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21-04-2020

Autor: Fernando Garcia Saldivar

Comentario sobre el texto: Kant, E. (2005). Crítica del Juicio. Lozada:


Argentina.

En el apartado que habla sobre lo sublime Kant postula que, “sublime es lo que
gusta directamente por su resistencia contra el interés de los sentidos” (2005,
p. 114), algo que se diferencia de lo bello. Esto se dará bajo la distinción de lo
sublime matemático y lo dinámico, lo que implica que los sucesos que
sobrepasan nuestra individualidad y que la ponen en peligro dependerá de la
magnitud y movimiento que un fenómeno natural tenga en nuestra subjetividad.
Lo sublime se dará cuando el peligro sea notado por nuestro espíritu, de
manera que nosotros, como sujetos, estemos resguardados y fuera del peligro
que se presenta.
Lo sublime matemático implica una magnitud, como algo absolutamente
grande, lo cual confiere una comparación. Por ejemplo, una casa muy grande
no lo es en comparación de un planeta, entonces, la magnitud se vuelve algo
subjetivo, lo cual juagará un papel muy importante en lo sublime. Lo sublime
matemático ocurre cuando se llega a lo grande absoluto, aquello que rompe
con alguna conceptualización de lo que es medible por un sujeto, y lo lleva a la
resistencia de su espíritu a la contemplación de tan absorbente suceso; por
ello, se pierde la finalidad con que se está observando lo grande, y, en tanto se
desborda esa contemplación en algo que pierde su teleología, se vuelve
universal. Por ejemplo, el número absolutamente grande de las estrellas nos
absorbe en una resistencia de la contemplación por esta indeterminación, pero
esa misma resistencia no confiere un placer.
Lo mismo sucede con el movimiento de las fuerzas de la naturaleza,
nuestro contemplar se resiste ante un evento completamente devastador,
mientras nuestra individualidad se mantiene segura, y en ese resistirse surge
un cierto placer de algo que podría ser muy temible. Por ejemplo, contemplar
un tornado a cierta distancia segura.
En conclusión, para que lo sublime se haga patente, éste debe estar
libre de finalidad, interés, concepto y necesidad causal. Por ejemplo, no es lo
mismo contemplar las estrellas bajo la finalidad astronómica en comparación
de un contemplar simple y sin finalidad; El astrónomo puede que sienta un
placer muy diferente al que contempla por contemplar las estrellas.

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