un sello dado por dicha Sala.

Estas medidas pretendían repartir el mercado entre la alfarería de Alcorcón y la


de Madrid, muy semejante en este momento. La medida de 5 azumbres suponía un
peso final de unos 14 kilos, lo que limitaría en gran medida la clientela. De esta y
otras informaciones, deducimos además de la pugna entre Madrid y Alcorcón, la
imposibilidad de Madrid de cubrir la demanda de la Villa y Corte.

Las “Relaciones” es el documento más importante que encontramos sobre la


alfarería y la descripción del municipio en el siglo XVI. De tal manera que en el
capitulo siguiente se reproducirá íntegramente.

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42. (...) “la granjería que tienen y lo que se labra en el dicho lugar mejor que
en otras partes, que es cántaros, ollas, jarros y pucheros, y esto se labra también y es
barro tan a propósito para el ministerio que son, que se llevan a muchas partes lejos
y se tiene en mucho en todo el reino. Hacen esto las mujeres, es granjería de mucho
trabajo y poco provecho, porque la leña y hornija, que se traen para los hornos, les
cuesta muy caro, porque van siete leguas a por ello y después de lo dicho se vende a
muy moderados precios y lo que más daño les hace es que se les quiebra mucha
parte de la dicha obra que hacen (...)”.

La respuesta 42 del interrogatorio es el que más información nos aporta:

eran alfareros la mayor parte de los vecinos del pueblo .

Aunque puede sorprender que se trate de alfarería femenina, en este momento


la mayoría de los centros alfareros tendrían como artífices a las mujeres,
especialmente en la zona centro y noroeste de la península .

Es importante para comprender la evolución de sus producciones, al tener la


alfarería femenina unas características diferentes a la masculina y estar ligada a una
tecnología muy determinada.

Volviendo al interrogatorio, existen otros puntos importantes que


complementan la información de la respuesta 42:

18. “Es muy falto de leña, porque todo su término y diezmería no tiene encinas,
ni robles, ni montes que tengan otra leña. Provéese de leña del Real de Manzanares,
a seis leguas; los árboles que tiene son guindos y almendros, como esta dicho; tiene
también aprovechamiento de las viñas y de lo que podan de sus árboles (...)”.

32. (...) “Los materiales de ellas son maderas de la sierra de Valdemaqueda y


tejas que traen de la villa de Parla y Fuenlabrada porque en dicho lugar no lo hay”.

La escasez de leña siempre ha sido un obstáculo para el desarrollo de la


alfarería. Importantes centros cerámicos se han visto amenazados por esta carestía.
No obstante el problema de leña en Alcorcón es de distancias, “ de mucho trabajo y
poco provecho”. Que los vecinos de Alcorcón tuvieran que recorrer 7 leguas para traer
la leña y ornija, puede ser achacable a que en el siglo XVI, el monte bajo más cercano
al pueblo estaría ya esquilmado por siglos de producción alfarera. El combustible de
monte bajo, retama, tomillo, etc., es el que precisan estos hornos cerámicos, por su
rápida combustión.

En la respuesta 32 vemos que los materiales cerámicos de Alcorcón no eran


aprovechados para la fabricación de tejas.

El abastecimiento de agua es también un elemento fundamental en el


desarrollo de la actividad alfarera.

23. “Es falto de aguas porque en él hay pocos pozos y una fuente de que beben
agua tiene poco agua, aunque buena; ayúndanse de los dichos pozos que hay en el
dicho lugar”.

32
Otro factor importante para la comercialización y difusión, es su situación
geográfica como lugar de paso y a tan sólo 14 Km de Madrid, su principal cliente .

55. “El dicho lugar es pasajero de la Mancha para Segovia y Castilla la Vieja, y
desde Castilla la Vieja para Toledo y la Mancha y de Extremadura para Madrid”.

Las piezas que conocemos de este momento (Siglo XVI), no ofrecen cambios
significativos respecto a las producciones anteriores, aunque con el paso del tiempo la
ollería o barro para fuego irá sacándole terreno a la cantarería, esto se hará aún más
evidente en el siglo XVII.

Toda la producción de Alcorcón está realizada con el mismo barro; ésto indica
un estado del oficio muy primitivo con unos procedimientos elementales que son
propios de la alfarería femenina, que evoluciona muy lentamente y, en el que
permanece enquistado el aspecto tecnológico. Este tipo de alfarería se desarrolla “de
puertas para dentro”, goza de poca estima social y en muchos casos se trata de una
economía complementaria y de subsistencia.

El barro refractario de Alcorcón no se puede extraer masivamente, hay que ir


discriminando el barro bueno del malo. Una vez en el alfar, se trituraría y se echaría la
tierra en una pila; la alfarera o alfarero (aunque las artífices fueran las mujeres, los
hombres ayudarían realizando otras operaciones), pisaría el barro con los pies dentro
de la pila y extraería las impurezas, piedrecitas o ramas que notara al pisar; esta es
una operación de purificación del barro muy primitiva, anterior al cernido.

Una vez decantado el barro formando ya una pasta homogénea, se secaría


hasta conseguir el grado de humedad idóneo para el amasado con las manos, tras el
cual se confeccionaría la pieza. En el amasado manual se acabarían de extraer las
últimas impurezas que habrían pasado desapercibidas en el pisado.

Esta operación de elaboración del barro en los alfares medianamente


desarrollados, proveería de cantidad suficiente para trabajar unos cuantos días;
probablemente en Alcorcón se hiciera a diario, al situarse el obrador en la propia casa
y no disponer de las instalaciones propias de un alfar, que permitiera cierto
almacenaje.

La homogeneidad de las piezas encontradas en el subsuelo de Alcorcón en lo


que a pasta se refiere, así como el uso de ésta para cantarería u ollería, nos induce a
pensar que no harían mezcla alguna de tierras. Tras la extracción de tierra, los huecos
resultantes eran rellenados con cascotes rajados o piezas defectuosas.

Otra característica que nos ha llamado la atención al estudiar estos conjuntos


de piezas deterioradas, es la homogeneidad de las cocciones, que indica una
profesionalización en esta operación, y que seguramente realizarían los hombres.

El obrador en Alcorcón se sitúa en la propia casa del alfarero, no existiendo un


barrio propio de alfares.

33
Es común la utilización en estos centros cerámicos de hornos comunales,
mantenidos y restaurados por la comunidad, donde cocerían varios alfareros a la vez,
o se turnarían en la utilización del horno.

El tipo de horno usado en este momento en Alcorcón es el abierto. En el libro:


“Alcorcón. Historia, literatura y leyenda” , de Faustino Villalba, comenta la aparición de
cinco hornos con forma de “botella”, es decir, un horno muy desarrollado. Lo más
probable es que estos hornos (algunos de ellos llenos de cacharros), se abandonaran
en 1812. El hecho de que aparecieran enterrados no nos debe extrañar, a pesar de la
probable fecha tardía, ya que era común que los hornos se fabricaran semienterrados
para evitar la pérdida de calor.

Hay que señalar en el apartado tecnológico el total desconocimiento de la


técnica del vidriado. Aunque algunos relacionen la palabra Alcorcón con el alcohol de
alfarero utilizado para vidriar, evidentemente, esto no tiene ningún fundamento en
vista de los hallazgos y de las Relaciones de Felipe II, donde en ningún momento se
habla de esta técnica.

Tampoco se puede achacar la ausencia de vidriado a un desabastecimiento; a


tan sólo 30 Km. de Alcorcón se encuentra en Colmenar del Arroyo una importante
mina de la cual tenemos noticias en el siglo XVI “mina de alcohol, plomo y otros
metales en el paraje de Navalmoral” 1564.

Las vasijas de producción masiva que más se repiten son el cántaro, las ollas y
pucheros, y formas acuencadas muy toscas realizadas en varios tamaños.

El perímetro máximo de los cántaros y pucheros de Alcorcón se sitúa en la


parte alta del galgo, formando un hombro muy marcado, que implica una dificultad
técnica para la alfarera. Dificultad que se hace aún más evidente cuando comparamos
esta anchura máxima con la estrecha base que solían tener las piezas, que harían
necesario un vaciado cuando la pieza adquiriera cierta consistencia.

El mantenimiento de estas proporciones durante todo el siglo XVI y parte del


XVII, evidencia un pujante comercio, y una competencia entre las propias alfareras, y
entre otros centros cerámicos.

Las piezas producidas en Alcorcón se diferencian con facilidad de otros alfares,


que aunque tienen idéntica producción utilizan rueda baja o torneta, apreciándose
este trabajo en puntos determinados de la pieza, especialmente en la boca de los
cántaros. Por otro lado, el trabajo manual de Alcorcón tiende a simplificar molduras y
cuellos altos, muy difíciles de rematar de forma manual.

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3.2. Las “Relaciones de Felipe II”

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El rey Felipe II (1556-1598), mandó hacer el inventario, más completo hasta
entonces, de todos los pueblos de sus reinos: “Relaciones Topográficas de Felipe II”.
La puesta en marcha del proyecto fue compleja y hubo que preparar varios
cuestionarios entre los años 1.575 y 1.578, pues las respuestas no llegaban o se
hacían de forma incompleta. Estas “Relaciones” están basadas en seis grandes
apartados:

 Localización del pueblo en el espacio y en el tiempo.


 Administración y jurisdicción.
 Recursos naturales y económicos en general. Formas de explotación.
 La patria chica.
 Religión, culto, mentalidad.
 Repercusiones declaradas de la cercanía de Madrid.

Lo primero que se constata en la citada publicación es que en el 90% de las


“Relaciones” se desconoce el motivo de la fundación de los lugares recogidos en ellas
así como el año y la época en que se pudo llevar a cabo.

Tan sólo se limitan a decir que es antiguo o muy antiguo y también que estas
noticias se las han oído a sus antepasados, lo que hace referencia a una memoria
colectiva de transmisión oral. Por lo demás, no se aportan datos contrastables ni
documentos de fundación. Esta es la transcripción de los datos referentes a Alcorcón:

El licenciado Martín de Espinosa, corregidor en esta villa de Madrid y su tierra y jurisdic-


ción por su Majestad, y su juez de comisión por su particular cédula a mí dirigida para lo
de yuso contenido, hago saber a vos los alcaldes y concejos de los lugares de la
jurisdicción de esta villa de Madrid cómo su Majestad juntamente con la dicha cédula
envió una instrucción escrita en molde para cierta descripción que manda se haga en
todas las ciudades, villas y lugares de estos sus reinos de las cosas contenidas en los
capítulos de la dicha instrucción, que vos será entregada a cada uno de vos los dichos
concejos juntamente con este mi mandamiento, y para que entera y cumplidamente
como es justo se haga y cumpla lo que su Majestad manda, por el presente os mando
que luego que por Francisco Vélez, alguacil para lo infrascrito por mí nombrado, os sea
entregado este mi mandamiento y la dicha instrucción, con toda diligencia con la
brevedad posible os juntaréis en vuestro ayuntamiento en la forma acostumbrada cada
uno en vuestros lugares, y así juntos haréis leer este mi mandamiento y la dicha
instrucción, y leída y entendida por ante escribano de concejo, si ahí estuviere, o ante
otro real, haréis asentar la presentación de este mandamiento y de la dicha instrucción, y
al pie nombraréis dos personas de cada uno de esos dichos lugares, de los más hábiles y
suficientes de ellos, más instruidos, y que tengan más noticia de la vecindad, antigüedad,
fundación y de las demás particularidades, dezmerías y cosas notables e inmemorables
de cada uno de esos dichos lugares, capítulo por capítulo irán proveyendo, ordenando y
respondiendo a lo que la dicha instrucción manda y ordena, haciendo de cada uno de los
dichos lugares particular y entera relación y descripción, como Su Majestad lo manda, la
más verdadera y copiosa que sea posible, lo cual habéis de enviar con la presteza y
brevedad que pudiéredes, originalmente como la hiciéredes, poniendo por cabeza y
principio de lo que ordenáredes este mi mandamiento, y para ello tomaréis su traslado y
las notificaciones y la dicha instrucción así original como se os entregara y los
nombramientos y autos, que para su cumplimiento hiciéredes, con lo que más
actuáredes y ordenáredes, con la mayor claridad que ser pudiere, y en ello pondréis
luego la mano sin apartarla hasta que esté todo acabado y hecho, y me lo enviaréis para
que se cumpla lo por su Majestad mandado, con apercibimiento que se os hace que no

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lo haciendo así, sin que más sea menester apercibiros, enviaré persona con salario a
vuestra costa que os lo haga cumplir, y para hacer las dichas notificaciones y diligencias
necesarias doy poder y comisión al-dicho alguacil para que con vara de justicia vaya por
los lugares de esta dicha jurisdicción- al efecto sobredicho, al cual le mandaré pagar el
salario que hubiere de haber. Hecho en Madrid a veinte y dos de diciembre de mil qui-
nientos setenta y cinco años. El licenciado Espinosa. Por su mandato Francisco Martínez.

En el lugar de Alcorcón jurisdicción de la villa de Madrid a veinte y cinco días del mes de
diciembre de mil quinientos setenta y cinco años, a media hora después de puesto el sol,
Francisco Vélez, alguacil de comisión nombrado por el ilustre señor licenciado Martín de
Espinosa, corregidor en la dicha villa de Madrid y su tierra por su Majestad, por ante mí
el escribano público y testigos de yuso escritos, requirió a Martín Escolar y Antón
Moreno, alcaldes ordinarios en el dicho lugar, y Alonso Montero, regidor, que hagan
juntar y junten su concejo, como lo han de uso y costumbre de se juntar, porque junto y
ayuntado el dicho concejo, tiene necesidad de presentar ciertos traslados tocantes al
servicio de su Majestad. Y luego in continente los dichos alcaldes y regidor hicieron
juntar su concejo a campana repicada, como lo han de uso y costumbre de se juntar
para las cosas tocantes a su concejo, es a saber los dichos alcaldes y regidor y otros
muchos vecinos del dicho lugar, y estando juntos y ayuntados el dicho Francisco Vélez,
alguacil, presentó un mandamiento firmado del señor corregidor y de Francisco Martínez,
escribano de ayuntamiento de la dicha villa, y una instrucción escrita de molde, con la
cual requirió a los susodichos lo guarden y cumplan según como en el dicho
mandamiento e instrucción se contiene, todo lo cual yo el presente escribano les leí y
notifiqué de verba ad verba en el dicho concejo a los susodichos, los cuales habiendo
oído y entendido respondieron que estaban prestos de lo hacer y cumplir según y como
por el dicho señor corregidor se les manda con toda la brevedad y cuidado que pudieren,
y de pedimiento del dicho Francisco Vélez, alguacil susodicho, la firmé de mi nombre,
siendo testigos Diego de Vergara y Francisco Muñoz y Miguel Gómez, vecinos del dicho
lugar, de lo cual y de que queda en mi poder la dicha instrucción y traslado del
mandamiento y autos yo el presente escribano doy fe. Ante mí Martín de Vergara,
escribano público (rubricado).

Y después de lo susodicho en el dicho lugar de Alcorcón a catorce días del mes de enero
de mil quinientos setenta y seis años en cumplimiento de lo proveído y mandado por su
Majestad, su real cédula y por el dicho señor licenciado Espinosa, corregidor de la dicha
villa de Madrid, en su nombre mandaron llamar a concejo los señores Antón Moreno y
Martín Escolar, alcaldes, para conferir y tratar quien serán las personas que más
convenga nombrar para responder a los capítulos de la dicha instrucción, y habiéndose
juntado en el dicho concejo, como lo tienen de uso y de costumbre de lo hacer para
semejantes negocios, habiendo conferido y tratado sobre ello entre sí, acordaron de
nombrar y nombraron al dicho Antón Moreno, alcalde, y a Pedro Godino, vecinos del
dicho lugat, para que como personas que tienen más noticia y experiencia de las cosas
de dicho lugar, así porque el dicho Antón Moreno es hombre antiguo de más de setenta
años, y el dicho Pedro Godino por ser hombre leído en historia y cosas antiguas y
hombre curioso, a los cuales mandaron lo acepten luego so pena de cada veinte mil
maravedís para la cámara de su Majestad, y que con brevedad y cuidado hagan y
cumplan lo que por su Majestad les es mandado, informándose de personas antiguas del
dicho lugar y de otras partes de lo que ellos no supieren ni alcanzaren, y que la dicha
relación hagan cierta y verdadera y con toda claridad y tan copiosa como convenga, y
mandaron a mí el presente escribano se lo notifique todo ello, para que así lo cumplan so
la dicha pena. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es Asenjo Agudo y Francisco
de Pero González, vecinos del dicho lugar. Ante mí Martín de Vergara, escribano público
(rubricado).

Y después de lo susodicho este dicho día, mes y año susodicho, yo el dicho escribano por
mandado de dicho concejo leí y notifiqué el acuerdo del de suso referido a los dichos
Antón Moreno y Pedro Godino, todo él enteramente, y les apercibí lo guarden y cumplan

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según y como les es mandado por el dicho concejo, justicia y regidores de él, y so la
pena de los dichos veinte mil maravedís a cada uno de ellos, los cuales habiendo visto y
entendido lo que así se les manda por los dichos señores del dicho concejo dijeron que
estaban prestos de guardar y hacer y cumplir lo que su Majestad manda y el dicho señor
corregidor en su nombre con toda diligencia y cuidado, y que ellos recorrerán su
memoria para lo que ellos supieren y entendieren declararlo en la dicha relación, y lo que
no supieren se informarán de personas antiguas que mejor relación puedan dar, de
suerte que tal cumplidamente se haga lo que su Majestad manda, y lo firmaron de sus
nombres siendo testigos Martín Escolar y Diego Ortiz, vecinos del dicho lugar. Antón
Moreno (rubricado). Pedro Godino (rubricado). Ante mí Martín de Vergara, escribano
público (rubricado).

Y después de lo susodicho en el dicho lugar de Alcorcón a diez y siete días del dicho mes
de enero de mil quinientos setenta y seis años, parecieron en el dicho concejo del dicho
lugar los dichos Antón Moreno y Pedro Godino, dijeron que en cumplimiento de lo que su
Majestad manda y por su particular cédula instrucción y el dicho señor corregidor en su
nombre, ellos han recorrido sus memorias, y platicado entre sí lo que puede responder a
los dichos capítulos e instrucción, y platicado con otras muchas personas para mejor
averiguar la verdad, y que se le dé más verdadera relación a su Majestad, y que lo que
ellos han podido acabar a saber así por sus personas como por las demás de quien se
han informado es lo siguiente. Ante mí Martín de Vergara, escribano público (rubricado).

1. Primeramente respondiendo al primer capítulo de la dicha instrucción


dijeron que el dicho lugar siempre desde que se saben acordar se ha
llamado y llama Alcorcón, sin haber tenido otro nombre diferente, y a sus
padres y más ancianos le oyeron nombrar que se nombraba Alcorcón, sin
saber la razón ni causa por que sea éste su nombre, ni lo han podido saber
ni entender, y por el nombre que le han llamado sus pasados le llaman
ellos ahora, y esto saben de este capítulo.

2. Al segundo capítulo dijeron que ninguna claridad se ha podido hallar de la


antigüedad del dicho lugar, ni quién fue su fundador, ni cuándo se ganó de
los moros, ni más de la publicidad que hay de ser lugar muy antiguo.

3. Al tercero capítulo dijeron que el dicho lugar de Alcorcón que es aldea de la villa de
Madrid y de su jurisdicción, y por tal su cabeza la ha reconocido y reconoce siempre.

4. Al cuarto capítulo dijeron que este dicho lugar está en el reino de Toledo.

5. A los cinco capítulos dijeron que el dicho lugar no está en frontera de reino extraño,
estará de la raya de Aragón, que es la más cercana de otro reino, como cuarenta
leguas, no es entrada, paso ni puerto ni aduana, ni se cobra en él derechos
ningunos.

6. A los seis capítulos dijeron que no se sabe que el dicho lugar tenga escudo de
armas, ni que le haya tenido.

7. A los siete capítulos dijeron que es el dicho lugar realengo, y de la jurisdicción real, y
sujeto a la dicha villa de Madrid, como está dicho.

8. A los ocho capítulos dijeron que el dicho lugar no tiene voto en Cortes, y habla por él
Madrid, y envía los repartimientos de alcabalas y servicios que le caben pagar al
dicho pueblo.

9. Al noveno capítulo dijeron que el dicho lugar está en el distrito de la Chancillería de


Valladolid, y en apelación van a la dicha Chancillería con los pleitos y causas de

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importancia de los dichos vecinos, hay treinta y dos leguas desde el dicho lugar a la
dicha Chancillería, a lo que ordinariamente se cuentan

10. Al décimo capítulo dijeron lo que tienen dicho en el capítulo tercero, que es de la
jurisdicción de Madrid, y hay dos leguas grandes desde el dicho lugar a la dicha villa
de Madrid.

11. Al onceno capítulo dijeron que el dicho lugar cae en el arzobispado de Toledo, y en
la dicha ciudad está la iglesia catedral del dicho arzobispado, y es cabeza de su
partido, cuéntanse diez leguas desde el dicho lugar a la dicha ciudad de Toledo.

13 A los trece capítulos dijeron que desde el dicho lugar, yendo cara al nacimiento del sol
para su cabeza que es la villa de Madrid por camino real y derecho, no hay lugar
ninguno más de una venta casi en medio del camino, que se ha hecho de dos años
a esta parte, y las leguas que hay desde el dicho lugar a la villa de Madrid y tamaño
de ellas está dicho en los capítulos atrás, y vuelto el rostro al nacimiento del sol
estando en el dicho lugar parece claramente estar de medio a medio al oriente
cuando los días y las noches son iguales.

14. A los catorce capítulos dijeron que yendo desde el dicho lugar hacia la parte del
mediodía hay un lugar que se llama Humanes, está dos leguas apartado del dicho
lugar de Alcorcón, las dichas dos leguas son comunes y el camino real derecho.

15. A los quince capítulos dijeron que caminando desde el dicho lugar de Alcorcón para
el poniente el primer lugar que hay yendo camino derecho se llama Odón, está este
lugar Odón una legua grande del dicho lugar de Alcorcón.

16. A los diez y seis capítulos dijeron que yendo desde el dicho lugar a la parte del norte
es el primer lugar uno que se llama Pozuelo, está dos leguas comunes por camino
derecho del dicho lugar de Alcorcón.

17. A los diez y siete capítulos respondieron que el dicho lugar es algo aireoso por estar
en lugar alto, es fresco en todos tiempos, puesto en él hacia la parte del mediodía
es tierra llana y sana, y ha habido siempre en él hombres muy viejos de más de cien
años, y que han vivido muy sanos, y por la parte del oriente y poniente vierte aguas
a una parte y a otra, es tierra rasa, no hay montes ningunos, ni más de viñas en
todo su distrito, y algunos árboles frutales, que son guindos y almendros.

18. A los diez y ocho capítulos dijeron que el dicho lugar es muy falto de leña, porque
todo su término y dezmería no tiene encinas ni robles ni montes que tengan otra
leña, provéese de leña del Real de Manzanares, que hay seis leguas hasta el dicho
Real, los árboles que tiene son árboles de guindos y almendros como está dicho,
tiene también aprovechamientos de las viñas y de lo que podan de sus árboles, caza
no tiene ninguna más de algunas liebres, y son pocas, porque la tierra es rasa como
está dicho.

20 A los veinte capítulos, porque a los diez y nueve no tienen qué decir, dijeron que ningún río pasa
por junto al dicho lugar, y que el más cercano río yendo para el oriente es el río de la dicha villa
de Madrid, que es río de poca agua de ordinario, y la que tiene es de las lluvias del invierno,
porque al verano trae poca agua de su propio natural, que es como un arroyo, que no muelen
molinos en el verano, y volviendo para el poniente hay otro río que se llama Guadarrama a legua
y media del dicho lugar de Alcorcón, es de las mismas calidades que el dicho río de Madrid.

21. A los veinte y un capítulos dijeron que el dicho lugar no tiene riberas ni huertas ni
más frutas de las que están dichas, que son algunas guindas y almendras en muy
poca cantidad, no hay más ríos de los dichos en el capítulo antes de éste, y estos
ríos no son de pesquerías de que se pueda hacer mención, porque no hay pesquería

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para arrendar ni se arrienda jamás.

23. A los veinte y tres capítulos, porque a los veinte y dos no hay qué decir por no haber
en el dicho lugar ninguna cosa de lo que dice en el dicho capítulo, dijeron que el
dicho lugar es falto de aguas, porque en él hay pocos pozos, y una fuente de que
beben agua, tiene poca agua aunque buena, ayúdense de los dichos pozos que hay
en el dicho lugar.

24. A los veinte y cuatro capítulos dijeron que en el dicho lugar ni en su término no hay
bosque, ni dehesa ninguna, ni pesca como ya está dicho, hay solamente tres prados
pequeños con una dehesa de tomillos y retamas pequeñas, las cuales dehesas
sirven de pastos a los ganados del dicho lugar, sin tener otro aprovechamiento ni
arrendarse, porque como son pequeños no hay más de para los ganados del dicho
pueblo, y esto con trabajo de los ganados.

25. A los veinte y cinco capítulos dijeron que las haciendas que hay señaladas en el dicho
lugar y su dezmería son que don Alonso de Mendoza, señor de Cubas y Griñón,
tiene unas casas grandes, aunque no de mucho edificio, y veinte y ocho yuntas de
tierras poco más o menos, que es una yunta cincuenta fanegas, y ciertas viñas que
tiene dadas a censo, y otros censos así perpetuos como al quitar, y hasta doce mil
maravedís de réditos, y tiene Alonso Martínez de Cos, regidor de la villa de Madrid, y
un yerno suyo como cuatro yuntas de tierras poco más o menos, y tienen herederos
de Alonso Pérez de Peñalosa, vecino de Madrid, como otras cuatro yuntas de tierras
poco más o menos, y otros herederos de Madrid tienen como otras cinco yuntas de
tierras, tienen vecinos de Leganés y Poloranca [sic] y el señor de la villa de
Poloranca [sic] como catorce yuntas de tierras, y la iglesia del dicho lugar, y una
capellanía que hay en ella, y las ánimas de purgatorio, tienen como otras cuatro
yuntas de tierras, y el resto es de vecinos, no se sabe la cantidad de ellas, mas que
habrá treinta yuntas.

26. A los veinte y seis capítulos dijeron que la tierra del dicho lugar es tierra labrantía, y
se coge en ella trigo y cebada y poco centeno y poca avena, criase ganado ovejuno
en muy poca cantidad, porque en todo el lugar no hay arriba de mil cabezas de
ganado, esto por los pocos pastos que hay y poca comodidad para ello por ser el
término estrecho, vale el diezmo comúnmente un año con otro ciento treinta cahíces
de pan por mitad, esto porque los que tienen tierras de Madrid, Leganés,
Polvoranca, Móstoles y otros lugares en la dezmería de este dicho lugar acuden con
la mitad del diezmo del pan que cogen a la campana del dicho lugar de Alcorcón, y
por esta causa vale tanto el dicho diezmo, porque si fuese de los particulares del
dicho lugar no valdría noventa cahíces el dicho diezmo, vale el diezmo de la uva del
dicho lugar un año con otro cuarenta mil maravedís, y el diezmo de corderos y
queso y lana veinte y cuatro mil maravedís, y las minucias como mil maravedís, la
falta que hay en el dicho pueblo es de leña, provéese de las partes y lugares que
está declarado en el capítulo diez y ocho.

27. A los veinte y siete capítulos dijeron que en el dicho lugar y su dezmería no tiene
mina ninguna de oro, plata, hierro, cobre, plomo, azogue, ni de otro metal, ni
minerales de tinturas, ni colores, ni otra cosa ninguna.

28. A los veinte y ocho capítulos dijeron que tampoco hay salinas en la dicha su
dezmería, ni canteras de jaspes, ni de mármol, ni de otras piedras estimadas ni de
ningún valor.

29. A los veinte y nueve capítulos dijeron que por no ser lugar el dicho Alcorcón marítimo
no tienen que responder al dicho capítulo.

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30. A los treinta capítulos respondieron lo mismo que en el capítulo de arriba, y lo mismo
responden a los capítulos treinta y uno.

32. A los treinta y dos capítulos dijeron que cerca del sitio del pueblo lo mismo que
tienen respondido en el capítulo diez y siete, y qué no es lugar que tiene cercas ni
murallas.

33. A los treinta y tres capítulos respondieron que en el dicho lugar ni en su dezmería no
hay castillo, torre ni fortaleza ninguna más que la torre que tiene la iglesia, y por no
haber torre ni fortaleza ni castillo no tienen que responder al capítulo treinta y
cuatro.

35. A los treinta y cinco capítulos dijeron que las suertes de las casas del dicho lugar es
que todas ellas son de tapiería de solamente tierra, y son casas bajas sin altos, y en
efecto son casas ordinarias de labradores, y de muy poca costa, los materiales de
ellas son madera de la sierra de Valdemaqueda, y tejas que traen de la villa de Parla
y Fuenlabrada, porque en el dicho lugar no lo hay.

36. A los treinta y seis capítulos dijeron que en el dicho lugar no hay edificio notable nin -
guno, ni más de las dichas casas de don Alonso de Mendoza como esta dicho, ni hay
rastro en el contorno del dicho lugar de edificio antiguo, ni epitafios, ni letreros, ni
antiguallas ninguna que se pueda decir.

37. A los treinta y siete capítulos dijeron que la cosa señalada que se ha podido tener en
memoria haber acontecido en el dicho lugar es que habrá ochenta años poco más o
menos que hubo gran mortandad en el dicho lugar a manera de pestilencia, no han
podido averiguar qué manera de enfermedad era la que andaba en el dicho pueblo,
mas de que empezando a dar la dicha enfermedad a una persona de una casa la
comunicaba con todos los demás, de que venían a morir todos los de la casa, y les
fue forzado ausentarse muchos vecinos del dicho lugar fuera del pueblo, y un poco
apartado hacían cabañas donde habitar hasta que pasó la furia de la dicha
enfermedad, no se sabe cierto qué tanto duró, mas de que quedó el dicho lugar muy
despoblado, con mucha necesidad, y aún también quieren decir algunos vecinos del
dicho pueblo que la necesidad de él y hambre que hubo fue antes de la dicha
enfermedad, porque hubo tanta necesidad que comían pan de grama, poniéndola a
secar en hornos, y secada la picaban menudo, y la llevaban a moler, y de la harina
que sacaban hacían pan, y comían, y otros pan de habas, y otros de garbanzos, cada
uno de lo que tenía, y que por esta hambre sobrevino la dicha enfermedad por andar
tan maltratadas las gentes y sin sustentamiento, esto es lo que se ha podido
averiguar de oídas de otros viejos, y no tuvieron que responder más al dicho capítulo
porque supieron.

38. A los treinta y ocho capítulos respondieron que no hay cosa notable que poder decir
que haya acontecido en el dicho pueblo, ni de personas que hayan nacido en él, sólo
por cuento gracioso se puede notar haber en el dicho lugar al presente un hombre
que casi ha setenta años que está casado con una sola mujer, y han vivido y viven
tan en paz, que nunca se ha sabido que entre ellos en todo el dicho tiempo haya
habido cuestión, rencilla, ni enojo, ni mala palabra, y que al presente se tratan
amigablemente como si fueran recién casados, que es cosa para estos tiempos bien
de notar, llámase él Juan de la Rubia y ella María Corchuela.

39. A los treinta y nueve capítulos dijeron que el dicho lugar es de ciento cuarenta casas,
y vecinos habrá al presente como ciento setenta vecinos, contando dos viudas por un
vecino, ha sido un pueblo pequeño siempre, vase ahora aumentando poco a poco.

40. A los cuarenta capítulos dijeron que en el dicho lugar hay cuatro casas de hidalgos,
los tres casados, y uno soltero, todos los demás son labradores, las libertades y

41
exenciones que gozan los hijosdalgo son las que gozan los demás hijosdalgo de estos
reinos.

41. A los cuarenta y un capítulos dijeron que en el dicho lugar no hay mayorazgo, ni
casas, ni solares de linajes, ni escudos de armas, solamente hay la casa y hacienda
de don Alonso de Mendoza, el cual reside de ordinario en Madrid.

42. A los cuarenta y dos capítulos dijeron que la mayor parte de los vecinos del dicho lu -
gar, de tres partes las dos son hombres pobres, y la otra tercia parte tienen medianas
haciendas, que el más rico es de cuatro mil ducados de hacienda, y los demás de allí
abajo la granjería que tienen, y lo que se hace y se labra en el dicho lugar
mejor que en otra parte es cántaros, ollas, jarros y puchericos, y esto se
labra tan bien y es el barro tan a propósito para el ministerio que son, que
se llevan a muchas partes lejos, y se tienen en mucho en todo el reino,
hacen esto las mujeres, es granjería de mucho trabajo y poco provecho, porque la
leña y hornija que se trae para los hornos les cuesta muy caro, porque van siete
leguas por ello, y después de lo dicho se vende a muy moderados precios, y lo que
más daño les hace es que se les quiebra mucha parte de la dicha obra que hacen, de
manera que por no holgar ni tener otra cosa en que entender lo labran, y no por la
ganancia que se les sigue de labrarlo.

43. A los cuarenta y tres capítulos dijeron que la justicia eclesiástica que hace justicia en
el dicho lugar en los negocios que se ofrecen, es el vicario arzobispal de Madrid y el
vicario general de Toledo, la justicia seglar son dos alcaldes ordinarios, y dos alcaldes
de Hermandad, y dos alguaciles, y dos regidores, éstos en cada un año se nombran
por el concejo del dicho lugar, y los aprueba el corregidor de la villa de Madrid,
diferencia ninguna no hay entre las dichas justicias, platícase en los negocios lo
mismo que en los juicios del reino de Toledo.

44. A los cuarenta y cuatro capítulos dijeron que de lo tocante a la justicia eclesiástica no
hay ninguna en el dicho lugar, y de la seglar hay dos alguaciles como está dicho, y
dos regidores, y un escribano del número y concejo del dicho lugar, a ningún oficial
de éstos no se le da salario, los aprovechamientos son conforme a los aranceles del
reino.

45. A los cuarenta y cinco capítulos dijeron que el dicho lugar no tiene término suyo pro-
pio ninguno, sino es el término de su cabeza que es Madrid, tiene dezmería conocida
por sí propio, ninguno no tiene más de los tres prados pequeños y la dehesa, de que
se aprovechan sin pagar cosa ninguna de renta al dicho concejo, salvo que cuando se
ofrece alguna necesidad al dicho concejo, se reparte a los señores de ganado un
tanto de cada cabeza, sin que paguen ninguna cosa los pobres, también se da
licencia al carnicero que meta su ganado en los dichos prados, pagando al dicho
concejo un tanto como se concierta, también hay unos pedazos de eras pequeños, los
cuales cuando hay necesidad de servicios para la guerra o para pleitos, se arriendan a
los vecinos, para que los pobres no sean molestados, esto es poca cantidad, que
cuando mucho se saca seis mil maravedís por un año de renta de ellas.

46. A los cuarenta y seis capítulos no tiene cosa que decir acerca de lo que toca al dicho
capítulo, ni tampoco a los cuarenta y siete capítulos, porque está respondido a los
capítulos de arriba.

48. A los cuarenta y ocho capítulos dijeron que en el dicho lugar hay una iglesia parro-
quial, cuya advocación es Santa María la Blanca, no tiene capillas, ni dotaciones
ningunas particulares, enterramientos no hay en ella, ni cosa notable que decir.

49. A los cuarenta y nueve capítulos no hay que decir porque no hay iglesia catedral ni
prebenda ninguna.

42
50. A los cincuenta capítulos dijeron que en la dicha iglesia del dicho lugar hay un cura
propio, y sácase al dicho beneficio un medio préstamo para el colegio de Santiago el
Cebedeo de la ciudad de Salamanca, vale el dicho curado 1 y gruesa de él
cuatrocientos ducados con servicio, y todo esto es líquidamente del dicho cura sin lo
que lleva el dicho medio préstamo, hay en la dicha iglesia una capellanía que llaman
de los Escolares, que tiene como cien fanegas de tierras, que arrienda a diferentes
precios, vale el medio préstamo cada un año ciento cincuenta ducados un año con
otro, no pone servicio ninguno en la iglesia el dicho colegio de Santiago por razón del
dicho medio préstamo que está dicho.

51. A los cincuenta y un capítulos dijeron que en la dicha iglesia no hay reliquias
ningunas, hay cerca del dicho lugar dos ermitas, una de San Sebastián, otra que
llaman Santo Domingo de la Ribota, a esta ermita tienen devoción muchos lugares del
contorno, y vienen los sábados y días de Santo Domingo con devoción y traen aceite
para la lámpara y dan otras limosnas a la dicha ermita de Santo Domingo de poca
cantidad.

52. A los cincuenta y dos capítulos dijeron que las fiestas de guardar y días de ayuno y
de no comer carne son por la misma orden del arzobispado de Toledo, excepto que
muchos vecinos del dicho lugar tienen devoción de no comer carne ni grosura los
miércoles, que sea su principio y causa no se sabe cierto, mas de por haberlo visto
hacer a sus padres y pasados, guardan el día de Santo Domingo y Nuestra Señora de
las Nieves y Santa Catalina y Nuestra Señora de la Paz por vía de voto, por causa de
las enfermedades de que se hace mención en los capítulos de arriba, no comen carne
las vísperas de estas fiestas, aunque no se ayunan.

53. A los cincuenta y tres capítulos dijeron que en el dicho lugar no hay monasterio,
frailes ni monjas ni beatas, ni tienen que responder a lo demás contenido en el dicho
capítulo.

54. A los cincuenta y cuatro capítulos dijeron que en el dicho lugar hay dos hospitales
muy pobres, sin renta ninguna, el uno fundó en el dicho lugar los Escolares, el otro es
del dicho concejo.

55. A los cincuenta y cinco capítulos dijeron que el dicho lugar es pasajero de la Mancha
para Segovia y Castilla la Vieja, y desde Castilla la Vieja para Toledo y la Mancha, y
de Extremadura para Madrid, no tiene venta ninguna.

56. A los cincuenta y seis capítulos dijeron que el lugar despoblado que parece haber
habido en la dezmería del dicho lugar es en el contorno de la dicha ermita de Santo
Domingo de la Ribota, entiéndese que se llamaba de ese mismo nombre de Santo
Domingo Ribota, no se ha podido saber por qué causa se despobló, y generalmente lo
que se puede saber de cosas notables fuera de la que está dicha es que en este lugar
hubo un hombre que se llamó Juan González, el cual habrá que murió cinco años, fue
hombre pobre, que no sabía leer ni escribir, muy rústico en su trato, fue Dios servido
de darle una enfermedad de que estuvo tullido y sin hablar en la cama un año, y un
día de Jueves Santo así malo como estaba porfió le llevasen a la iglesia, y por
complacerle le llevaron dos hombres asido de los brazos, y llegado que fue a la iglesia
se puso en medio de ella, y en altas voces empezó a hablar, e hizo un sermón tan
concertadamente y con tan buen estilo y palabras de la Escritura Sagrada y de tan
buena doctrina como si fuera hombre de letras y experimentado en predicar, fue de
manera su plática que hizo, que dejó admirado al pueblo con sólo este sermón, acabó
porque nunca dijo más cosa notable como ésta, empezó desde allí adelante a hablar

43
un poco e hizo vida de mucha virtud y recogimiento, fuese a servir al hospital de
Antón Martín de Madrid, y allí murió como buen cristiano.

No tiene el dicho lugar anejo ninguno, feria, ni mercado, ni hay otra cosa ninguna que
de contar sea, ni notable, y esta relación hicieron habiendo conferido, tratado y
comunicado entre sí y con otros hombres antiguos del dicho lugar lo que sabían cerca de
lo contenido en los dichos capítulos, y lo que más pudieron averiguar para dar verdadera
relación de lo que su Majestad manda y el dicho señor corregidor en su nombre, y es lo
que tienen dicho y declarado y lo firmaron de sus nombres. Va testado, memoria, y
entre renglones, cantidad, valga, va entre renglones do decía e hizo valga. Antón
Moreno (rubricado). Pedro Godino (rubricado). Ante mí Martín de Vergara, escribano
público (rubricado).

Como se ha podido comprobar hay capítulos que no están contestados:

Al número 12 no se contesta porque Alcorcón no pertenece a ninguna orden religiosa


militar.
Al número 22 no se contesta porque no hay ríos.
Al número 31 no se contesta porque no hay fortalezas.
Al número 34 no se contesta porque no hay alcaides de las fortalezas.
Al número 47 no se contesta porque no es un pueblo de señorío.

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45
46
4. LOS SIGLOS XVII AL XIX

47
Antes de continuar con la historia de Alcorcón, vamos a detenernos en la
aparición y posterior desaparición de una vecina aldea próxima, que sus habitantes
abandonaron, trasladándose a Alcorcón.

Para ello volvemos a las “Relaciones” de Felipe II. En ella se nos habla de una
aldea; Santo Domingo de la Ribota, que había desaparecido hacía más de 80 años del
inventario mandado hacer por el rey. En 1427 la aldea existía, pues el visitador Martín
Sánchez, hace un inventario de los objetos litúrgicos de su iglesia, que tiene mucha
devoción según las relaciones.

Durante la Edad Media, las repoblaciones eran la manera de ocupar los


territorios yermos. El aumento demográfico del norte peninsular y las facilidades
dadas por los reyes castellanos, llevaron al asentamiento de una pequeña población,
probablemente de origen agrícola, en la zona del arroyo de la Canaleja, que
actualmente corresponde al Prado de Santo Domingo.

Pensamos que este grupo


de cristianos viene de la
zona de la Rioja y con ellos
traen un santo para que les
proteja, Santo Domingo de
la Calzada, o como se le
conoce en Alcorcón, Santo
Dominguín, por su reducido
tamaño. Y junto a sus
casas de adobe levantan
una pequeña ermita: Santo
Domingo de la Ribota (o de
la rivera).

48
Como iglesia parroquial del municipio, tenemos a Santa María la Blanca
dedicada a Santa María de la Asunción. No está suficientemente datado su origen. En
el Archivo Histórico Eclesiástico de Getafe hemos encontrado las fechas de los siglos
XV ó XVI, para la obra de construcción de la iglesia que fue llevada a cabo por alarifes
españoles.

Existe una bula del Papa Sixto V, del año de 1584, dándole a la iglesia el
privilegio de Santa María Super Minervam in Urbe .

Siguiendo la citada documentación, en 1895, se habla de una iglesia exenta a


otras edificaciones, de planta de cruz latina, destacando lo más precioso (con una
descripción detalladísima) el altar mayor de estilo churrigueresco y que fue dorado en
1748, durante el papado de Benedicto XIV y el rey Fernando VI.

Tiene un órgano bastante deteriorado y la pila bautismal estaba en una


pequeña capillita (baptisterio) comunicada con la iglesia. Se venera al Cristo de las
Lluvias y al de la Buena Muerte con una misa y procesión solemne.

El documento es bastante explicito con relación a las alhajas, ropajes, misales y


libros de bautismo, defunciones y casamientos y enseres de la iglesia. Este documento
es tan detallado pues es el momento del traspaso de competencias de la Diócesis de
Toledo a la de Madrid- Alcalá.

49
Según el informe de la restauración de 1992 realizada por la Comunidad
Autónoma de Madrid, sabemos que es el edificio más representativo del lugar, situado
sobre un altozano, donde se supone que se encontraba una mezquita, de la que no
tenemos más información.

Las primeras referencias están en las “Relaciones” de Felipe II. Según éstas no
se han encontrado restos de una iglesia anterior a ella. La fecha más antigua que
aparece es la de una lápida sepulcral en la que se lee:

ESTA SEPUL/TURA ES DE/YLLAN PE/RES


QURA/QUE FUE/DESTA YGLESIA/
FALEZZIO A 3 DE JU/YO DEL AÑO/1595

También hay restos de otra lápida con el texto que reseñamos a continuación:

EN 27 DE AGº/DE 1703 SE ENTERRO


EN ESTA7SPLA EL RD D/Jº Aº
SARMIENTO. CURA DESTA IGLESª

Actualmente ambas lápidas están bajo el pavimento.

50
El edifico debió proyectarse de tres naves, dando a las laterales la misma
anchura que a los brazos del crucero; pero este ambicioso proyecto quedó reducido a
lo que tenemos hoy: una iglesia de una nave con planta de cruz latina. Al exterior se
aplica una fábrica mixta de aparejo de ladrillo y cajones de mampostería, modelo de
influencia toledana. La nave y los brazos del crucero están cubiertos con bóvedas de
cañón con lunetos, realizadas en ladrillo y guarnecidas de yeso y ornamentadas con
sencillas molduras rectangulares. La bóveda del crucero es más antigua, estrellada,
típica del gótico tardío.

En su origen la iglesia tenía dos puertas, una en la fachada norte y otra en la


sur, siglos después la norte se tapió para instalar la capilla de Jesús Nazareno,
recuperándose recientemente.

A los pies de la iglesia entre las fachadas sur y oeste, se alza la torre,
probablemente mucho más antigua que la iglesia, pero imposible de documentar por
la reformas realizadas entre 1969 y 1970.

51
El retablo constituye una obra digna de mención, de estilo barroco y realizada
en madera dorada y policromada por un discípulo de José B. de Churriguera en la
primera mitad del siglo XVIII. Recordemos que a toda la comarca madrileña llegó el
influjo de Pedro de Ribera, quién dejó su impronta sobre unas obras caracterizadas
por su unidad y el mantenimiento de la columna salomónica y la estructura camarín
como elementos identificativos de ese estilo barroco del primer tercio del siglo XVIII.
Y recordemos también que muy cerca, en Leganés, Churriguera fue el artista escogido
para la realización del magnífico retablo de la iglesia parroquial de San Salvador.

Nuestro retablo, principal ornato del templo, se conserva en buen estado y


cubre el frente del ábside con sus catorce metros de altura y ocho y medio de ancho.
Desde luego el retablo cumple una función estética, pero también una función
didáctica y emocional respecto a los fieles, y en sus orígenes hacía la línea de los
postulados de la Contrarreforma.

Se organiza mediante un único orden de columnas salomónicas muy


decoradas, con angelitos y otros adornos. El retablo está coronado por la Trinidad: el
Padre Eterno, con el mundo debajo; la cruz sobre el mundo representando al Hijo; y la
Paloma, que simboliza al Espíritu Santo.

52
Acompañando a la Trinidad, dos a cada lado en sus respectivas capilletas y
sobre nubes de oro, los cuatro evangelistas: según miramos el retablo, a la derecha,
Lucas con la cabeza de toro, y Mateo con el niño, y a la izquierda, Juan con el águila y
Marcos con la cabeza de león.

53
La imagen de san Mateo sostiene un libro en el que está escrito un texto que
nos da alguna información del dorador del retablo y de sus patrocinadores religiosos:
"... Y arzobispo de Toledo el Rmo. SS. Sr. DN. Luis de Borbón, Infante de España y
cardenal. Y cura el Sr. DN Juan Domingo de Lapeña. Y lo doró DN Próspero Motorola.
Dorador de Cámara de S.M.". En el libro del evangelista anterior debía figurar al
menos la fecha de realización del retablo, pero estos caracteres no se han conservado.

En el eje central se sitúa el sagrario, alojado en un nicho. Encima y dentro de


otra hornacina, una imagen de la Virgen, de madera policromada, réplica de la del
siglo XVIII (destruida en 1936). Completan el retablo varias esculturas del XVIII en
madera tallada y policromada. Entre ellas, presidiendo el cuerpo en el que se
encuentran los cuatro evangelistas, recibía especial veneración la que representa al
Cristo de las Lluvias o de los Alfareros (pues en esta hermandad estaban inscritos los
alfareros del pueblo), también conocido como de los Ballesteros, pues le tenían
veneración quienes practicaban la caza de pájaros con ballestas; la fiesta de este
Cristo, y también la de Santa María la Blanca, se celebraba el tercer domingo de
agosto (hoy en día el último domingo del mes).

Un poco más abajo la hornacina de Santa María la Blanca, titular de la


parroquia. Recordemos que la religiosidad popular, en la que se entremezclaban
fenómenos profanos y religiosos, veía en las vírgenes y cristos un elemento de amparo
frente a las adversidades de la vida, que eran muchas (pensemos sólo en el grado de
dependencia de la climatología o la ausencia de hospitales). En relación a las
festividades religiosas Thomas López, en "Descripción de la provincia de Madrid"
(1763), apunta que "el día de la Natividad de Nuestra Señora hay mucha función en
este lugar". En las hornacinas laterales del cuerpo central figuraban las imágenes de
los apóstoles Pedro y Pablo (hoy perdidas) y en hornacinas exteriores san Antonio y
santa Ana

54
La iglesia tenía en las “Relaciones” una capellanía llamada de los Escolares,
con unas cien fanegas de tierra de su propiedad. Para poder comparar estos datos,
con veinticuatro fanegas de tierra aproximadamente, podía vivir una familia.

Además como impuesto eclesiástico estaba el diezmo, según los estudios


económicos del siglo XVIII, el dinero ingresado por la iglesia en ese momento era
superior a los ingresos municipales.

Desde el asentamiento de la corte durante la época del rey Felipe II, se


produce una especialización económica de los pueblos próximos a ella, destacando
como ya hemos comentado y volveremos a comentar la especialización de la alfarería
en Alcorcón, pequeña aldea hasta 1.960, que marcará su principal seña de identidad :
“los pucheros”.

Desde el siglo XVI se sabe que los cántaros se venden en la Puerta del Sol, en
la de Antón Martín y en la Plaza de la Cebada, destacando apellidos como el de los
Pontes que seguirán fabricando alfarería hasta el siglo XX.

Es una industria en la que trabajan todos los miembros de la familia, siendo


Alcorcón la población donde existía el mayor número de artesanos de la Comunidad
de Madrid, uno de cada cuatro se dedicaba a la alfarería y uno de cada tres vivía de
ella, (Respuestas Generales del Catastro de Ensenada), en el siglo XVIII había 290
hornos y 221 habitantes (entiéndase familias) (Floridablanca nos habla de 595
habitantes), desglosados de la siguiente manera:

55
“Vecinos útiles: Nobles 3. Pecheros 73.
Jornaleros: Pecheros 88.
Pobres de solemnidad: Pecheros 9.
Habitantes: Nobles 2. Pecheros 6.
Viudas cuyo estado no consta: Con bienes 21. Pobres: 19.

Total: 221.
Eclesiásticos: 6”.

Portada del Catastro del Marqués de la Ensenada.

El panorama que realmente nos ofrece el Catastro, es el de un pueblo que


directa o indirectamente depende de la alfarería, cuyos vecinos principales (nobles)
están también embarcados en esta industria.

Las repuestas al Catastro de Ensenada, son de carácter fiscalizador. En la 33


se nombran a todos los alfareros del pueblo y sus rentas, destacamos algunos
apellidos: Alvarado, Blanco, Delgado, de Burgos, de la Calle. de Vergara, Rodino, Gómez, González,
Pachón, Pontes, Talavera, Vergara

En la respuesta 40 aparecen los trajinantes de vidriado, donde se repiten


muchos de los nombres de la lista anterior, y que no vamos a reproducir para no
extendernos.

Abundando en la documentación, Eugenio Larruga cita a la población “por el


excelente barro, por la escasa dimensión de las parcelas lo que les llevaba a la ocupación parcial en la
alfarería y por la cercanía de la corte”.

56
También en el inventario mandado hacer por el Cardenal Lorenzana se cita:
“Por lo general se vende todo el año en Madrid y sus contornos y en Alcalá, Guadalajara, Toledo,
Mancha, Segovia y sus sierras. De ellas se surten en la real cocina, la Real botica y reales hospitales y
fábricas y casas de moneda”.

Mapa de la provincia de Madrid en el siglo XVIII

Tenemos una fuente de información, de carácter costumbrista muy interesante


en los protocolos depositados por los escribanos. Abarcan los periodos de 1.571 a
1.768. Son muchos y de temática muy variada, encontrándose entre los más usuales
los testamentos y los contratos matrimoniales en los que la mujer aporta una dote,
minuciosamente detallada (ropa, muebles, cuadros, espejos, utensilios de cocina, etc.)
y cuantificada.

57
Dentro de la multitud de curiosidades que hemos encontrado en el Protocolo
32058, de 1776-7; se habla de un pósito de granos, fundado por Diego Ramón. Este
protocolo trata del pago que han de hacer los vecinos a los propietarios del pósito
para que le guarden el trigo, y se regulan las normas de cómo se debe sacar el grano
con los “intereses” correspondientes: “medio celemín con creces en cada fanega”.

Poder notarial para pleitos que otorga Juan Delgado, dado el 28 de mayo de 1768

Poder notarial dado por el Concejo, a 1 de enero de 1768


Testamento de Juana Gómez, a 8 de octubre de 1764

58
Censo municipal de 1778

En el siglo XIX, las características del pueblo siguen sin variar sustancialmente.
Pascual Madoz cita una población de:

“300 vecinos a principios del siglo, número que descendió durante la guerra de la Independencia entre
franceses y españoles (1808 a 1814) y la hambruna que asoló Madrid en 1812, la cual motivó que la
guarnición militar arrasara toda la comarca, hecho del que todavía el pueblo no se ha podido
recuperar”.

59
El hambre de Madrid (1818) de José Aparicio e Inglada

Para comprobar que el pueblo presenta una situación muy similar a lo que
describíamos durante el reinado del rey Felipe II, adjuntamos las descripción de
Cayetano Rosell

"... Prosiguiendo en la misma dirección aunque más situada al E. se llega a la villa de Alcorcón, (con
531 habitantes) que se cree sea de origen árabe: su nombre por lo menos lo indica así; el lugar en que
está situada es muy a propósito para que haya habido en él población, no sólo en la época arábiga sino
en las anteriores. Próxima a la carretera general de Madrid a Extremadura y edificada sobre una
eminencia que, aunque pequeña, domina una gran parte de terreno ofrece condiciones ventajosas para
servir de punto avanzado, sobre todo a la que es hoy capital de la Monarquía. Nada hay digno de
llamar la atención en su recinto; sus casas, generalmente hablando, son de mala construcción; su
Iglesia Parroquial, llamada de Santa María la Blanca, tampoco ofrece nada de notable. Una fuente tiene
a media legua de distancias su nombre La Canaleja, que da un agua excelente y cristalina(...)La
celebridad de Alcorcón, que la tiene seguramente es debida a la tierra de su término, y a las vasijas de
alfarería que fabrica de ella, pues aunque toscas y ordinarias, son de mucha más duración que las de
otros puntos y formando sin duda. un ramo muy importante de industria y de comercio. Pero a las
emanaciones del alcohol que se emplea para el vidriado de dichas vasijas se atribuyen las afecciones de
pecho y los cólicos saturninos que son muy comunes entre sus habitantes. A mil pasos de la población
se halla una ermita con el titulo de Nuestra Señora de los Remedios. Fue pueblo que experimentó
muchos quebrantos en la postrera guerra de la Independencia, y desde entonces decayó en términos
que no ha logrado reponerse en su antiguo estado(...)."

En 1834 se produce la bendición del nuevo cementerio, reparado en 1856 y


1903. Fue incautado por el Ayuntamiento en 1933 por un impuesto municipal de 4.500
pesetas que se pagarán en nueve anualidades., siendo el Alcalde presidente del
Ayuntamiento D. José Lurizados Martínez.

En 1838 se realiza la reorganización territorial de las provincias. Son los límites


que tenemos en la actualidad.

60
Mapa realizado del original por Francisco J. Paniagua Mena.

61
Finaliza el siglo XIX con dos importante novedades para el municipio.

En primer lugar en 1888 se inaugura el nuevo Ayuntamiento, siendo Alcalde


Francisco Pontes y regidores Francisco Cámara, Manuel Montero, Carlos Plato,
Alejandro Gómez y Anselmo Chicote.

Era un edificio de dos plantas construido en ladrillo, con cubierta de madera y


tejas. La parte superior se utilizó para oficinas municipales, siendo la planta baja
utilizada para escuela. En 1892 se añadió el reloj, coronado por una campa y una
veleta. Fue derruido en 1974 para construir el ayuntamiento actual.

En segundo lugar, en 1890 llega el tren de vía estrecha a Alcorcón, que unía Madrid
con Navalcarnero, construyéndose una pequeña estación en las inmediaciones del
municipio.

62
Estación de Tren 1960

Estas fotografías corresponden a la estación de ferrocarril que se construyó en 1954, cuando se eliminó
el paso a nivel que tenía la carretera nacional. En 1970 fueron derribadas para la construcción de la
nueva estación y el cambio de vía estrecha, al ancho convencional del suburbano.

63
64
La Revista Blanco y Negro publica un artículo describiendo el trabajo de la alfarería del
pueblo con fotografías de la época.

65
Fuente: Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina. Blanco y Negro 12 de noviembre 1898

Población de Alcorcón: Fuente Instituto Nacional de Estadística.

1.842: 626 habitantes.

1.857: 531 habitantes.

1.860: 542 habitantes.

1.877: 591 habitantes.

1.887: 591 habitantes.

1.897: 600 habitantes.

1.900: 657 habitantes.

66
4.1. De la alfarería femenina a la masculina (siglos XVII al XIX)

La loza fina talaverana está en su máximo apogeo, y muchos vendedores de la


localidad toledana pasan por Alcorcón camino de Madrid encontrando en la ollería del
municipio un buen producto, muy demandado en Madrid.

Las restricciones para la venta de barro de Alcorcón en la capital impuestas por


la Sala de Alcaldes, que prohíbe en 1607 la venta a través de intermediarios (lo mismo
sucede en 1650 donde se vuelve a restringir su venta a los maridos de las alfareras),
pudo ser el origen de matrimonios entre comerciantes de la provincia de Toledo y
alfareras de Alcorcón; en 1620, Domingo de Talavera vende en la Puerta del Sol el
barro fabricado por su mujer Ana de Barroso.

“Aora Talavera de la Reina, donde se labra el mejor vidriado blanco de España,


como búcaros colorados en Estremoz, y ollas para puestas al fuego en Alcorcón, y
alcarrazas para agua en Ocaña”.

En el siglo XVI la producción se va a centrar en obra para fuego, predominando


como es habitual en Alcorcón las formas cerradas, ollas y pucheros. El mayor aval de
la alfarería de Alcorcón seguirá siendo su barro para fuego que no tiene competencia.

La producción del siglo XVII varía poco con respecto a siglos posteriores, pero
sí podemos advertir el progresivo abandono de la cantarería. No hemos hallado ni un
solo texto literario que se refiera a los cántaros de Alcorcón. Tampoco nada referente
al vidriado de las piezas. Hay que tener en cuenta que Madrid es su principal cliente y
recibe un flujo continuo de mercaderías de diversas provincias; ante esta
competencia, en la capital sólo son competitivos sus ollas y pucheros .

Una de las pocas variaciones que sufre la obra de Alcorcón en el siglo XVII, es
la incorporación en sus piezas (por lo menos las encontradas en Madrid) de discretas
decoraciones incisas, que a veces sólo son 2 ó 3 rayas, o puntos realizados con un
punzón. Siguen teniendo las ollas y pucheros una sola asa, y el alisado exterior está
muy cuidado.

A pesar de que Madrid se surtiera abundantemente de la ollería sin vidriar de


Alcorcón, en el siglo XVII ya se fabricaban en la capital pucheros y ollas para fuego en
el barrio de Lavapies.
Entre los siglos XVII y XVIII se producirá la desaparición de la alfarería para
agua por la aparición de una nueva estética, ya que la alfarería es una de las
artesanías que mejor define a una sociedad rural, y ésta asume rápidamente cualquier
cambio significativo dentro del sector agrario. El aumento del cultivo de la vid y de la
industria vinícola en el siglo XVII, va a forzar el desarrollo de la tinajería ya existente,
no sólo en la cantidad, también en el aumento de tamaño de estos recipientes.

La cantarería alcorconera había perdido su vigencia. Su doble función de


extracción y transporte de agua se hacía innecesaria, y la fabricación de estos

67
cántaros era dificultosa. De no haber aparecido esta nueva tipología, la cantarería tipo
Alcorcón habría desaparecido igualmente, pero hubiera dejado restos en la alfarería
del siglo XX perfectamente identificables. La alfarería de Alcorcón no puede competir
con esta alfarería para agua porque ni sus materiales cerámicos ni su tecnología son
los más apropiados.

En Las “Relaciones” de Felipe II, se constata la falta de agua y de fuentes,


viéndose los habitantes de Alcorcón obligados a utilizar los pozos existentes; en las
crónicas del Siglo XVIII, este problema parece haber desaparecido, existiendo además
una fuente, La Canaleja, que no se agota.

Dentro del amplio abanico tipológico de la alfarería para agua, se han hallado en el
subsuelo de Alcorcón, cangilones o arcaduces para la extracción de agua mediante
noria. Esta vasija de origen árabe, se produjo masivamente en centros alfareros
manchegos como Villafranca de los Caballeros (Toledo), Daimiel (Ciudad Real) o Mota
del Cuervo (Cuenca), siendo los producidos en Alcorcón semejantes a los de este
último centro conquense. Todos estos arcaduces hallados en Alcorcón tienen una sola
escotadura (los hispanoárabes suelen tener dos y son más pequeños).

Cangilón o arcaduz de noria. Alcorcón. Hermandad Santo Domingo y Santo Dominguín .

68
Cántaro, Alcorcón. Las molduras del cuello
Cántaro, Alcorcón. Cuello alto y desprovisto de decoración. recuerdan modelos toledanos. Siglo XVII-
Siglo XVII-XVIII Hermandad de Santo Domingo XVIII.
y Santo Dominguín Hermandad de Santo Domingo y Santo
Dominguín.

El XVIII va a ser un siglo de transición y de cambios. En términos generales, el


siglo de las luces afecta a toda la cerámica. La loza fina de Talavera, que es un
referente cerámico en los siglos XVI y XVII, va a empezar a decaer. La vajilla barroca
de influencia francesa va a servir a la corte y a las principales casas. En 1724 se funda
la fábrica de Alcora, y Talavera copia con más o menos fortuna sus principales series.

La alfarería de Alcorcón no va a ser una excepción, su producción se va a ver


alterada por la influencia de los barros toledanos, y su estructura social cambia por la
irrupción del vidriado. En el siglo XVIII siguen estableciéndose en Madrid alfarerías
que van a competir con Alcorcón, sobre todo en el aspecto estético, dejando en
evidencia la tosquedad de las piezas alcorconeras.

En el Madrid de Felipe V, se hace imprescindible el vidriado para seguir


vendiendo en la capital; empezamos a tener noticias documentales de otros centros
madrileños donde también se vidria, como Alcalá de Henares, Campo Real o Colmenar
de Oreja. Alcorcón va a seguir produciendo masivamente alfarería sin vidriar hasta por
lo menos mediados del siglo XIX, pero esta va a ir en disminución. Todavía en el siglo
XVIII la cantidad de barro que fabrica sin vidriar es enorme, y su venta se centra en
Toledo y Extremadura, muchos de los centros cerámicos de esta provincia siguieron
sin vidriar la ollería hasta el siglo XX.

Los canales de distribución apenas varían con respecto al siglo anterior, los
trajinantes alcorconeros siguen vendiendo su producto en Toledo y Madrid. La llegada
de estas mercaderías a zonas distantes, se debe a almacenistas toledanos que

69
cambiarían o comprarían esta manufactura para posteriormente hacerla llegar a otras
localidades más lejanas.

Un mercado que probablemente se potenció en el siglo XVIII, es el de La


Alcarria y la serranía de Cuenca, zona muy desabastecida en la que a pesar de la poca
densidad demográfica, colocarían con facilidad el género. Es precisamente en estas
zonas de Guadalajara y Cuenca donde hemos hallado más piezas de Alcorcón de los
siglos XVIII y XIX, debido en gran medida a la conservación de sus pueblos.

La herencia morisca de la cerámica toledano-manchega, va a influir y cambiar


los modelos de Alcorcón, dando lugar a dos formas características que van a convivir
durante todo el siglo XVII y parte del XIX.

La primera es diferente a producciones anteriores; está dividida en dos partes


perfectamente diferenciadas, panza y cuello, y el asa parte de este último pero sin
superar en altura el borde de la pieza.

La pieza alberga dos tipos de decoración: en la panza, decoración incisa de


ondas y puntos Esta decoración está realizada con un peine, utillaje nuevo en
Alcorcón. El cuello de la pieza está moldurado (decoración excisa) de forma muy
rudimentaria.

Puchero, Alcorcón. Siglo


XVIII. Se puede apreciar la
decoración incisa de ondas y
puntos, y la boca moldurada.
Hallado en la Plaza de Oriente
de Madrid, en los edificios
anexos a Palacio (Real
Cocina). Museo Arqueológico
Regional de la Comunidad de
Madrid

70
En el cuadro de Luis Meléndez Bodegón con pan, botella y puchero , (Museo de
Bellas Artes de Asturias), aparece uno de estos pucheros aunque no se aprecie
decoración incisa.

La otra tipología es semejante a la anterior pero con importantes diferencias. El


conjunto de la pieza está también dividido en dos partes claramente diferenciadas,
pero no alberga decoración de ningún tipo, y el asa sigue naciendo en el borde de la
pieza, superando a ésta en altura.

71
Puchero, Alcorcón. Siglo XVIII. Colección Valladares

Bodegón con arenques, cebolletas, pan y


utensilios de cocina. Luis Meléndez. Además del
puchero de Alcorcón, podemos apreciar otros
objetos cerámicos, como el cuenco de Alcorcón y
el fragmento de loza talaverana.

72
Otro modelo característico es el lebrillo, que conocemos también a través de los
cuadros de Meléndez, del quel han aparecido numerosos fragmentos en el casco
antiguo de Madrid. Esta tipología se dilata en el tiempo y llega hasta el siglo XX con
alguna variación. A diferencia de los lebrillos o baños hechos en Madrid o Alcalá de
Henares, éste tiene las paredes convexas, semejantes a un cuenco, y el borde
simplemente indicado, mientras que los madrileños son de paredes rectas, amplia
base y marcado borde.

Bodegón con tomates, berenjenas, cebollas y cuenco. Luis Meléndez. Se aprecia el cuenco
o lebrillo mejor que en el cuadro anterior, con sus características paredes convexas, a
Estas tresdetipologías
diferencia . vidriadas totalmente en el interior y parcialmente en
están
los madrileños

Estas tres tipologías están vidriadas toralmente en el interior y parcialmente en


el exterior. El vidriado de Alcorcón es de tonalidad verdosa, debido al óxido de cobre,
del cual es rico el subsuelo de este municipio.

Otra pieza que debió ser muy usual es la jarra; ésta siempre aparece sin vidriar
(hasta el momento no hemos encontrado ninguna vidriada). Es probable que esta
tipología se diera en el siglo anterior, al compararla con piezas procedentes de otros
alfares y perfectamente fechadas.

73
Jarra, Alcorcón.
Siglos XVII- XVIII.
hallada en el
subsuelo de
Alcorcón..
Hermandad de
Santo Domingo y
Santo Dominguín.
Esta pieza también
aparece en los
cuadros de Luis
Meléndez.

Recientemente se han podido estudiar una serie de piezas halladas en el


subsuelo de Alcorcón, y producidas sin duda en este centro. Se trata de piezas con
desperfectos, probablemente desechadas por el alfarero después de la cocción; en
ninguna encontramos restos de vidriado, a pesar de que abundan tipologías
habituales del siglo XVIII. Este detalle nos lleva al siguiente razonamiento: en primer
lugar, las piezas vidriadas en Alcorcón precisaban de dos cocciones (bicocción),
primera hornada para el bizcocho y segunda para el vidriado. En muchos alfares el
vidriado se hacía mediante una sola cocción (monococción).

Aún usando la técnica de doble cocción, los alfareros solían combinar en las
hornadas piezas de primera cocción y piezas de segunda para vidriar, provocando
pegaduras y chorretones en el resto de la obra. Esto prueba que en el siglo XVIII hay
en Alcorcón una especialización en la técnica del vidriado, por la cual un grupo de
alfareros monopolizarían este acabado, impropio de la alfarería femenina. El vidriado
está en manos de los hombres.

74
A finales del siglo XVIII, tenemos indicios a través de las piezas producidas de la
posible irrupción del trabajo de torno; a pesar de esto, fuentes documentales indican
lo contrario. Sin lugar a dudas, la generalización de la rueda hay que situarla en
Alcorcón en pleno siglo XIX, pero en algunas piezas que por su morfología podemos
fechar a finales del siglo XVIII o principios del XIX, encontramos claramente el trabajo
del torno.

De una manera u otra, la impresión que nos ofrece el estudio de la alfarería de


Alcorcón en el siglo XVIII, es la de una ramificación, existiendo diferentes líneas
productivas que buscaban abrirse paso en el mercado. A esta falta de homogeneidad
es probable que se llegara a finales del siglo XVIII fomentada por los empresarios-
alfareros que monopolizaban el vidriado, y que eran quienes lo colocaban en el
mercado. Esta diversidad debió terminar en 1812.

Madrid desde el siglo XVII está produciendo una loza para fuego, que incorpora
importantes novedades sobre la de Alcorcón, siendo ante todo más atractiva y
salubre. Durante el siglo XVIII y XIX, en Madrid no paran de establecerse alfares, que
se instalan seducidos por el constante aumento demográfico de la capital. El tipo de
alfar que se instala en Madrid en este siglo, difiere mucho del taller tradicional familiar
y evoluciona en sentido contrario. Es una loza mucho mejor técnicamente que la
alcorconera.

De la documentación aportada del siglo XVIII, se aprecia con claridad cual es el


principal problema de Alcorcón. Según Larruga:

“vidriado tosco y ordinario (...) necesitan sus laborantes quien les fomente con la instrucción” .
Lorenzana “si fueran arreglados lo pasarían muy bien por demasiado consumo”.

A los problemas de tosquedad y mala fabricación, hay que añadir el del vidriado
tóxico, que a finales del siglo XVIII constituiría un grave problema que se acentuará
más en el siglo XIX; el llamado “cólico de Madrid” irá relegando la producción de
Alcorcón, a las clases más pobres y desfavorecidas. Pese a todo, sigue siendo Alcorcón
el principal suministrador de vidriado a la capital.

La producción de tinajas vidriadas en Alcorcón está perfectamente documentada


por cronistas del siglo XVIII. La difusión de estas piezas en los siglos XVIII y XIX, (sin
sufrir variación tipológica alguna) responde a una demanda específica, vasijas grandes
y vidriadas (ninguna tiene orificio de descarga). Evidentemente estas tinajas no
estaban pensadas para la elaboración del vino, aunque sí para contenerlo previamente
para su consumo.

75
Tinaja de Alcorcón,
siglos XVIII-XIX
Colección Valladares

El transporte de estas piezas debía ser costoso, pero la demanda precedida de


la fama de su obra para fuego, las haría llegar a los pueblos de la Alcarria, donde han
aparecido la mayoría de estas piezas. No debían ser en cambio, muy demandadas en
Madrid, ya que no han aparecido restos en el subsuelo; su producción debía estar
destinada a zonas rurales y desabastecidas. Esta producción tinajera, no supone una
especialización dentro de la industria cerámica de Alcorcón; son las mismas alfareras
las que la producen dependiendo de la demanda y combinando su fabricación con la
de pucheros, ollas, etc,.

Todas estas tinajas parecen haber sido realizadas en tres partes: la parte
inferior (que en algunos centros se denomina empiece), el cuerpo principal que
constituía la panza, y por último el cuello o gollete, que en la mayoría de estas tinajas
aparece enmarcado por dos cordones decorativos.

A partir del siglo XIX La producción alfarera de la zona centro peninsular se va


a ver cada vez más influenciada por los barros y lozas del levante, cuyas formas y

76
tipología van a irrumpir con fuerza en importantes centros cerámicos como El Puente
del Arzobispo, Ocaña o Cuenca. Ni la influencia valenciana, ni ninguna otra producción

foránea van a perturbar la obra de Alcorcón, que permanece ajena a los devenires del
nuevo siglo, aumentando aún más su tosquedad.

En este siglo se va a extinguir la alfarería femenina de Alcorcón al entrar


definitivamente en crisis su alfarería manual y, en general, todo su proceso de
producción. Los cronistas del siglo XIX, siguen haciéndose eco del progresivo deterioro
de esta artesanía de Alcorcón, a la par que en Madrid se siguen instalando alfarerías
que ofrecen un producto cada vez más refinado.

El problema que producía la toxicidad del vidriado (plomo y otros metales


tóxicos), que ya vimos en el XVIII, no se ha solucionado en 1865, y probablemente no
se llegará a solucionar nunca. Un dato que llama la atención es la gran cantidad de
barro sin vidriar que introduce Alcorcón en Madrid a mediados de siglo;
probablemente mucha gente prefería usar la obra sin vidriar para evitar las
intoxicaciones por el plomo.

Ante el deterioro de la industria de Alcorcón, parece increíble que haya


superado el siglo XIX sin extinguirse, y vendiendo considerables cantidades de barro y
vidriado en Madrid. La supervivencia de Alcorcón se sustenta en tres pilares, sin
ninguno de los cuales hubiera tenido vigencia su producción.

El primero es sobradamente conocido, la durabilidad de su barro para fuego,


debido a una bonanza de carácter geológico.

El segundo, es un arma de doble filo: la baratura de su obra; al ser las mujeres


las que producen en sus casas, los empresarios que intentaban beneficiarse
monopolizando la obra o dedicándose a vidriarla, no ponían ningún interés en cambiar
estas pautas de producción. Esta obra tan barata era la más demandada por las clases
más desfavorecidas, que no se podían permitir el lujo de comprar otro tipo de
alfarería.

El tercer pilar es tan importante como los dos anteriores. Veíamos ya en los
siglos XVII y XVIII el intento del gremio madrileño de barro, vidrio y vidriado por
monopolizar las ventas de Alcorcón, no sólo porque era más barata que la suya,
también porque su producción era insuficiente para abastecer el mercado madrileño.

Este enfrentamiento no se hace ya tan evidente en el siglo XIX, pero la situación es


la misma; la industria madrileña es en general insuficiente para cubrir su propia
demanda.

77
Puchero alto u olla de segador. Alcorcón. Siglo XIX.Se aprecia, además de lo tosco de la obra, la mala
aplicación del vidriado. Colección Valladares

A pesar de la calidad del barro, de lo barato que salía, y de la demanda madrileña,


se hace imprescindible un cambio tecnológico, que a juzgar por las piezas producidas,
debemos situarlo hacia mitad de siglo, teniendo en cuenta, que aunque los hombres
relevaran a las mujeres como artífices, se introdujese el torno alto y se crearan
fábricas, todavía la producción anterior perduraría algunas décadas.

Después de realizar numerosas entrevistas a personas de avanzada edad, nadie


recuerda que sus padres y abuelos le hubiera hablado de la antigua alfarería femenina
de Alcorcón.

Un modelo que se generaliza en el siglo XIX, es el puchero con dos asas juntas
para vender en el mercado castellano manchego, donde era muy común.

78
Puchero con dos asas
juntas Alcorcón. Siglos
XVIII y XIX. Colección
Valladares

Aunque en el siglo XIX se realizan piezas de diversa factura, hay una tendencia
hacia la simplificación, sobre todo en la segunda mitad de siglo. Las proporciones de
tendencia a la verticalidad del siglo XVIII se pierden, y surgen piezas más globulosas,
con cuellos mínimos. Es en este momento cuando se producen las piezas que
podemos considerar más bastas, a pesar de estar vidriadas, de toda la cerámica de
Alcorcón.

Puchero,
Alcorcón.
Segunda mitad
siglo XIX. De
proporción muy
esférica. En
estos momentos
las producciones
de Alcorcón
alcanzan su
máxima
tosquedad,
creando piezas
muy irregulares.
Colección
Valladares

79
La característica decoración del siglo anterior desaparece paulatinamente, y
tenemos que llegar a finales del siglo XIX, para reencontrarla de forma diferente y tan
solo en piezas grandes. Es también a finales de siglo y principios del XX cuando
encontramos las piezas más grandes realizadas en Alcorcón y por primera vez
aparecen en ollas y pucheros dos asas opuestas.

Ollas con dos asas opuestas Alcorcón.


Finales siglo XIX, principios del XX.
Piezas de grandes dimensiones.
Presentan decoración incisa.
Colección Valladares

Una de las piezas más realizadas es la olla de segador, que es un puchero alto de
grandes dimensiones con cuello muy desarrollado, utilizado como su nombre indica
por cuadrillas de segadores.

Olla de segador, Alcorcón. Siglo XX.


De grandes dimensiones. El vidriado ha
perdido su característica tonalidad
verde, debido seguramente a la
eliminación del óxido de cobre.
Colección Valladares

80
4.2. Alcorcón en la literatura. La literatura del siglo de Oro: Su teatro “menor”.

A partir del reinado de Felipe II los documentos sobre Alcorcón van a ser más
numerosos. Así durante el llamado Siglo de Oro de la literatura española, Alcorcón
aparece en varias obras como “La Tarasca del Alcorcón” y “El Alcalde de Alcorcón”.

Félix Lope de Vega y Carpio, creador de más de 850 obras dramáticas es autor
de “La Niña de Alcorcón”, comedia que no ha llegado a nosotros, pero que conocemos
por el catálogo que el propio Lope hizo en el “Peregrino en su Patria”; otra pequeña
referencia al municipio se encuentra en “Los Melindres de Belisa”, también de Lope.

La crítica literaria apenas se ha ocupado del estudio de las obras dramáticas


cortas del Siglo de Oro. La mayoría de los estudios sobre el teatro español de este
siglo han volcado su atención en las obras importantes (autos sacramentales,
comedias, tragedias) de los grandes autores. Sin embargo, también se escribieron
otras obras menos extensas (aunque no por ello menos interesantes) que han sido
sistemáticamente abandonadas por la crítica y por los editores, olvidando el gran éxito
que tuvieron muchas de ellas en su época. El estado actual de los estudios de estas
obras cortas es bastante fragmentario y disperso, con absoluta penuria de
documentación histórica.

En el Siglo de Oro, las comedias se dividían en tres actos y era usual que tanto
al comienzo, como al final y en los entreactos, se representaran piezas del llamado
"teatro menor", en un orden casi siempre riguroso que obedece al siguiente esquema:

LOA – PRIMER ACTO - ENTREMÉS – SEGUNDO ACTO - JÁCARA O


MOJIGANGA - TERCER ACTO - BAILE.

Debido a la escasez de estudios de este teatro "menor" del Siglo de Oro, como
indicábamos antes, no resulta fácil la distinción y clasificación de los diversos géneros
y formas que en él se dan.

Así, siguiendo a Díez Borque junto al entremés (pieza breve y divertida, que
trata temas cotidianos y sus personajes son plebeyos, siempre vistos con realismo y,
que por tanto, sería la antítesis de la comedia) florecen otras formas dramáticas
adyacentes: el entremés cantado (en el que se intercalan canciones), la jácara
entremesada (composición breve de asunto y personajes marginados), el baile
entremesado (con un breve argumento cantado), la mojiganga (juguete escénico, de
tema y personajes grotescos, disfrazados y acompañados de una música estridente),
la fiesta, los bailes (género mixto de canto, baile, música y recitación) y las loas
(servía de enganche para captar la atención del público e interesarle en la posterior
comedia). La diferenciación es tan compleja que, para su mejor comprensión,
denominaremos a todas ellas teatro "menor", no por su calidad sino por su extensión.

Siguiendo el esquema propuesto por los profesores Rodríguez y Tordera, estas


obras dramáticas cortas del Siglo de Oro quedan definidas por varias características:

81
 Lo cómico en todas ellas reside en la burla, en la torpeza de sus personajes y/o
en la deformidad de sus protagonistas y situaciones.
 La esfera de acción de estas obras es lo ridículo (alteración de la proporción,
armonía y decoro de personajes y situaciones).
 Están animadas por la presencia de personajes populares (Juan Rana, alcaldes,
escribanos, ...).
 Son comedias breves en las que los personajes se burlan ingeniosamente, y, a
veces, el que se burla de otro se encuentra a su vez convertido en objeto de
burla y reflexión.

Estas obras cortas pretenden, ante todo, "entretener en un plazo breve", haciendo
reír, satirizando aspectos de la vida social y reflejando la época (lo que las convierte
en fuentes de documentación costumbrista del Siglo de Oro). El reflejo que hacen de
su tiempo puede ser bien de circunstancias cotidianas, bien de eventos excepcionales
y celebraciones de festejos extraordinarios, como ocurre en las dos obras que nos
ocupan “La Tarasca de Alcorcón” y ”El Alcalde de Alcorcón”. La primera se representó
con motivo de una fiesta del día del Corpus y la segunda se escribió con ocasión del
nacimiento de un Infante. A veces, este reflejo de la sociedad se hace de una forma
exagerada y deformada para así ser más fiel a la realidad cumpliendo a la vez su
propósito de comicidad.

El entremés, que había nacido de una prosa dinámica y ágil, cambia en el Barroco
por un juego versificado que se apoya en ricas y finísimas agudezas conceptuales,
algunas no exentas de parodia (" porque al botón que del nácar / nos dio la rosa más
bella" y "Con tantos pasos parezco / de Semana Santa" de “El Alcalde de Alcorcón”).

En el siglo XVII, el teatro breve, que refleja la vida cotidiana, se impregna de la


moralidad imperante y como consecuencia de ésta aparecen a menudo, con el
objetivo de hacer reír, elementos "extraños" a la sociedad de la época (judíos, gitanos,
moros, extranjeros,...) ; así ocurre en “La Tarasca de Alcorcón” en la que se
caricaturizan, con un objetivo cómico, varios personajes extraños: el portugués, los
italianos, los negros, los catalanes, sirviéndose para ello de la caracterización (trajes y
vestidos) y de la imitación del lenguaje propio de cada uno de ellos, o en “El Alcalde
de Alcorcón” con la mención a los protestantes.

Estas obras cortas están dotadas de una gran agilidad visual y de una excepcional
riqueza acústica, ya que debido a su brevedad debían entretener al

82
espectador en un tiempo corto, lo que obligaba a su autor a escribirlas con una
dramaturgia rápida. Por tanto, se debe poner inmediatamente en situación al

83
espectador con un desarrollo ágil del argumento para llegar a un final alejado de
cualquier enseñanza nociva; de aquí que los desenlaces sean felices y alegres (casi
siempre terminan con bailes) para cerrar así las situaciones con "orden y justicia".
Están escritas en verso, sometiendo su versificación a ciertos condicionamientos
musicales de la representación (en casi todas ellas hay música, danzas y bailes) y el
verso, por tanto, tiene que acomodarse a estos ritmos.

“La tarasca de Alcorcón”

De esta obra corta, atribuida a Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), se


conservan en la actualidad dos ediciones en la Biblioteca Nacional; una de ellas con
menor número de versos.

La primera de estas ediciones -la más breve- está incluida en un volumen de


cuarenta y cinco páginas que contiene, además, una loa, el auto sacramental ”A Dios
por razón de Estado”, y el entremés “El asturiano en el Retiro”. “La Tarasca de
Alcorcón” ocupa en este volumen desde la página 41 a la 45. La segunda edición
conservada no está incluida en ningún volumen y sus páginas están numeradas de la
41 a la 46, pero su tipografía y disposición es idéntica a la anterior.

La reproducción está comentada por Antonio del Arco y Consuelo Cerejido.

PERSONAS
Saltimbanqui Señora Catuja
Trufaldin José Guerrero
Alcalde Francho (Francisco)
Catalana I Señora María Hidalgo
Catalana II Señora Angela Hidalgo
Escribano Patricio
Alguacil Campano

Cuatro Catalanes
Cuatro Negras
Dos Portuguesas
Tres Portugueses
Un Negrillo.

Salen los Alguaciles de golilla (1), y vara: el escribano con melena, valona (2), tintero
y papel; y el Alcalde de sayo, vara al hombro, deprisa.

Escribano y Alguacil-. ¿Dónde vamos, Alcalde Luterano?

Alcalde.- Seguidme con las uñas, escribano:


venid recio, y con tiento,

84
o pena de quedar en valdimiento,
por más que os cause bruma
la mano, el testimonio, y vuestra pluma.

Escribano.- Mas decid, ¿qué intentáis?

Alcalde.- ¡Ay, tal desgarro!


hacer embargamiento

Los dos.- ¿A quién? 10

(1) Adorno de cartón y forrado de tela negra que circundaba el cuello y se ponía sobre una valona. Era
propio de abogados, alguaciles. etc.
(2) Cuello grande y vuelto sobre la espalda, hombros y pecho, propio de los siglos XVI y XVll.
V.1 Seguidor de las doctrinas de Lucero. Aquí es usado con carácter cómico, buscando la comicidad del
público. Es una pulla o insulto para hacer reír
V.2. Escribano: Persona que por oficio está autorizada a dar fe de las escrituras y actos públicos o a
copiar escritos ajenos.
V.4. Valdimiento: En balde
V.5. Bruma: Molestia. Por su relación con la estación más rigurosa, el invierno.

Alcalde.- Al barro

Escribano.- ¿Al barro? ¿Qué decís? ¿estáis sin seso?

Ríense

Alcalde.- Vos sois el desesado, panza en yeso:


al barro, sí señor; ¡qué gran salvaje!
¡Yo por mi descendencia, y mi linaje,! 15
decidme, mazacote, trompetero,
¿Alcalde de Alcorcón, no soy entero?

Escribano.- ¿Quién lo duda?

Alcalde.- Pues id notificando,


y con mi nombre echad al punto un bando 20
a todo el barro, que Alcorcón encierra,
que hoy levante figuras de su tierra.

Escribano-. ¿Figuras?

Alcalde-. ¿Qué se apura?


pues ¿no es de tierra cualquier figura? 25
que a todas he de enviarlas brevemente
a Madrid por la posta de repente,
y al Retiro, isofacto y al instante,

85
poned cruz, una raya y adelante.

Escribano-. Todo está puesto ya: fieras manías 30

Escribe

Alcalde.- Formáranse de barro diez folías.

Los dos.- ¿Folías? ¿para qué?

Alcalde-. ¡Qué majaderos!


y otros tantas figuras de Barberos:
Item de medio cuerpo treinta Machos 35

V.11. Materia que caracterizaba a Alcorcón y que le dio fama.


V.16. Mazacote: Necio, pesado.
V.16. Trompetero: Ruidoso por similitud con el sonido que emitían los fuelles de la fragua de Vulcano.
V.22. Juego de palabras entre la forma que se ha dado al barro y personajillo afectado y ridículo.
V.29. Firme propósito de no volver a tratar más de ese asunto.
V.35. ltem: Del mismo modo, también.

cuarenta y seis Comadres, cien borrachos


catorce Sangradores,
y en su defecto lo mismo de Herradores
setenta sacristanes con melenas,
vestidos de Osos; pero sin colmenas, 40
porque todos se ahilan,
y la miel, como cera despabilan.

Escribano-. Alcalde, ¿dónde vais de aqueste modo?

Alcalde-. Todos se han de formar de tierra, y lodo.

Dentro Saltimbanqui

Saltimbanqui.- ¿Quién quiere ver cosa linda,


cosa nueva de Alcorcón? 45
favor al rey; echadlas la guindaleta.

Dentro Trufaldín

Trufaldín-. A lo curioso, a lo bello,


la novedad ¿quién la lleva?

Alcalde-. Alguacil mío, escribano,


al punto, al instante vengan 50
aquellas dos estantiguas,

86
y en el Carro vayan puestas
a Madrid con las demás:
presto, caminad aprisa:
favor al rey: al momento 55
a prenderlas, a prenderlas.

Los dos-. Vamos, vamos al instante.

Vanse

Alcalde-. ¡Hola, hola,! Bueno fuera


que estuviera yo con la vara,
y de esta suerte huyeran 60

V.41. Ahilan: Forman hilera, uno tras otro.


V.42. Despabilan: Limpiar o quitar el pabilo a la vela para que arda mejor y, por relación, quitar lo
superfluo.
V.43. Aqueste: Este.
V.46. Guindaleta: Cuerda de cáñamo o cuero muy gruesa y por semejanza, atarlas .
V 51. Estantigua: Persona alta, seca y mal vestida. de apariencia fantasmagórica.
V.52. Carro, es decir, tarasca.
V.54. Presto: Pronto.
Salen por los dos lados cogiéndole
en medio Saltimbanqui, y Trufaldin,
dos arquillas debajo del brazo y unas
azadas, unas correas, a modo de
gaitas Zamoranas con sus tornillos
de vuelta.

Cantan Saltimbanqui y Trufaldin

Alcaldito (9)
chiquitico,
li donay, donay,donay,
argian, argian.
Saltimbanqui 65
Trufaldino,
Que ti vole
así agradar
li donay, donay, donay,
argian, argian. 70

Alcalde-. ¡Oh, qué buena salserilla!

Trufaldino-. Alcaldolo, mio sorelo.

Alcalde-. Tú eres el caldo de cepas.

87
Trufaldino-. Tu quaeri.

Alcalde-. Tú eres el cuero 75

Trufaldino-. ¡Oh pimpino, que no entende!


ma questo parla Hispañolo,
perque alcance la finecha.

Saltimbanqui-. Alcalde del alma mía.

Alcalde-. Hijo de mis zacatecas, 80


¡oh que bonito que sois!

(9) Cancioncilla que con fines cómicos imita la lengua italiana.


V.71.Salserilla: Taza pequeña de borde bajo en el que se mezclan ingredientes y por similitud, mezcla
de lenguas.
V.72. Confusión del femenino "sorelo" con el masculino" fratelo, con fines cómicos.
V.73. El vino.
V.74. Tú quieres o buscas.
V.75. Juego de palabras basado en la confusión de sonidos con los del verso anterior
V.78. Finecha: Fineza.
V.80. Zacateca: Agente de pompas fúnebres, que vestía librea y asistía a los entierros.
Saltimbanqui-. Supimos allá en Ginebra
las funciones, mojigangas,
danzas, bailetes y fiestas,
que en el grande día se hacen 85
al Señor de cielo, y tierra
en Madrid; y más el de hoy,
que goza su amante esfera,
el sol, y e iris radiante,
as divinas influencias: 90
y así, con alma, con vida,
y con amantes ternezas,
u aplauso aquí traemos
curiosidades diversas.

Alcalde-. Lindo, lindo; ¿pero cómo 95


tendremos forma de verlas?

Saltimbanqui-. Así: quitaos esa ropa.

Quítanle el sayo, y queda de arlequín

Alcalde-. Vamos craros: ¿me capean?

Saltimbanqui-. Antes mejor os yestimos

Alcalde-. ¿Quién me ha puesto esta librea? 100

88
Saltimbanqui-. Nuestra habilidad.

Alcalde-. ¡Jesús,
y qué furibunda ciencia!
sobre que parezco a Herodes,
que los inocentes degüella: 105
y ¿cómo me llamo ahora?

Trufaldín-. Arliquino Caradeta.

Alcalde.- ¡Ay, que soy arre pollino


con la cara de baqueta!

V.82. Alusión al protestantismo (ciudad de Calvino) para que el público riese.


V.83. Mojiganga: Obrilla dramática breve, representada para hacer reír a través de figuras ridículas.
V.85-90. Día de Corpus Christi.
V. 98. Craros: Queridos o incluso claros (famosos)
V.100. Librea: Uniforme con distintivos que se utilizaban en los festejos públicos.
V.108. Más que asno, es decir, muy bruto.
V.109. Baqueta: Cara dura.
Saltimbanqui.- Todo lo que iréis mirando 110
forma después una idea,
en que habéis de entrar también
a ser figura de veras.

Alcalde.- Digo que seré figura,


aunque el As de bastos sea; 115
pero esos garfios ¿qué sirven
puestos en esas tabletas?

Trufaldín.- Son para hacer ti sonato.

Alcalde.- El dimuño que os entienda.

Trufaldín.- Ascolta lo mio artiquino. 120

Saltimbanqui.- Escucha la cancioneta.

Cantan los dos

Alcaldito
chiquitico,
ti donay, donay,donay,
argian, argian. 125
Saltimbanqui
Trufaldino,
que te quiere así agradar

89
li donay, donay, donay,
argian, argian. 130

Alcalde.- ¿Quién quiere ver Trufaldino


Saltimbanqui por moneda

Entonado

quién quiere ver mojiganga:


digo, quien habla esta lengua?

Saltimbanqui.- Tu, hombre: ¿pues no lo oyes? 135

Trufaldin.- Eso el vestiti li enseña.

V.113. Figura: Actor de la representación.


Alcalde.- Pues si es el vestido, vaya:
Vengan a ver cosa fresca
vengan a ver lo elefante,
la grandi Casa de Meca, 140
El Zancarrón de Mahoma,
El Gigante Boca negra.

(**) Sale el portugués de golpe, bien


vestido en su traje. (10)

Portugués.- Patise, desvergoñado.

Alcalde.- Vive Cristo, que ya empieza.

Portugués.- ¿Qué voces, di, vilan ruin, 145


estás dando en mia chanela?

Alcalde.- Yo a sus chinelas no llamo

Portugués.- ¿Quieres que aquí te converta,


solo con um sopro meo
en desmenuzada arca? 150

Alcalde.- yo estoy temblando: ¡ay de mi!

Tiembla

90
que ahora al pollino solfean.

Portugués.- ¡Oh que con a miña folia


te raga tuda la testa
mais pedazos, mais añicos, 155
que tem o Ceo de estreas!

Alcalde.- Él se parece a una araña.

V.140. Ridiculización de Mahoma como hombre flaco, viejo, feo y desaseado. Con el fin de producir la
risa del público.
(10) Desde esta acotación y hasta el verso 185 inclusive, este fragmento no aparece en el primer
volumen consultado, seguramente debido a la censura política por las tensas relaciones con
Portugal.
V. 143. Imitación burlesca de la lengua portuguesa con el fin de conseguir por medio de la burla, la risa
del público.
V.146. Chinela. Calzado doméstico sin talón. Voz antigua.
Portugués.- Naon tembres, para aca chega,
que eu vengo de Portugal
a adorar la luz phebea 160
de la linda fermosura,
que miña alma reverencia;
e mais, que en su aplauso dicen
del Teixo Meninas belas:

Aquí salen dos portugueses con guitarrillas,


y dos portuguesas con tenorcillos,
sombreros de tres picos, cantando,
y bailando lo siguiente, y acompañan
Saltimbanqui y Trufaldin.

Cantan.

Lalay, Mininas, lalay, 165


Mininas de Portugal,
que hoy brilla en Castilla
la Luz singular:
Lalay, Mininas, lalay,

Baile el alcalde
Mininas de Portugal. 170
En los ollos tem dos soles,

91
que a todos la vida dan:
lalay, Mininas, lalay,
Mininas de Portugal.
Tersa, e branca, como a lleve, 175
es un dulce mazapan:
lalay, Mininas, lalay,
Mininas de Portugal.

Quédanse en figuras severas a los


dos lados.

Alcalde.- ¡Jesús, y lo que ha salido!

Saltimbanqui.- Pues atiende, que aún más 180


llegan.

Alcalde.- ¿Y cómo así se han quedado


con la figuras tan tiesas?

Saltimbanqui.- Luego lo menearás todo.

Alcalde.- Yo he de aprender esta enciencia: (**) 185

Entona

¿Quién quiere ver el lagarto


de San Gines con montera?

Salen ahora cuatro catalanes con calzones


listados, chamarretas (11), Y gorros; Y
dos catalanas con guardapiesillos (12), y
delantales de su moda, capuchas por
la cabeza, y cantan todos
mientras bailan.

Cantan.

Veniu los miñones,


si voleu bailar
a los nosos reyes, 190
que en Madrid están:

Baila el alcalde con ellos

la faralala, la faralalay.
Tuta Barcelona
lis volgui adorar

92
en el grandi día 195
del Divino Grá.
La faralala, la faralalay

Quédanse también en dos alas


suspensos.

V.185. Enciencia: Deformación caricaturesca de la palabra ciencia para caracterizar al personaje como
persona poco instruida.
V.187-8. El elemento más curioso de la iglesia de San Ginés ha sido un cocodrilo colocado a los pies de
la Virgen de los Remedios. La leyenda cuenta que un tronco cayó sobre el animal y salvó la vida
de Alonso de Montalbán y dejó al descubierto en su interior la imagen de una Virgen. En un
lateral del coro de la citada iglesia se encuentra la imagen de la virgen de Valvanera, dentro de
un tronco. Los madrileños, que desconocían aún los cocodrilos, comenzaron a denominarlo
lagarto y aseguraban que se movía, por lo que acercársele era signo de valentía. Aquí puede
referirse a la posibilidad de ver algo incongruente e imposible.
(11) Casaca que no se ajusta al cuerpo, abierta por delante, con mangas y que llega hasta poco más
abajo de la cintura.
(12) Brial o vestido femenino de tela fina, que se ata por la cintura, baja hasta los pies y los cubre. Era
propio de reinas y damas.

Alcalde.- ¡Qué catalanas bonitas


y ellos que bandullo enseñan:
digo, ¿falta más.? 200

Saltimbanqui.- Más falta.

Alcalde.- Alcorcón tierra es de setas,


según seguras arroja:
Vengan a ver la litera,

Entona

La giralda de Sevilla, 205


con corbata y con guedejas.

Saltimbanqui.- Alcalde; apartaos a un lado.

Alcalde.- Digo, pues, ¿y quién se llega?

Saltimbanqui.- Guinea entera

Alcalde.- ¡Oh, seola; 210


Jesús, y cómo negrean!

Ahora salen las cuatro negras en


sus trajes y el negrillo en medio, haciéndole

93
cocadas, y gestos al
alcalde.

Cantan.

Hermano Flacisco,
ziola molena,
ziola gaspala,
ziola Telesa. 215

Baila el alcalde.

V.198. Imitación de la lengua catalana, con fines burlescos, para conseguir la comicidad del espectador.
V.199. Bandullo: Vientre, tripas.
V.202-206. Guedejas: Cabellera larga. Calderón pretende decirnos que Alcorcón es castellana-vieja, por
tanto, natural, frente a la Giralda, tierra conquistada a los árabes, es decir, lo artificial o no
auténtico.
V.209. Frase con doble sentido para señalar el color negro de la piel de los que entrarán en escena.
V.210. Señora. Imitación de la lengua de los negros con fines humorísticos.
V.212. Se recrea, deformada, la lengua de los negros para hacer reír.
andemo a Madrila
veremos la Reya,
bailanda y tocanda
Clarina, y Trumpeta:
jachi, qué linda! 220
jachi, qué bella!
uzuo, uzuo, uzueya.

Alcalde.- Achi: sean bienvenidas


las seolas Caballeras;
pero ¿dónde he de llevar 225
tanto avechucho?

Portugués.- Naon temas,


que todos iran conmigo.

Alcalde.- Y en fin, maestro, ¿qué resta?

Trufaldín.- Que tuti ancora se muevano. 230

Alcalde.- ¿Y cómo?

Saltimbanqui.- De esta manera:


Trufaldin, dale la gaita;
a mí tambor.

Dale el Trufaldin una gaita verdadera

94
al alcalde, y un tamboril
al Saltimbanqui.

Alcalde.- Y es gallega: 235


todo el lugar alboroto,
hinchando las carrilleras.

Trufaldin.- E yo tocate el salterio.

Toca Salterio.

V.226. Avechucho: Sujeto despreciable, desagradable y feo; el término se usa aquí como voz
metafórica para expresar fealdad.
(13) En esta acotación, el autor utiliza como recurso la figura literaria llamada
“horror vacui", es decir, el miedo al vacío, para lo que por acumulación, hace salir a todos los
actores como fin de fiesta.
V.237. Carrilleras: Quijada de ciertos animales.
V.238. Salterio: Instrumento musical bíblico del que se desconoce su forma. Con este nombre se
designa al clavicordio triangular de trece cuerdas que se toca con alambre y a la flauta o cometa
con que se acompaña el canto en las iglesias.
Aquí están puestas en dos alas petfiladas
todas las figuras, de modo, que se vean
bien, quedando en las esquinas del Tablado,
haciendo visajes con la Gaita
el alcalde, y el Saltimbanqui con su
Tamborillo, y cantan lo
siguiente. (13)

Saltimbanqui.- Sonati voces, y muecas.

Cantan Trufaldino y Saltimbanqui

¡Viva el Rey Fernando hermoso, 240


y a mais Bárbara la bella.

Todos

viva el Rey Fernando hermoso


y a mais Bárbara la bella.

Cantan los dos

En el día del Señor,


día de gloria, y de fiesta 245
salieron como unos reyes
a adorar su Real presencia.

95
Todos

Adorar su Real presencia:


¡Viva el Rey Fernando hermoso
y a mais Bárbara la bella 250

Cantan los dos

Las campanas se hacen rajas,


y las danzas palotean,
que los dos, al Tres, que es Uno,
en su forma reverencian.

V. 240-257. Se refiere a Fernando VI (1713-1759) y a su esposa, Bárbara de Braganza (1711-1758).


Por lo tanto, este fragmento no pudo ser escrito por Calderón, ya que éste murió en 1681. Así
que debió ser interpolado más tarde con motivo de la celebración.

Todos

En su forma reverencian: 255


¡Viva el rey Fernando hermoso,
y a mais Bárbara la Bella.

Alcalde.- ¡Qué bueno! ¡qué lindo! Vivan,


y a su salud doy voltetas:

Voltea

Viva Alcorcón; a Madrid 260


vamos con toda esta hacienda.

Saltimbanqui.- Aspacio, que falta, alcalde

Alcalde.- El que falta, al punto venga,


aunque sea el gran Sofí,
a besar sus reminencias: 265
favor al Rey, venga presto:
favor al Rey, que lo prendan.

Saltimbanqui.- Alcalde, no alborotéis,


que no es eso.

96
Alcalde.- Pues ¿qué queda? 270

Saltimbanqui.- Que, como dueños de


Orbe,
pidamos rendida venia
a sus Reales plantas, siendo
la lealtad quien nos alienta, 275
postrados de aquella suerte.

Danse las manos unos a otros.

Alcalde.- Alto, y bajad las cabezas.

V.253. Misterio de la Santísima Trinidad.


V.259. Voltetas: Voltereta.
V.262. Aspacio: Despacio. Vulgarismo.
V.264. Sofí: Título de majestad que se daba a los reyes persas desde 1502 hasta 1736.
V.265. Reminencias: Eminencias. Deformación humorística.
V.266. Presto: Pronto. al instante.
V.272. Mundo.

Cantan Saltimbanqui y Trufaldín

¡Vaya la danza prima,


y nuestra Reina viva.

Todos

Vaya la danza prima, 280


y nuestra Reina viva.

Cantan los dos

Vaya la danza andando,


y viva el Rey Fernando

Todos

Vaya la danza andando,


y viva el Rey Fernando. 285

Vaya la danza prima,


y nuestra Reina viva:
Vaya la danza andando,
y viva el Rey Fernando.
Dividiéndose en dos alas, sin volver
la espalda para irse, hechas las tres
reverencias, se retiran, dando

97
al sainete (13)

FIN

“El alcalde de Alcorcón”

Es obra de Agustín Moreto y Cavana (1618-1669). De su pluma salieron,


además, excelentes entremeses, siendo para algunos críticos, como Cotarelo,
"después de Cervantes y Quiñones de Benavente el entremesista de mayor enjundia y
gracia del Siglo XVII". No obstante, Moreto, como todos los grandes autores, pagó
tributo a las exigencias que emanaban de su gran popularidad y tuvo que escribir
obras de circunstancias para las fiestas palaciegas.

A este grupo pertenece el entremés titulado “El Alcalde de Alcorcón”; obra


cómica escrita para felicitar a la Reina Mariana de Austria, esposa del rey Felipe IV,
con motivo del nacimiento del príncipe Felipe Próspero, el 28 de Noviembre de 1657.
Por lo tanto, el entremés debió ser escrito hacia 1658. Otros críticos creen que pudo
ser compuesto para festejar el nacimiento del Infante D. Carlos (futuro Carlos II) que
nació en 1661 (por lo tanto se podría haber fechado hacia 1662).

Este entremés o baile entremesado consta de 202 versos en romance


asonantado en la única versión que se conserva. La obra está incluida en el volumen
titulado Tardes pacibles de gustoso entretenimiento, partidas en varios
entremeses, y bailes entremesados, escogidos de los mejores ingenios de España .

Junto a “El alcalde de Alcorcón” aparecen también numerosas obras cortas y


entremeses de diferentes autores y que fueron recogidas por Andrés García de la
Iglesia, publicados en 1663 y vendidos por Juan Martín Merinero en la calle de Toledo
(enfrente de la iglesia Concepción Jerónima), según consta en la portada del libro. La

98
autoría de este entremés nos ha llegado, por tanto, a través de este volumen. Tanto
Alborg, como Fradejas Lebrero o como Huerta Calvo nos lo confirman.

El entremés cuenta como Juan Rana es elegido para representar a los


municipios de Alcorcón, Leganés y Móstoles y presidir una embajada que vaya a
felicitar a los monarcas por el nacimiento del nuevo príncipe.

Ya en casa, antes de marchar, el recién nombrado Alcalde ensaya junto a su


mujer, Bernarda, el papel que va a representar, es decir, las frases de elogio, las
enhorabuenas y el ceremonial protocolario con que se presentará.

Toda la pieza está impregnada de humor, de chistes, de palabras utilizadas con


doble sentido y equívocos que pretenden hacer reír al público.

Como consecuencia de la finalidad del entremés, los personajes están trazados


en función de la comicidad que generan. Así, Juan, el protagonista, es un hombre
desenfadado, simple y carente de iniciativa; uno de los tantos graciosos que salieron
de la pluma de Moreto con tanta maestría. Como contrapunto, Bernarda, su mujer, es
la que toma las iniciativas, la que inventa y hace aprender el discurso que su marido
deberá decir ante los Reyes y la Corte.
Hacemos notar que al igual que en sus obras mayores, hay un cierto grado de
feminismo en su teatro, ya que insiste en reconocer capacidades en las mujeres que
en su época se negaban como, por ejemplo, elegir marido, capacidad de decisión, etc.
El resto de los personajes, los villanos, son meros elementos de apoyo de los dos
personajes principales.

Durante el reinado de los Borbones, Alcorcón sigue apareciendo en la literatura


costumbrista. En homenaje a Felipe V se publica la obra, anónima: “El patán de la villa
de Alcorcón” que saluda la llegada del nuevo monarca.

“…El patán de la Villa de Alcorcón conocido en la Corte por su celebrado


nombre de olla, cantario, cantarillo vidriado (…) Por Alcorcón vivo, miren si es barro el
tal lugarcillo, donde de gozo alfamos, más de dos mil pucheritos…”

También durante los siglos XIX y XX vuelve a aparecer Alcorcón en la


Literatura. Dentro del concepto de zarzuela popular (como toda zarzuela convive lo
recitado con el canto, dentro de un ambiente rural) que destaca los contrastes entre la
ciudad y la aldea. En 1872 Francisco García Vivanco publica la obra: “Miró y compañía
o una fiesta en Alcorcón” que fue estrenada en Barcelona con el título de “Los
Cómicos de Alcorcón”. La trama arranca comentado las penurias de las arcas
municipales, lo que impide mejorar las condiciones del pueblo.

99
Francisco Ramos y
Anselmo Carreño
escriben la
comedia en tres
actos: “¡Viva
Alcorcón, que es
mi pueblo¡”
estrenada en el
teatro de la
Zarzuela en 1930.

La acción se
desarrolla en la
escuela municipal
y el maestro, que
es el hilo
conductor de la
obra, destaca las
realidades de la
España de Alfonso
XIII.

En 1935 Eugenio Muñoz (con el seudónimo de Eugenio Noel) publica la novela de


costumbres y antitaurina “ Un toro “de cabeza” en Alcorcón”

100
101
5.- EL SIGLO XX

102
103
5.-1. La desaparición de la alfarería tradiconal.

La alfarería de Alcorcón en las primeras décadas del siglo XX es una continuación


de la del siglo anterior, que en el último tercio del siglo XIX, transforma todos sus
métodos productivos. A pesar de estos cambios, esta industria se encuentra ya en
franca decadencia.

A consecuencia de los nuevos alfares que se montan en el municipio y que


causan graves molestias al vecindario, en 1910, en el artículo nº 65 de las Ordenanzas
Municipales de Alcorcón, se prohíbe establecer alfarerías en el casco urbano; cosa
impensable en otros tiempos, en los que todo el pueblo era un gran alfar.

Hasta ahora hemos encontrado 3 sellos diferentes en los cacharros de Alcorcón,


los tres de caucho, es decir, ya del siglo XX.

En el anuario comercial Bailly Baillere se citan 5 fabricantes en 1910:

Demetrio Ortega.
Pascual Pérez.
Mariano Jiménez.
Plácido Uceda.
Nicolás Gómez (fábrica de tejas).

A partir de 1930 entran en una total decadencia que concluirá en 1968 con la
extinción de la alfarería.

En el primer tercio del siglo XX, se van a instalar en Madrid muchas fábricas y
almacenistas del ramo cerámico, aunque la mayoría se dedican a la fabricación de
tejas ladrillo y conducciones de agua, otras van a fabricar alfarería, ahogando
progresivamente la alfarería de Alcorcón.

No podemos decir que la Guerra Civil española supusiera un duro golpe para la
industria del barro de Alcorcón. Antes de que estallara el conflicto, el Anuario de
Centro en su edición de 1933, tan sólo cita ya dos alfareros, los mismos que el Bailly
Baillere de 1942:
Hijos de Demetrio Ortega.
Manuel Pérez.

En las dos últimas décadas, Alcorcón pierde su identidad y ahora imita lo que
hacen las fábricas madrileñas, pero con peor calidad.

Cuatro siglos después de las “Relaciones” de Felipe II, los hijos de Demetrio
Ortega, Luis y Julio Ortega Díaz, cierran el último alfar.

104
Tipológicamente se generaliza la olla y el puchero de dos asas opuestas; tras el
estudio de muchas de estas piezas, hemos encontrado indicios de que esta doble asa
se originara en el alfar de Francisco Pontes.

Empezamos a ver claramente distintos tipos de mezcla de tierra: por ejemplo, la


usada en el alfar de los herederos de Aquilino Orgaz (Viuda de Aquilino Orgaz), es
muy fina y con poco desgrasante. Otros alfares añaden en cambio gran cantidad de
sílice, incluso en las piezas pequeñas.

Ollas con dos asas. La de la izquierda con sello (Alfarería Francisco Pontes, Alcorcón).
Colección Valladares.
La de la derecha probablemente del mismo alfar pero sin sello. Colección José Antonio
Esteban.

Las piezas más reproducidas en los primeros años de siglo por los alfareros de
Alcorcón siguen siendo las ollas y los pucheros, la gran mayoría con una sola asa; la
cazuela, semejantes a las que se hacían en Madrid con la base cóncava y sin asas; el
lebrillo, que a diferencia de los que se hacían en Madrid con paredes lisas, las de estos
son ligeramente curvas, y podemos decir que es la pieza que menos varía desde el
siglo XVIII, a medida que avance el siglo acabarán siendo iguales que los lebrillos o
baños madrileños. Por último, el puchero alto, conocido como olla de segador, debió
ser muy demandado en las zonas rurales por ser una vasija de gran tamaño.

En cuanto a la decoración y el vidriado de las piezas no hay mucho que decir,


las piezas no suelen albergar decoración alguna, salvo una simple raya gruesa, que
copian de la obra de Madrid.

Resulta interesante el hallazgo de una pieza con decoración hecha con rodillo,
semejando un estampillado, y que el hijo de uno de los últimos alfareros, Javier Pérez,
recordaba perfectamente al habérsela explicado su padre, Pascual Pérez Martín.

El vidriado que tradicionalmente era de color verdoso empieza a hacerse


transparente en muchos alfares.

105
Puchero grande de Alcorcón. Decorado con un rodillo A la derecha detalle de la derecha detalle de la
decoración. Colección Valladares.

Pascual Pérez. 1957. Daniel Ortega. 1960.

106
Pascual Pérez a la salida del horno. 1965. Carro de Puchero del alfar de Pascual Pérez. 1967

Alfar de Pascual Pérez. 1962. Alfar de Pascual Pérez. 1985

107
Demostración de torno a un grupo de profesores. 1982. Taller de Pascual Pérez.

Javier Pérez en el taller de su padre. 1982.

108
La tienda de Pascual Pérez.

109
110
Alcorcón en 1929. Fuente Ejército del Aire.

111
5.2. De un pueblo rural a una ciudad dormitorio

Hasta principio de los años 60, Alcorcón se mantuvo como un núcleo rural típico
de la zona centro peninsular, de escasos recursos económicos, basados principalmente
en la agricultura y la ganadería.

Alcorcón 1930. Fuente: Ejercito del Aire.

Alcorcón 1960. Fuente Ejército del Aire.

112
CENSOS Y PADRONES: Archivo Municipal de Alcorcón

Censo de 1910: Total: 749 habitantes.

Censo de 1916: Total: 798 habitantes. Vecinos (familias) 180.

Varones 336, casados 233. Hembras 389, casadas 226.

Padrón de 1935: Total: 895 varones, 432, hembras 462.

Censo de 1940: Total: 662 varones 325, hembras 337.

Padrón de 1942: Total: 681 varones 339, hembras 342.

Padrón de 1945: Total: 696 varones 341, hembras 355.

Padrón de 1948: Total: 738 varones 321, hembras 341.

Censo de 1950: Total: 759

Padrón de 1952: Total 869 varones 432, hembras 437.

Padrón de 1955: Total: 1.028 varones 475, hembras 483.

Número de habitantes
Número de habitantes

1028
895 869
798 759
749 738
662 681 696

En 1940 se aprecia un descenso en el número de habitantes, producido por la guerra civil (1936-
1939).

113
En 1903 se realiza la primera canalización de aguas al pueblo, el manantial
estaba situado entre la Venta de la Rubia y el Ventorro del Cano.

En la fuente, de granito, figura una placa que dice:

“Se instaló esta fuente en 1903 siendo alcalde Ricardo Montero Pachón, y concejales Clemente
González, Manuel Montero, Enrique Gómez, Braulio Alvarado, Pablo Gómez, Blas Talavera, secretario
Emilio Cazorla, alguacil Antonio Calderón”.

Fuente: MORENO VILLALBA, Faustino: “Alcorcón, historia, literatura y leyenda”. Madrid. 1976.

Como se aprecia en la fotografía, la fuente tenía una zona para coger agua, un
abrevadero y, separado de la misma, el lavadero municipal.

114
Fuente: MORENO VILLALBA, Faustino: “El pueblo que más creció en la historia. Alcorcón 1970-1975.
Alcorcón. Famae. 1992.

Detrás de la fuente, el lavadero municipal; a continuación, la casa del médico,


que se transformaría en servicio de urgencia de la Seguridad Social.

El lavadero público: 1964.

115
En 1910 se publican las primeras Ordenanzas Municipales.

Organizarán la vida pública del municipio; he aquí algunos artículos:

ART. 12. El mercado se celebrará todos los días del año en la plazuela de la
Carnicería, desde el amanecer hasta las nueve de la mañana, sin que nadie
pueda colocar sus géneros á la venta en otro sitio distinto.

ART. 13. Se prohíbe a los vendedores Y arrieros tener atadas, durante la venta
sus caballerías en puertas y ventanas, así como los carruajes parados en calles
y plazas.

ART. 22. Se prohíbe en los bailes faltar por medio de palabras, acciones ó de
otra manera, al decoro que se debe a las personas, a la moral y a las buenas
costumbres(…).

ART.22. En los días de fiestas públicas, osea del Santísimo Cristo de las Lluvias,
Buenamuerte y Nuestra Señora de los Remedios, las tabernas, tiendas y demás
establecimientos de esta clase, podrán estar abiertos hasta las doce de la
noche.
ART. 65. En lo sucesivo no podrá establecerse ninguna alfarería dentro de la
población y sí en las afueras; con el fin de no irrogar perjuicios a los vecinos
inmediatos y al público en general.
ART. 79. Todo médico, practicante, farmacéutico, veterinario, etc. Que con
título legítimo quisiese establecerse en la población y ejercer su facultad ,

116
deberá dar parte a la Alcaldía personalmente; y a los dependientes de farmacia
no pueden despachar por sí sin previo conocimiento del Jefe.

Las ordenanzas recogen el término municipal:

ART. 81- El termino ó jurisdicción de este Ayuntamiento, es el siguiente:

Norte: Desde la Viña de Valdés lindando con los términos de Villaviciosa de


Odón, Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón y Carabanchel Alto, hasta la
Venta de la Rubia.

Este: Desde este sitio y camino de Castilla, lindando con los de Carabanchel
Alto y Leganés, hasta la Quinta de San José.

Sur: Desde esta posesión lindando con los estados que fueron de Polvoranca,
hoy de Leganés, y término de Fuenlabrada hasta Cacharrito, y

Oeste: Desde este punto lindando con el de Móstoles y Villaviciosa de Odón,


hasta la citada Viña de Valdés.

El terreno de este término es bastante llano y despejado, contando con algunos


arroyuelos de poca consideración: produce cereales, legumbre y vinos, éstos en
menor escala.
Tiene una circunferencia de aproximadamente 15 kilómetros: de Norte a Sur ocho y
de Este a Oeste seis: ocupa una extensión superficial según el Catastro de la riqueza
rústica formado por este Ayuntamiento en 1908, de 3.232 hectáreas, 28 áreas y 78
centiáreas; equivalentes a 9.439 fanegas: cuya parte más elevada y casi al centro, se
destaca la población, que cuenta en la actualidad con 189 vecinos; 621 habitantes y
133 edificios.

117
CENSO DE CALLES DE ALCORCON EN 1910

Calles. Extrarradio
Plaza Constitución Ventorro Valdecuervo
Hospital (estación vieja para militares)
Iglesia Ventorro del empalme
Cantarranas Casa de Zurita.
Juan Montero Venta la Rubia (con chalé, casa de labor y perrera)
Grande Ventorro del Cano
Plaza Carnicería Ventorro de Enrique
Alejo Ermita Nª Sª de los Remedios.
Fragua Las Cuevas.
Nuncio Quinta S. José (Valdecuervo hotel)
Guindalera Casa Cerro de la Canaleja.
Ambrosio Casilla Ferrocarril.
Plaza Calderería Ventorro de la Firmeza.
Camino de Móstoles La princesa, casa del hortelano.
Zarza Casilla del FF.CC. nº 4
La Parada.
Casa de Piche
El Depósito (depósito de agua)

Desde la construcción del Ayuntamiento en 1888, el edificio además de las


funciones administrativas albergaba la escuela.

Durante la dictadura del General Miguel Primo de Rivera (1870-1930) se realiza la


construcción de un colegio, exento del Ayuntamiento, ubicado en la Avda. de Portugal
y, en 1960 se construye el Primer Grupo Escolar, promovido por D. Jesús Varela que
llevaba ejerciendo en el municipio desde 1951, con tres aulas para niños y tres aulas
para niñas.

118
Profesores de las escuelas de Alcorcón. De derecha a izquierda: D. Juan Antonio. Dª María, Dª Alfia y
D. Jesús Varela. 1959.

En 1950 hubo 25 escolares matriculados, en 1959 se llegó a 100, y se calcula


que en 1970 había 4.000 niños/as escolarizado/as.

Fernando Sedeño Blázquez en la antigua escuela de Alcorcón. 1961.

119
En 1929 la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) instala el teléfono
en Alcorcón, siendo Doña Milagros Montero la primera telefonista.

En 1936 se produce un alzamiento militar contra el gobierno republicano,


alzamiento que se convirtió en guerra civil por la crispación y la radicalización de la
sociedad de la época (1936-1939)

Los primeros días, los grupos de extrema izquierda llegados al pueblo producen
una serie de saqueos tanto en el Archivo del Registro Civil y sobre todo en el Archivo
del Registro Parroquial y el destrozo de imágenes y bienes de la iglesia. A este
destrozo se sumaron los bombardeos de las tropas sublevadas por la toma de Madrid.

En octubre de este mismo año llega la orden gubernativa del abandono del
pueblo ya que ha aparecido lo que durante más de dos años será el frente de Madrid.
Este mismo mes el pueblo es tomado por la tropas rebeldes, estableciendo su puesto
de mando en los castillos de Valderas.

Hasta marzo de 1939 no se produce la vuelta de los vecinos al pueblo.

120

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