Está en la página 1de 21

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/325332769

Consumo de plantas y hongos psicoactivos en las culturas precolombinas de


Costa Rica

Conference Paper · February 2018

CITATION READS

1 519

2 authors:

Marco Antonio Arce Cerdas José Manuel Rodríguez Arce


Museos del Banco Central de Costa Rica University of Costa Rica
5 PUBLICATIONS   3 CITATIONS    6 PUBLICATIONS   9 CITATIONS   

SEE PROFILE SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

¿Es universal el uso de drogas psicoactivas? Un estudio transcultural de la prevalencia de la embriaguez View project

proyecto Sitio Arqueológico Rosa María, Caribe Central de Costa Rica. View project

All content following this page was uploaded by José Manuel Rodríguez Arce on 24 May 2018.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Consumo de plantas y hongos psicoactivos en las
culturas precolombinas de Costa Rica

Marco Antonio Arce Cerdasi


José Manuel Rodríguez Arceii

Introducción
Las sustancias psicoactivas actúan en el sistema nervioso central modificando el
funcionamiento cerebral, lo que resulta en cambios temporales en la percepción, el humor,
la cognición y el comportamiento (Carlini, 2003). Cientos de especies de plantas y hongos
que sintetizan este tipo de compuestos han desempeñado un rol importante en la medicina,
la vida ritual y la recreación de diversas poblaciones humanas en todo el mundo, desde
tiempos antiguos, por lo que han sido a menudo consideradas sagradas (Rӓtsch, 2005;
Pennacchio, Jefferson y Havens, 2010; Rodríguez y Quirce, 2012; Guerra-Doce 2015).
Existe bastante información en la literatura etnográfica sobre el contexto histórico y
cultural de la utilización de estos embriagantes sagrados (e.g. hongos, cactus, hierbas y
enredaderas, además de preparados de las mismas tales como rapés y brebajes) en las
sociedades indígenas de Mesoamérica y Suramérica (Harner, 1973; Schultes y Hofmann,
1982; Dobkin de Rios, 1984; Furst, 1990; Benítez, 2006). No obstante, para el sur de
América Central, y específicamente para Costa Rica existe escasa evidencia documental de
la utilización de plantas y hongos psicoactivos; es principalmente mediante el registro
arqueológico que, de manera indirecta, se ha inferido la existencia de dicho
comportamiento en el pasado (Jones, 1991).
En este documento, se discuten los avances de una investigación sobre la presencia,
y el impacto cognitivo y cultural del consumo de sustancias psicoactivas en las sociedades
que habitaron el actual territorio costarricense durante la época precolombina. Los
principales objetivos han sido: primero, documentar sistemáticamente el uso de
embriagantes mediante distintas líneas de evidencia (cultura material, referencias
etnográficas, datos etnohistóricos, análisis paleobotánicos y bioquímicos), y segundo,
contrastar varias hipótesis sobre la función y la localización social de dicha actividad.

1
Materiales y métodos
El uso de plantas sagradas y las sustancias psicoactivas que en ellas se encuentran forman
parte de la respuesta a necesidades sociales específicas. Los objetos arqueológicos
vinculados con el consumo de estas plantas son la expresión material de esta respuesta. Los
pasos trazados en esta investigación buscan reconocer la relación existente entre la práctica
social del consumo de plantas sagradas y la evidencia material vinculada con la misma.
El primer paso consistió en una revisión bibliográfica de fuentes primarias y
secundarias, con lo cual se buscó integrar la información etnohistórica, etnográfica,
arqueológica, paleobotánica y bioquímica presente en diversos documentos.
La información registrada en las fuentes arqueológicas permitió identificar la
presencia de algunos objetos que se pueden vincular al consumo de plantas sagradas; tal es
el caso de unas pipas e inhaladores extraídos de contextos funerarios en los sitios La
Montaña (L-7LM) y Canadá (C-123Cn), ambos procedentes de la región arqueológica
Central Caribe, y el de una efigie cerámica fungiforme (i.e. con forma de hongo) presente
en el sitio el Hacha (Stone, 1966), en la región arqueológica Gran Nicoya.
Un segundo paso radicó en la identificación y selección de los materiales; además
de los artefactos mencionados en el párrafo anterior, se recurrió a efectuar una búsqueda
exhaustiva en las colecciones de los Museos del Banco Central de Costa Rica y del Museo
Nacional de Costa Rica, con el objetivo de identificar objetos con una posible vinculación
al consumo de plantas y hongos psicoactivos.
En total se seleccionaron 46 artefactos los cuales fueron analizados y categorizados
tomando en cuenta la naturaleza de su materialidad (materia prima), morfología,
dimensiones, procedencia y cronología relativa. La evidencia procedente del análisis de
dichos artefactos arqueológicos y su contrastación con la información obtenida de las
fuentes documentales permitió generar un primer acercamiento sistemático al consumo de
plantas y hongos psicoactivos entre las culturas prehispánicas que poblaron el actual
territorio costarricense.

Costa Rica: una breve mirada ecológica y arqueológica


El istmo centroamericano cuenta con una gran riqueza biológica y cultural. Es, además, un
área de transición e interacción en términos geológicos, climáticos, ecológicos y culturales.

2
Su topografía proporciona cómodas vías de comunicación entre ambos litorales: Caribe y
Pacífico. Dicha situación propició el intercambio de personas, materiales e ideas.
Está de más decir que las actuales divisiones geopolíticas que conocemos como
Nicaragua, Costa Rica y Panamá no se corresponden con las unidades culturales
precolombinas del sur de América Central. Este estrecho territorio ha albergado desde hace
más de 12.000 años a una notable heterogeneidad cultural. También ha sido el escenario de
diversas trayectorias de cambio social que desembocaron, en algunos casos, en la
conformación política, económica e ideológica de sociedades complejas transigualitarias
conocidas como cacicazgos o jefaturas (Murillo y Martín, 2017).

Regiones arqueológicas de Costa Rica


En Costa Rica se han establecido 3 regiones arqueológicas con base en criterios geográficos
(cadenas montañosas, ríos, valles, etc.) y culturales (asentamientos, enterramientos,
cerámica y otros). Dentro de cada región se da una semejanza formal en los vestigios
materiales correspondientes a distintos períodos de ocupación. En el Cuadro 1 se resumen
algunas características generales de cada una de las 3 regiones arqueológicas en lo que
respecta a su ubicación, aspectos ecológicos y arqueológicos, y la presencia de evidencia
del consumo de plantas y hongos psicoactivos. En la Figura 1 se muestran las 3 regiones
arqueológicas en un mapa de Costa Rica, y se ilustran de forma general algunos de los
rasgos de cultura material que las definen.

Cuadro 1. Información general de las 3 regiones arqueológicas de Costa Rica.


Gran Nicoya Central Caribe Diquís
Ubicación Se extiende sobre parte Ocupa la porción central Se extiende sobre parte
de Costa Rica y del país, extendiéndose de Costa Rica y Panamá.
Nicaragua. En Costa desde la costa Pacífica El sector costarricense
Rica, comprende la hasta la costa Caribe. Se comprende el suroeste
actual provincia de distinguen 3 del país, así como las
Guanacaste y el sector subregiones: Central- estribaciones atlánticas
norte de la provincia de Pacífico, Caribe y Norte. de la cordillera de
Puntarenas. Talamanca.
Principales Áreas muy llanas y zona Topografía muy diversa, Topografía muy diversa,

3
características ecológicas costera irregular, con con zonas montañosas con zonas montañosas
golfos importantes. importantes. Clima importantes y costa
Clima tropical con dos tropical lluvioso. irregular. Clima tropical
épocas: seca y lluviosa. Precipitaciones anuales lluvioso. Precipitaciones
Precipitaciones anuales altas. Bosques muy anuales medias. Bosques
bajas. Bosques húmedos tropicales y muy húmedos
semiáridos y sabana bosques pluviales. premontanos.
boscosa tropical.
Principales Cerámica policroma; Trabajo escultórico Esferas de piedra;
características artefactos de jade y elaborado (lítica); trabajo metalúrgico
arqueológicas obsidiana; influencia arquitectura elaborado; cerámica
iconográfica de monumental; ingeniería policroma; trabajo
sociedades hidráulica; trabajo en escultórico elaborado;
mesoamericanas. orfebrería; artefactos de arquitectura
Migración jade y oro; cerámica con monumental.
mesoamericana a partir motivos plásticos.
del 800 d.C.
Cultura material Pipas e inhaladores de Pipas e inhaladores de Recipientes tipo poporo
asociada al uso de cerámica; efigies de cerámica; efigies o “calabacita” de
psicoactivos cerámica fungiformes; antropomorfas de cerámica y de oro;
“metate” o asiento ritual “fumadores” y colgantes Darién de oro
de piedra tallada con “pensadores” de con representaciones
representación cerámica y lítica. fungiformes.
fungiforme.

4
Figura 1. Las 3 regiones arqueológicas de Costa Rica, de izquierda a derecha: Gran Nicoya, Central
Caribe y Diquís.

Fuente: Arce (2012).

Antecedentes: ¿qué sabemos sobre la utilización de psicoactivos en Costa Rica?


Para el territorio costarricense, el consumo de plantas sagradas ha sido documentado en
pocas ocasiones. La primera evocación se remonta al año 1529 cuando Gonzalo Fernández
de Oviedo y Valdez menciona con respecto al recibimiento del cacique Nambí, la noche del
19 de agosto de 1529, que:
“… é así como comenzaron a beber, truxo del mesmo cacique un manojo de tabacos que son
del tamaño de un xeme, é delgados como un dedo, é son de una hoja arrollada é atada con dos
ó tres hilos de cabuya delgados; la cual hoja é plata della ellos crían con mucha diligencia
para el efetto destos tabacos…. E cada uno de los indios que he dicho tenia destas hojas
rebolladas, á la cual ellos llaman yapoquete y en lengua desta isla de hayti o española se dice
tabaco…”

5
Fernández de Oviedo nos proporciona de esta manera la primera referencia explícita
del consumo de tabaco (Nicotiana sp.) y de uno de los contextos de su uso. Para este
momento histórico se menciona, además, el sistema de cultivo de azada, donde la
agricultura intensiva de granos se complementaba con arboricultura, destacando el cultivo
de tabaco, cabuya y cacao, entre otros (Ferrero, 1977).
Ambas referencias remiten geográficamente al Pacífico Norte costarricense; para
esta área, Doris Stone (1966) menciona la presencia de pequeñas pipas de arcilla con uno o
dos tubos, haciendo referencia al posible consumo de cohoba (Anadenanthera sp.)
mezclada con tabaco. Stone (1977) menciona además para esta región, en el sitio El Hacha,
un cementerio ubicado cerca del río Coyol, el hallazgo de una vasija roja fungiforme que
presenta diseños incisos en el cuerpo y una banda modelada boca abajo en la parte superior
de la base anular.
Este artefacto se convierte en el primer hallazgo vinculado con el posible consumo
de hongos para Costa Rica. Posteriormente, Ursula Jones (1991) propone que algunos
artefactos de esta región sugieren el procesamiento y consumo de alucinógenos, haciendo
referencia tanto a la efigie de hongo descrita por Stone en el sitio el Hacha, como a un
metate trípode que presenta en la parte superior del plato una figura antropomorfa
flanqueada por dos elementos circulares perforados que han sido identificados como
hongos alucinógenos de la especie Amanita muscaria.
La primera referencia efectuada por un arqueólogo sobre la cultura material
vinculada al consumo de plantas sagradas la realiza Samuel Lothrop (1926), quien
menciona la existencia de unos pocos objetos, todos sumamente raros, identificados como
pipas con doble boquilla (inhaladores). Lothrop asocia estos artefactos con los tubos en
forma de “Y” que se empleaban para el fin de insuflar rapé a través de la nariz en las indias
occidentales y en la costa norte de Suramérica.
Jorge Lines (1938), en su obra “Sukia: tsúgur o isogro /breves notas etnológicas
sobre los indios de Costa Rica con especial referencia al estudio interpretativo de las
estatuetas que representan “fumadores”, efectúa un análisis comparativo entre la cultura
material y las prácticas sociales de los pueblos indígenas Cabecar y Bribri, donde vincula el
consumo del tabaco con las practicas curativas de los sukias y los usékares1, quienes

1
Chamanes y grandes sacerdotes, respectivamente.

6
utilizan esta planta para entrar en una profunda meditación o estado de hipnosis durante el
cual se supone entran en contacto directo con los ancestros y espíritus quienes les brindan
la fórmula adecuada para curar a los enfermos.
Lines propone que algunas esculturas antropomorfas registradas en el Caribe de
Costa Rica y que representan personajes masculinos arrodillados o sentados aluden a los
sukias y usékares. Estas esculturas presentan al personaje arrodillado en una pierna sobre la
cual descansa la mano, mientras el otro brazo está levantado a la altura de la cabeza,
inclinada y proyectada hacia adelante, las vértebras y órganos sexuales son admirablemente
realistas y por lo general se presentan sosteniendo un objeto cerca de la boca o en contacto
con ella, el cual se ha interpretado por algunos como un cigarro, por otros como una flauta
o un trozo de alimento.
Posteriormente, Lines (1951) escribe en un artículo del periódico La Nación,
titulado “Nuestra herencia aurífera”, que el chamán requiere numerosos conocimientos
técnicos, de invocación, canticos, pases mágicos y ventriloquia; describiéndolos como los
guardianes del imaginario social y de lo sagrado. Para cumplir su papel este debe lograr el
éxtasis o trance cuando el alma parte al viaje visionario y los espíritus se posesionan de su
cuerpo y hablan a través de él como oráculos, para esto ingresa en un estado de autogestión
inducido por una clase de autohipnosis, muchísimas veces con el auxilio de drogas
alucinógenas.
Finalmente, es el mismo Lines (1954:62), quien nos brinda la primera descripción
de las pipas y boquillas en su libro “Taxonomía de la Arqueología de Costa Rica”, donde
define que: “…entendemos por pipa, un utensilio compuesto de: 1) un depósito u hornillo
vertical para quemar tabaco, y 2) un tubo para aspirarlo. Hay además en Costa Rica,
algunos especímenes con dos tubos para aspiración, por vía nasal, en los que debió usarse
el tabaco en polvo o rapé; y rarísimas boquillas cónicas que sirven para sostener un
cigarrillo o puro. Todos estos ejemplares son sumamente raros a pesar de que las
referencias históricas nos revelan que nuestros aborígenes usaban el tabaco con
prodigalidad.”
Cabe destacar que esta referencia es la primera intención de definir
morfológicamente estos artefactos y es el primer intento por entender a los mismos desde
su forma para interpretar su función. Especial atención toma Doris Stone (1966) a estos

7
objetos y los vincula como característicos de la región Caribe, donde además destaca la
costumbre de aspirar rapé por la nariz y de tocar flauta, y las asocia, en clara alusión a lo
propuesto por Lines (1938), con las esculturas antropomorfas.
Más adelante, la misma Stone (1977) propone que el uso de los inhaladores fue
utilizado en la región Caribe para el consumo de la cohoba y el tabaco, y los vincula
temporalmente con el complejo cerámico el Bosque (300 a.C. – 300 d.C.). También
menciona el posible consumo de coca y lo relaciona con un conjunto de artefactos donde
destacan las “pequeñas cucharas de mezcla" elaboradas de arcilla.
Finalmente, el arqueólogo Ricardo Vázquez (2010) efectúa un esfuerzo
interpretativo al inferir el posible estado de conciencia alterada de un personaje tallado en
un petrograbado ubicado en la zona norte de Costa Rica. En este trabajo se interpretan
algunas señas anatómicas como la representación de los ojos, mejillas, frente y boca, con
efectos causados por el consumo de alguna sustancia psicoactiva; así como una serie de
líneas intrínsecas que parecen partir de la cabeza hacia atrás a modo de una cefalografía,
donde estas representan una visión y conforman motivos de aves, destacando colibríes y
zopilotes rey, entre otros. Nuevamente se hace alusión a las pipas e inhaladores como
vehículo de ingesta de las plantas sagradas, en especial referencia al tabaco.
En líneas generales, la literatura disponible hace referencia a la ingesta de tabaco
por medio de inhaladores, pipas y puros, siendo su contexto de consumo restringido y
vinculado sobre todo con actividades de adivinación y sanación, o de ocio de algunos
personajes con jerarquía. Asimismo, se sugiere la presencia del consumo de hongos
psicoactivos a partir de las representaciones fungiformes tanto en cerámica como en lítica,
y no se descarta la posibilidad de que los inhaladores antes mencionados también se usaran
para ingerir rapé de cohoba, además del tabaco. Cabe destacar que no se halló mención
alguna a restos paleobotánicos que hayan sido analizados morfológicamente o con técnicas
bioquímicas, de modo que actualmente hay un faltante de evidencia directa (e.g. en la
forma de restos macrobotánicos, polen o gránulos de almidón) del consumo de sustancias
psicoactivas en Costa Rica.

8
Evidencia arqueológica del consumo de embriagantes sagrados

Región Gran Nicoya


Para esta región contamos con diversos artefactos que sugieren, de forma indirecta, el
consumo de psicoactivos durante la época prehispánica. Primero, efigies de cerámica cuya
morfología remite a hongos basidiomicetos y un metate (o taburete) trípode de piedra que
presenta un par de diseños fungiformes hábilmente tallados (Figura 2). Segundo,
inhaladores antropomorfos y zoomorfos. Y, por último, pipas antropomorfas y zoomorfas.

Figura 2. Elementos fungiformes representados en cerámica y lítica. Puede que aludan al consumo
de especies de hongos con propiedades psicoactivas. Ambos artefactos fueron hallados en la región
Gran Nicoya, ubicada en la parte noroeste del actual país de Costa Rica.

De modo que la cultura material identificada para esta región nos indica dos
posibles tradiciones de consumo de psicoactivos. Como se puede apreciar en la Figura 3,
dicho uso ocurre entre el 300 a.C. y el 900 d.C. Es posible que del 900 d.C. en adelante se
diera un cambio en la forma de consumo en una de las tradiciones, específicamente en la
asociada al tabaco.
La primera tradición corresponde con la ingesta de hongos, posiblemente hongos
psilocibios o Amanita muscaria. Esta se infiere a partir de la existencia de al menos 3

9
efigies fungiformes identificadas como Bocana Inciso, variedad Diría, tipo cerámico
asociado con la fase Tempisque (500 a.C.-500 d.C.), y del “metate” o asiento ritual que
menciona Ursula Jones (1991), el cual presenta motivos estilizados de un hongo con
escamas (lo que hace pensar en el hongo Amanita muscaria) en lo que asemeja ser una
escena ritual de consumo, y que se asocia con este mismo período (Figura 2).
La segunda tradición estaría vinculada al consumo de tabaco, cohoba, o ambos. Esta
parece dar inicio durante la fase Tempisque, donde podemos mencionar la presencia de
inhaladores nasales con representaciones zoomorfas, identificados como el tipo cerámico
Marbella con impresión punzonada en zonas (300 a.C.-500 d.C.). Esta tradición parece
cambiar en su forma de consumo ya que se abandona temporalmente la costumbre de
inhalar y se comienza a fumar durante la fase Bagaces donde se registró la presencia de
pipas. Nuevamente, entre el 800 d.C.-900 d.C., durante la fase Sapoa, se vuelven a registrar
inhaladores nasales antropomorfos del tipo Mora Policromo variead Guabal, lo que podría
evidenciar un regreso a prácticas asociadas a la insuflación de rapé. Después del 1200 d.C.,
y considerando el relato de Fernández de Oviedo para 1529 es posible que el consumo de
tabaco se efectuara fumando puros envueltos en hojas de maíz.

Figura 3. Cronología del consumo de plantas sagradas para la región Gran Nicoya.

10
Región Central Caribe
En la región Central Caribe encontramos también una variedad de artefactos que sugieren,
de forma indirecta, el consumo de embriagantes durante la época precolombina. Primero,
tenemos una serie de esculturas antropomorfas de “pensadores y “fumadores”, tanto en
lítica como en cerámica (Figura 4). Segundo, inhaladores, algunos con diseños
antropomorfos y zoomorfos (Figura 5). Y, por último, pipas sencillas.

Figura 4. Escultórica lítica y cerámica de “pensadores” y “fumadores”. Posiblemente representan el


consumo de tabaco. Hallados en la región Central Caribe, ubicada en la parte central del actual país
de Costa Rica.

Así, la cultura material recuperada parece mostrar una tradición de consumo de


tabaco o cohoba muy clara durante la fase El Bosque, entre el 300 a.C. y el 300 d.C.
(Figura 6), evidenciado en figurillas cerámicas que representan personajes fumando con
pipas del tipo Bosque Rojo, inhaladores nasales con motivos antropomorfos y ornitomorfos
de los tipos Bosque Rojo sobre Agamuzado, además de pipas de los tipos Bosque Rojo y
Bosque Rojo sobre Agamuzado.
Este tipo de evidencia material no solo es un indicador claro del consumo de plantas
sagradas sino que también nos permite diferenciar dos tipos de consumo o métodos de
administración, a saber, el fumado y el inhalado.

11
Figura 5. Inhalador de cerámica con estilización del cuerpo humano. Se empleó para
insuflar rapé de tabaco y, quizás, de cohoba. Hallado en la región Central Caribe, la cual se ubica en
la parte central del actual país de Costa Rica.

Para la fase La Selva y complejo Madera (300 d.C.- 1100 d.C.), se presenta un vacío
en la cultura material vinculada con el consumo de plantas sagradas y es hasta la fase La
Cabaña (1100d.C. -1500 d.C.) que se vuelve a tener un registro material que podríamos
relacionar de manera indirecta con el consumo de este tipo de plantas; a saber, esculturas de
piedra que representan personajes hincados o sentados que presentan características
corporales claramente definidas y que podríamos vincular con desnutrición como los son
rasgos faciales con prominentes pómulos y mejillas, representación de costillas y espina
dorsal que protruyen, una proporción mayor de la cabeza con respecto al cuerpo, en algunos
casos estas esculturas presentan unos objetos alargado posiblemente puros, que sostiene con
una o ambas manos y dispuestos en cercanía a la boca.
Estas esculturas parecen indicar una transformación en el método de administración,
abandonando los artefactos utilizados en fases anteriores como lo son los inhaladores y
pipas, remplazándolos con puros. Además, los rasgos corporales descritos sugieren que se
trata de representaciones de los sukias o chamanes, los cuales usualmente se sometían a
largos ayunos y períodos de deprivación durante su entrenamiento para convertirse en
hombres de medicina.

12
Figura 6. Cronología del consumo de plantas sagradas para la región Central Caribe.

Región Diquís
Por último, para la región Diquís, al sur del país, contamos asimismo con varios artefactos a
partir de los cuales se infiere indirectamente la presencia del consumo de embriagantes
sagrados en tiempos pretéritos. Primero, tenemos colgantes y sonajeros de oro con
decoraciones fungiformes. Y segundo, pequeños recipientes conocidos como poporos o
calabacitas, tanto de oro como de cerámica.
En el caso de esta región en particular, cabe resaltar que se registran artefactos
vinculados con el consumo de plantas sagradas a partir del 750 d.C. (Figura 7), donde
destaca la presencia de un colgante de oro del estilo conocido como colgante Darién. Estos
se han registrado con mayor frecuencia en la región Quimbaya en Colombia y se extiende
hacia la Baja América Central; otros dos objetos de oro, hacen alusión al consumo de
plantas sagradas, a saber, un colgante con dos motivos de hongos y un poporo o recipiente
que en Colombia vinculan con el almacenamiento de cal que sirve como catalizador de
plantas como la coca y el tabaco, es importante mencionar que este objeto pudo ser
producto del intercambio pues corresponde a un hallazgo único para nuestro país
(Comunicación Personal Priscila Molina, 2018). Dos objetos similares de cerámica
exhibidos en el Museo de Jade y la Cultura Precolombina parecen haber cumplido esta
misma función.
13
En resumen, la cultura material parece indicar que el consumo de plantas sagradas
en el pacífico sur de Costa Rica fue tardío y podría ser producto del contacto con grupos del
Sur de América, específicamente Panamá y Colombia, siendo una posibilidad que además
del tabaco se consumiera la coca y la forma de consumo fuera mascando estas plantas en
conjunto con la cal que se almacenaba en los poporos.
Figura 7. Cronología del consumo de plantas sagradas para la región Diquís.

¿Qué nos dice la evidencia material sobre el uso de plantas sagradas en la Costa Rica
precolombina?
La evidencia material registrada en Costa Rica apoya la noción de que se consumieron
plantas sagradas en tiempos precolombinos. Es altamente probable que el consumo de
tabaco se extendiera a lo largo de todo el territorio. También existe la posibilidad de que se
consumiera la cohoba en el Caribe y el Pacifico Norte, la hoja de coca en el Pacifico Sur y
los hongos psicoactivos en el Pacifico Norte y Sur.
Al menos entre el 300 a.C. y el 300 d.C. es claro que se dio un consumo ritualizado
y socialmente codificado de algunos de estos embriagantes en el Caribe y Pacífico Norte
(i.e. en las regiones Gran Nicoya y Caribe Central, subregión Caribe); ello se infiere a partir
de los artefactos que denotan explícitamente una actividad de consumo (pipas e

14
inhaladores). El uso de estas plantas —el tabaco, con certeza, y, presumiblemente también
la cohoba— se puede asociar a procesos de curación, como lo sugieren Lines (1945) y
Bozzoli de White (1992) puesto que el fumado de tabaco con pipas está presente durante la
colonia y fue fundamental en la medicina tradicional aborigen hasta bien entrado el siglo
XX. Dicho uso posiblemente se vinculaba, asimismo, a procesos rituales dirigidos a la toma
de decisiones en los cuales era preciso acceder a planos distintos de la realidad para
comunicarse con los espíritus y los ancestros en busca de información valiosa para afrontar
la incertidumbre; este paso a otra modalidad de consciencia pudo haber estado asociado
más fuertemente al consumo de rapés (ya fuesen de tabaco, de cohoba, o de ambos) por
medio de la inhalación nasal. Por tanto, se sugiere la hipótesis de que la práctica del fumado
se asociaba principalmente a los procesos de sanación ejecutados por los sukias o chamanes
(especialistas en la medicina tradicional), mientras que la práctica de consumir rapé era más
común entre los usékares o caciques (líderes religiosos de alto rango) para facilitar la tarea
de entrevistarse con los espíritus e interceder por el bienestar de la comunidad.
Un cambio en las conductas ingestivas parece darse a partir del 900 d.C. en ambas
regiones (Figuras 3 y 6), disminuyendo la producción de objetos cerámicos especializados
para el consumo y utilizando más la elaboración de puros para ingerir las plantas, esto se
hace evidente en las escudillas del Caribe costarricense. También existe la posibilidad de
que las pipas e inhaladores se continuaran produciendo pero utilizando materiales
perecederos que no dejan rastro en el registro arqueológico (e.g. hueso, madera).
Por otro lado, con respecto a los artefactos fungiformes de cerámica es necesario
referirse a una serie de elementos de juicio que informan nuestra interpretación de que son
elementos culturales otrora vinculados con la ingesta de especies de hongos embriagantes.
Hasta donde tenemos conocimiento, no hay registros históricos o etnográficos del consumo
de hongos psicoactivos en la región de Guanacaste; tampoco se sabe mucho de los hongos
comestibles aprovechados en la región. Ciertamente, es una posibilidad el que se estén
representando hongos que formaban parte de la tradición gastronómica. Otra alternativa es
que sea un artefacto utilitario que se empleaba como molde de alfarería, como lo ha
sugerido Köhler (1976) para los famosos hongos de piedra y cerámica de Mesoamérica
descritos por de Borhegyi (1961, 1963). Sin embargo, dicha técnica de alfarería es
desconocida en el sur de América Central, y muchos de los artefactos estudiados por de

15
Borhegyi son de una manufactura bastante tosca, lo que apoya una interpretación utilitaria.
En contraste, los ejemplares hallados en Gran Nicoya son de dimensiones mayores (cerca
de 40 cm de altura), fueron elaborados con una técnica muy depurada de manufactura en
rollos, y presentan zonas bruñidas y pintura blanca en acanaladuras. Tan sofisticado trabajo
plástico, aunado a las habilidosas representaciones zoomorfas y antropomorfas invertidas
(las cuales podrían aludir al cambio perceptual radical que engendran los hongos
psicoactivos una vez que son ingeridos) (ver Figura 2), nos impulsan a considerar como
razonable la afirmación de que dichos artefactos se asociaban de alguna manera al consumo
ritualizado de hongos psicoactivos.
Finalmente, en el caso del Pacifico Sur (región Diquís), parece existir una influencia
del Sur de América que pudo propiciar el consumo mascado de plantas como la coca y el
tabaco y que responde a una tradición totalmente distinta a la presente en el resto del país.
Cabe resaltar además que, en comparación con otros sectores del territorio es un consumo
relativamente tardío.

Impacto cognitivo y cultural del consumo de plantas y hongos sagrados


El consumo de plantas y hongos con propiedades psicoactivas es conceptualizado como una
práctica que favoreció la supervivencia y la reproducción, tanto biológica como social de
los diversos grupos culturales que habitaron esta región. Por lo tanto, se considera que los
estados de conciencia modificada producto del consumo de embriagantes sagrados eran
aprovechados con diversos fines instrumentales y fraternales.
El rol desempeñado por las plantas y hongos psicoactivos en las relaciones de cuido,
es decir, en las prácticas de sanación es fundamental. No obstante, su impacto en la
dinámica cultural también se cimenta en procesos cognoscitivos, incluso pedagógicos
mediante los cuales se pretendía acceder a conocimiento útil para beneficiar a la
comunidad. Los líderes rituales y políticos empleaban las plantas y los hongos sagrados
para interpretar y crear elementos culturales. Aprovechaban sus efectos de acrecentamiento
de la percepción y la conciencia para resolver problemas y tomar decisiones importantes.
De esta manera, dichos individuos eran tenidos en alta estima y se les trataba con
deferencia, precisamente por su sensibilidad y sensatez, aunado al hecho de que sabían
utilizar adecuadamente las plantas y hongos sagrados para interceder por el bien común.

16
Todo ello nos remite entonces a la conformación y el mantenimiento de estructuras
sociales para la toma de decisiones y para las tareas de coordinación. El control de las
ceremonias y el conocimiento ritual eran fuentes significativas de poder social, ya que el
usékar o cacique es un personaje cuyo entrenamiento y conocimientos sobre el mundo que
le rodea aseguran la reproducción del grupo. Estos procesos de liderazgo prosocial, situados
en un contexto evolutivo más amplio, ayudan a comprender mejor la transición de un modo
de vida aldeano-igualitario a un modo de vida cacical, de agricultores especializados.
Se sugiere que el consumo de embriagantes sagrados es un patrón de
comportamiento que desempeñó un rol instrumental en los procesos de cambio cultural que
sustentaron, gradualmente, la aparición de formaciones sociales cada vez mayores. La
instrumentalización de las plantas y los hongos sagrados fue uno de los elementos centrales
que permitió manejar la creciente complejidad social de un sistema político en expansión.

Conclusiones
Las referencias etnografías y etnohistóricas, así como la evidencia de cultura material
indican que el consumo ritualizado de tabaco y, presumiblemente, de cohoba y hongos
psilocibios era relativamente habitual entre los principales grupos culturales que habitaron
antiguamente el territorio que hoy es Costa Rica. Dicho consumo estaba socialmente
diferenciado, era parte central de las relaciones de ayuda, y representaba una fuente de
conocimiento esotérico que sustentaba la ostentación de poder social.
De forma interesante, todos los artefactos analizados para los cuales se cuenta con
información sobre el contexto arqueológico en el que fueron excavados se recuperaron en
contextos funerarios, es decir, en tumbas. Esto es consistente con los hallazgos de Guerra-
Doce (2014, 2015) quien, mediante un análisis contextual a nivel mundial, llega a la
conclusión de que existe una asociación frecuente de las sustancias psicoactivas con
contextos funerarios y ceremoniales. Posiblemente, las plantas y hongos sagrados eran
consumidos durante los ritos mortuorios, proveían sustento para el fallecido durante su
viaje a la vida después de la muerte, y eran una especie de tributo a las deidades del
inframundo.
Es muy probable que el uso adaptativo de las plantas y los hongos sagrados tuviera
un rol instrumental que permitió a las sociedades que se desarrollaron entre el 300 a.C. y el

17
750 d.C. promover y normalizar sistemas de pensamiento ante una creciente
complejificación social, lo que a su vez permitió la expansión de sistemas políticos
particulares. Así, se concluye que la ingestión de psicoactivos se orientó principalmente
hacia fines constructivos, tanto en el nivel individual como social.

Futuras direcciones

Efectuar análisis paleobotánicos y bioquímicos de los artefactos (pipas e


inhaladores) hallados en contexto, a saber, los artefactos 296 y 297 del sitio Canadá
(C-123Cn), y los artefactos de las tumbas 3, 10 y 28, del sitio La Montaña (L-7
LM).

Reubicar sitios arqueológicos en los cuales se halló evidencia sugerente del


consumo de psicoactivos como, por ejemplo, el sitio el Hacha con la intención de
efectuar excavaciones específicas que permitan entender la evidencia proveniente
de este yacimiento.

Generar y proponer una metodología de excavación, recolección y análisis


específicos para entender mejor los contextos y el papel de las plantas sagradas en la
Costa Rica precolombina.

Efectuar trabajo etnográfico con especialistas en medicina tradicional de los


distintos grupos nativos de Costa Rica.

Efectuar análisis de composición no destructivos en los artefactos cerámicos con la


intención de conocer su composición química y generar información vinculada con
la procedencia y función.

Agradecimientos
Agradecemos a Bia Labate y a la organización del Congreso de Plantas Sagradas en las
Américas, por el esfuerzo realizado y por permitirnos ser parte de este importante foro
sobre el tema en Latinoamérica.
Gracias a la Fundación de Museos del Banco Central de Costa Rica, en específico a
la directora Virginia Vargas y a la curadora de arqueología Priscila Molina, por sus

18
comentarios y sugerencias; así como, por brindarnos la oportunidad de trabajar con la
colección de artefactos, resguardados por esta institución.
Gracias al Museo Nacional de Costa Rica, específicamente al Departamento de
Protección al Patrimonio, especialmente a Marlín Calvo directora del departamento y a
Cleria Ruiz, por facilitarnos el acceso a los artefactos y por los comentarios y sugerencias.
Queremos agradecer a Daniel Rodríguez Arce, por el procesamiento de casi la totalidad de
las imágenes presentes en esta publicación; así como, en muchas de las que se mostraron
durante la ponencia.
Finalmente, pero no menos importante, queremos agradecer a los colegas que nos
han escuchado y retroalimentado constantemente entre ellos: Jeffrey Peytrequin, Mónica
Aguilar, Natalia Villalobos, Ricardo Vázquez, Randall Moreice y Daniel Rodríguez;
gracias por el tiempo y las observaciones efectuadas.

Bibliografía Ferrero, L. (1977). Costa Rica Precolombina. San José,


C.R.: Biblioteca Patria, No.6, Editorial Costa Rica.
Arce, M. (2012). Producción cerámica precolombina:
Carlini, E.A. (2003). Plants and the central nervous
el caso particular del Caribe de Costa Rica.
system. Pharmacology, Biochemistry and Behaviour
Conferencia presentada en la Colonia Agrícola de
75: 501-512.
Guayabo de Turrialba, San José, C.R.
Dobkin de Ríos, M. (1984). Hallucinogens: cross-
Benítez, F. (2006). Los indios de México. México: Era
cultural perspectives. Albuquerque: University of New
Bozzoli de White, M. (1992). Especialistas en la
Mexico Press.
medicina aborigen Bribri. (Informe Preliminar Inedito),
Furst, P.T. (Ed.) (1990). Flesh of the gods: the ritual
San José, C.R.: Universidad de Costa Rica, Escuela de
use of hallucinogens. Illinois: Waveland.
Antropología.
Guerra-Doce, E. (2014). The origins of inebriation:
de Borhegyi, S.F. (1961). Miniature mushroom stones
archaeological evidence of the consumption of
from Guatemala. American Antiquity 26: 498-504.
fermented beverages and drugs in prehistoric Eurasia.
de Borhegyi, S.F. (1963). Precolumbian pottery
Journal of Archaeological Method and Theory.
mushrooms from Mesoamerica. American Antiquity 28:
doi:10.1007/s10816-014-9205-z.
328-338.

19
Guerra-Doce, E. (2015). Psychoactive substances in Pennacchio, M., Jefferson, L.V. & Havens, K. (2010).
prehistoric times: examining the archaeological Uses and abuses of plant-derived smoke: its
evidence. Time & Mind 8(1): 91–112. ethnobotany as hallucinogen, perfume, incense, and
Harner, M.J. (Ed.). (1973). Hallucinogens and medicine. Nueva York: Oxford University Press.
shamanism. New York: Oxford University Press. Rӓtsch, C. (2005). The encyclopedia of psychoactive
Jones, U. (1991). Metates and Hallucinogens in Costa plants: Ethnopharmacology and its applications.
Rica. Papers from the Institute of Archaeology 2: 29– Vermont: Park Street Press.
34. Rodríguez, J.M. & Quirce, C.M. (2012). Las plantas y
Köhler, U. (1976). Mushrooms, drugs, and potters: a los hongos alucinógenos: reflexiones preliminares sobre
new approach to the function of pre-Columbian su rol en la evolución humana. Rev. Reflexiones 91(2):
Mesoamerican mushroom stones. American Antiquity, 9-32.
41(2): 146-153. Schultes, R.E. y Hofmann, A. (1982). Plantas de los
Lines, J. (1945). “Sukia: tsúgur o isogro /Breves notas dioses: orígenes del uso de los alucinógenos. México:
etnológicas sobre los indios de Costa Rica con especial Fondo de Cultura Económica.
referencia al estudio interpretativo de las estatuetas que Snarskis, M. (1978) The archaeology of the Central
representan “fumadores”. Revista de los Archivos Atlantic watershed of Costa Rica. (Tesis de Doctorado
Nacionales de Costa Rica, V.IX N°1 y 2. San José, inédita). New York, USA.: Universidad de Columbia.
C.R.: Archivo Nacional de Costa Rica. Snarskis, M. (1983) La cerámica precolombina en
_______. (1951). Nuestra herencia aurífera (sobre la Costa Rica. San José, C.R.: Instituto Nacional de
Arqueología de Costa Rica). Artículo publicado el 27 Seguros de Costa Rica.
de abril de 1951 en el periódico La Nación, el cual pasó Stone, D. (1966) Introducción a la arqueología de
a ser –ese mismo año- un folleto. Costa Rica, San José: Costa Rica. San José, C.R.: Museo Nacional de Costa
Editorial Desconociada. Rica.
_______. (1954). Taxonomía de la Arqueología de ___________. (1977) El hombre Precolombino en
Costa Rica. Costa Rica, San José: Librería Costa Rica. Cambridge, Mass.: Peabody Museum Press.
Universitaria. Vázquez, R. (2002) Arqueología del área de influencia
Lothrop, S. (1926). Cerámica de Costa Rica y del Proyecto Hidroeléctrico Angostura. Informe Final
Nicaragua. New York, USA.: Museum of the American de Operaciones, Museo Nacional de Costa Rica,
Indian, Heye Fundation. Instituto Costarricense de Electricidad. San José.
Murillo, M. y Martín, A.J. (2017). La relación entre _________. (2010) Visiones y Sensaciones
estructura comunitaria y economía doméstica en Cefalográficas en un petroglifo prehispánico de
cacicazgos del centro y sur de América. Boletín de Colonia Blanca de Upala, Costa Rica. Vínculos Vol.
Antropología 30 (54): 101-125. 33 Nº 1, p. 47-62. San José.

i
Licenciado en Arqueología, Museos del Banco Central de Costa Rica, San José, Costa Rica;
arcecm@bccr.ac.cr/arcemarcc@gmail.com
ii
Bióantropólogo y etnobotánico independiente, San José, Costa Rica; joserodriguez@ucr.ac.cr

20

View publication stats

También podría gustarte