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Jennifer Delgado
Yahoo Vida y Estilo27 de febrero de 2020
Más del 30 % de los padres sienten que su ex pareja les está alejando de su hijo. [Foto: Getty]
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Cuando el amor se acaba comienza la guerra. No es un eufemismo. El 22,3%
de las parejas que se divorciaron en España en 2018 no terminaron en buenos
términos y el 45,1% tenían hijos menores de edad, según el Instituto Nacional de
Estadística.
El problema no es que los padres hayan decidido poner fin a su vida en
común, sino que involucren a sus hijos en los conflictos de pareja,
obligándoles incluso a tomar partido en dos bloques enfrentados. El
problema comienza cuando un padre habla mal del otro para poner en su contra a
sus hijos y desarrolla una campaña sistemática de desacreditación en la que solo
hay un gran perdedor: los niños.
Por desgracia, usar a los niños como arma arrojadiza en medio de una separación
de pareja no es un fenómeno raro. Se estima que más de 3,8 millones de niños
son alienados por uno de sus progenitores en Estados Unidos, según un estudio
publicado en Children and Youth Services Review.
Los niños pueden llegar a rechazar a uno de sus progenitores como resultado de
una campaña sistemática de desacreditación. [Foto: Getty]
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La dinámica relacional del rechazo es compleja. La separación de los padres
suele representar un duro impacto emocional para los niños, que se ven
obligados a reestructurar de golpe todo su mundo. En ese momento, los niños
quedan muy vulnerables y buscan nuevas pistas en sus padres que les ayuden a
reconstruir su mundo. Si uno de los padres habla mal del otro estará sentando
las bases para que se genere un rechazo.
En los casos más extremos, los niños pueden llegar a experimentar niveles
de estrés elevados en las visitas del padre rechazado. De hecho, debido a la
campaña de denigración contra el progenitor alienado, estos niños pueden
asumir el rol de víctimas por algo que no han sufrido. Si esa situación se
prolonga en el tiempo, es probable que se produzca un desbordamiento
emocional y los niños terminen padeciendo algún trastorno de ansiedad.
Y cuando tengas que hablar con tu hijo sobre su padre o su madre, hazlo de forma
correcta. Si tu hijo te pregunta, respóndele de manera sincera, pero sin dar
demasiados detalles y, sobre todo, sin expresar juicios de valor. Permite que tus
hijos conozcan a su padre o su madre por sí mismos. Todos asumimos
diferentes roles en la vida. El hecho de que no hayamos estado a la altura de
nuestro rol en la pareja no significa que no podremos ser excelentes padres o
madres.