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El valor de las pequeñas cosas.

Caminando por calles que algún momento fueron tan alegres, donde solo podía ver lo
bonito de la vida, ahora son ahora tan grises donde antes solo eran colores, esta ella
caminando sintiéndose tan triste tan sola, con problemas que parecen no acabar, con
augurios de desesperanza, sintiendo que la vida se le destroza de a poquito, que hacer? Con
quien hablar? A quien pedir ayuda? Alguien la podrá ayudar? Grandes preguntas sin
respuesta que lo único que hacen es hundirla más en la depresión.

Pasa por un camino hermoso de arboles, arboles de pomarrosa, esa pomarrosa que antes me
sabia a dulce, porque ahora todo es tan triste y tan gris? Quien sabe… ve gente tan feliz,
con vidas que parecen perfectas, sigue caminando sin rumbo fijo ve a lo lejos una silueta de
un hombre, por un momento se asusta , pero alcanza a ver su rostro, un rostro que le parece
sereno, que por un momento siente que todos sus problemas se han ido, será un ángel? Se
pregunta y ríe un poco por lo absurdo de su pensamiento, por alguna razón siente como si
aquel hombre la estuviera esperando y a medida que se va acercando él le sonríe y la
saluda, de repente la recibe diciéndole que lleva mucho tiempo esperándola, que esperaba
el momento en que fuera a buscarlo.

Ella estaba asombrada, sabía que debía estar asustada pues era un desconocido pero algo
hacia que confiara en él, y le pregunta quién es y porque le está diciendo eso, el le dice soy
ese quien te va a sacar una sonrisa, soy quien alegrara tus días, soy el que te va a hacer ver
que no todo es tan malo como piensas que a veces las cosas se ponen difíciles pero si tienes
paciencia a la larga se soluciona, seré tu conciencia y me equivocaré también no soy
perfecto, pero por lo menos estaremos juntos en esos momento que parecen imposibles, te
enseñare a ver la alegría en las pequeñas cosas de la vida, se sentía un poco escéptica sobre
todo lo que le decía pero algo había algo que la hacía pensar que todo era verdad y ya las
cosa estaban cambiando, lo que le decía le daba un poco de esperanza, las cosas no se veían
tan triste su mundo ya parecía tener color, veía los niños los arboles los animales incluso
recordó que los gatos amarillos la hacían feliz, recordó una época donde todo era sencillo
donde las pequeñas cosas la hacían feliz y quería volver allí, pero no sola sino de la mano
de aquel hombre.

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