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NUEVAS
EXCAVACIONES
EN TILTIL
Temporada de excavaciones: Noviembre 1983 -- Mayo 1984
1
Congreso Nacional de Arqueología Chilena. Santiago. Editor: Niemeyer Fernández,
Hans. Sociedad Chilena de Arqueología. Museo Nacional de Historia Natural (Chile).
(1991). Actas del XI Congreso Nacional de Arqueología Chilena: 11-15 de octubre
de 1988. Santiago de Chile: Museo Nacional de Historia Natural.
Claudio Paredes D. 2
RESUMEN
Se dan a conocer ahora los resultados de las nuevas excavaciones realizadas en las
tumbas de túmulos localizados cerca de la pequeña ciudad de Tiltil (situada en la
Zona Central de Chile), más de cincuenta años después de la primera visita del
arqueólogo chileno Ricardo Latcham. La característica principal del depósito fue su
acelerado proceso de deterioro, principalmente debido a presuntos y continuos
“saqueos” o “expolios” o “robos arqueológicos” practicados durante muchos años.
Por esta razón, la mayoría de los túmulos funerarios (cinco) estaban alterados y solo
dos estaban intactos. A pesar de la escasez de datos extraídos, se determinó que la
cerámica del yacimiento era, en su conjunto, en su amplitud y en su coherencia,
perfectamente diagnóstica con las cerámicas recuperadas en otros cementerios
—y también en otras categorías de sitios no funerarias— pertenecientes al así
llamado “Complejo Cultural Aconcagua” (ahora llamada “Cultura Aconcagua”), pero
donde hay que especificar con énfasis que corresponden a yacimientos funerarios
ubicados al interior —y no en la costa— en el Área Intermedia o de Valles
Centrales, muy representativos, específicos y particulares, de la Zona o Cuenca
Hidrográfica de los ríos Maipo y Mapocho. Sin embargo, existen algunos atributos
diagnósticos que aun así, no parecen coincidir completamente con los definidos para
los tipos de Aconcagua.
1
Un texto reflexionado e inspeccionado por Antonio Brunet Merino.
An inspected and ponder text by Antonio Brunet Merino.
2
En Memoria de Claudio Paredes Díaz. Antropólogo Físico y Forense. Departamento
de Antropología. Universidad de Chile, en Santiago
2
ABSTRACT
Results of the new excavations carried out in the burial mound graves located near
the small town of Tiltil (located on the other hand also in the Central Zone of Chile),
more than fifty years after the first visit of the Chilean archaeologist Ricardo Latcham.
The main feature of the deposit was its accelerated deterioration process, mainly due
to alleged and continuous “looting” or “archaeological thefts” practiced for many
years. For this reason, most of the burial mounds (five) were altered and only two
were intact. In spite of the scarcity of data extracted, it was determined that the
ceramic of the deposit was, as a whole, in its breadth and in its coherence, perfectly
diagnostic with the ceramics recovered in other cemeteries —and also in other
categories of non-funeral sites— belonging to the so-called “Aconcagua Cultural
Complex” (now called “Aconcagua Culture”), but where it is necessary to specify
with emphasis that this cemeteries correspond to deposits located in the interior
—and not on the coast— if not in the Area of Intermediate or Central Valleys, very
representatives, specific and particular, of the Zone or Hydrographic Basin of the
Maipo and Mapocho rivers. However, there being some attributes that are
diagnostics, but what even so do not seem to coincide completely with those types
defined for the Aconcagua Culture.
The investigation of the Prehistory of the Central Zone of Chile has allowed in recent
years to recognize and delimit for the Late Agricultural and Ceramic Period a specific
cultural expression, which has first included units, but also subsequently,
heterogeneities in terms of sociocultural categories and diversified and multiple
spatial occupations, with kinship structures —co-residential— which offer quite
visible possibilities of shaping particular groups referring to the existence of their own
traditions on the one hand, and to the disposition also very possible, on the other
hand, to carry out more complex social constructions, based on enlargement of
kinship structures by consanguineous filiation, but mainly by alliance links between
the different parental communities of co-residents. This expression has been called
(during the 1980s) as “Aconcagua Cultural Complex”, although later this name,
afterwards, (during the 1990s) has been known as Aconcagua Culture, extended in
its geography by the rivers Aconcagua by the north and Cachapoal by the south. This
expression covers different ecological environments, including the coast, and inland
valleys to the Cordillera de los Andes (chain of mountains) and transcordilleran
branches (vid. Massone, 1980, p. 75). Temporarily it is placed approximately,
between the final centuries of the I Millennium A.D. and those who open the II
Millennium A.D. with an initial very variable date of + - 900 A. D. and the beginning of
the intervention subsequent of the Incas —where it is possible that the
Tawantinsuyu (other name for the Inca Empire) acculturated, in part, the Aconcagua
People towards the date of + - 1450 A.D.— when Chilean archeology determined,
at a later time to our investigation, the Inca presence in the Central Zone of Chile
around the date of + - 1400 or 1410 A.D. 3 4 Both cultures, the local and the Inca,
3
conclude with the arrival of the European invasion of the Center of Chile from the
years 1536 -1540 A.D.
INTRODUCCIÓN
________________________
3
Sánchez, R., D. Pavlovic, P. González y A. Troncoso (2004). Curso superior del río Aconcagua,
un área de interdigitación cultural. Períodos Intermedio tardío y tardío. Actas del XV Congreso
Nacional de Arqueología Chilena, Arica. Chungara, Revista de Antropología Chilena. Volumen
Especial, pp. 753-766.
4
Stehberg, R. y G. Sotomayor (2012). Mapocho Incaico. Boletín del Museo Nacional de Historia
Natural 61, pp. 85-149. Santiago de Chile.
4
conclude with the arrival of the European invasion of the Center of Chile from the
years 1536 -1540 A.D.
INTRODUCCIÓN
________________________
3
Sánchez, R., D. Pavlovic, P. González y A. Troncoso (2004). Curso superior del río Aconcagua,
un área de interdigitación cultural. Períodos Intermedio tardío y tardío. Actas del XV Congreso
Nacional de Arqueología Chilena, Arica. Chungara, Revista de Antropología Chilena. Volumen
Especial, pp. 753-766.
4
Stehberg, R. y G. Sotomayor (2012). Mapocho Incaico. Boletín del Museo Nacional de Historia
Natural 61, pp. 85-149. Santiago de Chile.
4
a) En la excavación de 1928, Latcham recuperó del sitio suficiente información en
calidad y cantidad, lo cual nos permitió conocer —previo a la excavación—
ciertos bosquejos de historia cultural del sitio, y que estaba además en conexión
con la teoría y práctica arqueológica tradicional de ese nombre (más un
difusionismo extremo que más o menos la acompañaba), y que era dominante
en aquel entonces en Chile, y continuó siéndolo a lo largo de buena parte del
siglo XX.
b) Como ha sido señalado con anterioridad, existe ya una expresión cultural (la
Cultura Aconcagua) que está satisfactoriamente definida al comenzar la década
de los años 1980 en adelante, al menos en lo que atañe a los fundamentos
básicos de la información recuperable de los cementerios de túmulos. (vid.
Nota 1)
6
de factores probablemente muy impenetrables en sus propias
reflexiones, de las que han emanado o han procedido a fin de cuentas,
“rasgos con una intencionalidad muy sincera y particular de
hipotetizar la verdad” y que por cierto han llegado a ser
extremadamente complejos, pero que a una mayoría de ellos, al
parecer, esos resultados finales obtenidos los han conducido a
conclusiones entreveradas, fijándolas en un notable reduccionismo,
un verdadero callejón sin salida, el cual —de todos modos— encaja
muy bien con críticas tradicionales que abundan y son propias
de esta moda posmodernista tardía, muy atractiva para algunos
científicos más jóvenes,6 y además por la dificultad de determinar, el
valor heurístico que enriquece al materialismo histórico con ideas
novedosas en torno a las interconexiones materiales y más allá, es
decir, en avance hacia un fin más intenso, obteniéndose con ello
aportes epistemológicos meritorios, eficaces, útiles y provechosos y,
lo que es aún más importante, profundamente críticos en la primacía
que el materialismo histórico siempre ha otorgado y ha concedido a
sus intervenciones conducentes a explicaciones sociales tensionadas
y dialécticas, generadoras ellas de cambios contradictorios profundos
al interior de las sociedades humanas, y todo esto a partir de las
bases o cimientos de las infraestructuras, a fin de llevar a cabo
planificaciones teórico metodológicas para una acción arqueológica
científica que está en constante crecimiento—
y/o bien además, tomar en cuenta —para introducirse como si fuese
una Teoría del Todo y desde allí escudriñar con mucha dificultad
en las problemáticas, y muchas veces ignoradas circunstancias
del pasado humano—, el empleo por una parte, de lecturas simbólico
sígnicas de orientación estructuralista, mentalista y materialista
lévistraussiana (con una tesis evidente y decisiva en Antropología,
de llevar a cabo un giro explicativo desde fundamentos provenientes
de la Lingüística Estructural y del Inconsciente Freudiano,
donde Claude Lévi-Strauss se ubica por un lado, con un pie al interior
del límite de su propia seguridad antropológica, y argumenta
una estrategia textual, que es en extremo, narrativamente
acomodada e impecable, bajo presuntas explicaciones reales cuyo
_________________________
6
y donde muchos de ellos habrán de sentir además la necesidad imperiosa,
—y desde luego muy valiosa para nuestra ciencia—, de formarse como
profesionales orientados hacia una “pragmática inmediata”, al interior de
Consultorías Medioambientales, relacionadas también con la Preservación del
Patrimonio Histórico y Arqueológico de la Nación.
7
punto de arranque está en su sí mismo, en su búsqueda de
remembranzas, de sucesos, mentalistas todas y respaldadas por
cierta cantidad de etnografías ad hoc, y por otro lado, coloca el otro
pie fuera de ese límite, como un complemento de su imaginario, en
un conglomerado de textos significantes que le vienen a la memoria
y auténticamente escritos por él, pero donde su retórica alegórica
figurativa, o mejor aún, incluso a partir de sus apologías, de sus
metáforas y de sus emblemas, todo esto en conjunto con metonimias
y alusiones, se conjugan y armonizan únicamente en torno a
ocurrencias conexionadas todas con la realidad objetiva del ser
étnico antropológico en el tiempo y el espacio del aquí y del ahora)
(vid. Lévi-Strauss, 1984), y que para el arqueólogo solamente vienen
a representar, algo así como si fuesen narrativas que nos ofrece la
vista, figuradas e instaladas en un soporte de roca (en cavernas, o
abrigos rocosos, etc.), y en la alfarería decorada, o bien suspendidas
en muros de ciertos yacimientos arqueológicos monumentales, con
un contenido ideológico superestructural muy complicado, tal vez
todas ellas pletóricas de presuntas alegorías simbólicas
continuadas, y presuntamente con posibilidades de ser percibidas
evocativamente por el investigador, de lo pretérito de la humanidad;
—pero también podrían ser constituyentes para el mismo
investigador, de hallazgos, que a la manera de vías conducentes lo
transporten y lo encaminen, hacia un resultado o una solución que
den cuenta de la importancia científica de una teoría en cuestión
(como lo es por ejemplo la arqueología marxista), y que le ha de
permitir al investigador extraer juicios conjeturales, pudiendo recibir
quizás “hechos” y por lo tanto “conductas” a posteriori, ejecutadas
a priori por un artista como expresiones estéticas, pero donde
este habrá de exhibir, detrás de lo manifiesto, recubierto por
signos simbolizantes en apariencia profundamente inescrutables
y transmutados, aquella información valiosa que el arqueólogo
ha de obtener como ofertorios repletos de inferencias, las que en
principio podrían albergar tal vez, situaciones tangibles, observables,
evidentes, y/o reales y fácticas de desigualdad social (cfr. Marx y
Hobsbawm, 1971);
—o, en última instancia, efectuar intervenciones a partir de un
cuasi–cognitivo Interpretativismo simbolista y ontológico (vid.
Geertz, 1973; vid. Turner, 1969), bien sea en conjunto, o bien sea
por separado, de otro enfoque alternativo, denominado Arqueología
Contextual (vid. Hodder, 1982) de significantes socioculturales
en busca de sus respectivos significados a partir de los datos del
registro arqueológico, quizás tomando precauciones, pero también
observando con mucho interés.
8
de factores probablemente muy impenetrables en sus propias
reflexiones, de las que han emanado o han procedido a fin de cuentas,
“rasgos con una intencionalidad muy sincera y particular de
hipotetizar la verdad” y que por cierto han llegado a ser
extremadamente complejos, pero que a una mayoría de ellos, al
parecer, esos resultados finales obtenidos los han conducido a
conclusiones entreveradas, fijándolas en un notable reduccionismo,
un verdadero callejón sin salida, el cual —de todos modos— encaja
muy bien con críticas tradicionales que abundan y son propias
de esta moda posmodernista tardía, muy atractiva para algunos
científicos más jóvenes,6 y además por la dificultad de determinar, el
valor heurístico que enriquece al materialismo histórico con ideas
novedosas en torno a las interconexiones materiales y más allá, es
decir, en avance hacia un fin más intenso, obteniéndose con ello
aportes epistemológicos meritorios, eficaces, útiles y provechosos y,
lo que es aún más importante, profundamente críticos en la primacía
que el materialismo histórico siempre ha otorgado y ha concedido a
sus intervenciones conducentes a explicaciones sociales tensionadas
y dialécticas, generadoras ellas de cambios contradictorios profundos
al interior de las sociedades humanas, y todo esto a partir de las
bases o cimientos de las infraestructuras, a fin de llevar a cabo
planificaciones teórico metodológicas para una acción arqueológica
científica que está en constante crecimiento—
y/o bien además, tomar en cuenta —para introducirse como si fuese
una Teoría del Todo y desde allí escudriñar con mucha dificultad
en las problemáticas, y muchas veces ignoradas circunstancias
del pasado humano—, el empleo por una parte, de lecturas simbólico
sígnicas de orientación estructuralista, mentalista y materialista
lévistraussiana (con una tesis evidente y decisiva en Antropología,
de llevar a cabo un giro explicativo desde fundamentos provenientes
de la Lingüística Estructural y del Inconsciente Freudiano,
donde Claude Lévi-Strauss se ubica por un lado, con un pie al interior
del límite de su propia seguridad antropológica, y argumenta
una estrategia textual, que es en extremo, narrativamente
acomodada e impecable, bajo presuntas explicaciones reales cuyo
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6
y donde muchos de ellos habrán de sentir además la necesidad imperiosa,
—y desde luego muy valiosa para nuestra ciencia—, de formarse como
profesionales orientados hacia una “pragmática inmediata”, al interior de
Consultorías Medioambientales, relacionadas también con la Preservación del
Patrimonio Histórico y Arqueológico de la Nación.
7
está en definitiva, el por qué este investigador francés llega a
consideraciones y conclusiones propias, pero escasas en su modo de
proceder y en su cautela y ponderación, de que los “pensamientos
mágicos, míticos o salvajes”, se ajustan a una percepción y a una
imaginación,
10
evocaciones imaginativas, abundantes en proposiciones dicotómicas
complementarias, que representasen o significasen además, bien
sean, por un lado, solo cosas, o bien sean, por otro lado, relatos o
imágenes con distinciones o diferencias— en esta dualidad de
vida/muerte, y sus “sistemas de transformaciones” que tendríamos
que hallar, según se infiere a partir de este particular “logicismo
lévistraussiano”, en los antiguos cementerios Aconcagua, como
ocurre con esta necrópolis próxima a la pequeña Ciudad de Tiltil,
un yacimiento con mucha riqueza para búsquedas más o menos
fructíferas a fin de proceder hacia una epistemología arqueológica
cada vez más prolongada y compleja, pero infortunadamente con una
enorme escasez de hallazgos potenciales procedentes del interior
del sitio mismo —que nos hubiesen conducido quizás hacia
búsquedas más generalizadoras, lo suficientemente satisfactorias
para efectuar por lo menos, recapitulaciones, a partir de inferencias
fuertes en bases de datos mucho más amplias y extensas, obtenidas
por mediación de un análisis matemático-metodológico, en torno
a conductas humanas sociales aún indistinguibles, referidas a este
yacimiento de “El Monumento”, pero esta vez con una validación
intensamente más probabilística—.
Basados en el principio clave que ya hemos postulado más arriba, aislamos algunas
ideas que a nuestro entender nos permitirían desarrollar una correcta estrategia de
investigación.
DEFINICION DE OBJETIVOS
11
II. Determinar qué significado tiene —pero solo desde un punto de vista de
preferencia posibilista, con un acotado y muy limitado probabilismo— la
contribución de la cerámica recuperada en el sitio, al contexto cerámico
general de la denominada Cultura Aconcagua.
DESARROLLO DE OBJETIVOS
OBJETIVO I
Antecedentes: la excavación de Ricardo Latcham
12
No todos los esqueletos se hallaron a la misma profundidad. La mayoría se
encontraba sobre la superficie de la tierra firme, pero otros estaban enterrados en
ella a profundidades que variaban entre 60 cm. y 1 metro, y no pocos se encontraban
El material cultural recuperado de las tumbas y asociado a los esqueletos era poco
numeroso. Alrededor de 30 piezas de cerámica se encontraban en buen estado de
conservación; el resto consistía en fragmentos. La mayor parte de la alfarería era del
tipo doméstico: ollas, cántaros, lebrillos, callanas, platos etc.; muchas de estas
piezas estaban cubiertas de hollín. Además, se encontraron piezas de una pasta muy
fina, decoradas con dibujos en negro o en negro y rojo. El elemento decorativo más
repetido era el trinacrio (Ibidem, p. 268).
Nuestra excavación
13
Los escritos de Ricardo Latcham no mencionan en ningún momento el estado de
conservación de los túmulos. En un manuscrito suyo leemos: “En los años anteriores
un gran número de estos túmulos han sido abiertos y son muy pocos los que quedan
intactos” (vid. Latcham, ms., 1928); aparte de esta mención general el autor no entra
en detalles. Por ese motivo no podemos saber qué túmulos encontró presuntamente
“saqueados” al llegar al sitio, y cuales fueron aquellos que él excavó. No obstante,
interpretamos —a partir de sus referencias— que llevó a cabo sus excavaciones
sobre túmulos intactos.
14
Para esto consideramos lo siguiente:
(2) que el arqueólogo Ricardo Latcham excavaría con una técnica de excavación
conexionada con un referente histórico-cultural determinado.
Los resultados obtenidos en nuestro breve examen de los 5 túmulos fueron muy
similares, no percibiendo mayor diferencia entre ellos. Esta sentencia puede ser
explicada por alguna de las siguientes alternativas:
(a) que existiese una cierta vaguedad en nuestro conocer posibilista de que tal
vez, en este yacimiento, el arqueólogo Ricardo Latcham no hubiese llevado
a cabo una excavación arqueológica enteramente y absolutamente
conectada con una metodología visibilizada en extremo, categóricamente
definible, con particularizaciones destacables, y además señalizada y
conceptualizada bajo un esquema o conexión congruente con el modelo
histórico-cultural ya establecido por aquella época (la tercera década del
siglo XX) en la República de Chile, pero que también fuese observable por
nosotros ahora en nuestros días. Y en función de la imposibilidad de registrar
su intervención válidamente —en este sitio por lo menos— nos resultó
prácticamente indistinguible su presencia, debido a un bajísimo carácter
visual, incapacitándonos para dar cuenta, ni siquiera de manera totalmente
discreta (separada o distinta), de alguna actividad de Ricardo Latcham en los
hechos mismos sobre este yacimiento, y menos aún cualquier evidencia
posible que involucrase o no a Latcham de algún modo, a la actividad
inherente de lo que se define arqueológicamente en nuestros días con el
concepto moderno vinculado al acto de “saquear”, “expoliar” o llevar a cabo
“robos arqueológicos” (apoderarse de todo o de la mayor parte de lo que se
encuentra en un yacimiento arqueológico, contribuyendo en definitiva, a
provocar una desorganización generalizada de este como conclusión).
15
(b) que los “saqueadores” actuaron sobre todos los túmulos desorganizados
que nosotros excavamos.
(c) que nosotros —en conexión con lo afirmado en la alternativa (a)— no fuimos
capaces de reconocer algún gradiente de diferencia entre las excavaciones
arqueológicas de Ricardo Latcham, y la confusión de artefactos hallados
en secciones del sitio, que puede ser o no, un subproducto de la actividad
radicalizada que nos permite en última instancia darnos cuenta
efectivamente de la presencia de presuntos “saqueadores” allí, pero aun así
hemos considerado que esta última alternativa (c) es la que tiene mejores
posibilidades de ser la más acertada. De todos modos, decidimos ubicar
estos conceptos muy controvertidos y muy conflictivos para nosotros en este
yacimiento —vale decir “saqueo”, “expolio”, “robo arqueológico” y toda
variante lingüística más amplia relacionada con ellos— con una escritura
entrecomillada, para admitir nuestra limitación de eventualidades no
previsibles para obtener respuestas coherentes.
Técnica de la excavación
Latcham sostiene que, en los túmulos de Tiltil, “no hay ninguna fijeza en la ubicación
del cadáver. A veces se encontraba en el centro, a veces a un costado y con
frecuencia enterrado en la tierra dura debajo de cualquier parte del montículo” (vid.
1928, p. 266). De acuerdo a esta situación, optamos primero por excavar en el centro
de cada túmulo intacto una cuadricula de 2 x 2 metros y una trinchera de 1 x 2 metros
en los túmulos presuntamente “saqueados”. Esta estrategia cumpliría dos metas
básicas:
16
II. Determinar qué significado tiene —pero solo desde un punto de vista de
preferencia posibilista, con un acotado y muy limitado probabilismo— la
contribución de la cerámica recuperada en el sitio, al contexto cerámico
general de la denominada Cultura Aconcagua.
DESARROLLO DE OBJETIVOS
OBJETIVO I
Antecedentes: la excavación de Ricardo Latcham
12
Sin embargo, en los túmulos “saqueados”, o alterados, la excavación se inició
a partir de la superficie actual del “saqueo” allí realizado (vid. esquema 2)
esquema 2
18
TRINCHERA A
Pared Oeste
Escala 1: 20
19
LAS TUMBAS
TÚMULOS INTACTOS
TÚMULO 1
Pared Norte
Escala 1:20
individuo 1
Su ubicación correspondía a una fosa elíptica ubicada al centro del túmulo entre
los 5 y 61 cm. de profundidad (estrato nº 2), si bien hallamos una disturbación,
que logramos verificar posteriormente, de que el fondo de excavación de la tumba
20
se extendía incluso hasta los 80-90 cm. destruyendo parcialmente un segmento
completo del estrato nº 3 [según Harris, 1979, Capítulo 9, p. 90, esto podría ser
inferido eventualmente como “una interface de destrucción, que vendría a ser
entendida como evidencia estratigráfica negativa, la que aparece bien clarificada
en los planos de la excavación, pero que no es necesariamente tan evidente en
las secciones o perfiles estratigráficos verticales de la misma”. Traducción nuestra].
Los restos comprendían un cráneo incompleto, fragmentos de huesos largos y piezas
dentales. La posición era extendida, decúbito dorsal y orientada hacia el Norte.
Asociado al cráneo, a una altura de 10 cm. se encontró un puco (fig. 8) y un jarro
globular decorado (fig. 6). También se recuperaron fragmentos de cerámica.
Individuo 2
Se encuentra a 50 cm. al Oeste del individuo 1. Entre los 90 y 140 cm. de profundidad
aparecieron numerosos restos óseos fragmentados (se identificó con seguridad una
costilla). No se encontró ningún fragmento de cráneo y no se pudo determinar su
posición. A 15 cm. de la costilla se halló una escudilla decorada fragmentada (fig. 9).
Observación y análisis
21
TÚMULO 7
Pared Norte
Escala 1:20
22
Es una tumba de forma elíptica comprendida entre los 80 y 110 cm. de profundidad
(estrato nº 3) y ubicado al costado Norte del túmulo. Se encontraron aquí los restos
pertenecientes a un individuo. Su posición era decúbito dorsal y se orientaba de
Este a Oeste. Los restos se presentaban en regular estado de conservación y
comprendían un cráneo incompleto, fragmentos de mandíbula, fragmentos de tibia y
peroné (izquierdo-derecho), más otros fragmentos pequeños de huesos largos, no
identificables con seguridad. Asociado al cráneo se hallaron dos pucos (figs. 2 y 3)
y una olla grande (fig. 4). Prácticamente pegado a la tibia y peroné se encontró un
puco (fig. 5) y a 10 cm. de ellos una olla pequeña (fig. 1). Ninguno de ellos estaba
decorado. Ubicada entre dos cerámicas (figuras 1 y 5) había una concha de un
molusco llamado loco (Concholepas concholepas), que habita las costas de Chile y
Perú. El loco es una Clase de molusco gasterópodo, es decir, aquellos que presentan
un área cefálica o cabeza, un pie musculoso ventral, y una concha dorsal.
23
LAS TUMBAS
TÚMULOS ALTERADOS
TÚMULO 2
Pared Norte
Escala 1:20
24
TÚMULO 7
Pared Norte
Escala 1:20
22
Se caracteriza por la escasa presencia de material arqueológico, con “elementos
interfaciales de superficie” (vid. Harris, 1979, capítulo 7, pp. 54-68), que se podría
traducir con precisión como casi superficial, aplicándose este concepto al límite
superior de un depósito, o a la línea de contacto entre dos depósitos. (Ibidem, 1979,
capítulo 7). En este caso el registro se encontraba entre 0 y 40 cm. en el estrato nº1,
a la manera de una muy débil “evidencia estratigráfica de acción negativa” (vid.
Harris, 1979, Ibidem). Aquí se hallaron algunos restos de cerámica no decorada junto
a pequeños fragmentos óseos. En los 70 cm. (estrato nº 2) se recuperaron
fragmentos cerámicos decorados.
El estrato de bloques grandes, sin material cultural, aparece en los 110 cm. Sin
embargo, para efectos de control se excavó hasta 170 cm. sin encontrar evidencias
positivas de material arqueológico.
26
TÚMULO 4
Pared Este
Escala 1:20
27
TÚMULO 5
Pared Este
Escala 1:20
28
TÚMULO 6
Pared Este
Escala 1:20
Se encontraba entre el límite del área de excavaciones y el camino que la separa del
monumento a Manuel Rodríguez. Al construirse dicho camino con el fin de realizar
carreras de caballos en el ámbito de fiestas que conmemoran a la figura del
independentista chileno del siglo XIX Manuel Rodríguez, el túmulo fue cortado en
29
dos sectores quedando una sección mayor totalmente aplanada y formando parte de
la llamada “cancha” ya consolidada y establecida para las carreras de caballos. Otra
sección menor quedo levantada y continúa conservando su aspecto formal de
túmulo. En este último sector se efectuó la excavación.
OBJETIVO II
30
Análisis del material cerámico recuperado en el cementerio de túmulos de Tiltil.
Las técnicas utilizadas para cumplir con los objetivos específicos fueron:
31
b. Cristales tabulares: están mejor desarrollados en dos direcciones espaciales
en comparación con la tercera. Forman placas, tabletas, escamas. Por
ejemplo, preferentemente en las micas y en los feldespatos
https://www.mineraltown.com/infocoleccionar/dureza_escala_de_mohs.htm
Como complemento visual a las lentes ya citadas, pero a partir de un enfoque esta
vez diferente, que no hace énfasis en observaciones visuales particulares,
singularizadas y detalladas en extremo, sino más bien en una totalidad dominante
de visiones de conjuntos o de grupos minerales incorporados como antiplástico o
atemperante, se hubo requerido de otro lente auxiliar de 6 aumentos.
32
ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO (dibujante: Antonio Brunet Merino).
PASTA
- antiplástico
composición: granos medianos de arenas. Se observan
macropartículas finas y algunas formas tabulares
(micas y feldespatos)
tamaño: no uniforme
distribución: irregular
densidad: media a alta
33
dureza aproximada
de los minerales del
antiplástico: identificación de seguridad alta: 2,5 (micas); 6
(feldespatos).
SUPERFICIE
- color: pardo café en superficie externa; pardo gris a pardo café en
superficie interna
TIPO DE COCCIÓN: parcialmente oxidante con núcleo pardo café a pardo negro
DESCRIPCION DE LA FORMA
- altura de la pieza: 105 mm
- diámetro boca: 88 mm
- espesor de paredes: de 3 a 6 mm
- cuello: simple cóncavo (ligeramente evertido)
- labio: convexo
- base: aplanada (ligeramente redondeada)
34
TÚMULO 5
Pared Este
Escala 1:20
28
distribución: intermedia (medianamente homogénea)
densidad: media a alta
dureza aproximada
de los minerales del
antiplástico: identificación de seguridad media: 2,5 (micas); 6
(feldespatos); 7 (cuarzo).
SUPERFICIE
DESCRIPCION DE LA FORMA
- altura de la pieza: 75 mm
- diámetro boca: 133 mm
- espesor de paredes: de 3 a 6 mm
- labio: convexo
- base: convexa
- cuerpo: hemisférico, de contorno simple.
36
(C) ESCUDILLA PEQUEÑA (PUCO). Tipo Aconcagua Rojo Engobado,
variedad sin decoración (figura 3)
PASTA
37
- color: café rojizo
SUPERFICIE
DESCRIPCION DE LA FORMA
- espesor de paredes: 2 a 4 mm
- labio: convexo.
- base: convexa
38
(D) OLLA GRANDE. Tipo Aconcagua Pardo Alisado (figura 4)
PASTA
- antiplástico
composición: granos medianos a grandes de arenas de color blanco.
Partículas blancas prismáticas hexagonales de cuarzo.
Finas partículas tabulares (micas). Partículas tabulares de
mayor tamaño con apariencia vítrea (feldespatos)
tamaño: no uniforme
distribución: medianamente homogénea
densidad: media a alta
dureza aproximada de
los minerales del antiplástico: identificación de seguridad alta: 7 (cuarzo);
2,5 (micas); 6 (feldespatos).
39
- textura: medianamente compacta; presenta cierta tendencia a la
disgregación
- color: varía desde un café anaranjado intenso a un café oscuro
SUPERFICIE
TIPO DE COCCION: oxidante, con núcleo gris-negro que alcanza en parte hasta
la superficie interna
DESCRIPCION DE LA FORMA
40
Análisis del material cerámico recuperado en el cementerio de túmulos de Tiltil.
Las técnicas utilizadas para cumplir con los objetivos específicos fueron:
31
DESCRIPCION DE LA FORMA
altura de la pieza: 70 mm
diámetro boca: 158 mm
espesor de paredes: 3 a 5 mm hasta quizás 7 mm
labio: preferentemente convexo
base: convexa
cuerpo: hemisférico, de contorno simple.
42
PASTA
- antiplástico
composición: granos medianos a finos de cuarzo y arenas. Finísimas
formas tabulares (micas, feldespatos). En general el
antiplástico es muy fino
tamaño: medianamente uniforme
distribución: más bien irregular
densidad: media
- color: anaranjado
SUPERFICIE
43
MOTIVOS DECORATIVOS: sobre el engobe blanco de la superficie externa (el cual
esta notablemente decolorado en amplias zonas) están presentes los siguientes
motivos: bandas de 3 y 4 líneas paralelas verticales de color negro que atraviesan el
cuerpo de la vasija desde su extremo superior hasta el circulo basal que es de color
rojo, y que dividen la superficie decorada en 4 sectores con idénticos motivos. Ellos
son: una banda de 3 líneas paralelas verticales negras y rojas y otras 2 similares (3
líneas paralelas negras y rojas) en sentido horizontal, una de ellas en la parte superior
del cuerpo interrumpida por la banda de líneas verticales (no es visible en figura 6) y
otra en la parte media. En los espacios entre bandas hay rectángulos con pestañas
de color negro y rojo. Hemos optado por generalizar —pero de un modo en extremo
muy extensivo e incluso tal vez ambiguo— que debido al número hallado en la
distribución grupal de los motivos, estos podrían expresar de alguna manera, a partir
de consideraciones estructurales,9 e inferencias sociales y/o culturales —las que
habremos de presumir aún, están bajo estudio en otras necrópolis Aconcagua— y que
tal vez pudiesen ser hipotetizadas creativamente mediante la prevalencia de
dualidades, triparticiones o cuatriparticiones, según componentes estructurales
geográfico-cosmológicos y/o sociales andinos (vid. Hidalgo, Jorge et al. 1981, pp. 79-
95); o bien podrían estar informándonos solo de consideraciones eventuales, que
vendrían a emerger únicamente como resultado de conjeturas (y obviamente,
intentando visualizar también las refutaciones concomitantes), que se hacen visibles
espacialmente a partir del postulado de las tesis estructuralistas mentalistas
lévistraussianas,9 conexionadas con formaciones parentales de categorías binarias
desconocidas por nosotros —y que habrá que estudiar si estas explicaciones
estructurales otorgan mérito para un conocimiento de claves que nos lleven hacia ellas
en la Cultura Aconcagua— de preferencia vínculos de alianzas, que habrían de
implicar como límite superior un intercambio máximo cuatripartito, categorizado al
parecer, por dualidades dobles que entrelazaban sus alianzas, a una cantidad —que
obviamente ignoramos— de divisiones espaciales heterogéneas de grupos familiares
corresidentes, miembros todos de lo que se constituye y se nombra como patrones de
la Cultura Aconcagua (Ibidem, pp. 79-95). ———
Recuperado de:
http://www.chungara.cl/Vols/1981/Vol8/Elementos_estructurales_en_la_ceramica.pdf
______________________________
9
es decir, encontrándose todavía esta “explicación estructural” en un proceso de duplicidad
adaptativa en nuestra comunidad de científicos, en torno a si su categoría de conocimientos y su
metodología de análisis, puede válidamente lograr explicaciones científicas o no en arqueología, lo
que es aceptado por algunos investigadores, pero también es rechazado por otros.
44
DESCRIPCION DE LA FORMA (continuación de figura 6)
PASTA
PASTA
- antiplástico
PASTA
-antiplástico
composición: granos medianos a grandes de arenas. Abundantes granos
prismáticos y tabulares de tamaño grande y mediano, de
color blanco y gris
tamaño: medianamente uniforme
45
distribución: medianamente homogénea
densidad: media a alta
SUPERFICIE
DESCRIPCION DE LA FORMA
altura de la pieza: 55 mm
espesor de las paredes: 3 a 6 mm
diámetro boca (aprox.): 123 mm
46
labio: convexo
base: convexa
cuerpo: hemisférico, de contorno simple.
(a.1.’’’) Escudilla decorada (puco). Tipo Aconcagua Salmón, variedad negro sobre
salmón (figuras 9 y 10); 18 fragmentos.
47
PASTA
- antiplástico
Composición: abundantes granos blancos y grises de tamaño medio
a grande, preferentemente prismáticos (cuarzos, feldespatos)
tamaño: poco uniforme
distribución: irregular
densidad: media
48
- textura: medianamente compacta. Es más bien floja y quebradiza. Porosidad
media
- color: anaranjado rojizo
SUPERFICIE
DESCRIPCION DE LA FORMA
- altura de la pieza: 56 mm
- espesor de paredes: 3 a 4 mm
- labio: recto
- base: redondeada, con tres pequeños soportes de 3 a 4 mm de
altura
- cuerpo: hemisférico, de contorno simple y levemente restringido.
49
FRAGMENTOS
(Figura 11)
El número total de fragmentos aislados (147) fue dividido en siete grupos. En cada
uno de ellos concurren atributos particulares que los distinguen entre sí (vid. Tabla
1). Todos son poco diagnósticos para deducir formas de vasijas (en general tienen
un tamaño inferior al 10% de un ceramio completo).
50
- textura: medianamente compacta; presenta cierta tendencia a la
disgregación
- color: varía desde un café anaranjado intenso a un café oscuro
SUPERFICIE
TIPO DE COCCION: oxidante, con núcleo gris-negro que alcanza en parte hasta
la superficie interna
DESCRIPCION DE LA FORMA
40
proviene de eventuales semillas o piedrecillas que se habrían de hallar, al parecer,
al interior del mamelón localizado en este artefacto alfarero cuando es agitado
continuadamente con la mano (vid. Notas 3 y 4)
(Nota 3) como podría ocurrir por ejemplo, con Relatos Míticos de los Andes
Centrales o Centro Sur Andinos, —donde habría que observar e indagar
inductivamente, en primer lugar, la posibilidad de documentarse sobre ellos con
amplitud, en torno a las existencias de escrutinios estrictos obtenidos a partir de
la investigación etnohistórica, o bien por etnógrafos, que hayan logrado ya su
objetivo de sacarlos a la luz en sus publicaciones, categorizándolos, en definitiva,
como inferencias valiosas— pero donde sus componentes, para llevar a cabo
las actividades o actos etnográficos “y aquí, abandonamos por un momento la
modernidad, y nos resulta imposible el evitar echar un vistazo hacia lo
posmoderno”, tengan que ser mucho más Intersubjetivos y Axiológicos en sus
indagaciones en el trabajo de campo (o sea más preocupados, o bien, más
involucrados en una Teoría General de los Valores, —en un universo de
actores tanto sociales como individuales que los investigadores están visitando
en ese momento—, a partir por ejemplo, del pensamiento de Marx, o de otros
filósofos y pensadores, pero que sean productores de ideas que los justifiquen
como epistemológicamente congruentes), e ir bastante más allá de esa senda
actual, demasiado obvia, preocupada en observar y asimilar datos funcionales
en torno a actividades domésticas y/o públicas de tipología bivalente, sociales e
individuales, de actores pertenecientes a una población humana, pero bajo un
dominio de signos y funcionalidades de labor utilitaria en su conjunto, con una
semántica más o menos complementaria, que el investigador va a determinar en
última instancia, por la mediación de la manipulación de artefactos observada y
registrada por el etnógrafo-arqueólogo, al interior de la intencionalidad que nos
han propuesto tanto la tradicional Etnoarqueología Procesual y su concomitante
Enfoque Posprocesual anglosajones, en cuanto a la ‘supremacía para otorgar
un valor de verdad etnográfico’ en su propuesta, el que vendría a ser por otra
parte ‘ampliamente sostenible y difícilmente cuestionable o refutable’, y que —al
mismo tiempo— ‘ambos habrán de presumirse como viables, o factibles, o
admisibles’, para tratar con la materialidad arqueológica hallada en nuestros
yacimientos. Pero habremos de advertir de todos modos que, ‘en los hechos’,
nos han sido impuestos, introduciendo sus planes tradicionales y particulares
para la acción etnográfica, prácticamente a rajatabla (o sea, de un modo
inflexible, cueste lo que cueste, y sin contemplaciones).
53
sostenidos y sostenibles por los equipos multidisciplinarios de investigadores
arqueólogos, etnohistoriadores, etnógrafos, antropólogos físicos y/o socioculturales,
otros científicos de la naturaleza, etc., a fin de formular algunas hipótesis deductivas,
en principio de tipología manifiestamente procesual, conjuntamente, tal vez si se
intenta, con conjeturas posprocesuales, más el inmenso universo de la arqueología
posmoderna, donde entre las propuestas ontológicas individuales o grupales de
nuestros científicos, siempre habrá de emerger una creatividad múltiple en este
trabajo en continuo avance, muy propio de la ciencia, como lo ha sido para la
arqueología por ejemplo, el concepto valioso de Paisaje Cultural, que se ha
complementado ya, y en gran medida, desde el pasado siglo XX (que hubo de ser el
momento cronológico de nuestras indagaciones en la necrópolis de Tiltil, años 1983-
84) hasta el actual siglo XXI, con la idea habitual más establecida, pero tal vez un
tanto más estricta, —o quizás más restrictiva según otras opiniones arqueológicas—
del denominado Patrón de Asentamiento, donde sus fundamentos es posible citarlos,
al menos, a partir de la arqueología procesual estadounidense.
____________________________
10
por primera vez, los investigadores Fort y Kates en 1935, y más tarde David en 1981, dieron cuenta
de dramas rituales representados ya en el antiguo Egipto (cfr. Brunet, Antonio (2019) “Osiris y el
mes de Khoiak”, E.A.E. OmniScriptum Publishing Group, Saarbrücken, pp. 86-87; 90-92). Es
correcto afirmar que esta analogía etnográfica y/o etnohistórica, proveniente de una Alta Cultura
del Antiguo Mundo (Eurasia y África) alejada directamente de los Andes Centrales, puede ser
muy poco fiable y segura, en sus efectos referentes a un involucramiento directo con las Altas
Culturas americanas, pero sí lo es, en el “hecho” de que tenemos aquí información etnohistórica y
por sobre todo investigación arqueológica, con relación, eso sí, a fuentes escriturales verificables
interculturalmente con sus culturas vecinas, en torno a representaciones sólidas en escenarios
rituales y dramas sagrados para una sociocultura del pasado, y que pueden ser un bosquejo que en
cierto grado, pero no en la forma, nos dan a conocer —y por qué no— también nos instruyen, en
función de aquellos otros rituales, tan complicados como los anteriores, y tal vez incluso en mucha
mayor medida, pero que tuvieron lugar aquí, en sociedades del Área Central Andina, o del Centro-
Sur Andino, acreditadas, como lo fue el antiguo Egipto, por poseer una cronología temporal no lineal,
y esos escenarios podrían haber logrado deslizarse hacia Paisajes Culturales más periféricos, como
pudo ocurrir en el caso de la Cultura Aconcagua en la Zona Central de Chile, constituyéndose en
superestructuras ideológicas o esencialismos aceptados con lentitud, sobre mitos y rituales que
llegan ya bastante modificados y transformados a partir de su lugar de origen, pero que aún poseen
la fluidez necesaria y suficiente a fin de otorgar por una parte, un Sentido de Destino a la sociedad
receptora, pero también por otra vía, justificar en una recreación ritual definida, —donde los
participantes son hombres compartiendo el consumo de alimentos y de chicha— renovaciones de
ciertas cuotas de desigualdad y poder, incluso en estos heterogéneos grupos Aconcagua sin
estratificaciones sociales marcadas.
54
COMENTARIOS FINALES
Entre los agentes modeladores de los sitios arqueológicos, y en especial de los sitios
de túmulos, se encuentran aquellos que provienen de la acción de la naturaleza,
como la lluvia y el viento, que actúan sobre el cono que se ha compactado de acuerdo
a los sedimentos que lo componen. Así, es muy probable que la altura de los túmulos
intactos haya sido mayor que en la actualidad y el diámetro menor.
Durante nuestra campaña de terreno, en conversaciones con los vecinos del lugar,
nos mencionaron que sus padres y sus abuelos les hablaban de historias sobre un
“entierro del inca”, y en varias oportunidades conversamos con ellos sobre este
tema, y nos enfatizaban de la existencia de excavaciones realizadas en este lugar
con el objeto de encontrar aquellos supuestos tesoros.
Será difícil que estos yacimientos dejen de arrastrar la pesada carga de leyendas
orales sobre tesoros escondidos o desaparecidos que muchos han buscado por tanto
55
tiempo. Por ello urge investigarlos, aunque sea para recuperar al menos algún criterio
de validez empírica en el trabajo de campo, y que pueda ser conectado con algunas
de las múltiples teorías o generalizaciones científicas que abundan en la arqueología
del tiempo actual, evitando eso sí, cualquier retorno a aquella desacomodada historia
cultural, manifestada en un trabajo de excavación arqueológica bastante minucioso,
pero científicamente inútil, donde las ‘tipologías’ de artefactos extraídos, —de
preferencia cerámicos o metalúrgicos— habrían de ser en primer lugar, ‘objetos
de una misma tradición cultural’, en la que mediante la ‘técnica de la seriación
arqueológica’, se ofrecerían ‘sucesiones cronológicas relativas’ de conjuntos
artefactuales, estableciéndose entonces una ordenación temporal, y en segundo
lugar, se los calificaba con suma rapidez como “hechos” con el rótulo de “culturas
arqueológicas”, identificables de inmediato y apresuradamente como si fuesen
“indicadores fuertes” de la presencia en ese lugar de todo el contexto absoluto de
“un pueblo” o de “una etnia”, incluyendo también la inferencia falaz de “razas”
completas.
Y esto último fue muy influyente en Europa al iniciarse el siglo XX, en una rápida
y profunda adopción por parte de todas las naciones europeas, de ciertas prácticas
políticas guiadas por un colectivismo bastante popularizado por un lado, pero
fundamentalmente, por otro lado, de agresivas y violentas agrupaciones políticas
nacionalistas, de un carácter extremadamente brutal en su comportamiento habitual,
tanto en el ámbito de lo privado como en el ámbito de lo público.
56
Pero ahora todo esto ya es absolutamente diferente, y si bien pudiesen existir aún
órdenes tipológicos histórico-culturales trasnochados y a punto de desaparecer, los
pocos casos que intentasen sobrevivir —al interior eso sí, de una lógica actual y
disímil en cuanto se refiere a los métodos y a los objetivos de las excavaciones
arqueológicas— serían totalmente pseudocientíficos, pues en realidad, ya es un
hecho que estas metodologías arqueológicas histórico-culturales, se consideran hoy
día simplemente como anticuadas, inoperantes, devastadoras, y fuera de lugar.
Sin embargo, nosotros sostenemos igualmente desde una posición fuerte, que nos
parece imprescindible para nuestra ciencia no desentenderse de estos sitios.
57
AGRADECIMIENTOS
A los obreros del Plan de Empleo Mínimo y Plan de Obras para Jefes de Hogar de
la Municipalidad de Tiltil por su valiosa ayuda en el trabajo de terreno.
58
DESCRIPCION DE LA FORMA (continuación de figura 6)
PASTA
PASTA
- antiplástico
PASTA
-antiplástico
composición: granos medianos a grandes de arenas. Abundantes granos
prismáticos y tabulares de tamaño grande y mediano, de
color blanco y gris
tamaño: medianamente uniforme
45
HIDALGO, Jorge, CHACAMA, Juan y FOCACCI, Guillermo (1981). “Elementos
estructurales en la cerámica del Estadio Aldeano”, en: Chungara Revista de
Antropología Chilena, Volumen 8, pp. 79-96. Universidad de Tarapacá, Arica.
60
OYARZUN, Aureliano. (1910). “Contribución al estudio de la influencia de la
civilización peruana sobre los aborígenes de Chile”, en: Boletín Museo Nacional
de Historia Natural II (1), pp. 3-37. Santiago de Chile.
SAHLINS, Marshall (1963). “Poor Man, Rich Man, Big Man, Chief: Political Types
in Melanesia and Polynesia”, in: Comparative Studies in Society and History,
April, vol. 5, No.3, pp. 285-303, Cambridge University Press, New York.
TURNER, Victor Witter (1980). La selva de los símbolos. Siglo XXI. Madrid.
TURNER, Victor Witter (1969). The ritual process: structure and anti-structure
Chicago: Aldine Pub. Co.
61
TABLA 1: ATRIBUTOS DIAGNÓSTICOS DE CERÁMICA DE TILTIL
VASIJAS
CERÁMICA DE VASIJAS COMPLETAS
INCOMPLETAS
VASIJAS FRAGMENTADAS FRAGMENTOS (147)
TILTIL
(c) GRUPOS
(a) (b) (d) (e) (a) (b) (c)
ATRIBUTOS ESCUDILLA (a)
OLLA ESCUDILLA OLLA ESCUDILLA JARRO PUCO PUCO
PEQUEÑA PUCO
DIAGNÓSTICOS PEQUEÑA (PUCO) GRANDE (PUCO) DECORADO DECORADO GRANDE 1 2 3 4 5 6 7
(PUCO)
GRANOS FINOS
X X
ARENA
GRANOS
X X X X X X X X X X X X X X
MEDIANOS
GRANOS GRANDES X X X X X
CUARZO
X X X X X X X X X X X X
1 (PRISMATICO)
FELDESPATOS
(TABULARES X X X X X X X X X X X X
PRISMÀTICOS)
MICAS
X X X X X X X X X X X X X
(TABULARES)
FORMAS
X
IRREGULARES
NO UNIFORME X X X X X X X X
MEDIANAMENTE
2 X X X X X
UNIFORME
POCO UNIFORME X X X
IRREGULAR X X X X X
MEDIANAMENTE
3 X X X X X X X X X X X
HOMOGENEA
REGULAR X
ALTA
4 MEDIA A ALTA X X X X X X X X X X X
MEDIA X X X
COMPACTA X X X X X X X X X X X
MEDIANAMENTE
X X X
5 COMPACTA
FLOJA X
LAMINAR X
MEDIA X X X X X X
6
BAJA X
PARDO GRIS X X
PARDO CAFÉ X X X X
PARDO ROJIZO X X
PARDO NEGRO X
CAFÉ
7 CAFÉ ROJIZO X X X X X X X
CAFÉ
X
ANARANJADO
CAFÉ OSCURO X
ANARANJADO X X X X
GRIS X X
GRIS NEGRO X X X
PARDO CAFÉ X X X X
PARDO GRIS X
8
CAFÉ CLARO X X X X X X X
ROJO X X X X
62
CONTINUACIÓN TABLA 1
CAFÉ PARDO
ANARANJADO X X X
BLANCO X
CAFÉ ROJIZO X X X X
ANARANJADO
X X
ROJIZO
GRIS NEGRO X
2,5 A 3 X
2A4 X
9 3 X X X X X X X X X X X
SUPERIOR A 3,5 X
3 A 4,5 X
ALISADO X X X X X
PULIDO X X X X X X X X
10
ENGOBADO X X X X X X X X X X X
TOSCO X X
PROMINENCIA
X
MAMELONAR
11
PROMINENCIA EN
X
LA BASE
OXIDANTE X X X X X X X X X
PARCIALMENTE
12 X X X X X X X X
OXIDANTE
REDUCTORA X X X X X
PARDO CAFÉ X X
PARDO NEGRO X X
GRIS CAFÉ X X
13 GRIS NEGRO X X X X
GRIS X X X X X
CAFÉ X X
NEGRO X
BANDA DE LÍNEAS
PARALELAS
NEGRAS QUEBRADAS X X
EN ZIG-ZAG
BANDA DE LÍNEAS
PARALELAS X
NEGRAS Y ROJAS
CÍRCULO BASAL
X
ROJO
14 CÍRCULO BASAL
X
NEGRO
RECTÁNGULO CON
X
PESTAÑAS
PESTAÑAS X X
LÍNEA PERIMETRAL
X
DEL BORDE
TRINACRIO X
63
TABLA 2: CONTRASTACIÓN
GRANOS FINOS
ARENA X X
GRANOS MEDIANOS
ARENA X X X X X X X X X X X X X X
1 FELDESPATOS X X X X X X X X X X X X
CUARZO X X X X X X X X X X X X
MICAS X X X X X X X X X X X X X
MEDIANAMENTE
2 HOMOGENEA X X X X X X X X X X X
IRREGULAR X X X X X
3 MEDIA (15 A 20 %) X X X
MEDIANAMENTE
COMPACTA X X X
4
FLOJA O
QUEBRADIZA X
5 MEDIA X X X X X X
ANARANJADO X X X X
6 ANARANJADO
ROJIZO X
7 OXIDANTE X X X X X X X X X
a ALISADO
8
b SALMÓN
a PULIDO X X
b SALMÓN X X
LÍNEA PERIMETRAL
DE LABIO
X
AS
TRINACRIO X
9
PESTAÑA X X
c
BANDA DE LÍNEAS
PARALELAS
QUEBRADAS EN
ZIG-ZAG X X
CÍRCULO BASAL X
ALISADO X
PULIDO X
a ENGOBADO X
SALMÓN X
b BLANCO X
LÍNEA PERIMETRAL
DE LABIO
CÍRCULO BASAL X
10 PESTAÑA X
BANDA DE LÍNEAS
PARALELAS
c HORIZONTALES Y
VERTICALES
X
BANDA DE LÍNEAS
PARALELAS
QUEBRADAS EN
ZIG-ZAG
ESCALONADO O
ASERRADO
64
CONTINUACIÓN TABLA 2
GRANOS MEDIANOS
ARENA X X X X X X X X X X X X X X
11 FELDESPATOS X X X X X X X X X X X X
MICAS X X X X X X X X X X X X X
MEDIANAMENTE
12
HOMOGENEA X X X X X X X X X X X
MEDIA A ALTA (30 A
13
40 %) X X X X X X X X X X X
ARE
COMPACTA X X X X X X X X X X X
14 MEDIANAMENTE
COMPACTA X X X
15 MEDIA X X X X X X
16 CAFÉ ROJIZO X X X X X X X
17 OXIDANTE X X X X X X X X X
a 1 ENGOBADO X X X X X X X X X X X
18
a 2
ROJO X X X X
GRANOS GRANDES
ARENA X X X X X
GRANOS MEDIANOS
ARENA X X X X X X X X X X X X X X
19 FELDESPATOS X X X X X X X X X X X X
CUARZO X X X X X X X X X X X X
MICAS X X X X X X X X X X X X X
20 IRREGULAR X X X X X
MEDIA A ALTA (30 A
21
40 %) X X X X X X X X X X X
MEDIANAMENTE
22
COMPACTA X X X
APA
MEDIA A ALTA
23
MEDIA X X X X X
PARDO GRIS X X
24
PARDO ROJIZO X X
25 OXIDANTE PARCIAL X X X X X X X X
PARDO GRIS
26
PARDO NEGRO X X
27 ALISADO X X X X X X
PARDO CAFÉ X X X X
28 PARDO GRIS X
PARDO NEGRO
1 COMPOSICIÓN ANTIPLÁSTICO 9 VARIEDAD NEGRO SOBRE SALMÓN 11 COMPOSICIÓN ANTI PLÁSTICO 19 COMPOSICIÓN ANTIPLÁSTICO
2 DISTRIBUCIÓN ANTIPLÁSTICO 9 a ACABADO SUPERFICIE 12 DISTRIBUCIÓN ANTIPLÁSTICO 20 DISTRIBUCIÓN ANTIPLÁSTICO
3 DENSIDAD ANTIPLÁSTICO 9 b COLOR SUPERFICIE 13 DENSIDAD ANTIPLÁSTICO 21 DENSIDAD ANTIPLÁSTICO
4 TEXTURA PASTA 9 c MOTIVOS DECORATIVOS 14 TEXTURA PASTA 22 TEXTURA PASTA
MAS FRECUENTES (SEGÚN
5 POROSIDAD PASTA MASSONE) 15 POROSIDAD PASTA 23 POROSIDAS PASTA
10 VARIEDAD NEGRO ROJO Y BLNCO
6 COLOR PÁSTA 16 COLOR PASTA 24 COLOR PASTA
SOBRE SALMÓN
7 TIPO DE COCCIÓN 10 a ACABADO SUPERFICIE 17 TIPO DE COCCIÓN 25TIPO DE COCCIÓN
8 VARIEDAD SALMÓN
10 b COLOR SUPERFICIE 18 VARIEDAD SIN DECORACIÓN 26 COLOR NUCLEO
(MONOCROMA)
8 a ACABADO SUPERFICIE 10 c MOTIVOS DECORATIVOS MÁS 18a1 ACABADO SUPERFICIE 27 ACABADO SUPERFICIE
8b COLOR SUPERFICIE FRECUENTES (SEGÚN MASSONE) 18a2 COLOR SUPERFICIE 28 COLOR SUPERFICIE
65
TABLA 3: NÚMERO DE ATRIBUTOS ACONCAGUA OBTENIDOS PARA LA CERÁMICA DE TILTIL Y
PORCENTAJES CORRESPONDIENTES EN RELACIÓN AL NÚMERO TOTAL DE ATRIBUTOS DE
CADA TIPO O VARIEDAD CERÁMICA
TIPOS Y
TIPO ACONCAGUA ROJO TIPO
VARIEDADES
TIPO ACONCAGUA SALMÓN ACONCAGU
CERÁMICAS DE
TOTAL DE ATRIBUTOS REGISTRADOS EN TABLA 2 = 26 ENGOBADO
LA CULTURA
ACONGAGUA (SIN REPETIR LOS ATRIBUTOS COMUNES A LAS 3 VARIEDADES) TOTAL ATRIBUTO REGISTRADO A PARDO
EN TABLA 2 = 12
ALISADO
VARIEDAD NEGRO SOBRE VARIEDAD NEGRO, ROJO, VARIEDAD SIN
VAIEDAD SALMÓN Nº DE
NUMERO DE SALMÓN BLANCO SOBRE SALMÓN DECORACIÓN
ATRIBUTOS % EN % EN
ARINUTOS % EN
INSUFICIEN RELACIÓN TOTAL: 19 RELACIÓN
INSUFICIENTES RELACIÓN AL
TES PARA AL Nº DE ATIBUTOS AL
PARASU NÚMERO % EN 21 % EN 25 % EN % EN
16 SU INCLU- ATRIBUTOS 12 REGISTRA- NÚMERO
INCLUSIÓN EN TOTAL DE RELACIÓN ATRIBUTOS RELACIÓN AL ATRIBUTOS RELACIÓN AL RELACIÓN
ATRIBUTOS SIÓN EN LA REGISTRA- ATRIBUTOS DOS EEN LA TOTAL DE
ALGUNA DE LAS ATRIBUTOS AL Nº DE TIPICOS Nº DE TIPICOS Nº DE AL Nº DE
REGISTRA- VARIEDAD DOS PARA REGISTRA- TABLA 2 ATRIBUTOS
CERAMICAS TRES DEL TIPO (26) ATRIBUTOS REGISTRA- ATRIBUTOS REGISTRA- ATRIBUTOS ATRIBUTOS
DOS EN SIN DECO- EL TIPO (12) DOS EN LA DEL TIPO
VARIEDADES REGISTRA- DOS EN LA REGISTRA- DOS EN LA REGISTRA- REGISTRA-
DE TILTIL TABLA 2 RACIÓN TABLA 2
DOS TABLA 2 DOS 21 TABLA 2 DOS 25 DOS 12
OLLA
PEQUEÑA 4 15,4% 5 41,6% 12 63,2%
(PIEZA a)
ESCUDILLA
(PUCO) 7 26,9% 10 83,3% 6 31,5%
(PIEZA b)
VASIJAS COMPLETAS
ESCUDILLA
PEQUEÑA
( PUCO) 1 3,85% 4 33,3%
(PIEZA c)
OLLA
GRANDE 7 26,9% 8 66,6% 8 42,1%
(PIEZA d)
ESCUDILLA
( PUCO) 3 11,5% 4 33,3% 7 36,8%
(PIEZA e)
INCOMPLETAS
VASIJAS
JARRO
DECORADO 17 68% 6 50% 6 31,5%
(PIEZA a)
PUCO
7 26,9% 10 83,3% 7 36,8%
VASIJAS FRAGMENTADAS
(PIEZA a)
PUCO
DORADO 18 85,7% 5 41,6% 7 36,8%
(PIEZA b)
PUCO
GRANDE 6 23,1% 7 58,3% 9 47,4%
(PIEZA c)
GRUPO 1
6 23,1% 7 58,3% 11 57,8%
FRAGMENTOS
(9 FRAGM.)
GRUPO 2
(8 FRAGM.) 4 15,4% 9 75,0% 3 15,7%
66
CONTINUACIÓN TABLA 3
GRUPO 3
(20 FRAGM.) 13 61,9% 6 50,0% 4 21,0%
GRUPO 4
(12 FRAGM.) 6 23,1% 10 83,3% 6 31,5%
GRUPO 5
(2 FRAGM.) 7 26,9% 7 58,3% 8 42,1%
GRUPO 6
(66 FRAGM.) 5 19,2% 9 75,0% 6 31,5%
GRUPO 7
(30 FRAGM.) 4 15,4% 5 41,6% 5 26,3%
67
Adenda incorporada por Antonio Brunet Merino (abril, 2020)
Entonces la gran interrogante que tenemos, y que sigue vigente hasta el tiempo
actual, habrá de formularse en cuanto a si esa cantidad elevada de arqueólogas y
arqueólogos, siendo lo que son: científicos antropólogos de las socioculturas del
pasado,[1] habrán de entramparse cada vez más en este “racionalismo matemático
idealista” metodológico, y vayan divergiendo, y apartándose progresivamente de la
tarea epistemológica de esos otros arqueólogos que intentan evaluar válidamente un
retorno hacia la instalación teórica de metarrelatos (que por cierto, son horripilantes
para el pensamiento posmoderno, que también es, en sí mismo, un metarrelato al
intentar autodefinirse), para una ciencia arqueológica que habrá de objetivarse de
algún modo, pero al mismo tiempo ha de existir la tendencia en ella de mutar y de
transformarse, continuando por esa senda nada fácil, pero en extremo necesaria,
como es el transitar, el transcurrir o el deslizarse siempre, como ciencia que ha
estado madurando continuadamente del siglo XIX, hasta nuestro siglo XXI,
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velada y enmascarada, mediante sus exhibiciones y/o persuasiones, pero con
énfasis, su influencia sobre nosotros, y que serán ciertamente diferentes en tiempo
y espacio, donde ejerceremos nuestras futuras actividades científicas.
Por último, para concluir, nosotros queremos proclamar y hacer énfasis en esta
divergencia factual de nuestro presente —tal vez eventual por ahora, pero aun así
problemática— de que si este proceso, ya mencionado antes en esta adenda, de
entramparse o enredarse de un modo en exceso notable con este “racionalismo
matemático idealista”, que es impecable e importante metodológicamente
hablando, podría provocarse un hiato entre ese racionalismo matemático
metodológico, que busca explicaciones generalizadoras por sí mismo, y el trabajo
simultáneo o coincidente de fabricaciones epistemológicas constitutivas o
constituyentes —es decir, que forman parte— de metarrelatos productivos que
avanzan y crecen continuadamente, ocupándose —en el mayor grado que les sea
posible— de generar cuerpos teóricos, que también intentan alcanzar
generalizaciones explicativas, lo que vendría a establecer o a instaurar una
incómoda y comprometida situación para la ciencia arqueológica de la que va a ser
difícil salir.
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proviene de eventuales semillas o piedrecillas que se habrían de hallar, al parecer,
al interior del mamelón localizado en este artefacto alfarero cuando es agitado
continuadamente con la mano (vid. Notas 3 y 4)
(Nota 3) como podría ocurrir por ejemplo, con Relatos Míticos de los Andes
Centrales o Centro Sur Andinos, —donde habría que observar e indagar
inductivamente, en primer lugar, la posibilidad de documentarse sobre ellos con
amplitud, en torno a las existencias de escrutinios estrictos obtenidos a partir de
la investigación etnohistórica, o bien por etnógrafos, que hayan logrado ya su
objetivo de sacarlos a la luz en sus publicaciones, categorizándolos, en definitiva,
como inferencias valiosas— pero donde sus componentes, para llevar a cabo
las actividades o actos etnográficos “y aquí, abandonamos por un momento la
modernidad, y nos resulta imposible el evitar echar un vistazo hacia lo
posmoderno”, tengan que ser mucho más Intersubjetivos y Axiológicos en sus
indagaciones en el trabajo de campo (o sea más preocupados, o bien, más
involucrados en una Teoría General de los Valores, —en un universo de
actores tanto sociales como individuales que los investigadores están visitando
en ese momento—, a partir por ejemplo, del pensamiento de Marx, o de otros
filósofos y pensadores, pero que sean productores de ideas que los justifiquen
como epistemológicamente congruentes), e ir bastante más allá de esa senda
actual, demasiado obvia, preocupada en observar y asimilar datos funcionales
en torno a actividades domésticas y/o públicas de tipología bivalente, sociales e
individuales, de actores pertenecientes a una población humana, pero bajo un
dominio de signos y funcionalidades de labor utilitaria en su conjunto, con una
semántica más o menos complementaria, que el investigador va a determinar en
última instancia, por la mediación de la manipulación de artefactos observada y
registrada por el etnógrafo-arqueólogo, al interior de la intencionalidad que nos
han propuesto tanto la tradicional Etnoarqueología Procesual y su concomitante
Enfoque Posprocesual anglosajones, en cuanto a la ‘supremacía para otorgar
un valor de verdad etnográfico’ en su propuesta, el que vendría a ser por otra
parte ‘ampliamente sostenible y difícilmente cuestionable o refutable’, y que —al
mismo tiempo— ‘ambos habrán de presumirse como viables, o factibles, o
admisibles’, para tratar con la materialidad arqueológica hallada en nuestros
yacimientos. Pero habremos de advertir de todos modos que, ‘en los hechos’,
nos han sido impuestos, introduciendo sus planes tradicionales y particulares
para la acción etnográfica, prácticamente a rajatabla (o sea, de un modo
inflexible, cueste lo que cueste, y sin contemplaciones).