El problema radica primero en usar la palabra trabajo sólo para el asalariado, sólo para designar el empleo y que todo lo demás no tiene valor TRABAJO Y DIGNIDAD porque no se puede incluir como variable económica; nos han convencido de que esa manera de funcionar la economía es la correcta, que nos cuesta ver el horizonte. Quitando así tratos dignos a los empleados.
Existen actos delictivos cometidos por funcionarios
y autoridades públicas que abusan de su poder e influencia al hacer un mal uso intencional de los recursos financieros y humanos a los que tienen CORRUPCIÓN Y POLITICA acceso, anticipando sus intereses personales y/o A los de sus allegados para conseguir una ventaja L ilegítima generalmente de forma secreta y privada. G El término opuesto a corrupción política es U transparencia. N O La ley no es ley si no cuenta con una legitimidad social S que se extiende a las personas que se encargan de elaborarla, sancionarla y publicarla. Por otra parte, el D LA LEY Y EL PODER poder tiene una fuerte relación con la corrupción, es el I propio poder el que diseña vías y mecanismos para L excusarse del cumplimiento de sus propias leyes. E M A El dinero es el valor preponderante y anula los S preceptos del viejo humanismo, el altruismo, la solidaridad, la piedad, la justicia social. Hoy en día É prevalece la idea de que los ancianos no son T EL DINERO Y LA PÉRDIDA interesantes para el sistema porque ya no I DE VALORES producen y porque consumen menos que los C jóvenes; Nos hemos acostumbrado a dejar de lado O los antiguos valores morales, y de este modo S nuestro silencio y nuestra indiferencia entronizan la violencia y el expolio.
Aunque algunos países pierden más que otros, la mayoría, si no
todos, no aprovechan plenamente los recursos disponibles, ya sea por contratos mal ejecutados, por el uso irracional de los medicamentos, por la mala distribución y la mala administración LA SALUD Y EL de los recursos humanos y técnicos o por la fragmentación de la DINERO financiación y la administración. Las medicinas representan entre el 20 y el 30% del gasto sanitario mundial, siendo este porcentaje ligeramente superior en los países de ingresos bajos y medios y, por lo tanto, constituyen una parte importante del presupuesto de quienes pagan por los servicios sanitarios.