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Leccion - 20 Neumatologia
Leccion - 20 Neumatologia
Diplomado en Pneumatología
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LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO
En el incomparable propósito de Dios por el que El está llevando
"muchos hijos a la gloria" (He. 2: 10) y con el fin de que Cristo pueda
ser el "primogénito entre muchos hermanos" (Ro. 8: 29) nada menos
que una empresa destinada a poblar el tercero y más alto cielo (que
hasta aquí ha sido la habitación únicamente de Dios) con sus seres
preparados para esa santa y exaltada esfera y desde luego,
suficientemente perfectos para ser la Esposa todo satisfactoria de la
Jesucristo -un paso vital es el de constituir a tales seres participantes
de la misma naturaleza de Dios.
1. LA NECESIDAD
Antes que un ser caído de esta esfera humana pueda entrar al reino
de Dios, debe de efectuarse una obra divina de trasformación en
forma de un nacimiento de lo alto. Tal nacimiento es indicado
específicamente por Cristo en Sus palabras a Nicodemo: "Lo que es
nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es" (Jn. 3: 6).
¿Por qué en cada contraste entre los distintos aspectos del judaísmo
y del cristianismo, el primero está representado como insuficiente,
del cual el individuo debe ser salvo mediante su adhesión al último?
Sin duda está más acorde con la humanidad el afirmar que uno no
asume un lugar más elevado en el propósito de Dios que el que les
fue señalado a los santos del Antiguo Testamento.
Con todo, si los judíos estuviesen ya sobre una base cristiana, sería
un procedimiento más irrazonable el bajarlo al nivel de la posición del
gentil sólo para exaltarlo de nuevo a su posición original. Aunque en
la era judaica ese pueblo tenía relaciones de pacto con Jehová, no se
puede demostrar que ellos estuviesen en ningún sentido sobre una
base cristiana.
Por infinito amor el Hijo de Dios fue dado por el Padre para que los
pecadores no se pierdan sino que tengan vida eterna (Jn.3:16) y
Cristo dijo: "Yo soy el camino y la verdad y la vida" (Jn.14:6) y "Yo
he venido para que tenga vida" (Jn.10:10). De la
misma manera, "la dadiva de Dios es vida eterna" (Ro.3:23). Se dice
que esa vida impartida "es Cristo en vosotros la esperanza de gloria"
(Col.1:27).