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El sistema de negocios: gobierno,

mercados y comercio internacional

De acuerdo con John Locke, ¿por qué un gobierno debe dar libertad a la
población para intercambiar sus propiedades?

¿Por qué Adam Smith creía que los mercados libres producirían resultados
congruentes con el bien público?

¿Qué beneficios atribuye David Ricardo al libre comercio?

Según Karl Marx, ¿qué injusticias son inherentes al capitalismo de libre


mercado?
Introducción

Globalización Proceso mediante el cual los sistemas económico y social de


las naciones se conectan para que bienes, servicios, capital y conocimiento se
muevan con libertad entre ellas.

Casi desde 1980 surgió la globalización y avanzó en un grado que no tiene


precedente en la historia mundial. Como se estudió en el capítulo 1, la
globalización es el proceso mediante el cual los sistemas económico y social
de las naciones se conectan para que los bienes, servicios, capital y
conocimiento se muevan con libertad entre las naciones. Estas conexiones se
han forjado gracias a los sistemas de transporte y comunicación menos
costosos y más rápidos, a los nuevos acuerdos entre las naciones para abrir
sus fronteras al comercio y a las nuevas instituciones que facilitan el comercio
internacional.

El movimiento hacia la globalización no está exento de controversia. Conforme


las naciones abren sus fronteras al libre comercio con otras naciones,
encuentran numerosos desafíos. En todos los países, los negocios y las
industrias enteras han iniciado un proceso de transformación conforme la
globalización los ha forzado a competir con compañías más eficientes en otras
partes del mundo. Los trabajadores quedaron sin empleo cuando sus
empleadores reubicaron las fábricas en otros países con salarios más bajos.
En su afán por atraer a las compañías extranjeras, muchos gobiernos redujeron
sus estándares ambientales, lo que ha traído consigo niveles más altos de
contaminación, menores esfuerzos de conservación y mayor devastación del
entorno. El rápido movimiento de dinero y capital que la globalización hace
posible deja a regiones y naciones completas virtualmente sin dinero de la
noche a la mañana cuando los comerciantes de pronto mueven sus fondos a
otro país.

Estos retos han provocado una reacción en contra de las fuerzas de la


globalización. Los críticos afirman que las naciones no deben entregarse al
libre comercio y sus mercados globales, sino que deben adoptar políticas
gubernamentales que protejan a las compañías e industrias locales del embate
de la globalización. Lo que necesitamos, afirman, es mayor intervención del
gobierno, no más libre comercio. Los gobiernos deberían establecer medidas
que ayuden a las industrias en declive y a sus trabajadores a ajustarse a las
nuevas condiciones económicas; al mismo tiempo, deberían apoyar y proteger
a las industrias tecnológicas que surjan. Recientemente, por ejemplo, varios
legisladores de Pennsylvania propusieron la resolución de estado hr 703:
EN TANTO QUE[...] Pennsylvania ha perdido 228,300 empleos de
manufactura, la mitad de ellos entre 2001 y 2003; [...] y EN VISTA DE QUE la
manufactura de Estados Unidos no está en condiciones de competir con las
compañías extranjeras que pagan una pequeña fracción de los salarios
pagados a los trabajadores de Estados Unidos, que no brindan prestaciones de
salud, ni tienen que cumplir requerimientos gubernamentales de seguridad de
sus empleados o de protección del ambiente, ni pagan pensiones y están
subsidiadas por el gobierno, y MIENTRAS QUE los ciudadanos de
Pennsylvania han recibido un impacto dañino por los acuerdos y políticas
comerciales entre Estados Unidos y otros países, cuyo resultado es que se han
cerrado muchas de nuestras industrias manufactureras con un impacto
negativo en las familias, nuestras comunidades y la Commonwealth, pues miles
de trabajadores han perdido su empleo; por lo tanto, se toma la RESOLUCIÓN
[...] de que la Asamblea del Bien Público de Pennsylvania urge al Congreso de
Estados Unidos a establecer una moratoria en todos los nuevos acuerdos
comerciales.

Sin embargo, quienes apoyan la globalización rechazan estas exhortaciones a


la intervención del gobierno en los asuntos económicos. Los mercados libres y
el libre comercio, afirman, son la clave para una prosperidad económica en
expansión. Aunque el libre comercio inflige dolor temporal a algunos
trabajadores y negocios, a la larga, los mercados libres y el libre comercio
beneficiarán a todos, mientras que el daño que traerían consigo las políticas
gubernamentales intervencionistas o proteccionistas sería para todos. Muchas
personas de negocios se oponen firmemente a la intervención de gobierno y
sostienen que, a la larga, la competencia del mercado libre creará industrias
más fuertes y que la intervención del gobierno sólo empeoraría la situación. Por
ejemplo, Robert Anderson, entonces presidente de Rockwell International
Corporation, testificó en una audiencia del
Congreso:

La revitalización plena de la economía estadounidense [...] ocurrirá sólo si esas


mejoras contribuyen a incrementar la capacidad de Estados Unidos para
competir en el nuevo mundo en que vivimos. [...] Ante la urgencia de un
mercado global, voltear hacia dentro [mediante los límites proteccionistas a las
importaciones] significaría autodestrucción en el largo plazo. Nuestro mandato
no debe ser castigar o retrasar las ganancias competitivas de otras naciones,
sino hacer un mejor trabajo competitivo nosotros mismos. [...] Así como
debemos evitar el obstáculo del proteccionismo, también debemos evadir el
obstáculo de una creciente intervención del gobierno en las actividades del
sector privado. Si la política de la industria simplemente significa planeación
centralizada del gobierno, no cuenten con nosotros. Ese curso de acción sería
incongruente con las tradiciones de nuestro histórico mercado libre y
contraproducente en nuestra era.
La controversia sobre la globalización y el libre comercio no es más que un
episodio de un gran debate que lleva siglos: ¿El gobierno debería reglamentar
las actividades de los negocios e imponer restricciones sobre los intercambios
económicos, o debería dejarse a las empresas en libertad de buscar sus
propios intereses en los mercados y el comercio libres con miembros de otras
naciones? Los argumentos que esgrimen los legisladores de Pennsylvania y
Robert Anderson son ejemplos de puntos de vista opuestos en este asunto
crucial. Una parte afirma que los mercados libres y el libre comercio tienen
defectos porque son incapaces de lidiar con problemas como competencia
injusta, contaminación, prácticas laborales injustas, pobreza y discriminación.
El otro bando asevera que la reglamentación del gobierno tiene defectos
porque viola el derecho a la libertad, conduce a una asignación injusta de los
bienes y empeora la situación. Este capítulo examina estos argumentos en
favor y en contra de los mercados libres y el libre comercio.

Sistemas económicos

Sistema económico El sistema del que se vale una sociedad para proveer los
bienes y servicios que necesita para sobrevivir y florecer.

Los argumentos acerca de los mercados libres y el libre comercio se refieren a


sistemas económicos. Un sistema económico es el sistema del que se vale
una sociedad para proveer los bienes y servicios que necesita para sobrevivir y
florecer.4 Este sistema debe lograr dos tareas económicas básicas. La primera
consiste en producir bienes y servicios, lo que requiere determinar qué
producir, cómo hacerlo, y quién se encargará de ello. La segunda tarea es
distribuir estos bienes y servicios entre sus miembros, lo que requiere
determinar quién obtendrá qué y en qué cantidad. Para cumplir estas dos
tareas, los sistemas económicos se apoyan en tres tipos de dispositivos
sociales: tradiciones, autoridad y mercados. Cada uno representa una manera
de organizar las actividades de las personas, una manera de motivar a la gente
y una forma de decidir quién tiene o controla los recursos productivos de la
sociedad.

Sociedades basadas en tradiciones Sociedades que se apoyan en los roles y


costumbres comunales tradicionales para realizar tareas económicas básicas.

Las llamadas sociedades primitivas tienen sistemas económicos basados


primordialmente en la tradición. Las sociedades basadas en la tradición son
pequeñas y se apoyan en los roles y costumbres comunales tradicionales para
realizar las dos tareas económicas básicas. Los individuos están motivados por
las expresiones de aprobación o desaprobación de la comunidad y con
frecuencia los recursos productivos —como sus moradas— son propiedad de
la comunidad. Por ejemplo, una tribu nómada pequeña que sobrevive a partir
de la caza y de la conformación en grupo se basa en los roles tradicionales de
esposo, esposa, madre, padre, hijo e hija para decidir quién hace qué y quién
obtiene qué, además de que sostiene su morada en común. Aún en la
actualidad existen sociedades basadas casi por completo en las tradiciones
entre los Bushmen, los Inuit, los cazadores Kalahari y las tribus beduinas.

Economía de autoridad Sistema económico basado principalmente en una


autoridad de gobierno (ya sea una persona o un grupo) que toma decisiones
económicas de qué se debe producir, quién lo producirá y quién lo obtendrá.

Las grandes sociedades modernas realizan dos tareas económicas


primordiales con dos maneras muy diferentes de organizarse: la autoridad y los
mercados.5 En un sistema económico basado de manera primordial en la
autoridad, ésta reside en un gobierno (ya sea una persona o un grupo), que se
encarga de tomar las decisiones económicas de qué debe producirse, quién lo
producirá y quién lo obtendrá.6 Los recursos productivos, como la tierra y las
fábricas, son propiedad del gobierno o están bajo su control y se considera que
pertenecen al público o “al pueblo”. Los individuos están motivados a hacer el
esfuerzo requerido por las recompensas y castigos que establece el gobierno y
por las exhortaciones a servir a la sociedad. China, Vietnam, Corea del Norte,
Cuba, la ex Unión Soviética y otras naciones manejan sus economías
primordialmente con base en la autoridad.

Economía de mercado Sistema económico basado principalmente en


individuos que toman las decisiones importantes de qué producirán y quién lo
obtendrá.

Por el contrario, en un sistema basado en los mercados, los individuos toman


las decisiones principales acerca de qué producirán y quién lo obtendrá.7 Los
recursos productivos, como tierra y fábricas, son propiedad de los particulares y
están bajo su administración y, en consecuencia, se consideran “propiedad
privada”. Las personas están motivadas a trabajar más que nada por el deseo
de obtener un pago por ofrecer de manera voluntaria los bienes que otros están
dispuestos a adquirir. Inglaterra en el siglo xix se cita con frecuencia como el
ejemplo más sobresaliente de una economía basada en su mayor parte en un
sistema de mercado.

Las economías contienen rasgos de estos tres elementos: tradiciones,


autoridad y mercados. 8 Estados Unidos, por ejemplo, está muy “orientado al
mercado”, pero todavía algunos estadounidenses consideran ciertos trabajos
como propios “de mujer” o “de hombre”; para ellos la “tradición” determina
quién realiza esos trabajos, y el gobierno de Estados Unidos no sólo emite
“mandatos” que regulan el negocio, la mano de obra y el comercio
internacional, sino que también es dueño de varios negocios importantes, como
el Export- Import Bank, el servicio postal, unicor, Ginnie Mae, el Tennessee
Valley Authority y algunos otros.

De hecho, no sería deseable manejar una economía basada por completo en


las tradiciones, en la autoridad, o en los mercados. Por ejemplo, si una
economía fuera un sistema de mercado puro, sin intervenciones económicas
del gobierno, no habría restricciones sobre la propiedad o sobre lo que es
posible hacer con ella. En la actualidad, incluso los gobiernos de las economías
más orientadas al mercado decretan ciertas restricciones a la propiedad (no es
posible tener esclavos), determinan que no es permisible realizar ciertas
acciones con la propiedad (como contaminar), que algunos intercambios son
ilegales (como hacer uso de la mano de obra de niños) y que algunos
intercambios son obligatorios (como los impuestos). Estas limitaciones sobre
los mercados son intrusiones de un sistema de autoridad: la preocupación del
gobierno por el bienestar público lleva a la emisión de mandatos respecto a qué
bienes está permitido fabricar o intercambiar. De manera similar, incluso en el
sistema de autoridad que abarcaba todo en el régimen de Stalin de la ex Unión
Soviética, existían mercados locales —muchos de ellos llamados “mercados
negros”— donde los trabajadores podían intercambiar sus salarios por los
bienes que querían.

Mercados libres Mercados en los que cada individuo puede intercambiar los
bienes en forma voluntaria con otros y decidir qué se hará con lo que posee sin
interferencia del gobierno.

Desde el siglo xviii, ha habido debates acalorados acerca de si las economías


deben basarse en la autoridad o los mercados.9 ¿Deberíamos tener más
mandatos gubernamentales en la forma de reglamentos y más control del
gobierno sobre las empresas de negocios, o el gobierno debería retirarse y
confiar la economía más al trabajo del “mercado” y las decisiones de los
dueños privados de las compañías? Algunas veces estos debates se expresan
en términos de si las actividades económicas deberían estar más o menos
“libres” de las “intrusiones” del gobierno y entonces la discusión gira en torno a
los “mercados libres” (es decir, “libres” del gobierno) y el “libre comercio”.10
En ocasiones el debate se centra en las políticas de “laissez-faire”, que en
francés significa “dejar hacer” o “dejar actuar” sin los controles del gobierno.

En la actualidad esos debates continúan en dos niveles: 1. argumentos en


favor y en contra de los “mercados libres” dentro de una nación y 2.
argumentos en favor y en contra del “libre comercio” entre naciones. El lector
no debe confundir los dos niveles diferentes de estos debates, aunque estén
relacionados. El debate en el primer nivel pregunta si el gobierno de una nación
debería regular los intercambios de negocios entre sus ciudadanos o permitir
que éstos intercambien bienes libremente. El debate en el segundo nivel
pregunta si el gobierno de una nación debería permitir a sus ciudadanos
intercambiar bienes libremente con los ciudadanos de otras naciones o debería
imponer aranceles o cuotas sobre los bienes que los extranjeros quieren
intercambiar con ellos. Podemos referirnos al primer punto como el debate
sobre libre mercado y al segundo como debate sobre libre comercio. En este
capítulo, se examinarán los argumentos de ambos lados de estos debates, que
versan sobre el papel adecuado de la autoridad y los mercados tanto
nacionales como internacionales.

Ideología Un sistema de creencias normativas compartidas por los miembros


de algún grupo social.

Al analizar estos argumentos sobre mercados libres y libre comercio, autoridad


y mercados, de hecho se analiza lo que los sociólogos llaman ideologías.11
Una ideología es un sistema de creencias normativas que comparten los
miembros de un grupo social. La ideología expresa las respuestas del grupo a
preguntas acerca de la naturaleza humana (como, ¿sólo se motiva a los seres
humanos con incentivos económicos?), el propósito básico de nuestras
instituciones (¿cuál es el propósito del gobierno, de los negocios, del
mercado?), cómo funcionan las sociedades actuales (¿son los mercados
realmente libres? ¿Las grandes empresas controlan al gobierno?) y los valores
que la sociedad debe tratar de proteger (como libertad, productividad e
igualdad). La ideología de un negocio es, entonces, un sistema normativo de
creencias sobre estos asuntos, pero en especial el que sostienen los grupos en
los negocios, como los administradores.

La importancia de analizar las ideologías de los negocios es obvia: la ideología


de una persona de negocios con frecuencia determina las decisiones que se
toman; a través de estas decisiones, la ideología influye en el comportamiento
de un individuo. La ideología de una persona de negocios, por ejemplo, dará
color a sus percepciones de los grupos con los que tiene que tratar
(empleados, funcionarios del gobierno, gente de escasos recursos económicos,
competidores, consumidores); la alentará a ceder ante ciertas presiones de
estos grupos (quizá incluso apoyarlos) y a oponerse a otras; hará que vea
algunas acciones como justificadas y legítimas, y otras acciones (tanto de la
persona como de otros grupos) como injustificadas e ilegales. Aun cuando la
ideología de un individuo nunca se examine, siempre tendrá una influencia
profunda y penetrante en sus decisiones, una influencia que quizá pase
desapercibida y se derive de lo que en realidad es una ideología falsa y
éticamente objetable.
Las ideologías que sostienen los estadounidenses en la actualidad incorporan
ideas del pensamiento de Adam Smith, John Locke, David Ricardo y otros
pensadores influyentes cuyas perspectivas normativas se examinan y evalúan
en este capítulo. Se analizarán estas ideas no sólo por su influencia
significativa en nuestras ideologías, sino porque muchos afirman que éstas
deben ajustarse si han de satisfacer las necesidades contemporáneas de los
negocios y la sociedad.12 Sería un ejercicio valioso para el lector identificar la
ideología que sostiene y examinar y criticar sus elementos al leer este capítulo.

Se comenzará por analizar dos argumentos importantes a favor de los


mercados libres en las secciones 3.1 y 3.2. El primer argumento, que se
examina en la sección 3.1, se deriva del pensamiento de John Locke y se basa
en una teoría de derechos morales que incorpora muchos de los conceptos
estudiados en la segunda sección del capítulo 2. El segundo argumento en
favor de los mercados libres, que se examina en la sección 3.2, tiene su origen
en el pensamiento de Adam Smith y se basa en los principios utilitarios que se
estudiaron en la primera sección del capítulo 2. En la sección 3.3, se dejan a un
lado los argumentos del libre mercado para centrarnos en los del libre comercio
internacional. Ahí se analizan las ideas de David Ricardo, quien nació cuando
Adam Smith estaba en plena madurez y que, al igual que este último, basó sus
puntos de vista del libre comercio en ciertos principios utilitarios. Por último, en
la sección 3.4, se estudian los importantes argumentos en contra de Karl Marx,
quien sostiene que sin controles del gobierno, los sistemas de libre mercado
promueven la injusticia tanto nacional como internacional.

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