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Facultad de Cs.

Económicas MÓDULO 1, Unidad 2


EDUCACIÓN A DISTANCIA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

LECCIÓN: Comprensión del hombre en los Sofistas y Sócrates


Los sofistas (siglo V a.C.) iniciaron la primera reflexión crítico-escéptica
sobre el alcance del conocimiento humano. Según Protágoras (485-411 a.C.),
el hombre es la medida de todas las cosas. El ser humano se vuelve consciente
de su acción influyente en la determinación de lo que las cosas son. Los
conocimientos serán vistos como elaborados por el sujeto que los posee y
relativos a sus particulares representaciones. Se inicia un camino hacia la
relatividad y subjetividad del acto de conocer: la sofística se
convirtió en pura retórica, constructora de persuasión, capaz
de convencer a la multitud por el halago, la ilusión y el
ofrecimiento de éxito. Se celebra el arte de parecer sabio sin
serlo, empleando hábilmente ese cuerpo del concepto que es
la palabra para defender presuntuosamente cualquier
injusticia, en lugar de emplearla con austeridad para
conducir a la verdad y la virtud. Así hallamos, con el sofista Protágoras, por
primera vez, el principio de la universal relatividad de lo real y del
conocimiento. Sostenía que en toda cuestión siempre se dan dos tesis que se
oponen una a otra, y que cada una de estas antinomias del pensamiento es
insoluble. El pensamiento humano no es determinado por el ser, sino que el
ser es determinado por el pensamiento, de tal modo que el “hombre es la
medida de todas las cosas, del ser de las que son, del no-ser de las que no-
son1.
“Sócrates (470-399 a.C.) supera el escepticismo sofista con la doctrina del
concepto, que critica en su base los presupuestos sensistas del mismo
escepticismo. Los sofistas tal vez habrían tenido razón en afirmar la
relatividad y subjetividad del conocimiento sólo en el caso
de que no se diese otro instrumento cognoscitivo más que el
sentido. El conocimiento sensitivo, por efectuarse mediante
órganos corpóreos, está íntimamente ligado a la
individualidad material de cada individuo, y no parece pueda
garantizar un valor que sobrepase al individuo: es particular,
relativo, subjetivo. […]
Pero si, por el contrario, se reconoce en el hombre una función
heterogénea de la sensitiva, afirmando el valor y la naturaleza específica del

1
Diógenes de Laertes. Vida y doctrina de los grandes filósofos de la antigüedad. Buenos Aires: Claridad,
1947, p. 330. Teet., A, 158 B.

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conocimiento intelectual como irreductible a cualquier forma de


conocimiento material, se pueden encontrar en esa función todos los
elementos que garantizan su carácter absoluto, universal, objetivo.
Sócrates ha puesto de relieve precisamente el carácter desindividual del
concepto, que queda así inmediatamente sustraído a las conclusiones
escépticas, en las que puede caer, en cambio, toda otra forma de
conocimiento. El concepto es un conocimiento abstracto (= que prescinde de
las características individuales de cada cosa) y universal (= que se refiere de
la misma manera a muchas cosas), y, como tal, expresa las cosas de una
manera muy diversa de cómo lo hace el conocimiento sensitivo, es decir, las
expresa no según lo que tienen de individual, sino según lo que tienen de
común, de esencial. Sócrates dice, por ejemplo, que para saber qué es
«justo» es necesario prescindir de todas aquellas características con que lo se
presenta en los casos singulares. Sólo entonces se tendrá la esencia de la cosa
buscada, su definición, el concepto, esto es, un conocimiento de valor
universal.
La importancia de Sócrates está precisamente en este descubrimiento del
concepto; está en haber sido el primero que identificó en el cúmulo de
nuestros conocimientos los que se llaman «conceptos», y de haber mostrado
que sus notas son completamente diversas de las notas de los restantes
conocimientos.”2 El conocimiento humano más elevado, es el conceptual, y en
él se manifiesta la verdad.
Para Sócrates, el hombre es asumido como un ser racional, ligado a
verdades eternas, que residen en las ideas. En sus enseñanzas acentúa lo
ético y práctico. Con él, la investigación filosófica inicia el camino de la
filosofía moral, y propone al hombre desarrollar la virtud (que es
especialmente conocimiento) que lo hace sabio.
Habiendo entregado toda su vida por la verdad, murió como testigo de la
verdad (fue condenado a muerte por enseñar la verdad).

J.D.

2
Amerio, F. Historia de la Filosofía. Madrid: SEI, 1954, p.33-34.

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