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¡qué fantástica es la imaginación del hombre!

Con solo su mente puede crear mundos enteros que


no existen y poblarlos de gente extraordinaria que carece de vida, seres inanimados que actúan
como se les instruya.

Los griegos, con toda su mitología, dan amplio testimonio de esta habilidad creativa. Con la
invención de sus innumerables dioses. Cierto es que los griegos nunca supieron a donde Zeus iba a
lanzar el siguiente rayo, pero llegaron a persuadir a la población de que esa plétora de dioses
creados, eran por lo general “gente buena” por tanto no tenían nada que temer. Así vivían. Con su
confianza depositada en lo inexistente. Firmemente confiados en la irrealidad.

¡qué fenómeno tan interesante! La gente más adelantada del mundo antiguo depositando su fe en
seres imaginarios y en ideales que no tenían base en la realidad.

Hoy ni nuestros escritores ni nuestra “realidad” son muy distintos. Los primeros siguen
imaginando y creando mitologías.

La segunda continúa siendo vestidas con hermosos atuendos de incoherencia absoluta. La ventaja
que tienen los modernos sobre aquellos griegos es que sus obras más exitosas son compradas por
Hollywood para luego aparecer en gigantescas pantallas cinematográficas regadas por todo lo
ancho y largo de nuestro mundo.
CAPITULO 1

DIOS Y SU INIGUALABLE GLORIA

Deuteronomio 10:17

Cuan importantes son las descripciones, particularmente si se trata de alguien cuya personalidad
nos atrae. Siempre ha sido asi. Cuando un amigo se nos acerca y comienza a hablar de un
personaje que acaba de conocer, llueven las preguntas: ¿Cómo es? ¿Qué edad tiene? ¿es
simpático?

Queremos visualizar la imagen del personaje, sobre todo si es relevante para nuestra vida. Lo
mismo sucede con Dios. Queremos visualizarlo, saber cómo es. Eso le ocurrió a una niña de cinco
años que, al nacer su hermanito. Corrió a su lado, preguntándole con insistencia” por favor, dime
¿Cómo es Dios? La pequeña pensaba ingenuamente que el recién nacido, como venía de Dios,
tendría la información que anhelaba acerca del Todopoderoso. Por supuesto, es un gran deseo,
como dice el apóstol Juan: Juan 17:3 y 1 Timoteo 6:15-16. La Biblia no da mucha información
acerca de cómo es Dios. Sin embargo, fíjese, por ejemplo, en la detallada visión que tenemos en el
primer capítulo de Ezequiel vv. 26-28.

Un poco más tarde, hace casi dos mil años un hombre sencillo, sin ansias de gloria, y exiliado en
una lejana isla de Asia Menor, también tuvo una asombrosa visión: seres que eran más
maravillosos que los imaginados por gente que se desvena los sesos, como los modernos
creadores e ciencia ficción. Apocalipsis 4. (leer).

Quienes ven la palabra de Dios como otra obra de la mitología popular podrían relacionar la visión
de Juan con las especulaciones o desvaríos de algún enajenado, pero nunca con la realidad. Estas
escenas, de lo visto por Ezequiel y Juan van más allá del simple espectáculo. ¡Son reales! Pensar en
Dios, es reflexionar en la gloria, la majestad, la magnificencia de su persona; es meditar en un ser
que no solo sobrepasa toda descripción imaginaria, sino uno que en verdad existe y es real.

¡que glorioso, maravilloso y poderoso es Dios! Como habría sido presenciar la creación y ver el
cielo poblarse de estrellas? Salmo 19:11.

A pesar de lo insignificante que somos, podemos aferrarnos a la revelación de Dios que tenemos
en la Santa Biblia. A través de sus páginas, ella nos muestra su magnificencia, amor y gracia.
Además, como se manifestó a sus siervos en el pasado. Creemos también que en nuestro siglo
también deberíamos disfrutar semejantes privilegios. Creemos que, por los méritos de su amado
hijo, uno de esos privilegios ciertamente es conocer al Padre. Por tanto ¿Cómo podemos
acercarnos a Él? ¿Cómo podemos satisfacer ese ardiente deseo de ver a nuestro Padre Celestial?

¿quiere usted ver al padre? Mire a JESUSCRISTO. ESTUDIE A JESUCRISTO. LLENESE CON
JESUCRISTO. SATISFAGASE EN JESUCRISTO. EN EL SE REVELA EL PADRE CON TODA PERFECCION,
VIRTUD, ELOCUENCIA Y DETALLE. ¿Dónde puede ver a Jesucristo? EN LA BIBLIA, SOLO EN ELLA,
cualquier otra visión puede ser falsa. Al observarlo a Él en la palabra, tendrá todo lo que necesita
ver de Dios Padre. El mismo es quien le dijo: el que me ha visto a mí, ha visto al padre.
Con Jesús en el corazón no hay necesidad de visiones, ni de apariciones, ni de experiencias
extraordinarias. Es más, pida una visión pida una experiencia y estará actuando como Felipe, será
como decir que lo que Dios nos ha revelado en su palabra es insuficiente, ya que Dios satisfizo
todo nuestro deseo de conocerlo a través de su Amado Hijo, ir mas allá de Jesús es buscar algo
falso e indigno del propio Dios Padre.

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