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El conventillo con 3, 4, 5 Y hasta 6 hijos, cuando no por 3 ó 4


hombres solos. Adornan estas habitaciones dos o
Las grandes oleadas inmigratorias provocaron tres camas de hierro o simples catres, una mesa
ca mbios importantes en la ciudad y en las costum­ de pino, algunas sillas de paja , un baúl medio car­
bres. La falta de vivienda fue un serio problema en comido , un cajón que hace las veces de apara­
una ciud ad no prepar ada para recibir contingentes dor, una máquina de coser, todo hacinado para
tan numerosos el e extranjeros. Los precios de los al­ dejar un pequeño espacio donde poder pasar; las
qu ileres au me ntaro n en relación a la demanda cre ­ paredes que piden a gritos una mano de blanqueo.
ciente, alentando a rentistas r espe culadores. En este engalanadas con imágenes de madonas o estam­
proceso de acelerada urbanizaci ón, el co nve ntillo fue ues de reyes, generales o caudillos populares; ta­
la form a de vivienda popular típica, en donde se fu­ les son, en cuatro pinceladas, los tugurios que
sionaron las distintas nacionalidades, con sus modos habitan las familias obreras en Buenos Aires, los
y costumbres particulares, que a la vez sirven de dormitorios , sala, comedor y
taller de sus moradores ,
Pocos son los conventillos donde se alberguen
6. ¿Cómo era un conventillo? menos de ciento cincuenta personas. Todos son,
a su vez, focos de infección , verdaderos infiernos,
"Imaginaos un terreno de 10 a 15 metros de pues el ejército de chicuelos (...) no cesan en su
frente (...), por 50 ó 60 de fondo, algo que se ase­
meja a un edificio por su parte exterior, o casa de
miserable aspecto , generalmente un zaguán cu­
yas paredes no pueden ser más mugrientas, al
final del cual una pared de dos metros de altura Viviendas Populares, 1907. Foto Archivo General
impide que el transeúnte se aperciba de las deli­ de la Nación (en adelante AGN).
cias del interior. Franquead el zaguán y veréis dos
largas filas de habitaciones; en el centro de aquel
patio cruzado por sogas en todas direcciones una
mugrienta escalera de madera .pone en comuni­
cación con la parte alta del edificio. El oonjunto de
piezas, más bien que asemejarse a habitaciones,
cualquiera diría que son palomares; al lado de la
puerta de cada cuarto, amontonados en completo
desorden, cajones que hacen las veces de coci­
na, tinas de lavar, receptáculos de basura, en fin,
todos los enseres indispensables de una familia,
que por lo reducido de la habitación forzosamente
tienen que quedar a la intemperie. (...) Estas cel­
das son ocupadas por familias obreras, la meyotie

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Inmiqrantes
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su llegada al P os a
d uerto
e Buenos Aires

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gritería , mientras los más pequeñuelos , La Liga de inquílínos propuso el no pago de
semidesnudos y harapientos, cruzan por el patio los arriendos , siendo ésta una medida acatada por
recogiendo y llevando a sus bocas cuanto resi­ muchos.
duo hallan a mano..." Hacia fines de septiembre comenzaron a pro­
ducirse los primeros desalojos. Los inquilinos a
Adrián Patroni, "Los trabajadores en la Argentina", Bue­ veces podían demostrar enfermedad de alguno
nos Aires, 1898. en Historia del movimiento obrero, CEAL, de los posibles damnificados y entonces evitaban
1985. el desalojo, pero cuando no había enfermos iban
a dar con sus trastos a la calle o al patio del
conventillo, aunque muchos eran recibidos por sus
7. Función social del conventillo propios vecinos en actos de solidaridad que se
multiplicaban a medida que avanzó el conflicto.
"La población extranjera en Buenos Aires ex­ El anarquismo propuso que los locatarios des­
cedió el 50% y no hay que olvidar que en casi su alojados por la justicia acamparan en las plazas
totalidad era adulta y masculina , es decir, la que públicas, para tal efecto la Sociedad de Resisten­
trabajaba, andaba por la calle y los sitios públicos; cia de Conductores de Carros , miembro de la
a la vez gran parte de los argentinos que formaban FORA, estableció que carros y. carreros se pusie­
el otro 50% eran hijos de inmigrantes en primera ran a disposic ión de los huelguistas."
generación . Sólo el que vivió en medio de esa mul­
titud y llenó sus ojos con la variopinta de sus ro­ Adrián Patroni, Los Trabajadores en la Argentina, Bue­
pas, y sus oídos con el ruido de cascada de todos nos Aires, CEAL, 1984.
los idiomas cayendo al mismo tiempo sobre el es­
pañol o el lunfardo , puede medir la magnitud del
mí/agro de asimilación que se realizó en Buenos Desalojo de Conventillos, 1907. Foto AGN.
Aires, en el vértigo de unos pocos decenios . Y tie­
ne que partir del conventillo para aproximar un
poco la imagen."

Arturo Jauretche , El medio pelo en la soc iedad argenti ­


na, Peña Lillo, 1984.

8. La huelga de inquilinos

"La pésima situación de los habitantes de los


conventillos estalló finalmente en 1907; año en el
que los alquileres y arrendamientos sufrieron una
suba pronunciada.

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9. Los cambios en la ciudad 10. Inmigración y colonización

"A medida que la ciudad creció, su fisonomía Mensaje del presidente de la República, Nicolás Ave­
cambió rápidamente. Antes, la masa de su pobla­ llaneda al abrir las sesiones del Congreso Argentino
ción, ricos y pobres por igual, se concentraba cer­ en mayo de 1868.
ca del sitio del viejo fuerte colonial y la Plaza de la
Victoria, pero en la década de 1860-70 el lugar "En 1867 han entrado cincuenta mil doscien­
estaba superpoblado y no era saludable. La ciu­ tos cinco inmigrantes (...) Todo depende de la paz,
dad tenía un índice de mortalidad del 42 por 1000, para que la inmigración continúe desenvolviendo
el doble que el de Londres contemporáneo, yen su movimiento ascendente.
1871 una epidemia de fiebre amarilfa se cobró No es solamente el número de inmigrantes lo
más de 7000 víctimas. Después de la epidemia, que debe Ifamar nuestra atención.(. ..) No basta
los ricos empezaron a mudarse más al norte, a los atraer al inmigrante, Es necesario radicarlo en el
nuevos sectores del Barrio Norte, Palermo y Bet­ suelo y darle la tierra o el trabajo, a los que pueda
grano. Entre tanto, la Ifegada de los nuevos tran­ deber su subsistencia y su prosperidad, .."
vías, a principios de la década de 1870-80, incita­
ron a muchos de los pobres a trasladarse al sur, a En Ricardo Levene (comp.), Lecturas históricas argen­
Barracas y la Boca, esta última el puerto del comer­ tinas, Editorial de Belgrana, 1978.
cio marítimo costero. Al mismo tiempo se produjo
un gradual movimiento de la población hacia el
oeste, a la aldea de Flores, que en 1900 se había 11. Sobre la Propiedad de la tierra (1865)
convertido en la zona residencial de una florecien­
te clase media urbana empleada en el gobierno, el "El arrendamiento enerva las facultades del
comercio y la banca. En el centro de la ciudad se hombre y esteriliza el poder productivo del suelo,
construyeron casas de vecindad, junto con impo­ y es necesario por lo tanto proscribirlo de nuestras
nentes edificios públicos y bancos. El ritmo de cam­ leyes sobre la tierra pública en interés de su culti­
bio fue más rápido durante el decenio de 1880-90, vo, de las instituciones libres y de la población,
donde, a imitación del París de Haussmann, algu­ que no se arraiga porque sólo la propiedad produ­
nas secciones de la ciudad fueron niveladas y ce ese amor de la tierra que hace pasar al objeto
repavimentadas para crear cuatro avenidas para­ poseído alguna cosa del pensamiento y del alma
lelas: Santa Fe, Córdoba, Corrientes y la A venida del propietario. La ley agraria argentina, provin­
de Mayo, la última de las cuales unía la Casa de cial o nacional, no puede emplear cuerdamente
Gobierno con el nuevo edificio del Congreso, a un otro régimen para la colocación de la tierra públi­
poco más de dos kilómetros al oeste," ca que el de la propiedad por la venta. (...)
La propiedad territorial fácil y barata, debe ser
David Rack. Argentina 1516-1987, Madrid, 1989. la enseña de las leyes venideras, para vencer en
su nombre y con su obra el desierto, cambiando el
aspecto bárbaro de nuestras campañas. (...)

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La emigración no acudirá presurosa. por más pública ordenar su detención hasta el momento
que la llamemos con votos estériles. si descen­ del embarque.
diendo al estudio de las causas que la determinan Art. 5- Comuníquese. etc."
no abrimos el cauce por donde se precipite. (...)"
Anales de legislación argentina, anos 1880-1919, La Ley
Nicolás Avellaneda, Estudios sobre las leyes de tierras 1954.
públicas, La Facultad. 1915.

La relación entre 'el Estado oligárquico y los


inmigrantes extranjeros osciló entre la "necesid ad"
ele trabajadores para el desenvolvimiento del mode­
lo agroexportador, y la "desco nfianza" hacia éstos,
fundamentalmente por la ideología contestataria que
profesaban. La ley de residencia simboliza el perfil
represivo de la oligarquía en el poder. Fue utilizada
en sucesivas administraciones. constituyéndose en el
símbolo de posturas antiobreras. Fue derogada re­
cién bajo la presidencia de Frondizi.

12. Ley 4144 Residencia de Extranjeros sancionada


en 1902

"Art. 1- El p.E. podrá ordenar la salida del terri­


torio de la Nación a todo extranjero que haya sido
condenado o sea perseguido por los tribunales
extranjeros por crímenes o delitos comunes.
Art. 2- El P. E. podrá ordenar la salida de todo
extranjero cuya conducta comprometa la seguri­
dad nacional o perturbe el orden público. "Argentina (hombre). Estoy aquí para conseguir inmigrantes,
Art. 3- El p.E. podrá impedir la entrada al territo­ pero de ahora en adelante. ud. tendrá que darme solamente
rio de la república a todo extranjero cuyos antece­ seleccionados, porque no quiero agitadores. revolucionarios,
huelguistas. comunistas, socialistas, anarquistas, (...)
dentes autoricen a incluirlo entre aquellos a que Europa (mujer). Suficiente; ya sé qué es lo que ud. quiere,
se refieren los dos artículos anteriores. una inmigración compuesta puramente de banqueros y
Art. 4- El extranjero contra quien se haya de­ arzob ispos ."
cretado la expulsión tendrá tres días para salir del
país pudiendo el p.E. como medida de seguridad Revista Caras y Caretas VI. enero de 1903.

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