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20141155001
Los derechos humanos constituyen uno de los discursos con mayor trascendencia y a la vez
frecuencia en la modernidad, son mencionados a lo largo y ancho del planeta y son garantes del
bienestar y la dignidad en la vida de todos los seres humanos. Además de poseer un amplio apoyo
popular y ser aceptados por una gran cantidad de estados (Lo que les daría un cierto carácter de
“universalidad”) también cuentan con instituciones internacionales encargadas de juzgar las
violaciones de estos derechos (La corte penal, por ejemplo).
Carencia de reconocimiento
La dignidad se podría definir como la finalidad y el sentido de los derechos humanos, el hecho de
que todas las personas tengan la seguridad de que podrán convivir lo más pacíficamente, de que
su integridad humana no se va a ver comprometida a causa de actores externos, aunque
evidentemente es una aspiración por la que falta mucho, no obstante, se pretende aproximarse lo
más posible a esta aspiración, y el primer obstáculo es la carencia de reconocimiento de esta
problemática. Aunque existen muchas coyunturas que dan razones del porque hay tantas
poblaciones a las cuales no se les reconocen sus derechos (como debería ser) no se puede
justificar este “despotismo” respecto a la dignidad de vida de las personas, un ejemplo de esto
sería el desplazamiento forzado en países en conflicto, como Colombia o Siria, la gente entiende
que a causa del conflicto armado muchas personas se ven obligadas a dejar su vida atrás por su
supervivencia, la gente entiende lo duro que resulta ir de un lugar a otro sin recursos y con
muchas necesidades, pero eso parece no ser una justificación suficiente como para que se
reconozca que los derechos de estas personas (y no solo desplazados) están siendo vulnerados y
que carecen de cualquier dignidad de vida, la sociedad parece no darse cuenta, o pasa por alto (lo
cual resultaría aún más trágico) que los derechos humanos que son de incumbencia de todos,
están yendo bien solo para algunos, coyuntura que llega a segregar a algunos humanos como “no
personas” ciudadanos que por diversos motivos llegan a no ser reconocidos al mismo nivel que el
resto de la población y por ende el incumplimiento de sus derechos es algo socialmente
naturalizado, bien sea por conflictos de ámbito cultural, como los “desechables” en Colombia, o
por ámbitos políticos como la figura de “terrorista” en conflictos armados como los del medio
oriente o inclusive el conflicto armado en Colombia. Afortunadamente esta poca importancia y
despotismo en algunos casos, no es una regla general para toda la población, existen
organizaciones y principalmente movimientos sociales para la garantía del reconocimiento y
cumplimiento de los derechos humanos. Los derechos humanos no han sido siempre los mismos,
se han adaptado a las distintas problemáticas a lo largo del tiempo por que estos se han y se
siguen constituyendo como una lucha permanente por la dignidad, gracias a los movimientos
sociales por los derechos humanos se logra reducir el margen entre el reconocimiento y el
despotismo, la dignidad de vida de la que carecen un gran número de comunidades y poblaciones,
cuenta con el apoyo de estos movimientos los cuales resultan siendo la principal herramienta para
la sensibilización de la población contra la violación sistemática de derechos y la carencia de
dignidad. Aunque aún persisten muchos obstáculos respecto a esto, se cruzan los intereses
particulares con el activismo por los derechos humanos, no se cuenta con el respaldo suficiente de
la población y finalmente resulta peligroso para quienes permanecen en la lucha por el
reconocimiento y cumplimiento de los derechos. Aunque ya existen medidas en contra de la
carencia de interés en los derechos humanos, aun es un obstáculo muy recurrente y además muy
difícil de superar.